Hola pianola.

Disclaimer: Los personajes de Los Dioses del Olimpo y de Héroes del Olimpo le pertenecen al fantabuloso Tío Rick, no son míos, pero algún día lo serán. Tengo fe de que así será.

Sin más que decir, aquí está el capítulo.


-Bien, aquí acaba el capítulo –dijo Teseo-. ¿Quién quiere leer?

-Nadie, ya vamos a dormir –dijo Zeus.

-Espera papá –dijo Hermes-. Último, presiento que va a ser divertido.

-Está bien –dijo Zeus-. Hijo lee.

Le lanzó el libro al Sr. D.

Capítulo N°5

Juego A Los Naipes Con Un Caballo

Todos miraron divertidos a Quirón.

Tuve sueños extraños llenos de animales de granja.

Varios rieron por esto.

La mayor parte de ellos queriendo matarme. El resto queriendo comida.

Las risas no se hicieron espera.

-Creo que lo traumaste Grover –dijo Chris cuando todos se calmaron.

Yo debí despertarme varias veces, pero lo que vi y oí no tenía ningún sentido, así que yo me dormía otra vez.

-¿Qué veías y oías? –preguntó un hijo de Ceres.

-No veía mucho, pero lo que oía era: "Annabeth, déjalo dormir", "Falta mucho para que despierte, Annabeth" y "Annabeth, amenazándolo con un cuchillo no va despertar" –dijo Percy.

Todos en la sala estaban muriendo de risa, mientras una Annabeth muy roja escondía la cara en el cuello de su novio.

Cuando se tranquilizaron continuaron la lectura.

Recuerdo yacer en una cama suave, siendo alimentado con una cuchara algo que sabía como a palomitas de maíz con mantequilla,

A todos se les hizo agua la boca y Deméter y Hestia hicieron aparecer tazones de cereales con yogurt y fruta para que los semidioses cenaran, y Ambrosía y Néctar para los dioses y diosas.

sólo que era pudín. La chica con cabello rubio rizado se mantenía sobre mí, sonriendo burlonamente mientras ella raspaba gotas de mi barbilla con la cuchara.

-Ahhh –suspiró Will-. Recuerdo que uno de esos días, Annabeth nos sacó a patadas a mis hermanos y a mí solo para cuidar de Percy.

Casi todos reían por eso, excepto la parejita que se besaban.

Cuando ella vio mis ojos abiertos, ella preguntó:

-¿Qué ocurrirá en el solsticio de verano?

-Annie, Annie, Annie –dijo Thalia negando con la cabeza-. Sabes que sesos de alga nunca sabe nada.

-Eh!

Logré decir con voz ronca:

-¿Qué?

Thalia y Nico rodaron los ojos.

Ella miró alrededor, como asustada de que alguien la oyera -¿Qué pasa? ¿Qué fue robado? ¡Nosotros solo tenemos algunas semanas!

-Lo siento –dijo Nico con su mejor imitación de la voz de Percy.

-Lo siento –dije entre dientes-. Yo no…

Alguien llamó a la puerta, y la chica rápidamente llenó mi boca de pudín.

-La mejor forma de callar a alguien –dijo Artemisa, a lo que Atenea asintió.

-Claro que no, la mejor forma de callar a alguien es ésta –dijo Piper dándole un apasionado beso a Jason, que lo dejo con una sonrisa estúpida en la cara y medio babeando.

La próxima vez que me desperté, la chica se había ido.

-Awww –arrulló Afrodita-. Ya te extrañaba.

Percy abrazó más a Annabeth, dándole un beso en la frente.

Un corpulento chico rubio, como un surfista, estaba de pie en la esquina del dormitorio vigilándome. Él tenía ojos azules, al menos una docena de ellos en sus mejillas, su frente, las partes traseras de sus manos.

Hera sonrió por la mención de Argos.

Cuando finalmente me desperté bien, no había nada extraño acerca de mis alrededores, excepto que eran más agradables de lo que estaba acostumbrado.

-Me acostumbré a Nueva York –dijo Percy.

Estaba sentado en una silla de playa en un enorme porche, contemplando a través de un prado a las colinas verdes a lo lejos.

-Genial –dijeron los romanos.

La brisa olía a fresas (Insertar suspiros de Deméter, sus hijos romanos y griegos). Había una manta sobre mis piernas, una almohada detrás de mi cuello.

-La buena vida –dijo Leo.

-Así es duende –dijo Jason.

Todo eso era genial, pero mi boca se sentía como si un escorpión lo hubiera estado usando como nido. Mi lengua seca y sucia y cada uno de mis dientes dolían.

Algunos semidioses hicieron muecas, ellos sabían que eso se sentía horrible.

Sobre la mesa junto a mí había una bebida alta. Parecía jugo helado de manzana, con una pajilla verde y una sombrilla de papel clavado a través de una cereza al marrasquino.

-Delicioso –dijeron los griegos.

Mi mano era tan débil que casi dejé caer el vaso una vez que conseguí poner mis dedos alrededor de él.

-Cuidado –dijo una voz familiar.

-¿Grover? –preguntó Thalia.

Grover estaba apoyándose contra el porche de la verja, luciendo como que él no había dormido en una semana.

-No lo hice, estuve al pendiente de ti –dijo Grover a Percy.

-Muchas gracias G-man –le abrazó Percy.

Debajo de un brazo, el mecía una caja de zapatos. Él llevaba puesto jeans azules, Converses y una camisa naranja brillante que decía CAMPAMENTO MESTIZO.

Los campistas sonrieron por la mención de su campamento.

Simplemente el viejo Grover, no el niño cabra.

Todos estaban riéndose del comentario de Perce.

Entonces tal vez había tenido una pesadilla. Tal vez mi mamá estaba bien.

Todos callaron al instante. Era increíble como Percy puede hacer un comentario gracioso y un segundo después mata el ambiente.

Estábamos todavía de vacaciones, y nos habíamos parado aquí en esta casa grande por alguna razón. Y…

-Pobrecito –dijeron Hestia y Sally al unísono. Ambas se vieron y se sonrieron.

-Con razón a Percy le agrada Hestia –susurró Thalia a Nico.

-Sí, es igual a su madre –le respondió el hijo de Hades.

-Tú salvaste mi vida –dijo Grover-. Yo… bueno, lo mínimo que podía hacer… volví a la colina. Yo pensé que tú podrías querer esto.

Respetuosamente, él colocó la caja de zapatos en mi regazo.

Adentro estaba el cuerno blanco y negro de un toro, la base era irregular por estar rota, la punta salpicada con sangre seca. No había sido una pesadilla.

-Mi niño –dijo Sally abrazando a su hijo.

Percy correspondió feliz el abrazo de su madre.

-El Minotauro –dije.

-Sesos de alga, no se deben decir así como así los nombres –dijo Annabeth.

-Lo sé, listilla –respondió Percy desde los brazos de su madre.

-Umm, Percy, no es una buena idea…

-Así es como lo llaman en los mitos griegos, ¿verdad? –demandé-. El Minotauro. Mitad hombre, mitad toro.

-Al menos sabías algo de antes –menciona Reyna.

-Pues claro, con las clases de latín de Quirón aprendí bastante –respondió Percy.

-Siempre –dijeron todos en el Campamento Mestizo.

-Gracias chicos –dice Quirón sonriendo.

Grover se removía con inquietud:

-Has estado inconsciente por dos días. ¿Qué tanto recuerdas?

-¿¡Dos días!? –exclamaron sorprendidos todos.

-Estaba demasiado cansado y tuve una experiencia cercana a la muerte –respondió simplemente Percy.

-Casi todos los días –dijeron todos.

Poseidón, Hestia y Sally parecían papel de lo pálidos que estaban.

-Mi mamá. Ella está realmente…

Él miro hacia abajo.

Como la mayoría en la sala.

Al notar la tristeza los Stoll y Leo estaban por planear una broma.

Me quedé mirando a través del prado. Había arboledas (Insertar suspiros de Deméter y sus hijos romanos y griegos), una corriente sinuosa (Insertar suspiros de Poseidón y sus hijos), acres de fresas propagadas bajo el cielo azul.

-Hermoso –dijeron algunos romanos.

