DISCLAIMER: KuroBas no me pertenece, su respectivo autor es Tadatoshi Fujimaki yo solo utilizo a sus personajes con el único fin de escribir historias de mi autoría para entretener al lector y compartir mis mas alocadas ideas.

ADVERTENCIAS: Ligero OOC.

PAREJA PRINCIPAL: AkaKuro, pero con el tiempo irán apareciendo mas parejas.

IMPORTANTE: Deja un comentario al final de leer el capitulo, es la manera mas linda de demostrarnos que el esfuerzo y cariño que le brindamos al escribir un nuevo capitulo para ustedes es de su agrado, se aceptan correcciones y consejos.

Así se diferencian los diálogos.

Pensamiento (cursiva).

Diálogo/Narración (normal).

N/A: ¡Una enorme disculpa por tardar taaaaaanto en actualizar! realmente lo lamento el motivo principal es que tuve un bloqueo horrible, no supe como escribir el nuevo capitulo, se revolvían mis ideas buuuuhhhh, también porque estuve haciendo mi anteproyecto de tesis y mi presentación final es en Mayo aagggg también porque me lleve una materia a extra ajajajajaja pero la logre pasar ¡ajuá! y entre otras mas razones, enserio lo lamento, bueno ya no los molesto mas con mi mega nota sdyjukiloñiuy espero les guste el capitulo.

ANTES DE LEER: Este capitulo en su mayoría es relatado desde el punto de vista de un personaje (pov) y es de los mas importantes para entender capítulos mas adelante y ya el final tiene una narración normal.

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[ Promise. ]

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PRIMERA PARTE

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"No hay nada en el mundo en el que creer.

Intentas romper la maldición con la que vives.

Si vas a cambiar este destino.

No dejes que tu vida se te escape."

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Las personas llegan a este mundo por una razón, eso es lo que siempre me han dicho. También que a cada uno se nos fue asignado un don y que estos te vuelven único y especial ya que es lo que te caracteriza, además que son sumamente hermosos pero ¿sabes? eso es una vil mentira ¿por qué?, bueno, yo nunca pedí un don como este, jamás lo quise, yo lo único que quería era ser alguien normal pero incluso eso me fue arrebatado, es mi maldición, la que me atormenta día y noche y no me deja descansar.

—Por favor, alguien, que alguien me salve, por favor.

—Tranquilo, estoy aquí.

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Una noche tranquila en el cual las nubes se veían mas esponjosas que nunca, el gran y eterno cielo se tiño de un azul eléctrico para poder apreciar aun mejor la lluvia de estrellas que se estaba llevando a cabo por el deseo de un muchacho con el fin de que sus amigos lograran ver tal hermoso espectáculo, pero además de aquellos muchachos hubieron mas espectadores que se detenían unos minutos para contemplar el cielo.

Pero existía una persona que le daba igual lo que estaba sucediendo afuera, ya se hacia una idea pero aun así no le llamaba la atención — Es una perdida de tiempo.— Susurro para si subiendo sus pies en la silla en la cual estaba sentado para abrazarse a si mismo —¿Qué le ven de interesante?.— Aquella persona respondía al nombre Midorima Shintarou, un muchacho serio, apuesto, alto, tez blanca, ojos con mirada desafiante y cabello color verde, estudiante ejemplar y gran amigo, no era el típico muchacho inteligente que siempre estaba solo, no, la verdad se llevaba muy bien con los de su salón, amado por sus padres y hermana, básicamente alguien increíble, todo a su favor ¿no?, pero como dicen, cada persona tiene sus secretos.

Midorima ya se encontraba vestido con su pijama que era un pantalón blanco y un suéter azul claro, se encontraba abrazándose a si mismo fuertemente para pegar mas sus rodillas a su pecho, estiro una de sus manos hacia adelante para ver su mano derecha en la cual algunos dedos estaban vendados en su totalidad, ocultando las marcas que le recordaban que por mas que huyera siempre lo encontraban.

—¿Por qué yo?.—Susurro con su voz quebrándose poco a poco, hizo puño su mano para después observar una esquina obscura de su habitación —¡¿Por qué no te vas?!.

En aquella esquina se encontraba el espíritu de una mujer con su rostro desfigurado, quejidos salían de su boca, se tambaleaba de un lado a otro intentando encontrar equilibrio y sus manos estaban pegadas a su pecho con algunos dedos torcidos.

—Yo no pedí verlos.

