HolaHola!

Hay que admitir que no me tardé mucho, no? Podría haber sido todavía MÁS mala y actualizar en mayo. Pero fui buena y el final de ésta parte lo publiqué aprox diez días después.

Norash: Gracias por acompañarme en cada proyecto de Pokemón que haga. Espero que te guste el capítulo y la próxima segunda parte que publicaré en breve.

Kasumi-chan: Gracias por reviewear siempre! Nose que tanto pueda lograr con Gary y Serena, perdón! No sabía que hubiese algún lector al que le gustara esa pareja! Obviamente el tema se retomará, pero nose cuando. En la segunda parte claramente. Espero que sigas bien y gracias por leer!

KiRuRu-SAMA: Aunque no hayas leído los caps 36 y 37 aún no podías faltar si agradecía reviews! Me encanta que alguien a quien leo me lea y más siendo alguien que escribe tan bien. Espero que te guste el cap y me actualizes prontito.

a. 0609: Otra vez, no puedo creer que haya a la que le guste el ship de Serena y Gary! En mis planes estaba sacarlo porque parecía no tener quorum, pero ahora entré en duda! En fin, espero que te guste mucho este cap aunque no esté rebozante de contest. Te prometo mucho más para la segunda parte.

Agradecí a los últimos cuatro reviewers porque creo que ya había escrito algo para los anteriores.

Gracias a los lectores que no reviewean también, el hecho de que el fic haya sumado tantas entradas me alegra el corazón.

Los personajes de Pokemón no me pertenecen.


Gary no podía moverse. Solo sabía que estaba recostado, físicamente.

Mentalmente, solamente podía recordar una secuencia de eventos.

Dawn pidiéndole que la lleve a Hoenn. Él encerrándose en su habitación para que nadie le preguntara por ella. Él sintiendo culpa. Él abriendo otro portal porque se sentía como cuando envió a Misty directamente hacia las manos de los Hellkens (así les había dicho Satoshi que se llamaban). Faltaban pocas horas para el cumpleaños de Ash. Él buscando a Dawn en la oscuridad del bosque, junto al portal que le había dejado abierto. Él siendo atacado por un Hellken.

Él allí. Oyendo voces. Se hacían más definidas a cada vez, pero no sabía de quien eran.

Tampoco podía ver, así que muy probablemente nunca lo sabría.

Sintió un par de sonidos y voces de regaño. Resortes. Camilla, colchón. Algo parecido a eso. La fuente estaba muy cerca de sus oídos, como detrás, o debajo, no lo sabía.

—No tiene que despertar, Kellson, hazlo con más cuidado.

Kellson.

Jules.

Estaba en el tecnológico.

¿Quién era el que no tenía que despertar? ¿Él?

Sintió algo frío y redondo sobre su cabeza. Succionaba su piel de forma molesta, sintió ganas de quitárselo o tocarlo para ver que era, pero su cuerpo no se lo permitía.

No se podía mover.

—Comienza el lavaje. Rápido. Si ellos dos están aquí, pronto vendrán los demás, y la encarnación de Arceus con ellos.

Esa voz. Otra vez. Era grave, definida, no era la de Jules. Debería ser la de Kinomoto, pero tampoco lo era. Reconocería la voz de ese hombre gordo y calvo en cualquier lugar del mundo. Era una voz grave y definida, pero juvenil.

—Lo siento, señorito Brendan, estoy haciendo lo que puedo. Los niveles de energía de Berlitz están elevados, parece que sus emociones

—No me interesan tus explicaciones. Si éstos dos no están donde mi padre los quiere mañana mismo, ambos sufriremos las consecuencias, y lo sabes.

Berlitz.

¿Dawn?

Jules le contestó algo a ese tal Brendan, pero no pudo oírlo porque sus sentidos estaban yendo en reversa, como cuando recién se había despertado y comenzaba a oír las cosas cada vez más claramente, ahora se comenzaban a oír más difusas poco a poco.

Sin embargo, cuando creía que su cuerpo se había apagado del todo, no vio negro. Vio blanco.

—¡Gary escúchame!

No podía moverse, no podía alzar la vista. No sentía su cuerpo. Era únicamente su cerebro conectado a esa voz.

—¡Se que estás ahí! ¿Por qué no estás respondiéndome?

Porque no podía hacerlo.

—Ya no hay tiempo. Espero que esto funcione.

La respiración de la fuente de la voz, que en su última frase, había descubierto que era Dawn, se apagó y el blanco brilló más durante unos segundos.

Te debia un favor— El blanco volvio a su brillo normal. Queria responderle, que no era necesario, que siempre tonteaba con ella, May y Misty porque era más fácil tratar con las mujeres de ese modo, pero que nunca le hubiese pedido el favor de nuevo— Te protegerá, pero tendrás que fingir. Quieren transformarte en otra persona, si descubren que no funcionó lo intentarán de nuevo y la protección de Espeon ya no estará allí...

¿A que se refería con que querían transformarlo?