-Mucho –los griegos respondieron.

El valle estaba rodeado de colinas ondulantes, y la colina más alta, directamente enfrente de nosotros, era la del enorme pino en la cima. Incluso eso lucía hermoso a la luz del sol.

-¿Qué quieres decir con eso? –Thalia dijo ¨enojada¨.

El Sr. D se apresuró a leer antes de que empiecen con sus peleas.

Mi madre se había ido. Todo el mundo debería ser negro y frío. Nada debería lucir bello.

-Míralo así, te está diciendo hermosa –le dijo Nico a su prima, que estaba ruborizada por eso.

Artemisa y sus cazadoras no dejaban de ver a su futura teniente, parecía que se llevaba bien con los hombres, y eso no les gustaba.

-Lo siento –Grover se sorbió la nariz-. Soy un fracaso. Soy… soy el peor sátiro del mundo.

-Claro que no, Grover –le regañó Annabeth.

-Lo sé, lo siento –respondió apenado.

Mientras tanto los Stoll y Leo hablaban con Will Solace para llevar a cabo la broma.

Él gimió, pisando tan duro que su pie se desprendió.

-¿¡QUÉ!? –exclamaron todos.

Digo, la Converse se salió.

-Ahhh –se escucho por toda la sala.

El interior estaba lleno de poliestireno,

-¿Qué es eso? –preguntaron Teseo, Orión y Perseo. A Heracles no le importaba la lectura de los pensamientos del renacuajo del mar.

Atenea carraspeó antes de hablar:

-El poliestireno (PS) es un polímero termoplástico que se obtiene de la polimerización del estireno monómero. Existen cuatro tipos principales: el PS cristal o GPPS (del inglés: General Purpose Polystyrene), que es transparente, rígido y quebradizo; el poliestireno de alto impacto o HIPS (del inglés: High Impact Polystyrene), resistente al impacto y opaco blanquecino, el poliestireno expandido o EPS (del inglés: Expandable Polystyrene; PSE en francés), muy ligero, y el poliestireno extruido, similar al expandido pero más denso e impermeable. Las aplicaciones principales del PS anti choque y el PS cristal son la fabricación de envases mediante extrusión-termo formado, y de objetos diversos mediante moldeo por inyección. Las formas expandidas y extruidas se emplean principalmente como aislantes térmicos en construcción y para formar coquillas de protección en los embalajes de objetos frágiles para protegerlos. El EPS también es utilizado para la producción de cajas de pescado o neveras para el transporte de vacunas, por su capacidad aislante…

15 minutos después…

-…La primera producción industrial de poliestireno cristal fue realizada por BASF, en Alemania, en 1930. El PS expandido y el PS anti choque fueron inventados en las décadas siguientes. Desde entonces los procesos de producción han mejorado sustancialmente y el poliestireno ha dado lugar a una industria sólidamente establecida. Con una demanda mundial de unos 10,6 millones de toneladas al año, el poliestireno es hoy el cuarto plástico más consumido, por detrás del polietileno, el polipropileno y el PVC…

Todos se estaban durmiendo por la explicación de la diosa de la sabiduría.

-Ya cállate –dijo Poseidón-. Deja continuar con la lectura cara de búho.

Atenea cerró el pico a regañadientes.

excepto por un hueco con forma de pesuña.

-¡Oh, Estigio! –él murmuró.

Un trueno se escuchó a través del cielo claro.

Como en la sala del trono.

Los dioses rodaron los ojos al rey del universo. Pensaban seriamente en darle el dominio del dios del teatro.

Mientras el luchaba por poner su pesuña de vuelta en el pie falso, pensé: "Bien, eso lo decide".

Grover era un sátiro. Estaba listo para apostar que si afeitara su pelo café rizado, encontraría cuernos diminutos en su cabeza.

-Ustedes dos ni lo piensen –dijeron las hermanas Gardner al ver las miradas de los Stoll.

-Pero si no íbamos a hacer nada –dijeron al unísono.

-Ajá, si claro.

Los Stoll hicieron un mohín, y Katie tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no ir a besar a Travis.

Pero era demasiado miserable para importarme que los sátiros existieran, o incluso los Minotauros.

Los ánimos bajaron considerablemente.

Annabeth abrazó a Percy para que no se sienta mal.

Todo lo que eso quería decir era que mi mamá realmente había sido apretujada en la nada, disuelta en luz amarilla.

-Pobrecillo –dijo Perséfone, a lo que Hera, Hesita y Sally asintieron.

Atenea seguía analizando lo que le pasó a la mortal.

Estaba solo. Un huérfano. Tendría que vivir con… ¿Oloroso Gabe?

-Sobre mi frio cadáver –dijeron Poseidón, Tyson, Tritón, Reyna, Leo, Annabeth, Piper, Jason, Teseo, Orión, Perseo, Hazel, Frank y para sorpresa de todos Clarisse.

Percy solo les sonrió agradecido a sus amigos/novia/primos/hermanos/padre.

No. Eso nunca ocurrirá. Viviría en las calles primero.

-Yo te protegería –dice el dios de las carreteras.

-Gracias –Percy le sonríe a Hermes.

Disimularía que tengo diecisiete años y me incorporaría al ejército. Haría algo.

-Eso sí estaría difícil –dijo Clarisse-. A los doce estabas del tamaño de Leo.

-Eso es cierto, parecías un muñeco de trapo –apoyó Grover.

-Vaya, gracias por el apoyo –dijo sarcásticamente Percy, a lo que muchos en la sala reían.

El fuego del hogar de Hestia estaba aumentando de nivel y calor, cosa que no se veía desde hace milenios.

Grover todavía se sorbía la nariz. El pobre chico… pobre cabra, sátiro, lo que sea…

Casi todos en la sala reían de los pensamientos de Percy.

lucía como si él esperara ser golpeado.

-Yo esperaba que me gritaras por lo que pasó –dijo Grover.

-Yo nunca lo haría, G-man, recuerda que eres mi mejor amigo –le respondió Percy.

Artemisa, Zoë, Phoebe y las cazadoras ya le iban a dar una oportunidad de demostrar que era diferente, pero al menor indicio de que era un cerdo, lo dejarían de intentar por el resto de la existencia.

Artemisa lo hacía solo porque el muchacho le recordaba a su antiguo amor, Orión.

Dije:

-No fue tu culpa.

-Sí lo fue. Se suponía que debería protegerte.

-¿Te pidió mi madre que me protegieras?

-No. Pero ese es mi trabajo. Soy un guardián. Al menos… fui.

Los romanos estaban conmocionados, sus faunos no sabían hacer nada de nada, al contrario de los de los griegos. Esos si eran útiles.

-Peo por qué… -Repentinamente me sentí mareado, mi vista nadó.

-No te presiones –dijo Grover-. Aquí.

Él me ayudó a sujetar mi vaso y poner la pajilla en mis labios.

Los mestizos se relamían los labios, el néctar era lo mejor que habían probado en toda la vida.

-Enserio que quisiera estar herido, solo para probar néctar –dijo Leo.

-Yo te ayudo –dijo Clarisse.

-¡NO! No hace fa… -no pudo terminar Leo porque Clarisse le dio un puñetazo en toda la boca que lo tiro al suelo.

-¿Qué te pasa? –chilló Piper.

-El lo pidió –dijo Clarisse limpiándose la sangre de Leo de su mano.

Apolo se acercó y le dio un poco de néctar.

-Sí, valió la pena –dijo Leo bebiéndolo feliz.

Retrocedí ante el sabor,

-¿Estás loco? –dijeron todos.

porque esperaba jugo de manzana.

-Ahhh… -exclamaron todos avergonzados.

No fue eso en lo absoluto. Era galletas de chispas de chocolate. Galletas líquidas.

A varios se les hacia agua la boca.

Y no simplemente cualquier galletas, las galletas de chispas de chocolates azules, caseras de mi madre, con manteca y calientes, con las chispas todavía derritiéndose.

Ahora había un río de baba corriendo por la sala del trono.

Hestia al notar esto, apareció galletas recién horneadas y leche tibia.

-¿Cómo se dice chicos? –preguntó Sally.

-Gracias Lady Hestia/Vesta –dijeron todos los chicos de los campamentos.

