Disclaimer applied. Masashi Kishimoto © Naruto.

Dedicado a mi perro fallecido, Lobo. Gracias por tanta lealtad y cariño todos estos años.


Anatomía de una mente recuperada.

Capítulo I: "Por los cielos azules".

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La puerta ahoga un sonido detrás de él pero no se mueve. Su pie se desplazaba involuntariamente de arriba abajo sin que pudiera evitarlo, al parecer era un tic nervioso que había adquirido en los últimos meses. El hombre se sienta delante de él, cruzando las manos sobre el escritorio, con una mirada escrutadora. Los ojos ónices de Sasuke eran inexpresivos a pesar de su pierna inquieta, Kenta larga un suspiro que quitaba todas sus preocupaciones. —No era ella —dice, y Sasuke exhala todo el aire que le fue posible.

— ¿No lo era? —preguntó, cerciorándose por segunda vez.

Ha transcurrido un largo año desde la última vez que hablamos.

—Al parecer el cuerpo había estado ahí por mucho tiempo pero por suerte, pudimos comparar el ADN y no coincidía. Shikamaru Nara y Neji Hyuga han hecho un buen trabajo, pero volveremos a la búsqueda de nuevo —comentó, agarrando la tetera cautelosamente y sirviendo café en la taza. Sasuke Uchiha se mantiene silencio. — ¿Tú cómo te sientes?

—No quiero hablar de eso —él dice. Su ceño ya se había fruncido sin haberle dicho algo que pudiera ofenderlo.

— ¿Qué es lo que sientes? —volvió a lo mismo, llevándose la taza a los labios. — ¿Impotencia, ira?

—Impotencia por no poder nada desde aquí, ira por no hacerme caso a lo que les digo —musita con voz ronca.

— ¿Acaso piensas que gente como los ANBUS van a seguir órdenes... justamente de parte tuya? —inquiere alzando las cejas.

El azabache aprieta los labios y esquiva su mirada, posándola en la ventana. Ese día, los rayos destellantes de sol no lo azotaban porque estaba nublado. El cielo se encontraba encapotado y amenazaba con llover con todas sus fuerzas. Y él deseaba que lo hiciera, así podría salir a correr por la tierra mojada. Como si las gotas podrían llevarse toda la miseria que llevaba encima pero no era esa la manera de deshacerse de ella, era todo un proceso como una camisa manchada que lavaba y lavaba y la mancha seguía insistentemente en el lugar.

—Solo son unos idiotas —masculla.

—Son ANBUS por una razón. Y creo que deberías encargarte de tu propia recuperación, tienes suerte de que el Kazekage haya convencido a los demás Kages de darte unos meses más —contestó, dándole otro sorbo al café.

—Ni siquiera me interesa eso, que me den mi sentencia y ya... —comenta encogiéndose de hombros. —No voy a morir de todas maneras...

— ¿Qué te hace pensar eso? —pregunta, alzando las cejas.

—Si me quisieran muerto, ya me hubieran matado —dice, sus brazos se posan detrás de su nuca, en una postura totalmente confiada—. Tuve que ayudar a Akimichi con su abacería de mierda, a Yamanaka con la florería... como si yo supiera de esas cosas...

—Son castigos minúsculos, podría ser peor. Deberías estar agradecido, más allá de eso... hablemos de Sakura.

¿Cómo es tu aureola? Solo entre tú y yo. Tú y yo y los satélites.

Él no dice nada pero esquiva la mirada del Dr. Aoyama una vez más. Kenta sabía que estaba diciendo la verdad, y él acudía a mirar a otro lado. Como una tortuga que es asustada por alguien u algo inferior y recurría inmediatamente a esconderse bajo su caparazón. — ¿Por qué deberíamos hablar de eso?

—Quiero saber tus sentimientos, más allá de la impotencia e ira.

—No quiero hablar de eso. Lo único que hay que hacer es encontrarla —contesta fríamente.

Nunca creí en ti. Yo solo quería hacerlo. Antes de todo esto, ¿qué se me olvida?

