He aquí, el maravilloso y único capitulo 6! Wiii!

ADVERTENCIA: recuerden que en el capitulo anterior mencione, el alto contenido de escenas eróticas y explicitas en ese capítulo. Lean, a bajo su propio riesgo y responsabilidad!

DISFRUTEN LA ZUKULENCIA JAJAJA!

Capitulo 6:

-Yuzu!...estoy de vuelta-anuncio Mei su llegada.

-bienvenida Mei!-grito corriendo hacia ella para darle un apretado abrazo como de costumbre. Mei lo recibió con gusto también como de costumbre.

-como te sientes, estas mejor?-

-sí, ya me siento mejor, gracias-

-si…luces mejor, incluso ya retomaste el color en tus mejillas…mmm al parecer seguiste mi consejo de tomar un baño…usaste el shampoo con fragancia a cítricos?-pregunto Mei, saboreando el aroma del cabello recién lavado de Yuzu.

-si! como lo supiste?...es mi favorito, me deja el cabello mucho más brillante y sedoso-informó Yuzu mientras se pasaba los dedos entre las cerdas de su cabello para peinarlo.

-porque es mi favorito también…cuando noto ese aroma en ti, hace que me den ganas de hacerte muchas cosas…-dijo con voz seductora.

-he? De hacerme…cosas?-preguntó Yuzu inocentemente, aun sin percatarse de a lo que verdaderamente se refería Mei.

-déjame te muestro…-con un sutil movimiento, Mei estampo sus labios en los de la otra chica. Ese aroma a cítricos le hacía hervir la sangre. El deseo de poseerla la estaba comiendo por dentro, y en un repentino impulso de ansiedad, tomo a Yuzu por sus muslos, y la cargó entre sus brazos aun sin separarse del beso, sorprendiendo a la mayor en el proceso. Trepo la escalinata lo más rápido posible hasta su recamara, aun con Yuzu en sus brazos y delicadamente la coloco sobre el suave colchón.

-que dices…te sientes mejor como para una sesión de placer?-pregunto Mei, muy de cerca en el oído de Yuzu a propósito, sabiendo así, que de esta forma no se negaría.

Un truco sucio si se puede decir, pero el deseo carnal sacaba a flote los más bajos instintos de Mei.

-sabes que no me negare si me lo dices de esa forma-susurro Yuzu en una forma similar a la de Mei.

Segundos después, la morena ya se había deshecho de la ropa superior de Yuzu, dejando al descubierto sus redondos y perfectos senos. Comenzó a jugar con uno de ellos usando su boca, mordisqueando y saboreando cada centímetro de piel.

-ahh…mmm…Mei!-gemía Yuzu pronunciando su nombre una y otra vez, haciendo deleitar los oídos de la más joven con esos dulces y excitantes sonidos. Luego de un extenso momento intercalándose entre los senos de Yuzu y sus labios, decidió por fin ir por el postre. Con delicadeza, sin dejar de besar el vientre de Yuzu, comenzó a deslizar suavemente el pantalón de pijama que la rubia traía puesto, dejándola nada más que en sus bragas. Aun saboreando su suave piel abdominal, Mei comenzó a frotar la zona más intima de Yuzu sobre su ropa interior, haciéndola humedecerse cada vez mas. Cuando finalmente la rubia parecía estar en el punto en el que Mei la quería, se deshizo al fin de la ultima prenda que cubría el cuerpo de está. Mientras la besaba con pación, admirando cada gesto de la chica rubia, trataba su zona más erógena con sus hábiles y esbeltos dedos.

