Y aquí lo que les prometí, queridos lectores, ¡el deseo extra!

Advertencias:

-Yaoi.

-AU.

-Posible OOC.

- ¿Un poco de comedia?

Muchas gracias a esos lectores que vienen siguiendo esto desde el principio, les agradezco mucho. Sin nada más que agregar, les dejo con el deseo.


Deseo extra

Mika estaba moviendo las piernas de adelante hacia atrás mientras estaba sentado en la silla alta de la cocina de la casa de Yuu, y el pelinegro estaba con el rostro turbio por la expresión de inocencia que Mika tenía dibujada en su rostro. En su interior quería negarse pero la noche anterior Mika se había aprovechado de que estaba distraído haciendo el amor con él.


Yuu estaba tumbado en el suelo, sudoroso, mientras Mika estaba sobre él, moviéndose frenéticamente pero a la vez con cierta delicadeza. Yuu soltaba exclamaciones de sorpresa con cada embestida que Mika hacía. Como estaban en la habitación de Yuu, y la casa estaba sola, resultaba completamente genial todo el asunto.

Yuu-chan…—Suspiró Mika mientras apretaba las manos de Yuu entre las suyas.

Yuu gimió cuando sintió algo caliente en su cuerpo, no era la primera vez en la velada que Mika se corría dentro de él.

Yuu-chan…—Volvió a suspirar su nombre. —Cocina para mí…Mañana…

Ngh…Mika…

¿Sí o no? —preguntó Mika con dificultad.

¡Ay! ¡Sí! ¡Sí! ¡Mika, sí! —Exclamó Yuu eufórico mientras arqueaba la espalda.


—Te aprovechaste. —dijo Yuu cruzándose de brazos. —Eso no vale.

— ¿Eh? —Mika ladeó la cabeza con una sonrisa. —Incluso te pregunté dos veces, Yuu-chan.

—No digas tonterías. —dijo sonrojado. —No cocinaré para ti.

Mika bajó del taburete y fue hasta Yuu. El pelinegro lo esperó sin saber que iba a hacer. Mika lo abrazó y lo apegó a sí mismo. Apoyó su frente en el hombro de Yuu, haciéndolo sobresaltar. El rubio dio un pequeño suspiro, haciéndole cosquillas a Yuu.

— ¿Mika?

—Por favor…Yuu-chan…Cocina para mí.

Con ese tono de voz. En esa posición. Mientras lo abrazaba, no podía decirle que no. Suspiró molesto y lo apartó, lo dejó frente al taburete donde Mika se volvió a sentar con una sonrisa de satisfacción. Yuu frunció el ceño y comenzó a lavarse las manos en el lavabo para preparar el almuerzo. Mika apoyó los brazos en la barra de la cocina aún con la sonrisa.

—Yuu-chan.

Yuu, aún con el ceño fruncido, se giró para ver a Mika, que sonreía como ángel.

— ¿Qué, Mika?

—Te amo.

Yuu se giró de nuevo al lavabo para evitar que viera su repentino sonrojo. Su ceño fruncido desapareció en cuanto Mika dijo aquellas palabras que le hacían olvidarse del mundo entero mientras durara el efecto.

Algo así como una droga de corto efecto, que lo hacía subir y bajar a las nubes con rapidez.

Maldito enamorado que era.


— ¡Oh, Yuu-chan! ¡Eso huele muy bien! —exclamó Mika mientras se inclinaba un poco sobre la barra de la cocina para buscar una manera de ver de un mejor ángulo la "magia" que Yuu hacía en esa sartén.

—Por supuesto, Mika. —dice Yuu sin mirarlo y revolviendo el contenido con una cuchara.

No paso mucho tiempo más. Yuu sirvió la comida en dos platos y luego se los puso a Mika sobre la mesa. Mika miró la comida con los ojos brillantes y emocionados. Yuu sonrió con satisfacción y se apoyó en la mesa para seguir admirando la reacción de Mika. El rubio, con su mano tambaleante, la alarga hasta el plato, toca la tortilla de huevo y luego retira el dedo con alegría, dando un grito de sorpresa y emoción al hacerlo, resultando un poco femenino de su parte. Yuu contiene la risa.

Arigatou, Yuu-chan. —dice Mika mirándolo a los ojos.

Yuu se sonroja.

