Love: another optional seminar

Diálogo: Banquete de Platón (La edición consultada es Gredos)

Avisos importantes Boys Love, Alternative Universe, Lemon. POV Dean

Dedicatoria: Para Karla, que fue la primera en alentarme a publicar este trabajo OuO

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Eric Kripke. El diálogo tampoco me pertenece, sino que es propiedad de quienes se hayan quedado con los derechos de autor de Platón [por si no era evidente (¿?)].

Aunque la historia es totalmente mía, hago esto sin fines de lucro.


Capítulo 1 [What doesn´t exist]

Veinte minutos. Veinte jodidos minutos de retraso. ¿Qué mierda están haciendo esos chicos? No podía parar de dar vueltas por el centro del campo. Me irritaba más sentir las miradas ansiosas del resto de los chicos del equipo pero tenía que admitir que tenían razón.

Hacía cinco minutos que el equipo terminó su calentamiento, y la situación pintaba para que se enfriaran si Sam, Ash y Kevin no se apresuraban. Sammy, no hagas que parezca lo que no es, pensaba sancionándome mentalmente por no iniciar la práctica sin ellos. Después de todo, no debo perder de vista que, dentro de la Universidad Stanford, soy profesor y entrenador antes que su hermano mayor.

-¡Hey! Dejen de mirarme así, no podemos hacer mucho sin el quarterback y los running back.

Estos chicos comenzaban a impacientarme, es decir, ¿qué pueden hacer con un partido en puerta y sin lo básico del equipo presente? ¿Practicar pases? Ni de broma, prefiero que estén descansados para la verdadera práctica.

-Si creen que lo necesitan troten cinco minutos. Si los muchachos no llegan entrarán los suplentes –dije señalando a Crowley, Samandriel y Garth.

A la mitad del tiempo que yo mismo indiqué ya estaba harto de esperar. Con un grito llamé a Crowley, quien era el suplente de Sam, para comenzar a explicarle de que iba la práctica hoy. Justo cuando Crowley venía corriendo desde el otro extremo del campo me hizo una seña para que volteara.

Los jugadores que nos estuvieron retrasando casi media hora llegaron corriendo al lado mío. Traían el uniforme y el equipo mal puesto, notoriamente colocado a las carreras. Me quedé mirándolos con los brazos cruzados sobre el pecho y los labios fruncidos formando una línea recta.

Sabía que mi postura exigía una explicación, en especial a Sam. Por el rabillo del ojo pude ver que Kevin ponía esa mirada que tiene cuando trata de ordenar sus pensamientos, así que dirigí mi atención a él.

-Tuvimos un par de horas libres y entramos al seminario optativo del profesor Novak. No era nuestra intención atrasarnos, pero fue tan interesante que perdimos la noción del tiempo. –se explicó Kevin.

Estuve a punto de mandarlos a callar y hacerlos correr hasta que escupieran los pulmones. Ellos más que nadie en el equipo tenían que entrenar, no sólo porque fueran los mejores, sino porque su estancia en la universidad estaba condicionada a becas que les exigían excelencia tanto en lo académico como en lo deportivo, ninguno de ellos podría costear sus estudios sin esas becas. ¿Qué mierda de seminario puede ser más importante que garantizar sus estancias aquí? Ni siquiera es obligatorio.

Me descrucé de brazos y les indiqué acercarse, puesto que se mantenían a una distancia prudente como esperando las primeras reprimendas de mi parte. Solté el aire que había estado conteniendo en mis pulmones y relaje mi postura. Sabía que no podíamos perder más tiempo, ya hablaría con ellos sobre el tema después. Estaba por decirles que entraran al campo a repetir las jugadas de la semana pasada, pero una voz grave y firme me interrumpió.

-No hace falta que digan más, chicos. Vayan a entrenar, yo hablaré con el profesor Winchester.

Me incliné a un lado en busca del dueño de aquella voz. Los chicos se habían encogido un poco sobre si mismos de nuevo, esperando una mala reacción mía. Normalmente habrían tenido razón, pero estaba demasiado ocupado viendo al poco usual hombre, ¿quién rayos anda con traje y gabardina en pleno día soleado? pensé en primera instancia, pero aquella idea se disipó tan rápido como se formó cuando estuvo lo suficientemente cerca para que pudiera ver sus ojos.

Los chicos aun esperaban estáticos en su sitio a mis indicaciones. Por lo que me obligué a despegar la mirada de esos ojos azules.

-¿Qué esperan? ¿Quieren que perdamos media hora más? –dije con voz seria.- practiquen las jugadas del viernes pasado hasta que las perfeccionen.

