Historia de un Mehicano

Capítulo 27 El pasado de Sheyla Parte II

A la mañana siguiente amanecí sin ropa junto al hombre que acababa de conocer. Yo pensé originalmente que había sido culpa totalmente mía, pero poco después vi como estaba esposada a la cama.

—Joaquín, Joaquín, por favor, despierta.—dije molestando a la bestia—Soy una tonta, necesito irme…

Él despertó con una mueca de satisfacción bastante desagradable, luego antes de hacer algo comenzó a tocar mi cuerpo, susurrando cosas que pretendían hacerme sentir cómoda, pero yo estaba nerviosa, sabía que Gerald y su abuelo iban a intentar buscarme. Pero nunca hubiera esperado la respuesta de él.

—¿Y para qué quieres irte? Perderás todo esto…—dijo quitándose las sabanas y presumiendo mientras yo me cubría el rostro enrojecida, lentamente mi lado de Jersey volvía a despertar, e incluso ese lado salvaje comenzó a tener miedo.

—No es gracioso.—dije ya indignada—Ayúdame a desatarme estas…

—No, no es gracioso.—dijo comenzando a reír y tomando mi cuerpo entre sus manos sin que yo pudiera defenderme—Para ti.

A partir de ese momento, a pesar de no haberme dado cuenta totalmente en lo que me había metido, supe que mi vida iba a ser un infierno. No tuve que pensar mucho más eso después de que él… Me hiciera una mujer más digna, al estar esposada, no pude defenderme…

No quiero contarles todo lo que me hizo el primer día, Kyle sabes que Ike aún es muy pequeño para escuchar esto. Tú tampoco creas que seas mucho mayor… Termine adolorida en todo el cuerpo, llorando, y hambrienta porque no me dejo comer nada, para ver si perdía unos "kilitos", según él.

Oh, yo… Yo…

Gerald y su abuelo intentaron buscarme esa mañana, no lo supe hasta una eternidad después. Pero ellos estaban asustados ya que no lograban encontrarme, pasaron casi un mes, su padre gastó gran parte de sus ahorros personales para buscarme, inútilmente fueron a la policía local y la embajada, no había forma de salvarme.

Después de ese primer día yo iba en camino a mi nueva prisión. Iba en un contenedor metálico, sin poder moverme por el dolor tanto físico, como mental. En el contenedor debían ir otras veinte mujeres, algunas bastante enfermas, todas jóvenes y con ojos llorosos. Todas destinadas a morir en manos de algún enfermo, o a ser forzadas a trabajar como esclavas para un chulo.

Gerald y su abuelo volvieron a Nueva Jersey, mientras yo fui una de las tres seleccionadas para estar con ese monstruo. No sé la verdad como continuar, es muy borroso todo, sé que tenía una esposa y nosotras solo éramos trofeos que usaba cuando se le antojase, pero estuvimos todo el primer año encerradas en una habitación sin que nos dejaran salir. Una de las chicas murió a los pocos meses. No sé qué vio el Chapo en mí, pero debí ser su trofeo favorito, porque me sacaba más a menudo de esa sucia habitación para llevarme a cualquier rincón oscuro.

No podía defenderme ya que siempre iba acompañado por sujetos armados, no porque tuviera miedo a que cualquiera de nosotras le hiciéramos daño, sino porque siempre ha sido alguien muy buscado por los criminales y la justicia. Tiempo después supe que la otra chica que quedaba conmigo se resistió y trató de arrancarle sus carnes, se ganó un disparo en la cabeza, y en lo que llevaban al Chapo al hospital me dejaron a solas con el cadáver.

Aún puedo oler claramente, sentir el hedor y no poder escapar. Tardaron dos días en volver a donde estaba yo encerrada y retirarla, para ese entonces yo ya estaba llorando demasiado en el suelo, incapaz de moverme o resistirme. Me había vuelto la mascota perfecta para ese tipo de basuras.

Durante el primer año recuerdo que, de todas formas, aunque no me resistiese, me estiraba el cabello, estrangulaba y golpeaba solo para que yo no tuviera el valor de detenerlo, o negarme a hacer lo que él quisiera conmigo. Me daba "lecciones" de cómo comportarme, y hacía que yo me disculpase con él si algo salía mal.