—N-No tienes que agradecer…—murmuró encogido de hombros. — ¿L-Lo prometí, no?

Mika sonrió tiernamente y se le ocurrió algo.

—Ya que tú hiciste algo por mí, yo haré algo por ti, Yuu-chan. —dijo Mika seguro de sus palabras. Yuu ladeó la cabeza sin comprender.

— ¿Qué dices? No pierdas el tiempo. —bufó algo irritado. —Come y listo.

—Yuu-chan, Yuu-chan. —dijo Mika en tono infantil y juguetón.

Yuu se sonrojó de nuevo.

Mika se levanta del taburete y se acerca a Yuu para abrazarlo por la cintura, apegándolo a su cuerpo y haciéndolo estremecer con solo tocarlo. El rubio se inclina hasta su oído para susurrarle algo en un tono sensual.

—Ya sé que deseas ser el de arriba.

Yuu se sonroja más de lo ya estaba. ¿Cómo lo supo Mika? ¿Acaso era tan obvio? No lo creía posible, y de verdad no quería preguntar cómo se enteró de eso. Sí, quería ser el de arriba porque el de abajo resulta ser doloroso a veces (en realidad siempre). Mika se aleja un poco para verlo a los ojos. La mirada de Mika era seria. ¿De verdad estaba dispuesto a ese sacrificio? En parte conmovió a Yuu, y por otra parte le dio un poco de terror intentar hacer el trabajo que Mika siempre hacía.

— ¿Estás seguro, Mika? —pregunta solo por seguridad.

—Claro, Yuu-chan. —sonríe para tranquilizarlo. —Si es lo que tú quieres, entonces yo no tengo problema.

Mika lo vuelve a rodear con los brazos, abrazándolo con fuerza y haciendo a Yuu sonrojarse nuevamente, pero correspondiendo al abrazo de igual forma. Luego Mika lo soltó, para su sorpresa, y lo tomó del brazo guiándolo hasta la habitación del pelinegro. Yuu solo lo siguió confundido. Espera… ¿Iban a hacerlo ahora?

El rubio abrió la puerta, se adentró en la habitación, le soltó el brazo y se acostó sobre la cama desordenada de Yuu. Yuu se quedó de pie viendo como a Mika se le enrojecían las mejillas, ponía una expresión adorablemente inocente y se llevaba un dedo a los labios, como queriéndolo provocar.

Senpai, por favor…sea gentil conmigo…—dice Mika con los ojos lagrimosos y la mirada cargada de inocencia mientras se movía un poco sobre la cama, haciendo un delicado ruido de tela contra tela con las sábanas.

—Mika…

—No serás tan brusco, ¿verdad senpai…? —preguntó con el mismo tono de antes mientras alzaba un poco la barbilla.

—Mika.

—Bien…dame todo lo que tengas…—Mika extendió ambos brazos con la misma expresión avergonzada que le venía demasiado bien.

A Yuu le sale una venita en la frente.

— ¡Joder, Mika! ¡Déjate de idioteces! —le gritó más que nada molesto.

Mika borra su sonrisa y se endereza en la cama para mirar a Yuu bastante desconcertado. ¿No era esto lo que Yuu quería?

— ¿Yuu? —pregunta confundido.

Yuu aprieta los labios avergonzado por lo siguiente que iría a decir.

—Mika, no necesito ser el de arriba. —empezó. —Solo necesito…estar contigo. No importa quién sea quien dé o reciba. Solo quiero que sea contigo, ¿bien?

Mika suspiró aliviado.

—Gracias, por un momento pensé que sería ukeado. —dijo con evidente alivio.

A Yuu le da un tic en la ceja. El idiota de Mika se preocupaba más por su posición a la hora de la verdad, en vez de la anterior declaración vergonzosa que tuvo que decir.

Él se lo estaba buscando. Iba a ukearlo.

Yuu, aun notando como Mika recuperaba la compostura, se lanzó sobre él y lo tumbó en la cama. Mika la miró desde abajo mientras Yuu le sujetaba las muñecas a ambos lados de su cabeza. Mika solo lo alcanzó a ver bastante sorprendido, pero luego una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

Una sonrisa burlona.

—Yuu-chan, Yuu-chan. —dijo negando la cabeza en señal de desaprobación sin perder el tono infantil que resultaba tan odioso en ocasiones. — ¿Te aprovecharás de mí?

