Naruto no me pertenece.

Mundo alterno (actual)

Este escrito es un fic de regalo para: MagicalImli.

Por la participación de Amigo Secreto del Foro Aldea Oculta entre las Hojas.

Espero te guste.

Fin de semana

Viernes

Viernes por la tarde y habían cancelado todos los planes de fiesta que sus amigos habían invitado, y odiando la razón, negando todos las propuestas, aquellos hermanos llegaron a su casa a las cinco de la tarde, ¡Por favor! Era viernes y habían llegado antes de que oscureciera.

Bufaron juntos cuando entraron a su casa, pero el enojo creció aun más cuando vieron todos los muebles de su casa en diferentes posiciones, se supone que lo primero que encontrarían sería un gran sofá que ahora estaba arrinconado junto a la ventana.

—Maldita sea—Murmuró Kankuro—, todo esto por una persona que ni conozco.

Gaara siguió con la vista su hermano, que fue a dar con aquel sofá para recostarse en él. El pelirrojo recorrió con su vista la sala, todo estaba cambiado de manera que el lugar quedara más amplio para la dichosa fiesta que el novio de su hermana y ella habían organizado.

Kankuro tenía razón, ellos no conocían a la amiga de su hermana y de su novio, a la amiga de su generación, ya sea porque Kankuro era un año mayor que ellos o porque Gaara era un año menor, pero ninguno de los dos conocía a esa chica que se había ido del país al terminar el colegio, y cuatro años después, cuando todos habían entrado a la universidad regresaba para hacer una visita a todos los amigos que había dejado en aquel país. O eso era lo que Temari le había contado.

— ¡Dios! —Gritó su hermana, como si la hubiera llamado con la mente—, Kankuro, levántate, los invitados están a punto de llegar—Regañó la rubia—. Deberían ir a cambiarse, ¡Corran!

Ambos hermanos se miraron y rodaron los ojos, para emprender camino a sus habitaciones.

—Gaara—Lo llamó su hermana—, lo siento, pero este fin de semana tendrás que dormir con Kankuro—Sonrió.

— ¡¿Qué?! —Gritaron los jóvenes, mirando a su hermana tremendamente enojados.

—Lo lamento, Ino se quedara aquí y la habitación de Gaara era perfecta—Sonrió nerviosa.

Después de bufar más fuerte, caminaron a estancadas a sus habitaciones.

Todavía no llegaba aquella chica que era tema de conversación en las últimas semanas y ya estaba haciendo revuelos en sus vidas. Era una piedrita en el zapato, una molestia.

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Después de que Kankuro se cambiara, con una camisa roja, una chaqueta de cuero negra que hacía juego con sus pantalones negros y botines cafés, se había quedado en su habitación un buen rato, incluso le había dado tiempo de dormir, por lo que su hermana decía, aquella fiesta sería la fiesta del año y no estaba dispuesto a irse de ella por el sueño, por lo que dormir dos horas había sido buena opción para aguantar hasta el amanecer. Camino a su mochila, en donde sin ganas tomó su teléfono celular y comenzó a ver la nuevas notificaciones que podría tener.

Se percató de que abajo ya había música, y risas llegaron a sus oídos. Tal vez era tiempo de bajar, si no mal recordaba la fiesta empezaba a las seis, eran las 7:30 pm, una excelente hora. Se puso de pie y apagó las luces de su habitación para cerrar la puerta tras él y mirar por el pasillo, ahí estaba Gaara, con unos pantalones azules, una camisa negra y tenis deportivos del mismo color que la camisa.

—Parece que ya está la fiesta allá abajo—Comentó Kankuro, con un tonó de burla acercándose a su hermano.

Gaara alzó sus hombros, restándole importancia a lo que su hermano decía para encaminarse a las escaleras y bajar.

Era cierto, la fiesta ya había empezado, la música retumbaba los vidrios de la casa, lo que ocasionaba que las personas alzaran más la voz para hablar, y que las risas trataran de ser más altas. Había aproximadamente treinta personas en la sala, ¿No se supone que era una chica cualquiera? No podían creer que fuera tan popular al grado de llenar una fiesta con treinta personas, y después de irse tanto tiempo como cuatro años.

— ¡Gaara! —Gritaron mientras se abalanzaban a él para abrazarlo por el cuello—, iba a subir a buscarte a tu habitación, pero qué bueno que ya bajaste.

—Matsuri—Murmuró el pelirrojo—, ¿Mi hermana te invitó?

