Entre Sustos y Bromas.

Las dos jóvenes reinas caminaban por los derredores del palacio, La morena guiaba y explicaba y su esposa asentía (siempre evitando los pasillos)

La de tez nívea notaba que había muy pocos, casi inexistentes animales, inclusive en el palacio los caballos eran pocos, cuando preguntó, la castaña le aclaro que no era algo necesario o que se acostumbrara mucho, ya que por línea de sangre las familias trabajaban dependiendo el símbolo de su casa, le dijo que le explicaría y la reina de las bestias tomando la forma de caballo emprendieron un viaje.

Llegaron a la parte campesina del lugar, Asami miraba con asombro los bueyes gigantes que labraban enormes cantidades de tierra en poco tiempo, recuperando su forma la ojiazul le explico que así se dividían las clases, que realmente no era sociedades de pobres o ricos, sino de oficio, esto lograba una gran armonía.

-¿Entonces no existen matrimonios arreglados? – Preguntaba la curiosa domadora.

-No realmente, no puedo negar que existen pero no es algo que se dicte por tradición, a veces los padres quieren hacer negocios redondos, no pueden obligar a sus hijos, está penado pero a veces logran convencerles, familias de bueyes mayormente buscan pretendientes en familias de caballos para comercializar sus productos. Y por supuesto en la realeza en casos extraordinarios – La de piel tostada reía de buena gana, pero el comentario que intentaba ser bromista causo otra sensación en su esposa.

-Y ¿Tenías alguien con quien realmente te quisieras casar, Korra? – Asami seguía observando a los bueyes trabajar arduamente la tierra, con su vista periférica notó cuando su esposa giro a su dirección, después de unos segundos, dónde ella supuso lo pensó detalladamente, le dio su escueta respuesta.

-No, No realmente – la domadora no se podía explicar así misma por qué ese "No, no realmente" no le satisfacía, en el fondo tal vez esperaba un rotundo no. Ambas guardaron silencio por un momento, observando a los trabajadores.

Conforme avanzaban, la de tez nívea observaba en las calles algunas mejoras que se le podían proponer a la reina de las bestias, el no tener clases sociales era una cosa buena podrías decir, pero en casos se necesita un poco de competencia para exigir mejoras como por ejemplo en la infraestructura pública. Aun estando no tan alejados del palacio, se podían observar calles todavía de tierra. No era inexplicable entonces porque los nobles de Zerzura estaba reluctantes a pláticas comerciales, el acceso era algo que se notaba sería difícil a falta de caminos adecuados. Las bestias después de todo estaban acostumbradas a la vida ruda.

De pronto una duda.

-¿Hay familias de conejos? – Asami sólo podía ver el perfil del su esposa ya que estaban caminado lado a lado, vio como sonreía.

-Sí, hay familias con el símbolo del conejo.-

-¿Y ellos a qué se dedican? – A pesar de que sus chapitas se dibujaron, la morena no perdió su sonrisa…

Visitaron los mercados, los lugares famosos, la pelinegro estaba exhausta mientras la otra estaba fresca como una lechuga, la vigorosidad de las bestias era bien conocida.

-¡Hey! hay un lugar al que debemos de ir. – Korra caminaba para atrás mientras hablaba de frente a su esposa.

-Apuesto que no habrás visto nada así anteriormente, y es justa la hora – Hablaba apuntando al cielo que se pintaba de morado anunciando la próxima noche. – la ojiverde asintió – Sé que estas cansada pero valdrá la pena – la castaña sonrió otra vez pero en esta ocasión Asami sintió recorrerle un escalofrío.

Al poco tiempo alcanzaron el lugar destinado, se pararon sobre la boca de un desfiladero. Donde a lo lejos se podía observar un río que corría salvaje.

-Conoce el cañón del colca** - la blanquecina observo la enorme depresión que el río había formado durante centurias, en las paredes casi verticales árboles se aferraban en extrañas posiciones, el sol que se comenzaba a ocultar en el horizonte coloreaba las nubes de rosa, azul oscuro, rojo, morado incluso; estaba tan perdida tomando detalle de todo que no sintió el acercarse de su esposa...

Ni su mala vibra.

-Hey – Comenzaba la bestia - ¿Has volado alguna vez? – Asami se volteo con confusión en su rostro, topándose con la sonrisa que asemejaba a la de un niño a punto de hacer alguna maldad. La morena le tomo de los brazos la pego a su cuerpo y sin decir "Agua va" salto con ella en el cañón.