Aprovechar es una palabra muy fea, Mika. —dice Yuu entrecerrando los ojos mientras una sonrisa se asomaba en sus labios. —Y no combina conmigo.

Mika sonrió.

—Déjame besarte. —pidió Mika con sus ojos azules brillando con deseo.

Yuu se sobresaltó por la repentina y extraña petición que Mika hizo, pero no le negó nada. Se acercó a su boca lentamente, y de inmediato Mika la aprisionó contra la suya, haciendo sonrojar a Yuu y que su mente se nublara un poco ante la repentina y nueva sensación sobre sus labios. Mika deslizó su lengua entre los labios de Yuu, haciéndolo soltar un gritito de sorpresa. Ya era tiempo. Se liberó del agarre de las manos e invirtió las posiciones en un abrir y cerrar de ojos. Todo era parte del plan de distracción.

Ya con Yuu bajo su cuerpo, y bastante distraído con el beso, aprovechó a bajar sus manos hasta la camiseta del pelinegro para explorar su abdomen y darle leves pellizcos. Yuu, reaccionando un poco, se separa con beso con la respiración acelerada y el rostro colorado.

—O-Oye…—dijo enarcando las cejas.

—Puede que la palabra aprovechar no vaya contigo. —sonrió mientras trataba de recuperar el aliento. —Pero si va conmigo.

Mika volvió a bajar la cabeza para comenzar a besarle el cuello, mordisquearlo y pasarle la lengua sin vergüenza alguna. Yuu cerró los ojos al sentir tales sensaciones invadir su cuerpo. No pudo evitar echarle los brazos a Mika en la espalda para apretar y arrugarle la camiseta al querer evitar gemir.

—O-Oye M-Mika…—dijo de forma entrecortada mientras Mika, prácticamente, ignoraba sus palabras. No sabía si porque no quería escucharlo o simplemente no lo lograba escuchar.

Mientras Mika seguía con su cuello comenzó a hacer que los miembros de ambos se rozaran lentamente, arrancándole suspiros a Yuu sin que éste pudiera evitarlo. Entre más tiempo Mika rozaba sus miembros cubiertos por la ropa entre sí, tenía más ganas de tenerlo dentro de él justo como la noche anterior.

Pero luego sintió un extraño olor…a quemado.

Yuu abrió los ojos con fuerza al reconocerlo. Maldita sea. ¿Se podría ser más idiota?

—Mika…—dijo modulando su tono de voz—, creo que dejé encendida la estufa…

El rubio para su labor y alza la cabeza para ver a Yuu y su faceta de nerviosismo. Entrecerró los ojos y luego suspiró antes de apartarse del cuerpo del pelinegro. Yuu se levanta de la cama y corre escaleras abajo, mientras que Mika se queda sentado en la cama, pero a los pocos segundos sigue a Yuu hacia la planta de abajo.


—Qué tontería —dice Yuu dejando la sartén en el lavaplatos y dejando que el agua le cayera encima, haciendo que un montón de vapor saliera—. Yo soy el tonto…—murmuró bajito con una sonrisa nerviosa.

Mika llegó a la cocina y se sentó en la barra, miró la comida que habían dejado atrás hace unos minutos y se llevó la tortilla de huevo a la boca, saboreándola aunque con cierta amargura por lo que pudo haber ocurrido hace minutos. Mira atento a Yuu que había apagado la estufa y ahora se encontraba lavando las sartenes. Mika apoya los codos sobre la mesa y mira la comida antes de llevársela a la boca con las manos.

—Al cabo ni quería coger —dice fingiendo desinterés, haciendo que Yuu se sobresaltara y lo mirara con ira contenida.

Mika podía ser molesto si se lo proponía. Eso ahora lo tenía bastante claro.

—Tu solo querías desayuno —le recordó Yuu girándose de nuevo a echarle agua de la sartén y luego fregarla con el jabón—, no otra cosa.

Mika sonrió apenas ante la inocencia de Yuu. Obviamente todo estaba en un detallado plan que haría que tuvieran relaciones en la mañana, lástima que Yuu fuera tan despistado que le haya arruinado su plan a prueba de Yuu. Sí, resultaba increíble. Aunque si podía ser sincero, la parte donde Yuu planeaba ukearlo realmente, lo asustó un poco. El plan real hubiera sido fingir ser el pasivo, aprovechar a cuando Yuu se distrajera, e invertir los papeles. Listo.