Me sentía egoísta usandolo para misma... Solo...— Dawn había dicho algo más, pero su voz se entrecortaba— ...funcione... y Misty son mis... que pude haber tenido. Y dile a Paul...—Cerro los ojos con fuerza cuando sintio pequeñas corrientes eléctricas corriendo por esos molestos plásticos succionadores— Adios, Gary...

Y luego si, el blanco desapareció y todo se puso negro.


Paul ya había despertado y quemaba objetos dentro de la chimenea casi destruída a medida que los lanzaba. Calem y Reggie lo vigilaban, pero ninguno se atrevía a hablarle.

Misty no supo que fue lo que la hizo alejarse de la habitación hasta el laboratorio de Satoshi, ignorando el hecho de que sus poderes eran casi los únicos que podían neutralizar los de Paul.

Afortunadamente, a pesar de haber estado casi dormida cuando Gary la acompaño al ahora casi carbonizado cuarto, no había olvidado el camino hacia el laboratorio.

La regla número uno era nunca entrar en el laboratorio. Pero ella no iba a entrar sin permiso, solamente tocaría la puerta con la esperanza de poder hacerlo.

Inhaló y exhaló dos veces con profundidad antes de golpear la puerta de madera antigua. Debía olvidarse de que era el padre de Ash. Debía considerarlo un jefe, hablarle con respeto, sin gritarle, a pesar de que su aparente personalidad de no tomarse nada en serio llegando a los cuarenta la vaya a sacar de quicio, probablemente.

Era el padre de Ash Ketchum, después de todo.

Y tenía que proteger a su hijo. Así tuviese que delatarlos a todos.

—La regla número uno es no entrar en mi laboratorio.

Satoshi asomó un ojo azul con ojeras, abriendo muy poco la puerta.

—Estoy golpeando para pedir permiso, no intento escabullirme...—Explicó Misty, quitando todas las palabrotas que deseaba agregarle. Arrugó el sobre en sus manos para ayudar a contenerse.

—Está prohibido entrar en general— Volvió a decir el hombre

—¡Oh, vamos!—Insistió la pelirroja. Se enfadó un poco más cuando Satoshi achicó los ojos indicándole que se estaba comportando mal—¡Es importante!

—No estas en posición de decidir eso...

Uno, dos. Inhala, exhala.

—No me dis...—Se mordió la lengua. Aunque se comportara como un adolescente por momentos (en los que no perdía el control de la situación), debía recordar que era su "superior"—No me dio la oportunidad de decirle de qué se trata...

Satoshi la miró sin agrandar sus ojos durante unos segundos, y luego abrió la puerta.

—Que sea rápido. No suelo romper mis propias reglas.

Misty le dio una inevitable ojeada al lugar. Le era imposible no meter sus narices hasta en cosas como el extremo desorden del escritorio de Satoshi.

—Dawn y Gary desaparecieron—Fue al grano. Si comenzaba con rodeos, seguiría con rodeos toda la conversación, y lo que tenía para decir ya era algo bastante vergonzoso como para tener más motivos para titubear—No se como lo hizo, pero Calem localizó a Gary en Hoenn y...

—Ya lo se todo. Reggie no se quedaría callado. No le pago, pero tiene una ética sobre lo que considera correcto y lo respeta. Estas ojeras son de stress.

Misty abrió y cerró la boca. Satoshi la interrumpió yendo al grano directamente, además de que habló bastante serio, lo cual ayudaba. Sin embargo, lo que la sorprendió fue la repentina sensación de expulsión de culpa de su cuerpo por no haber sido la primera en delatarlos a todos.

—Y también se que no puedo hacer nada para detenerlos. Especialmente a tí y a Paul.

La líder de gimnasio miró hacia el suelo durante unos segundos. Ya había pasado la parte fácil, y mucho más fácil de lo que ella esperaba: Satoshi estaba enterado de la situación y tenía en claro que no podría detenerla.

Ahora venía la parte embarazosa

—Todos vamos a ir. Y aunque...—Suspiró—Me gustaría poder ir sola a Hoenn, se que no podría lograrlo... Sin embargo...

—Ash va a odiarte para siempre si lo haces.

Misty abrió los ojos con sorpresa y miro a Satoshi a los ojos directamente. Sus ojeras se veían peor bajo la luz que las alumbraba directamente.

—¿Tu Espeon te permite leer mi mente?

—No tengo un Eevee, de ningún tipo. No necesito leer tu mente para saber que vas a pedirme que retenga a Ash de algún modo para protegerlo.

Intentó guardarse el sonrojo, pero no lo logró.

—Estuve éstas semanas con todos ustedes, aunque me haya marchado en el medio, y creeme que...—Bostezo mientras se sentaba en la silla detrás del escritorio al que fue caminando—Aunque no se nada de relaciones sociales aprendí mucho de todos ustedes. Se que Paul odia que Dawn use esa pijama; que Dawn tarda horas en la ducha a pesar de quedarse sin agua caliente; que Drew tiene una extraña fasinación por sí mismo, siempre se observa en las cucharas; se que May está enamorada de él, y come con muchos más modales cuando lo tiene en frente; se que Serena cocina para no pensar, porque casi no contesta cuando la llamas si está haciendo eso; y vi que, aunque me sorprende, Gary la observa fijamente mientras lo hace...