Asami no podía acabar de registrar lo que estaba ocurriendo, todos sus años de entrenamiento se fueron por la ventana en cuanto la ojiazul se aventaba con ella al precipicio. Gritó como jamás en su vida, se aferró con brazos y piernas a Korra y cerró los ojos teniendo una horrible sensación en su estómago que le recorría eléctricamente hasta la garganta, poco a poco la caída libre fue perdiendo rapidez. Aun con miedo abrió uno de sus ojos y se topó con azul.

De pronto dejaron de caer; la morena había crecido largas alas de halcón y sostenía a ambas, aseguro la cintura de la pelinegra y comenzaron a planear horizontalmente.

-Es..Esta… ¿Estas contenta? – Preguntaba con poca confianza en su voz mientras recuperaba el aire y lo que pretendía ser una reprimenda sólo logro que la bestia estallara en risa. Asami primero enfadada se dejó llevar por el sonido y tranquilizada observo el cañón con más asombro al ver las cosas de tan cerca, puesto que estaban unos pocos metros arriba del río que fluía con agua cristalina, dejando ver la gran profundidad. La blanquecina observó con más detenimiento y parecía que eran miles de metros abajo.

-Parece otro mundo – Comentaba mientras se acomodaba bajo el regazo de su esposa.

-Casi – Le respondía – De hecho una tribu habita las profundidades

La ojijade abrió grandes los ojos. Ella nunca había escuchado nada de eso.

-¡Yo nunca había escuchado nada de eso! – Korra asintió con la cabeza.

-Pocos lo saben - Se detuvo de pronto y con un fuerte aleteo separando un poco del agua debajo de sus pies, comenzó el rápido ascenso, Asami se aferró y comenzó a reír, la fuerza del viento le provoco unas lagrimillas en el rabillo del ojo. Ya estando considerablemente separadas del manto acuífero la morena se detuvo otra vez.

-¿Quieres darte un baño? – Le preguntaba la morena con maldad pura mientras la alejaba de su cuerpo.

-Ko…. Korra! – Gritaba Asami, mientras agitaba los brazos tratando de regresar al abrigo debajo de las alas de halcón. La aludida rio, más bien se carcajeo y le abrazó otra vez terminado de subir.

Ya de regreso la reina de las bestias tomo forma de Caballo dejando que su esposa se subiera en su lomo y así ambas féminas emprendieron el regreso al castillo.

Era divertido, era muy divertido pensaba Korra mientras corría con fuerza en sus cuatro grandes patas de caballo, llevando a cuestas a su esposa que como nunca antes sentía adrenalina inundando sus venas.

La ojiazul estaba acostumbrada a hacer este tipo de actividades, era su naturaleza y además podía lograr cosas imposibles para otros, desde niña se daba sus escapadas para poner a prueba sus poderes de transformación, pero compartirlas no era algo común para ella, no estaba del todo mal "No está nada mal" Pensaba mientras apretaba más el paso, Asami no era, en absoluto, la princesa apretada que en un principio creyó que fuera, era inteligente, zagas, tenía carácter y era linda.

El galope se fue apaciguando conforme se acercaban al palacio, la pelinegra bajo hábilmente en cuanto se detuvieron, aún contagiada de los eventos, le dio unas palmadas al cuello del caballo Korra y se arregló un poco la ropa y el cabello, la morena regresó a su forma humana, roja y con un poco de sudor debido al ejercicio, observando la espalda de su esposa con puchero, extrañamente quería otra palmada en el cuello.

Ambas se dirigieron a los adentros del palacio saludando a los lacayos y pidiendo las preparaciones para un baño, la pelinegra sujeto el brazo de su esposa.

Desde su boda las dos regentes habían tomado baños separados, pero el lacayo al que le pidieron el servicio era nuevo en la corte así que preparo el baño para que el matrimonio lo tomara junto.

La de tez nívea le dijo al lacayo que estaba bien, después de todo ellas debían mantener una imagen frente a los demás y ya era hora de comenzar a hacer más cosas juntas. La ojiceleste no pretendía entrar al baño con su esposa, pero esta la convenció diciendo que era suficiente espacioso para toda una pequeña comunidad.

-TOMANDO SU BAÑO-

Ambas tomaban su baño limpiándose a conciencia, estaban dándose la espalda pero la morena se sentía algo nerviosa al estar desnuda en el mismo lugar con la de tez blanca, de vez en cuando y siendo paranoica miraba de lado comprobando que no la estuvieran checando. Asami por supuesto había notado su psicótico comportamiento y pensando que está merecía un castigo por el susto que le dio, decidió molestarla un poco.

-¡oh! – Exclamaba con fingido asombro. La morena sabía que NO DEBIA voltear o preguntar nada.

-¿Qué es? – Temerosa preguntaba, justo como Asami lo quería.

-Ah Korra, es sólo un pequeño inconveniente, quizás mi esposa sea tan amable de ayudarme – Un poco de flirteo y la de piel tostada estaba roja de los cachetes. Su mente le decía no caigas, no preguntes ¡Te arrepentirás!