-De nada chicos –respondió Hestia.

Bebiendo eso, mi cuerpo entero se sintió caliente y bien, lleno de energía.

Las hijas de Venus/Afrodita le lanzaban a Percy miradas lascivas, como si lo quisieran violar.

Mi pena no se desvaneció, pero sentí como si mi mamá acabara de pasar su mano en contra de mi mejilla, dándome una galleta de la misma manera en que ella solía hacerlo cuando era pequeño, y diciéndome que todo iba a estar bien.

-Que buena madre –dijeron Hestia, Hera, Deméter, Perséfone y Anfitrite.

Esta última no estaba enojada de la mortal, ya que sabía que no era su culpa enamorarse de su marido.

-Gracias mis señoras –respondió la mortal haciendo una reverencia.

Antes de que lo supiera, había vaciado el vaso. Miré hacia este, claro acababa de tener una bebida caliente, pero los cubitos de hielo aún no se habían derretido.

-Delicioso –dijeron los semidioses griegos.

-¿Fue bueno? –Grover preguntó.

Asentí con la cabeza.

-¿A qué sabía? –él sonó tan triste, me sentí culpable.

-Que sorpresa –dijo burlona Thalia.

-Lo siento –dije-. Yo debería haberte dejado saborear.

-¡NO! ¿Lo quieres volar en pedazos? –preguntó un hijo de Apolo.

-Yo no lo sabía –Percy respondió.

Sus ojos se ampliaron:

-¡No! Eso no es lo que yo quise decir. Yo simplemente… me preguntaba.

-Galletas de chispa de chocolate –dije-. Caseras de mi mamá.

-Deliciosas –dijeron Annabeth, Thalia, Nico, Percy y Poseidón.

-Gracias chicos –dijo Sally ruborizada.

Él suspiró. -¿Cómo te sientes?

-Como que podría tirar a Nancy Bobofit cien yardas.

-Pagaría por ver eso –dijo Nico.

-Espero que lo hagas Prissy –dice Clarisse.

-Lo siento… no la volví a ver en toda mi vida –dice agarrando su pecho, donde debería estar su corazón y negando con la cabeza. Como dolido.

Todos rieron por eso gesto.

-Eso es bueno –él dijo-. Eso es bueno. No creo que podrías arriesgarte a beber más de esa cosa.

-¿A qué te refieres?

-A que morirías quemado –dijo un hijo de Atenea.

-Ya lo sé, eso ya pasó –respondió Percy.

-Técnicamente no chico, eso es el futuro –respondió Ares.

-Ya quiero seguir –exclamó Clarisse.

Tomó el vaso vacío de mí cautelosamente, como su fuera dinamita, y lo colocó de nuevo en la mesa.

-No crees que exageras un poco demasiado, sátiro –dijo Perseo.

-Esto… emm… sí –balbuceó Grover.

-Vamos. Quirón y Sr. D esperan.

El porche daba toda la vuelta por alrededor de la casa de granja.

Mis piernas se sentían inestables, tratando de caminar tan lejos. Grover se ofreció a llevar el cuerno del Minotauro, pero yo lo mantuve sujeto.

-De seguro lo quiere para alardear –dijo Artemisa con un suspiro.

-Lo sabía, no se puede confiar en ningún hombre –dijo Zoë a Phoebe.

-Lo sé… -respondió esta.

Había pagado por ese recuerdo de la forma más difícil. No iba a dejarle ir.

Artemisa y sus cazadoras tenían los ojos como platos y la boca en una perfecta "o".

Mientras que Thalia las veía burlona.

Como salimos por el lado opuesto de la casa, recobré mi aliento.

Los romanos se inclinaron hacia adelante para saber cómo se ve el campamento de los griegos.
Los del Campamento Mestizo, sonreían al ver a los romanos interesados en su campamento.

Nosotros debimos estar en la costa norte de Long Island, porque de este lado de la casa, el valle marchaba hasta arriba, hasta el agua, la cual brillaba a una milla a lo lejos. Entre aquí y allá, simplemente no podía procesar lo que veía. El paisaje estaba salpicado de edificios que se parecían a la arquitectura griega antigua

-Será porque son griegas antiguas, sesos de alga –dijo Annabeth en el oído de Percy.

-En esos momentos no lo sabía listilla –le respondió a la rubia.

-un pabellón al aire libre, un anfiteatro(los hijos de Febo suspiraron), una arena circular(a los hijos de Marte les brillaron los ojos por la mención de una arena)- excepto que todos ellos se veían completamente nuevos, sus columnas blancas de mármol centelleaban en el sol. En una cercana caja de arena, una docena de niños de edad de escuela y sátiros jugaban voleibol.

-Los de Apolo siempre nos ganan –comentó triste Grover.

-Algún día ganarán –dijo Will.

Canoas se deslizaban a través de la laguna.

Teseo, Orión, Poseidón, Percy, Anfitrite y Tritón sonrieron por la mención de una laguna.

Niños en camisetas naranjadas brillantes como las de Grover se perseguían el uno al otro alrededor de un grupo de cabañas acurrucadas en el bosque. Algunos disparaban al blanco en la pista de arquería.

Apolo, sus hijos, Artemisa y sus cazadoras, tenían caras soñadoras al recordar la pista de arquería en el campamento, era su lugar favorito.

Los otros montaban a caballo en un camino arbolado, y, a menos que alucinara, algunos de sus caballos tenían alas.

-Con razón Percy se sorprendió al ver que sólo tenemos un Pegaso –comentó Dakota.

-¿Sólo uno? –preguntaron algunos del Campamento Mestizo.

-Sí, la única persona que lo pude utilizar es Reyna, pero nosotros tenemos unicornios –apoyó Gwen.

-No den spoilers, chicos, siga con la lectura Sr. D –dijo Percy.

Al final del porche, dos hombres se sentaban uno enfrente del otro en una mesa de naipes. La chica rubia

-¡Percy! ¿Acaso me creías una rubia tonta? –exclamó Annabeth a Percy.

-Claro que no listilla –se defendió el chico.

-Más te vale que sea así –amenazó. Percy tragó duro.

que me había alimentado con cuchara pudín sabor palomitas de maíz se apoyaba en el riel del porche junto a ellos.

-¿Qué hacías ahí Annie? –Thalia codea a su amiga.

-Cállate –dice ruborizada.

El hombre frente a mí era pequeño pero gordo. Él tenía una nariz roja, ojos llorosos grandes, y un cabello crespo tan negro que era casi púrpura.

Ares, Poseidón, Hades, Hermes, Apolo y Hefesto se estaban aguantando unas carcajadas casi incontenibles.

Él se parecía a esas pinturas de ángeles bebé, ¿Cómo se llamaban ellos las Churriburri? No, querubines. Eso es. Él se parecía a un querubín que se había vuelto de edad madura en un parque de remolques.

Ahora sí que todos los dioses, menos Dionisio, estaban rodando por el piso de la risa. Apolo y Hermes lloraban.

Los semidioses griegos se estaban riendo también, pero no tanto como los dioses, no querían ser convertidos en delfines, o que les hicieran combustión instantánea.

Después de unos muy largos 25 minutos se lograron calmar y continuaron con la lectura.

Él usaba una camisa hawaiana con patrón de tigre,

-Necesitas un serio cambio de imagen –comentó Afrodita.

-Ni loco me dejaré cambiar por ti –le respondió el dios del vino.

-¿Por qué? –dijo Afrodita haciendo un puchero, que dejo babeando a varios dioses y semidioses, pero dejo una sonrisa en la cara de su marido-. No soy tan mala.

-Claaaro, me dejarías todo vestido de rosa –dijo Dionisio estremeciéndose.

y él habría cabido perfectamente en una de las fiestas de póker de Gabe,

A todos los semidioses, mortales, sátiro, y hasta algunos dioses les rechinaron los dientes y apretaron los puños ante la mención de tan despreciable ser.

pero yo presentía que podría desplumar incluso a mi padrastro.

-Eso no lo dudes, Peter –dijo Dionisio.

-Percy –contestó monótonamente.

-Prissy –corrigió Clarisse.

-Sesos de alga –dijo Annabeth.

-Jefe alga –se burló Thalia.