-ahh…no pares, no pares Mei!-suplicaba Yuzu mientras la morena se sonreía de placer; Como le encantaba que le suplicara por más, que la necesitará al igual que una droga, le encantaba que fuera adicta al placer que le causaba y que cada vez quisiera más. Yuzu quería mas, entonces más le daría. Con la idea de suplica en su mente, Mei traslado su boca de los carnosos labios de Yuzu a su zona más intima, que en este momento escurría un dulce elíxir, fruto del placer. Usando nada más que su lengua, Mei seguramente había causado más de un orgasmo en el, ahora, ardiente cuerpo de Yuzu. A pesar de que esta ya perecía no poder más de tanto placer en un corto periodo de tiempo, Mei aun no tenía planeado acabar. En un ágil movimiento, introdujo uno de sus dedos en las profundidades de la rubia, causando que esta arqueara su espalda a causa de la repentina ola de placer. La morena continúo su acción de fricción, hasta notar que Yuzu realmente no podía más del cansancio. Luego dio un corto pero profundo beso en los labios y se recostó al lado del desnudo y sudoroso cuerpo de la rubia. Se quedo mirándola por unos momentos con una tenue sonrisa mientras Yuzu recuperaba el aliento.

-no…no me parece justo…-se quejo Yuzu aun sin recuperar el aire en sus pulmones por completo.

-que cosa no te parece justo?-pregunto Mei con evidente confusión.

-que…que yo sea la única desnuda aquí-

-haa…con que ese es el problema…resuélvelo entonces…-Desafío Mei, con una de sus expresiones más provocativas. Yuzu aceptando el reto, de inmediato apreso las muñecas de Mei contra el colchón y posiciono sus piernas, a cada lado de las caderas de la más joven.

Por unos momentos, simplemente se quedo observándola, admirando su belleza, esa belleza que tanto la cautivaba, incluso desde el primer momento en que la conoció y que nunca iba a dejar de admirar. Pero había una belleza más allá de lo físico, algo más que aun no lograba descifrar y que fue lo que por completo terminó por cautivar su corazón. Solo lograba apreciar ese hecho cada vez que la miraba fijamente a los ojos; no sabía porque razón, pero simplemente quedaba embelesada. Sabía que la apariencia física con el tiempo desaparecería, y no le molestaba, simplemente era el ciclo de la vida. Pero ese algo en sus ojos…ese algo que sentía que solo ella podía ver, fue la única prueba que necesitó para saber que realmente estaba enamorada, y que seguramente lo estaría por siempre.

Yuzu finalmente, luego de estar unos cuantos minutos simplemente admirándola, decidió liberar una de sus muñecas. Delicadamente, acerco su mano al rostro de Mei, y lentamente comenzó a contornear el mismo con sus finos dedos, causando en la morena, un pequeño cosquilleo por cada parte que esta acariciaba: su frente, sus mejillas, su nariz, el mentón, y sus rozagantes labios.

-…eres tan hermosa…tu mirada…tus labios…tu cabello…todo de ti me fascina…-quería apreciar cada gesto de Mei y atesorarlo en su memoria para siempre. Sin poder resistir mas esos carnosos labios que a gritos la llamaban, con sumo cuidado se acerco a su rostro y atrapo su labio inferior entre los de ella. Mei respondió al beso con entusiasmo; con su mano libre, tomo la parte posterior de la cabeza de Yuzu, para poder acercarla aun más a ella.

Cuando el beso finalmente acabo, Yuzu, con sus nuevas habilidades adquiridas a través de los años, comenzó a lamer y besar el cuello de Mei. El simple hecho de que Yuzu le respirara cerca de su oreja, ya la excitaba y le erizaba la piel. La rubia continuó el camino de besos cuesta abajo, finalmente topándose con la estorbosa ropa de la morena. Suavemente deslizo su remera rosada hacia arriba, logrando deshacerse de esta y apreciando embobada su bella y tersa piel abdominal. Con otro simple movimiento, se deshizo del enganche frontal de su sujetador, dejando al descubierto, sus ligeramente, mas grandes senos. Con su dedo índice comenzó a contornear la forma de ambos, provocando endurecer sus rosados pezones al instante. A diferencia de la más joven, a Yuzu le gustaba disfrutar con la mirada, cada centímetro del cuerpo de Mei, luego lo tocaba suavemente para apreciar su suavidad y finalmente solo se limitaba a saborearlo. Le gustaba hacer las cosas lentamente, para tener la capacidad de recordar cada cosa, a diferencia de Mei que solo le gustaba devorarla sexualmente.