-¿Qué es? – Preguntaba la bestia mientras alzaba la vista observando la espalda de su esposa y, ya que está le estaba observando, también pudo notar la sonrisa malévola.

-Ah es sólo que… Olvídalo. – Korra rolo los ojos, sabía que estaba jugando con ella, pero simplemente era terca.

-No, dime qué es – le preguntaba la castaña tallándose uno de sus brazos, con espuma por todo su cuerpo (Para que no le vieran nada)

-Korra –Siseaba – Es mi espalda – Respondía con un puchero y con su dedo índice apuntaba su espalda baja, casi llegando a sus caderas. Su esposa siguió la dirección del dedo y se sonrojo al repasar la nívea piel de su esposa.

-¿Qué hay con ella? – Poco a poco cavaba su tumba.

Inclinándose un poco hacia delante, dejando de perfil un poco su busto Asami dijo.

-Es tan difícil de alcanzar y, hay una terrible mancha que no he podido quitar… Tal vez Korra sea tan gentil de ayudarme con esa… mancha. – La morena sonrojada y evitando la vista de la parte superior del cuerpo de su esposa asintió moviéndose lentamente, se arrodillo y Asami le extendió una esponja rebosante con espuma y su sonrisa maligna al ver que cada segundo el rojo en su rostro aumentaba de grado.

La ojiazul tentativamente alcanzaba el lugar de la supuesta mancha "cuál mancha" se preguntaba pero de cualquier manera pasaba la esponja en el lugar requerido.

-¡Ah Korra! – Asami le imprimía un tono erótico - Podrías hacerlo… más fuerte. – la castaña frunció el cejo ya más roja no podía ponerse y sacudió la cabeza y alejando cualquier pensamiento asesino aplico un poco más de fuerza a sus movimientos.

La domadora se encontró disfrutando primero el bochorno de su pudorosa esposa (soltó una risita al pensar en esto) y segundo, después de todo era un buen masaje el que estaba recibiendo.

-Ya…ya, ya está – Farfullaba y la blanquecina volteaba al lugar en cuestión mientras alzaba una ceja.

-Pero Korra, allí falta una parte por lavar – la ojiazul buscaba por todos lados en la espalda algún indicio de suciedad, encontrando nada.

-Es…Esta, está limpia – Se quejaba, la ojiverde con toda la maldad posible y sacando su lado bitch, tomó la mano de su esposa y la coloco aún más abajo por milímetros tocando parte de su trasero.

-Justo aquí, Korra - Le indicaba emanando energía mágica y la morena apretaba los dientes "Argggg" pensaba con enojo mientras su mano obedecía y masajeaba la zona. Asami se relajó y secretamente disfruto de la maestría en los movimientos.

"oh Korra, tiene un don secreto" reía disfrutando la vergüenza de su esposa, cuando estuvo satisfecha dejo de dominarla y esta le miró reprobatoriamente.

-Ahora Korra, no hay necesidad de esa mirada- Pero no recibió respuesta y sólo le ofrecieron un puchero sin saber que precisamente eso era lo que quería.

-Tal vez… – Se viraba quedando de frente a la morena en todo su esplendor, haciéndola desviar la mirada rápidamente – Korra quiera que le lave la espalda. – Le preguntaba con su voz cargada de acento. La ojiceleste negó con la cabeza fervientemente y Asami tuvo que reír.

-Está bien. – Se levantaba observándola aun en sus rodillas y el rostro desviado.

-Tal vez Korra considere dos veces hacerme una travesura como la de la mañana – Caminando hacia la tina para quitarse el jabón la de tez blanca recibió un asentimiento de cabeza.

-Bien.- Y satisfecha con eso se sumergió en el agua.

Habiendo terminado ambas se retiraron a descansar, Korra aun avergonzada ante el descubrimiento del cuerpo de su esposa ante sus ojos. Una cosa curiosa debido a la cultura de su raza, cuántas cortesanas no se habían insinuado ante la princesa cuando soltera, ofreciendo a su vista carne lujuriosa, era actividad que no era reprobada, no en las mujeres no en los hombres, Bien sabido es que el sexo apacigua la energía.

Pero la ojiazul nunca fue así, ella no sentía ese deseo por tocar o ser tocada, no podía tener relaciones de una noche, porque no estaba interesada, cada banquete numerosas propuestas le eran ofrecidas, los hombres solteros mostraban su fuerza y habilidad frente sus ojos pero ella no les tomaba en cuenta. No estaba interesada ahora aun teniendo esposa, pero en la esquina recóndita de su mente, sabía que a pesar de no atreverse a mirar su cuerpo en el cuarto de baño, "la pudorosa" Korra por un milisegundo quiso mirar a su esposa.