El doctor, vuelve a depositar una mirada indescriptible en él y dice: —De acuerdo, la sesión ha terminado. Ya puedes irte, dile a Naruto que pase.

Se levanta de la silla encaminándose a la puerta pero antes de poner su mano en el pomo, se gira. — ¿Hasta cuándo tendremos que hacer esto?

—Es una orden de la Hokage que el Equipo Kakashi recibiera ayuda psicológica —dice.

—Pero, por ser un "equipo" y estar conectados... deberíamos tener diferentes profesionales —replica cruzándose de brazos.

—Es correcto. He mandado a llamar a mis compañeros psicólogos de más confianza, ellos asistirán a Naruto y a Kakashi a partir de la semana que viene. Me concentraré de lleno en tu tratamiento.

—Hn.

La bola roja que Naruto Uzumaki estrujaba sin parar, era un regalo que Kenta Aoyama le había dado. Según él, era para controlar los nervios y la hiperactividad que tenía. Por obviedad, el azabache le había ocultado que él había desarrollado el tic nervioso en su pierna porque no quería que se burlara de él. Le dio gracia la manera en la que lo observó por primera vez, aquella mañana. El rubio se encontraba de acá para allá, caminando casi en círculos, apretando el objeto continuamente.

¿Sentiste nostalgia alguna vez? No puedo acostumbrarme a esto, jamás me acostumbraré a esto.

Sus labios se curvaron hacia arriba, y lo miró con sorna. —Luces como un idiota.

Naruto alza la mirada, sorprendido. —Teme...

—Ya puedes pasar, usuratonkachi —finalizó, refugiando sus manos en los bolsillos y caminando en dirección contraria. El rubio estuvo a punto de decirle algo, pero se contuvo y cerró la puerta tras él.

Cuando el azabache salió del lugar, no tenía en mente algún lugar en especial. Nada venia su cabeza pero sus piernas comenzaron a moverse con intensidad al mismo tiempo que el cielo tronaba impetuoso. Y corría, corría mientras las gotas de lluvia mojaban su cara y le hacían acordar que estaba vivo; ya que hacía bastante que no era rozado por algo u alguien. Como si el contacto físico se hubiera esfumado porque una razón que no podía entender... o porque quizás él ya no permitía que se le acercaran. Casi como si le doliera estar fuera de su tugurio, que la libertad de estar corriendo fuera algo que tenía prohibido hacer.

Recuerdo aquella noche entre esas mismas estrellas.

La vidriera de la florería Yamanaka estaba empañada y las gotas que caían le hacían imposible ver algo, pero Ino podía distinguir como la mata oscura se alejaba con rapidez. Sasuke-kun. Suspiró a la vez que llevaba su mano a su gran barriga. —Al final no era ella, estoy tan aliviada.

Tenten Ama frotó sus manos y tiritó. —No se deja de hablar de eso, por lo menos en las filas de más confianza de Hokage-sama.

Ino Yamanaka se alejó de la ventana, y se sentó al lado de su castaña amiga. — ¿Tú crees...?

Ella se detuvo de repente, como si lo que estuviese a punto de decir, fuese una mala idea. — ¿Qué cosa?

—Que Sakura... que ella está...

Tenten solo negó con la cabeza. —Es una kunoichi fuerte y alumna de nada más y nada menos que Tsunade-sama. Sakura jamás se dejaría derrotar fácilmente.

—Pero sucedió... —la rubia bisbisó, mirando el suelo. —Se la llevaron... ha transcurrido un año y todavía nada.

Una lágrima traicionera cayó de los ojos de Ino, quien se la limpió rápidamente.

—Ella está viva —responde la castaña. Pero entre ellas, por más de saber que tenían que mantener la esperanza, lucía como una gran mentira.

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Naruto Uzumaki caminaba alrededor de la habitación, los ojos Kenta trataban de seguirlo. Había decidido no tomar asiento porque el rubio solo se sentaba a la hora de comer, o eso era lo que le había confesado sesiones atrás. No podía mantenerse quieto lo que hizo que el psiquiatra suspirara por cuarta vez. — ¿Estás seguro que no quieres sentarte? Puedo darte una taza de café si quieres.