Misty terminó por aceptar sentarse en la silla que Satoshi le había ofrecido por cuarta vez. Miró el reloj sobre la mesa. Marcaba las once pasadas. Faltaba menos de una hora para el cumpleaños de Ash.

—Ash cree que no se nada de él, pero no aprendí nada nuevo.

—Sigue teniendo diez años en el fondo—Respondió Misty, sin sonreir. Presionó el sobre otra vez. Odiaba los papeles arrugados, pero no tenía otra cosa a mano para calmar sus nervios. No dejó de mirar el reloj.

—Lo se. Mi esposa me dice lo mismo a veces...—Se aclaró la garganta—¿Y sabes que descubrí de tí?—Misty sacó sus ojos del artefacto de tiempo—Que eres abnegada hacia todo por lo que sientas un poco de amor, por más orgullosa que intentes ser—Misty bajó la mirada. No necesitaba que le digan eso, lo tuvo en claro cuando conoció a Ash—Y también se que eres más conciente de lo que quieres a Ash de lo que él es con respecto a tí.

—No es que yo sea mas consiente. Es tal como lo ve. No es que Ash me quiera más y no lo haya notado.

Así se sentía todo el tiempo, no solo con Ash, con todo el mundo, aunque con el azabache era con quien más se notaba.

Detestaba ser así de abnegada por momentos. Detestaba ayudar a May y Dawn en cosas que ellas jamás podrían, detestaba que la mitad dell 4A se copie sus deberes, detestaba saber que pasaría su vida encerrada en el gimnasio cuando... Bueno, no sabía cuando, pero esperaba que todo se normalizara para quejarse de eso.

Sin embargo, detestaba todavía más no darle prioridad al otro en sus necesidades. Detestaba evitar ser abnegada.

—Eso es lo que creen las personas como tu, por eso a veces sufres tanto.

Misty tragó saliva. ¿Como era que de pedirle que retenga a Ash habían terminado haciendo un auto análisis de su personalidad?

—Sin embargo...—Satoshi giró una taza media llena con café probablemente frió en ella. Cuando se ensució la mano volvió a apoyarla sobre la mesa—Estás siendo abnegada y egoísta al mismo tiempo al pedirme ésto.

—Lo se—Respondió la pelirroja sin titubear—Lo hago por Ash, pero también lo hago por mí.

Satoshi la miró durante unos segundos sin expresión alguna, volviendose cada uno más y más incómodo, hasta que el hombre sacó un frasco de dentro de un cajón.

—Eres idéntica a tu madre.

Era una frase que volcaba su corazón en medio segundo. Aún más rápido de lo que Ash lo hacía cada vez que decía algo tierno.

Ya se lo habían dicho. Las pocas personas que conocía que conocían a su madre se lo habían dicho al menos una vez. Grace, la mamá de Serena; su abuela; y Daisy, en un momento de debilidad. Incluso ésta última se le parecía, Misty se parecía mas a Daisy que a Lily y Violeta, pero su hermana afirmaba que la pelirroja era un calco.

Y para su desgracia, Misty no podía recordar su rostro.

—Ya me lo habían dicho.

—Siento si te molesta. Pero es imposible no notarlo. Incluso el cabello es exactamente igual.

Odiaba hablar sobre sus padres. Sabía lo que sabía porque lo había preguntado de pequeña a su abuela, pero con el pasar de los años la falta de información la ponía nerviosa o triste, haciendo que la curiosidad al respecto quede enterrada en el fondo de su corazón.

—No me gusta hablar de ellos.

—Es una pena. Eran algo refinados y exigentes, pero de los mejores líderes de Kanto.

Satoshi no había comprendido que a Misty le molestaba en serio.

—Por algún motivo a todos los que estamos aquí nos molesta hablar de los adultos que se van—Misty notó a Satoshi algo herido, se sintió mal, pero quería volver al grano, al motivo por el cual había tocado a su puerta—Casi nadie sabe de los padres de Paul, Dawn se apellida Hikari en vez de Berlitz, ninguno de los que está aquí escuchó nada jamás sobre mis padres además de que están muertos, y Ash solamente me habló de usted dos o tres veces.

—También perdí a mis padres, Misty—Contestó rápidamente Satoshi, lejos de sentirse afligido—Se como se sienten ustedes.

La poseedora de Vaporeon sintió como si apartara su corazón unos segundos al responder—Aunque lo sienta, abandonó a Ash durante cinco años. Y si no fuese porque Kinomoto apareció, todavía seguiría desaparecido—No supo de donde sacó la determinación para estirar su mano y ponerse de pie—Así que hagame el favor, a mí y a usted mismo. Para compensar cinco años de ausencia.

El hombre de ojos azules la miró dándole la razón, y una ridícula e infantil sensación de victoria la innundó. Ya no sentía verguenza por apoyar en su escritorio el sobre que resguardaba entre sus dedos.