-Guapo –comentó una chica de la multitud de semidioses.

-Guapísimo –ayudó una romana.

Annabeth estaba echando humo por los oídos. Percy trataba de controlarla besándola.

-Ese es el Sr. D –Grover me murmuró-. Él es el director del campamento. Se educado.

-¿¡QUEEÉ!? ¿Tienen un dios dirigiendo su campamento? –exclamaron incrédulos los romanos.

Los griegos se encogieron de hombros restándole importancia.

-La chica, ella es Annabeth Chase. Ella es simplemente una campista,

-¿Simplemente una campista? –preguntó Annabeth indignada.

-G-man, deberías decir que va a ser mi futura mejor amiga y sexi novia Annabeth Chase –le dijo Percy.

Atenea se estaba sulfurando de rabia, aunque el crío de Poseidón haya hecho algo muy lindo hacia ella, todavía no aceptaba que fuera pareja de su hija, primero debía de demostrar que la protegería con uñas y dientes, no dejar de quererla y respetarla.

Sólo así le daría su bendición para poder salir con su hija.

-pero ella ha estado aquí más tiempo que casi cualquiera.

-¿Por qué? –preguntaron los romanos.

-Supongo que sale en los libros –dijo encogiéndose de hombros la rubia.

-Y tú ya conoces a Quirón…

Él señaló al que estaba de espaldas a mí.

Primero me di cuenta de que él estaba sentado en una silla de ruedas. Luego reconocí la chaqueta de tweed, el delgado pelo café, la barba desaseada.

Todos los semidioses griegos sonrieron a Quirón, que les devolvió la sonrisa.

-¡Sr. Brunner! –grité.

-Te acaban de decir que se llama Quirón, Jefe alga –se burló Thalia.

-Esto va a ser largo –Percy suspiró.

El profesor de latín se dio la vuelta y me sonrió. Sus ojos tuvieron ese travieso destello de luz que a veces tenía en las clases cuando él toma un examen sorpresa y hacía que todas las respuestas múltiples fueran "B".

-Queremos un profesor así –"lloraron" los Stoll.

-Ya es su profesor par de idiotas –les golpeó Katie.

-Tranquila preciosa, solo decíamos –se sobó la cabeza Travis.

Katie solo se sonrojó y desvió la mirada, para emoción de Afrodita.

-Ah, bien, Percy –dijo-. Ahora tenemos cuatro para los naipes.

Él me ofreció una silla a la derecha del Sr. D, quien me miró con ojos sangrientos y dio un gran suspiro -Oh, supongo que debo decirlo. Bienvenido al Campamento Mestizo. Allí. Ahora, no esperes que esté contento de verte.

Los romanos y dioses fruncieron el ceño.

-Nuestra más cálida bienvenida –dijo Percy.

-Tienes razón, a todos nos dice lo mismo –dijo una niña de 10 años, hija de Apolo.

El ártico bañó a Dionisio.

-Sigue leyendo, sobrino –dijo Poseidón.

-Uh, gracias -me fui a toda prisa más lejos de él porque, si había una cosa que aprendí de vivir con Gabe, fue cómo decir cuando un adulto ha estado golpeado el jugo feliz.

-¿Jugo feliz? –preguntó un hijo de Hefesto de 11 años.

-Cerveza –le contestó Teseo.

Perseo golpeó en la nuca a su primo.

-Eh! ¿Qué te pasa? –preguntó sobándose.

-No puedes decirlo así como así, son niños –le regañó Orión.

-¿Puedo seguir? –gruñó Dionisio.

Si el Sr. D era un desconocido para el alcohol, yo era un sátiro.

-¿Eres un sátiro hermanito? –preguntó Teseo.

-Por favor guárdate comentarios estúpidos –le dijo Atenea.

-¿Ya? ¿O ayer? –le preguntó Teseo con una sonrisa sarcástica.

Atenea solo rodó los ojos.

-¿Annabeth? -El Sr. Brunner llamó a la chica rubia.

-Ya le dijeron su nombre ¿por qué le sigue llamando chica rubia? –preguntó una cazadora. A lo que los semidioses se encogieron de hombros.

-Sí, Percy ¿por qué la sigues llamando chica rubia? –preguntó Annabeth.

-No lo sé, luego le pregunto –contestó burlón.

Ella se acercó y el Sr. Brunner nos introdujo -Esta señorita le cuidó mientras te curabas, Percy. Annabeth, mi querida, ¿por qué no vas a comprobar la litera de Percy? Lo meteremos en la cabaña once por ahora.

Annabeth dijo. -Seguro, Quirón.

Ella era probablemente de mi edad, tal vez un par de pulgadas más alta, y lucía un montón más atlética. Con su bronceado profundo y su cabello rubio rizado, ella era casi exactamente lo que pensé que luciría un estereotipo de chica Californiana,

-No será porque lo soy –dijo burlonamente Annabeth.

-En ese momento no lo sabía listilla –dijo Percy besándola.

pero sus ojos arruinaban la imagen.

-¿Qué? –preguntó Annabeth alejándose de su novio.

Eran alarmantemente grises, como nubes de tormenta; lindos,

-Ahhh –dijo abrazándolo de nuevo.

pero intimidantes, también, como si ella analizara la mejor forma para vencerme en una pelea.

-Eso es lo que siempre hace –dijo Malcom, aliviado de que no le iba a romper la cara a su amigo.

Ella miró hacia el cuerno del Minotauro en mis manos, entonces de regreso a mí. Imaginé que ella iba a decir, ¡Tú mataste a un Minotauro! o ¡Wow, eres estupendo! o algo así.

-Sigue soñando –dijo una hija de Atenea

Todos rieron.

En lugar de eso ella dijo -Babeas cuando duermes.

Casi todos en la sala reían a carcajada suelta, los más inmaduros rodaban en el suelo.

Entonces ella salió corriendo fuera al césped, su cabello rubio volando detrás de ella.

-¡Código 10-A! –gritó Percy. Ahora casi todos entendieron.

Después de que Apolo curara los tímpanos reventados de algunos rezagados continuaron con la lectura.

-Entonces-. Dije, ansioso de pasar a otra cosa. -Usted, uh, trabaja aquí, ¿Sr. Brunner?

-Te acaban de decir su nombre, ¿por qué le dices Brunner? –preguntó Hermes.

-Pues yo creo que es difícil llamar a una persona por otro nombre –defendió Piper a Percy.

-Gracias Pipes –agradeció el chico.

-No Sr Brunner -el ex-Sr. Brunner dijo-. Temo que eso fuera un seudónimo. Puedes llamarme Quirón.

-Bueno -completamente confundido miré al director-. Y Sr. D… ¿eso quiere decir algo?

El dios gruñó por eso. Quirón reía por lo bajo.

El Sr. D dejó de barajar las cartas. Él me miró como si acabara de eructar fuerte.- Jovencito, los nombres son cosas poderosas. Tú simplemente no vas por ahí usándolos sin razón.

-Oh. Correcto. Lo siento.

-Debo decir, Percy-. Quirón-Brunner intervino-. Me da mucho gusto de verte vivo. Hace mucho tiempo desde que he hecho una visita a domicilio para un campista potencial. Odiaría pensar que he perdido mi tiempo.

-¿Visita a domicilio? –preguntó Reyna.

-¿Visita a domicilio?

Reyna se sonrojó y desvió la mirada.

Mi año en la Academia Yancy, a instruirte. Tenemos sátiros en la mayoría de las escuelas, por supuesto, manteniendo vigilancia.

-¡Vaya! ¿Quién diría que los faunos son útiles? –se burlo Octavian.

-En primera –gruño Percy-, son sátiros, en segunda, son muy útiles en la naturaleza y merecen más respeto, en tercera, son muchísimo más útiles que tú, solo sirves para rebanar osos de peluche.

Casi todos estaban aplaudiendo a lo que dijo Percy.

-Odio decir esto, Thompson –masculló Dionisio-. Pero concuerdo contigo.

-Ah… ¿okey?

-Pero Grover me alertó tan pronto como él te conoció. Él sintió que tú eras algo especial,

-Vaya que sí es especial –comentó una hija de Deméter.

-Es el mayor héroe del mundo –secundó Annabeth.

