Tale's of Two Stan's

No lo pude resistir, me deje llevar por eso que me fascina, y como se darán cuenta es obviamente mi obsesión por los Stan's. Este nuevo Fanfiction estará compuesto por one-shot's protagonizados por Stanley y Stanford Pines, dependiendo de mi imaginación variaran los géneros, el rating, la extensión, sin embargo aunque no lo abra en todos si les puedo asegurar mucho, mucho, mucho, mucho Stancest.

Sin más que decir por ahora los invito a leer, espero que sea de su agrado.

Disclaimer: Gravity Falls no me pertenece es de su creador el guapo, malvado y troleador Alexander Robert Hirsch

JUNTOS

Desde hace un par de días podía notar un cambio en la conducta de su hermano, si bien él sabía que era un despistado sin igual, además de algo irresponsable con la escuela, agregándole la facilidad con la que terminaba metiéndose en alguna pelea podía decir que Stan era sobre todo alegre. Siempre reía, lo contagiaba con esa enorme sonrisa que podía inundar una habitación completa, esa sonrisa que podía significar múltiples cosas, era complicidad cuando callaban alguna travesura compartida, era empatía cuando se la extendía después de que alguien lo molestaba por sus seis dedos, era valentía cuando ganaba una contienda de box. La enorme y maravillosa sonrisa de Stan podía representar tantas cosas, y sin embargo en los últimos días se encontrada ausente en el rostro de su gemelo.

Se volvió común verlo con la mirada perdida por horas, siempre contemplando el horizonte, la bahía donde se extinguía el sol cada día, a decir verdad en un principio Ford disfruto de esas tardes silenciosas que le permitían estudiar y concentrase en lo que le gustaba, pero poco a poco esa tranquilidad se torno en un extraño sentimiento que comenzaba a oprimir su pecho. Él no podía con esa situación, extrañaba al ruidoso y bobo de su hermano. Ese día después de terminar sus deberes, de verlo una vez más perdido en lo lejano se atrevió a preguntarle.

-Stan, ¿qué te sucede? –dijo sentándose al lado de su hermano.

Al castaño más fornido le costo un poco entender la pregunta, sin duda su mente estaba en un lugar bastante lejano.

-¿A qué te refieres Ford? –dijo con una cara de incredulidad.

-Vamos Stan, se que te pasa algo desde hace varios días estas callado, te la pasas suspirando, te quedas horas y horas mirando por la ventana. Es más el otro día te llame "idiota cabeza hueca" y no me golpeaste –decía Ford riendo un poco ante tal afirmación.

La cara de Stan se cubrió en su totalidad de rojo, no se dio cuenta de que era tan obvio con eso que le pasaba, no lo puedo evitar se sintió algo tonto, no es que fuera la primera vez que eso le pasaba únicamente era que en esta ocasión se sentía tan diferente. Pero ellos a pesar de sus tontas peleas eran amigos, si, su hermano gemelo era su mejor amigo.

-Me gusta alguien… –confesó con un voz que se fue haciendo pequeñita.

-¿Qué? –pregunto Ford fingiendo el no haber entendido.

Stan se levanto del marco de la ventana donde se encontraba sentado, simplemente para dejarse caer en el piso de su habitación. Suspiro otro poco, tomo aliento y dijo casi gritando.

-¡Me gusta alguien!

Ford no pudo contener su risa, aquello que tenia a su gemelo tan distraído, tan callado, tan distante era un simple enamoramiento. No es que él mismo nunca hubiera sentido por algo similar en el pasado, es sólo que resultaba divertido pensar que su hermano sufría por alguien.

-Ok, Stan –dijo conteniendo un poco su risa -¿Quién te gusta?

Stan no contesto de inmediato pese a su usual ausencia de filtros lingüísticos medito su respuesta, si bien Ford conocía todos sus "amores", ahora a los casi 18 años se supondría que él debería de poder manejar bien esta situación. Suspiró largamente y lo dijo.

-Es Carla… -decía tapándose es rostro.

-¿Carla? –dijo Ford en tono de interrogación.

-Si, me gusta desde hace un par de meses. Pero no se como decírselo –continuaba relatando su afligida situación.

