Les traigo la tercera y última parte de esta historia

Espero que les haya gustado y agradeceré me dejen sus comentarios

Cap. 3


— ¡Me ofrezco como voluntario!— Peeta de inmediato tomó el lugar de Haymitch, había ya acordado con su mentor que él quería estar en la arena para proteger a Katniss.

Haymitch observa como Effie cierra los ojos un momento y relaja los hombros.

El viaje en tren al Capitolio fue tenso y triste, Effie apenas puso un pie dentro, corrió a encerrarse en su habitación, estaba llorando.

Más tarde cuando Haymitch y los chicos estaban en el comedor, charlando sobre sus posibles contrincantes, apareció Effie, se había cambiado su vestido de mariposas y peluca, ahora vestía de rojo y usaba una peluca dorada. Les dijo que eran un equipo y que estaba pensando en mandarles hacer unos amuletos en dorado; ya que Katniss utilizaría el broche del sinsajo, mandaría hacer un brazalete o dije para Haymitch y Peeta, dicho esto les tomó la mano al mentor y al chico, y cuando las iba a soltar, Haymitch se la sostuvo un poco más de tiempo.

Haymitch discutió con los chicos posibles estrategias y alianzas que deberían formar con los otros equipos, aunque Katniss se sentía muy reacia a aliarse con los otros tributos. Effie consiguió las cintas de los juegos de los otros vencedores para que las estudiaran y mandó hacer los amuletos, un dije con fotografías para Peeta y un brazalete con unas pequeñas llamas para Haymitch.

El mentor pasaba menos tiempo en el penthouse, se comportaba de forma misteriosa y asistía a muchas reuniones. Esperaba que Effie no sospechara y que lo atribuyera a que estaría trabajando para ayudar a los chicos.

El día que Katniss hizo volar la arena, Haymitch se encontraba en el penthouse, había logrado retener a Effie ahí argumentando que necesitaba hacer una lista de todos los posibles patrocinadores de los tributos que habían formado la alianza, cuando recibió una llamada de Plutarch; adelantaban los planes y tendrían que partir casi en este instante, en 10 minutos estaría un aerodeslizador en la azotea del edificio para recogerlos y posteriormente rescataría a los tributos en la arena y se iría al distrito 13.

Haymitch se acercó a Effie, quien trabajaba en la mesa del comedor con todos los papeles de los patrocinadores clasificados por colores y la tomó por el brazo.

—Princesa, necesitamos marcharnos ya — le dijo él muy serio.

—Haymitch, no he terminado esto, además no tengo ganas de ir a una fiesta, tenemos mucho trabajo por delante— le contestó ella, pero al mismo tiempo sintió como la levantaron y Haymitch se la puso sobre su hombro.

—Pero ¿qué te pasa Haymitch?, ¡bájame inmediatamente si no quieres que comience a gritar!— le contestó ella algo agitada por lo que estaba haciendo el mentor, Haymitch suavemente la bajó y la puso en el piso sosteniéndola de los brazos.

— ¿Confías en mí, princesa? — él la miro a los ojos intensamente.

Haymitch se había comportado muy sospechoso desde que llegaron al Capitolio, pero sabía que Effie confiaba en él.

—Sí, pero necesito que me digas que estaba pasando— le dijo ella con incertidumbre.

—No hay tiempo para explicaciones necesito que vengas conmigo, y cuando estemos fuera de aquí contestaré todas tus dudas, pero por favor ven conmigo en este instante.

Effie lo siguió, sin decir ni una palabra más.

Una vez en la nave, y cuando hubieron rescatado a los tributos que pudieron, Effie pidió explicaciones. Le contaron entonces del distrito 13 y del plan de los rebeldes de atacar al Capitolio. Effie no podía creer todo lo que escuchaba, se veía abrumada por todos los hechos, Katniss yacía inconsciente en una camilla, no habían podido rescatar a Peeta, habían bombardeado el distrito 12 dejándolo en cenizas y se dirigían a un distrito que ella creía que no existía, era demasiada información para digerir.

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Su estancia en el distrito 13 tuvo un inicio muy difícil para todos, Katniss, Beete y Finnick quedaron bajo cuidado médico; Haymitch fue llevado a rehabilitación porque en el distrito 13 no había alcohol y él sufriría el síndrome de abstinencia. Effie trataba de sobrevivir en un mundo gris, donde todos vestían iguales y tenía prohibido utilizar maquillaje o pelucas, y tendría que trabajar para ayudar a Katniss a salir adelante y apoyar en la sala de mando con todo lo que le pidieran.

Haymitch la pasó terriblemente mal, cuando salió de rehabilitación se veía más cansado, tenía la piel amarillenta y las manos le temblaban. La falta de alcohol lo estaba matando, pero tenían una misión muy importante por delante y tenía que trabajar con Katniss para que cumpliera su papel como símbolo de la rebelión.