Finalmente satisfecha de admiración, Yuzu comenzó a masajear sus senos y a besarlos, causando los primeros gemidos en Mei. Con el paso de los minutos, Yuzu comenzó a sentir como su rodilla, ahora posada en la entrepierna de la morena, comenzaba a humedecerse, causando en ella una repentina ansiedad por poseer la zona más intima de su compañera. Desprendiendo el botón principal y luego bajando el cierre, fue como Yuzu en un instante había logrado deshacerse de los jeans de Mei, junto con su ropa interior. De una manera ansiosa y rápida, Yuzu tomo el cuerpo de su novia, que se encontraba en el centro de la cama, por sus muslos y la arrastro hacia el borde de esta para su comodidad. Ahora ella en cuclillas sobre el suelo, introdujo su cabeza entre las piernas de Mei y comenzó a saborear cada rincón de sus partes más privadas. Amaba ese sabor, ese aroma, el cual no se atrevía a pensar que solo ella había probado. No quería ni pensar quien mas había tenido el privilegio de adentrarse en lo más privado de Mei. Pero eso ya no importaba, su pasado con otras personas ya no importaba, porque ahora estaba a su lado, y sabía que la amaba de la misma forma que ella lo hacía. A diferencia de Mei, Yuzu solo había pertenecido a ella. Con Mei compartió todo por primera vez: su primer beso, la primera caricia, su primer te amo, e incluso le entrego su preciada virginidad. Yuzu sentía que su cuerpo y alma pertenecían únicamente a la persona que tenía en frente. No se imaginaba besando ni haciendo esta clase de cosas tan íntimas con nadie más que no fuera Mei.

-Yuzu!...mas…quiero más…!-exigía Mei perdida en el abismo del placer. Yuzu al escuchar la orden de mas placer, introdujo dos de sus dedos al profundo interior de Mei, mientras con ternura besaba una de las carillas internas de sus muslos, deleitándose nada mas por escuchar los gemidos vivaces de placer de la menor.

-mas Yuzu…quiero más…!-mas?, pero que mas podía hacer?. Ya había hecho todo lo que era posible entre dos mujeres, que otra cosa se suponía que podía hacer?. Antes de encontrar esa respuesta, las muñecas de Yuzu fueron fuertemente agarradas, para ser arrastrada nuevamente hacia el centro de la cama donde Mei se encontraba ahora sentada. Rápidamente sentó a Yuzu sobre una de sus piernas, y la otra pierna la coloco por encima de las de Yuzu. Esta posición permitía que sus intimidades pudieran estar en contacto. Yuzu ahora recordando esta posibilidad que aun tenían, comenzó a seguir el movimiento con Mei, para rápidamente quedar en sincronía. No mucho tiempo después, la sensación de un máximo nivel de placer se hizo presente en ambas jóvenes, sintiendo la necesidad de arquear más sus espaldas y aumentando la frecuencia de los gemidos. Mientras disfrutaban de la sensación placentera y el contacto entre sus intimidades, Yuzu tomo el rostro de Mei entre sus manos y comenzó a besarla, provocando lentamente la relajación de sus músculos, luego de haber llegado al orgasmo. Mientras el beso continuaba, la sensación de placer para Mei era tan desbordante, que tuvo la necesidad de canalizarlo de alguna forma, e inconscientemente comenzó a rasguñar la espalda de Yuzu con sus cortas pero afiladas uñas, dejando marcas enrojecidas en forma de líneas.

-auch Mei! Pero que…me acabas de arañar?-espeto Yuzu, sorprendida por la repentina sensación de dolor.

-l…lo siento Yuzu…no me di cuenta cuando lo hice-admitió Mei, confesando haber perdido el sentido de sus acciones, debido al estado de transe total que experimentó, que ni siquiera el hecho de haber lastimado a Yuzu sintió.