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La primera vez que vi uno fue cuando tenia cinco años, no tenia ni el mas mínimo conocimiento de lo que eran esas cosas; Me encontraba en la casa de mi abuela, era sencilla y algo antigua [1] pero con un inmenso patio en donde muchas veces me sentaba a leer, siempre he sido amante de la lectura, pero al ser antigua muchas veces la electricidad no servia y nos quedábamos a obscuras en las noches pero nunca me dio miedo.

Extraño aquellos tiempos en donde todo seguía normal.

Aquella noche me había levantado del futon para dirigirme a la cocina y servirme un vaso con agua puesto que mi abuela al vivir en el campo en las noches hacia un increíble calor; La luna brillaba intensamente y me servia para guiarme en los pasillos, todo iba bien hasta que de repente la temperatura descendió increíblemente, cuando exhalaba aire se creaba la famosa nube, junte mis manos y las acerque a mi boca para brindarme un poco de calor, seguí caminando por el pasillo continuo que quedaba del lado izquierdo pero me detuve al ver que a la mitad del lugar se encontraba una niña sentada observando el suelo, tenia el cabello corto pero aun así este le cubría el rostro, su vestido era hasta la rodilla de color rojo y sus pies descalzos los movía de un lado otro, pero lo que mas me inquieto era su risa, era horrible y hacia eco, de la impresión no me podía mover ni desviar la vista.

— Oye.— Lo mas inteligente que pude hacer fue hablarle, bien hecho Midorima. — ¿Qué haces aquí?.

La niña detuvo sus pies y de igual manera su risa, todo se quedo en un horrible silencio, hasta que me respondió en un susurro casi imperceptible — Casa.

— ¿Disculpa?.

— Esta es mi casa, mi hogar, mía, extraño.—Comenzó a rasguñar insistentemente la madera del suelo hasta provocar que algunas de sus uñas se quebraran para manchar el lugar con sangre.

—¡Deja de hacer eso te estas lastimando!.

— Mi hogar, fuera, fuera, márchate, tu estas invadiendo este lugar, no debes estar aquí.

— Esta casa es de mi abuela ¡debes irte! no es tu casa es de ella ¡es su propiedad!.

— … — Con eso la niña detuvo, no supe por que pero un miedo extremo me invadió por completo algo en mi me decía que fue un error haberle gritado aquellas cosas, di dos pasos hacia atrás cuando de repente la niña volteo rápidamente y enseguida lanzarse hacia mi gritando desesperadamente — ¡Este es mi hogar!.

Corrí con todas mis fuerzas hacia mi habitación pero antes de llegar la niña logro alcanzarme provocando que cayera al suelo volviéndole mas fácil que me rasguñara fuertemente el brazo derecho, el dolor que sentía era indescriptible por lo que lagrimas salieron de mis ojos por la desesperación de que alguien me ayudara de una vez por todas — ¡Mamá! ¡ayuda! por favor a-alguien, quien sea. —

—¡Shintarou!.

—¡Mamá!. — Mire de reojo hacia atrás donde anteriormente estaba la niña lastimándome pero ya había desaparecido, regrese mi vista hacia mi madre que venia corriendo hacia mi para abrazarme fuertemente — ¡Mamá tengo miedo, mucho miedo!.

—¿Qué ocurrió?. — Aquella voz había sido de mi abuela que se asomaba desde la puerta corrediza de su habitación. —Shintarou ¿que tienes?.

— Quiero irme, me duele ¡tengo mucho miedo!.

— ¿Qué te duele?. — Mi madre me separo un poco para percatarse que la manga de su pijama se había manchado con la sangre que salía de mi brazo —¿Quién te hizo esto?.

— Una niña. — Por el llanto y miedo de milagro podía hablar, por momentos hipaba y me aferraba a mi madre que acariciaba lentamente mi cabello para tranquilizarme — Tenia cabello corto y vestido corto ¡quiero irme! dijo que esta era su casa ¡tengo miedo, me duele mucho, vámonos mamá y no regresemos!.

Mi madre le dirigió una mirada triste a mi abuela, supongo que de esa manera intentaba pedirle una explicación del por que había sido gravemente herido en su propia casa.

Aquella noche partimos y aun es la fecha en la no regresamos.

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Desde entonces las apariciones comenzaron a ser mas frecuentes podían ser desde espíritus buenos o malos pero la mayoría que se me acercaba querían hacerme daño y muchos lograron hacerlo, mis padres estaban preocupados por las heridas que siempre tenia podían ser desde rasguños, mordidas profundas o golpes que formaban grandes hematomas, tenia miedo de contarles que espíritus me habían hecho daño hasta que un día no pude mas y les dije todo, realmente agradezco que sean personas de mente abierta porque me creyeron y protegieron.