Por alguna razón algo de hace tiempo se le vino a la mente. Comenzó a recordar en aquél entonces cuando había anotado siete deseos en una lista invisible, en una lista debería de ponerse bajo el árbol de navidad, como de esos deseos que esperabas que te cumpliera un ser que posiblemente no exista. No hizo eso, pero estuvo a punto de hacerlo. La cosa es que esos siete deseos, todos se volvieron realidad, y estaba seguro de ser la persona más feliz y afortunada del mundo.

Soltó una pequeña risita, llamando la atención de Yuu.

— ¿Qué tienes? —le pregunta mirándolo por encima de su hombro.

—No, nada…—dijo aún sin dejar de sonreír como idiota—, solo estaba recordando algo.

Yuu frunce los labios y vuelve a su trabajo de lavar las sartenes.

— ¿Cómo qué? —le pregunta sin mirarlo.

—Solo…no me mires extraño luego…—advirtió Mika con una sonrisa nerviosa—. Yo pedí siete deseos hace un tiempo.

— ¿Y? ¿Qué con eso? ¿Se volvieron realidad? —pregunta Yuu bastante impaciente para acabar de fregar la suciedad y luego ir con Mika.

—Sí, se hicieron realidad —afirmó Mika con una pequeña sonrisa un poco más relajada—. Y tú eres la prueba viviente de ello.

— ¿Qué? ¿Yo? —Yuu lo mira por encima de su hombro de nuevo—. ¿Por qué?

—Porque mis deseos era que me miraras, que me atendieras, que me cuidaras…—soltó una pequeña risa al recordar aquella situación—, que me acompañaras a aquél lugar, que me quisieras…, que me besaras…, y que dejaras que me sintieras…—Lo miró y notó que Yuu se había girado completamente y sostenía la húmeda sartén enjabonada—. Por cierto, Yuu-chan, estoy muy feliz.

Yuu se quedó sin palabras. ¿Debería de responderle? Mika parecía un cachorro en este momento, con el cabello cubriéndole parte del rostro y con ese precioso sonrojo digno de cualquier enamorado. No había nada que hablar. Yuu dejó la sartén en el lavaplatos, se secó las manos en la ropa y se acercó a Mika, que al verlo venir solo apartó la vista bastante avergonzado, retomando su faceta de cuando aún no hablaba con Yuu.

— ¿De verdad, Mika? —Susurró Yuu con una sonrisa que amenazaba con formarse en sus comisuras.

—S-Sí…—dijo encogiéndose de hombros—, tonto e infantil, ¿verdad?

—No, para nada —negó con la cabeza, sorprendiendo a Mika—. Es…romántico.

— ¿En serio lo crees? —preguntó Mika con sus ojos brillando con esperanza. Yuu asintió.

El pelinegro no pudo contra aquella tierna mirada. Lo tomó del rostro y lo besó tiernamente, nada cercano a su primer beso bajo la lluvia de aquella tarde. Se toma su tiempo para besarlo, relamiendo sus labios lentamente con su lengua caliente y sintiendo el sabor del desayuno en su boca. Mika solo mueve los labios suavemente ante el compás lento de Yuu. No le molestaba, de hecho, venía de maravilla a la situación.

Pero luego para Mika no bastó con eso. Mika lo agarró de la cintura, acercándolo a su cuerpo y pareciendo que fuera más alto debido a la altura del taburete, Yuu gimió bajito contra su boca y entonces Mika aprovechó para deslizar su lengua entre sus labios, arrancándole un suspiro al pelinegro y haciendo que una corriente de electricidad recorriera su cuerpo rápidamente.

No supo en qué momento el beso se había vuelto fogoso y salvaje.

Mika levantó por las piernas a Yuu, y el pelinegro las enroscó en la cintura de su pareja. El rubio lo cargó al sofá y se posicionó entre sus piernas, rozando insistentemente sus miembros casi erectos sin dejar de besarlo por un momento. Yuu trataba de seguirle el ritmo de sus rápidos besos pero Mika estaba tan desesperado como parecía, y Yuu ni se diga. Ambos querían sentirse el uno al otro.