Cuando Haymitch llegó a las oficinas del alto mando, se sorprendió de ver a Effie ahí con carpeta en mano tomando apuntes que le indicaba Plutarch, vestía el mismo overol como los demás pero le había hecho algunas modificaciones de manera que se ajustara más a su cuerpo resaltado su figura y traía abierta la parte de arriba de forma que mostraba un top ceñido abajo, y en la cabeza usaba una mascada de forma estilizada que ocultaba su cabello. No traía una gota de maquillaje lo que hacía resaltar su belleza natural; sobresalía entre todas las mujeres presentes.

—Bienvenido Haymitch, ¿vas a quedarte ahí todo el día?, toma asiento, la presidenta Coin no tarda en llegar para iniciar la junta— le dijo su escolta en un tono indiferente.

Haymitch casi no prestó atención a lo que hablaban en la junta, escuchó algo vagamente de unos propos que querían grabar con Katniss para retransmitirlos en los distritos; su mirada seguía regresando a Effie, no podía evitarlo, se veía muy hermosa, había pensado mucho en ella mientras estuvo en rehabilitación. Y tampoco pudo ignorar las miradas que otros hombres lanzaban a Effie, o la manera en la que un General, que estaba al lado de ella, le hablaba casi al oído.

Cuando terminó la junta con la presidenta Coin, darían inicio a otra reunión para planear los propos; en la sala permanecieron Plutarch, Effie y un equipo de grabación del Capitolio que estaba trabajando para ellos. Haymitch decidió quedarse también y aprovechando que había quedado un lugar vacío al lado de su escolta, se sentó ahí. Pero Effie lo ignoró durante el resto de la reunión, y cuando terminó, fue la primera en salir de la sala.

Este comportamiento se repitió durante varios días, siempre que Haymitch trataba de hablar con ella, Effie lo ignoraba o fingía estar muy ocupada; y lo que más le molestaba a él, era ver como más hombres revoloteaban a su alrededor como si ella fuera un oasis en medio del desierto, pero no podía culparlos, ella era una mujer bella y segura de sí misma, y aunque todas las mujeres que se encontraban en el distrito 13 vestían igual, Effie lograba hacerse notar modificando un poco su ropa que la hacía ver más femenina, caminando con sus altos tacones y hablando con ese acento exótico que la caracterizaba.

Haymitch no podía evitar sentir celos, aunque él negara que tenía ese sentimiento, pero cada vez que podía, trataba de alejar a los hombres que mostraban interés en Effie, aunque fuera con una simple mirada de pocos amigos, pero con estas acciones solo ganaba que ella moviera la cabeza de manera reprobatoria y se molestara.

Él deseaba aclarar las cosas con Effie, sabía que se merecía su rechazo por haber sido tan cruel con ella, pero ahora que estaba lejos del Capitolio sentía más seguridad para hablar con ella sobre sentimientos.

El propo que grabaron en el distrito 8 había sido todo un éxito. Beete trabajaba para intervenir la señal del Capitolio de forma que también pudieran ver la propaganda los habitantes de la gran ciudad.

Peeta, en una de las transmisiones del Capitolio, logró advertir a Katniss de un inminente bombardeo sobre el distrito 13. Poniendo en alerta de inmediato a todos sus habitantes.

Sonaron las alarmas y el primer pensamiento de Haymitch fue Effie; cuando salió de la sala de mando, la gente ya empezaba a bajar las interminables escaleras de caracol hasta los bunkers, pero él estaba desesperado por encontrarla, temía que no hubiera escuchado la alarma y casi se la podía imaginar en su compartimiento peinándose, así que corrió hacía ahí pero lo encontró vacío, lo que esperaba fuera buena señal y ella ya se encontrara en camino hacia el refugio para ponerse a salvo.

Haymitch comenzó a bajar las escaleras deprisa buscando a Effie entre la gente, cuando de pronto vio a una cabellera rubia que reconoció de inmediato, tantas días que pasó acariciando ese sedoso cabello habían hecho que se quedara grabado en su memoria. Llegó al otro extremo de la escalera para alcanzarla, ella iba bajando muy despacio, su mascada se habría caído entre tanta gente que la pasaba y empujaba.

—Te dije que algún día esos tacones iban a provocar tu muerte —Le dijo Haymitch tomándola de un brazo.

—Haymitch— se volteó ella aliviada al verlo, sus ojos mostraban miedo y angustia — ¿hacia dónde vamos? ¿Es seguro? ¿Cabremos todos?...

—Tranquila princesa, tu sigue avanzando, no pasa nada—Haymitch la interrumpió, sabía que Effie no podía dejar de hablar cuando estaba nerviosa, trataba de calmarla mientras la ayudaba a avanzar más rápido.

—Por favor no me sueltes— le suplicó ella

—Nunca, vamos cariño— le dijo él mientras la tomaba de la cintura con un brazo y hacía que caminara más deprisa.

Cuando llegaron al bunker Haymitch les consiguió una litera y le cedió a Effie la cama de abajo. Él fue por las provisiones que le correspondían a cada uno y le entregó la suya a su escolta.

