Hola! primero que nada, quiero agradecer a todos los que han seguido este fic hasta el final, muchas gracias por sus lindos comentarios y por todo el apoyo que me brindaron durante todo el trayecto de la historia.

Les pido mil disculpas por haberme tardado tanto, pero por cuestiones de trabajo y falta de Internet no había podido actualizar, espero que este ultimo capitulo les guste y lo disfruten tanto como yo al escribirlo.

Haruno SB: Muchas gracias por regalarle a este fic, tres horas de tu vida, muchas gracias por tus alagos, de verdad te lo agradezco mucho, y espero sinceramente que puedas leer los futuros fics que yo pueda escribir. Gracias, muchas muchas gracias.

SabakuNoSakura: Gracias por dejarme comentarios cuando podías, me alegra que te haya emocionado este fic y que lo hayas leído hasta el final, te espero también a ti en mis proximos proyectos!

Flor loveanime: Aquí te dejo el final, espero que te guste, gracias por tu comentario!

Y sin más que decir, que disfruten este capitulo final.


Capítulo 23

No supe cuánto había dormido, pero lo que sí sabía era que debía despertar ya que unas manitas intentaban abrir mis ojos y esa vocecita no me dejaba en paz.

-Papi… ya levántate… despierta. –Los ojos me pesaban y mi hija quería que despertara como si nada.

-No… puedo. –Le respondí con voz ronca y adormilada.

-Papi… por favor ya despierta… prometiste llevarme al zoológico. –Sentí una pequeña bofetada en mi mejilla producto de mi hija. – ¡Papá!

-Está bien… ya voy. –Abrí mis ojos con toda la fuerza que tenía en esos momentos, topándome con unos ojos tan negros como los míos. –Ya… los abrí. –Le sonreí al ver su sonrisa traviesa.

-Buen día papi. –Me dio un beso en la frente y se hizo a un lado para que yo pudiera levantarme.

-Buen día princesa. –Miré el reloj, eran solo las 7 de la mañana del sábado. -¿No crees que es muy temprano para levantarse e ir al zoológico?

-No… porque tenemos que desayunar, bañarnos, arreglarnos e ir por Boruto para llevarlo con nosotros. –Contó cada una de las actividades con los deditos de sus manos.

-Si pero eso solo nos llevara un par de horas.

-No importa papá… yo ya quiero ir a ver a los animales. –Comenzó a saltar en mi cama… esa niña tenía mucha energía.

-Si te viera tu madre te regañaría por saltar en la cama. –Le dije tomándola en mis brazos para llevarla a desayunar.

-¿La extrañas mucho? –Me preguntó mientras acariciaba mis mejillas.

-Sí, bastante… pero, olvidemos el asunto por un rato, vamos a desayunar, ¿Qué se te antoja? –Le sonreí sentándola sobre la encimera.

-Quiero unos hotcakes.

-Salen unos ricos y deliciosos hotcakes.

Preparé el desayuno justo como le gustaba a Sarada, la observé con detenimiento, físicamente era idéntica a mí, pero en su forma de ser, era como su madre, tan sincera, inteligente, un carácter fuerte cuando la hacían enojar, se preocupaba por todos sin preocuparse por ella misma, siempre sonreía… me recordaba tanto a Sakura.

-Papi… ¿Qué sentiste cuando yo nací? –Me preguntó mirándome a los ojos con una hermosa sonrisa, igual a las de Sakura.

-Sentí que era el hombre más feliz del mundo.

-Cuéntame cómo fue.

-Esa historia te la sabes de memoria… las has oído millones de veces.

-Me gusta escucharla… ándale ¿sí? –Le sonreí rendido ante su carita de cachorro abandonado… siempre lograba lo que quería… eso lo había heredado de mí.

Y cómo olvidar ese día hace casi 6 años, había sido una experiencia sin igual, un momento que se queda un tu memoria grabado para siempre.

