Capítulo 1: Virtuoso

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Rubio, de ojos azules, porte masculino lleno de gracia, elegancia y conocimiento, con una piel tan blanca que envidiaba hasta la mujer más hermosa y era al mismo tiempo admirado en secreto por la misma. Su nombre era conocido por todos en el campus de uno de los institutos más famosos de Francia: Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza, derrotando a lo que por muchos años fue la mejor en su categoría a Julliard. Su ubicación lo transforma en la cuna de la música para la enseñanza y descubrimiento de nuevo talento. Talento que pronto seria lanzado al mundo. Convirtiéndose en uno de los más exclusivos, donde solo los más prodigiosos y acaudalados podían tener acceso a la misma.

Nacido en Japón, era el mayor de 2 varones que seguían el mismo curso que su padre por la música. El renombrado Maestro Ishida, discípulo de Nino Rota, era el apellido que por muchos años estuvo en la boca de muchos, en las orquestas más grandes y exitosas compitiendo a la par con grandes personalidades y batutas del mundo como Ratli, Mazeel, Dudamel, o inclusive el otro discípulo de Rota: Muti. Quien fue por muchos años su más gran rival hasta que por 3 años consecutivos el premio Príncipe de Asturias. Se casó con Natsuko Takaishi, una flautista que estuvo en una de sus orquestas más famosas. Con ahora solo 20 años, Yamato Ishida era sin duda uno de los más prodigiosos en lo que hace. Pues muchos dirán que su título se debía solo por su apellido hasta que este los retaba en lo que mejor sabía hacer.

Música.

Música como la que Beethoven, Rachmaninov, o Chopin componían.

¿Qué tenían ellos en común con un joven como este?

El piano.

Yamato desde los primeros años de su vida, empezó a mostrar talento natural en el piano. Tocando en su primer recital una compleja pieza como de Beethoven. Me refiero, como no, a la Sonata nº 29 en Sib Mayor Op. 106 "Hammerklavier". No tardo en sobresalir en su país en donde su hermano también empezó a seguir los mismos pasos en la rama del Oboe. El dúo de oro. Ese era el nombre por el cual fueron reconocidos en su estadía en Japón y no tardo para que pronto recibieran una carta de aceptación para uno de los mayores institutos del mundo, el Conservatorio de Paris. Gracias a la basta educación que se les fue inculcado, el idioma como el francés o inglés eran un juego de niños para ellos. La constancia de viajes entre países, debido a la posición de su padre les "obligo" a cierta manera de aprender. Y ahora ahí estaba, siendo el mejor de lo mejor.

-Entonces porque mi profesor se encarga de hacerme creer lo contrario- Se sacudió su cabello, volviendo a ver la partitura frente a él. Si es cierto, Yamato Ishida era lo mejor de lo mejor en su categoría. La afinidad con la que tocaba el piano, la destreza y certeza para no equivocarse en ninguna pieza lo hacía un genio. Pero, su profesor particular le había exigido que la única manera en la que pudiera pasar al siguiente nivel era si iba más allá.

"El piano no se trata solo de la velocidad certera con la que tocas, se trata de la pasión y la voz que la música transmite y a ti, Matt… Te falta pasión"

Fueron sus exactas palabras. Ahora el rubio tras propinar un montón de insultos salió de la sala de práctica y no volvió sino hasta 2 semanas después ¿Al gran Yamato Ishida, falta de pasión? Su música era su pasión, su vida, su todo. Un profesor que nunca llego a ser algo más que un profesor no le diría como sentirse o que hacer. Y por eso, ahora estaba en una encrucijada.

-Bien Yamato, si deseas que crea que eres lo suficientemente bueno para pasar al siguiente nivel y tener mi carta de recomendación para poder empezar a componer tu propia música… Debes demostrarme que puedes mostrarme pasión con una melodía- Y antes de que el rubio pudiera abrir la boca, el profesor se la cayó terminando e insinuando que lo debía lograr con un Dueto.

Eso era fácil.

El piano como pieza central siendo acompañado por un instrumento que pudiera expresar la misma cantidad de sensaciones que un humano podía experimentar, un instrumento que hiciera llorar y reír al mismo tiempo. No había mejor instrumento que un Violín. Por ende, el sabía que la mejor manera de demostrar su punto era escogiendo lo mejor.

Se apoyó en la mesa leyendo y tachando detalles de la partitura en su mano.

Si, era fácil.