Sin mayor problema los chicos asintieron y se fueron corriendo a practicar. En la distancia pude escuchar como Sam comenzaba a explicar y coordinar a sus compañeros, le hice un gesto con la cabeza al hombre para que me siguiera a la orilla del campo para poder supervisar bien a los chicos mientras lo escuchaba.

El trayecto fue rápido, apenas unos veinte metros, en ese tiempo me centré en borrar de mi mente la imagen que había mantenido de esos ojos. Caminando no me sentía tan presionado, la verdadera presión llegó a la par que nos quedamos de pie a la mitad del perímetro del campo. Ahí fue cuando caí en cuenta de que me quedé a solas con el profesor Novak. Pude sentir por primera vez lo que de verdad es sentirse cohibido. Esas piedras preciosas no dejaban de verme con intensidad creada para otra ocasión. Tan malditamente azul

-Dean –me llamó el profesor buscando mi atención y sacándome de mis delirios sobre la gama de azules digna de cualquier decorador de interiores.

-¿Te conozco? –pregunté extrañado.- no me malentiendas, he escuchado de ti, sé que eres parte de los profesores más jóvenes junto conmigo y el profesor Lafitte. Pero no creo que de eso sepas mi nombre y no recuerdo haber hablado contigo antes.

Pude ver como el moreno frente a mi agachaba la mirada y mostraba un lastimero intento de sonrisa curveando ligeramente las comisuras de sus labios hacia arriba.

-No espero que me recuerdes. Estuvimos juntos en la carrera, misma clase. Pero nunca cruzamos palabra, -sacó una fotografía de su cartera y la puso a mi alcance.- quizá esto te ayude a recordar.

Tomé la fotografía, era una reducción de la foto de generación pero mantenía la calidad de la imagen. Sólo tenía dos años de antigüedad, así que no me costó ubicarme en la última fila, al lado de Benny, también pude identificar a un par de ex novias, Cassey y Lisa, pero no al profesor Novak.

Voltee a verlo con una ceja enarcada, ante lo cual él me sonrió con paciencia y me tendió otra fotografía. Esta vez era la correspondiente a la toma individual en el anuario. Desde el papel me devolvía la mirada un chico con lentes de fondo de botella que dificultaban la tarea de apreciar sus ojos, sin pizca de barba, peinado con mucho gel y de contextura delgada. Al pie de la foto estaba escrito el nombre Castiel Novak.

Dirigí rápidamente la mirada a la fotografía generacional, lo encontré rápidamente en la orilla de una de las filas de en medio. Ahí estaba Castiel, el rarito del grupo, al que nunca se molestaban en voltear a ver más que para pedirle ayuda con alguna tarea o reírse de él. Sabía eso, pero yo nunca le di la importancia necesaria para hacer ninguna de las dos cosas.

No obstante, el apellido coincidía y no es como si el apellido Novak fuera común, menos aun su nombre propio…no obstante, la idea aun no terminaba de asentarse en mi cabeza.

-¿Castiel?–pregunté sin poder ocultar la sorpresa en mi rostro, enarcando las cejas mientras mantenía un escrutinio alternado entre la foto y el rostro del profesor Novak.- ¿Eres ese Castiel Novak? ¿El nerd del grupo al que nunca se le vio la cara bajo las enormes gafas?

-El mismo –reconoció riendo, visiblemente más animado.- el milagro de la cirugía láser te trae en exclusiva la visión de mi rostro completo. –bromeó.

Apreté ligeramente los labios para esconder mi nerviosismo. ¿Cómo mierda no lo relacioné? Es el único hombre que me he topado en toda la vida que siempre usa gabardina, casi podía ver a un chibi de mí mismo azotándose la cabeza contra las paredes de mi cráneo, era buena opción achacarle a ello el pequeño repiqueteo que comenzaba a molestarme las sienes. Tomé aire y cerré los ojos por un breve momento antes de recomponerme, luego le sonreí lo mejor que pude y avance a darle una pequeña palmada en el hombro.

-Es bueno verte, hombre ¿ingresando al campo laboral? –comencé a hacerle la charla.- Benny y yo estamos aquí desde hace un año, ingresamos de inmediato tras hacer el servicio social en bachilleratos de la zona ¿qué fue de ti?

-Nunca salí de aquí –respondió restándole importancia.- hice mi servicio social como asistente del Dr. Lucifer, cuando se jubiló al final de ese año me recomendó como su reemplazo, pase las pruebas y heme aquí.