Flash Back:

Era un día lluvioso, hacía un poco de frío a pesar de que estábamos a mediados de mayo, levanté mi rostro hacia el ventanal de la habitación, Sakura se encontraba de pie observando la lluvia, se veía hermosa con su cabello largo alborotado porque acababa de despertar, llevaba una batita blanca hasta la rodilla, podía observar cada una de sus curvas, llamando más mi atención aquella barriga de 9 meses.

Sí, esa hermosa barriga muy pronto iba a reventar, por lo que yo había decidido tomarme unos días para cuidarla y estar al pendiente de la llegada de nuestra hija, aunque Sakura seguía insistiendo que sería niño, yo no quitaba el dedo del renglón, habíamos pedido a la doctora que no nos dijera el sexo de mi pequeña porque queríamos que fuera una sorpresa.

Se giró hacía mí con una mueca risueña, acarició su vientre y se acercó a mí con rapidez, bueno a lo que la barriga le permitía. Se sentó a mi lado y besó mis labios, dándome los buenos días.

-¿Cómo dormiste?

-Bien… y ¿Tú?

-Me siento cansada, esta barriga pesa mucho. –La acarició dulcemente.

-Aun no entiendo cómo es que, nuestra hija crece dentro de ti.

-Es un milagro… supongo.

Ese día desayunamos tranquilos, todo iba bien, era el día libre de los empleados por lo que nos encontrábamos nosotros solos, a pesar de que afuera había una tormenta estábamos tranquilos.

La tarde fue de estar acostados viendo películas sin ninguna interrupción, ambos abrazados disfrutando de nuestro tiempo juntos.

-Sasuke… -Susurró mi nombre justo cuando se escuchó un trueno bastante fuerte provocando un apagón.

-Tranquila… tendré que ir a revisar los fusibles. –Me levanté cuando sentí como tomaba mi mano evitando que yo avanzara.

-E… espera. –Me giré para observarla, dándome cuenta de la mueca de dolor en su rostro.

-¿Estás bien? –Me acerqué a ella tocando su frente.

-Creo que… ¡Hay Dios Mío! –Gritó con fuerza mientras apretaba mi mano.

-¿Sakura?

-Ya… es hora… -Volvió a gritar.

-Tranquila… tranquila, todo va a estar bien. –Aparté la cobija que la cubría dándome cuenta de que las sábanas estaban empapadas… -Rompiste fuente Sakura… no creo que haya tiempo de llevarte al hospital… llamaré a Shizune. –Tomé el teléfono, para mi mala suerte no había comunicación, tomé el celular y después de varios intentos por fin Shizune respondió.

Pasaron los minutos, y Sakura tenía las contracciones cada vez más seguidas, Shizune no llegaba, la tormenta seguía sin dar oportunidad de nada y yo… bueno estaba asustado, jamás había estado en una situación así.

-¡Maldición! Tendré que encargarme yo de esto. –Estaba desesperado y no podía permitir que le pasara algo a mi esposa y a mi hija.

-Sasuke… duele mucho. –Me miró con súplica para después dar un fuerte apretón a la almohada. –Haz algo.

Entré al baño, tomé toallas limpias, en unos recipientes coloqué agua caliente y todo lo llevé a la habitación, acomodé a Sakura y quité sus bragas, la ayudé a abrir sus piernas y con todo el temor del mundo asomé mi cabeza para observar la situación allá abajo… y era… lo más espantoso que había visto en mi vida.

Me retiré con la respiración entrecortada, suspiré y traté de relajarme… debía ser fuerte por ellas, volví hasta donde se encontraba Sakura y le sonreí dándole mi apoyo, respiré profundo y me coloqué frente a ella observando como su intimidad se abría cada vez más dejándome ver una mata de cabello negro.

-¡No puedo creerlo! Creo que… creo que veo su cabecita Sakura… su cabecita. –Bien… eso me ponía aún más nervioso.

-¡Sasuke! Prométeme que no vas a dejar que nos pase nada.

-Lo prometo… tranquila… ahora… ahora necesito que pujes… puja fuerte, tu puedes… aquí estoy.