Las bombas empezaron a caer a los pocos minutos, Haymitch se sentó en la litera de abajo con Effie, y la abrazó cuando ella se abalanzo sobre él, presa del pánico. Estuvieron así por mucho tiempo, no dijeron nada, pues los gritos de la gente con cada detonación que se escuchaba, incrementaban la angustia de ella.

— ¿Vamos a morir? — le preguntó con miedo a Haymitch. Mantenía su cabeza pegada a su pecho.

—No cariño, tranquila estos bunkers son muy resistentes— le dijo él mientras acariciaba su cabello, Haymitch se sentía feliz de al menos tener la oportunidad de estrecharla entre sus brazos una vez más y aspirar su aroma, y aunque su cabello ya no olía a vainilla como antes, sino al mismo jabón que todos los habitantes de ese distrito utilizaban, lo disfrutaba igual.

Después de algún tiempo las bombas cesaron, y la gente comenzó a calmarse, Effie se separó de él y Haymitch de inmediato extrañó su calor. Desde que la había alejado de él, no pasaba un solo día en que no pensara en ella y deseara abrazarla de nuevo.

—Gracias por ayudarme a llegar aquí, el miedo me había paralizado— le confesó ella desviando la mirada y apartándose de él.

—Cuando quieras princesa… cuando escuché la alarma corrí a buscarte a tu compartimiento y no te encontré, entonces solo pensaba en localizarte entre toda la gente— le dijo él con sinceridad.

— ¿Fuiste a buscarme a mi compartimento? ¿Por qué Haymitch? — volteó para verlo a los ojos y se cruzó de brazos.

—Porque temí que no hubieras escuchado la alarma y no bajaras a tiempo, no puedo perderte Effie — le dijo él mientras la veía a los ojos.

—Para perder a alguien, primero tiene que ser tuya, y yo no lo soy— le contestó con ironía, levantando una ceja.

—Effie, respecto a lo que pasó ese día en el penthouse, yo…— ella lo interrumpió poniéndole una mano enfrente.

—No quiero hablar de eso Haymitch, me lastimaste de maneras que ni te imaginas, así que por favor no sigas y te pido de favor te retires de mi cama — le dijo ella desviando la mirada para no verlo a los ojos.

—De acuerdo, lo dejaremos por el momento, pero en verdad necesito hablar contigo y aclarar algunas cosas, estaré aquí arriba así que llámame si necesitas algo— dicho esto, subió a la parte de arriba de la litera, no quería hacerla enojar y ya tenían suficiente con la situación en la que se encontraban.

Durante el tiempo que permanecieron en el bunker, Haymitch estuvo al pendiente de Effie, pero ella limitó su interacción con él todo lo que pudo; ella se la pasaba platicando con otras personas que se encontraban ahí, ayudando en lo que podía a una madre que estaba sola con sus 4 hijos y a un par de ancianas con dificultades para caminar, solo regresaba a la litera para dormir.

Cuando por fin salieron del bunker, se comenzó a planificar el rescate de los vencedores que mantenían cautivos en el Capitolio. Haymitch estaba al tanto de todo, ayudando en lo que fuera posible, quería a Katniss y Peeta como a unos hijos y quería verlos sanos y a salvo a los dos.

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Peeta llegó al distrito 13 como una persona distinta, había sufrido un secuestro mental, habían jugado con su mente y modificado todos sus recuerdos para convertirlo en un arma potencial, que podría acabar con la vida de Katniss.

Haymitch y Effie estuvieron al pendiente de Peeta, después de todo era uno de sus chicos y necesitaban verlo recuperado. Pero Effie evitaba ir al ala médica cuando sabía que Haymitch se encontraba ahí, por lo tanto él casi no podía verla y se sentía aún más frustrado.

Una tarde, cuando Haymitch se encontraba en el comedor, vio llegar a Effie y se quedó boquiabierto, traía puesto un vestido que había confeccionado modificando los overoles grises, era corto y lo complementaba con un cinturón y unas mallas grises, y su cabello ya no lo traía escondido bajo la mascada, ahora lo llevaba sujeto en un moño alto con una trenza estilizada. El mentor no podía apartar la vista de ella, vio cómo su escolta tomaba asiento al lado de Plutarch y éste le sonreía.

— ¿Qué pasa Haymitch? ¿qué estás viendo? —Finnick siguió la línea de su mirada — Effie definitivamente se ve más hermosa con este look al natural, ¿no te parece? — y le dio un pequeño codazo a su colega y amigo.

Haymitch se encogió de hombros —lo que digas— le contestó mientras picaba la comida con un tenedor sin mucho entusiasmo.

—Plutarch no se le despega, la ha hecho su asistente personal, y ahora ella está a cargo de la planificación de mi boda—le dijo Finnick y tomó una servilleta para limpiarse la boca —te voy a dar un consejo como amigo, arregla pronto cualquier problema de tengas con ella y recupérala, antes que alguien se te adelante — le guiño un ojo y le dio una palmada en la espalda mientras tomaba su bandeja ahora vacía y se retiraba.