Ya podía ver al mini yo en mi cabeza a punto de saltar del puente de mi nariz en picada al suelo. Idiota, era obvio, siempre fue el más brillante de la clase, ¿qué mierda pensabas? ¿Qué sufrió como todos los demás buscando que lo aceptaran como practicante? Claro que no, él no tuvo que ir por ahí tocando puertas. Al menos atiné a no proyectar nada de lo que pasaba por mi mente. Me limité a sonreírle con amabilidad y retomar el curso de la conversación inicial.

-Y bien, Cas, ¿qué clase de apasionante área haz elegido para que mis chicos lleguen tarde por un seminario tuyo?

-Me decidí por enseñanza de Literatura –dijo sonriendo.- imagino que tu haz optado por enseñanza del deporte.

-Así es. Además de entrenar al equipo de futbol americano doy clases en la especialidad para enseñanza del deporte. –le respondí con orgullo.- pero no has respondido la mitad de mi pregunta.

-El seminario es sobre el amor –respondió desviando la mirada al atardecer. Seguí la dirección de su mirada y me encontré con el inicio de la puesta de Sol, los tonos anaranjados y rojizos arremolinándose en el cielo me hicieron perderme un momento de la conversación, por ello me tomó desprevenido cuando continuo.- por falta de tiempo lo he delimitado a El Banquete.

-Tal vez si no comieran y se enfocaran en el tema podrían abarcar al menos un texto –respondí sin entender sus palabras, Castiel me sonrió de manera condescendiente por lo que pensé que quizá era un título y no una actividad.- ¿es el nombre de un texto? –pregunté incrédulo.

-Sí, es un diálogo de Platón, Dean.

-¿El filósofo griego? Pensé que ese tipo sólo hablaba de asuntos sobre el conocimiento.

-No hay otro Platón –dijo sonriendo y elevando las cejas.- ¿sólo has leído el Teeteto? –preguntó, ante lo cual me limité a asentir con la cabeza aún sin entender.- escribió muchos más diálogos, habla de mucho más que el conocimiento. Uno de esos diálogos es El Banquete.

-Vaya, no tenía idea. –comenté restándole importancia mientras observaba de nuevo la práctica.- no te ofendas, Cas, pero mis chicos no están para cosas que no vayan a serles útiles.

-¿Consideras que el amor es inútil, Dean?

-No se trata de mis opiniones al respecto, –quise explicarme.- sino de lo que necesitan.

-¿No crees que todos necesitan amor? –

Tomé aire y lo exhalé lentamente tratando de calmarme, ¿este tipo entenderá el significado de la palabra necesidad? Se necesita comer, dormir, medios para sobrevivir, ¡el estúpido oxígeno se necesita! ¿Qué carajo pinta el amor en ello? Lo que estos muchachos necesitan es ver por su futuro ¿tan complicado es? Me tomó algunos segundos serenarme para no ladrarle en respuesta.

-No parece necesario, hombre. –le respondí tranquilo.- toda ese rollo suena lindo, endulza oídos, no te lo negaré. Pero no es algo de lo que dependa su vida.

Castiel guardó silencio un par de minutos, comenzaba a sospechar que se había marchado a otro lado, pero la respiración acompasada que escuchaba a mi lado evidenciaba que el sujeto seguía plantado en el mismo lugar.

-Esta ha sido la única ocasión en que interfiero con las necesidades de tus chicos. –respondió Castiel con lo que a mi parecer parecía fastidio.- la presentación fue hoy, pero el seminario se impartirá d pm los lunes.

-Parece que de verdad te importa –dije sin poder guardármelo, a pesar de saber de lo despectivo y nefasto que sonó.- ese horario, nadie lo quiere, de hecho nadie quiere tener que pararse a dar clase después de las 6, aún cuando el horario para a las 10. –silencio… Cas no decía nada, por lo que decidí continuar.- para esas horas los chicos están cansados, tienen tarea de sobra para la semana, algunos siguen con resaca del fin de semana, están de pésimo humor e incluso se llegan a quedar dormidos… pero aun así lo has tomado.

-Por supuesto que lo quiero, por eso he aceptado la mierda de condiciones que me han impuesto.-cuando me respondió pude ver por el rabillo del ojo como miraba al frente con la cabeza en alto, mostrando orgullo.- ¿eres igual no? Aceptando lo que sea necesario cuando crees en algo, o en alguien.

-¿Eso va por Lisa? –pregunté riendo mientras negaba con la cabeza.

-Fui ambiguo, la interpretación es meramente tuya.

