fuera de forma.

No era como si Nico creyese que tenía la mejor salud del mundo. Definitivamente, si conociera a Asclepcio, el dios de la medicina tendría muchas, muchas críticas bien fundamentadas. Estaba bien con ello pues, siendo un semidiós hijo de Hades, sus probabilidades de vivir el tiempo suficiente como para sufrir las consecuencias de su actitud despreocupada escaseaban. Eso era cierto, pero no significaba que quisiera que Will Solace lo supiera.

Will era molesto, en el buen sentido. Si Nico se hacía un pequeño corte en la práctica de espada, el hijo de Apolo no descansaría hasta que se lo desinfectara. No sabía por qué el rubio tenía esa obsesión—que empezaba a ser perturbadoramente similar al acoso—con él, pero lo cierto es que no le fastidiaba tanto como podría si fuese otra persona.

Si bien había—secretamente—acabado por admitir eso, permitir que Will estuviese consciente de cada mínimo y, según su propio y poco confiable criterio, irrelevante problema que tenía sería el fin de su libertad, que últimamente ya estaba siendo puesta en duda, pues el pequeño Apolo no dejaba de seguirlo.

Claro que Nico no se había molestado en considerar que, como curandero que era, Will podría notarlo solo.

—Eres muy delgado, ¿no crees?—dijo de repente el rubio mientras comía una manzana y él se dedicaba únicamente a mirarlo.

—¿Qué? ¿A qué viene eso?—preguntó frunciendo el ceño.

—Ya sabes, escuálido, debilucho, enclenque...

—¿Cuál es tu punto?

—Estás... muy fuera de forma para ser un guerrero.

—¡Hey!

—Esos viajes sombras te han privado de algo muy importante llamado caminar. Deberías intentarlo.

—Yo camino Solace, deja de molestarme. Creo que hago más ejercicio del que debería.

—No se nota.

—¡Déjame en paz! No soy pequeño, tengo catorce años. Ya creceré.

Will le tomo un brazo y lo sacudió como si fuese alguna especie de muñeco, y aunque Nico ya se estaba acostumbrando al contacto, no pudo evitar apartarse.

—No tienes músculos, di Angelo, pareces un espárrago.

—¡No necesito tus analogías! ¿No tienes alguien más a quién molestar?

—No. Mira, te dejaré en paz si pruebas que no estás fuera de forma.

—¿Cómo?

—Sólo recorre todo el campamento—ordenó alegre, dando a Nico un pedazo de fruta sin razón—, si logras hacerlo antes de la fogata, me retractaré y tú podrás ser un enclenque escuálido tanto como quieras.

Nico mordió su trozo de manzana mirando fijamente a su acompañante.

—A veces me pregunto por qué aún no te he matado, Solace.

—Lo que tú digas—concedió despreocupadamente el curandero, agitando su mano para restarle importancia—¿lo harás?

El hijo de Hades consideró sus opciones. Will, de una forma u otra, conseguiría que hiciese lo que quería. Incluso si se negaba a recorrer todo el maldito campamento, lo obligaría a hacer ejercicio o algo por el estilo. Suspiró derrotado.

—Lo haré.

—¡Yey!—exageró feliz Will—Yo que tú, empezaría ya. Sé que no has pasado mucho tiempo aquí, pero el campamento es inmenso.

—Conozco el campamento.

—Sí, sí. Te acompañaría, pero debo ir a la enfermería y...—aunque dijo eso, Will miraba el edificio como si esperara que saliera algún inocente niño de Apolo que pudiese relevarlo.

—No te preocupes—interrumpió Nico—, nos vemos en la fogata.

—Nos vemos.

o0o

La caminata no había ido tan mal hasta que llegó la hora de pasar por el bosque.

Si bien había una regla que prohibía a los campistas entrar solos, él se internó apenas un poco en el bosque pues la luz del sol (Gracias, Apolo, gracias) le estaba lastimando seriamente la piel.

Nico no sabía que estaba tan fuera de forma. Cierto que desde la guerra no había hecho mucho pues Will opinaba que debía descansar, pero honestamente, estaba exhausto. El terreno era irregular, la luz del sol era exageradamente potente, sus zapatillas negras no estaban en condiciones de dar una caminata de seis horas (de las cuales sólo llevaba tres), y las malditas ramitas de los malditos árboles le raspaban los brazos y el rostro.

Pudo escuchar como algunas dríades se burlaban de él, pero no le dio importancia porque prefirió concentrarse en respirar correctamente. Se cruzó con Grover y su novia, Enebro, más no pudo quedarse a charlar porque aún le faltaba la mayor parte del campamento y sólo le quedaban otras tres horas.