Satoshi colocó el frasco con líquido transparente en su mano, junto con un pedazo de algodón.

Misty lo tomó y le entregó la carta.

—Désela solamente si no regreso.

La posibilidad existía y la asustaba. Pero todavía más la asustaba imaginarse a Ash en su lugar.

Porque había entendido. No tenía miedo de perder a Ash en general. Recordó lo que Satoshi les dijo "pueden llegar a morir". Podía soportar que Ash se aleje de ella por intentar protegerlo.

Pero no podría soportar que muera.

Por eso iba a ir. Por eso se entregaba, pero mentía.

Por eso era abnegada, pero egoísta.

Sabía que lo perdería de todas formas. Pero solo una le daba miedo.

Misty pidió permiso antes de dirigirse hacia la puerta. Satoshi la acompaño como si fuese su casa. Algo así era, de hecho.

—Misty.

La pelirroja volteo, ya a medio camino de finalizar el pasillo y doblar en la curva hacia otro y luego a la "sala de estar"

—Ambos vamos a perderlo de todas formas.

—Lo sé. Ya lo asumí.


Tratando de no hacer ningún ruido, Misty ingresó a la habitación de Drew y Ash con los ojos cerrados y los oídos en alto. Presionó con fuerza el frasco en su puño, haciendo que las instrucciones pegadas desprolijamente con cinta adhesiva se humedecieran con el sudor de sus palmas.

Ok, si, había acusado a May y Dawn de paranóicas cuando la encontraron durmiendo con Ash (creyendo que habían tenido sexo), y ahora se arrepentía un poquito.

Sabía que May y Drew estaban dentro de ese cuarto, y su mente retorcida no podía imaginar al peliverde sin decirle cosas atrevidas o sensuales a May en el oído, terminando en... bueno, la otra situación.

Necesitaba que Ash estuviese dormido para su plan, y no lo vio por ninguna otra parte del subterráneo, llegando a la dolorosa y avergonzante conclusión de que al azabache no le importó interrumpir a May y Drew en su... bueno lo que fuese que sea.

Misty resopló sin abrir los ojos. Ash podría no haber notado que no tenía que interrumpir, a pesar de las muchas veces que Paul los interrumpió a ellos. Solo que el pelimorado no era ningún colgado como lo era Ash, pero tampoco era benevolo.

Abrió un ojo y luego el otro, y su corazón se alteró aún más cuando vio que la cama de Drew estaba deshecha, pero vacía, y que en la contigua se encontraba Ash.

Tenía una musculosa que decía "Tec. Pokemón: " (orientación entrenador), que dejaba ver más sus tonificados músculos (de los cuales Ash no era consiente) de lo que debería. Pikachu estaba hecho una bola entre su flexionado brazo derecho y el resto de su cuerpo, dejando ver la marca en forma de trueno en su muñeca. Estaba tapado hasta la cadera, pero Misty sabía que tenía unos viejos shorts augereados en el trasero que usaba para jugar al futbol, no era la primera vez que dormía con Ash, o que lo veía dormir.

Fijó su vista en su rostro durante unos segundos, usando la puerta como apoyo de su espalda y sus manos para su barbilla.

Sus labios entre abiertos y su respiración acompasada le traían simplemente paz, y no podía creer que allá afuera haya alguien con la intención de cambiar el mundo para mal y que eso conllevara a que modificaran un Eevee genéticamente para que ella lo evite.

Raramente, Ash no estaba roncando, lo cual le daba más ganas de recostar su cabeza en su pecho y dormir mientras éste subía y bajaba.

Pero despertó de sus fantasías y se acercó a el, mientras mojaba el algodón con el líquido que le entregó Satoshi. Según las instrucciones, Ash despertaría a penas tenga contacto con la poción, pero cuando volviera a dormirse sería durante unas largas y profundas doce o trece horas.

Lo colocó bajo las fosas nasales de Ash, agachandose durante la acción, y envió el algodón a volar a penas el azabache comenzó a fruncir el ceño.

—¿Misty?—Preguntó el chico, abriendo los ojos con dificultad por la repentina luz- ¿Que hora es? ¿ya hay que irnos?

Misty tragó saliva. Tenía que empezar a mentirle.

—Aún es temprano—Mintió. Ya casi eran las 12 pero no quería decirselo. Temía que recordara su cumpleañoa y se pusiera a saltar o algo—Además, Drew y Paul querían probar el auto.

Ash la miró con ojos somnolientos, haciendo que sus piernas temblaran. Lo disimuló sentandose en la cama.

—Creí que estabas enojada conmigo.

Y era cierto. Se había enojado bastante en serio con Ash (no como todas sus otras peleas de convivencia que se solucionaban en la noche) por no haberle contado sobre lo que habló con su padre la noche que estaba enferma. Solamente le había dicho que había una conexión entre Calem y Serena que preocupaba a Satoshi, pero que lo demás tenía que ocultarselo para protegerla.