-No creo que lo digas por Sam, o por mi empleo, -comencé a atar cabos sobre que podría querer decir con esa frasecilla.- lo único que podrías saberme fuera de ello son Cassie y Lisa.

Cas no me respondió y yo tampoco lo volví a mencionar. Centré mi atención en vigilar la práctica y corregir a los chicos cuando se equivocaban, todo por evadir mi propio pensamiento. ¿Por qué evadirlo? Sencillo, 11 meses con 23 días no es algo se tire a la basura tan fácilmente. Hey, deja de pensar en eso. Si sigues pensando te irás al hoyo de nuevo ¿quieres eso? Todo ha estado bien desde hace un tiempo, con un poco de esfuerzo puede seguir así, ese fue el discurso que se repitió en mi mente durante toda la práctica.

La práctica terminó y los chicos se fueron a duchar. Por mi parte fui a la dirección a registrar mi salida. Estaba tan inmiscuido en mantener mi mente ocupada en cualquier cosa que no noté la presencia de Castiel hasta que me detuvo por el hombro cuando pretendía subirme a mi auto.

-¿Es por ellas?

-¿El qué? –pregunté sin entender de qué rayos me hablaba el sujeto que me había sacado de mi burbuja.

-Que no creas en el amor.

¿Tú que mierda sabes? Mantenía la mano sosteniendo con fuerza la puerta de mi nena, tratando de aferrarme a ese agarre para no partirle la cara en el acto.

-Escucha, sé que fuimos compañeros, -comencé.- pero hasta ahí. No somos amigos, no somos ni colegas por la diferencia de áreas. Así que te pido que te metas en tus propios asuntos.

Me disponía a entrar al coche y marcharme, pero tenía que esperar a Sam. Mientras lo esperaba acomodado en el asiento del conductor pude ver como Novak me miraba recargado en el auto de al lado. No tenía idea, ni me importaba, si esa cosa era suya o no, mi molestia era que el tipo siguiera allí plantado. Me distraje un momento buscando un casete, pero el tipo me sacó de nuevo de mi pequeña distracción tocando mi ventana, bajé el cristal a regañadientes y me le quedé mirando serio en espera de que dijera lo que quisiera decir.

-Ven a mi seminario. –se inclinó al interior del auto y depositó un folleto encima del volante.- si no vienes iré yo mismo a buscarte.- tras esas palabras se marchó a pie. Me quedé mirando el volante como si fuese radiactivo mientras esperaba a Sammy.

Pocos minutos después apareció Sammy corriendo y disculpándose por su demora medio gritando algo sobre devolver libros a la biblioteca. Yo no le respondía, seguía lidiando con toda esa mierda en mi cabeza, ni siquiera había volteado a verlo, si reparé en su presencia fue por el movimiento del auto cuando subió y por su voz sonando cada vez más fuerte como se acercaba al vehículo. Pude ver como su mano se extendió tomando el folleto del volante, reaccioné en ese momento. Había cosas que hacer en casa así que más valía no perder tiempo.

-¿Irás? –preguntó Sam a medio camino a casa.- estos volantes sólo los da el profesor Novak, son algo así como invitaciones especiales.

No. Eso era lo que le quería responder al grandulón que venía a mi lado. Cortante y sincero, librarme rápido del asunto.

-Me gustaría que estuvieras. –continuó el ex enano.- creo que esto puede hacerte bien.

Seguí conduciendo en silencio, pero podía sentir su mirada suplicante sobre mí. ¿Hacerme bien? Y una mierda. Mientras más lo pensaba más molesto me sentía. Al llegar a casa trate de enfocarme en la cena, lo mejor era pasar página sobre esa estupidez pronto. No obstante, mi hermanito parecía no pensar igual que yo.

-Dean… ambos sabemos que no lo has pasado bien. Desde que mamá y papá murieron te has hecho cargo de todo, y te lo agradezco como no tienes idea. Pero no puedes seguir dejándote de lado así, eres mi hermano, lo único que tengo en el mundo, mi única familia… por eso quiero que seas feliz.

-Estoy bien, Sammy –respondí sonriéndole de esa manera tan falsa como perfecta, esa que perfeccioné durante mis peores años.- no necesito nada más que lo que tengo.

-Dean, por favor. Ambos sabemos que las cosas no han sido iguales, después de Cassie estuviste mal por mucho tiempo, y después de Lisa quedaste devastado.

-Entendería que me quisieras enviar a terapia, al médico, o qué sé yo –dije cerrando los ojos y dejando de lado el último plato de la cena que recién terminaba de lavar.- pero ¿un seminario sobre el amor? ¿En serio, Sammy?

