Sumary

El día en que los 4 fundadores de la escuela, Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin decidieron dejar la escuela para empezar con sus vidas, jamás pensaron que tarde o temprano sus herederos se juntarían mesclando todas las casas en una sola persona.

Muchos años más tarde, cuando Harry estaba a pocos días de comenzar su último año en Hogwarts, se descubre que es el heredero de todas las habilidades de las casas; pero eso no es lo único, al parecer el joven Gryffindor también posee rasgos de Veela, convirtiéndolo en un imán de ambos géneros. Pero su nueva habilidad no solo no soporta a casi nadie, sino que hasta tiene la destreza de mesclar todas sus emociones convirtiéndolo de vez en cuando alguien que no es.

Ahí es donde interviene el príncipe de las serpientes, con una habilidad innata de controlar al heredero de la escuela y poder volverlo a su estado original antes de que pierda el control. Claro que para ello él tiene que llenar con su esencia al joven Veela, puesto a que esta contiene calmantes.

¿Harry dejará que el joven rubio viole su trasero para no perder el control? ¿Podrá el rubio siquiera pensar que después de eso tendrá que vivir por siempre con el pelinegro? ¿Cuáles son las consecuencias de ser parte Veela?

Disclaimer

Harry Potter y todas sus variantes le corresponde a J. K. Rowling, yo solo uso a sus personajes para fines de entretenimiento.


Capítulo 1

Desde que había llegado a la estación ¾ el mes pasado, sentía que algo extraño sucedía con sus tíos. No, no era aquella señal de que algún peligro se encontraba cerca de ellos, más bien, era un cambio, como si su comportamiento alrededor de él fuera completamente ajena. Era como si su odio incomprensible a los seres mágicos desapareciera, como si por fin lo habían aceptado en la familia. En un primer plano, le resultó algo incómodo, creyendo ciegamente que solo era una mera broma para sacarlo de quicio y poder burlarse más de él. Pero con el transcurso de los días lo habían sorprendido.

Esa misma mañana no era la excepción.

-Harry, cariño… baja a comer.

Era la chillona voz de su tía, dándole el aviso diario para poder desayunar en "Familia" como estaban acostumbrados. Siempre era igual, ella llegaba, le tocaba la puerta, avisaba que el desayuno se encontraba preparado y dejaba un poco de alimento a su fiel lechuza, Hedwig. Luego pasaba a la cabecera de su cama y le daba un baboso beso de buenos días en la frente, marcándolo con su labial.

Aun le parecía del todo misteriosa esa actitud hacía su persona, si se tomaba en cuenta como lo habían tratado en esos 17 años.

Luego él, como buen sobrino, buscaba sus pantuflas bajo la cama y corría directo al comedor para poder obtener una gran porción de desayuno matutino, siempre encontrando a su tío sentado con un periódico en manos.

-Buenos día, Harry –saludó como todas las mañanas.

-Buenos días… tío Vernon.

Como ya se hacía costumbre, este señalaba la silla más cercana a su persona para que se sentara y conversaran de lo caluroso que se volvía el clima. Luego, y después de algunos chistes, bajaba Dudley con una que otra tableta de chocolate y le regalaba la mitad de la suya mientras que Petunia servía los huevos revueltos con bacon.

-Sigue contándonos Harry, ¿Cómo fue tu año en Hogwarts? –tía Petunia, desde que llegó, siempre le pedía que contara sus anécdotas en la escuela, diciendo lo genial que sería estudiar magia en una escuela y que desearía poder enviar a Dudley con él.

-Igual que todos los años tía, aunque creo que ahora pasar tiempo con Ron y Hermione será complicado.

También le había costado mucho recordar todas sus aventuras del año pasado, había sufrido bastante con la muerte de Dumbledore y Severus, quien después de una larga investigación descubrió que era un doble espía. De igual forma, se afligió mucho al recordar la muerte de Sirius, quién consideraba como un padre, y la de Lupin y Moddy. Tal vez lo único que había ganado con esto era que Voldemort desapareciera, y que los mortífagos no tuvieran ganas de matarlo por este hecho. Al parecer, gran parte de ellos querían salir de la organización, pero se encontraban amenazados y por el bien de sus familias no hacían nada.

Después de la guerra, McGonagall tomó el control de la escuela como directora, proponiendo la oportunidad de dar su último año a todos aquellos que no habían podido realizar su séptimo año por culpa de la guerra, transformándolo como el "Octavo". Gracias a esto, ese año tendría que volver a Hogwarts para realizar su último año vigente.

-¿Por qué nunca traer a tus amigos a casa? –Inquirió Dudley comiendo su bacon-. Ese Ron y Hermione suenan buenas personas.

Tal vez porque ustedes nunca se habían interesado en mi vida, pensó. Pero era cierto, aunque ellos nunca se hubieran interesado por él debió siquiera mostrarles cuál era su casa, aunque Ron ya la conociera.

El desayuno pasó sin complicaciones por el resto de la mañana, una vez que acabaron, tía Petunia recogió la vajilla y se dispuso a lavar mientras que Dudley se llevaba a Harry hacia su habitación para jugar con la nueva consola que sus padres le habían comprado. Se habían pasado casi toda la mañana con los mandos peleando para ver quién podría ir delante en la batalla contra los magos oscuros, cosa que le daba risa al moreno ya que no se parecía en nada a la realidad. Ya cerca del mediodía, Dudley le pidió que bajara por los Snacks que su madre solía preparar para cuando se quedaran jugando en su cuarto.