—Ngh…Mika —suspiró Yuu entre besos, escuchando el sonido de sus labios chocar unos con otros con brusquedad más la saliva que volaba por todos lados.

—Yuu-chan…—le respondió como pudo al seguir con el beso.

Mika coló sus manos bajo la camiseta de Yuu, y acariciaba su piel lentamente, arrancándole pequeños gemidos al de abajo. Estaban tan distraídos que no lograron escuchar un sonido de una cerradura abrirse y cerrarse rápidamente. Pero si se percataron de un gran flash de una cámara fotográfica.

Mika alzó la cabeza y la giró a la izquierda, donde, en la recepción, estaba una chica de cabello violeta sosteniendo una cámara y con una sonrisa digna de un antagonista de una película de terror. Yuu se quedó paralizado al ver a su amiga Shinoa con la cámara hacia ellos. Su rostro se puso más rojo del que ya estaba, y más por la comprometedora posición en la que se encontraba con Mika.

—S-Shinoa… ¿Qué haces aquí? —Preguntó mientras apartaba las manos de Mika de su abdomen.

—Ah, nada, Yuu-san —respondió bajando la cámara pero sin apartarla de sus objetivos. Sus ojos cafés rojizos brillaron—, solo pasaba por aquí.

—Y… ¿Qué haces con esa cámara? —Pregunta de nuevo, tratando de no sonar demasiado nervioso y tratando de ignorar la situación.

A Mika también le avergonzaba pero no quería admitirlo ante la amiga de Yuu que seguramente no tenía idea de su relación, pues nunca se molestaron en anunciarla o algo por el estilo. Shinoa alzó la cámara de nuevo y se arrodilló para tener un mejor ángulo de la escena de ambos chicos.

—Continúen como si yo no estuviera aquí —sonrió de la misma forma—, venga, denme dinero, papacitos.

— ¡Shinoa! —Gritó Yuu avergonzado.

— ¿Qué? Venderé las fotos en internet…—ante la mirada de Yuu se le ocurrió otra cosa. Suspiró—, bien, te daré tu parte si eso es lo que quieres…

— ¡Vete de aquí! —Gritó Yuu señalando la puerta tras la pelimorada.

— ¡Bien! —Dijo girándose y saliendo por la puerta. Cuando la cerró se escuchó un grito—: ¡Pero luego te arrepentirás!

—Maldita Shinoa…—suspiró Yuu llevándose una mano a la frente.

Mika sonrió y luego tomó las muñecas de Yuu y las colocó sobre la cabeza del pelinegro. Yuu le devolvió la sonrisa y luego Mika lo besó con deseo, con pasión, con ganas de hacerlo suyo una vez más en ese momento.


Al día siguiente…

Shinoa estaba en su habitación con su computadora portátil para echarle un ojo a su trabajito del día anterior en la casa de Yuu. Abrió un vídeo de tres horas que había trasladado de una cámara que había dejado en la sala de Yuu sin que este se diera cuenta. Sonrió con malicia y mientras el archivo cargaba, rozó sus manos como un villano de esos programas infantiles de la televisión.

A la medida que el vídeo avanzaba, se escuchaban de fondo sonoros gemidos, cosa que provocó que buscara sus audífonos y se los pusiera. Ahora ya segura de que su hermana mayor no escucharía semejante cosa, siguió viendo el vídeo. Veía a Yuu bajo Mika, su novio, dándose duro el uno con el otro, cosa que le hizo gracia.

—Jejeje…—Dijo llevándose una mano al rostro—, no puedo contra tanta sensualidad.

Cuando acabó el vídeo de tres horas (tres horas que Yuu pudo aguantar eso, ahora lo respetaría, y también estaba segura que no caminaría normal por una o dos semanas) y cerró la laptop ya bastante satisfecha. Se puso de pie sobre su cama y alzó la laptop como si fuera una ofrenda al cielo mientras un líquido rojo y caliente se escurría por su nariz.

— ¡Seré millonaria!

Fin.


¿Qué les pareció?

Shinoa loquilla (ewe) ¡Muchas gracias por leer hasta acá! ¡En verdad se les agradece! Pronto llegaré con más Fics Mikayuu, ya que estoy trabajando un uno nuevo en este momento.

Se despide Dazo (:3) por ahora.