-Carla es nuestra amiga desde que somos niños, va a la misma escuela, es más compartimos muchas de nuestras materias, ¿realmente no has tenido chance de acercarte a ella? –señalaba Stanford sonando conciliador.

Carla McCorckle era su amiga desde la infancia, vivía en el mismo barrio que ellos, además era de las pocas personas que nunca molesto a Ford por sus seis dedos, de hecho se podría decir que era una chica bastante hermosa además de popular. Era una chica amable, bastante inteligente, servicial además de alegre, amante de la naturaleza, no era extraño verla en la costa recolectando conchas y caracoles, en pocas palabras era una gran persona.

-Si, lo sé pero si me rechaza temo también perderla como amiga –decía Stan que ahora estaba sentado abrazando sus piernas.

-Cabeza hueca, no has pensado que si no te arriesgas nunca sabrás que siente ella por ti –dijo Ford sentándose al lado de su hermano.

-Tienes razón, mañana mismo se lo diré – y Stan volvió a sonreír.

-Yo siempre tengo razón –dijo riendo el gemelo menor.

-Nerd – fue lo que contestó Stan.

-Idiota –también volvía sonreír Ford.

El día siguiente transcurrió con normalidad, para ambos gemelos las clases fueron aburridas aunque por razones distintas, todo encajo dentro de la rutina con la excepción de que al final de la jornada escolar no regresaron juntos a casa. Stan caminaba tranquilamente al lado de Carla, mientras que Ford se quedo un rato más en la biblioteca, no era extraño verlos caminar juntos, no cuando han sido amigos desde hace tanto tiempo.

En la cena todo continuo la tranquila rutina que todavía proveían los años sesentas, su padre como siempre no hablaba mucho, su madre por el contrario no dejaba de hablar sobre todo después de cinco tazas de café, ellos comieron, dijeron un par de boberías hasta decidieron ir a su habitación compartida. No es que Stanford tuviera un gran interés en saber cual había sido la respuesta de Carla, pero quería seguir viendo sonreír a Stan.

-¿Cómo te fue? –dijo Ford, esperando la respuesta de su hermano.

Stan se paro seriamente frente a su gemelo, quería parecer más serio de lo que en realidad era o seria alguna vez en su vida. Tal vez un poco de solemnidad para ese momento no estaría de más, era un instante que quería recodar.

-Tendremos un cita el sábado –respondió queriendo parecer maduro. Lo cual no duro mucho ya que el mayor de los gemelos comenzó a saltar de alegría al terminar su frase, sin duda eso estaba por convertirse en una experiencia única.

Las cosas se fueron dando naturalmente, pese a lo extrovertido, loco, bobo y busca pleitos que podía ser Stan también era tierno, amable, cariñoso, leal y confiable, al menos así lo describía su hermano, a este mismo no le extraño que en poco tiempo Stan y Carla se volvieran novios.

Con los días Stan fortalecía su relación, pasaba menos tiempo con su hermano y este obtenía la preciosa tranquilidad que le permitía sumergirse en sus estudios. Sin duda disfrutaba el ver feliz a su hermano, además este le contaba la mayoría de las cosas que hacia, siempre serian lo mejores amigos, siempre se tendrían en un al otro, seguirían pese al tiempo estando juntos.

El baile de otoño se encontraba cerca, aunque Stanford no estaba interesado en asistir su hermano le insistió en ir, obviamente este iría con Carla por lo que tuvo que buscar una cita, le costo menos trabajo de lo que imagino.

Rentaron unos trajes de color azul y rosa con un estilo propio de la época y se alistaron, su madre le tomo la clásica foto antes de que fueran a recoger a sus respectivas citas. Fueron primero con Marie la cita de Ford, era una chica bastante ordinaria, era su compañera del equipo de matemáticas, después fueron rumbo a la casa de Carla, resultaba evidente la emoción de Stan aquella chica era su primera novia formal, además la quería, si, esa noche tendría que ser mágica. Llegaron él fue hasta la puerta, tocó varias veces, pero no hubo respuesta, siguió insistiendo pero obtuvo el mismo resultado, después de veinte minutos los tres supieron que nadie saldría. Stan le dijo a su hermano que podía llevarse su auto, que fuera al baile, él había perdido las ganas de ir, Ford se sentía mal por su hermano, otra vez se había borrado su magnifica sonrisa. Lo convenció de que fuera al baile, después de todo no sabían porque no estaba Carla, tal vez tuvo un contratiempo y llegaría directamente a la escuela. Además era una fiesta tenían que celebrar su últimos meses en la escuela, Stan vio la sonrisa sincera de su hermano y accedió.