Me cuesta seguir pensando en eso, pensé que ya había quedado borrado en el pasado, pero míranos, aquí estamos y yo… Yo… Me gustaría creer que toda esta semana ha sido una pesadilla, una terrible, pero sé que me miento, él está ahí, no me olvidó, quiere que volvamos a eso… Pero esta vez no tendrá piedad, esta vez ya no me va a enseñar nada, él… Él va a castigarme por no obedecer.

"—Pero, ¿Cómo escapaste?—dijo sin entender Kyle con la mirada baja y el rostro rojo, finalmente entendía."

No fue fácil, como ya les dije, pasaron cinco años después de aquel viaje que hicimos a la playa, recuerdo que después de dos años, fue cuando comencé a sentirme demasiado débil, mareada y con ganas de vomito. Podrá ser muchas cosas el Chapo, pero no le dieron ganas de continuar usándome de trofeo mientras yo estuviera enferma, llevó a un Doctor a verme, el cuál aparte de desnutrición me detectó un embarazo…

Ese niño que estaba dentro de mí, eras tú. Kyle.

"De no ser por los llantos desconsolados de Sheyla, la casa hubiera estado en total silencio. La mujer se limitaba a limpiarse las lágrimas mientras pedía perdón a sus hijos, pero estos no la escuchaban del todo. Ike sintió por primera vez miedo de Kyle, se dio cuenta que el papá de Kyle era ese hombre malo y no pudo evitar recordar todos esos momentos cuando Kyle recientemente se estaba poniendo particularmente violento y serio, recordaban mucho a la vez que ese hombre los visitó, tal vez su hermano Kyle se estaba volviendo más como su padre malo.

Por otro lado Kyle ya no sabía si seguir o no, solo miraba hacia adelante, con ganas de vomitar y muchas dudas en su mente, pero sobre todas una resaltó y tuvo que decirla en voz alta:

¿Por qué me llamo Kyle entonces?—dijo con tranquilidad, como si nada de lo anterior hubiera pasado, no estaba feliz o contento, solo calmado.

¿Kyle?—dijo sin entender Sheyla ese comportamiento frío.

Kyle es un nombre judío, ¿O es que mi nombre tampoco es mi nombre?—dijo cruzándose de brazos y molesto.

¡Hey!—le gritó Ike molesto.

Niños, niños, calmados, eso es lo que quería él, separarnos.—dijo Sheyla desde el inicio—Y lo logró.—dijo al ver que toda la familia estaba unida, pero separada en la misma mesa.

¿Cómo escapar?—dijo entonces Ike sin entender—Mamá estar en cárcel.

Y Sheyla continuó contándoles.

Bueno Ike, después de que supieran de mi embarazo me sacaron de aquella habitación sucia, y me dieron una nueva, con una ventana de barrotes y un baño. Algo que antes no tenía. Ese hombre podrá ser un monstruo, pero quería que tú nacieras para que yo estuviera "condenada" a seguir viviendo y si pensaba escapar siempre estarías tú.

Aunque nunca te quiso, que no te engañe, él ya tenía no solo a sus hijos de su esposa, sino también varios bastardos… Lo siento Kyle, no encuentro otra palabra. La situación pensé que iba a mejorar después de casi medio año viviendo en ese cuartito, pero estando a dos semanas de darte a luz vino él con un equipo médico de tres personas, tenía que salir a un viaje y te quería ver antes de irse, estuvieras listo o no.

Me gustaría decir que me resistí, pero no dije nada, y aun así me golpeó cada vez que gritaba de dolor, diciendo que debería estar agradecida porque él había traído doctores y no parteras, me obligó a agradecerle mientras tiraba de mi cabello para arrancar algunos y llevárselos de recuerdo.

Había pasado meses sin pegarme, pero ahora ya no tenía que preocuparse por "dañar al bebe" ahora volvía a ser solamente su trofeo, era su forma de recordarme que nunca iba a escapar… Aún duele y han pasado años.