Ella también le ocultaría cosas para protegerlo. Se sintió un poco menos culpable.

—Todos los días me enojo contigo. Eres experto en eso.

Ash le tomó la muñeca y tiró de su cuerpo hacia él —Ayer hice ésto y se te pasó.

Misty se sonrojó. En otra ocasión similar, se hubiese marchado, enfadada y orgullosa, por más ganas que tuviese de quedarse durmiendo junto a él.

El día anterior solamente la había tomado con la guardia baja, no es que hubiese apartado su orgullo o algo así.

Pero no sabía si volvería a verlo, por lo que tenía que aprovechar cada oportunidad que se le presentara.

Ash alzó el brazo invitándola a recostarse con él, mientras Pikachu se acurrucaba contra el pecho de su entrenador en un gesto cariñoso. La líder de gimnasio se quitó la sudadera que tenía puesta, quedando solo en musculosa, para luego acurrucarse en el pecho de su... ¿novio? o su algo, sin mirarlo. Se sonrojó ante la duda, no se imaginaba ni se atrevía preguntarle.

—¿Por qué viniste si estás enojada conmigo?— Preguntó Ash, con voz somnolienta. Parecía que soltaría algún comentario sin coherencia en cualquier momento.

—No lo sé— Respondió Misty, con los ojos algo acuosos. Era inevitable para ella pensar en lo peor. Era como una anti-Dawn en ese sentido. Temía no volver a verlo jamás— Solo estaba un poco sensible.

—¿Lo ves?— Pikachu abrió un poco sus ojos, pero Ash lo acarició y volvió a cerrarlos —Eres sensible en el fondo. Aunque me golpees y me trates mal. Se que me extrañas mucho.

—¿Acaso quieres hacerme enojar de nuevo y que me largue Ketchum?— Cuestionó Misty, sin emoción. Temía llorar si realmente se sensibilizara como Ash pensaba que lo estaba. O un sonámbulo Ash, o lo que fuese.

—No, no, no quiero que te marches— Ash volvió a bostezar— Me gusta que te recuestes así. Siento que me permites cuidarte. Casi nunca lo haces.

Su corazón se aceleró inevitablemente. Se deshizo un poco del abrazo y colocó medio cuerpo sobre él para besarlo. Ya le era demasiado difícil ocultar las lágrimas, y aunque Ash estuviese casi dormido, no quería que la viese.

Pikachu se despertó, y molestó saltó de la cama, dejando que Ash le tome la pequeña cintura entre sus dos manos.

Los labios de Ash se movieron casi tan rápida y desesperadamente como los de Misty al principio. Ambas lenguas bailaban entre las bocas, y Misty sintió como algo más de calor y una sensación extraña en su vientre la invadían.

Si, podría haberse estado preocupando sobre hasta qué tan lejos llegar en un contexto normal, en el que fuesen dos adolescentes descubriendo nuevas sensaciones físicas. Pero dos de sus mejores amigos estaban perdidos, y Misty tenía que evitar que Ash fuese a buscarlos como lo haría ella, dándole una poción para el sueño.

El efecto del líquido azul comenzó a hacer efecto justo cuando la mano del chico rozaba la piel de su cintura. No sabía si Ash lo había hecho por el sueño, sin querer, o por accionar voluntario. Solo sabía que le había encantado y que su cuerpo pedía que las manos del azabache siguieran subiendo por su espalda.

—Sueño... Tengo tanto...— Susurró despacio, contra su boca, sin soltarla.

—Lo sé...

Se iba a quedar dormido.

Tal vez no fuese a verlo de nuevo.

¿La seguiría oyendo si le dijera...?

¿No, verdad?

¿Pero que tal si sí?

Ash la besó cada vez más lento, hasta que la única boca que se movió fue la de Misty.

—Duerme conmigo... A Pikachu no le molestará...

—Te quiero.

Te amo, en realidad.

No le salía. No podía decírselo. No si llegaba a escuchar, y menos estando tan segura de que palabras de esa magnitud nunca saldrían por la boca del chico.

Se separó de él cuando una de las manos del azabache se deslizó por su cuerpo hasta caer sobre la cama de nuevo.

Y ahí lloró. Con sollozos sordos y retenidos, dolorosos, pero lloró. Presionando su frente a la de él, lloró y lloró hasta que entendió que no importara que tanto lo acariciara, no podría llevarse su piel a ninguna parte.

—Ya es la hora— Replicó en voz baja, besándolo en los labios una última vez. —Felices diecisiete, Ash.

Te amo

Se levantó y tomó la sudadera, para salir por la puerta tras apagar el pequeño velador sobre la mesa de luz de la cama de Drew.

Ya estaba. Protegería a Ash sin importar nada. Tendría que volverse insensible durante el tiempo que fuese necesario, para no llorar frente a los demás.

No cerró la puerta lo suficientemente rápido, y una ráfaga amarilla se presentó frente a ella antes de que lo notara.

—¡Pikapi!

Misty abrió los ojos rojos y llorosos con sorpresa, ante el reclamo de Pikachu frente a ella.