-¿Tía Petunia?

Sabía que desde que llegó a la calle 4 de la Privet Drive, sus tíos se estaban comportando inusualmente con él. Le pareció curioso el nuevo trato que recibía, casi lo podía comparar con el que le daban siempre a Dudley mientras que lo trataban como un cero a la izquierda, ahora, parecía ser una más de sus adoraciones. También, otra cosa que lo sorprendía, era las nuevas libertades que le entregaban. Tenía permitido volar en su Nimbus 2002 desde las 20 a 23 mientras paseaba con Hedwig en su vuelo nocturno, y los fines de semana de 20 a 1 del día siguiente.

Pero esa mañana la actitud que habían tomado era completamente inusual a la inusual acción que tenían, parecían más alegres, felices, sorprendidos; como si fuera la primera vez que hacían algo en grande.

Lo primero que le llamó la atención fue no encontrar a su tía en la cocina, era imposible que haya salido sin avisar puesto a que era muy maternal con Dudley y últimamente con él. Siempre dejaba algo, no importa lo que sea, como señal que de saldría con alguna amiga o cosas parecidas. A su vez, le intrigó no encontrar los Snacks que siempre tenía preparado para cualquier ocasión, y ver en cambio un gran pastel cumpleaños.

No me digan que...

-¡Sorpresa!

Detrás de él, y con una gran caja forrada con papeles coloridos, se encontraba los Dursley reunidos. Tenían serpentinas en sus manos y, muy al contrario de lo que solían querer, realizaban mucho escándalo en la cocina. Dudley sonreía mientras que con una cámara le tomaba fotos, no importando las poses que pudiera, diciendo que sería de recuerdo.

Harry se encontraba sorprendido por varias razones, una de ellas era que los Dudley habían recordado su cumpleaños antes que él -cosa que nunca imaginó-, y que le habían comprado regalo y todo. No había nada que los uniera a los antiguos Dursley del año pasado, con sus ganas de botarlo y deshacerse de él.

-Harry, cariño ¿Por qué lloras?

El azabache ni cuenta se había dado de las ligeras lágrimas que salían de sus ojos, era... eso, si eso.

-Solo me encuentro sentimental, nada más.

Sonrió, contento mientras le agradecía a su tía por el gran trabajo que había realizado con su pastel. Estaba escrito con un poco de fudge "Feliz cumpleaños, Harry" y había una gran capa de crema pastelera con la que formaba figuras graciosas. Era mucho más de lo que pediría en realidad, con una simple porción le bastaba, pero no iba a negar un regalo de su tía.

El tío Vernon cogió la voluminosa caja y le pidió que la abra mientras grababan el momento, argumentando que luego haría una cinta bibliográfica de su cumpleaños número 18.

-Te gustará, de seguro lo usarás muy seguido -afirmaba con el pecho en alto.

Harry no hiso esperar mientras desgarraba la envoltura, encontrándose con un pequeño ordenador portátil de apple.

-Tío... -el menor no salía de su asombro, era sorprendente el regalo-... no se que decir, yo...

-No siempre se cumple 18.

Dejó el ordenador en la mesa porque Dudley no podía esperar a que soplara las velas para poder comer un pedazo de pastel, cosa que no hiso esperar más porque también se encontraba con las ganas.

-A la cuenta de tres -bramó contentó Vernon-. Uno...

Se apoyó en la mesa con cuidado, se encontraba feliz, sí. Pero como que desde hace un momento una pequeña opresión en su pecho comenzaba a florecer. Era levemente fuerte, como una punzada, pero nada que no aguantara.

-Dos...

La misma opresión se profundizó, he hiso una pequeña mueca de dolor. No, no parecía normal, ardía bastante, como si estuviera tomando una poción multijugos sin respirar.

-Tres.

Y, como si su cuerpo no pudiera más, cayó en el pastel.


Podía oír como su tía daba un gran grito y corría a socorrerlo, pero no se pudo concentrar con el dolor palpitante que tenía dentro. Sentía como recorría cada vertebra, cada canal sanguíneo, era como si su alma se estuviera triturando y su espíritu decidiera darle la espalda, era terrible. Luego no pudo respirar correctamente, le estaba dando un ataque de asma; se movía compulsivamente en la mesa sin importarle destruir el pastel y caerse al suelo.

Ya casi al final, y como si solo fuera un sueño lejano, recordó una de las tantas frases que Hermione le había repetido en los corredores del castillo.

Usualmente tu herencia mágica llega cuando cumples la mayoría de edad, no en cualquier momento, claro. Los hechos demuestran que esto ocurre cuando la persona pasa un segundo de haber cumplido sus 18 años. Es decir, si tú naciste a las 11 de la mañana, a las 11 con un segundo podrás decir que tu herencia mágica ha llegado a ti.


Realmente me encuentro muy nerviosa con esto, es mi primera vez escribiendo una obra en Fanfiction y desde hace tiempo que quería tener un Drarry escrito por mí. Pues... decir que estoy feliz no sería toda la verdad.

Acepto críticas, pero no sean muy duros conmigo que pueden traumarme y no quedé volver a tocar el ordenador por una larga temporada. Espero que les haya gustado este primer capítulo.