Effie reía con Plutarch y éste no dejaba de hablarle con mucho más confianza de la que le hubiera gustado a Haymitch. Los celos le revolvían el estómago, ya no podía acabarse su plato. Había estado tan al pendiente de Katniss y Peeta que no había podido ir a buscar a Effie y como ella se esforzaba en evitarlo tanto como podía, él había decidido darle su espacio.

Un soldado entró al comedor y le dijo algo al oído a Plutarch, Haymitch observó cómo éste se disculpó con Effie y recogiendo su bandeja se retiró. Effie se quedó un momento más mientras terminaba la comida y entonces se levantó.

Haymitch la siguió a distancia mientras Effie se dirigía a su compartimiento, él conocía su rutina sin necesidad de ver el horario impreso en su brazo, ella se lavaría los dientes y se tomaría su tiempo para arreglarse de nuevo el cabello y ropa antes de regresar a sus actividades.

Cuando Effie entró en su compartimiento, Haymitch impidió que ella cerrara la puerta y se metió tras ella.

— ¡Haymitch! Me asustaste, ¿qué haces aquí? — le dijo ella poniendo sus manos en la cadera — ¿dónde están tus modales? ¿no sabes que debes tocar primero y esperar a que te inviten a pasar?

—Lo siento princesa, pero ya no estás tú ahí para recordarme lo que es correcto hacer y lo que no— le dijo él con una media sonrisa.

Effie cerró los ojos y se agarró el puente de la nariz — ¿Qué quieres Haymitch?

— ¿Dónde están tus modales, cariño? ¿No me invitas a tomar asiento? — le dijo él levantando las cejas y chasqueando la lengua como ella solía hacerlo.

Ella se ruborizó — Yo no te invité a pasar, y no tengo nada que hablar contigo, así que por favor te pido que te retires— y señalo con el brazo la puerta.

—Princesa, no me voy a ir hasta que me escuches, estoy cansado de que me evites todo el tiempo, por favor Effie, escúchame, dame 10 minutos— le dijo él, con tono suplicante.

Haymitch no solía pedir las cosas por favor, él ciertamente no rogaba, y las pocas veces que se dirigía a su escolta por su nombre y no por los apodos que él le había dado, era para algo serio.

—De acuerdo, tienes 10 minutos porque tengo una boda que planear— Effie le mostró el antebrazo y señaló el horario impreso.

—Bien— Haymitch comenzó a caminar lentamente de un lado a otro mientras ponía en orden sus pensamientos, se pasó sus manos por el cabello y las dejó por un momento en su nuca, dando un gran respiro continuó —tú sabes… ¿por qué murieron mi familia y mi novia?

Effie se veía perpleja, Haymitch jamás hablaba de su familia con nadie, ella sabía que la había perdido después de ganar el Vasallaje. Así que permaneció callada, escuchándolo atentamente. Y cambió su semblante de enojada a preocupada.

—Snow mandó matar a mi madre, mi hermano y mi novia porque yo los desafié en la arena al hacer uso del campo de fuerza y matar al otro tributo, y sucedió por accidente sinceramente, pero a juzgar por ellos, yo los había expuesto y dejado en ridículo; así que tomaron de mí lo que más quería en este mundo, las personas más importantes en mi vida, como recordatorio de que nadie puede provocar al Capitolio y salir inmune — Haymitch exhaló aire por la boca y después se frotó la cara. Odiaba hablar de esto, desenterrar su pasado.

Cuando Katniss hizo el truco con las bayas en la arena, sabía que estaba en problemas y temía que se desquitaran con ella como lo hicieron conmigo. Todos tendríamos que irnos con cuidado, no solo ella, nosotros también — le dijo él moviendo la mano señalándolos a los dos.

Yo me sentía confiado en que ya no había nada que pudieran quitarme para utilizarlo en mi contra, para hacerme daño como hace 25 años — continuó él.

Effie lo miraba con los ojos muy abiertos, ciertamente Haymitch se estaba desahogando con ella como jamás en sus 12 años de trabajar juntos lo había hecho.

Haymitch volteó a verla a los ojos —Esa noche después de que… después de que hicimos el amor en el penthouse, la noche antes de mi partida al distrito 12, tú te pusiste la soga al cuello con lo que me dijiste Effie, esas dos palabras me llenaron de pánico, me hicieron cuestionarme como me permití llegar tan lejos contigo cuando sé que no existen los finales felices.

—Haymitch— fue lo único que pudo pronunciar Effie en un susurro.

—Estaba seguro que desde que ganaron Katniss y Peeta iban a vigilarnos con lupa, tú sabías que el penthouse estaba intervenido y probablemente escucharan todas nuestras conversaciones —Haymitch levanto la vista al techo un momento con las manos en las caderas y luego volteó a verla a los ojos de nuevo —No quería perderte Effie, por un momento me imaginé a un montón de agentes de paz entrando a la habitación y apartándote de mi lado. Y sólo pensé en alejarte de mí inmediatamente antes de que el daño estuviera hecho… Y quizás no fue la mejor manera de hacerlo estoy seguro, pero necesitaba que me odiaras princesa, que te alejaras de mí lo antes posible. Solo se me ocurrió que si te lastimaba de verdad, podrían ver reflejado en tu rostro, odio hacía mí, y eso te mantendría a salvo.

