Capítulo 7: Equilibrio.

Consolidar el sueño fue lo más difícil para mí después de conocer a Jack Overland.
Al igual que en los cinco días anteriores me encontraba levantada mirando el bello amanecer que se colaba sobre mi ventana, un cielo azul intenso era decorado con algunas nubes y los rayos del sol decoraban a estas con colores oscilantes entre amarillo y rojizo.
Había llegado el día del baile y no había logrado dormir en toda la noche. El estar pensando en aquel joven hacía imposible la tarea, por más que lo intentaba no salía de mi cabeza, ya que apenas cerraba mis ojos y mi pensamiento divagaba hacia él y aunque pensara otra cosa tarde o temprano algo me hacía relacionarle de alguna manera.
Era todo un enigma para mí, me sentía más confundida y ansiosa que nunca. El conocerle había despertado en mí sentimientos encontrados que me eran totalmente desconocidos, trate de analizar cada uno con cuidado y la suma de todos estos daba un resultado que me era totalmente inaceptable. ¡Simplemente no quería creerlo! Si Anna se enterara, muy probablemente me repetiría las mismas palabras que le había pronunciado con Hans el día de la coronación. No cabía duda de que solo hasta que se experimentaba una situación así en carne propia, podía comprenderse realmente la magnitud del problema. Claro, yo lo calificaba como un gran problema, dado que desde mi punto de vista, si el hecho que estuviera enamorada, era el motivo de este tipo de comportamiento y ni siquiera tenía cerca su presencia... ¿Cómo rayos será mi conducta cuando él estuviera cerca de mí? No podía consentirlo, así que para tomar una decisión acertada debía poner todo sobre balanza: para empezar podría decir en su contra que es el ser más egocéntrico, presumido y fanfarrón que he conocido... Pero bebo admitir que es atento, divertido, amable, resuelto, apuesto... tan sensual...
Un ligero golpe tras mi puerta me hizo interrumpir mis pensamientos, que habían girado a un entorno nada casto que digamos.
Me dirigí a una silla cercana a mí tratando de tranquilizarme y lucir lo más normal posible.
-Pase.
La puerta se abrió dando paso a mi dama de compañía la cual llevaba la bandeja del desayuno.
-Buenos días su majestad.
-Buenos días Lían.
-¡Feliz cumpleaños, alteza!
-Muchas Gracias.
-Se ve cansada, ¿se encuentra bien?
-Estoy bien Lían, gracias. Solo necesito un baño y estaré lista.
-¿Ha decidido que vestido utilizar esta noche?
-Aún no...
-¡Eso corre por mi cuenta Lían!
Anna hizo entrada con una gran caja blanca, la cual depósito sobre la cama. Apenas me puse en pie, mi hermana se abalanzó sobre mí haciendo que casi cayéramos.
-¡Felicidades Elsa! ¡Es tu cumpleaños!
-Me ha parecido que los últimos siete días he cumplido años.
-¡Eso espero, ya que ese ha sido mi propósito! Y este día será la cúspide de todo.
-Hoy me encargaré de todo tu atuendo personal, así que si me permites le daré el día libre a Lían.
-Pero... princesa Anna, no puedo...
-Si puedes Lían, yo lo ordeno.
Lían me miró sorprendida mientras le dirigía la mejor de mis sonrisas.
-Pero eso sí, espero que acudas a la fiesta. No aceptaré que no estés ahí y claro también tu prometido.
-Gracias majestad. Entonces hasta la noche.
Lían se marchó, no sin antes darme mil agradecimientos y un abrazo, cuando salió, me dirigí hacia el cuarto de baño lista para la gran odisea que tendría que hacer por mí celebración, conociendo a Anna ya tendría todo un tour planeado.
-En cuanto termines tu baño desayunaremos, te espero aquí. ¡Ah! y ponte esto, espero te guste.
Cuando terminé mi baño, me dispuse a colocarme lo que Anna me había dado para lucir este día, ella siempre solía tener buen gusto para la ropa, pero para ser sincera, ya tenía una idea para crear mi propio vestido. Considerando que tendría un nuevo encuentro con el joven Overland, deseaba hacerle probar una sopa de su propio chocolate. Dado que su última jugada me había caído de sorpresa (la cual debo aceptar, fue muy placentera) tenía pensado pagarle con la misma moneda la forma en que me había afectado y más aún quería darle una lección por querer elevar (aún más) su ego por mi causa. Yo también sabía jugar y me sentía ansiosa por la revancha.
Más animada me dispuse a desenvolver el paquete, pero la emoción duró muy poco, ya que al sacar el contenido me encontré con un vestido de dormir. Con una gran confusión y desilusión me coloqué el vestido que era de color violeta, sin duda era lindo para el propósito de dormir con él, más no lo más adecuado para una fiesta. Al salir, me encontré con una pequeña mesa para dos en medio de la habitación la cual estaba llena de alimentos variados y en el aire se percibía un perfecto efluvio de chocolate.