-ahh…hacía tiempo que no hacías algo así…lo disfrutaste verdad?-cuestiono Yuzu con un sonrisa picara, besando rápidamente sus labios, y recostándose luego en la cama para descansar. No era la primera vez que veía o sentía un comportamiento de este estilo por parte de Mei. No fueron muchas las veces que había resultado arañada o mordisqueada luego de hacer el amor con ella, pero por lo que la morena le había contado, en ninguna de esas ocasiones ella se había percato de lo que hacía. El estado del pacer al que llegaba era tal, que perdía conciencia de toda acción, dejándose envolver por la pasión y el calor del momento.

Eso no significaba que no hubiese disfrutado todas las otras veces que había hecho el amor con Yuzu. Ella admitía ser una persona muy carnal y sexual, tanto así que a veces el placer que Yuzu le hacía sentir, la envolvía de tal forma, que era capaz de perder toda capacidad moral, sacando a flote sus más bajos instintos salvajes.

-siempre disfruto hacer el amor contigo…-dijo lentamente en el oído de Yuzu, quien en estos momentos le daba la espalda. No necesitaba ver su rostro para saber que seguramente estaba sonrojada. Mientras esperaba algunas otras palabras de su novia, Mei tuvo tiempo para observar más detenidamente las marcas que había infligido en la femenina y delicada espalda de Yuzu, llamando así su atención, el grado de agresividad al que podía llegar inconscientemente. La espada de la rubia estaba irritada en forma de ocho líneas. Ocho marcas que sobresalían con una coloración más enrojecida que el resto de su espalda. Como era capaz de hacerle algo así a Yuzu?, se pregunto Mei. Parecía haber sido atacada por alguna especie de felino o algún otro animal salvaje. Según el criterio de Mei, esta, parecía haber sido la vez que más daño le había causado, haciéndola sentir mal. Por inercia, comenzó a besar sus heridas, intentando mostrar su arrepentimiento mas sincero.

-M…Mei?-pregunto Yuzu confundida por la inesperada sensación. Al darse la vuelta con el objetivo de visualizar la escena que se estaba dando detrás de ella, se encontró con una Mei desanimada, a pesar de haber tenido, según Yuzu, sexo del bueno.

-…Yuzu…siento haberte lastimado…yo…no quería hacerlo-

-Mei, calma…solo son unos rasguños, no es nada-dijo Yuzu con una sonrisa mientras frotaba el dorso de la mano de Mei con su pulgar.

-…te duele?...quieres que te ponga ungüento?-insistió Mei aun preocupada.

-no me duele para nada, enserio…-aseguro Yuzu, tratando aun de calmar a Mei. La morena levanto su mano, que aun seguía siendo acaricida por el pulgar de Yuzu y la beso. Luego se recostó, apoyando su cabeza sobre la almohada, e invito a Yuzu a repetir su acción.

Ambas se quedaron mirándose mutuamente con las cabezas apoyadas en sus respectivas almohadas, mientras se tomaban de las manos, para simplemente admirar lo que les gusta de la otra.

-como te sientes? Has vuelto a sentir nauseas?-pregunto Mei intentando correr a un lado los recuerdos de la ultima situación.

-no, ahora me siento bien…muy bien-dijo con una sonrisa recién formada a causa de la preocupación de Mei, la cual siempre la hacía reaccionar de la misma forma, seguida de un lindo calor en el pecho.

-…cuando te sientas mal me avisas, así te preparo el té que me recomendó tu doctor-últimamente Mei estaba más preocupada por ella que de costumbre. Yuzu solo pensó que debía ser a causa del embarazo. Su sonrisa se agrandaba aun mas al pensar eso, porque según Yuzu eso quería decir que también quería a ese bebe tanto como ella.

Otros momentos en silencio pasaron hasta que Mei enfoco con su mirada él, aun, plano vientre de Yuzu. Soltando la mano, que hace momentos tenia entrelazada con la rubia, la hizo viajar hasta el estomago de Yuzu apoyándola sobre la fina sabana que cubría los desnudos cuerpos de ambas.

-como se siente?-pregunto Mei, refiriéndose al hecho de llevar una criatura dentro.

