Descubriendo el Amor

Chapter 12. Mi furia, tú furia, su furia.

Giro su cabeza lentamente, no era posible su atrevimiento, aunque también le sorprendía que la chica estuviese tan embelesada en la musica, que dejara atrás toda su defensa, era inconcebible, una buena ninja no podía dejar atrás su guardia, pero bueno, ella no podía saber que de un momento a otro le lanzarían algo.

Sentía algo muy fuerte dentro de si. FURIA. No podía dejar pasar eso, que lastimaran a Pucca por el simple hecho de que un tipo quisiera tomar venganza de algo estúpido que había pasado hace muchos años, no era aceptable, ni mucho menos. Al girar totalmente su cabeza lo vio, él estaba parado, también impactado, pues él, (Tobe), creía que ella se movería, su intención nunca había sido lastimarla, puede que ella interfiriera siempre en sus venganzas contra Garu, y que por culpa de ella las cosas siempre salieran mal, pero nunca había pensado en lastimarla, después de todo, ella solo era una niña, una niña muy fuerte por cierto.

-N-no fu-fue mi-mi int- intención-. Trato de decir Tobe, pero estaba demasiado nervioso. En parte porque como ya había dicho, no quería herirla, y en parte porque todos lo miraban, el teatro estaba en un silencio sepulcral, y todos habían volteado a ver a Pucca, y luego a él, fijamente. Miro a Garu, él estaba totalmente rojo de la cara, le salia humo por las orejas, sí, él estaba enojado, y mucho, ya que por lo que él se daba cuenta, Garu parecía tener cierro afecto por la niña, puede que no lo dijera, pero él sabia que Garu la quería, y se había dado cuenta de esto en muchas ocasiones:

Cuando se sonrojaba porque la niña lo besaba, porque iba a defenderla aún cuando ella no lo necesitará, cuando sonreía orgulloso de los triunfos de la niña, cuando la consolaba indirectamente, cuando seguía yendo al restaurante de sus tíos de ella aun sabiendo que ella estaría ahí, por eso, y muchas cosas más (Como la carta que había encontrado), y todos lo notaban, los únicos que parecían no darse cuenta, eran Garu y Pucca, sí, eran demasiado distraídos; y ahora estaba ahí, viéndolo fijamente con reproche y enojo, evito la mirada de este, que pronto se lanzaría contra él, claro esta, pero miro a Pucca, ella estaba seria, aveces su cara podía ser un complejo acertijo difícil de descifrar, no veía nada en ella, pero aun así pudo sentir algo saliendo por cada uno de los poros de su piel: CULPABILIDAD.

Observo a Tobe fijamente, y él también la miro, y pudo ver en sus ojos que la intención de él no era lastimarla, por lo menos no a ella, suspiro, miro a sus amigos, Ching estaba ilesa, ya que a pesar de que Abyo se había lanzado sobre ella y la había tirado hacia el piso, la había protegido con su cuerpo, por lo cual, Ching estaba bien, entonces miro a Abyo, él si parecía realmente enojado, y entonces vio en él intenciones de lanzarse sobre Tobe a atacarlo, pero no quería que lastimarán a Tobe, esa estrella ninja no había sido para ella, miro a Garu, había sido para Garu, pero tampoco podía culparlo, la culpa no había sido de nadie, por lo que se acerco a sus amigos, antes de que se iniciara una pelea innecesaria. Toco su hombro, estaba muy tenso, y no volteo a mirarla, lo toco más para que la volteara a ver y se relajara, pero siguió sin voltear, fue cuando se dio cuenta de que Abyo no solo estaba enojado por lo de su lesión en la mejilla, si no también porque la estrella también había estado a punto de estrellarse contra la cabeza de Ching, su novia.

Sabia que no le haría caso justo en ese momento le dijera lo que le dijera, así que volteo a ver a Ching, Ching la miro y de inmediato ella entendió a la perfección lo que que Pucca le quería decir y lo que debía hacer.

-Vámonos Abyo-. Entonces Abyo si la miro, de hecho, todos la miraron, ya que nadie hablaba y hasta podían escucharse el sonido de los latidos del corazón de todos y sus sangres corres por sus venas.

-Claro que no, esta me las paga, el maldito bastardo no se a de salir con la suya-. Dijo firmemente, dejando sorprendido a mas de uno, en esa aldea no solían usar un lenguaje tan vulgar, además de que nunca se había visto a Abyo con tanta determinación.

-Ya Abyo, no tiene importancia-. Dijo esta vez Pucca.

-¿Como no va a tener importancia?, casi le da a Ching, y por unos milímetros casi te mata a ti, ¿acaso no viste como dejo a ese pobre piano?-. Preguntó furioso.

-Ya Abyo, por favor-. El chico negó con la cabeza. -Por favor-. Pero Abyo no cedía. -Ya Abyo, por favor, quiero irme-. Dijo mientras salia una pequeña lágrima de frustración de sus pequeños ojos negros. Al ver esto, se relajó, había cedido, y antes de irse dijo:

-No te vuelvas a acercar a ellas, o te vas a arrepentir-. Dijo seriamente Abyo, mirando directamente a los ojos a Tobe. Dicho esto, tomo a Ching de la cintura sorprendiendo la y la jalo para salir de allí. -Vamos Pucca-. Dijo tomándola igual que a Ching, pero a esta de la espalda como un amigo, con el otro brazo libre.