—Pikachu...

No pudo más que simplemente arrojarse en el suelo y abrazar al pokemón con fuerza.

—Tuve que hacerlo...— Sollozó, acariciando el suave pelaje que solamente le recordaba lo mucho que Ash se desvivía por sus pokemón y lo mucho que eso le encantaba de él —Él no puede morir, y menos si estoy ahí para impedirlo...

—Pi...ka...chu...— Pikachu parecía estar sollozando también, y Misty solo lo abrazó con más fuerza

—Saltaría de un acantilado una y mil veces más por él. Y no me arrepiento de todo lo que estoy haciendo ahora...

Se separó de Pikachu, le besó la cabeza, lo dejó en el suelo y se puso de pie.

—Te quiero mucho, Pikachu... Se que vas a cuidarlo bien...

Pikachu protestó en su idioma indefinido un par de veces más, y a Misty se le estrujaba el corazón ante cada reclamo.

Y a pesar de eso, volteó una vez más, dándole la espalda al pokemón, avanzando a pasos rápidos con la cabeza escondida en la sudadera celeste.

No miraría hacia atrás... Ya era la hora, y temía quedarse aferrada a lo que amaba para siempre si se permitía llorar con ello.


—Ésta camioneta es una porquería— Dijo Misty, tratando por quinta vez de soltar el embrague en el momento justo para que no se apagara el motor.

Estaban a mitad de camino, y ese problema había aparecido unas cuatro veces ya.

—¿Qué no se supone que sabías conducir?— Preguntó Paul, en el asiento de copiloto, fastidioso. Misty lo había obligado a meter las manos en un jarro con agua que había encontrado en la cocina antes de salir, ya que Paul estaba incendiando todo a su paso, literalmente, y Misty no podía conducir mientras se encargaba de extinguir sus desastres.

—Nunca manejé un todoterreno, y el embrague de ésta cosa está más jodido que Gary cuando lo hallemos.

—Podrías apurarte, maldita sea— Volvió a reclamar Paul, sudando. Le afectaba el agua y el puto auto, pero sabía que si lo incendiaba no llegarían jamás.

Drew le tomaba la mano con fuerza a May, quien se pasaba de recostar contra la ventana al hombro del peliverde cuando Paul le gritaba muy fuerte a Misty, y ésta le contestaba aún peor.

Serena se encontraba con una mueca perdida en su rostro, con sus dos ojos celestes fijos en un punto cualquiera.

Estaban regresando a Hoenn. Con esas criaturas horribles, con ese loco dirigiendo un instituto de expertos pokemón.

Temía por su vida, y en el fondo le molestaba estar metida en esa situación.

Nadie le había preguntado si quería ir, Paul le dijo groseramente "Gabena, tenemos que irnos", y ella no se atrevió a decirle que su nombre era Serena.

Pero no podía ser tan egoísta. No sabía si Dawn hubiese hecho lo mismo por ella, ni tampoco sabía si a estas alturas del partido Gary lo pensaría, dado que sus sentimientos eran muy confusos aún, pero sin embargo, ahí estaba ella.

En un antiguo todoterreno, pensando si ser arrogante y egoísta, y seguir a Calem para quedarse en el subterráneo no hubiese sido ideal ésta vez.

Otra vez el embrague falló.

—¡¿Por qué demonios realizas un cambio tras otro?! ¡Deja la maldita palanca quieta!— Gritó Paul, nervioso. Su camiseta sin mangas estaba empapada de sudor. May otra vez se pasó al hombro de Drew.

—¡El camino está lleno de baches, amigo! ¡No puedo dejar quieta la maldita palanca, como tu le dices!— Respondió Misty, con la vista del camino a Paul.

Algo tenía. Serena conocía a Misty desde que había nacido, y el asunto del enojo hacia un aún más enojado Paul no lo staba exagerando por nada.

—Si tan solo hubieses traído a Ketchum, él podría encender el auto con una patada eléctrica o algo así— Soltó Paul, como varias veces anteriores que el embrague había fallado.

—Ya te dije que Satoshi accedió a darnos el todoterreno solo sí Ash se quedaba— Excusó Misty, como todas las demás veces.

Culpa. Serena podía notarlo. Mentiras también.

Paul se mantuvo callado el resto del camino, con ambas manos dentro del agua. Cada tanto salía vapor de ellas. Por suerte el embrague no había fallado más.

Misty "estacionó" al final del bosque Hoenn, planeando ingresar al Tecnológico como siempre lo hacían: por el bosque. El todoterreno había quedado en diagonal, y visible hasta para un anciano con miopía y astigmatismo, por lo que Serena tuvo que usar mucha energía para volverlo invisible de la misma forma que había hecho con las mochilas el día que habían escapado.

Que curioso, ahora estaban regresando.

Paul arrojó el tarro hacia alguna parte y se secó las manos con velocidad, usando su propio calor. Incendió el árbol más cercano a la ruta, iluminando los rostros de todos. Misty lo apagó con algo parecido a un chorro de agua y no lo regañó, sabía que necesitaba hacerlo.