La escuela se encontraba adornada como era de esperarse de un típico baile escolar, lleno de adolescentes ruidosos atacados por sus hormonas, se podía escuchar la estridente música, más bien melosa pero indicada para la ocasión. Los gemelos y Marie entraron al baile, hablaron un rato de cosas sin importancia, Stan recorría con la mirada todo el lugar en la espera de ver en algún instante llegar a Carla pero después de varios minutos fue perdiendo poco a poco la esperanza. Marie era una buena amiga de Ford comprendió la situación y dio la cita por terminada, en esa situación era más divertido el ir únicamente como amigos así que se despidió de los gemelos Pines y se unió a un grupo de amigas.

-Ahhhggg, esto resulto ser un mierda Ford –se quejaba Stan bebiendo un poco de ponche.

-Stan, la noche apenas comienza todavía puede ser divertida –decía Ford abrazando a su gemelo.

Siguieron bebiendo poche, hablaron de sus cosas, riendo de sus tonterías sin fin, Stan hacia sus típicos gestos sin sentido con los que Ford reía hasta escupir su bebida. El mayor de los gemelos fue al baño, Ford hablaba con una chica mientras lo esperaba, el que su cita hubiera sido suspendida no significaba que no podía tener "suerte" con alguien más esa noche. Lamentablemente carecía del carisma de su hermano y aquello termino con él bañado en ponche, Stan justamente regresaba cuando paso esto, sonrío una vez más, miró a Ford y se arrojó el ponche encima, ambos comenzaron a reír, tenía ventajas que tu mejor amigo sea tu gemelo.

La noche avanzo, se divirtieron e incluso bailaron con algunas chicas, Stan detuvo un pleito que inicio el idiota de Crampelter, las clases de box si que resultaron útiles, Ford por su parte "modifico" un poco el ponche con ayuda de varios compuesto químicos pudo acelerar su proceso de fermentación. Los gemelos Pines tomaban un poco de aire en el estacionamiento de la escuela, recargados en el DIABLO, Stan posó su vista el infinito cielo de Glass Shard Beach y le dijo a su hermano.

-Carla fue al baile de la otra escuela con alguien más –tal vez era el ponche modificado, pero se escurrieron unas lagrimas por sus mejillas, le habían dicho eso algunos de sus compañeros en el baño más para herirlo que para ayudarlo.

Ford no supo que responder era evidente que Stan sufría por esa situación, en esas ocasiones era cuando su inteligencia no resultaba ser suficiente, su cerebro no le proveía las palabras necesarias para darle un poco de consuelo a su hermano.

-No se que decirte, solo que pase lo que pase siempre me tendrás a tu lado –vio a su hermano con empatía, no eran las palabras más alentadoras del mundo pero si resultaban ser sinceras.

-Gracias Bro, bueno ya fue suficiente aire, regresemos y veamos que pasa –los gemelos regresaron al gimnasio abrazados, su mutua compañía seria más que suficiente ese día.

Continuaron divirtiéndose, bailando ridículamente juntos, si bien lo que paso significaba la ruptura entre Stan y Carla esté sabia que con la compañía de su hermano podría superarla. Después de la una de mañana los dos se dirigieron al auto, no era tan considerablemente tarde pero ambos deseaban regresar a su casa, al menos uno de ellos.

-Stan necesito pedirte un favor –decía Ford quitándose el saco y dejándolo en el asiento.

-Claro Nerd, ¿qué necesitas? –preguntó Stan.

-Me podrías prestar el auto, he quedado con un chica –contesto sonrojándose un poco.

El mayor de los gemelos Pines se sorprendió ante la petición de su hermano, pero el que su noche no hubiera sido la mejor sobre todo con respecto a las mujeres no significa que su hermano tuviera que correr la misma suerte.