"No hables con ellos" era lo que siempre me decía mi padre pero no era sencillo y menos cuando los espíritus se daban cuenta que podía verlos ¡era inevitable! aveces aparecían en el colegio y me seguían pero con el tiempo logre controlar mis expresiones para no delatar mi sorpresa y nerviosismo al ver uno.

Hasta que un día a mis diez años de edad iba caminando de regreso a casa, para mi madre le era un poco difícil ir por mi al colegio por que tenia que quedarse en la casa cuidando a mi hermana recién nacida.

Acababa de salir del colegio, hacia bastante frío y llovía fuertemente por lo que apresure mi paso para llegar cuanto antes a mi hogar y tomar un vaso de leche caliente pero cuando me encontraba en una parada de semáforo esperando a que cambiara de color, del otro lado un muchacho iba caminando se veía cansado, herido e iba empapado de pies a cabeza hasta que no pudo mas y cayo de rodillas —¿Por qué no lo ayudan los del otro lado?. —En eso el semáforo se volvió verde, corrí con cuidado para no resbalarme para así llegar con el muchacho que sollozaba —¿Estas bien?.

—¿Cómo?. — Poco a poco levanto la mirada y lo cubrí con mi paraguas.

—Ven, déjame ayudarte. — "Nunca hables con extraños Shintarou" lo siento padre por desobedecer aquella regla pero me preocupaba el estado del pelinegro que ahora que lo podía ver mas de cerca parecía ser un estudiante de bachillerato —¿Puedes levantarte?.

— Si. — Se impulso con su mano para quedar de pie — Gracias, supongo que es hora de irme, adiós.

— ¿A dónde vas? esta lloviendo bastante te puedo acompañar si gustas.

— Yo creo que lo mas prudente es que no me hables si no te miraran extraño.

— ¿Porqué lo dices?.

— ¿Acaso no te preguntas por que eres el único que me ayudo y me esta hablando?. — Como si hubiera sido un rayo al fin había caído en cuenta de que se trataba de un espíritu que estaba vagando por la ciudad, pero por primera vez no sentí miedo — Adiós.

— Tus heridas.

— ¿Hmm?.

— Es mejor que descanses un poco antes de seguir además estas empapado, ven sigueme. — Extendí un poco hacia él mi paraguas para que se pusiera debajo de ella.

— Esta bien.

Después de ello nos dirigimos a un pequeño templo que quedaba cerca de mi casa, tenia techo y normalmente allí se dirigía la gente cuando buscaba refugio. El espíritu se sentó en las escaleras principales mientras yo colocaba mi paraguas en el pequeño pasillo del lugar para que se secara, me senté y nos quedamos en un silencio sepulcral, movía mis pies nervioso y no sabia hacia donde dirigir mi vista, intentaba hablar con un muerto ¡por primera vez! ¡yo Shintarou el que odia a los espíritus quería hablar con uno!.

Tosí intentando llamar su atención pero al parecer no escucho por el ruido de la lluvia, intente otra vez pero nada — Oye — Me arme de valor y voltee hacia el para percatarme que estaba inmerso en sus pensamientos, se abrazaba a si mismo y tenia la mirada hacia al frente, unas cuantas gotas de su cabello comenzaron a resbalarse en su rostro pero me pude dar cuenta que muchas de esas gotas eran lagrimas por lo que decidí callar — Estoy feliz de que no quiera hacerme daño.— pensé viendo de igual manera hacia el cielo que ya se iba despejando.

— Auch.— Aquello había llamado mi atención por lo que regrese mi mirada a el — Me duele un poco — Sujeto fuertemente una de sus muñecas haciendo mas evidente su mueca de dolor.

Rápidamente me quite la mochila de la espalda para colocarlo sobre mi regazo bajo la atenta mirada del mayor, busque y busque hasta dar con lo que necesitaba que era una pequeña botella de alcohol y una venda adhesiva [2] — Te voy a poner un poco.

— ¿Por qué tienes todo eso?.

— Bueno, digamos que no eres el único espíritu que he visto y no todos son amables así que siempre estoy preparado.

— Oh, lo siento.

— Descuida.— Susurre intentando no recordar mis malas experiencias — Veamos tu herida.

— Bien.— Tartamudeo — Solo no te asustes — Asentí y con ello el azabache se arremango su suéter escolar dejando a la vista una profunda cortada en su muñeca, me sorprendí mucho ¡esa marca estaba horrible! se nota que lo había hecho con ira, estuve a punto de salir corriendo del impacto pero decidí quedarme —Je, lo siento, debe ser impactante para ti ¿no?.