Quiso irse detrás de ellos para asegurarse de que las dos chicas estuvieran bien, pero, primero tenia algo que hacer, y lo que tenia que hacer era: golpear a Tobe hasta dejarlo inconsciente, nunca había tenido tanta necesidad de golpear a alguien como justamente en ese momento.

Ella no lo miro, lo paso de largo, y eso lo hizo enfurecer más. Salto hasta enfrente de él, Tobe se quedo quito y en silencio, Garu le dio un golpe en la cara, pero para su sorpresa, Tobe no se movió, dejo que el golpe impactara en su nariz, y los demás golpes también, era como un muñequito, dejaba que hicieran lo quisieran con él, Garu siguió golpeándolo hasta dejarlo desmayado en el suelo, golpeándolo con todo lo que encontrara a su paso, al verlo ahí tirado decidió que ya era suficiente, así que miro a los ninjas de Tobe, también tenia ganas de golpearlos por ser sus cómplices y atribuir a que Pucca fuese dañada, pero decidió no hacerles caso, después de golpear tanto a Tobe sin que él se defendiera ya estaba agotado, y ya había desquitado su enojo.

Después de caminar una calle lejos de el teatro, Abyo se detuvo, habían estado caminando en silencio en la misma posición en la que habían salido. Él miro a las dos chicas que parecían cansadas, y vio la mejilla de Pucca que aun sangraba, le extendió el pañuelo que traía en la bolsa de enfrente de su traje, la chica lo acepto y con cuidado limpio la sangre que salia de su mejilla, entonces Ching habló.

-Lo siento mucho Pucca, no debimos obligarte a venir, no debimos haber venido-. Dijo con la cabeza gacha.

-No Ching, no fue tu culpa, y si estas triste por esto-. Señalo su mejilla.- No te preocupes, solo es un pequeño raspón, son como cosquillas para mi-. Ching sonrió.

-Creo que es hora de irnos a casa-. Dijo Abyo también cansado.

A lo lejos alguien los veía, no podía sentirse mas culpable, porque el producto de su egoísmo era repercutido en sus amigos, los siguió, fueron a dejar a Pucca a su casa, y luego dieron la vuelta para ir a casa de Ching, pero no los siguió más, se quedo ahí afuera de la casa de Pucca, brinco hasta llegar a la ventana de ésta, y estaba levemente abierta, la observo llegar y echarse en la cama boca abajo, la observó unos minutos, y entonces observó como ella se quedo dormida después de un rato, quiso entrar, pero ella podría darse cuenta, así que decidió dejarla tranquila, le echo un ultimo vistazo observando su hermoso vestido blanco y lo bonita que se veía con el, se encogió de hombros ante tal pensamiento y partió a su casa, moría por quitarse ese maldito traje y ponerse sus ropas de siempre.

Caminaba incomoda por el silencio que nunca se formaba, pero ella era la que siempre intentaba entablar una conversación con entusiasmo y tratar de unirse más a él, su novio, para tener mas confianza entre ellos, para que la relación fuera más agradable, pero él nunca hacia el mínimo esfuerzo por seguir el hilo de la conversación y decía sus "tonterías" y no hablaba más que de él mismo, por eso, ya estaba harta, ya no quería ser ella la que siempre tuviera que tratar de dar un paso, eso no le correspondía a ella. Se había rendido, y estaba segura de que si no era ella la que lo intentaba la relación terminaría muriendo, pero bueno, no es como si siempre hubiera estado viva o como si alguna vez hubiese estado viva. Pero otra vez se había equivocado, Abyo quiso meter una conversación.

-Es una lastima, la obra estaba buena, ¿que te pareció a ti?-. La miro con una sonrisa apenas perceptible.

-Sí, era muy interesante-. Dijo después de unos segundos, y así, con esa respuesta tan seca, ella mató la conversación.

Siguieron caminado hasta casa de Ching, y ya en la puerta, ella saco sus llaves de su bolso, abrió la puerta, y lo miro.

-¿Quieres pasar?-. Pregunto con cansancio.

-No, te dejare descansar, te ves cansada-. Le dijo con una sonrisa de lado, y era cierto, ella estaba cansada, y él también lo estaba desde hace unos días, se sentía enserio muy decaído, y por alguna extraña razón que desconocía se sentía rechazado, pero, ¿por quien?, miro a Ching, y se quedo unos segundos así, solamente observándola, y se dio cuenta una vez mas de lo hermosa que se veía, entonces si pensarlo mucho se atrevió a decir con certeza: -El día de hoy te vez más hermosa que de costumbre-. Se quedo en shock el mismo al oírse decirle eso, entonces hizo algo más antes de darse la vuelta y correr despavorido hacia si casa, le dio un beso en la mejilla.

Sonrojada e impactada se quedo minutos ahí parada sin saber que hacer, sacudió la cabeza, entro a su casa, subió a su habitación corriendo y ahí, en seguridad de su habitación se echo a la cama, con una sonrisa.