-Ok Nerd –le dio las llaves y se bajo del auto. Ford se ofreció a llevarlo pero Stan lo rechazo, en realidad la escuela se encontraba bastante cerca de su casa, además un poco de soledad le caería bastante bien. Los hermanos Pines tomaron su respectivo camino en direcciones opuestas, Stan disfrutaba de la brisa marina y la noche, mientras que el corazón de Ford poco a poco se iba acelerando, se emocionaba al pensar en lo que estaba por pasar.

Ford iba conduciendo pero pasó de largo su escuela secundaria, la zona de los suburbios se fue quedando atrás, lentamente aparecieron los muelles, doblo en un viejo callejón y apareció la zona de bodegas. A pesar de la hora y la poca iluminación sabia hacia donde se dirigía, fue lento y tranquilo aunque la adrenalina se comenzaba a desbordar, sacó las llaves de su bolsillo para abrir la puerta. Era la vieja bodega que rentaba su padre para almacenar las cosas que eran demasiado grandes para la tienda de empeño.

-Siento haber hecho esperar –dijo son un voz bastante dulce –pero sabes lo demandante que puede ser Stan.

-Vamos no me mires así- continuaba diciendo Stanford –ambos sabemos que con el tiempo lo superara. Además yo nunca quise que esto pasara, simplemente no lo puede evitar.

Sonrió de tal manera que su rostro quedo cubierto por ese gesto, se acerco hasta donde estaba la persona con la que hablaba.

-El amor resulta inesperado ¿verdad? –decía recargando su frente contra la de la mujer con quien hablaba. –Ojala esto no fuera tan malo como parece, pero estoy tan enamorado, y se que tu también por eso estamos hoy los dos aquí.

-Sabes luche por mucho tiempo en contra de estos sentimientos, pensé tantas noches en mi hermano Stan y sin embargo no puede evitarlo. –Decía mirándola fijamente.

-Siempre creí que esas cosas que relatan en las novelas románticas no podía ser más que una simple cursilería, ¿cómo es posible tener un amor tan inadmisible? Pero fue que necesario que entraras tú en mi vida para darme cuanta de que si podía ocurrir –dijo acariciando sus mejillas.

-Nunca he querido dañarlo, cómo hacerlo es mi hermano, es mi mejor amigo entre muchas otras cosas, y sin embargo no he podido ni querido detenerme –decía recargando su cabeza contra el pecho de la chica.

-Bien Carla, mi querida Carla "Hotpants" McCorckle, terminemos eso que iniciamos –sonreía de una manera un tanto peculiar para situación.

-Eres tan perfecta, tan amable, tan confiada, tan única, no es siquiera imaginable pensar que alguien no pueda enamorarse de ti –ahora su cabeza estaba recargada en las piernas de Carla, si de esa Carla que resultaba ser la novia de su hermano, la misma que esa noche dejo plantado a Stan.

Tomó la mano de Carla y la beso suavemente, la contemplo por unos minutos más, no cabía duda que era exquisita, su piel morena libre de alguna imperfección, su cuerpo joven y bien formado, su fresco aroma a flores. No se pudo contener un minuto más, levanto su mano y con toda su fuerza abofeteo su rostro, el cuerpo de la chica cayó pesadamente, la miró desde donde se encontraba y ratifico eso que ya sabía, la odiaba, la odiaba como jamás creyó ser capaz de odiar a alguien. Ahí estaba la muy imbécil mirándolo fijamente, esos ojos profundamente negros estaban clavados en él, el cuerpo de Carla no se movió ni un centímetro a pesar del golpe recibido , era obvio el rígor mortis comenzaba a hacerse presente, la miró otra vez, cómo era posible que a pesar de llevar casi un día muerta podía seguir luciendo tan perfecta. Se sintió furioso, fue por el un maletín medico que llevaba ahí varios años almacenado, no puedo evitar pensar que era increíble lo que la gente podía empeñar, llego hasta donde se hallaba el cadáver de Carla y continuo hablando.

-Lo sé, no tienes que reprochármelo, yo sé que no es tu culpa que Stan se haya fijado en ti. Pero cuando dijiste "si" todo cambio, como te atreviste a alejarlo de mi –la voz de Ford estaba llena de furia.