—Le he propuesto a Hinata que sea mi novia... y dijo que sí —dice de repente, su voz representaba nervios. —Y sé que no debería por todo lo que está pasando pero-

Kenta lo interrumpió. —El mundo no para por nadie, Naruto. Y si es por lo de Sakura, ¿qué crees que ella pensaría de todo esto?

¿Podría haberte salvado? ¿Eso te hubiera traicionado?

El chico de orbes azules meditó por unos segundos para luego responder, con una triste mirada y un susurro. —Si Sakura-chan estuviese aquí, me abrazaría y me daría consejos.

—Ella no está aquí, ¿qué harás entonces? —preguntó. Sonaba más como un desafío, ¿qué podría hacer cuando su mejor amiga ya llevaba desaparecida un año y no había señales de vida?

La culpabilidad llenó a Naruto Uzumaki por completo. Él debería estar haciendo algo, algo para ayudar... pero a la Hokage no se le ocurrió la mejor idea que él y su mejor amigo, que podría perder la cabeza en cualquier momento, no debían interferir por miedo a que sus sentimientos les nublen el juicio. Todo estaba a mano de Neji Hyuga y Shikamaru Naru, quienes eran amigos cercanos de Sakura pero no tan cercanos. Ellos eran, se podría decir, las mentes más inteligentes del mundo ninja y sin embargo... aún nada.

Lucía como un chiste que alguien desapareciera sin dejar rastro. Especialmente si hablábamos de Sakura Haruno, una persona que amaba a su aldea y a todo lo que se incluía en ella. Sonaba más como un secuestro, pero... ¿dónde estaban los signos de lucha? Porque Sakura Haruno lucharía... siempre.

—Con Hinata, nos pasamos todo el tiempo hablando y jamás me aburro. Antes de que todo esto sucediera, Sasuke era uno de los temas de conversación y estábamos tan enfocados en buscarlo y tratar de ayudarlo... que nos olvidamos de que todo el Equipo se estaba descuidando y desmoronando... y Sakura-chan desapareció, y Sasuke no puede perdonarse eso. Parece una gran broma todo esto, nee —declaró con amargura.

— ¿Cómo está tu relación con Sasuke?

—Él está como alejado, luce como si se hubiera encerrado otra vez en su mente. Antes era fácil saber lo que pensaba... ahora es casi imposible. Y... si Sakura-chan no aparece, no creo que nuestro Equipo se recupere de esto —finalizó, triste. Sus ojos fueron hacia la ventana que miraban la lluvia caer.

La noticia de la desaparición de Sakura Haruno había impresionado a todo Konohagakure. Especialmente a las kunoichis, que estaban alertas por si acaso el secuestro sea una cosa viral. Al llegar los cinco meses de búsqueda, los ninjas comenzaron a relajarse ya que nada daba señal de que la persona quien se llevó a Sakura Haruno quisiera secuestrar a más mujeres, ninjas específicamente. Había muchos cabos sueltos que hacía que los ninjas designados a encontrarla, se volvieran locos e impacientes. Shikamaru Nara y Neji Hyuga se desvelaban todas las noches tratando de trazar hipótesis que al final, con mucha ira, eran descartadas.

Mebuki y Kizashi Haruno eran una especie de montaña rusa de emociones negativas y ojeras negras debajo de sus ojos. Tal como la Hokage ordenó, los más allegados no podían hacer nada por miedo a arruinar todo pero eso no evitó que Mebuki salga todos los días con una foto de su hija a preguntarle a todos los aldeanos si la habían visto.

Las respuestas eran siempre un hiriente "no".

¿Quién haría semejante cosa? Quien conociera a Sakura Haruno, sabe lo buena persona que es. Quizás se podía recalcar su poca paciencia o mala actitud que florecía como su nombre ante diferentes situaciones pero ella no era mala. Era ninja médico, ella ayudaba a las personas, amaba su aldea.