—Sí—Sonrió con fuerzas.

— ¿En donde esta? —Se separó con dificultad el joven.

Lo joven señalo una parte de la sala, donde venía la mayoría de ruido, estaban todos sus amigos y tenía que ir a saludar. Antes de regresar sus ojos a su hermano para decirle lo planeado, logró ver a Shikamaru, ya había llegado del aeropuerto, lo que significaba que aquella molesta chica, causante de la mayoría de sus problemas se encontraba presente.

—Parece que llegó—Le informó Kankuro, comenzando a avanzar seguido por el menor.

Después de varios empujones por gente que se encontraba bailando, o que le ofrecieran alguna bebida, con dificultad llegaron hasta estar detrás de Temari, que al sentí que la tomaban del brazo giró para sonreírles.

— ¡Miren quienes legaron! —Informó la rubia.

Ambos hermanos saludaron a sus amigos, para pasar sus ojos por cada uno de los que estaban presentes en aquel lugar, después de su hermana estaba la chica que recordaban por Hinata, junto a Naruto, Neji, Tenten, Sasuke, Karin, Shikamaru y una chica totalmente desconocida.

Era alta, tenía una piel totalmente nívea, era rubia, pero rubia clara, no como el rubio de su hermana, su cabello era lacio y largo, aunque en ese momento lo usaba con una coleta alta, su rostro demostraba belleza, su piel parecía porcelana, tenía unos ojos grandes de color azul agua, una nariz respingada y labios delgados, no pasó desapercibido el cuello largo, dando lugar a unos pequeños hombros con largos brazos, y unas curvas realmente delicadas pero delineadas a la perfección. Aquella mujer era totalmente hermosa, tenían que aceptarlo. Varias mujeres habían pasado por sus vidas, pero aceptaban que ninguna se le parecía o al menos, se le acercaba a la mujer frente a ellos.

—Ino, mis hermanos han estado muy impacientes por conocerte—Habló Temari—. Te presento a Gaara y Kankuro, chicos, ella es Ino.

Los ojos azules agua se cruzaron con unos orbes negros y pasaron a unos ojos azul muy tenue. La mujer empezó a reír.

—Vaya, que familia tan rara, una rubia, un pelirrojo y un castaño—Sonrió Ino—, me presento, soy Ino Yamanaka, es un gusto.

Y con este dialogo, la chica extendió su mano para estrecharla, primero con el castaño y seguir con el pelirrojo, regalándoles una sonrisa a cada uno de ellos en el acto.

Observaron como la mujer regresaba a su lugar y comenzaba a platicar con Shikamaru, diciendo un comentario atinado y sacando una ola de carcajadas por parte de todos los amigos que se encontraban ahí.

—Esa mujer molesta con tan sólo tenerla cerca—Murmuró el hermano castaño, antes de darse la vuelta y dirigirse a un grupo de personas.

El pelirrojo observó unos segundos más a la chica, no especialmente la miraba a ella, más que nada a la personalidad tan asombrosa y despreocupada que tenía. La forma de reír delicadamente dando a notar la felicidad que le causaba estar de regreso con sus amigos. También notaba que movía constantemente las manos, debe estar nerviosa, pensó el pelirrojo. Pero los ojos azules de la rubia viajaron de sus amigos hasta él. Cruzaron miradas por un corto tiempo, antes de que Gaara se diera la vuelta y caminara al sitio donde recordaba que estaban sus amigos.

La fiesta siguió con normalidad, varios chicos siguieron bebiendo alcohol, algunos otros aprovechaban para entablar conversación e incluso conocer gente nueva que en poco tiempo comenzaba a agradarles convirtiéndose en amigos que sabe Dios hasta donde llegaría aquella amistad. Unos pocos habían regresado a sus casas por ser altas horas de la noche, más bien, de la madrugada. Pero también eso no era impedimento para que varios jóvenes estuvieran aprovechando el buen ambiente para bailar un poco la canción de estilo eléctrico-pop que se escuchaba y resonaba en las ventanas de la casa.

No les preocupaba mucho hacer escándalo, los señores Sabaku No estaban de viaje y regresarían a casa la semana que viene.

Aparte era un gran festejo, Ino había regresado y tenían que aprovechar a dicha chica antes de que regresara a su casa por un buen tiempo, tanto como ya lo había hecho.