Pero naciste, te nombre igual que un amigo de la iglesia judía donde asistíamos en Nueva York, porque a él no le importaba, te llamaba el "chamaquito", y creo que esperaba que de alguna manera ese fuera tu nombre, aunque no se enojó cuando se enteró de cuál nombre te dejé. Creo que, porque nombrarte era, desde su punto de vista, mi perdición en ese lugar para no tener motivos de irme.

Desde que naciste intenté por todos los medios que cuando se pusiera violento tu no vieras nada Kyle, lo juro, aunque a veces solo lograba que se enojara más, yo no tenía derecho a quejarme, y el "chamaquito" debía aprender a ser duro si quería unirse a ellos. Él creía que haciéndote ver eso desde pequeño te volvieras violento.

"—Al menos se equivocó…—dijo Kyle intentando sonreír, pero su madre miró al piso"

Funcionó mejor de lo que pensaba, a los dos años ya me pegabas cada vez que hacía algo que no te gustaba… Y eso lo hacía orgulloso a él, te daba premios si me decías cosas como puta o idiota.—dijo Sheyla limpiándose las lágrimas.

No, yo no pude haber hecho eso…—dijo entonces Kyle golpeando la mesa.

¿Y no me has estado insultando toda esta semana desde que él apareció?—dijo molesta Sheyla—Algo dentro de ti debió de haber recordado ese pasado…

¡Mentira!—dijo Kyle molesto—Yo… Yo sé quién soy…

No del todo.—dijo Sheyla para continuar."

Mientras ibas creciendo fue bastante evidente que tenías más parecido a mí del que podía haber tenido el Chapo, fuiste pelirrojo natural, blanco, ojos del mismo color y todo eso… Y yo intenté quererte, pero era difícil, cada semana era un nuevo golpe si no tuyo, del Chapo. Y yo soportaba para que no me volvieran a encerrar en el cuartito oscuro donde estuve todo el primer año.

No sé si lo conté, pero cada año su padre y su abuelo volvían al pueblito donde me secuestraron, intentando ver si al menos había pistas de mí, durante el tercer año de haber estado de rehén, el Chapo me llevó de nuevo a ese pueblito y pude ver cómo todos continuaban con sus vidas, a nadie le importaba que una mujer caminase con mangas largas y gafas de sol.

Para mi sorpresa, el monstruo tuvo que hacer un encargo en esa misma ciudad, así que nos dejó a ti y a mí solos, pero puso a uno de sus seguidores para vigilar alrededor y dispararme en caso de que yo intentase escapar del hotel. No lo hice, pero sí que encontré a un recepcionista que al verme comenzó a balbucear varias cosas.

—Disculpe, ¿Usted de casualidad no se llama Sheyla?—preguntó el sujeto sin dejar de verme fijarme.

—No…—contesté intentando alejarme.

—Conozco a Gerald.—solo esas palabras fueron suficiente para que yo diera media vuelta, viendo a todas direcciones para asegurarme de que nadie viera—Veo que es Sheyla.

—¿Qué sabe de Gerald?—dije bastante molesta.

—Él viene una o dos veces al año aquí y a la playa donde ustedes se quedaron antes de desaparecer.—dijo el hombre—Es un niño, y lo lastimaste mujer.

—Yo tengo también su edad.—dijo Sheyla suspirando cansada.

—No se nota.—dijo el hombre molesto—Hasta un niño tienes, y este hombre volverá y…

—¿Tiene papel para anotar? No tengo mucho tiempo antes de que me vuelvan a encerrar.—dije al mismo tiempo que te acomodaba sobre mi hombro porque estabas llorando, tal vez entendías lo que tenía en mente.

Básicamente le pedí que llamara al número de casa de Gerald y sus padres, le dije de manera muy resumida que estaba secuestrada y en qué pueblo de Sinaloa me retenían, también le dije que por favor nadie debía saberlo, porque de lo contrario, yo moriría.

Lo gracioso es que, pensé en ese momento que era una trampa, que no podía existir alguien bueno, que todo aquello solo era para que el Chapo me diera una paliza… De cierta manera yo quería que me matase a golpes, para que toda esa pesadilla terminase, y a veces no sé si eso hubiese sido lo mejor.