-¡Feliz cumpleaños, querida hermana!
Anna salió detrás de la mesa con el mismo vestido que el mío.
-Anna ¿qué significa...?
-¡Tu regalo, claro! ¡Todo un día conmigo! bueno al menos hasta el baile, sin salidas, ni gente, solo diversión, tú y yo. Bueno y no olvides estos bellos vestidos que llevaremos a la fiesta... ¡Mentira! por favor no pongas esa cara. Por supuesto que no haría que lucieras así esta noche, pero para mi propósito inmediato esto es lo más cómodo.
Respire tranquila ante esta última afirmación, quería mucho a mi hermana, pero no pensaba consentir ir vestida así al baile.
El día transcurrió como yo tenía idea de celebrar mi cumpleaños: muy tranquila y divertida con mis seres queridos. Después del desayuno Kristoff y Olaf se unieron a los juegos y cantos que Anna planeó, y así, sin darme cuenta la hora del baile había llegado junto con una ola de nervios que me invadió nuevamente.
-¡Chicos fuera, ahora!
-Podrías ser más amable linda, tenemos sentimientos.
-En este caso, no. Inclusive debería portarme ruda.
-Eso es lindo de ti.
Bien ahora era el momento incomodo, Kristoff había cargado a mi hermana plantándole un beso, desvíe la mirada aclarando mi garganta para evitar que sobrepasaran los límites del aprecio público.
-Lo siento, cuñada. Me retiro, las veré más tarde.
Cuando nos quedamos solas, Anna comenzó la tarea de arreglar mi cabello, me senté sobre el tocador, tome una horquilla y se la pase por detrás.
-Bien Elsa, ¿qué es?
-Una horquilla, me gusta...
-No me refiero a eso. ¿Cómo se llama?
-¿Quién?
-¿El chico del que te enamoraste?
Mire a través del espejo la expresión de mi hermana que era de tranquila superioridad. Mentirle no era una opción, pero no sabía que responderle, así que solo me limité a levantar uno de mis hombros mientras desviaba la mirada.
-No sé si sea enamoramiento como tal.
-¡Lo sabía! Y claro que lo es.
-¿Cómo lo sabes?
-Desde el primer día del festival, cuando creí que te habías ido...
-Anna, ya había aclarado ese punto...
Mi hermana había sido muy exigente en ese tema, justo después de que Overland se separara de mí en el callejón, tuve que correr lo más rápido posible hasta la plaza y al llegar gran fue mi sorpresa al ver que todos me buscaban con gran ahínco, mi hermana en especial se encontraba preocupada y desesperada, al verme me dio una gran reprimenda. Olaf me había contado que la preocupación de Anna se atribuía a la idea de que tal vez yo hubiese huido nuevamente. No la culpaba por tener ese pensamiento, solo que sentía que su preocupación había sido muy extrema, así que solo me limité a excusarme por mi falta de tacto y disculparme con todos por preocuparles. Pero de mi encuentro en el lago, no lo comenté con nadie.
-Ya sé, pero también me di cuenta que ocultabas algo, te veías distinta, lo sabía, lo sentía, no dé en balde soy tu hermana Elsa, no nos hemos tratado mucho, pero te conozco. Además haz estado muy distraída estos días... Que te digo, yo ya pase por algo parecido, ¡dos veces! Me da mucha experiencia, ¿no crees? Así que cuéntamelo todo.
Sonreí ante su acertada respuesta y me dispuse a contarle todo lo ocurrido, salvo un pequeño detalle que debí corroborar esa noche, mientras hablaba, sentía que una presión salía de mí, y al terminar supe lo que debía hacer, y sin duda lo haría.
El salón principal estaba lleno en su totalidad, la música estaba en pleno apogeo y las variadas parejas bailaban formando figuras con cada tono que se interpretaba. Me encontraba viendo sigilosamente tras la cortina por la cual aparecería al ser presentada. Estaba muy nerviosa, seguramente él ya debía estar por ahí, y si mis cálculos eran correctos, esperaba que ya estuviera desesperado por no encontrarme, más cuando hicieran mi presentación frente a todos... cuánto daría por ver su expresión cuando se entere quién soy realmente. Tenía todo cubierto, Anna me había dado la mayor cantidad de ánimos posibles, y después de una larga discusión llegamos a un acuerdo para el vestido, el cual para mi gusto era muy atrevido, tome como base de mi vestido tradicional, lo único que hice fue quitarle la parte superior dejando descubierto mis hombros y parte de mi espalda, cambie las mangas por unos guantes y había elegido un color azul marino decorado con pequeños copos de nieve blancos que simulaban caer.