Kankuro se había a cercado a platicar con Tenten, una chica castaña demasiado simpática y atractiva para el gusto del castaño, y del novio de la mujer, que miraba receloso a Kankuro cuando se acercaba de más a su novia, ya sea para acariciar su cabello o decirle algo al oído de la chica que terminaba en risas por parte de la mujer. Neji apretó sus puños, sintiendo sus uñas clavarse en sus palmas. Giró los ojos y se encontró con Ino, que reía a carcajadas con Naruto y una sonrisa de Hinata.

Caminó decidido hacía ellos, para tomar a la rubia del hombro y hablarle en el oído:

—Ayúdame a quitarle ese engendro a mi novia.

Yamanaka soltó una risa burlona para desviar sus ojos a la pareja que su amigo le decía. Y otra carcajada más potente salió de sus labios. Cuando ella se había ido del país, recordaba que todos le hacían burla a Neji sobre sus sentimientos hacia Tenten, pero él siempre negaba todo, por lo que se la hacía muy gracioso que ahora aquel mismo chico, ya en una relación con la chica, fuera totalmente distinto, la protegiera, la amara y la celara.

—Quien diría que el genial Neji Hyuga estuviera celoso—Lo tomó del brazo y se encaminaron a la pareja—, y tan enamorado de Tenten.

El Hyuga frunció los labios, lo que para Ino no era totalmente claro si su gesto era de enojo o un intento de sonrisa que oprimía y no dejaba salir por completo. Decidió olvidarlo, de todas formas ese cubo de hielo era todo un lio con sus sentimientos. Así que tal cual llegaron con ese par, la rubia soltó a Neji y se encaminó a Kankuro que la miraba frunciendo el ceño.

—Kankuro, ¿Cierto? —Sonrió Ino.

Él se quedó unos segundos observando fijamente a la chica, tenía unas facciones maravillosas, increíbles y realmente pulidas, tenía un rostro completamente jovial sin dejar lo angelical y la inocencia que la mujer se cargaba. Estaba a punto de asentir con un movimiento de cabeza cuando miró al Hyuga acercarse a su novia, besarle los labios y alejándola lo más posible de sus garras. Bufó, era una broma, una trampa y no podía creer que había caído ante unos ojos bonitos.

—Ya, ni sé porque me odias—Se cruzó de brazos la rubia haciendo un puchero gracioso.

Esto ocasionó que las mejillas de Kankuro se pintaran levemente de un rojo tenue.

—No te odio, ni si quiera te conozco—Bufó molesto.

La mujer sonrió de lado, mientras lo tomaba de la mano y lo llevaba al centro de la sala donde varios jóvenes se encontraban bailando, para empezar a abalanzarse junto a él sin soltar su mano, llevando el ritmo de la música invitando su acompañante a hacer lo mismo. La danza que llevaba la mujer atrajo de inmediato al hombre, que empezó con un movimiento lento de pies, para no quedar atrás.

—Pues empecemos a conocernos—Sonrió la chica, mientras seguía bailando.

Kankuro le dio una sonrisa torcida y se emparejó al ritmo de su pareja.

Lo que sobraba de la noche aquellos jóvenes no se separaron para nada, siguieron el ritmo de la música con algunos tragos que él se encargaba de buscar para armonizar y soltar la lengua. Hasta que poco a poco los invitados se despedían y regresaban a su casa.

Después de que Gaara despidiera a todos sus amigos y se encargara de llamar un taxi para que Matsuri regresara con bien a su hogar, regresó a la sala, iría directo a dormir. En la fiesta había algunos invitados aun, el volumen de la música había bajado considerablemente, y el ritmo era más lento que el que se escuchó en toda la noche. Miró unos amigos de su hermana retirarse, y como Temari subía con dificultad las escaleras directo a su habitación acompañada de Shikamaru, asqueándose de inmediato. Aun sobraban algunos invitados, pero no era su fiesta, así que se deslindo del problema y empezó a subir las escaleras, no sin antes sentir una mirada potente en él. Sus ojos viajaron hasta dar con una pareja sentada en el sofá, era Kankuro, completamente ebrio hablando de más, junto a la mujer que recordaba era una molestia, por lo que parecía la chica no había bebido de más, se veía concentrada, no en la plática de su hermano, si no en él, por lo que cuando sus ojos se cruzaron un pequeño rubor apareció en las mejillas de Ino, haciendo que bajara los ojos de inmediato.

Gaara sintió un revoltijo extraño en el estomago y volvió a su labor de subir las escaleras.