— Un poco pero no hay problema.— Me acerque para verter poco a poco el alcohol y una vez que termine le entregue una venda adhesiva.

— Gracias.

—Vaya, tu eres de los que puede sostener las cosas.

— Antes habías mencionado que haz visto mas como yo pero agresivos ¿no es así?.

— Para mi mala suerte si ¿tu no los puedes ver?.

—No lo se, yo ya no se que es real. — Su cara cambio a una de extrema seriedad sorprendiéndome un poco — Al parecer a dejado de llover.

— Oh es cierto.

— Será mejor que regreses a casa ya es un poco tarde, yo estaré bien.— Sonrió — No preocupes a tus padres, aprecia cada momento que estés con ellos y ten una vida feliz.

Sus palabras me llenaron de nostalgia, era notable que estaba arrepentido de haber cometido suicidio — Esta bien, por cierto ¿puedo preguntarte algo?.

— Dime pequeño súper héroe.

— ¿Puedo saber por que lo hiciste?.— Refiriéndome a su cortada.

— Aveces confiar en las personas es malo y debes tener cuidado.—Regreso su vista al cielo dándome a entender que no quería hablar mas del tema. Me levante para después colocarme mi mochila en la espalda, estuve a punto de agarrar mi sombrilla pero después de pensarlo bien hice una decisión — ¿Qué?.— Se lo estaba ofreciendo — ¿Porqué?.

— Gracias por no hacerme daño, con esto ya estarás protegido cuando vuelva a llover.— Lo deje junto el para después alejarme.

— ¡Oye! — Gire sobre mis talones para ver como el espíritu alzaba su muñeca dañada pero con la venda adhesiva ya puesta — Ya no duele.— Y al fin había sonreído honestamente provocando que se la regresara, sin mas me retire del lugar donde a la vista de otras personas parecía que alguien había olvidado una pequeña sombrilla cuando en realidad se encontraba un joven observando las nubes del cielo.

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Tres meses después mi familia y yo nos mudamos de la ciudad para estar en donde actualmente vivo, en lugar de una casa propia ahora estamos en un departamento que quedaba cerca del colegio.

A la edad de quince años ya podía moverme con seguridad por las calles e ir y venir de la secundaria a casa, me había acoplado muy bien y los espíritus no se hicieron presentes ¡no podía pedir otra cosa!, pero mi pequeño tiempo de sentirme alguien con una vida normal me fue arrebatado una noche de un sábado, aquella vez iba por la cena pero me había percatado que una joven me estaba siguiendo calles atrás, al principio pensé que era coincidencia y no le di importancia pero cuando ingrese a una tienda comercial la joven se detuvo unos metros de la puerta observándome detenidamente, por momentos le miraba de reojo cuando cambiaba de pasillo y no se movía de su lugar, opte por comprar todo lo que necesitaba y salí del lugar rápidamente pasando junto a la joven que no se movió de su lugar —Todo esta bien Shintarou, todo esta bien. —Me dije a mi mismo girando a la esquina derecha de la calle, todo estaba obscuro pero lo que mas me perturbo fue ver que el camino estaba bloqueado por un camión viejo con los cristales rotos y con las luces delanteras encendidas logrando iluminar a la joven que anteriormente me seguía, tenia el cabello corto, usaba un vestido negro arriba de las rodillas, poseía unos ojos rojos muy brillantes y sostenía un paraguas mientras que solo en donde se encontraba caían unas cuantas gotas de lluvia, me paralice, no sabia que hacer, ya tenia tiempo que no veía espíritus.

—Ayúdame.

—No yo…

—Ayúdame.—Me aleje poco a poco para correr calle arriba, era un atajo para llegar a mi hogar —¡AYUDAME!. —Su grito, aquel grito quedaría siempre impregnado en mi memoria por siempre, todavía lo recuerdo, era desgarrador y muy fuerte, corrí con todas mis fuerzas pero al ser una subida muy larga ya me estaba agotando, mire por arriba de mi hombro, hubiera deseado no haberlo hecho, justo cuando voltee la joven se había lanzado hacia mi haciendo que cayera de cara contra el concreto, forcejee un poco para que no lograra arañarme el rostro, me jaloneo de mi camisa pero logre escapar, pensé en ir hacia mi hogar pero no quería que aquel espectro lastimara a mi familia por lo que decidí ir hacia otro lugar pero antes de siquiera cambiar de rumbo la joven logro sujetarme de los dedos de mi mano derecha, el ardor que me provoco era indescriptible, me quemaba, sin mirar atrás jale mi brazo para continuar corriendo, no podía ver mis dedos pero algo en mi me decía que estaban dañados —¡NO HUYAS!.