-maravilloso…se siente maravilloso. Aun no patea ni nada, pero verlo crecer todos los días un poco mas es…es…, no puedo explicar con palabras…lo feliz que estoy!-cada palabra que Yuzu pronunciaba, aliviaba cada vez más a Mei. A pesar de no tener muy en claro todavía sus verdaderos deseos a cerca de este bebe, ver a Yuzu tan feliz y emocionada tan solo hablando, la hacían creer que al menos había logrado hacer una de las cosas que se proponía todo los día; hacer feliz a Yuzu. Eso le daba una estabilidad mental que ella necesitaba para poder seguir con esto adelante. Aun tenía la esperanza de que, a través de Yuzu, ella podría llegar a desear a ese hijo tanto como su novia; escuchando todas las cosas dulces que dice, todo lo que desea hacer con él, lo que desea ver, todo lo que lo va a amar, cuanto desea conocerlo, todo lo que quiere que hagan en familia…Mei sentía que cada día deseaba mas a ese niño o niña que nacería en algunos meses. Cada vez se encariñaba mas a la idea de formar una familia, y crear recuerdos hermosos como los que Yuzu se imaginaba en voz alta. Aun tenía esperanzas para su felicidad.

-disculpa que no haya podido ir a las últimas ecografías-dijo Mei, recordando no haber asistido a ninguna excepto la primera.

-no importa, se que has estado muy ocupada con la academia. Me alegra que vengas más temprano y podamos pasar tiempo juntas-

-me muero por conocerla!-expreso Yuzu, rotando el tema totalmente.

-a quien…?-pregunto Mei confundida.

-a nuestra hija por supuesto…!-

-hija?, como sabes que será una niña?-pregunto Mei aun confundida.

-bueno en realidad no lo sé jeje…pero me encantaría que fuera una niña. Imagínate a una pequeña con tus mismos ojos profundos y hermoso cabello, inteligente y pasional…-relataba Yuzu mientras visualizaba la escena en su mente.

-porque no quisiste que fuera tuyo?-pregunto Mei, interrumpiendo las escenas imaginarias de Yuzu, aun sin comprender por completo las razones de la rubia.

-porque siempre quise tener un hijo tuyo-contestó ella simplemente, mientras acariciaba su vientre.

-pero no tendrá ningún lazo sanguíneo contigo-afirmo Mei, tratando de indagar aun mas en los motivos de la otra chica.

-pero tenerlo dentro de mí, me hace sentir como que también me pertenece…no necesito tener ningún lazo de sangre para poder amarlo…-si Yuzu era capaz de hablar con tanta dulzura de un bebe que genéticamente no era de ella. Porque Mei no podía hacer lo mismo sabiendo que el bebe si era suyo literalmente. Seria por qué no lo llevaba dentro como Yuzu?, porque no sentía las mismas cosas que ella?. No lo comprendía, y pensaba que nunca lo haría.

-Yuzu…antes de irme a comprar tus medicinas, dijiste que querías decirme algo importante…que era?-pregunto Mei, ahora recordándolo.

-ha si…yo me preguntaba cuando…cuando le dirás al abuelo del bebe? No falta mucho para que realmente comience a notarse…no quiero presionarte pero…pero cuanto antes se lo digas será mejor-pregunto, devolviendo a Mei a su realista pesadilla desde hace un tiempo. Ya hacía casi dos meses que Yuzu estaba embarazada y ella aun no se lo decía a su abuelo. Tenía miedo; simplemente eso. Que hará con ella?, como reaccionaria?, le daría algún ataque o infarto por la angustia?. No lo sabía…no sabía qué era lo que podía llegar a pasar, por eso mismo, ella sentía miedo.

-tienes razón, pero…no sé como decírselo, no sé lo que pueda llegar a pasar cuando se entere. El ha cambiado mucho desde que estamos juntas. Nos trata como desconocidas, ya no confío en el…-revelo Mei desviando la mirada.

-tranquila, solo háblale desde tu corazón, el es tu abuelo después de todo…no haría nada contra de su única nieta, cierto?-pronuncio estas palabras, con el único objetivo de calmar a la morena.