Sasuke Uchiha se quitó la camisa mojada que le estorbó al segundo que entró a su casa. Observó el lugar vacío y tranquilo, lo único que podía escucharse eran las gotas de lluvia. Sin encender ninguna luz, se dirigió a la cocina y se puso a preparar café. Subió a las escaleras a cambiarse mientras dejaba el agua calentar y vistió una remera negra y unos pantalones azules. La tetera indicó que el agua estaba a punto de hervir, los granos de café se empezaron a desgastar en el segundo que el agua cayó en el filtro. Ni siquiera lo endulzó o lo acompañó con algo, él simplemente dejó que el líquido caliente bajara por su garganta.

Los últimos meses fueron difíciles, quizás no tanto como los primeros días encerrado en el hospital, pero era complicado. Su compañera de equipo había desaparecido y todo lo que pensaba, por más de que no quiera admitirlo , eran las razones. Quizás no la secuestraron, quizás ella se hartó de todos y se fue. No la culpaba si eso en realidad pasó, después de todo ella sí necesitaba un descanso de todo el drama que rodeaba al Equipo 7... pero... ella lo hubiera notificado. Hubiera dejado una nota pero no lo hizo.

Cuando le notificaron la desaparición de Sakura, él luego de impresionarse, no dudó en reír. Reír por el hecho de que cuando decidió recordar, una de las personas que lo ayudaría en eso, se desvaneció de la faz de la Tierra sin decir por qué. Él no admitiría nada, los primeros días en la ausencia de la ninja de ojos verdes, era algo extraño. Todo era extraño, más de lo normal.

Hasta que pasó un mes.

Y la tensión en su alrededor se hizo notar al igual que la esperanza disminuía en el grupo más cercano de la Hokage.

Tú solo con esas pastillas. Lo que no pudiste hacer, yo lo haré.

Y fue ahí cuando comenzó a remontar sin problema alguno su tratamiento, era como algo que había que hacer todos los días y sin faltas porque tratar de encontrar a Sakura era lo más importante en ese momento... y aún era así pero la atmósfera era distinta. Él sabe como todo el mundo contenía el aliento cuando se encontraba un cuerpo muerto con las mismas facciones, medidas y peso de Sakura. Por más de que no tengan el cabello rosa, todo era posible. Kizashi y Mebuki Haruno, quien trató de evitarlos todo este tiempo, se derrumbaban —según charlas que había escuchado a hurtadillas en la florería de Ino Yamanaka—, cada vez que tenían que identificar un cuerpo.

Era una de las kunoichis más fuertes del mundo Ninja, tratar de pararla parecía imposible.

Una vez más, Sasuke se subrayaba en su mente que Sakura Haruno tenía muchos motivos para irse, pero los motivos para quedarse eran más grandes. Sacudió la cabeza, odiaba pensar y hablar de ella como si la conociera. ¿Cómo se llega a conocer a una persona de todos modos? ¿Era saber su color favorito o la comida que más le gustaba? ¿O era aprenderse sus más oscuros secretos?

Él no sabía ninguna de las dos.

Se tiró al sillón y dejó que el sueño lo dominara. La taza de café caliente quedó inmolada al frío del lugar sin nadie que la terminara.

Te perdono, te perdono.

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Él estaba empapado, una vez que lo vio allí, en el marco de su puerta. Ella le regaló una sonrisa cálida y abrió por completo la entrada, haciéndole entender que podía pasar. Sus orbes azules no presentaban miseria como los días anteriores, es más, podía creer que estaba diferente. Las terapias psicológicas lo habían ayudado bastante, para muchos era absurda la idea de sentarse en una silla y contarle todo a un desconocido, pero Hinata Hyuga sabía que fue uno de las mejores cosas que le pasaron a su entorno; por lo menos este último año.

El ramen ya estaba caliente sobre la mesa cuando Naruto se sentó para engullirlo, le hizo gracia en la forma que comía pero no dijo nada.

Ella solo se quedó allí, mirándolo. Su relación había crecido de manera abismal aunque trataba de no mostrar lo feliz que era, todo por la situación de Sakura y ella prefirió guardar sus respetos y colaborar en lo que le fuera posible. Pasaba con Naruto Uzumaki la mayoría del tiempo y no tenía problema en hacerlo, pero le preocupaba cuando él estaba solo.