—Maldición.—Me detuve, ya no podía mas, si esto iba a terminar así no me quedaba de otra.

Vive.

Solté un quejido de dolor, alce mi mano a la altura de mi rostro, efectivamente, los dedos de mi mano estaban quemados por el agarre del espectro —¿Por qué?. — Me senté en el suelo aferrando mi mano contra mi pecho, a unos pasos lejos de mi ya estaba de pie la joven susurrando cosas —Por favor…

Vive.

—Ayúdame.

—Déjame en paz.

—Ayúdame. — Se acerco aun mas a mi.

—Vete.

—Ayuda.

—Por favor, alguien, que alguien me salve, por favor.

—¡DEJALO!.—Aquella voz no había sido de la joven, ni mía, ¿de quién?, lleve mi vista de donde provenía la voz, para ser mas precisos de mi lado izquierdo un muchacho venía corriendo —¡ALEJATE DE EL!.— Sin problemas llego hasta nosotros para detenerse delante mío extendiendo sus brazos para evitarle el paso a la joven, se miraron por bastantes segundos hasta que el muchacho volvió a gritarle —¡Largo de aquí!.— Sin mas la mujer se alejo cojeando para después desaparecer.

—¿Cómo?.

—¿Estas bien?.—Me pregunto ya una vez que se puso de cuclillas para quedar a mi altura, ahora que lo veía bien su cabello era negro con una división bastante extraña, sus ojos eran azulados y portaba una chamarra aguamarina, no se en que momento había dejado caer una lagrima —Oye ¿qué sucede? ¿te duele algo?.— Reí irónicamente, no podía creer que estaba llorando delante de un desconocido pero ya no podía mas, sentí que iba a morir.

— Gracias.

— ¿Eh? descuida, no hay de que.— Se levanto para después tenderme la mano, la acepte para después recoger la bolsa de alimentos que ya estaba a punto de romperse — Se que no es el mejor momento pero ¡hola!.

— Mucho gusto, mi nombre es Midorima Shintarou.— Asentí en forma de saludo.

— Takao Kazunari.— Se señalo con el pulgar al mismo tiempo que sonreía ampliamente.

— Así que ¿tu también?.

— ¿También veo muertos? si ¿y?.— Se encogió de hombros, su actitud despreocupada después de lo que había ocurrido me dejo impresionado —¿Quieres que te ayude?.

— No gracias, estoy bien, mi casa queda cerca y muchas gracias.— Me despedí rápidamente pasando junto a el y enseguida seguir subiendo las demás calles que faltaban.

— De acuerdo.

Pasaron los minutos en los cuales ya estaba algo harto y asustado también ¿la razón? bueno, yo iba adelante caminando la subida y el tal Takao venia silbando a unos metros de mi, oigan cualquiera pensaría que me estaba siguiendo para después matarme, o eso es lo que mi madre me a dicho cuando termina uno de sus programas sobre casos reales; Si, estaba muy agradecido de que me salvo de la joven pero creo que el la mando para que después nosotros dos nos encontráramos y en un momento iba a acorralarme y asesinarme, si, la mejor opción es salir corriendo.

— ¿¡Porqué me sigues!?.— Pero ni yo mismo obedezco mis pensamientos, excelente Midorima ahora estas cara a cara con el asesino ¡bravo! .

— ¿Disculpa?.

— ¿Acaso estas intentando robarme la billetera? por que debo decirte que no traigo nada ¿o vas a asesinarme?.— No estaba alterado, para nada.

— Oye tranquilo.— Soltó una fuerte carcajada a tal punto de que se tuvo que sostener el estomago — Me vas a hacer llorar.—

— El que va a llorar aquí soy yo por que no entiendo que pasa.

— ¡YA DETENTE!.— Suspiro — Ay, ok ok, tranquilo, mi casa queda en la misma dirección — Bufe ante aquella estupidez — Es enserio toro.

— ¿Ya empezamos con los apodos?.

— Ahora sigues tu, ponme uno.

— Mejor ni me provoques ¿esta bien?, si dices la verdad entonces pasa.

— ¿Por qué tanta desconfianza? te salve hace unos minutos atrás.

— El pasado es pasado.

— Zanahoria sin confianza.— Murmuro entre dientes pasando junto a mi.

— ¿Qué dijiste?.