-Basta chicas, me voy a sonrojar –dijo Percy haciendo reír a la mayoría.

así es que decidir ir. Convencí al otro profesor de latín para… ah, tomar un permiso de ausencia.

-¿Qué le hiciste Quirón? –preguntó Apolo.

-Pues… se ganó un viaje solo de ida a Inglaterra –dijo el centauro.

Algunos rieron por eso.

Traté de recordar el comienzo del año escolar. Pareció como hace tanto tiempo, pero tenía un fugaz recuerdo de otro profesor de latín mi primera semana en Yancy. Entonces, sin explicación, él había desaparecido y Sr. Brunner había tomado la clase.

De pronto una nota cayó en el regazo de Percy y la leyó en voz alta:

Querido Perseo Jackson:

Para que recuerdes bien por lo que has pasado, hemos puesto una maldición en ti, para que cada cosa que hayas sentido, tanto física como mentalmente, te pasará en la lectura, pero no te preocupes, para que te recuperes tienen que continuar con la lectura.

Atte. Las Parcas

Acabando de leerla, se incendió y desapareció.

-¡Maldita sea! Esto no me puede estar pasando. Tengo la pero suerte del mundo –exclamó Percy.

-Eso es cierto, Prissy –le dijo Clarisse.

-Podemos seguir con mi tortura persona… digo, lectura –dijo Percy un poco triste.

-Sólo porque te tengo lastima –dijo Dionisio.

-¿Usted llegó a Yancy solamente para enseñarme?-pregunté.

Quirón asintió con la cabeza. -Honestamente, no estaba seguro al principio. Contactamos a tu madre, dejándola saber que te vigilábamos en caso que tú estuvieras listo para el Campamento Mestizo. Pero tú todavía tienes tanto que aprender. No obstante, tú llegaste aquí vivo, y eso es siempre la primera prueba.

Los romanos asintieron a lo dicho por el centauro, con ellos era lo mismo, tenían que sobrevivir desde la Casa del Lobo hasta el Campamento Júpiter.

-Grover -Sr. D dijo impacientemente-. ¿Juegas o no?

-¡Sí, señor! -Grover tembló cuando él tomó la cuarta silla, aunque no supe por qué él estaba tan asustado de un hombre pequeño gordito en una camisa hawaiana estampada en tigre.

Los dioses rieron y Dionisio gruñó.

-¿Tú sabes cómo jugar a los naipes? –el Sr. D me miró suspicazmente.

-No tengo miedo –dije.

-No tengo miedo, señor –él dijo.

-Señor -repetí. Me gustaba el director del campamento cada vez menos y menos.

-El sentimiento es mutuo, Perry –comentó Dionisio, sólo para que lo bañara una ola de seis metros-. ¿Qué te pasa Tío P?

-No le digas así a mi hijito –dijo Poseidón

-Ya no soy un niño, papá –dijo Percy.

-Tú siempre serás mi niño –le respondió Poseidón.

Muchos sentían envidia, sus padres divinos no los querían como hacía Poseidón con sus hijos.

Bien -él me dijo-. Es, junto con luchas de gladiadores y Pac-Man, uno de los más grandes juegos alguna vez inventados por los humanos.

Hazel asintió efusivamente. Ares la vio emocionado.

-Tú muy bien, chica, tú si sabes –le dijo el dios guerrero.

-Gracias, señor Mar… Ares, pero yo me refería a Pac-Man –dijo nerviosa Hazel.

-Me decepcionas jovencita –dijo Ares meneando la cabeza.

Esperaría que todos los jóvenes civilizados sepan las reglas.

-Estoy seguro de que el chico puede aprender -Quirón dijo.

Poseidón le dio una mirada de agradecimiento al entrenador de héroes.

-Por favor –dije-. ¿Qué es este lugar? ¿Qué estoy haciendo aquí? Sr. Brun-Quirón ¿Por qué iría a la Academia Yancy solamente para enseñarme?

El Sr. D resopló: -Yo hice la misma pregunta.

El director del campamento repartió las cartas. Grover se sobresaltó cada vez que una aterrizó en su montón.

-Miedica –susurró Octavian.

Quirón me sonrió con compasión, de la manera en que él solía en la clase de latín, como dejándome saber que no importa lo que mi promedio era, yo era su estudiante estrella.

-Siempre lo serás chico –dijo Quirón.

Un poco más rojo y a Heracles le revienta la cabeza.

-Gracias –respondió el chico.

Él esperaba que yo tuviera la respuesta correcta.

Percy -dijo-. ¿No te dijo nada tu madre?

Sally bajó la mirada y el dios de los mares la abrazó consolándola, lo que funcionó.

-Ella dijo… -recordé sus ojos tristes, mirando hacia el mar-. Ella me dijo que tenía miedo de enviarme aquí, si bien mi padre lo había querido. Ella dijo que una vez que yo estuviera aquí, probablemente no podría salir. Ella quería mantenerme cerca de ella.

-Como una muy buena madre –dijo Hera.

Típico -dijo el Sr. D-. Así es cómo resultan muertos usualmente. Joven, ¿vas a pujar o no?

-¿Qué acabas de decir? –dijeron Hestia, Deméter, Perséfone y Artemisa.

Dionisio las ignoró y continuó leyendo.

-¿Qué? -pregunté.

-Respuesta universal del Jefe alga –comentó burlona Thalia.

-Muy graciosa cara pino –dijo Percy.

-Demasiado –le respondió Thalia.

-Demasiado tonta –murmuró por lo bajo el hijo de Poseidón.

-¿Cómo dices? –le preguntó su prima que lo escuchó por ser cazadora de Artemisa, sus sentidos se agudizan.

-Que eres demasiado graciosa –forzó una sonrisa Percy.

-Eso creí.

Él explicó, impacientemente, cómo pujar en los naipes, y así lo hice.

-Me temo que hay demasiado para decir -Quirón dijo-. Temo que nuestra película usual de orientación no será suficiente.

-¿Película de orientación? –preguntó Hazel.

-¿Película de orientación? -pregunté.

-¿Nunca la viste? –preguntaron los Stoll.

-Nunca, aún la tengo en mi lista de cosas por hacer –respondió Percy.

-Que nunca harás –masculló bajito Annabeth.

-¿Qué? –le preguntó Percy.

-¿Qué de qué? –respondió con otra pregunta.

-Es de mala educación responder una pregunta con otra pregunta –respondió Percy al mismo tiempo que Atenea.

Los dos se miraron sorprendidos.

Annabeth le hizo señas al Sr. D para que continuara con la lectura.

-No -Quirón decidió-. Pues bien, Percy. Sabes que tu amigo Grover es un sátiro. Sabes -el señaló al cuerno en la caja del zapato- que has matado al Minotauro. No una hazaña pequeña, tampoco, muchacho.

-Y pensar que fue lo más pequeño que ha hecho –dijeron los griegos.

Poseidón le pidió una caja de tranquilizantes a Apolo, que se la dio no muy conforme, presentía que le iba a pedir más.

-Lo que probablemente no sepas es que los grandes poderes están en trabajo en tu vida. Dioses-las fuerzas que tu llamas dioses griegos-están muy vivos.

-Vivitos y coleando –dijeron Hermes y Apolo sonrientes.

-Déjense de estupideces y sigamos –gruñó Heracles. Pero todos lo ignoraron, no era necesario gastar saliva con idiotas como él.

Miré a los demás alrededor de la mesa.

Esperé a alguien gritar, ¡No! Pero todo lo que conseguí fue al Sr. D gritando. -Oh, un matrimonio real. ¡Truco! ¡Truco! -él cacareó como si llevara la cuenta de sus puntos.

-Por supuesto que sí, Peter –Dionisio argumentó.

-Sobrino… -gruño Poseidón, jugando con su tridente en manos.

Dionisio palideció y continuó.

-Sr. D -Grover preguntó tímidamente-. Si usted no va a comerlo, ¿Puedo tener su Coca de dieta?

-¿Eh? Oh, bien.

Grover mordió un enorme pedazo de la lata vacía de aluminio y la masticó tristemente.

-Espere -le dije a Quirón-. Usted me está diciendo que hay tal cosa como Dios.

-Claro que lo hay, es un buen hombre –dijo Artemisa.