Pero su Profesor no se lo ponía tan fácil. Jean Yves Thibaudet, era un francés prodigioso como él. Su padre tocaba el violín y su madre era una consumada pianista, era obvio ver el camino que él iba a optar y es gracias a ella que se influencio en sus primeros años en el aprendizaje del piano. Es considerado uno de los grandes 5 en el Conservatorio de Paris. Puesto con solo 15 años ya había ya ganado su primer premio Prix du Conservatorie, el cual lo llevo 3 años después a ganar la audición para Jóvenes Concertistas en Nueva York. Es renombrado por su elocuente fraseo musical, sus lustrosos colores y su brillante técnica. Quizás lo conozcan por una afamada película muy clásica llamada: Orgullo y Prejuicio. Una bella novela que aun después de muchos años es considerada un clásico. Si algo era cierto es que él y Yamato tenían solo una cosa en común: Técnica. Puesto mientras el ya conservado pianista tocaba piezas alegres y coloridas, el rubio se enfocaba en mostrar piezas pesadas llenas de emociones muy desgarradoras.

Con más razón la pieza frente a él, se hacía más difícil. Tras escuchar a Yamato decir que haría un dueto con un violinista le otorgo la pieza que sería la que tendría que tocar frente a él. La pieza se veía fácil, pero el sabia el reto que le estaba poniendo su maestro. Era otra pieza de Beethoven Sonata para Piano y Violín NO5, en F mayor, op 24 "Spring Sonata" I. Allegro. La palabra Allegro, sonaba alienígena para su gusto y eso lo tenía disgustado. No se sentía cómodo expresando una melodía tan cantarina en el piano y su mente le registraba con risa burlona que con eso demostraba al profesor que no tenía pasión por el piano.

Buscando alejar esos pensamientos, termino practicando duramente la pieza en donde inclusive su propio hermano lo había elogiado por lograrlo tan rápidamente y a la perfección pero aun que su hermano no lo dijera el sentía la pieza dura y sin color. Y Allegro no era así, mucho menos Spring Sonata que relataba la primavera. Luego había otro nuevo problema. El violinista.

-Entonces te dijo que no- hablo el rubio menor mordiendo un camarón sobre la mesa de comedor, mientras veía con aburrición a su hermano que parecía desquitarse con la comida.

-Así es… Digo, quien se cree… Solo porque es el mejor no significa que deba rechazarme por ese motivo- se metió un gran bocado recordando a quien le había pedido ser su acompañante.

-Uhm, nunca pensé que Minamoto fuera los de ese tipo, Kari siempre me habla muy bien de él-

Minamoto Kouji, era uno de los más prodigiosos en su rama. Sus rasgos fríos hacían equilibrio con lo calculador de sus movimientos en el violín. Era uno de los pocos violinistas que había logrado se invitado a varios eventos como concertista y ser parte de una orquesta para piezas especiales, sin siquiera estar graduado. Ha ganado casi todos los concursos de violín que el conservatorio ha hecho, cuando le preguntan sobre los que perdió el solo sonreía y respondía cordialmente indicando que en esos momentos fue justo y necesario perder. Ante esa aptitud amable y accesible Yamato no espero preguntarle que fuera su compañero para esta pieza, pero cuando pregunto cuál era este solo se rio y se negó a hacerla con él.

"Yo solo toco con personas que aman la música y es claro que esta pieza no la puedes amar"

Apretó sus labios y con la misma rabia que sintió en ese momento se terminó los camarones en un solo bocado. Ese engreído.

-¡Hermano! Déjame alguno- hablo protestando el menor casi de brazos cruzados.

-Lo siento Takeru, es solo que… Necesito pagar frustración- soltó el tenedor y pasando las manos por su rostro para aliviar la presión se estiro en su silla mirando el techo por un momento- ¿Qué crees que deba hacer?-

-Pues…- Bebió algo de su trago y frunciendo sus labios se puso a pensar por un momento- Puedes hacer una búsqueda, usa tu nombre Ishida y habla con los profesores para que te permitan hacer una audición para lo que buscas, sé que no deseas a cualquiera-

-Y no tendré a cualquiera…-

Ahora estaba ahí nuevamente revisando esa partitura, tachando y arreglando el tempo, pero su frustración no era menos, sencillamente se agitaba. Había pasado los últimos días escuchando a violinistas amateurs tocar y tocar, equivocarse y pedir disculpas en todos los idiomas. Había gente seria que había ido pero no eran lo suficientemente buenos para él, y había gente, que sencillamente querían el puesto para alcanzar estar más cerca de él. Pues no era noticia nueva que Ishida Yamato por su talento, su físico, su dinero y su posición era codiciado y admirado. Profesores lo amaban y elogiaban, y tenía sus privilegios ante ello. Pero como todo privilegio venia su maldición, siempre habían mujeres locas intentando salir con él y molestando su práctica. Ese era una razón por la que tenía piano en su apartamento, para evitarse esas molestias. Se recostó del mueble y miro al techo. Tenía solo 1 mes para presentar esa pieza y todos los candidatos daban un asco. Lanzo la partitura y se puso de pie. Tomando su chaqueta salió del sitio. Necesitaba un trago.