Silenciosas lágrimas resbalaban por las mejillas de Effie —Lo olvidé, Haymitch, olvidé por un momento todo lo que pasaba a nuestro alrededor, olvidé los micrófonos ocultos, yo solo me sentía tan contenta que necesitaba decirte como me sentía.

—Fue estúpido princesa, ese momento de vulnerabilidad pudo quitarte la vida… — Haymitch se acercó a ella y la tomó por los brazos — No fue en serio nada de lo que te dije esa noche, cariño. Perdóname por haberte insultado de esa manera — le dijo el suavizando la voz.

Effie dejó que el llanto fluyera libremente, sollozando fuerte, y Haymitch la estrechó entre sus brazos, ella enterró el rostro en su cuello y lo abrazó por la cintura, mientras las lágrimas empapaban su camisa.

Haymitch cerró los ojos y la beso en la cabeza —Discutí mucho con Plutarch para poder traerte conmigo al distrito 13, él insistía en que si te quedabas estarías a salvo, ya que eras una mujer del Capitolio, "una de los suyos" y como no sabías nada, no te harían daño. Pero soy un bastardo egoísta y no quería alejarme de ti, te necesitaba conmigo donde pudiera vigilarte y saber que estabas a salvo.

Él apoyó la mejilla en la cabeza de ella, mientras le acariciaba la espalda, y continuó —Effie, tú sabes lo difícil que es para mí poder expresarme, así que solo te diré esto una vez— Haymitch dio un gran respiro antes de continuar —eres una mujer muy inteligente cariño, y siempre he admirado tu fuerza; desde que te conocí supe que eras diferente a las demás, porque tú te preocupabas por los tributos, jamás había trabajado con una escolta que fuera muy amable con ellos, que los viera como humanos, como los niños que eran, y que a mí no me tratara como a una basura— la besó de nuevo en la cabeza y continuó —Los dos cargamos en nuestra consciencia la muerte de todos los tributos que no pudimos sacar vivos de la arena, pero no creo que seas una asesina Effie, tú solo hacías lo que estabas obligada como escolta, no tenías opción, eras un peón más en los juegos y trataste de ayudar a todos esos chicos lo mejor que pudiste.

Haymitch trataba de revertir todas las palabras que le había dicho para lastimarla, necesitaba que ella entendiera que no lo había dicho en serio, solo quería protegerla.

—Eres hermosa, siempre lo has sido, y aunque creo que desnuda te ves mejor...— Le dijo él en tono de broma, y Effie se rio un poco y le palmeo la espalda —siempre me ha gustado que te preocupas por verte bien, tengo que confesarte que hoy cuando te vi entrar al comedor con este vestido que traes puesto, mostrando esas piernas tan increíbles que tienes, dejando tu hombro al descubierto y tu cabello natural peinado así…no solo se me paró el corazón —le dijo Haymitch con una sonrisa pícara y ella volteó a verlo.

Y sosteniendo su mirada sin dejar de abrazarla le dijo —Y esa noche que pasamos juntos, hicimos el amor, creo que dejó de ser solo sexo sin compromiso entre nosotros desde hace varios años.

Haymitch le limpió las lágrimas con sus manos, ella ya no pudo contenerse y lo besó.

El beso empezó suave, pero poco a poco se hizo más intenso, entrelazaron sus lenguas y profundizaron el beso.

Haymitch interrumpió el beso por un momento — entonces ¿me perdonas? — le preguntó él acariciando su rostro.

—Sí — le contestó ella al tiempo que asentía con la cabeza

Y ahora él fue quien inició el beso. Por un momento se olvidaron de todo, del distrito 13, del Capitolio, solo existían ellos, hasta que fueron interrumpidos con unos golpes en la puerta.

—Señorita Trinket ¿se encuentra ahí? — escucharon una voz al otro lado de la puerta, probablemente un joven soldado.

—No contestes — le susurró Haymitch

—Debo hacerlo, ya voy media hora tarde— le contestó ella en voz baja y le dio un último beso rápido en los labios antes de hablar en voz alta — ¡aquí estoy!, abro en un momento.

—Solo quería informarle que la esperan en la sala de mando en 5 minutos— y escucharon como se alejaba el soldado.

Haymitch y Effie juntaron sus frentes. —Debemos irnos Haymitch, antes de que regresen a buscarme— le dijo ella.

—Sí, yo también debo irme, pero prométeme que podré verte más tarde— le dijo Haymitch tomando su rostro entre sus manos.

Effie le besó la muñeca con la que él sostenía su rostro y luego le contestó —Te veo aquí después de la cena y con un último beso rápido en los labios se despidieron.

Esa noche hicieron el amor después de más de un año; compartían la angosta cama de Effie pero no se quejaron por no tener mucho espacio —Es una suerte que tengas el compartimiento para ti sola— le dijo Haymitch entre besos.