—¿No vamos a idear un plan, o analizar la situación?— Habló Drew, después de mucho tiempo, sosteniendo la mano de May, que se ocultaba detrás de él. Le tenía miedo a Paul —Lanzarnos al bosque así como si nada... Kinomoto debe haberlo llenado de Hellkens desde que huímos.

Serena seguía callada. Siempre ayuda y escucha a los demás, se decía a sí misma.

¿Por qué tenía tantas ganas de destrozar todo y salir volando, entonces?

—No me vengas con planteos estúpidos— Interrumpió Paul a Misty, que estaba a punto de hablar— Dawn y Gary están allí dentro con ese loco, yo voy a entrar y los voy a sacar a ámbos— Las manos de Paul comenzaron a arder y brillar en llamas.

—¡Paul!— Volvió a gritarle Misty

Pero Paul ya había salido corriendo.


Drew no soltó a May ni por un segundo, mientras corrían detrás de Paul.

Sí, lo mejor hubiese sido separarse, pero no podía soportar la idea de algo le pase a la chica por dejarla ir sola.

May tampoco se quejaba, y eso a Drew le venía bien. La coordinadora estaba muerta de miedo, y aunque no lo expresara, sabía que también tenía ganas de llorar. Podría sacar la conclusión aunque no estuviese mirando a su rostro iluminado por las llamas de los árboles producidas por Paul.

—¡Paul, detente, por Arceus!— Exclamó Misty. Serena volaba sobre ella, y por primera vez Drew creyó haber visto unas alas transparentes en su espalda —¡Así solamente vas a llamar la atención!

Y la asquerosa criatura gigante no tardó en aparecer.

—¡Mira lo que haces!— Regañó Misty. ¿Que nunca podía parar de hacerlo?

Misty lo atacó con fuerza, y luego Paul. Al igual que la última vez, la combinación de sus poderes terminó en fracaso. Antes de que una palabrota saliera por la boca del pelimorado, Drew ya había inmovilizado al Hellken, mientras May, sin saber como, lo congeló.

—No durará mucho tiempo así...— Comenzó otra vez la pelirroja, tratando de visualizar a Serena con la mirada, pero no la encontraba. Su búsqueda fue interrumpida cuando comenzó a sentir más lejos las llamas de Paul.

—¡Paul!— Gritó Drew

—¡Paul, la pu...!— Misty se mordió el puño antes de largarse a correr.

Drew se quedó quieto en el lugar, tomando con fuerza a una callada May. Si no se detenía correría tras él. A May le afectaba tanto calor con Glaceon dentro de su cuerpo, y no era que no quisiera atenderla si se descomponía, era solo que no era demasiado oportuno.

—¡¿Por qué mierda no notas que todos queremos encontrarlos como tú?!— Exclamó Misty. Drew terminó jalando a May a unos metros detrás de fuego y agua, pero corriendo en fin.

—¡Cierra la boca!

El Hellken que volvió a aparecer no tuvo demasiado tiempo de vida junto a ellos y las llamas de Paul.

—¡No pienso cerrar la boca hasta que te detengas y pienses con claridad! ¡Dawn es mi mejor amiga también!

Paul volteó bruscamente, y cuando dio a ver su semblante Drew sintió más presión en su mano por parte de May. Sus ojos eran puro fuego al igual que sus manos, y la presión que ejercían sus dientes hacía parecer que fuesen a romperse. Era bastante aterrador.

—¡Ella va a morir, idiota!— Se acercó a Misty a grandes zancadas —¡Tuvo una visión, ¿entiendes?! ¡Ella va a morir si no la salvo!

Drew iba a defender a Misty, pero se detuvo en seco.

Ignoró al Hellken frente a Misty y los intentos de protegerla por parte de May. Ignoró que Serena haya desaparecido repentinamente. Ignoró todo y el mundo corrió en cámara lenta.

Casi se le viene el mundo abajo cuando descubrió que May podía llegar a morir congelada. Incluso lloró sobre ella, con su cuerpo en brazos, creyendo que la había perdido para siempre.

Y ahora tenía la suerte de poder protegerla, y de sostener su mano, de aferrarla con la misma fuerza que ejercía ella.

En ese momento no le importó nada.

May tironeaba de él para seguir corriendo detrás de un iluminado Paul, pero Drew no se movía.

—¡Drew!— Exclamó la castaña, con desesperación en sus zafiros azules. Eran lo más brillante y hermoso que Drew había visto jamás— ¡Paul se nos va! ¡Hay que salvar a Dawn y Gary!

El coordinador tiró de su brazo para pegarla a él.

Un Hellken acercándose por detrás. La tierra se lo decía..

¿Tenía la fuerza física para hacer lo que estaba a punto de hacer?

Paul desaparecía a lo lejos.

—Te amo— Le dijo de golpe. Los ojos acuosos de May se abrieron de repente— ¿Me amas?

—D-drew— Titubeó la castaña— No es momento para esto...