Mi mujer asintió para después pujar con fuerza, mientras yo sentía que me iba a desmayar por lo que mis ojos veían, cerré mis ojos con fuerza y lo abrí sólo para ver que ya había salido la cabecita… tenía que ser fuerte… aunque lo que mis ojos miraban fuera la escena más aterradora de todo el mundo.

-Puja otra vez Sakura. –Con temor tomé la cabecita del bebe mientras Sakura volvía a pujar… y de un momento a otro, yo ya tenía a mi hija en mis brazos, era niña… mi padre había tenido razón, la observé olvidando todo lo que había pasado segundos antes, estaba cubierta de sangre, por lo que la limpié con las toallas y agua calientita. –Es niña Sakura… y es hermosa. –Observé a mi esposa, se veía cansada, con el sudor en su frente y la respiración entrecortada, ella me sonrió y le cedí a la pequeña para que la tomara en sus brazos.

-Es… hermosa, se parece a ti Sasuke… ¿Cómo se va a llamar?

-Sarada… Sarada Uchiha. –Dije con orgullo.

-Tú… ganaste… -Y de pronto Sakura cerró sus ojos.

Fin de Flash Back.

Me encontraba sentado en una banquita, mirando como Boruto y Sarada jugaban y lanzaban cacahuates a los elefantes, no había capricho que no le cumpliera a mi hija, sólo quería lo mejor para ella, era el regalo más preciado que Sakura me había dado, y era obvio la cuidaría con mi vida.

Las horas pasaron y continuamos viendo a todos los animales del zoológico, les tomé fotos y les compre chucherías después de todo, nadie se daría cuenta.

Al llegar a casa y después de dejar a Boruto con Naruto, cenamos algo ligero y vimos una película de caricatura que a Sarada le encantaba, cuando se acabó observé la hora, ya eran las 9 de la noche, giré mi vista a mi hija quien ya se había dormido, la tomé en mis brazos y la llevé a su habitación, había sido un día largo y muy cansado, le puse su pijama y la cobijé, salí de la habitación después de darle su beso de buenas noches y me dirigí a la mía.

Me desvestí, me di un baño relajante y al salir me fui directamente a la cama, encendí la televisión y me estaba quedando dormido cuando la puerta se abrió, giré mi vista esperando toparme con Sarada pero no fue así, ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, la luz de la luna y la televisión lograban una iluminación perfecta para poder apreciarla correctamente, me sonrió, dejó la maleta junto a la puerta y cerró esta última detrás de ella.

No podía dejar de verla, se quitó las zapatillas, soltó su cabello dejándolo caer sensualmente sobre su espalda, desabotonó su blusa dejándola caer al piso, su pantalón sufrió el mismo destino que la blusa, quedando sólo con su ropa interior.

Caminó con la gracia de un felino mientras terminaba de quitarse las últimas prendas que cubrían su cuerpo, quedando completamente desnuda ante mi mirada, subió a la cama y se sentó sobre mí.

-Te extrañe tanto. –Me susurró besando mi cuello llevando su mano lentamente por mi abdomen hasta el inicio de mi short. –Una semana lejos de ti es un terrible tortura para mí. –Me desvistió sin ningún miramiento.

-¿Cómo estuvo tu viaje? –Le pregunté sintiendo sus manos en mí, acariciándome suavemente de arriba abajo y viceversa.

-Bien, pero… prometo no volver a irme de viaje sin ustedes… creo que Hinata también extrañaba a Naruto. –Se colocó sobre mí cubriéndome con su exquisita humedad.

-Sakura… estás tan… apretada. –Acaricié sus pechos.

-Deja de hablar y hazme el amor. –Me besó con desesperación.

Una semana lejos de ella había sido una tortura para mí, había extrañado su sonrisa y su cuerpo, las noches de pasión y sus cambios de humor dignos de sus cuatro meses de embarazo, sólo esperaba que esas vacaciones que se había tomado no se volvieran a repetir… al menos no sin mí.

Fin.


Y bien? se merece aunque sea un comentario? espero que sí, muchas gracias de nuevo por todo el apoyo, los quiero mucho espero poder traerles un nuevo fic muy pronto,ya lo tengo pensado pero aun falta.

Gracias y nos leemos pronto!