—Sí, nadie de este distrito quería compartir la habitación con una escolta— dijo Effie quien cerró los ojos mientras Haymitch le besaba el cuello.

—Ellas se lo pierden— dijo él mientras bajaba por su cuerpo besándole la clavícula y luego los pechos — a mí no me importaría compartir la habitación con una escolta — y se metió un pezón a su boca, arrancando un gemido de Effie.

— ¿Qué va a decir tu compañero de cuarto cuando vea que no duermes ahí todas las noches? — preguntó Effie entre gemidos, cuando sintió un reguero de besos bajando por su abdomen y vientre.

—Mi compañero es Beete, y él casi no duerme en el compartimiento, se la pasa en el laboratorio diseñando armamento nuevo. ¿Qué dices princesa? ¿Te gustaría tener un compañero de cuarto? — Haymitch levanto las cejas varias veces de forma sugerente—podría tener sus ventajas— y arrodillándose entre sus piernas, la llevó hasta su segundo orgasmo de la noche.

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Pasó la boda de Finnick y Annie, la fiesta fue un pequeño respiro para los habitantes del distrito 13, antes de prepararse para la batalla final.

Katniss fue enviada con un escuadrón especial al Capitolio, con el objetivo de grabar algunos propos, aunque su verdadera intención era matar a Snow.

Haymitch fue detenido en una celda del distrito 13 por dos días, cuando supo que iban a mandar a Peeta a unirse al mismo escuadrón que la chica y trató de impedirlo, nunca le cayó bien la presidenta Alma Coin, algo en ella siempre le dio desconfianza, pero no esperaba que fuera tan malévola y estuviera enferma de poder como para intentar eliminar al sinsajo.

El Capitolio cayó bajo las llamas, y cobró la vida de muchas personas, entre ellos muchos niños inocentes, incluida Prim la hermana de Katniss.

Effie regresó al Capitolio para interpretar por última vez su papel de escolta, lo odiaba, pero debía hacerlo, tenía que preparar a Katniss para el asesinato público de Snow; eran órdenes de la auto nombrada presidenta de Panem, Alma Coin.

Pero Katniss no mató a Snow sino a la nueva presidenta, quién cayó muerta por una flecha. Poco después también murió Snow bajó un tumulto de gente de diferentes distritos.

Haymitch y Effie se instalaron en la mansión presidencial, mientras esperaban el juicio de Katniss, quién sería juzgada por el asesinato de Alma Coin.

— ¿Pudiste localizar a tus padres, princesa? — le preguntó Haymitch a Effie mientras la abrazaba por la espalda, besaba su hombro y apoyaba su mentón ahí.

—Sí, gracias a Dios viven más al norte, en la parte de la ciudad que no sufrió daños— le contestó ella mientras veía los inmensos jardines de la mansión por la ventana de la recámara que les habían asignado—Estaban muy preocupados, no sabían nada de mí, y temían que hubiera muerto. Los iré a ver en cuanto termine el juicio.

—Yo traté de ir a tu departamento cariño, pero el edificio está a punto de colapsar, no se puede entrar, está aislado por seguridad. Así que no pude sacar nada de tus cosas — Haymitch la abrazó con más fuerza.

—Está bien, creo que me quedaré en casa de mis padres— contestó ella algo triste.

Haymitch le tomó el mentón y la hizo girar para verla a los ojos.

—Vente conmigo al distrito 12 princesa, ahí empezaremos de nuevo junto con la reconstrucción de la ciudad — le dijo él muy seguro.

— ¿Hablas en serio? ¿Quieres que me vaya a vivir contigo? —Effie lo vio mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

—No te estoy pidiendo matrimonio cariño, pero si hablo en serio cuando te digo que te vayas a vivir conmigo. Plutarch me dijo que Katniss va a ser exiliada al distrito 12 y yo tengo que partir con ella en 4 días, quiero que tu vengas conmigo— Haymitch la tomó de las manos.

Ella se le quedó mirando a los ojos un buen rato— Haymitch, ¿crees que la gente de ahí me acepte? fui la escolta que mandaba a la arena a sus hijos.

—No, eres la rebelde que ayudó a la liberación de Panem de la tiranía de Snow. Ellos aprenderán a aceptarte, ¿qué dices cariño?

—No quiero separarme de ti ni de los chicos y si tengo que ir al 12 lo haré, pero toma en cuenta que pelearemos todo el tiempo y estaré sobre ti para mantener esa casa en orden— Effie lo miraba a los ojos.

—Dejaríamos de ser nosotros mismos si no peleáramos todo el tiempo — dijo él.

—De acuerdo, pero voy a esperar a que Peeta se recupere, y luego nosotros los alcanzaremos— le contestó ella sonriendo.

—Bien, no será mucho tiempo— le dijo él mientras acariciaba su rostro con las manos y se acercaba para besarla.

El día que Haymitch y Katniss partirían en aerodeslizador hacia el distrito 12, el mentor y su escolta estaban acostados juntos en la cama. Effie estaba a horcajadas sobre él, recostada sobre su pecho, mientras él le acariciaba su espalda desnuda.