—Está bien si no lo sientes...— La besó. Corto y despacio, y luego cargó el ataque en su mano izquierda— Solo quería que o supieras.

Porque no le había dicho esas dos palabras tan verdaderamente jamás a nadie. Ni a ella.

—No es que no lo sienta, es solo que...

La llama de Paul ya no se veía. Estaba a oscuras.

El Hellken estaba a menos de dos metros de cerca.

—¡Cuidado!— Exclamó.

Abrazó a May con el brazo derecho, mientras estiraba el izquierdo fingiendo un ataque, con el somnifero bien cargado en ésta. La castaña no tardó en quedarse dormida.

—Lo siento tanto, May...— Le besó la frente y la cargó en su espalda— Pero no soportaría perderte.


Misty no le había gritado a Paul desde que confesó lo que rondaba por su cabeza en realidad.

Ahora varias piezas encajaban, y la coraza antisensibilidad que había creado comenzaba a desmoronarse lentamente.

El día que Satoshi se llevó a Serena librando a Sylveon para que lo siguieran, Dawn había visualizado a Paul atacando a Reggie, y cuando mencionó que no quería que fuese un asesino, el entrenador comenzó a apartarse inmediatamente de ella. Porque Paul había creído que él iba a matar a Dawn, y que eso es lo que había visualizado.

Dawn.

Su mejor amiga desde los once años. La había conocido cuando May apareció con ella en el gimnasio, pidiendo refugio por la lluvia. Dawn se había peleado con su madre y May casualmente con sus padres. Terminaron, sin saber como, hablando de Ash, Drew y Kenny, estallando en risas y volviéndose inseparables.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se las secó mientras seguía corriendo.

No iba a permitirse caer en un momento como ese. Su mejor amiga dependía de ella.

El halo de luz que rodeaba las llamas de Paul era lo único que hacía que no se cayera al suelo. Estaban llegando al tecnológico, podían ver el campus central desde donde estaban, a través de las rejas, y por algún motivo la vegetación estaba más espesa ahí.

Un Hellken apareció de repente frente a ella. Sin saber como no lo había detectado con sus supuestos sentidos más agudizados. Paul volteó mientras lo atacaba con burbujas, pero Misty negó con la cabeza.

—¡No te preocupes por mi! ¡Salva a Dawn!

El hermano de Reggie no lo dudó ni dos segundos, y con los ojos apagados de fuego ésta vez, se marchó corriendo.

No iba a perder contra un Hellken...

Tenía que volver a ver a Ash... Aunque la odie, aunque no quisiera volver a hablarle... El simple hecho de verlo con vida, sonriendo, haciendo inocentemente del mundo un lugar mejor, ya era suficiente para Misty.

No iba a perder contra un Hellken... ¿Pero que pasaba con dos?

Percibió otro más, mientras que el que había atacado aún se recuperaba de su rayo burbuja.

—¡Serena!— Gritó Misty— ¡Necesito tu ayuda!

Pero la dulce voz de Serena no se oía por ninguna parte.

—¡¿Serena?!

No.

No podían hacerle algo a Serena también...

—¡Serena!— Exclamó con desesperación

Ignorando la sonda que el segundo Hellken envió detrás de ella.

Y al primero, que hacía lo mismo por el costado.

Una familiar sensación la invadió...

¡Por que estoy enamorada de ti, maldito torpe despistado!

No...

No otra vez...

Pero antes de que pudiese recargar un leve chorro de agua, todo se volvió negro.

Otra vez.


20 de Diciembre de 2015.

Ash:

Si recibiste esta carta es porque no pude lograrlo. No hay nada que lamente más que no poder estar contigo en tu cumpleaños.

No es cierto. No se que es lo que más lamento, pero no tengo borrador y sabes que detestaría entregarte una carta desprolija.

Siento haber hecho todo lo que hice. Sé que me odias ahora, aunque no esté contigo, y se que me odiarías aunque hubiese regresado sana y salva. Pero no podía evitarlo.

No hubiese permitido que mueras, pero también temía no poder protegerte, y como verás, tampoco me pude proteger a mi misma. No hubiese podido perdonarme que te pasara algo por protegerme tampoco.

Y a pesar de todo, no me arrepiento de nada.

Porque estás vivo. Porque gracias a personas como tu el mundo puede ser un lugar mejor, porque así como mejoraste mi pequeño mundo, así como me haces cambiar de alegría a rabia y de rabia a alegría, sé que puedes acabar con todo ésto.

Y no valía la pena que arriesgaras tu vida por alguien como yo.

Así que sí, lo siento, porque siento el daño que te puedo haber provocado, pero no me arrepiento. Ni de haber saltado de un acantilado ni de haberte dado esa poción para dormir.

Se que puedes cambiar al mundo entero con tu gran corazón.

Gracias por dejarme ser una pequeña parte de lo que hace tanto tiempo quise ser para tí.

Misty.

Te amo.

Ya estoy muerta, así que puedo decírtelo sin sonrojarme.

Ash gritó y la habitación estalló a causa del aura.


Hannah McCatter