-¿Lista?
Anna me miraba expectante y feliz.
-Si.
Conteste con un hito de voz, pero una mentira nefasta, era todo un manojo de nervios, sentía que en cualquier momento desfallecería ya que sentía mis piernas hechas una gelatina. Debía controlarme, no era nada prudente demostrar inseguridad a los invitados y mucho menos estando él presente.
La pieza musical fue interrumpida por un toque de trompeta, al instante se hizo un silencio solemne y la voz fuerte de Se hizo escuchar por todo el salón. Había llegado el momento.
-Su alteza real la princesa Anna.
Mi hermana salió no sin antes desearme suerte. Al cruzar la cortina un vitoreo se escuchó por el salón y después otro silencio.
-Su majestad, Elsa reina de Arendelle.
Cuando salí, el recibimiento fue lo contrario al de mi hermana, todo era silencio ya que todos los invitados me hacían reverencia, a excepción de un chico de cabello castaño. Mis nervios explotaron, sentía que flotaba y todo carecía de importancia. Su cara era todo un poema, su sorpresa era mejor de lo que esperaba y eso era algo que remembraría eternamente.
Se reanudó la música y el murmullo volvió al salón, baje las escalinatas junto con Anna y comenzaron las felicitaciones de los invitados, quería seguirle la pista a Overland pero me fue imposible ya que la gente a mi alrededor limitaba mis movimientos, y mi estatura no ayudaba mucho.
-Me permitiría una pieza de baile alteza.
Un joven, sin duda un príncipe de otra ciudad se encontraba con la mano extendida esperando mi respuesta. Ya llevaba demasiado tiempo saludando a personas, unas conocidas y otras nunca en mi vida las había visto. No quería pasarme así toda la noche y aunque el baile no era mi fuerte, lo prefería a estar sin divertirme. Así que me dispuse a aceptar su oferta, cuando hizo aparición una voz ya muy conocida para mí.
-Temo que la dama, ya me ha prometido ser mi acompañante, por lo tanto bailaré con ella. Así que si nos permiten.
El tomo mi mano colocándola sobre su brazo, todo ocurrió fugazmente, y aun peor, sin que pusiera resistencia alguna, llegamos al centro de la pista, donde todos habían dejado de bailar para hacer un círculo, genial, ahora era el centro de atención. Mi acompañante me tomo de la cintura, pegándome más de lo normal a su cuerpo, la música comenzó a sonar y con un suave balanceo comencé a ser dirigida por la pista.
-Muy bien linda, así que, eres la reina.
-Sí, reina Elsa.
-Reina linda para mí.
-Veo que no ha bajado su aire de superioridad.
-No, te dije que nada cambiaría y siempre cumplo lo que prometo.
-Ya lo veremos. Debo admitir que muy bueno bailando Sr. Overland.
-Gracias. Me encantaría mostrarle más de mis habilidades, pero para ello debería hacerlo en privado.
Ahí estaba otra vez, ¿cómo podía decir todas esas cosas tan a la ligera? Era tan osado o tal vez muy pervertido... Sin duda una de sus cualidades, la cual tenía que aceptar me enloquecía.
Al terminar la música, aplausos se esparcieron por todo el lugar, di varias reverencias de agradecimiento y me aleje hacia la puerta que daba hacia el jardín principal. Tenía un objetivo aquella noche que debía comprobar, así que tratando de solo llamar la atención de Overland me aleje de todos los invitados. Después de cruzar los jardines, entré en una de las habitaciones de pinturas. Me coloqué en el extremo opuesto, dado que era grande, quede a varios metros lejos de la entrada. Como esperaba él me había seguido, al entrar cerró la puerta, a lo contrario de lo que había pensado, se le encontraba muy serio, comenzó a acortar la distancia, pero lo detuve.
-¡Detente ahí! ahora que sabes quién soy, deberías saber de lo que soy capaz.
-¿Acaso me harías daño?
-Podría hacerlo.
-Bueno, siempre y cuando seas tú, no me molestaría.
Comenzó a acercarse, y entonces congele el piso para detenerlo, y gran fue mi sorpresa al ver que a él y lo que encontraba a su alrededor no se había congelado, sin duda él también se percató de esto y al igual que yo parecía sorprendido.
-Tal parece ser que no podrás dañarme después de todo.
-¿Cómo es posible?
-No lo sé
Entonces quise comprobarlo, de un rápido movimiento me acerqué a él, al hacerlo trate de congelar algo, pero por más que lo intente no funcionó, ¡no tenía poderes! No sabía por qué o cómo, pero, ¡estaba feliz! ya que por un momento, al estar cerca de Jack Overland pude sentir lo que había deseado toda mi vida: ser solo una chica normal.