En efecto en un principio a Ford no le desagrado la idea del noviazgo de Stan pero conforme pasaban los días algo fue que lo comenzó a molestar, a enojar, a frustrar hasta el punto de la rabia. Cómo era posible que alguien más pudiera hacerlo sonreír de esa manera, cada vez pasaban menos tiempo juntos, él ahora únicamente hablaba de ella, ya no había tiempo para los dos, él ya no era suyo, cómo podía ser feliz sin él. No nadie le podía quitar a su hermano, ellos siempre estarían juntos…

Cuando se reunían fingía y vaya que lo hacia bastante bien que se sentía feliz por Stan, escuchaba con atención cada detalle, cada palabra que le decía Stan y pensaba por un momento que era de él de quien habla su hermano. Quiso pensar que cada beso que se daban eran para él, que cada caricia, que cada roce donde recorría el cuerpo de Carla era pensando en el suyo, pero al final de cada conversación solo se quedaba la rabia, y la impotencia, cerraba los puños además en más de una ocasión rompió un vaso al hacer esto, cómo esa perra se atrevía a quitarle a su amado hermano.

Pero aquello que lo arrastro hasta la locura había pasado hace sólo dos semanas, Stan regresaba un poco más tarde de su usual cita con Carla, Ford se hallaba perfeccionando su maquina de movimiento perpetuo, como cada noche escuchaba con atención a su hermano, pero al oír eso sus herramientas cayeron al suelo.

-Ford, Carla y yo lo hicimos… -dijo Stan, con un tono triunfante algo típico para un adolescente.

-Genial hermano, ya era hora ¿no? –decía en un tono un tanto burlón para fastidiar a Stan. –Oye necesito buscar unos repuestos para mi maquina, cuando regrese seguimos hablando.

-Muy bien pero no te daré detalles ¿entendiste nerd? –añadió pícaramente Stan.

Ford salió rápidamente de la casa, sin rumbo fijo, su cabeza era un huracán, una desgraciada tormenta, una maldita mierda. Esa mujerzuela, esa puta se había llevado la primera vez de Stan, le había arrebatado el cuerpo de su gemelo y lo que era mil veces peor su corazón, y contempló sin recelo la oscuridad que habitaba en su interior y la dejo salir, dentro de su cabeza se formo una clara idea, una resolución final.

En esta ocasión su inteligencia jugó a su favor, no fue tan difícil elaborar un plan, ahora tenía ventaja el haber pasado desapercibido, el ser únicamente un sabelotodo, alguien de quien nunca jamás se sospecharía. Esos días los utilizó para conseguir todo aquello que necesita para llevar a cabo su siniestra misión, fue fácil hacerse de las llaves de la bodega, además le resulto esplendido que su padre fuera un hombre de hábitos, de rutinas, Ford conocía cada uno de sus movimientos, sabia que iba solamente dos veces al mes a los muelles. Los demás insumos tampoco fueron difíciles de conseguir, los químicos fuero patrocinados por su escuela, su maestro de química lo tenia como encargado del laboratorio, las bolsas y cintas las había comprado en una tienda al otro lado de ciudad, siempre procurando borrar su huellas, nadie debía de saber que él alguna vez estuvo en esos lugares. En cuanto a Carla ella era bastante ingenua, ilusa y sobre todo confiada, basto con que le dijera que planeaba realizarle a Stanley una fiesta sorpresa por su pelea invicta número diez, que tenia muchas cosas buenas para utilizar en la bodega, que necesitaba su ayuda.

Acordaron reunirse un día antes del baile para elegir las cosas necesarias, escogió ese día porque sabía que los padres de Carla estarían ausentes casi toda semana, también la convenció para que guardara el secreto, ella accedió totalmente, la muy imbécil nunca sospecharía de Ford, su amor por Stan la cegaba. Ese día Stanford tomó prestado el auto de su padre, el viejo Filbrick Pines le prestaba su vehículo ya que lo consideraba un chico bastante responsable, la excusa fue necesito ir a recoger unos libros, y la única librería decente se encontraba al otro lado de la cuidad. Carla lo esperaría en un parque cercano, no tardo mucho en llegar era un poco más de las seis de la tarde, el día comenzaba a extinguirse, durante el camino la chica hablo de las ideas que tenia para la fiesta, de lo bien que se la pasarían, de lo feliz que estaría Stan. Llegaron a la bodega, se estaciono en un punto estratégico desde donde su auto no seria fácilmente visto, bajaron, él la miraba de reojo pensando en eso que estaba por hacer, y no podía dejar de sonreír, no cabía duda Carla si que sabia hacer felices a los Pines.

