Un milagro de Navidad

¡Feliz Navidad Pipesper!

Espero que ésta historia sea de tu agrado.

Puse mi mejor esfuerzo para hacer de éste un regalo acorde a la época ;)


— ¿Cómo que una cita?

La voz del otro lado del teléfono sonaba casi al punto de la exasperación y sorpresa. La joven castaña no podía hacer nada, más que agregar leña al fuego, contándole a su amiga los detalles:

—Le prometí a Daisuke que saldría con él. Y me he estado preparando desde el Lunes, así que no podré ir, lo siento, Sora.

—Pero...-la castaña suspiró desde el otro lado del teléfono, –mañana es un día muy importante, de verdad esperaba que todos fueran...

Hikari Yagami se meció sobre el suave colchón de su recámara, después de haber dejado la manzana sobre la cómoda.

Estaba planeando tomar un desayuno ligero, para salir de casa temprano y resolver todos los pendientes con su cita del domingo: mañana.

Pero ahora, con el repentino recordatorio de Sora, ya no estaba muy segura de sus planes.

Es decir, se sentía muy mal por la chica, puesto que era la más entusiasmada con el evento, pero Hikari también estaba pensando en Daisuke, el chico de su clase quien le pidió una cita prácticamente desde el comienzo de semestre.

No podía creer cuánto tiempo le había tomado tener un fin de semana libre para salir con él.

Y ahora...

— ¿Qué debería hacer?- pensó en voz alta, sin esperar que Sora le contestara:

— ¡Entonces deberías ir con él!

— ¿Sora?- no estaba entendiendo el concepto de su amiga del todo.

—Ustedes deberían venir a la salida con nosotros. Será la cita perfecta, sin mencionar que estarías reuniéndote con los demás al mismo tiempo ¡incluso rentamos una cabaña frente a un hermoso lago!

Hikari se levantó, rondando alrededor de su habitación, para buscar la agenda donde tenía la hora de la cita, -Eso es una buena idea. Le diré a Daisuke, entonces. Pero, ¿dónde dijiste que era esa salida?

—La reservación ecológica Amaya, a las afueras de la ciudad.

—Oh, he oído hablar de ese lugar, se necesita una reservación dos meses antes. Muy prestigioso y hermoso.

Sora soltó una pequeña risa de entusiasmo, – ¡Así es! Mimi nos hizo el favor de reservarlo.

—Entonces lo confirmo con Daisuke y te mando un mensaje.

— ¡Hasta luego!

Una vez colgó, Hikari pensó en reacomodar sus planes. Así que lo primero fue llamarle a su cita, quien contestó muy rápido:

— ¡Hikari, estaba por hablarte!

— ¿Sí?– soltó una risa divertida. Él siempre contestaba con lo mismo.

— ¡Claro, no puedo esperar a salir mañana contigo! ¡Verás el galán que será tu cita! ¡Serás la envidia de las demás chicas! Y para molestar mejor, vamos a ir a esa cafetería de la que me presumió Ken la semana pasada. Ya tengo las reservaciones, ¡no podrás creer la odisea para conseguir...!

—Eh, Daisuke- lo interrumpió ella, sabía que si lo dejaba así, no terminaría hasta dentro de una hora.

Pues Daisuke era de esas personas parlanchinas, que sacan temas de conversación hasta de lo que comieron hace unos minutos.

Como estaba en silencio ¡Hikari se abalanzó a decirle el cambio de planes!

—Sora nos invitó a una salida a la reservación ecológica Amaya.

Se escuchó una respiración agitada. Luego el ruido de alguien refunfuñando, y al final Daisuke se acercó al teléfono para reír a carcajadas: — ¡Nunca imaginé que Hikari Yagami era de las que tomaban el mando en una cita! ¡Bueno pues, llévame a ese zoológico de la muralla o lo que sea!

— ¿E-Estás seguro?– algo le decía que las palabras del chico sonaban de mentira.

— ¡Seguro como que me llamo Daisuke! Ya verás, te mostraré lo que es una experiencia con la naturaleza, ¿te dije que me perdí una vez en áfrica y sobreviví durmiendo junto a leones? Luego me encontraron al tercer día, un tribu cuyo jefe me pidió unos consejos de supervivencia...

— ¿Daisuke? Tengo que irme, recordé que debo hacer algo antes de mañana–colgó sin esperar respuesta, soltando una largo suspiro.

La mayoría de las veces... no, casi siempre, ella terminaba asfixiada con las conversaciones de él.

En su mente comenzó a imaginarse lo que sería de su cita en ese lugar. Sin más que el sonido del viento, y su voz como martillo, resonando en los oídos de ella.

"Basta. No puedo pensar de esa manera. No debería ser tan malo. Me dije a mi misma que le daría una oportunidad para conocernos"

Así, pasó el día, con Hikari saliendo de compras para el día de mañana.

Aparte de la ropa para ocasión (que le tomó horas elegir por ser parte de la cita), consiguió unos bocadillos suculentos que su mamá solía comprar en las salidas familiares: Bocadillos de queso dulce con crujiente de pan.