-Precisamente porque no quiero que llegue a más el seminario es una buena opción. Tómalo como una oportunidad, Dean, es poco tiempo, es gratuito y lo puedes dejar en cualquier momento si lo ves inútil. –dijo mientras comenzaba a poner esa expresión suya de cachorrito.- inténtalo, Dean, por favor.

Y en ese momento, como en tantos otros de la vida, confirmé mi sospecha de que Sammy algún día iba a ser un grandioso abogado. Ojalá pronto se haga una ley que le prohíba usar esa expresión. Acabé accediendo, ante lo cual Sam se enfrascó en darme un resumen detallado de la vida y obra de Platón del cual apenas tuve noticia, después de todo, prometí intentarlo, más no quedarme y terminarlo.

Tuve la sensación de ver pasar la semana ante mí como el Coyote ve pasar al Correcaminos, tan rápido que no tendría oportunidad alguna de frenarle. Quería zafarme de aquello a como diera lugar, pero en cada ocasión que mencionaba algo al respecto Samantha comenzaba a poner aquella expresión de cachorrito que me hacía quererle demandar por chantaje.

Había sido una semana pesada, demasiada mierda con la que luchar dentro de mi mente antes de presentarme al dichoso seminario. El hecho de que aquel acontecimiento se hiciera público no me ayudó para nada, tuve a Ash y Kevin hostigándome con el tema toda la semana. ¿En serio? ¿Tan mal me ven como para coincidir en que debo asistir a esa pérdida de tiempo?

El colmo fue cuando inclusive Benny me incentivó a presentarme. Casi le da un pre infarto al escuchar que el profesor Novak era el Castiel de nuestra antigua clase, pero no dejó de insistirme en ir. De hecho tras oír aquello pareció más interesado en que fuera, a saber en qué estaba pensando, esa expresión en su rostro de estar tramando algo me daba una sensación extraña, como si mi amigo supiera algo que yo no. No obstante, conociendo a Benny de tantos años sé cómo procede, así que lo deje estar a sabiendas de que no diría nada.

Sin que yo me enterara de cómo el tiempo me odiaba tanto, ya estábamos en lunes por la tarde. El entrenamiento estaba terminando, normalmente a esta hora podía irme a casa junto con Sam, pero no en esta ocasión. Aun faltaba hora y media para el dichoso seminario y esa hora y media me parecían más de cien años.

Traté de que los chicos siguieran entrenando ya que ellos también se quedaban al seminario, pero eso último fue precisamente su argumento para irse a aprovechar el tiempo haciendo tareas en la biblioteca. Genial, me obligan a quedarme y además me dejan solo. Sin muchas ganas me encaminé a la cafetería principal del campus, por mi mente rondaba la imagen de una grasosa, deliciosa e insana hamburguesa con papas a la francesa como acompañamiento de preferencia de algún 60's Burger. Pero tenía que ser realista, si me montaba en bebé acabaría en casa y Sam no me dejaría vivir en paz por un largo tiempo.

Las hamburguesas de la cafetería se defendían bastante bien, aún si no es mucho la palabra de un tipo que ha comido en varios de los sitios de más baja calidad del país. De nuevo tenía demasiado tiempo para pensar, y si tenía que pensar estaba decidido a hacerlo sobre cualquier cosa que no fuese el tema con "A". Mientras masticaba mi comida pensaba en los viajes de antaño en carretera, cuando mamá nos daba el visto bueno para ir con papá a donde quisiéramos. Eran buenos tiempos, pero el comparativo a la actualidad era doloroso.

Ya había desperdiciado todo el tiempo que pude allí. Pasé de pedir directamente como hacen la mayoría de académicos, hice fila y hasta cedí lugar en la misma a quienes tenían pinta de necesitar con urgencia alimentos, incluso ocupé algo de tiempo en comer favoreciendo mi digestión masticando más veces de las necesarias. Pero ya no me quedaba más que hacer en la cafetería. A regañadientes me tuve que levantar e ir a perder la media hora que me quedaba libre a otro lado.

Terminé ocupando los últimos 15 minutos en esperar como todo un ñoño sentado a fuera del aula donde se impartiría el seminario. No fue por gusto, obviamente. Traté de pasearme por los lugares que frecuentaba cuando era estudiante, sólo que se me pasó el pequeño detalle de qué clase de vida llevaba en aquel entonces.