Al entrar la chica se sorprendió, ahí había muchas cosas que podían ser útiles para la fiesta, una rockola, muchos adornos diferentes, sillas, mesas, lastima que no noto que las ventanas estaban a casi dos metros de altura además de que estaban tapiadas, que en el lugar únicamente existían dos entradas, una enorme cortina metálica que había sido trabada y un puerta pequeña que acaba de ser cerrada con llaves. Carla estaba entretenida revisando un viejo tocadiscos como para darse cuenta de que Ford avanzaba hacia ella, se dio la vuelta y lo encontró frente a ella, un enorme escalofrió recorrió todo su cuerpo, lastima que aquello pasó demasiado tarde, Stanford le había dado un puñetazo en la boca del estomago lo cual la hizo caer al suelo sofocada, no pudo articular una sola palabra mucho menos un grito de ayuda, estaba de rodillas en el suelo tratando de respirar, pero sobre todo de entender lo que pasaba pero no tuvo el tiempo suficiente para hacerlo, sintió como el certero golpe de un patada de hundía en sus costillas. Ford continuo pateándola hasta que ambos tuvieron la certeza de que sus costillas estaban fracturadas, grandes borbotones de sangre comenzaban a salir de su boca, la levanto del cuello, y le dio un golpe directamente en la cara la hacer esto ella perdió el sentido, solo hubo una especie de resonancia en su cabeza y todo se apago.

No supo cuanto tiempo perdió el sentido, abrió pesadamente los ojos implorando que lo sucedido sólo hubiera sido una pesadilla, pero se dio cuenta de su horrible realidad cuando se dio cuenta de que ahora estaba atada a una silla, con la boca amordazada, y él de pie frente a ella, mirándola fijamente con una intensidad que parecía enrarecer el aire que lo rodeaba, con un brillo en los ojos que era parecido a la excitación, con una sonrisa tan macabra que pudo presagiar su destino.

-Hey vamos, no llores te aseguro que esto terminara pronto, aunque no te puedo asegurar que no dolerá –dijo mientras se ponía unos guantes de latex.

-Desearía poder decir que te mereces esto pero mentiría, es más estoy seguro que si alguien en este jodido mundo no merece lo que va pasar eres tú –decía mientras los sollozos de Carla inundaban la bodega.

-Pero sabes, lo voy a hacer rápido y sin contemplación. No como con aquel hippie, pobre eso si que debió doler, él será tu compañero en la eternidad espero que te guste la música trascendental – decía colocándose a la altura del rostro de la morena.

Coloco sus manos en los hombros de Carla, subió lentamente hasta su cuello, después al costado de su cara, y en un acto de maldad sin medida la besó. En ese beso saboreo un poco del labial de la joven así como su sangre, es más después de ese beso él podía jurar que el miedo sabia a oxido. Dejo de besarla y dijo.

-No te confundas, no es que tú me gustes, es sólo que no estoy dispuesto a que tu último buen recuerdo de este mundo sea el beso de Stan –dijo riendo –quisiste quitármelo. Pues bien Carla yo te quitare todo lo que tengas, todo lo que para ti signifique algo, yo voy a quitarte la vida…

La pobre chica no dejaba de estremecerse, Ford la miro, se dio cuenta como un líquido amarillo y caliente se acumulaba debajo de la silla. No estaba seguro si alguien como él podía sentir lastima, pero en cabeza surgió algo similar.

-Vamos Carla ya eres un chica grande como para orinarte encima –suspiro un poco y le dijo –se que si te quito la mordaza me dirás que te deje libre, que jamás le contaras a alguien lo que pasó esta noche. Que dejaras a Stan, que volverá a ser sólo mío, quisiera creerte pero ambos sabemos que eso no va a pasar, no, en cuanto cruzaste esa puerta dejo de existir el retorno.

