Pan

Disclaimer: Nada de esto me pertenece. Tristemente.

Esto es un pequeño regalo de intercambio navideño para Lucy N. Mellark Eaton, espero sea de su agrado.
Nos leemos abajo.


Todo sucedió tan rápido y lo siguiente que supe fue que él se encontraba acostado en mis piernas, con un vendaje extraño en su cabeza. Estaba inconsciente, por lo que él no sabía que su madre había llegado de sorpresa a la casa, nos había gritado, lo había noqueado y nos había corrido.

Hubiese sido mucho más sencillo todo si se hubiera limitado a eso, pero no. Inmediatamente después del golpe, tiré un poco de harina en sus ojos, para que así quedase ciega momentáneamente y pudiésemos salir, sin embargo, cuando estaba logrando acomodar el peso de Peeta sobre mis hombros, ella lazó su rodillo hacia mis piernas, haciéndome caer. Cuando me tuvo a su merced, después de haber tirado a su hijo, tomó mi cabello y me arrastró a la plaza, dónde decidió que era momento y lugar perfecto para gritarme en frente de todos que mi interés en su hijo, la panadería y su dinero tenía que desaparecer, así como lo fácil que era para mí venderme para obtener esas cosas.

Obviamente respondí, obviamente no me quedé callada aun cuando estaba hincada y sometida por su agarre, cosa que la enfureció ligeramente más. Ambas nos encontrábamos en un estado tal, que la gente sobrepasó el morbo y comenzó a alejarse, entendiendo que de mantenerse ahí, las cosas se pondrían peor.

Sin embargo llegaron el padre de Peeta… en compañía de Madre. ¿cómo es que esos dos se conocen? Fue mi primer pensamiento, pero no esperé tener una respuesta, sencillamente vi como el padre de Peeta comenzaba a hablar tranquilamente con su esposa, mientras ambos se posicionaban en frente de mí, como si me estuvieran protegiendo.

En un principio eso me molestó, tomando en cuenta que era mi lucha y mi responsabilidad estar y salir de ese lío, pero cuando reaccioné, recordé que más importante que mi reputación o el hecho de parecer un bebé en brazos, Peeta estaba inconsciente en el piso de la panadería.

Llamé a mi madre, mientras los padres de Peeta parecían haber olvidado el motivo original de su pelea y ahora se centraban en cómo él se había atrevido a hablar con Madre. Ella me siguió dentro del establecimiento para encontrar a un Peeta aún ido. Me ayudó a ponerlo en mis hombros y salimos por la puerta trasera.

Pocos minutos después de que él ya se encontrara vendado, su padre llegó a nuestra casa. Madre lo recibió con un poco de té de menta y platicaron hasta que la noche cayó y cubrió el cielo. Prim estaba conmigo, en un principio lloraba, pensaba que todo era su culpa ya que había sido plan suyo y de mi novio, pero la tranquilicé, acariciando su cabeza en mi hombro.

-¿Katniss?

Ambas alzamos la mirada cuando el Señor Mellark entró a la habitación, que se volvió infinitamente más pequeña al instante. Prim sin decir nada, sólo se alzó y salió de ella. Él tomó su lugar, junto de mí, viendo a su hijo.

-Feliz cumpleaños, pequeña- normalmente que me llamaran de esa manera me molestaba de sobremanera, sin embargo en ese momento y la manera en la que lo hizo, solo hizo que sonriera quedamente y lo viera.

-¿Causé muchos problemas?- el negó con la cabeza, pero no con los ojos.

-Su mamá tiene la manía preciosa de causar problemas- dijo con el sarcasmo impregnado en cada palabra.

-¿Les pega constantemente?- la pregunta se escapó de mis labios sin que pudiera evitarlo.

Su mirada se entristeció:- no mientras yo puedo evitarlo.

-¿Cómo es que conoce a mi madre?

Él la miró de cierta manera, como si la conociese desde siempre, como cuando sabes que la persona a la que miras, en algún momento, fue más que algo más.

-No me responda, no estoy segura de querer saberlo.

-Amas mucho a tu padre- me limité a asentir.