— ¡Oh nada increíble persona con confianza hacia los demás! nada de nada.

— Tch.— Después de ello continuamos caminando y girando en las mismas calles, honestamente esto ya me estaba dando mas miedo y el "desconocido" iba feliz de la vida ya que estaba cantando a todo pulmón.

— Allí vivo.— Señalo un complejo departamental logrando que un tic nervioso en mi ojo iniciara —Ahora tu eres el que me siguió, acosador.— Se abrazo a si mismo a la vez que imitaba a una dama en problemas.

— Yo igual vivo aquí.

— ¡Ja! esto es como los libros.

— Cállate.— Ingrese al lugar muy molesto, creo que se notaba bastante ya que el casero se arrepintió de saludarme; Empece a subir las espaleras con el "Sr. Destino" detrás de mi.

— ¿Cuál es tu departamento? capaz y somos vecinos ¡como en un programa que vi ayer!.— Continuo riendo, muy bien ya estaba harto.

— No es de tu interés.— Llegamos al penúltimo piso, me detuve frente a la puerta numero seis para enseguida sacar mis llaves de mi bolsillo pero al hacerlo las heridas que me había ocasionado el espectro me ardieron al contacto — Maldición.

— ¿Qué sucede?.

— Nada.

Suspiro irritado colocándose junto a mi — Solo quiero ayudar, vamos.— Señalo con sus ojos mi mano izquierda y a regañadientes la extendí hacia el para que observara la herida — Vaya, te quedo horrible.

— Me percate de ello.

— Aguarda.— Metió su mano en su bolsillo del pantalón — ¡Aquí esta!.

— ¿Qué cosa?.— ¿Un arma?

— Toma.— En mi mano -aun extendida- coloco sobre ella una cinta adhesiva y su textura era de tela — Enróllalo en los dedos, dudo mucho que se te pueda quitar la quemadura pero por ahora lávate la herida y ponte eso después.

—Gracias, supongo.— Agarre las llaves con mi otra mano, la metí en la cerradura e ingrese pero antes de cerrar observe a Takao — ¿En que piso vives?.

— El de arriba.

— ¿El ultimo?.

— Así es.

— ¿Desde hace cuanto?.

— Ya llevo un mes aquí.

— Nunca te había visto.

— Quizás nuestras salidas no coincidían.— Subió unas cuantas escaleras mas y se giro hacia mi — Cuidate Shin-chan.

— ¡Oye no me llames así!.

— ¡Shin-chan! ¡Shin-chan! ¡Zanahoriarima!.— Sus gritos se perdieron conforme subía.

— Mch, Bakao.— Cerré la puerta para enseguida ser cuestionado por mi madre, estaba bastante preocupada mientras que mi padre, bueno, el estaba siendo maquillado por mi hermanita, no por nada me había ofrecido a ir por la cena.

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Antes de cenar me dirigí al baño a lavarme la herida pero como había dicho Takao la herida no se quito, quedaría por siempre — Odio este don — Me talle los dedos con ira a tal punto de hacer sangrar uno, me seque y me cubrí los dedos con la cinta que me había regalado el extraño vecino.

— ¡Shintarou ya esta lista la cena!.

— ¡Ya voy!.— Y con ello guarde la cinta en el bolsillo de mi suéter.

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Al paso de los días cuando salía del departamento aveces me encontraba con Takao sentado en las escaleras cantando, muchas veces lo hacia en susurros y en otras a gritos, parecía demente pero no me molestaba, esta bien un poco pero no tanto, me fui acostumbrando a sus demencias, en ocasiones me sentaba junto a él a leer mientras él cantaba o tarareaba una melodía dependiendo de que tratara el libro, era como un reproductor de música humano.

En otras ocasiones salíamos a caminar cerca del recinto departamental, le hablaba sobre que algunas almas en pena ingresaban a mi habitación a molestarme a lo que el me dijo que si algún día uno de ellos intentaba herirme golpeara la pared que estaba junto a la ventana cuatro veces pausadas y el llegaría, al principio no le creí y le dije que lo iba a demandar por ingresar a propiedad privada pero el solamente río a todo pulmón, le mencione que la llave de repuesto se encontraba un poco enterrada en la maceta junto a la puerta.