Y pronto.

-El gran Ishida, solo en un bar, quien lo diría- el rubio ladeo una sonrisa ante la voz que le reclamaba, haciéndose a un lado le dio paso a la dueña de esa voz. Una hermosa pelirroja de ojos ámbares se sentó a su lado- Dime. Aun no consigues lo que buscas ¿eh?-

-Así es, sencillamente nadie es tan bueno como Minamoto-

-Escuche por Take-chan que te rechazo- Se bajó la bebida de un solo golpe al verse recordado por ese hecho y miro con reproche a la mujer a su lado- Oye Yama, no me mires así. No tengo la culpa de nada de eso-

-Si quieres molestar a alguien Sora, hay varios hombres que te han puesto el ojo por el bar. Anda a buscarles- La verdad es que Sora no era para nada fea, era una mujer atractiva que sabía que atributos tenia, su piel morena hacia sobresalir ese color de ojos y cabello que eran únicos en ella. Sora Takenouchi aparte de ello tenía una de las voces más hermosas que él habría podido oír. No diría que la mejor pero si la mejor en este conservatorio y eso era mucho que decir. Estuvieron saliendo por un año hasta que se dieron cuenta que lo de ellos era solo sexual y nada más y Sora, quería más. Y él, no estaba para eso.

-¡Ay! Pero que malo eres Yama, solo quiero ayudar. Take-chan me dijo que estarías acá- registro en su bolso un momento y saco un flyer del mismo, extendiéndolo en la mesa.

-¿Y esto que es?-

-Es un concierto de bienvenida al nuevo talento al conservatorio. Hay violinistas que regresan después de intercambios a reintegrarse… Minamoto tocará ahí-

-Ya me rechazo, un Ishida no se va a rogar-

-Tks Tks Yamato, no lo digo por Minamoto, lo digo por los demás violinistas-

-¿Entonces por qué nombrarlo?-

-Porque Minamoto no toca en conciertos en París- Ambos se giraron al escuchar una nueva voz, era su hermano quien se unió a tomar- Lamento la tardanza, estaba hablando con Kari- otra vez ese nombre, desde hace un par de meses ese nombre solía salir de manera natural de los labios de su hermano, casi todo el tiempo- En fin, Kari me contaba que Minamoto no hace conciertos en Paris porque nada lo motiva-

-Uhmm ¿Qué lo impulsa entonces?-

-Pues nadie lo sabe, dijo que cuando vio la lista de los alumnos que se reintegraban corrió a buscar al Jefe de departamento-

-¿Crees que tenga que ver con el rumor?- Hablo casualmente la pelirroja mientras sorbía su Martini recién hecho.

-¿Cuál rumor?-

-Muchos dicen que Minamoto ha sido vencido solo 2 veces en el conservatorio, por la misma persona-

-¿En serio?- siempre que le hacían entrevistas sobre esas pérdidas el joven no se mostraba reacio ni ofendido más bien se sentía aliviado y relajado. Un Minamoto que muchos no estaban acostumbrados a ver. Si es cierto que el pelo azul sonreía de vez en cuando pero nunca esa sonrisa.

-Con más razón deberíamos ir a ese concierto entonces- repuso Sora con interés- Quizás aquella persona esté en ese concierto y él querrá ver a su rival después de mucho tiempo, demostrarle que es el mejor-

-Es algo que yo haría- susurro Yamato en su propio mundo, es exactamente lo que estaba haciendo con el profesor Yves. No perdía nada asistiendo al sitio, era mejor verlos tocar sin que supieran que él buscaba una pareja para un dueto. Y quien sabe, tendría realmente la oportunidad de ver a la famosa persona que derroto al gran Minamoto en su propio campo. Si esa persona resultaba ser lo bastantemente buena, entonces esa persona se volvería su compañero.

Yamato Ishida no era de rogar, pero si no conseguía lo mejor a buena voluntad podía ser insistente de mala voluntad si se lo proponía.

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Sip, es una nueva historia, se que tengo varias pero me gustaría una que no fuera tan fantasiosa. Y esta surgio inspiradoramente tras escuchar un disco de Edvin Marton. Ame historias como Nodame Cantabile y La Corda Di Oro. Y por eso, no pude evitar dejar volar un poco más de mi imaginación y empezar a desarrollar esta historia.

Tendrá inspiración en Nodame, más no se llevará a cabo en el mismo hilo como es esta. Quizas será algo corta, todo depende de como evolucione la trama.

Si, será Mimato con algo de Michi y Miouji. Habrá el desarrollo de otras parejas como Takari y Taiora pero no me centrare en ellas. Esta es la historia de un Virtuoso que no conoce la pasión en la música.

Espero les guste, recuerden dejar sus reviews~