— ¿Cuándo te irás a casa de tus padres? — le preguntó Haymitch.

—Hoy mismo, después de que se vayan ustedes, mis padres van a venir por mí. Querían que me fuera con ellos en cuanto supieron que estaba bien y con vida, temían que me hubiera pasado algo.

—Bien princesa, sé que con ellos estarás más segura, ahorita el Capitolio no es seguro, así que por favor no vayas a hacer nada estúpido— le dijo él.

—Sí, aunque ahora mismo sé que están decepcionados de mí, por unirme a la causa rebelde, me dicen que lo que importa es que estoy a salvo… ¿Te comenté que la casa de mis padres está cerca del centro de rehabilitación?, no te preocupes — Effie apoyó los brazos en el pecho de Haymitch para verlo a los ojos.

—Así podrás visitar a Peeta todos los días y decirme como va evolucionando — le dijo él acariciando su mejilla.

—Haymitch, ¿Quieres saber el verdadero motivo por que me hice escolta del distrito 12 y no del 10? — le dijo ella mientras acariciaba con un dedo la corta barba de Haymitch.

— ¿Ahora si me más a contar la verdad?, jamás te creí cuando dijiste que fue porque el viejo Phil y la señora Mary te inspiraban desconfianza, eran los vencedores más tranquilos de todos, no les gustaba meterse en problemas con nadie.

—Sí lo sé, pero no quería que te burlaras de mí, por eso no te conté la verdad—Effie lo miró a los ojos — ¿de acuerdo?

—Princesa, me ofendes, vamos dime—Haymitch bajó la mano por su espalda hasta darle una pequeña nalgada.

—De acuerdo — Effie bajó la mirada a su pecho y empezó a dibujar círculos con el dedo y continuó —cuando tenía 10 años, mi padre me llevó a ver el desfile de los tributos del Segundo Vasallaje de los Veinticinco; estábamos sentados en primera fila y yo estaba muy emocionada viendo los carros y los vestuarios… cuando pasó el último carro frente a mí, arrojé una flor y tú la atrapaste y me sonreíste, y pensé "¡Me vio! Me vio a mí!" y eras tan guapo…"

Haymitch se rio — Así que la pequeña Effie se enamoró de mí.

—Dijiste que no te ibas a burlar, por eso no te quería contar nada— Effie se sonrojó.

—Vamos cariño, no me estoy burlando, y ¿tenías posters míos y todo? — le preguntó él tratando de aguantarse la risa.

—Sí, unos cuantos posters, tarjetas coleccionables, y fui presidenta del club de fans de mi salón en la escuela…— dijo ella sin verlo a los ojos.

Las carcajadas de Haymitch la interrumpieron.

—Ves ¿por qué no quería decirte nada?, es muy grosero burlarte de la gente, además cuando empezamos a trabajar juntos y pude conocerte en persona, créeme que me llevé una gran decepción, no eras para nada como el joven que recordaba. Y toma en cuenta que era una niña de 10 años que no sabía lo que quería.

— ¿Y ahora si sabes lo que quieres? — le preguntó él con una sonrisa.

Effie se le quedó mirando a los ojos por un momento sin decir nada y de repente lo dijo —Te amo— y contuvo el aliento esperando su respuesta.

Haymitch no salió huyendo como la última vez, en el fondo tenía la esperanza de oír de nuevo esas palabras, aunque no lo admitiría en voz alta; tomó un mechón rubio que caía por el rostro de ella y lo acomodó atrás de su oreja y sin dejar de verla a los ojos le dijo simplemente —yo también.

No dijo las palabras en voz alta, no era un hombre muy romántico, pero ese "yo también" significó un mundo para Effie.

Con los ojos llenos de lágrimas pero sin permitirse soltarlas y con una sonrisa tan grande que no cabía en su rostro, ella simplemente lo beso, y el beso se intensifico rápidamente.

Minutos más tarde ambos jadeaban acostados uno al lado del otro viendo hacia el techo, mientras gotas de sudor los cubrían.

— ¡Wow! — dijo ella entre jadeos — eso fue… intenso.

—Lo sé— contestó él mientras su corazón latía fuertemente en su pecho.

Ella giró la cabeza para verlo — Te voy a extrañar mucho, prométeme que hablaremos diario, que ahora si contestarás mis llamadas.

—Lo prometo princesa, tan pronto instalen el nuevo teléfono — le contestó él.

—Y prométeme que no volverás a tomar hasta el olvido Haymitch, lo hiciste muy bien todo este tiempo — le dijo ella con preocupación.

—No te preocupes cariño, estaré bien— y tomando su mano le besó los nudillos —ya casi es hora, vamos princesa.

Effie dio un gran abrazo a Katniss antes de partir y le susurró algo al oído a lo que Katniss asintió.

Haymitch se acercó a Effie y le dio un beso en la mejilla, pero después sin pensarlo dos veces, la besó en los labios. Ellos nunca habían hecho esa clase de demostraciones de afecto en público, pero ahora no le importaba quien pudiera verlos.