No pensó más en ello y se preparaba para dormir, aun con su puchero. La ojijade aun con humor ante las curiosas expresiones y reacciones de su esposa se colocaba su bata.

-Korra – Pero no le respondieron "inconsciente, solo me incitas a bromearte más, pero ha sido suficiente… por hoy" concluía.

-Vamos Korra, no hay por qué ponerse así ¿Si? – Ambas quedaron de frente, la morena con los ojos agachados. La blanquecina se acercó a ella y le froto los brazos confortándola. Era curioso como hace poco este tipo de contacto era impensable para ambas, pero poco a poco y sobre todo Asami se supo ganar la confianza de su esposa.

Korra, COMO CUALQUIER NIÑO que está siendo consentido, en lugar de reponerse profundizo más su puchero. La domadora junto todo su autocontrol para no soltar su risita que tanto enfadaba a su esposa y se llevó una mano al rostro encantada con la visión frente a ella.

-Oh, vamos a dormir ya – Con eso la domadora acercó por instinto y le coloco un beso pequeño en la punta de la nariz, Korra se sorprendió y alzo la vista pero su esposa giro rápidamente y se metió a la cama sin darle chance de nada, sacudiendo la cabeza también tomo su lugar en la cama.

-Buenas noches –

-Buenas noches, Korra~ - Casi susurró, aun temerosa de su anterior gesto.

En esa noche entre sus sueños y por primera vez en su vida, Asami contemplo la idea de tener hijos… con Korra. (O al menos pasar el proceso)

Al día siguiente los pajarillos cantaban alegremente, la brisa refrescaba la mañana y la morena se estiraba preparándose para su baño.

Sola aun en la cama la blanquecina se llevaba su mano al pecho, cerrando los ojos, sorprendida de sus sueños.

Sus sueños que la transportaban a los brazos de su esposa, de manera diferente que a como realmente sucedía. Se mordía el labio inferior, recordando el vívido evento onírico que tuvo cabida en la noche taciturna.

Recordaba que, por un segundo creyó firmemente que eso estaba pasando en la realidad…

Y le gustó

Y ahora que estaba despierta, su cuerpo estaba alborotado.

Recordaba como en la noche y, desconociendo primeramente que era irreal, Asami pensó despertarse por el movimiento de su cama, frente a ella Korra le miraba con pupilas invadidas de deseo, caminaba a gatas sobre la cama alcanzándola, sentándose a horcajadas sobre de ella, primero le llamó confundida de los eventos, creyéndolos reales, jurando sentir el peso del cuerpo sobre del suyo, sintiendo el calor que emanaba de él y que parecía quemarle de necesidad.

Recordó que sus llamados se apagaron al sentir la boca de la morena sobre de la suya. Comiéndole los labios, robándole el aliento, invadiéndola. La de tez nívea entonces, dentro de sus sueños, se sintió satisfecha, gimió su placer y su esposa fue más allá aún, tocándole el cuerpo reclamando lo que es suyo

Tocando sus pechos, esbozando su abdomen, acariciando sus piernas, penet…

La pelinegra abrió los ojos, espantada, aún más revuelta, sonrojada preguntándose una y otra vez.

¿Qué me está pasando? ¿Cuándo sucedió esto?

Se cuestionó unas pocas veces, porque ya regresaba la protagonista de su noche envuelta en una sola prenda, con el cabello castaño empapado, corriéndole gotitas por el cuello.

Ese cuello delicado que bese…

La de piel tostada observó a su esposa un poco ¿ida?

-Hey Asami – Le llamó - El baño esta libre.

-Era poca el agua caliente, me la acabe, pero ya ordene que te la proporcionen, solo serán unos segundos – Decía mientras se secaba sus finas hebras de cabello.

Con olor a bosque.

Asami salió de su estupor por obra divina y quitándose de encima las sábanas se encamino al baño.

-Está bien – Le respondió a su morena esposa pasando a su lado - Una ducha fría es lo que necesito.

…...

Hola una y mil disculpas por no actualizar con tiempo espero y que todavía quede algún lector que espere la continuación de esta adaptación.

Una y mil gracias a los que comentaron el capítulo anterior en verdad muy agradecida, espero les gustara este capítulo y en verdad tratare de no tardarme tanto en el siguiente capítulo.

**CAÑON DEL COLCA.- "La provincia de Caylloma, designada genéricamente como "Colca", forma parte del departamento de Arequipa en Perú y está ubicada en el extremo nor-este de esta región. La provincia tiene como escenario principal el cañón del Colca y es en su entorno que se han asentado las poblaciones que la identifican."