-…si…supongo que tienes razón…tratare de no pasar esta semana para decírselo-quizá Yuzu tenía razón. Era su abuelo después de todo, a pesar de que su relación ya no era la misma, en el fondo no lo creía capaz de tomar ninguna represaría contra ellas.

-de acuerdo…podrías invitarlo aquí con la excusa de una cena, y aprovechar esa oportunidad para decírselo, que te parece?-

-no creo que el acepte la invitación…lo mejor va a ser que se lo diga en la academia, es el lugar donde él se siente más cómodo…y yo también-

-de acuerdo, hazlo donde te sientas mejor…todo va a estar bien, no tengas miedo…-dijo mientras elevaba su mano a la altura del rostro de Mei, para luego acariciar su mejilla. Sintiéndose ya más tranquila, gracias al gesto de su novia, con un rápido impulso capturo sus labios en muestra de agradecimiento.

-ah…siempre logras tranquilizarme con facilidad…-confeso la morena mirándola de una manera dulce y calma.

-…te quiero…y no me gusta verte angustiada-la morena se preguntaba porque esa clase de palabras lograban tocar su corazón con tanta facilidad cuando las pronunciaba Yuzu. En qué momento se había vuelto tan dependiente de ellas?, en qué momento se había acostumbrado y encariñado a la idea de que alguien se preocupara de tal forma por ella?. No conocía el momento exacto en el que eso había pasado, pero de lo que si estaba segura, es que esas cosas comenzaron a pasar después de que Yuzu entrara a su vida. No eran muchas las veces en las que se daba cuenta de todas las cosas que debía agradecerle a la rubia. Estar a su lado le enseño a vivir más libremente en el mundo y con respecto a sus propias emociones. Logro conseguir muchas cosas positivas a su lado, y siendo perfectamente consciente de que la transición para llegar a ese cambio no fue nada fácil, sin embargo, la rubia nunca la abandono, y permaneció siempre a su lado. En muchas circunstancias llego a desconfiar de sí misma, pero Yuzu no, Yuzu siempre creyó en ella. La mayor se había ganado su confianza como nunca nadie antes lo había logrado, y era lo mínimo que se merecía, después de pasar por todo lo que paso.

-…Yuzu…te hago feliz?-casi nunca lo preguntaba, pero esa duda en su cabeza siempre estaba. La merezco?, porque me escogió a mi entre tanta gente en el mundo?, en el fondo es realmente feliz?, porque aun no me ha dejado después de todo lo que la hice pasar?, porque me sigue eligiendo a mí?. Esas preguntas entre otras, son las que continuamente se repite a sí misma. No entendía…aun no lo hacía. Sabía perfectamente la clase de persona que era Yuzu; pura, transparente, ingenua, positiva. Pero lo que aun no entendía, es porque la vida habría flechado su corazón con una persona como ella; obscura, fría, recia, introvertida, cobarde. Qué objetivo tendría el destino al cruzar a dos persona con esas características tan opuestas?. Se percataba del hecho de que la personalidad de Yuzu, había cambiado en una forma positiva la suya, pero la pregunta era, si eso habría ocurrido a la inversa. Eso era algo que ella no podría aceptar, esperaba con desesperación no haber contaminado con su persona a la dulce Yuzu. Lo cierto es que ella ahora era feliz, y todos sabemos gracias a quien. Solo esperaba estar haciendo lo mismo por ella.

-…Mei…que pregunta es esa…acaso no lo vez? Creo que no necesito responderla-

-si necesitas! yo quiero saberlo…dímelo por favor-la inseguridad era algo que, a pesar de no demostrarla, nunca abandonaba su persona.

-Mei…pero que bicho te pico de repente?-

-…-

-me haces muy feliz…estoy enamorada de ti. Tan solo con verte y robarte un beso todos los días seria más que suficiente para hacerme feliz, pero lo cierto es que haces mucho más que eso por mí…no hay dudas de que esto es lo que quise toda mi vida-esta era su verdad, la verdad de Yuzu. Simple y concreta, pero a la vez muy profunda. Estaba enamorada y era feliz al poder ser capaz de compartir su vida con esa persona. Se sentía afortunada, no todo el mundo tenía la dicha de estar con la persona que ama. Por supuesto la vida no era un campo de rosas, ni tampoco un cuento de hadas; en esta vida se está destinado a luchar día a día por lo que uno quiere o le pertenece, pero todo ese campo de batalla se hacía absolutamente llevadero, si se tenía la suerte de compartir esas batallas con la persona dueña de nuestros corazones. Esa persona con la que sabemos, desde el momento en que la vemos, queremos pasar el resto de nuestras vidas.

