Uugh... se esta tardando mucho... -expresó la peliazul con enojo-. ¡Vamos Sakurako, no pierdas el tiempo!

Como era de esperarse, Himawari estaba en casa de Sakurako. Obviamente para irse juntas a la escuela. Ya era tarde, pero aun así, Sakurako no se movía del baño.

De seguro esta holgazaneando como siempre -dijo su hermana menor, Hanako, quien estaba sentada en la sala de estar-.

Hm... -la peliazul se le quedó mirando y se pudo a pensar-. "Se me hace raro, Sakurako tiene dos hermanas, esas dos hermanas son muy serias... y Sakurako es... Sakurako. No es que Sakurako sea una idiota, o sea, Sakurako es media idiota, pero-"

¡Ya estoy lista! -una voz interrumpió sus pensamientos-. Vámonos.

Ya era hora... -respondió enojada la peliazul-.

Ambas se dirigían a la escuela. Sakurako iba dando pequeños saltitos y Himawari iba a paso lento.

¿Cómo es que esta niña guarda tanta energía? -se preguntó Himawari en su mente-. B-bueno... se ve alegre saltando. Su sonrisa es linda...

Himawari se dio cuenta de ese último pensamiento y sacudió su cabeza, tratando de zafarse de él.

¿Qué tienes Himawari? -preguntó preocupada Sakurako-. No es que me importarte ni nada de eso, pero, tienes la cara roja. ¡Oh! ¿Y si tus pechos te están pesando demasiado?, tendrás que quitártelos, digo yo.

¡Mis pechos no tienen nada que ver! -respondió avergonzada la peliazul-. Es solo que...

¿Qué? -pregunto Sakurako con curiosidad-.

N-no importa... -ella desvío la mirada. Tenía un leve sonrojo en sus mejillas-.

Bueno. Bien, ya llegamos... -Sakurako miro la entrada de la escuela y después a su amiga. Le dedico una mirada desafiante-. ¡Nos vemos en el salón! -Y luego de gritar eso, salió corriendo, dejando a su amiga/rival, atrás-.

Sakurako... -la peliazul dijo entre dientes. Suspiro y siguió a su amiga con paciencia-.


¡Sakurako! -comenzó a regañar a su amiga-. No vuelvas a dejarme sola, se suponía que vendríamos juntas.

Oh vamos Himawari, no me sermonees ahora, solo me fui corriendo -comenzó a defenderse la de pelo castaño claro-. No es como si te hubiera dejado tirada en la calle -puso sus manos frente a su cuerpo en señal de defensa-

De hecho, ¡Eso hiciste! -le gritó la peliazul a su amiga-.

Mientras ellas discutían, dos chicas se asomaban por las puertas del salón.

Buen día, chicas... -saludó Akari, un poco incómoda por la escena que formaban sus amigas-.

Oh, buenos días, Akaza-san -dijo la peliazul, soltando una mecha de pelo de Sakurako-. Buenos días a ti también, Yoshikawa-san.

Ni siquiera pasa medio día, ¿Y ya están pelándose? -Chinatsu dijo con una pequeña sonrisa en sus labios-.

¡Ella empezó! -gritaron ambas. Cada una apuntando hacia la otra-.

¡Ding! ¡Dong! Sonó el timbre que marcaba el comienzo de la clase. Cada una de las chicas se sentó en su pupitre. Akari se sintió incomoda ya que, Himawari y Sakurako no se quitaban los ojos amenazantes de encima, ella podía ver como saltaban algunas chispas de sus ojos.


Al termino de la clase, cada una de las chicas se dirigía a su club, Akari y Chinatsu al Club de Entretenimiento y Himawari y Sakurako al salón del Consejo Estudiantil. Todas se despidieron y hicieron su camino.

Espero que hoy no comiences una discusión -habló la peliazul con un desagrado notable en su voz-.

Si, si, con tal de que tus pechos no se interpongan en mi camino, todo esta bien -respondió la muchacha de pelo castaño claro, con total inmadurez-.

¿¡Que dijiste!? -gritó la peliazul mientras abría la puerta del Consejo Estudiantil-.

Hola, chicas -saludó amablemente una chica con pelo plateado claro-. ¿Como han estado?

Oh, estamos bien, gracias por preguntar, Chitose -respondió con la misma amabilidad-.

¿Donde está Sugiura-senpai? -preguntó Sakurako, mientras buscaba su pudín en la nevera-.

Oh, fue al Club de Entretenimiento... -respondió Chitose mientras una pícara sonrisa se formaba en sus labios. Ella se quito sus gafas-. Me pregunto a que habrá ido... jejeje.

Chitose comenzó a fantasear, por lo que provoco una hemorragia nasal. Esto llamó la atención de Sakurako y Himawari.