-Eso no importa ahora, nunca nos mezclamos, solo trae catástrofes, sigamos –dijo Zeus.

-¿Pero…? –Annabeth fue cortada.

-No nos mezclamos, sigue leyendo –le dijo a Dionisio.

-Bueno, ahora -Quirón dijo-. Dios mío-letra mayúscula G, Dios. Ese es un asunto enteramente diferente. Nosotros no tenemos tratos con los metafísicos.

-¿Metafísico? Pero usted acaba de hablar acerca de…

-Ah, los dioses, el plural, así como en, grandes seres que controlan las fuerzas de naturaleza y los empeños humanos: Los dioses inmortales del Olimpo. Ese es un asunto más pequeño.

-¿Cómo que más pequeño? –gruñó Zeus.

-¿Más pequeño?

-Sí, realmente. Los dioses que discutimos en la clase de latín.

-Zeus –dije.-

El dios del rayo sonrió con suficiencia.

-Hera.

-¡SÍ! ¡Me nombra! –chilló Hera como una Fangirl obsesionada.

Todos se le quedaron viendo atónitos.

-Yo me voy –dijo la Reina desapareciendo de ahí.

Luego de que se recuperaron del shock inicial, Hermes preguntó que si la iba a buscar, pero Zeus le dijo que no que siguieran.

-Apolo.

-Me nombra a mí pero no a su padre –se burló el dios del sol.

-Se refiere a ellos.

Y allí estaba otra vez-truenos remoto en un día despejado.

-Ya sabes que tu tío es una Reina del drama –dijo Hades, chocando los cinco con Poseidón.

Los semidioses no creían lo que presenciaban, Hades tenía sentido del humor.

-Joven -dijo el Sr. D-. Realmente sería menos casual acerca de tirar esos nombres alrededor, de ser tú.

-Pero son historias –dije-. Ellos son…mitos, para explicar el relámpago y las estaciones y cosas. Son lo que las personas creían antes de que existiera ciencia.

Los dioses gruñeron.

Apolo miró "dolido" a Percy.

-¡Ciencia! -Sr. D se burló-. Y dime, Perseus Jackson.

Todos jadearon de sorpresa.

Me sobresalté cuando él dijo mi nombre real, el cual nunca le dije a alguien.

-Sólo a mí –dijo sonriente cierta rubia.

-¿Qué pensarán las personas acerca de tu 'ciencia' dos mil años de ahora? -Sr. D continuó-. ¿Umm? Le llamarán un primitivo mambo jumbo. Eso es. Oh, amo a los mortales, no tienen absolutamente sentido de perspectiva. Piensan que han llegado tan lejos. ¿Y lo han hecho, Quirón? Mira a este chico y dímelo.

Los dioses asintieron a lo dicho por Dionisio. Era muy cierto.

No me estaba gustando el Sr. D mucho, pero había algo acerca de la forma en que él me llamó mortal, como si... él no lo fuera.

-Será porque no lo soy –ironizó el Dios del vino.

Era suficiente como meter un bulto en mi garganta, sugerir por que Grover era cumplidor poniéndole atención a sus cartas, masticando su lata de soda, y callándose la boca.

-Ajá, sí –se mofó Thalia.

-Percy -Quirón dijo-. Puedes elegir creer o no, pero el hecho es que inmortal significa inmortal. ¿Puedes imaginarte eso por un momento, nunca morir? ¿Nunca desvanecerse? ¿Existiendo, simplemente como eres para siempre?

-Y pensar que se lo ofrecieron –comentó Clarisse, que al momento se dio cuenta de que lo dijo y se tapó la boca.

-¿Q-qué dijiste? –preguntó Atenea.

-Nada –dijo con un hilillo de voz.

-¡Dinos! –bramó Zeus.

-Tranquilo hermano, supongo que saldrá en los libros –dijo Poseidón rescatando a la hija de Ares.

Estaba a punto de contestar, se lo primero que me venía a la cabeza, que sonaba como a un trato bastante bueno, pero el tono de la voz de Quirón me hizo titubear.

-Quiere decir, ya sea que las personas crean en usted o no -dije.

-Sí –dijo Atenea.

-Exactamente -Quirón estuvo de acuerdo-. Si tú fueras un dios, te gustaría ser llamado un mito, ¿una vieja historia para explicar relámpago? ¿Qué ocurre si te digiera, Perseus Jackson, que algún día personas te llamarían un mito, simplemente creado para explicar cómo niños pequeños pueden lograr sobreponerse a perder a sus madres?

-Eso fue un golpe bajo Quirón –dijo Leo.

Las féminas de la sala asintieron a lo dicho por el duende latino.

-Lo sé, lo siento Percy –se disculpó el centauro.

-No importa, ya pasó –dijo el chico restándole importancia.

Mi corazón golpeaba. Él estaba tratando de enojarme por alguna razón, pero yo no se lo iba a permitir.

-Muy bien chico, muchos se dejarían llevar por la ira –dijo Ares.

-Gracias –dijo Percy.

Dije. -No me gustaría eso. Pero no creo en dioses.

-Me hieres, Percy, yo te quería como un hijo –"lloro" Apolo.

El dios agachó la cabeza antes de que una flecha plateada lo atravesara.

-Ya cállate y deja continuar –dijo su gemela.

-Tranquila hermanita –le dijo el dios solar.

-¡Yo soy la mayor! –gritó furiosa Artemisa.

-Está bien, relájate –dijo Apolo.

-Oh, deberías -Sr. D murmuraba-. Antes de que uno de ellos le incinere.

-Más te vale no hacerlo, sobrinito –dijo Poseidón con un voz tan helada que les recorrió un escalofrío a todos en la espalda.

Grover dijo-. Por... por favor, señor. Él acaba de perder a su madre. Él está en estado de shock.

-Una Cosa afortunada, también -Sr. D masculló, jugando una carta-. Suficientemente mal estoy recluido en este trabajo, trabajando con niños que ni siquiera creen.

-Espero que no hayas dicho que es más afortunado que su madre muriera –dijo Deméter.

Dionisio sólo se encogió en su trono y continuó leyendo.

Él agitó su mano y una copa apareció sobre la mesa, como si la luz del sol se hubiera doblado, momentáneamente, y tejido el aire en un vaso. La copa se llenó a sí misma con vino tinto.

Mi mandíbula se cayó, pero Quirón apenas miró hacia arriba.

-Sr. D -le advirtió-. Sus restricciones.

-¿Cómo que restricciones? –preguntó espantado Dionisio.

Nadie contesto, por lo que siguió leyendo.

-Oh cielos -él miró al cielo y gritó-. ¡Viejos hábitos! ¡Lo siento!

Más trueno.

Los dioses rodaron los ojos por lo dramático que es Zeus.

El Sr. D agitó su mano otra vez, y la copa se transformó en una lata fresca de Coca-Cola Dieta. Él suspiró infelizmente, abriendo la parte superior de la lata de cola, y regresó a su juego de cartas.

-¿¡Me prohibiste el vino!? –refunfuñó Dionisio.

-No lo sé. Esto viene del futuro –dijo Zeus apuntando a los libros.

Quirón me guiñó el ojo-. El Sr. D ofendió a su padre hace un tiempo, le tomó el gusto a una ninfa de los bosques quién había sido declarada prohibida.

-Con que fue por eso –murmuró Dionisio.

-Una Ninfa de los Bosques -repetí, todavía mirando a la lata de Cola como se fuera del espacio exterior.

Algunos soltaron unas risitas.

-¿De qué se ríen? El chico no creía en nosotros y de pronto alguien aparece una Coca-Cola de la nada, hasta ustedes se sorprenderían –defendió Hestia al semidiós.

-Lo sentimos –dijeron los que se rieron.

-No hay problema –la diosa sonrió.

-Si -Sr. D confesó-. Padre le gusta castigarme. La primera vez, prohibición. ¡Espantoso! ¡Absolutamente diez horrorosos años! La segunda vez, pues bien, ella en realidad era bonita, y no pude mantenerme lejos, la segunda vez, él me envió aquí. La Colina Mestiza. Campamento de verano para pequeños diablillos como tú. "Sé una mejor influencia," él me dijo. "Trabaje con jóvenes en vez de derribarlos." Ja. Absolutamente injusto.