Caí en cuenta de ello mientras veía los árboles distraídamente y vi algo bajo ellos moviéndose demás. Al demonio, estoy demasiado oxidado, pensé que un jodido pulpo se había fugado del acuario y sólo eran unos chicos echando un polvo por el césped. Tras ver a esa parejita me di cuenta que había acabado en los lugares que frecuentaba con Cassie o Lisa para fines similares. Deprimente, no había otra forma de llamarlo. Haciendo lo mejor por enfocarme en el número de "Bellezas asiáticas" que saldría esta semana fue como terminé ñoñeando al lado de la puerta del seminario.

Cuando faltaban menos de cinco minutos para la hora acordada seguía siendo el único esperando. Genial, aparte de todo soy el único esperando aquí, sabía que esto no tenía sentido. Cuando estaba a punto de irme se abrió la puerta y Castiel salió a pegar un cartel al lado de la puerta. Reparó en mí tras terminar de pegarlo y se acercó sonriente.

-Así que decidiste venir. Me alegro.

-Claro… no quiero desanimarte, pero creo que no es tan impactante como creías, no veo a nadie más esperando.

-Son estudiantes, Dean. –dijo mientras entraba al aula y me indicaba seguirlo con un gesto de la cabeza.- casi siempre llegan en punto sino es que tarde.

Le seguí al interior de la sala y sin pensar mucho me senté en uno de los lugares más aparatados del recinto, casi al fondo. Castiel fue al pódium y regresó a mi lado con una lista que me tendió. Solo de verla me sentí el idiota más grande del mundo.

-¿Aun piensas que no es llamativo? –preguntó con esa sonrisilla tonta suya en la cara.

Por suerte en ese momento comenzaron a llegar los primeros de los 31 asistentes registrados para el seminario y Castiel tuvo que ir a recibirlos. Agradeciendo mentalmente que esos chicos fueran tan oportunos me quedé serio en mi asiento buscando discretamente la mejor forma para dormirme una vez hubiera comenzado aquello. Un par de minutos tarde había encontrado mi posición ideal justo a tiempo ya que venía entrando Samantha con su sequito del mal y no quería que notara que planeaba dormir.

El seminario iba a tener un inicio directo ya que la bienvenida y demás formalidades habían sido realizadas la semana pasada porque fue el único día que la administración le dio dos horas al profesor Novak. Tan pronto como Castiel tomó la palabra yo ya estaba acomodándome para dormir, pero Sam, Ash y Kevin estaban a mis costados y atrás de mí vigilando que no hubiera forma de que me desentendiera de ello ni en mi mundo de sueño.

-Bien chicos, todos sabemos de qué va esto. Ah, el amor, en el sentido romántico o de pareja, no pierdan eso de vista estas semanas. –comenzó Cas con lo cual me vi obligado a voltear la mirada al frente y tragarme las ganas de irme.- supongo que algunos ya han leído. El Banquete, al igual que muchos lo han evadido como a la mayor parte de la obra platónica mientras han podido. –se escuchaban risillas de fondo ante la sinceridad y condescendencia en la voz de Cas.- es importante que sepan lo siguiente, no me importa si lo han leído o no, lo tendrán que hacer a lo largo de estas sesiones. ¿Dudas hasta aquí? –preguntó mirando a la audiencia que se mantenía expectante.- vamos, recuerden Plaza Sésamo y levanten la mano para tomar la palabra.

-¿Tenemos que leerlo todo para el próximo lunes? –preguntó el primer valiente en pedir la palabra.

-No, chicos –contestó Castiel negando con la cabeza y riendo.- iremos leyendo un discurso cada semana, tendrán que venir con la lectura hecha para que sólo nos dediquemos a analizar y debatir.

-¿Qué debemos hacer para obtener la constancia del seminario? –preguntó un alumno al que reconocí como parte de mi grupo, Gordon Walker.- no estamos aquí por labor social de llenarle espacio.

-Tiene razón, caballero, no necesitamos de su caridad estando aquí, muchos chicos genuinamente interesados se quedaron fuera de esto por gente como usted que sólo quiere "créditos fáciles", –replico Castiel con seriedad.- al final les daré los créditos en función de las participaciones que tengan en los debates, teniendo en cuenta que esto durará solo dos meses he determinado que necesitarán al menos seis participaciones para obtener mi firma.

Tuve ganas de dos cosas en ese momento. En primera poner a Walker a correr al menos cien vueltas al perímetro del campus, pero debía admitir que yo también estaba ocupando un lugar que alguien más deseaba. Y en segunda instancia, echarme a reír, pues de todo lo que me imaginaba que sería Castiel como profesor nada fue cierto.