-Katniss, te quiero pedir un favor. Tiene que ver con Peeta…

-No puedo dejar de verlo- lo interrumpí.

-No, créeme que no sería capaz de pedirte eso. Creo que es todo lo contrario, quiero que se pueda quedar con ustedes, al menos un día, en lo que puedo hablar con su madre, tengo muchas cosas que arreglar.

Volteó a verme y después de ver como asentí con la cabeza, depositó un pequeño y cariñoso beso en mi frente, para después salir. No sé cuanto tiempo pasó después de eso, pero Peeta despertó y después de que le explicase todo eso, con el ceño fruncido dijo:

-¿Mi madre te hizo eso?

-Creo que eso no es lo más importante, Peeta.

-Lo lamento mucho, Katniss, arruiné tu cumpleaños.

-¿Por qué dices eso? Tengo el mejor regalo posible, dormiré a tu lado.

Inmediatamente después de decir eso, la vergüenza se apoderó de mi ser, así que me incliné para besar sus labios y que él no pudiese ver mi cara. En el beso, sus labios se curvaron en una sonrisa, comenzó lentamente, pero poco a poco terminó por reír contra mi boca, haciendo que unas cosquillas placenteras me recorrieran completa.

-Yo también te amo, Katniss- dijo inmediatamente después de que nos separásemos unos centímetros, aun con nuestras narices tocándose. No lo negué, pero supe que él entendió que esas palabras aún no estaban listas de salir de mi boca. Comencé a recostarme a su lado, puse mi cabeza sobre a su pecho y me vi envuelta en un olor delicioso y sus brazos.

Esa fue la primera mejor noche de mi vida.

VII.

La tercera mejor noche de nuestras vidas, al menos desde mi punto de vista, vino cuando ambos nos escapamos al bosque un día antes de nuestra ceremonia del pan. La primera, a mi parecer, fue cuando ella se volvió mi novia, la segunda cuando le dije que la amaba, la tercera cuando estando en el frío invierno caminando por la Pradera rodeada de nieve, ella me dijo que me amaba. La cuarta, que aunque bien es más adelante, fue cuando ambos nos atrevimos a dar el siguiente paso, pero como dije antes: eso vendrá más adelante.

Pero la tercera, la tercera noche nos encontrábamos nerviosos, ambos con 18 años de edad y con toda una vida por delante. Después del incidente de su cumpleaños, mi padre había decidido que nosotros debíamos de volvernos independientes, lo más rápido posible, ya que bajo su techo, muchas cosas podrían salir mal. Así que, cuando regresé a los dos días siguientes, comenzó a enseñarme todas las recetas de la panadería, aun en contra de los deseos de mi mamá.

Katniss al salir de la escuela se había dedicado un poco más indiscretamente a la caza, hablando con los Agentes de la Paz para que esto resultase un negocio, más que un crimen. La acompañé al Mercado que se encuentra de manera ilegal en el Distrito para vender un poco más y Sae decidió que, al igual que mis padres y Rooba, si los animales seguían llegando, ellos seguirían pagando. Rooba, por otro lado comenzó a enseñarle a despellejar a animales mucho más grandes y complicados, hasta cierto punto, la tomó por aprendiz.

Todo parecía tomar un rumbo mucho más sencillo. La gente había comenzado a entender o al menos a dejar de importarles que ella era de la Veta y yo un comerciante, así que lo único que faltaba era tostar el pan.

Se lo pedí un año atrás, cuando de igual manera la nieve cubría los suelos y hacía que los lagos se congelaran. Katniss, cuando ambos teníamos 16 y nuestras tardes se resumían en conocer el bosque, me mostró un bello cuerpo de agua en el que ella aprendió a nadar con su padre. Poco a poco, fui perdiendo el miedo y me adentré a él- sin saber nadar, debo de admitir- y comencé a buscar algo que mi padre había mencionado posible: una almeja.

No era la almeja lo que realmente buscaba, era lo que llevaba dentro. Me costó una cantidad incontable de días y almejas, pero al final la obtuve: una perla. Así que cuando teníamos 17 y fuimos a ese mismo cuerpo de agua que se encontraba congelado, para tratar de patinar- cosa que no logramos y sólo ganamos unos cuantos moretones- hinqué mi rodilla y le mostré la perla.