-Absolutamente justo –dijo Zeus.

De pronto una carta apareció delante de Artemisa que se apresuró a leerla en voz alta.

Zeus:

Tú no tienes derecho de decir nada, porque después de prohibírselo a Dionisio, te metiste con esa ninfa treinta y cinco veces y dio a luz a varios niños.

Atte. Las Parcas

Los dioses comenzaron a reír por la cara roja del dios del rayo.

Los semidioses se preguntaban cómo se pondría Hera si hubiera escuchado el contenido de la carta.

El Sr. D sonó aproximadamente de seis años de edad, como un mocoso que hace pucheros.

Los dioses se estaban muriendo de risa en el piso.

Algunos romanos miraban entre sorprendidos y asustados al hijo de Poseidón, no sabían cómo seguía vivo.

-Y... –tartamudeé-. Su padre es...

-Que lento –murmuró Octavian, pero lo suficientemente bajo para que nadie lo escuchara.

-Di inmortales, Quirón -Sr. D dijo-. Pensé que le enseñaste a este niño lo básico. Mi papá es Zeus, por supuesto.

Examiné rápidamente nombres con D de la de mitología griega. Vino. La piel de un tigre. Los sátiros que todos parecen trabajar aquí. La manera en que Grover se encogió de miedo, como si el Sr. D fuera su amo.

Dionisio sonrió con la última frase, a él le encantaba que los sátiros le respetaran y le temieran.

-Usted es Dionisio -dije-. El dios del vino.

-Menudo lumbrera –dijo Heracles. Pero todos lo ignoraron.

El Sr. D rodó sus ojos-. ¿Qué dicen estos días, Grover? ¿Dicen los niños, "menudo lumbrera"?

-S-si, Sr. D.

"¡Entonces, menudo lumbrera! Percy Jackson. Pensabas que era Afrodita, ¿quizás?"

-Ya quisieras ser como yo –le dijo la diosa del amor sacándole la lengua.

Sus hijas comenzaron a exclamar las cosas que le faltaban a Dionisio para ser como su madre, como: belleza, elegancia, belleza, sentimientos, belleza, belleza y belleza.

Todos rodaron los ojos mientras Afrodita les sonreía a sus hijas.

-Usted es un dios.

-Sí, niño.

-Un dios. Usted.

-Nosotros tampoco no lo creímos primito –dijo Hermes haciendo reír a todos en la sala.

Él giro si mirada directa hacia mí, y vi un tipo de fuego purpúreo en sus ojos, un indicio que este hombre pequeño llorón, regordete sólo me mostraba el pedacito más diminuto de su naturaleza verdadera.

Dionisio gruñó y los dioses disimulaban sus risas tosiendo con fuerza.

Vi visiones de vides ahogando incrédulos hasta morir, guerreros borrachos dementes con deseos de batalla, marineros gritar mientras sus manos se volvían aletas, sus caras expandiendo en hocicos de delfín. Supe que si le empujara, el Sr. D me mostraría peores cosas. Él plantaría una enfermedad en mi cerebro que me dejaría llevando una camisa de fuerza en un cuarto de hule para el resto de mi vida.

-No le conviene eso –dijo Poseidón jugando con su tridente.

Dionisio tragó duro.

-¿Te gustaría probarme, niño? -él dijo quedamente.

-No. No, señor.

El fuego murió un poco. Él se devolvió a su juego de cartas-. Creo que gano.

Dionisio miró esperanzado el libro. "Tal vez le voy a ganar alguna vez." Pensó Dionisio.

-No del todo, Sr. D -Quirón dijo. Él bajó una corrida, llevó la cuenta de los puntos, y dijo-. El juego va para mí.

Dionisio resopló indignado.

Pensé Sr. D iba a vaporizar a Quirón directamente de su silla de ruedas, pero él simplemente suspiró a través de su nariz, como si él estuviera acostumbrado a ser derrotado por el profesor de latín.

-Créeme que lo está –se burló Apolo-. En las fiestas siempre le gana. Es el único que lo logra vencer.

Él se levantó, y Grover se levantó, también.

-Estoy cansado -él Sr. D dijo-. Creo que tomaré una siesta antes de la reunión de canto de esta noche. Pero primer, Grover, necesitamos hablar, otra vez, acerca de tu menos que perfecto desempeño en esta asignación.

-No fue su culpa que alguien les lanzara un rayo que volcó el auto –defendió Deméter al sátiro.

-Muchas gracias, lady Deméter –dijo el sátiro.

-No hay de qué, Grover –le respondió la diosa.

La cara de Grover se perlo con sudor-. S-sí, señor.

El Sr. D se giró hacia mí-. La cabaña once, Percy Jackson. Y cuida tus modales.

-¿Cuidar sus modales? ¿Percy? –preguntó Thalia burlona.

-Eso es físicamente imposible –canturreó Nico.

-Es como pedirle peras al olmo –apoyó Annabeth.

-¿Dejamos de meternos con el pobre Percy? –preguntó Percy.

-Sí, ya déjenlo, aunque no lo conozco ya me cae muy bien –dijo Leo.

-Gracias… eh… -balbuceó Percy.

-Valdez, Leo Valdez –le recordó el latino.

-Leo, déjate de payasadas –le golpeó Piper.

Todos comenzaron a reír por la cara de Leo.

Él se metió en la casa de granja, Grover siguiéndolo miserablemente.

Varios le dieron a Grover miradas de simpatía.

¿Grover estará bien? -le pregunté a Quirón.

-Qué gran amigo eres Percy –lo elogió Hestia.

-Muchas gracias, Hestia –dijo el muchacho.

Quirón asintió con la cabeza, aunque él se vio un poco preocupado-. El viejo Dionisio no está realmente disgustado. Él sólo odia su trabajo. Él ha sido... ah, castigado, creo que tú dirías eso, y él no puede soportar esperar otro siglo antes de que se le permita volver al Olimpo.

-Eso no es nada –dijo Ares.

-Para ustedes no es nada, para nosotros son como cien años –comentó Travis antes de que Katie le diera un zape en la cabeza-. ¡Ay! Oye, ¿qué te pasa?

-Un siglo son cien años, idiota –Katie lo regañó.

Todos reían por la idiotez del Stoll.

-El monte Olimpo –dije-. ¿Me está diciendo que realmente hay un palacio allí?

-Ahora bien, está el Monte Olimpo en Grecia. Y entonces está la casa de los dioses, el punto de convergencia de sus poderes, que de hecho solía estar en el Monte Olimpo. Todavía es llamado Monte Olimpo, por el respeto a las viejas costumbres, pero el palacio se mueve, Percy, justo como los dioses lo hacen.

-Lo vas a confundir más, Quirón, no ves que Percy es un poco lento –se burló Thalia.

-Me consta, yo lo tuve que besar primero –dijo Annabeth.

Todos se burlaban del sonrojo de la cara de Percy.

-¿Usted quiere decir que los dioses griegos están aquí? ¿Como... en América?

-Pues bien, ciertamente. Los dioses se mueven con el corazón del oeste.

-No lo va a entender –murmuró Nico.

-¿El qué?

El Di Ángelo sonrió con suficiencia.

-Vamos, Percy. Lo que tu llamas "Civilización del oeste." ¿Piensas que es simplemente un concepto abstracto? No, es una fuerza viviente. Una conciencia colectiva que ha ardido por miles de años. Los dioses son parte de eso. Tú podrías decir que son la fuente de eso, o al menos, están atados tan apretadamente a ello que posiblemente no podrían desvanecerse, no a menos que toda Civilización del oeste estuviera extinta. El fuego empezó Grecia. Entonces, como tu bien sabes –o como espero que sepas, desde que pasaste por mi curso– el corazón del fuego se mudó a Roma,

Los romanos sonrieron arrogantes por la mención de ellos.

Y así también hizo a los dioses. Oh, nombres diferentes, quizá Júpiter para Zeus,

-Mi padre –sonrió Jason.

Venus para Afrodita, y así adelante, pero las mismas fuerzas, los mismos dioses.

-Y entonces murieron.

-A ver Apolo anota –dijo Hermes.