Cuándo éramos estudiantes lo veía tan entrado en clases imaginaba que sería un profesor estricto y serio, de esos que pasan horas dictando al estilo más antiguo, en cambio me encuentro a Mr. Simpatía Novak bromeando y llevando la clase de manera amena para todos los presentes, no cabía dudas de que había cambiado tras el tiempo de no vernos, y ese cambio me gustaba produciendo que trajera en la cara una sonrisilla boba que se negaba a desaparecer. Mi atención volvió a él cuando terminó de responder dudas.

-Para fines prácticos lo mejor es que leamos la misma edición. Les he pasado una lista en la que deberán a notar su correo electrónico, al lado de su nombre, para que les envíe el PDF. –de reojo pude ver como la lista se encontraba en medio de la sala y los alumnos buscaban sus nombres y se apuntaban animadamente.- excepto tú, Dean, aún conservo tu correo de aquel entonces, ¿no ha cambiado?

Pude sentir las miradas de los ojos curiosos del resto de los presentes posarse sobre mí, escuché como comenzaban a murmurar sus especulaciones sobre Cas y yo. ¿Tenías que decirlo así?, podía sentir la sangre a punto de ebullición corriendo desbocada por mis venas. Me limité a sonreír, o al menos eso intenté pero debió resultar en alguna extraña y torcida mueca que hizo a Castiel sonreír, pero a los demás les hizo dejaran de mirarme y volver a sus posiciones correctas en sus asientos de inmediato. Tipo raro, pensé antes de zanjear el asunto.

-Muy bien, como recién empezamos, esta sesión la dedicaremos a escuchar lo que piensan del amor. –comenzó Castiel bajándose del pódium para pasearse por las filas de asientos.- tienen 10 minutos para sintetizar lo que creen que es el amor en una palabra, pueden hablarlo con sus compañeros si gustan o meditarlo en silencio, como prefieran.

Esos fueron 10 minutos en los que desee más que nunca tener audífonos a la mano. Había algunos pequeños grupos hablando entre ellos y haciendo bastante alboroto, los demás lo meditaban en silencio. Sam trató de arrastrarme a hablar sobre ello junto a él, Kevin y Ash pero al obtener como respuesta una mía mirada de "Agradece que estoy aquí y no pidas más" me dejó tranquilo.

Genial, justo en lo que no quería pensar… Divagué por algunos minutos pensando en la cena y otras trivialidades, de cualquier modo, ya sé que palabra lo resume para mí. El resto del tiempo pasee mi mirada por la sala, sin reparar en nada realmente, hasta que di con la figura de Castiel recargado en la puerta mirando al techo. No llevaba viéndolo más de un minuto cuando volteó la cabeza y me miro directamente, sonrió por un momento antes de volver a entrar y llamar la atención de los presentes dando por terminado el tiempo.

-Muy bien, empecemos. –cuando dijo esto unos pocos sonreían con seguridad mientras la mayoría parecía querer salir huyendo del lugar.- no se amontonen, todos tendrán su turno. –bromeó al ver las expresiones de la mayoría.

Cuando empezamos con la actividad ya sólo quedaba media sesión, pero esto no parecía relevante teniendo en cuenta que sólo había que escuchar 31 palabras.

Pensé que esos chicos repetían la misma palabra deliberadamente. De 31 asistentes al seminario al menos 26 repitieron las mismas 5 palabras; alegría, romance, placer, seguridad, compañía. Bien, o yo estoy muy dañado o ellos han vivido muy poco. Cada que esas palabras se repetían me daban ganas de trepar por las paredes con tal de variar un poco la situación. Sólo quedábamos 5 por pasar, el primero de nosotros en ser nombrado por Castiel fue Ash.

-Sistema –respondió sin inmutarse aún cuando muchos rieron al no entenderlo.

Castiel no le dijo nada más simplemente asintió y le sonrió como a todos los que habían hecho su aporte. El siguiente en ser nombrado fue Sammy.

-Protección –fue lo que dijo mi ex enano. Vi en sus ojos ese brillo de tristeza que aparecía cuando pensaba en su "eterna novia", como solía llamar a Jessica Moore, su novia que murió en un incendio el verano pasado.

No estoy muy seguro al respecto, creo que Castiel también vio ese brillo. Le sonrió de una manera diferente, no sólo con los labios, sino con la mirada, sé que suena raro pero no encuentro otra manera de explicarlo. Tras una breve pausa, Castiel retomó la actividad llamando a Kevin.

-Compromiso –respondió solemne, como si ya tuviese a alguien en mente. No pude evitar sonreír por él.