Volvió a acercarse a la chica, una vez las acaricio sus rostro, sus mejillas húmedas por el llanto, la sangre seca en sus labios, y contempló dentro de sus ojos lo infinito de su propio abismo, colocó sus singulares manos alrededor del cuello de la chica y comenzó a apretar, uso toda su fuerza, sintió como a pesar de encontrarse sometida el cuerpo de la chica luchaba por mantenerse viva, sus hermosos ojos negros poco a poco se fueron desorbitando hasta quedar en blanco, se fue quedando quieta, no hubo ya ningún movimiento, Ford paro hasta que estuvo seguro de que Carla estaba muerta, soltó su delicado cuello y únicamente quedaron seis marcas visibles.

Se quedó contemplando por varios minutos lo que acababa de hacer, se preguntó si es que debía de sentir remordimiento, tristeza, asco, nauseas por lo que acaba de hacer pero el único sentimiento que llenaba su corazón era una asquerosa, infinita y agradable felicidad.

Limpio sus huellas, hubiera deseado deshacerse del cadáver ese mismo día pero aquello le había tomado más tiempo del imaginado, dejó todo lo necesario para continuar al día siguiente con su funesta tarea. Regresó a su casa saco los libros que supuestamente había comprado, y se sentó a la mesa para compartir la cena con su familia.

Lo que ahora seguía no era una labor sencilla, y mucho menos limpia, desato el cuerpo de Carla de la silla, lo llevó hasta un enorme plástico, se supo ese ridículo traje de exterminador, y comenzó, sabia que no debía desmembrarlo porque eso provocaría un caos innecesario, solo corto sus huellas dactilares, arrancó sus dientes, y desfiguro el rostro de la morena quitándole la piel. Deposito cada cosa en un bolsa hermética diferente, después envolvió cuidadosamente los despojos de la joven y los metió en una vieja maleta, la dejó junto a la puerta, guardo, limpio y acomodo todo en esa vieja bodega, desapareciendo hasta la más mínima evidencia de lo que en ella pasó.

Condujo hasta los viejo muelles, tenían años abandonados, únicamente vagaban por ahí uno que otro vagabundo perdido dentro de su locura, sacó la maleta, y se sintió satisfecho todo eso estaba por terminar, amarro a ella unas grandes rocas conseguidas en la costa, y la dejó caer, en menos de un segundo se hundió en su totalidad, esperaba que nunca nadie encontrara el cuerpo pero de hacerlo jamás lo identificarían. Las huellas dactilares de fueron incineradas en un crematoria para mascotas donde con el suficiente dinero las preguntas desaparecían, y los dientes fueron tirados uno a uno por toda la cuidad de Nueva Jersey, la desaparición de Carla seria encubierta gracias a un patético intento de músico llamado Thistle Downe, solía tocar en el lugar favorito de Carla y Stan "The Juke Joint", el estúpido hippie había coqueteado más de una vez con la morena, claro esta nunca le correspondió únicamente le sonreía amablemente. Ford comenzó a reír, en menos de dos semanas había matado a dos personas, primero el hippie, fue bastante fácil convencerlo, prometerle dinero fácil y cayó en la trampa, lo difícil fue hacerlo escribir una carta donde explicaba que se fugaban para vivir su "amor libre". Después si que había disfrutado el molerlo golpes, ahora entendía porque su padre los había inscrito en esas clases de box, esa sensación de poder, de grandeza, únicamente podía ser comparada con el éxtasis. Cuando terminó con Thistle su rostro más bien era una masa sanguinolenta, pero gracias a eso se dio cuenta que con Carla debía de ser más meticuloso, había dejado un escena bastante desagradable, ese día le tomo horas limpiar la bodega, no podía dejarse llevar por sus emociones, incluso en sus momentos más oscuros no dejaba de ser un científico, el pobre bastardo sólo era un prueba de ensayo y error. Algunas partes del hippie quedaron en le tiradero de la ciudad, otros en los bosques aledaños, y por ultimo en las alcantarillas de la ciudad. La carta fue enviada desde un apartado postal anónimo llegaría un par de semanas después, su hermano nunca seria sospechoso, tampoco él, aquel baile escolar resultaba ser la cuartada perfecta.

Casi amanecía cuando llego a su casa, entro silenciosamente, de esa manera podría decir que llego mucho más temprano, su familia también se convertiría en sus cómplices sin saberlo, al entrar a la sala escucho el peculiar sonido de la falta de programación, apagó el televisor y miro a Stan que dormía plácidamente en le sillón de la sala. Fue por una manta en su habitación para abrigarlo, aun entre sus sueños sonreía y se no pudo dejar de preguntarse si es qué algún día podría vivir sin esa sonrisa.