Una noche en la que me había quedado solo ya que mis padres querían llevar a mi hermana al cine, yo me negué puesto que ya no soy muy fanático de las películas, me encontraba en mi habitación cambiando mis vendas cuando de repente escuche ruido en la sala, me sorprendí y como todo ser humano inteligente ¡fui a ver que era lo que provocaba aquel ruido!, grande fue mi sorpresa que se trataba de un ser basan extraño, parecía una mujer pero su columna vertebral estaba rota por lo que caminaba extraño, iba toda de negro y su cabello era muy largo, de ella salía como una especie de humo negro, esos son los mas peligrosos ya que están llenos de venganza, eso lo aprendí a base de experiencias, retrocedí poco a poco intentando hacer el mas mínimo ruido pero fue en vano porque de repente volteo hacia mi haciendo que los huesos de su cuello tronaran, contuve la respiración, sude frío y recordé lo que me había mencionado Takao — Veamos si es cierto.— Apostaría todo por lo que me dijo, gire sobre mis talones y me lance a la pared, al parecer no había sido el único que pensó en correr ya que la mujer ya estaba a unos pasos de ingresar a mi habitación ¡era veloz! — ¡TAKAO!.— Grite golpeando cuatro veces la pared pausadamente, cerré los ojos con fuerza y coloque mis manos sobre mis oídos, no quería que el espectro me gritara, estuve así un poco mas pero no escuchaba nada, mire por el rabillo del ojo para percatarme de que Takao estaba en el marco de puerta respirando con dificultad.

— Hola Shin-chan.

— ¿Y la . . .

— Ya se fue.— Me interrumpió — Te lo dije, cuando me necesitaras siempre voy a estar aquí.— Asentí.

Con eso mi confianza hacia Takao había incrementado bastante, cumplió con su promesa, en ocasiones le avisaba en nuestras caminatas que me quedaría solo en la noche y el me hacia compañía en mi habitación, yo estudiaba en lo que el observaba la ciudad desde la ventana de mi habitación.

Los días se volvieron meses los cuales sin darnos cuenta se transformaron en años, actualmente llevamos cuatro años siendo amigos y uno siendo compañeros en mi colegio solo que el pertenecía a otro salón, teníamos la misma edad, 18 años, ya apunto de ingresar a la Universidad pero cada vez que le preguntaba sobre que quería en un futuro el se hacia el sordo y terminamos volviendo ese tema una especie de tabú.

En ocasiones sigue irritándome su actitud tan despreocupada de la vida y siempre llevaba una sonrisa en el rostro pero en muchas ocasiones lo había encontrado con una faceta seria pero la cambiaba rápidamente al darse cuenta de mi presencia, aun existen muchas cosas que no se de el, pero confió que con el tiempo me dirá sus preocupaciones.

Por que he de admitir que cuando la persona que te gusta sufre en silencio y no puedes hacer algo, es muy irritante.

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Solo tengo un amor y no lo puedo amar.

Lo que le quiero decir, no lo puedo expresar.

Poco a poco cada vez mi amor se empieza a alejar.

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No lo agradezcas ya, no lo digas más.

¿Que podrá pasar? si te quiero amar.

Dos extraños más el tiempo formo.

¿Cómo paso? ¿Por qué te amo? ¿Qué debo hacer?.

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Doloroso es este amor,

Mas te amo porque tu recuerdo en mi siempre estará.

El verte aquí me hace tan feliz.

Solo amor te amo a . . . ti.

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—Yo no pedí verlos.—Susurro volviendo a abrazarse a si mismo, por la desesperación su voz se quebraba poco a poco hasta que algo, o mas bien alguien coloco sobre el una manta azul para cubrirlo completamente y envolverlo en un cálido abrazo —¿Takao?.

— Tranquilo, estoy aquí.—Con una mano cubrió los ojos del peli verde —No traes puestos los anteojos.

— Tu sabes que no estoy mal de la vista, puedo ver bien.

—Pero te ves muy bien con ellos, aparte yo te los di.—Estiro su otra mano hacia el escritorio donde reposaban los lentes y así colocárselos a Midorima —¡Listo! abre los ojos.

Abrió los ojos para después enfocar su vista a la esquina en donde anteriormente estaba la mujer pero esta había desaparecido y efectivamente Midorima no tenia problemas de la vista solo que aveces utilizaba los lentes por la única y simple razón de que Takao se los había regalado al ingresar él al colegio según para identificar mas rápido a Midorima entre tanto gigante.

—¿Ya estas mas tranquilo?.

— Si.— Se acomodo mejor la manta para que esta cayera desde sus hombros — ¿Utilizaste la llave que te di?.

— Yes.

— ¿Cómo supiste que había alguien mas? nunca golpee la pared.

— Casualmente vine a visitarte, ya se que es de madrugada no es necesario que me mires con esos ojos tu también ya deberías estar dormido, pero solo vine de paso mamá Shin-chan.— Dijo a la vez que se aproximaba a la ventana de la habitación.