Su hermano, también le sugirió llevar herramientas básicas de supervivencia y alguno que otro medicamento para malestares.

A eso de las diez de la noche, la castaña entró a casa, derrumbándose en el sofá libre.

—Llegaste–dijo Taichi, recostado en el otro sofá, cambiando a la televisión sin parpadear.

—Eres terrible, hermano, ¿por qué no dijiste que tendrías libre hoy?

—Eso es fácil, porque yo sería el que llegaría cansado por cargar tus bolsas.

—Pero si tú también vas a ir mañana...

Taichi sonrió, dejando al fin de lado su atención al televisor:

—Sí. Pero dejé de preocuparme por llevar cosas más allá de mi ropa. Seguro Jou o Yamato llevarán algo que pueda utilizar.

—Oh, es cierto, van a ir los amigos que conociste en ese campamento de verano.

—Eso creo. No todos son mis amigos. Va a llegar uno que otro "no" invitado, como por ejemplo...

Frunció el ceño, —ese amigo tuyo, Daisuke.

Hikari asintió, —No te molestes en volver a discutirlo, hermano. Sabes que no hablaré sobre él contigo, así como tampoco voy a cancelar la cita.

El castaño volvió a la comodidad de su posición recostado, fingiendo que no le importaba:

—No importará mientras no nos encontremos.

La noche fue inquieta para Hikari...

Observando detenidamente su habitación, imaginaba mil escenas de lo que sería su cita de mañana...

"Todo saldrá bien, Hikari. No deberías estarlo pensando tanto"

Sus ojos se detuvieron en la fotografía de ella y sus amigas.

El tiempo estaba pasando muy rápido, Sora y Miyako se enamoraron, tenían novios y salían con ellos.

Fue en ese tiempo en que la castaña comenzó a sentirse congelada, como si algo faltara a su vida, algo que no le permitía avanzar...

Cuando lo consultó con Sora, ella le respondió con toda seguridad que era el amor.

Una chica necesitaba éste sentimiento casi tanto como respirar. Era la fuerza extra de motivación en la vida y sin ella, muchas cosas perdían su significado.

Por eso ella decidió darse esa oportunidad de amar. De dejar que los chicos se acercasen más a ella.

¿Por qué Daisuke?

Bueno, se lo preguntó el día que aceptó la cita.

Simplemente porque creía que era lo correcto.

¿Eso podría contar como parte del amor?

RING RING

— ¿Es hora? Pero todavía es muy temprano–la chica se despojó de las sábanas rosa pálido, parpadeando pesadamente, al tiempo que intentaba llegar con sus manos al celular.

¡Estaba segura que lo dejó sobre el escritorio junto a la fotografía!

Pero luego se percató que en realidad el timbre resonaba debajo de su almohada.

Al revisarlo, había llegado un mensaje:

¡Iba a llamarte, Hikari!

Pero ya no me dio tiempo y no quería que te ilusionaras mientras me contaras lo que haríamos en la muralla del señor ecológico o lo que sea, señorita líder de citas.

¡Bah, mejor voy al grano! No puedo ir hoy. Perdón por eso.

Pero mi abuelita se enfermó y perdí el "piedra,papel o tijeras" contra mi hermana la bruja... ¡Así que voy yo!

En fin, no lo puedo cancelar. No me gustan los zoológicos o naturaleza a la que me invitaste, así que no es tan malo.

¡Mejor nos vemos el próximo sábado en la cafetería de la que te hablé!

Como ya prometiste una cita conmigo, no puedes arrepentirte.

¡Pronto te llamo para contarte cómo me fue!

Atte. Daisuke (tu futuro novio ¡yeah!)

Terminando de leer el mensaje, Hikari luchó por no reaccionar molesta... ¡aunque la peor parte es que no sabía si estaba molesta porque su cita le canceló o por su actitud del mensaje!

—Uhm, ni remedio, tendrás que ir solo con nosotros.

— ¿Hermano? ¿A qué hora entraste aquí?– la castaña se sobresaltó, cuando la voz de Taichi interrumpió toda su concentración en lo que había leído antes.

—Hace dos minutos-le señaló la puerta detrás de él, -estaba saliendo del baño, cuando me llamó la atención el timbre de tu teléfono. Luego entré y con la expresión que pusiste me imaginé todo.

La joven se sonrojó, desviando la mirada, — ¿C-Cuál expresión? Yo no hice ninguna, solo estaba pensando...

— ¡Hikari! ¡Hikari! ¿A quién quieres engañar? Mira, tu nariz se está arrugando y te tiembla la voz, a ti siempre te pasa cuando te enfadas.

La joven, tomando un poco más de valor para negarlo, se levantó de un salto empujando a su hermano hacia afuera:

— ¿Y no se te ocurrió que tal vez me enoja que hayas entrado sin mi permiso?

— ¡A falta de excusas...!

Pero antes de que terminara la oración, la chica cerró fuertemente, recargándose sobre la puerta de madera blanca con uno que otro cartel de mensajes motivacionales, con fotografías tiernas.

Justamente sus ojos se encontraron con el que decía:

"El amor es tener fuerza y creer que existe"

—Eso intentaré...–se dijo a sí misma.