—Mantente en contacto— le dijo Haymitch simplemente.

Effie solo asintió con la cabeza, no dijo nada para no llorar. El la conocía perfectamente y sabía que solo se permitía esos momentos de debilidad frente a él.

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Pasarían cuatro largos meses antes de que Haymitch y Effie volvieran a verse.

Mientras estuvo en el Capitolio, Effie estuvo al pendiente de Peeta, visitándolo a diario como había dicho que lo haría, y también estuvo colaborando con Plutarch en la planeación de programas para ayudar a las personas de la ciudad, ya que muchas perdieron a seres queridos, otras perdieron sus hogares, sus empleos y gente de distintos distritos comenzaron a llegar para comenzar de nuevo ahí.

En el distrito 12 se iniciaron las labores de limpieza y reconstrucción, varios sobrevivientes regresaron y algunas personas de otros distritos sumaron sus esfuerzos para ayudarlos.

Haymitch coordinó la recuperación de los cuerpos de la familia de Peeta de entre los escombros y la limpieza del lugar para ver si había quedado algo en pie, ya que sabía que el muchacho cuando regresara al distrito querría ver cómo quedó lo que algún día fue la Panadería Mellark. También se mantuvo al pendiente de Katniss a través de Sae, ya que la chica no quería verlo, y él sabía que ella solo se recuperaría cuando regresara Peeta.

— ¿Qué estas criando qué? — la voz de Effie sonaba incrédula al otro lado del teléfono.

—Gansos princesa, Sae los encontró vagando a las orillas del bosque y no sé por qué se le ocurrió que yo sería bueno criándolos, ya les hice un corral en el patio — Haymitch miraba por la ventana hacia donde se encontraban los animales correteándose unos a otros.

—Haymitch criando gansos, eso es algo que tengo que ver con mis propios ojos — dijo ella y Haymitch supo que estaría sonriendo en el teléfono.

—Y vas a verlo cariño, ¿ya sabes cuándo darán de alta a Peeta? — Haymitch se pasó la mano libre por el cabello.

—En tres semanas, el doctor Aurelius cree que Peeta ya tiene mucho mejor control sobre sus crisis que son cada vez más esporádicas, viajaremos para allá en aerodeslizador en cuanto estemos listos— dijo Effie soltando un suspiro.

—Bien ya falta menos princesa— dijo Haymitch viendo el calendario que tenía pegado al refrigerador y marcando la fecha.

—Sí ya falta menos, pero te extraño mucho — dijo ella.

—Yo también princesa, yo también — y con esto terminaron la llamada.

— ¿Tenías que traer tanto equipaje cariño? Creía que habías perdido todas tus pertenencias junto con tu departamento — comentó Haymitch mientras subía las escaleras del porche de su casa cargando cuatro maletas color morado brillante.

—Mi padre me compró un guardarropa nuevo, y no todo lo que traigo aquí es mío, también les traje algunas cosas a Katniss y a ti — dijo Effie quién cargaba un enorme neceser a juego con las maletas y su bolso.

Si bien entraron a la casa y dejaron las maletas en el piso, Effie echó sus brazos alrededor del cuello de Haymitch y comenzó a besarlo.

— ¿Algo ansiosa princesa? —preguntó Haymitch entre besos.

—Te repetí muchas veces que te extrañaba mucho — dijo ella mientras le besaba el cuello.

Haymitch no dijo nada, la levantó sobre su hombro y subió de prisa las escaleras, mientras Effie se reía.

La ropa que vestían pronto estuvo tirada por toda la habitación. Haymitch la tenía tumbada en la cama debajo de él, mientras bajaba por su cuello besándola.

—Haymitch ¡te necesito ya!, después jugamos un poco si quieres — dijo ella con urgencia.

Él se rio ante la impaciencia de Effie, pero pronto la tuvo gimiendo ante sus fuertes embestidas, mientras ella lo abrazaba con sus piernas y arañaba su espalda. No tardaron mucho los dos en llegar al clímax.

Mientras estaban abrazados en la cama con las piernas entrelazadas después de hacer el amor, Effie fue la primera en hablar

—Todavía me cuesta creer todo lo que ha pasado, que ya no existe Snow, que ahora somos libres de vivir la vida que queramos— Effie acariciaba el cabello de Haymitch.

—Por eso luchamos todos en esta guerra princesa, para ganar nuestra libertad, no más juegos, no más muertes de niños inocentes— él besó la frente de Effie.

—Es que me parece tan increíble poder estar aquí contigo y tener a los chicos con nosotros, es todo tan perfecto— dijo ella sonriendo.

— "Tú eres perfecta" — pensó él, no lo dijo en voz alta, pero por primera vez en su vida desde que ganará los juegos a los 16 años, Haymitch se sentía realmente feliz.


Muchas gracias por leer esta historia, agradeceré sus reviews.

Fue divertido escribirla y también implicó muchos desvelos, lo que me hace valorar más el trabajo de todas aquellas personas que escriben.