-Listo –el dios del sol sacó una libreta y un bolígrafo.

-¿Respiración? –preguntó Hermes.

-Listo.

-¿Pulso?

-Listo.

-¿Me ves muerto?

-No.

-Ahí está entonces, no morimos –Hermes afirmó sonriendo, lo que causó la risa de todos en la sala.

-¿Morir? No. ¿Murió el Oeste? Los dioses simplemente se movieron, para Alemania,

-Ahhh, Alemania me encantó, por su cerveza –dijo Ares.

-Para Francia,

-A mi me encantó Francia, era tan romántico pasear por Paris –dijo Afrodita.

-Para España,

-Sí, las corridas de toros eran bastante cool –dijo Apolo.

-Más cuando los atravesaban con los cuernos –apoyó, como no, Ares.

-para un rato. Dondequiera que la llama fuera más brillante, los dioses estaban allí. Gastaron varios siglos en Inglaterra. Todo lo que necesitas hacer es ver la arquitectura.

-Todos gracias a mi –dijo orgullosa Atenea.

Poseidón sólo rodó los ojos.

-Las personas no olvidan a los dioses. Cada lugar que han regido, por los últimos tres mil años, tú los puede ver en pinturas, en estatuas, en los edificios más importantes. Y si, Percy, por supuesto que están ahora en tus Estados Unidos. Mira a tu símbolo, el águila de Zeus. Mira la estatua de Prometeo en el Centro Rockefeller, las fachadas griegas de tus edificios del gobierno en Washington. Te desafío a encontrar cualquier ciudad americana donde los olímpicos no son destacadamente exhibidos en lugares múltiples. Te guste o no (y me creerás, muchas personas no les gustó mucho Roma, tampoco)

-¡Eh! –se quejaron los romanos.

-No digan que no es cierto –dijo Apolo.

-América es ahora el corazón de la llama. Es el gran poder del oeste. Y así es que el Olimpo está aquí. Y estamos aquí.

Era todo demasiado, especialmente el hecho que parecí que yo estaba incluido en el nosotros de Quirón, como si fuéramos parte de algún club.

-Tal vez deberíamos hacer un club –dijo Hermes.

-Sí, nos llamaríamos "El increíble Apolo y sus amigos" –dijo Apolo con voz soñadora.

-Sí, no, mejor lo dejamos para otra ocasión –argumentó Hermes riendo.

La cara de Apolo era tan cómica.

-¿Quién es usted, Quirón? ¿Quién...quién soy?

-Tú eres un zopenco –le dijo Thalia.

-Un Sesos de alga –apoyó Nico.

-Un lento –gritó Rachel.

-Un idiota –masculló Clarisse.

-Ya entendimos, está bien –calmó Percy.

Todos se echaron a reír.

Quirón sonrió. Él desvió su peso como si él fuera a levantarse de su silla de ruedas, pero yo sabía que eso era imposible. Él estaba paralizado de la cintura hacia abajo.

-Que educación, niño –regañó Sally.

-Lo siento.

-¿Quién eres? -él reflexionó-. Pues bien, esa es la pregunta que todos nosotros queremos contestar, ¿verdad? Pero por ahora, deberíamos conseguirte una litera en la cabaña once. Habrá amigos nuevos para conocer. Y tiempo en abundancia para las lecciones mañana. Además, habrá más campistas en la fogata esta noche, y simplemente adoro el chocolate.

-¿Simplemente lo adoras? –preguntó Thalia con una ceja alzada.

-Está bien, me encanta –dijo el centauro.

-¿Te encanta? –preguntó Nico de la misma forma en la que preguntó Thalia.

-Bien, lo confieso, tengo una obsesión con el chocolate –soltó Quirón de un solo tirón.

-Mucho mejor –sonrieron los primos.

Y en ese entonces él se levantó de su silla de ruedas. Pero hubo algo extraño acerca de la forma que él lo hizo. Su manta cayó de sus piernas, pero las piernas no se movieron. Su cintura seguía alargándose, alzándose sobre su cinturón. Al principio, pensé que él llevaba puesta ropa interior larguísima, blanca de terciopelo,

-Que comparaciones más raras –rió Gwen.

-Demasiado –dijeron los del campamento romano.

pero mientras él seguía levantándose fuera de la silla, más alto que cualquier hombre, me di cuenta de que la ropa interior de terciopelo no era ropa interior; era el frente de un animal, músculo y tendón debajo de pelaje blanco grueso. Y la silla de ruedas no era una silla. Era una especie de envase, una enorme caja sobre ruedas, y debía de ser mágica, porque no hay forma de que pudiera almacenarlo por completo a él.

-Magia, mi niño, pura magia –dijo Quirón.

-En ese momento no lo sabía –refutó Percy.

Una pierna salió afuera, larga y de rodilla nudoso, con una enorme pezuña pulida. Luego otra pierna delantera, luego cuartos traseros, y entonces la caja quedó vacía, nada excepto una concha de metal con un par de falsas piernas humanas pegadas.

-Espero que sean falsas –dijo Hazel.

-¿Lo son? –preguntaron los Stoll.

-Sí –se apresuró a decir el entrenador de héroes.

Clavé los ojos al caballo que acababa de salir de la silla de ruedas: Un enorme semental blanco. Pero dónde su cuello debería estar estaba el cuerpo superior de mi profesor de latín, suavemente unido al tronco de caballo.

-Qué alivio -el centauro dijo-. Había sido enjaulado allí dentro tanto tiempo, mis espolones se habían quedado dormidos. Ahora, ven, Percy Jackson. Conozcamos a los otros campistas.

-Eso fue todo –dijo Dionisio.

-A dormir, chicos mañana seguimos leyendo –dijo suavemente Hestia.

-Claro que si lady Hestia/Vesta –dijeron los semidioses.

Cada uno se fue al templo de su respectivo padre.

Poseidón, Tritón, Anfitrite, Tyson, Percy, Sally, Teseo, Orión y Grover con Juniper (a petición de Percy), se fueron al templo de Poseidón.

Pollux y Quirón fueron al de Dionisio.

Las cazadoras al de Artemisa. Junto con Thalia que no quería ir al de Zeus. Jason al de Zeus. Piper con Afrodita y sus hermanos.

Los Stoll, Leo, Will y Chris se fueron al de Hermes.

Y todos los de los dioses menores al templo de Hestia.


Espero que este capítulo le guste, lamentó si tardé un poco en subir pero el sueño me gana por las tardes.

Quiero agradecer a todas las personas que dejan sus Reviews, le dan Fav o Follow a mí historia, o que sólo la leen, no importa, me ponen tan contento que me suben la moral para seguir escribiendo.

Apoyo moral, amenazas de muerte (que sean muy pocas), todo se acepta en sus Reviews.

Tal vez la próxima será capítulo doble, pero hoy no pude lograrlo.

A responder Reviews:

*Daap: Me alegra que te gustara. Y sí, la inspiración me pegó bastante. ¿En serio ni lo has escuchado? ¿Nunca has visto El Chapulín Colorado? Ni tan difícil llegar a los 50. Adiós, cuídate.

*Nani Hakai: Daap te manda saludos.

*anonimus maximus: No sabes cuanto disfruté escribiendo eso. Y sí tenía pensado algo con Frank entrenando con Clarisse, pero será un poco más adelante, de todas maneras, gracias por la sugerencia.

*lavida134: Persassy es como le llaman a Percy en sus momentos en los que es un descarado, aunque eso sólo lo usa el fandom. Sassy en español es descarado. Me da gusto que te guste xD Sí, casi se orina del susto. Que bueno que te gustó, y no hay problema con lo de Batman, pero no sé si algunas chicas te quieran matar e.e Cuídate, adiós.

*Hermione Odinson: No te preocupes tengo algo planeado para ellos dos. Tal vez no terminen juntos, pero va a haber algo entre ellos.

*Shazam-The-Thunderbolt: Muchas gracias y no te preocupes, cualquier Review se agradece.

*phoenix1993: Ya actualizeee cx Espero que te guste.

*Mitchel0420: Hola, me alegro que te den risa, aquí está el nuevo capítulo, disfrútalo.

Bueno, eso sería todo.

Un saludo, cuídense bien, pórtense mal y hasta la próxima.