Tanto Kenta Aoyama como Hinata Hyuga sabían que Sasuke y Naruto solo eran bombas de tiempo que estaban esperando el momento indicado para explotar.

—Esto está muy bueno —declaró con una sonrisa de oreja a oreja. Ella asintió con el mismo entusiasmo, sabiendo que la inquietud dominaba su mente.

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En el momento en el que ella dejó su regazo, ambos trataron de recuperar el aire que gastaron con satisfacción. Ninguno dijo nada, ni tampoco se miraron, sus ojos solo se concentraron en el techo y cuando Karin se atrevió a decir algo, él se levantó con rapidez y cierta torpeza. La pelirroja lo observó algo confundida. — ¿Ya te vas?

Suigetsu contestó. —Tengo que salir con el escuadrón de búsqueda de Haruno Sakura dentro de media hora.

—Oh... —murmuró. — ¿No se ha encontrado nada todavía?

—Cuerpos cada tanto, pero nada relevante. La persona que la secuestró está jugando con nosotros.

— ¿Cuándo volverás? —preguntó, casi apresurada.

—No lo sé.

El sentimiento que la había atacado hace un año la volvía atacar una vez más pero por una diferente persona. Y siempre era ella, qué patética se sentía.

Era horrible siempre ser la que "quiere más". Ya estaba acostumbrada pero la sensación era horrible cada vez que venía, era como le estuvieran pisando el pecho y ella estaba desesperada por respirar. Una vez que Suigetsu dejó la habitación, dejó de contener las lágrimas.

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Shikamaru Nara se quitó los anteojos, se rascó el puente de la nariz y se refregó los ojos. No pudo evitar lanzar un bostezo al aire; su compañero lo observó al instante.

— ¿Cansado a las tres de la tarde? —pregunta Neji Hyuga sin una pizca de humor en su voz. Era evidente que él le remarcaba su agotamiento al ninja más vago de la aldea pero él no iba a admitir que también estaba agotado. Lo único que se hacía era tachar palabras y arrugar papeles. El secuestro de Sakura Haruno representó un trabajo hacia los ninjas que jamás habían visto, ni siquiera en épocas de guerra.

—Dormí muy poco —contesta sin emoción, estirándose en la silla. — ¿Cómo puede ser? Un año y todavía nada, hasta hemos recibido ayuda de Sunagakure...

—Es Sakura... —responde el Hyuga con seriedad —He trabajado con ella millones de veces, si desapareció en contra de su voluntad, hubiera dejado algún indicio de algo. Alguna pista y sin embargo...

Las puertas de la gran oficina fueron abiertas con brusquedad, un shinobi que no pasaba los veinticinco sudaba y su respiración era tan agitada que resonaba en las paredes del habitación. Su mirada hizo que ambos se pararan de sus asientos. —Encontramos un cuerpo...

—Encontramos cuerpos todo el tiempo —alega Shikamaru en un suspiro, un poco más relajado.

—Pero Shikamaru-san... tiene el cabello rosa.

CONTINUARÁ...


¿Hola?

Sí, volví. Si, es la segunda parte. Sí, es un capítulo bastante corto para ser el primero y me odio por eso pero no estaba tan entusiasmada en escribir este sino que estoy entusiasmada en escribir el que viene porque tHIS IS SHIT IS GOING DOWN.

Tardé meses en decidirme qué quería para este fanfic y ya sé lo que quiero. Gracias por todos los comentarios de apoyo que dejaron en la primera parte del fanfic (Anatomía de una mente autodestructiva), las adoro y ustedes son la razón por la que escribo con muchas ganas. La canción que utilicé en este capítulo se llama For Blue Skies de Strays Don't Sleep y me pareció bastante conveniente.

Comencé la universidad y lamento si tardo en actualizar, es una excusa patética pero los profesores nos ahogan en tarea y libros.

Nos vemos la semana que viene.

All the love, Misa.