Castiel pareció estar de acuerdo porque además de la sonrisa, que parecía venir incluida en el agradecimiento a participar, asintió con la misma solemnidad que tuvo Kevin al hablar. Probablemente él también tenía a alguien en mente, bien por él, supongo… Pensé que sería el próximo, pero no fue así, continuo con una chica llamada April que estaba sentada en los puestos de enfrente.

-Castiel –respondió sonriéndole y batiendo sus pestañas con coquetería.

Me sentí un cretino por querer explotar en carcajadas tras escucharla, pero el grupo pronto me hizo saber que no era el único en querer reír cuando las risillas mal disimuladas llenaron el ambiente. Castiel por su lado asintió con incomodidad palpable, esta vez sonriendo por mero compromiso ya que sólo elevó un poco las comisuras de sus labios. No sé si le urgía cambiar de tema, probablemente era eso, el punto es que pasó a nombrarme.

-Inexistente –dije con toda la serenidad de la que es capaz una persona que ya no espera nada de determinado asunto.

Las risillas provocadas por la respuesta de la chica rubia se detuvieron al instante en que terminé de enunciar mi palabra. Un silencio sepulcral se instauró en la sala por unos segundos, ninguno de los asistentes me observaba, habían desviado sus miradas a distintos lugares como si con eso pudiesen borrar de la historia de la humanidad lo que había dicho. El único que me miraba en esos momentos era Castiel, en esos momentos sentí ese azul demasiado profundo, como si de acercarme un poco a él fuese a caer en el más inmenso abismo.

Tras esos segundos Castiel llamó la atención de los presentes con un par de aplausos. Pero yo seguía tratando de salir del azul de sus pupilas que me arrastraba y me hacía revivir la desesperación de descubrir que esa clase de amor romántico, al menos para mí, no existía.

-Gracias a todos, todas las aportaciones han sido valiosas para nuestros fines. No olviden lo que han dicho hoy, –enfatizó.- estoy seguro que saldrán de aquí con una nueva visión del amor al finalizar el seminario.

Se escucharon varios aplausos de los asistentes, algunos comenzaban a guardar sus cosas y disponerse a salir pues la hora había finalizado, pero Castiel hizo una señal con las palmas para que esperaran un poco más.

-Para la próxima sesión leerán la introducción al diálogo que va del parágrafo 172a-177e, y el discurso de Pausanias que abarca del 181c-185c. –explicó rápidamente.- es importante que lo hagan en el orden que les indico, porque de lo contrario no servirá de nada el seminario, quien no esté de acuerdo puede leer el diálogo de la manera que le plazca, pero no lo quiero aquí deteniéndonos. –dijo con una sonrisa que dejaba en claro que iba en serio.- que tengan una buena semana.

Tras esas palabras el recinto comenzó a vaciarse a una velocidad impresionante. Al ver el atasco en la puerta los chicos decidieron que esperáramos un poco para salir. Cuando al fin sólo quedábamos nosotros, y Cas, en la sala los chicos me abandonaron con la excusa de devolver libros. Salí resignado de la sala para dirigirme al estacionamiento, refunfuñando por tener que leer aquello a estas alturas de mi vida y sin tener ninguna obligación de ello, estando tan absorto que olvidé despedirme de Castiel.

Cuando llegue al estacionamiento me recargue en el auto esperando a Sam, entonces llegó Castiel a recargarse a mi lado.

-¿Volverás la próxima semana? –preguntó como si no hubiera pasado de él hace unos minutos.

-Aun no lo sé, no prometo nada. –respondí.

-Advertido estás de seguir el orden que indiqué –dijo antes de darme un golpecito entre las cejas con su dedo índice.- nos vemos la próxima semana, y no sufras por el pasado pielover2401, esto podría ayudarte a terminar de pasar página.

Que recordara el usuario de mi correo me dejó pasmado y sonrojado como una estúpida colegiala, ¿quién carajo se siente para tratarme así? Como si fuéramos amigos. Por suerte Sam llegó poco después y al fin pudimos irnos.

-Es lunes, ¿no iremos por la dotación semanal de pie de manzana? –me preguntó preocupado cuándo pase de largo el desvío al supermercado.

-Puedo vivir sin ellos un día. –dije tratando de disimular que recién había rechinado los dientes por esa pregunta.

-Sabía que te impactaría el seminario –dijo con suficiencia.- por cierto ¿de dónde conoces al profesor Novak?

Sin dejar de conducir le dediqué una mirada silenciadora, ya tenía suficiente con lidiar con el capullo de Castiel como para también soportar los interrogatorios de Samantha en modo mamá gallina.