Acerco su rostro hasta el de su hermano, sintió su cálido aliento, su olor a cedros, sabía que lo amaba más que así mismo, he hizo eso que le gustaba hacer todas las noches desde que tenia doce años, estando seguro de que su gemelo dormía profundamente besó sus labios e imagino que algún día seria correspondido.

-Siempre juntos…-dijo cuando rompió el beso.

Subió lentamente a su habitación, en la tranquila madrugada, con los primeros rayos de sol apareciendo en el horizonte, se fueron desvaneciendo las palabras de Stanford Pines.

Aquella noche fue un augurio de las otras Ford y Stan sabrían hasta donde son capaces de llegar por quienes aman.

FIN

NOTAS DE LA AUTORA:

¿Qué les pareció mi primera historia?, creo estar casi segura es el primer Stancest en español. Aunque no estoy segura si se le puede llamar "Stancest", porque al final al menos en esta historia Ford no supo si era correspondido.

Quise que mi primera historia con los Stan's fuera de uno me mis géneros favoritos, si me gusta el terror, además seamos sinceros quién no ha pensado que los hermanos Pines pueden llegar a ser bastante siniestros, utilice a Carla porque aunque es un personaje de relleno y que sólo pareció unos segundos me gusta bastante, además se presta para muchas cosas.

Mi obsesión con el Stancest es tal que sigo una página en ruso, si como lo leyeron en ruso porque actualizan su contenido rápidamente, además me fascinan los Stan y Ford dándose algo más que amor "fraternal".

Mis queridos lectores ¿Qué les pareció el capítulo Raromagedon? En lo personal me ha fascinado, aunque claro como todo este mundo tiene sus cosas en contra y que me hacen levantar una ceja, así que comencemos.

¿Por qué Bill Cipher siendo un ser de pura energía necesitaría una forma física para hacerse más fuerte? Claro esta que antes de que se abriera el Mind Escape necesitaba de un cuerpo para acceder al plano físico de este universo, pero con la unión de los universos para mi eso carece de sentido.

¿Qué onda con el personaje de Stanford? Desde mi perspectiva dicho personaje a carecido de personalidad, de algo único para ser identificado, ya que él era el autor de los diarios, estuvo atrapado por treinta años en el portal y sobrevivió, en pocas palabras esperaba que fuera más "chingon" y no en siete capítulos desde su aparición y ya valió madres, se que no es el protagonista y que muy probablemente lo veamos más adelante ayudar a los gemelos bueno al menos eso espero.

¿Quién diablos es la gafas? Desde el capítulo el Ultimo Mabelcornio supimos que Ford es "six fingers", comprobado en el último episodio ya que Bill lo volvió a llamar así, además de que ese fue el símbolo que apareció en el ojo de Cipher además de que los diarios dejaron de existir. Mis opciones para ocupar el lugar de las gafas son obviamente McGucket, y por una extraña razón Toby Decidido ya que si lo recordamos la ola de rareza afectaba a los humanos por lo que nos pudimos dar cuenta que aquellos que representan un símbolo no fueron afectados como en el caso de Stan y Soos.

¿Cómo pudo matar al bebé del tiempo? Carajo el bebé de tiempo, era el amo y señor del tiempo y el espacio algo tan relativo como la muerte no podría afectarlo, eso sinceramente no tuvo madre, existían muchas líneas de tiempo por ende muchos más Baby Time.

Ya para terminar y no hacerla tanto de pedo ¿Dónde carajos están Fiddleford y Stanley? Bueno ahora únicamente nos resta esperar.

Como siempre me despido no sin antes agradecer su lectura, ahhhh y confesándoles que este Halloween puede cumplir mi fantasía de este año me disfrace de Dipper Pines, ahora utilizo todos los días mi gorra de pino.

Les pregunto ¿Cómo es que viven ustedes sus propias obsesiones por Gravity Falls?

Gracias por leer, como esta será una sección de One-Stan's se aceptan propuestas y peticiones.

ESPERO SUS COMETARIOS Y CRÍTICAS.