—Oh cierto, claro claro, lo que digas nonadayo.—Rápidamente se cubrió su boca, hace un año atrás se le había quedado esa muletilla que intentaba no decir cuando estaba con Takao puesto que tenia la costumbre de burlarse de el. —Dices algo y . ..—Pero al parecer el azabache no le había prestado atención ya que estaba pegado a la ventana — Oye Bakao te estoy hablan...

—¡Mira Shin-chan es una lluvia de estrellas!.

—No le veo la interesante.

—Que amargado eres.

—Lo que tu digas.—Menciono mirando de reojo a su amigo, quería que el abrazo de antes se hubiera prolongado todavía mas, se sentía a salvo con el. —Oye Ta…

—Bueno es hora irme, creo que mañana no tenemos clases, descansa.

—Ah si.— La actitud que había tomado Kazunari de un momento a otro confundió al peli verde.

— ¿Tus padres están en casa?.

— Mi papá sigue en el trabajo, llega en una hora y mi mamá esta profundamente dormida con mi hermana, se desvelaron haciendo un proyecto.

— Ya veo.— Aun seguía con su actitud seria y eso cada vez le inquietaba mas a Midorima porque aunque preguntara que tenia el azabache este no le respondería con la verdad —¡Oh antes de irme! recuerda — Se detuvo en el marco de la puerta para golpear cuatro veces la pared —Haz eso y llegare, no importa que hora sea.

—Lo se.

—Je, adiós.—Con eso cerro la puerta de la habitación al salir.

—Descansa Takao.

Mientras tanto ya afuera del departamento del peli verde Kazunari miraba el suelo y tenia el entrecejo fruncido puesto que ademas de ver la lluvia de estrellas también se había percatado de la presencia de un ser que conocía muy bien y no era de su agrado.

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Nuestras amargas lagrimas son innecesarias aquí.

Olvidare el pasado en el que fui ingenuo.

Estoy tan perdido otra vez.

En lo profundo solo hay arrepentimiento y enfado.

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—No permitiré que te acerques a Shin-chan, no para aprovecharte de su habilidad.—Apretó sus puños al recordar como había hecho contacto visual con aquella presencia, repudiaba aquel color y todo lo que estuviera relacionado con él, se relajo poco a poco para después colocar la palma de su mano en la puerta del departamento —Esta vez no estas solo, yo estoy contigo.—Sin mas se alejo del lugar rogando que él no encontrara a Midorima.

La hora del juicio, cada vez estaba mas cerca.

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N/A

¡Hola mis amores! feliz navidad, año nuevo, reyes magos atrasado y feliz día del amor y la amistad adelantado ñlkjihugyftdrse ajajajajajaja xDDD muy bien al fin termine el capitulo, bueno honestamente no se que decir en esta nota bruh, solo que en mi fic todos los personajes son vitales y también sus pasados para comprender mejor toda la trama, Midorima sorry por hacer que sufras mucho pero es necesario.

Les recomiendo que la historia también la lean en Wattpad ya que salió una nueva actualización en donde en la historia se le pueden colocar imágenes y así sea mas fácil de que vean como son los escenarios y los personajes que van saliendo, eh pensado en dibujar algunas partes y colocarlas pero honestamente me da paja dibujar en estos momentos huehue.

Si no dejan comentarios hacen que la maldición "Ashley actualizara dentro de mil años" se cumpla nuevamente, ay enserio lamento la demora y ya tenia el capitulo hecho antier desde el viernes pasado pero mi internet a estado fallando y me era imposible subirlo, en mis redes sociales me estuve quejando (como siempre ahre).

Y como se habrán dado cuenta en mi historia Midorima en si no usa lentes es que nghhhh este hombre sin lentes es tan lkoñilukyjrtertesrdtfyg bessshooooooo, aunque en varios capítulos si tendrá que usarlos por Takao, a no ser que...

Bueno eso es todo por ahora ya no se que decir, ya saben cualquier duda, aclaraciones, consejos y mas lo pueden dejar en sus comentarios, los leemos en la siguiente, tranquilas ya saldrá nuestra amada pareja AkaKuro.

¡Bye!

[1]: En google pongan "casas japonesas antiguas" y les saldrán las típicas que luego aparecen en las series que son de tatami y todo eso.

[2]: En donde vivo a eso le llamamos curita que es para las cortadas.

Publicado y corregido en Wattpad y Fanfiction: 10 / 02 / 16 a las 11:55pm