No solamente pudimos haber caído en el agua en cualquier momento, sino que también en cualquier momento ella podía correr y dejarme allí, con el hielo y el corazón roto. Su mirada, estática en mí me expresaba su sorpresa, sin embargo el sí llegó relativamente rápido, me besó los labios que estaban cerca de ponerse morados y festejamos lanzándonos un poco de nieve mientras reíamos sin detenernos.

Así que esa noche, un año después cuando la perla se encontraba en su bolsillo derecho de la chaqueta como lo hizo por todos los días pasados desde que se la di, nos veíamos a los ojos, cara a cara, nerviosos como chiquillos y enamorados como ancianos.

A lo lejos escuchamos una canción comenzar, desafinada y sin partes cantadas. Ella se puso tensa al instante y yo di un paso pequeño delante de su cuerpo, a lo que ella respondió volviendo a ponerse junto mío. Volteé a verla, con una sonrisa en mi cara, cuando de entre los arbustos de la pradera, un hombre borracho como una cuba, salió a nuestro encuentro.

-Ocurren cosas raras pero extraño no ha de ser, poderte ver ahí al amanecer- aún a la distancia podíamos oler el hedor a alcohol. - Ustedes… ustedes no se saben esa canción.

-Será, será que al árbol vendrás. Y por matar a tres, a un hombre colgó en él.

Su voz, por primera vez me tomó por sorpresa, de la misma manera que a él. Ambos volteamos a verla extrañados, mientras ella seguía con la canción entre dientes.

-Y esta señorita aquí tiene ganas de llevar la contraria.

-¿Cómo es que la conoces?

-¿Cómo es que la conoces? Tienes gusto por hacer las cosas que tienden a estar prohibidas. Si te casarás con ella, yo que tú me lo pienso dos veces- me dijo directamente.

En contra de todo pronóstico, ella rió.

-Lo dice un hombre que no ha hecho más que beber toda su vida. No parece que pienses dos veces.

-Uy, ya entiendo porqué te casas con ella- dijo riendo fuertemente.

-¿Cómo sabes que nos casamos mañana?- eso sólo hizo que riera un poco más.

-Todos en este maldito Distrito lo sabemos todo. Sino ¿cómo es que yo sé sus nombres y ustedes el mío sin habernos presentado? Acostúmbrate, la gente siempre va a hablar. Aparte, son famosos, ambos cambiando "la alimentación del distrito"- dice dibujando unas comillas con sus manos, mientras se tambalea un poco más.

-Nosotros no hacemos eso- dijo Katniss mientras fruncía el ceño.

-No, pero tienen el valor de salir más allá de esa cerca y hacer algo- dijo mientras tomaba un trago más directo de la botella. Tragó:- tienen más valor que todo el maldito lugar junto.

Ambos nos miramos a los ojos. Él se sentó, mientras daba más y más tragos hasta acabarse la botella. Dijo, más hacia él que hacia nosotros:

-Ustedes pudieron haber ganado los Juegos- después de una pausa, se puso de pie, con un poco de esfuerzo y a manera de despedida dijo:- Es bueno el no habernos conocido. Tengan una buena vida, idiotas.

Vimos como se iba, casi cayéndose, igual de rápido que como llegó. La miré con todas las preguntas en mi cara. Ella tenía el ceño fruncido.

-Pero… lo acabamos de conocer.

-Se refiere a que no fuimos a los Juegos, esa es la única manera de conocer realmente a Haymitch Abernathy.

Seguimos caminando lentamente hasta que no pude más y tuve que decirlo:

-Si hubiéramos ido juntos a los Juegos… ¿Me habrías matado?- ella se queda estática por mi pregunta- No respondas, no es necesario.

-¿Por qué crees que no es necesario?- me rió por lo bajo.

-Katniss, eres una sobreviviente, eres una cazadora, claro que me hubieras matado- ella frunce el ceño.

-No puedes estar seguro.