Estaba en un estado por demás deplorable, sudado, lastimado y cansado. Supo, al verse en el reflejo del lago cuando se detuvo a mojar su rostro, que con esa apariencia y la camiseta negra (que no, no ayudaba a hacerlo sentir mejor) rasgada por la vegetación, podría fácilmente ser comparado con un vagabundo.

Estuvo a punto de quitarse la camiseta, porque atraía el sol, estaba rota y le daba demasiado calor, pero en su lugar la humedeció para enfriarla y volvió a colocársela. No quería que nadie lo viera sin camisa... Había nacido en a década de 1930, por Hades, tenía sus costumbres.

Eso le recordaba cuando Reyna tuvo que coser las heridas de su abdomen (cortesía de los lobos de Licaón). No le había dado importancia al ardor ni la apariencia de sus cicatrices hasta después de la guerra. Cuando fue a la enfermería, Will se escandalizó tanto que terminó asustando incluso a Quirón. Al final, acabó quedándose una semana internado con el rubio vigilándolo a él y a sus heridas.

Estaba tan absorto en recordar aquello que no notó que se había metido al lago hasta que resbaló en la zona profunda.

o0o

Todos ya se estaban reuniendo para la fogata. Will se había quedado en la enfermería en lugar de cenar con sus hermanos. Luego de buscar su comida y de dedicar una ofrenda y plegaria rápida al buen dios del sol, decidió que lo mejor era esperar allí a que Nico se presentara. Técnicamente, el hijo de Hades ya había perdido, por lo que nada le aseguraba que fuese siquiera a aparecer, pero estaba algo preocupado porque Nico no se había llevado su espada y a veces aparecían monstruos en el bosque, de modo que prefirió estar allí para cuando llegara.

No había hecho el reto con mala intención. Creía que si di Angelo se daba cuenta de que algo de ejercicio no le haría mal acabaría por rendirse y volver. Incluso quiso acompañarlo para convencerlo en el camino. A veces de verdad detestaba ser el líder de la cabaña, todas esas responsabilidades acabarían por absorber su juventud.

Exageraba, tenía que calmarse.

Vio a un enano y sombrío individuo acercarse lentamente, y su rostro se iluminó al notar que sólo podía tratarse de di Angelo.

—¡Nico!—corrió hacia él alegremente.

Notó entonces que el chico estaba mojado, su ropa era un desastre, su pelo estaba mucho más revuelto de lo habitual y tenía varios cortes en los brazos y el rostro. El pequeño no parecía molesto, pero si respiraba agitadamente y caminaba despacio. Will lo sujetó de los hombros por temor a que fuese a derrumbarse.

—¡Nico! ¿qué pasó? ¿estás bien?—preguntó alterado mientras lo examinaba improvisadamente mirando sus brazos y, por una vez, el hijo de Hades no se resistió

—Odio el lago—murmuró—, odio el bosque. Te detesto, Solace, de verdad te detesto.

—¡Detéstame luego! Ahora dime si estás bien.

—¿A parte de que me duele todo el maldito cuerpo y estoy absolutamente empapado? Sí, no hay problema.

—¿Qué pasó, Sr. Sarcasmo?

—Me caí al maldito lago ¿de acuerdo?—admitió, apoyándose en el rubio para mantenerse de pie— Estuve una hora nadando pero no pude salir, así que tuve que pedirle ayuda a Jules-Albert...

—¿Jules-quién?

—...Pero invocarlo me dejó exhausto y me desmayé. Para colmo ese cadáver francés no entendió que debía sacarme del lago completamente, de modo que me quedé en la orilla con el agua mojándome mientras estuve dos horas inconsciente. Así que, repito, te detesto Solace.

—Lo lamento mucho Nico—dijo, de forma absolutamente honesta, aunque aún no comprendía el asunto del cadáver francés.

Will hizo un pequeño esfuerzo y levantó a Nico del suelo para cargarlo, el hijo de Hades se quejó como nunca mientras el rubio lo ignoraba camino a la enfermería. Cuando finalmente se dignó a mirar al azabache, pues este había dejado de patalear, lo encontró profundamente dormido entre sus brazos. Sonrió un poco y siguió su camino a la enfermería.

—Te lo dije, eres muy delgado—murmuró, porque honestamente, Nico pesaba tan poco que podría cargarlo el resto de su vida sin mayor inconveniente. Y, de hecho, la perspectiva era tentadora.

FIN.

Éste sería el primer capítulo de uno que se basan en los problemas que Nico tiene y, como en éste, la forma de Will para solucionarlos xD por ahora serían: Fuera de forma; Insomnio; Delgado; Pálido. Aún no se me ocurre otro ;-; si tienen sugerencias no duden en decirlas. Este capítulo es, de hecho, el que menos me gusta xD aunque aún no he escrito el resto tengo grandes expectativas para Pálido.

Bien, si les gustó, lo odiaron o tienen alguna sugerencia, por favor, reviews ;-;