-porque…porque te enamoraste de mi?-

-no…no lo sé…solo sé que, desde el momento en que te vi, supe que desde ese entonces y para siempre lo serias todo para mí. Al principio no me lo admití a mí misma, pero no me llevo mucho tiempo darme cuenta que habías invadido mi corazón. Lugo de conocer mejor tu historia y a ti, supe que sería muy difícil que tu sintieras lo mismo por mí, pero el hecho de no querer rendirme, hizo que yo misma me diera cuenta, que sería casi imposible arrancarte de mi pecho-simplemente es imposible saber las razones del enamoramiento, es algo de lo que sencillamente nos damos cuenta por muchas señales y razones de nuestro propio comportamiento; sentimos constantemente un hormigueo al estar, o simplemente pensar en esa persona; al estar juntos se siente como que estamos solos en el mundo; nos creemos capaces de hacer cualquier cosa por esa persona y su felicidad; sentimos que el tiempo en su compañía simplemente vuela; no nos imaginamos comportándonos así por nadie más; su felicidad y su bienestar es primordial para nosotros, inclusive si sabemos que no es a nuestro lado. Todas estas y muchas más son señales evidentes de que nos hemos enamorado. Pero saber identificarlo, no quiere decir entenderlo. No se conocen las razones con exactitud, es algo que simplemente pasa, con o sin nuestro permiso. La flecha de Cupido es incuestionable. Millones de parejas totalmente opuestas existen, pero esas cosas no importan, si están enamorados, todo lo demás simplemente queda en un segundo plano.

-…Yuzu…-las palabras no salían de la pelinegra, no sabía si estaba en blanco, o eran tantas las cosas que quería decir que no sabía por dónde comenzar. Al no ser capaz de pronunciar nada más, tomo a Yuzu por los hombros y la besó…la beso con tanto amor como le fue posible demostrar. Por unos instantes las dos chicas perdieron absolutamente el sentido del tiempo y espacio, y ambas terminaron cayendo en una posición horizontal; Yuzu debajo y Mei en cuatro por encima de ella. Querían que el tiempo se detuviera, atesorar por mucho más tiempo este momento. Tan solo con el hecho de mirarse fijamente a los ojos, lograban expresarse tantos sentimientos, para los cuales simplemente no existían palabras. Era esta clase de momentos, que hacían ver al mundo absolutamente perfecto, donde no existía nada capaz de eclipsar algo tan valioso. Si fuera posible, no dudarían en quedarse y vivirá sí para siempre; esa clase de momentos era.

-…Yuzu…-

-…Mei…-fue tan solo cuestión de segundos para que nuevamente se vieran tentadas a expresar y demostrar su amor a través de su piel, comenzando una vez más entre suaves besos y caricias tiernas, para terminar en roses y movimientos desenfrenados controlados por la pasión y el amor.

.

.

.


no tengo ni idea de lo que habrán pensado de este capitulo. para ser sincera, esta es la primera vez que escribo algo tan explicito. no se si sera aceptable para ustedes. tal vez me pase un poco de la raya...no se, yo que se. A mi, en su mayoría me convenció, pero talvez a ustedes les parezca muy...sexual.

escribo esto porque me gustaria saber si para ustedes fue mucho, poco, o estuvo bien, ya que pretendo escribir algún que otro capitulo con contenido similar( no se preocupen, los capítulos sexuales serán los mínimos, o soy, mas bien, una chica a la que le gusta la dulzura y algo de cursilería).

en fin, espero leer sus opiniones, y saber que opinan. los quiero con todo mi corazón amados lectores.

xoxoxoxo