¡I-Ikeda-senpai! -grito desesperada la peliazul-.

No necesitas mentir para venir a verme, Ayano... -dijo Chitose mientras le sangraban las dos fosas nasales-.

Traeré los pañuelos... -dijo Sakurako con indiferencia, mientras fue a buscarlos-.


Mientras tanto en el Club de Entrenamiento.

¡Aaaah! ¡Estoy taaan aburrida! -gritó una rubia tratando de llamar la atención-.

¿Que acaso no tienes un botón de apagado? -hablo una Yui sin aparta la vista de su libro-.

¡Que tal si jugamos con tu caja, Kyoko-chan! -dijo Akari con emoción-.

Tres caras se voltearon a ella. ¿Estabas aquí? -preguntó Chinatsu con un tono de sorpresa-.

¿Qué? ¡Pero si llegamos al mismo tiempo, Chinatsu-chan! -grito Akari indignada-.

Bueno, da igual -dijo Yui- Pero, no es una mala idea, Akari.

¿Qué te parece, Kyoko-senpai? -preguntó Chinatsu alegremente-.

¡Me parece una buena idea! -dijo mientras levantaba su pulgar y apuntaba a la mesa de centro, donde se encontraba la caja-.

¿Q-qué? -la morena se sorprendió- ¿C-como fue que...?

Se unos cuantos trucos, Yui... -dijo la rubia mientras le lanzaba una mirada victoriosa-. Bueno, China-chuu~, tu primero.

Chinatsu sacó un papel de la caja y lo leyó en voz alta:

"Dale un abrazo a la persona de tu izquierda".

Chinatsu miró a su lado, donde estaba Kyoko esperándola con los brazos abiertos.

Paso. -dijo ella sin mucho esfuerzo-.

Boo~ Vamos, China-chuu~ -la rubia se paro bruscamente y se fue hacia Chinatsu-. Solo un abrazo-

Kyoko fue cortada por una golpe en la cabeza, el cual provenía de Yui.

Déjala en paz, Kyoko -dijo la Kuudere con desagrado en la voz-. Te toca.

Kyoko saco un papel de la caja, al igual que Chinatsu, y lo leyó en voz alta:

"¿De quién estas enamorado(a)?".

Esa es fácil -dijo Kyoko con confianza- Es...-

¡Toshino Kyoko! -gritó desde la puerta una chica alta y de pelo morado-.

A-Ayano... -hablo la rubia débilmente-.

¿Heh? -Akari dijo sin mucho ánimo-.

¿Te gusta Ayano? -Chinatsu dijo con el mismo tono de Akari-.

¡¿H-heh?! -Ayano se sorprendió tanto que su mente quedó en blanco-.

"No podía creer lo que había escuchado, su mente ha estar jugándole una broma"

¡N-no es lo que piensas, Ayano! ¡Es un mal entendido! -gritó la rubia-.

Pero gritar no sirvió mucho, ya que Ayano salió corriendo del lugar.

Kyoko podía sentir el calor aumentar en sus mejillas, lentamente. Esa sensación había vuelto de nuevo. Ese sentimiento cálido, el calor en su pecho.

¿P-pero qué pasó...? -susurro para si misma, sin apartar la vista de la puerta-. ¿E-es broma, no?


No puedo creer, que otra vez no escucharas nada en clases -dijo la peliazul enojada-.

Si, como sea. Tu siempre me ayudaras en esto, eres mi tutora personal -dijo la de pelo castaño claro, con confianza-.

¡Y-yo no soy tu tutora personal! -gritó la peliazul aún más enojada-.

Tienes razón. Nunca aceptaría a una pechugona, como mi tutora personal -dijo Sakurako, tratando de enojar más a Himawari-.

¡Mis pechos no tienen nada que ver! -gritó con fuerza la peliazul-.

¡Claro que si!, ¡Siempre tienen la culpa! dijo Sakurako, mientras agarraba el pecho izquierdo de Himawari. Haciéndola chillar-.

Un fuerte golpe vino de la puerta. Hanako había entrado sin previo aviso.

¡¿Por que hay tanto ruido?! ¡Estoy tratando de hacer mi tarea-! -Hanako ahogo sus gritos. Se encontró con una escena demasiado incómoda, incómoda para las tres. Sakurako estaba al frente de Himawari, casi tirándola al suelo. Estaba agarrando uno de sus pechos. Himawari estaba avergonzada y a la vez sonrojada. Aunque Sakurako, igual lo estaba-.

H-Hanako... -Sakurako trató de hablar, pero no sabia exactamente que decir-.

¡N-no es lo que parece! -gritaron ambas al unísono. Mas avergonzadas que nunca-.