-Claro que sí y lo estoy, porque si tú no me hubieras matado en un principio y si mágicamente hubiera sobrevivido el baño de sangre, te hubiera pedido que lo hicieras, para que así pudieras regresar.

Ella me volteó a ver, hasta cierto punto enojada y antes de que pudiese decir algo, la interrumpo:

-Te amo, Katniss y lo digo en serio. Si tu llegases a morir y yo a vivir, no tendría nada ni nadie, nadie quien realmente me importe…

-Peeta…- su mirada está clavada en la mía, preocupada por mis palabras. Yo continuo:

-Es diferente contigo. Tu familia te necesita, tú tendrías que vivir por ellas- dije señalando hacia su casa.

-Pero ¿y tú? – yo me reí ligeramente.

-A mí nadie me necesitaría realmente.

-Yo, yo te necesitaría, así como te necesito ahorita- ella me miró intensamente- sé que, aunque las cosas hubiesen sido distintas, tú y yo estamos hechos para protegernos y estar juntos- dijo mientras tomó mi cara en sus manos, besándome como nunca antes.

Cuando nos separamos, ambos reímos, rompiendo un poco la tensión que se había generado y caminamos de regreso hacia nuestras casas por una última noche antes de que ella se volviera mi esposa.

Al día siguiente mis hermanos me ayudaron así como estoy seguro que Prim le ayudó a ella. Llegamos al Palacio de Justicia, donde el Alcalde junto con Madge nos esperaban para vernos firmar un pequeño papel. Ambos lo hicimos en menos de cinco minutos. Ella lucía espectacular con una trenza de lado, un vestido blanco seguramente de su madre y unas flores en sus manos.

Después nos dirigimos a la panadería, dónde íntimamente al principio tostamos un poco de pan que después compartiríamos con todo el Distrito. Antes de abrir las puertas a todo el mundo, ella tomó mi mano, me giró hacia ella para que pudiese ver como de su zapato sacaba la pequeña perla que le había regalado. La miré, con el brillo más radiante que nunca, ese que había llegado desde la primera vez que nos habíamos besado.

Ambos sonreímos, porque ambos sabíamos que era cierto: no importaba qué pasara, lo nuestro terminaría sucediendo.

-Y así, mi amor, fue como tu padre y yo logramos estar juntos ¿ahora sí te apetece dormir? – mi voz está cansada, hemos estado trabajando en la panadería y con las presas todo el día, aunque el cuento de cada noche no se puede evitar.

Veo como cierra sus pequeños ojos, con la sonrisa en su pequeña boca. Volteo y me encuentro con su padre, que está a centímetros de mí, con esa mirada coqueta y sonrisa traviesa.

-Y así nos salvamos- yo sonrío, mientras él besa mi boca, como tantas veces ha hecho ya y como nunca quiero que deje de hacer.

Lo amo y me ama. Como debe de ser.


Wow... En verdad no puedo creer que esta historia se ha acabado. Es pequeña, lo sé, pero no saben el reto que significó para mí hacerla. No estoy acostumbrada a historias en este fandom en el que las cosas son bellas todo el tiempo jajajajaja.
Por si no logré dejar en claro las cosas con la última parte, explicó: intenté que toooodo fuese contado en pasado ya que pareciese como si Peeta y Katniss se lo contaban a su hijo/hija, lo dejo a la elección del lector.
Quería agregar la cuarta noche, pero lo creí un poco subido de tono, así que lo hablaré con Lucy para saber si eso le gustaría.
¿Qué les pareció? Por favor, por favor, como regalo de Navidad: Un review, su opinión realmente me importa.
Por cierto, un dato más allá de ser relevante, que debo de decir: este fic no sólo se lo dedico a Lucy, sino también a mi gatito. Se llamaba Pan, al igual que esta historia y el mes pasado se perdió. Mi corazón se rompió un poco jajaja pero pues al menos la historia llevará su nombre.
¡Feliz Navidad, personitas!
Lucy, en verdad espero que tu regalo te haya sacado una sonrisa en esta Navidad.

¡Felices fiestas!

Nina.