Pero por más gente espantosa que exista, ese día también descubrí que, aunque sean pocos, hay gente que está dispuesta a ayudarte, porque hacen lo correcto, parece difícil de creer niños, pero hay gente que quiere hacer el bien. Ese hombre no tenía por qué ayudarme, pudo simplemente criticarme, pero hizo lo que le pedí, de lo contrario si me hubiera delatado, yo no sé si seguiría viva, y definitivamente no sé qué hubiera pasado con Kyle.

El resto de ese viaje pasé cuidándote de ese monstruo, me llevó porqué su esposa se negó a ir y tenía qué hacer algo mientras para divertirse, además, creo que quería mostrarme que no importaba qué tan cerca estuviera de un escape, o de mi vida pasada, ahora era suya. Es lo que creo que quería, no sé qué pasaba por su mente, si hubiera sido alguien simple, no hubiera sido el monstruo que terminó siendo.

Claro que cuando estuvimos a punto de irnos volvimos a ese lugar donde me secuestro por primera vez, le emocionaba, o eso espero que haya sido su cara, el miedo que yo sentía de estar ahí, incluso habló con la misma señorita que nos atendió la primera vez, la cual al verme cerró los ojos y fingiendo acomodar su pelo se limpió una lágrima.

No puedo culparla del todo, tenías que obedecer al Chapo en esa epoca, fuera bueno o malo lo que te pidiese. Volvimos a nuestra pequeña casita y estuve sola contigo durante un mes entero, realizando la rutina de siempre, hasta que un día, en el parque, encontré a un señor mirándome detrás de un periódico sentado frente al área donde tú siempre solías jugar.

Lo primero que hice por instinto fue comenzar a dar una vuelta por la plaza, verificando que no hubiera gente alrededor, solo éramos las madres, los niños y ese sujeto. Yo era la única que lo notaba, tal vez porque algo de él me hacía sentir bien. Me acerqué, y lo que vi, fue algo que casi me parte el corazón.

Era Gerald, el cual estaba llorando detrás del periódico, en silencio, dejando que las lágrimas cayeran de las gafas de sol y tratando de sonreír, al verme estuvo a punto de romper en llanto, pero lo detuve sentándome al lado suyo, siempre vigilando que nadie nos viera.

—Esto es un asalto.—le dije en inglés intentando hacerlo sonreír.

—Sheyla…—intentó comenzar a llorar, pero lo detuve por discreción, en aquel momento solo quería decirle tanto y el atardecer naranja a la distancia me decía que mi toque de queda estaba por acabarse.

Le expliqué todo, no de manera detallada, solo con frases secas mientras él fingía seguir leyendo el periódico, ya estaba a punto de oscureces, recuerdo las farolas encenderse, si llegaba tarde iban a sospechar de mí y me iban a regañar.

—Tienes que irte Gerald…—dije finalmente rendida—Tenía que explicarte esto, pero no hay forma de escapar.

—Ven conmigo, iremos lejos.—intentó decir triste—No llegue tan lejos para volver a perderte.

—No, Gerald, él nos encontrará y lastimará, siempre lo hace.—dije sabiendo muy bien de lo que era capaz—Además tengo un hijo…

—Podemos traerlo, yo podría ser un buen padre.—dijo orgulloso una realidad muy próxima.

—No, tienes que irte, nunca volver y yo moriré sola, siempre lo supe desde que era niña…—dije recordando mi pasado—No merezco ser feliz.

—Sheyla, no me iré de aquí hasta que vengas conmigo.—fue lo último que dijo Gerald molesto antes de levantarse e irse—Te veré mañana aquí y nos largaremos, papá y yo compraremos los boletos…

—Gerald…—intenté decirle que no debía.

—No traigas tus cosas, te conseguiremos ropas nuevas, psicólogos…—intentó decir.

—¡No quiero ser una molestia para ti!—dije bastante molesta, apenas evitando lanzarme encima para golpearlo—Sálvate tú.

—No podré si tú no estás conmigo.

Hubo silencio durante un minuto entero, en el cual el cielo oscureció y por una vez me permití ser feliz, pensar que ese infierno estaba a punto de acabar, que podía volver a la vida con Gerald, que equivocada estaba.

Acepté su oferta y volví corriendo con Kyle, el tipo que estaba de guardia me preguntó por qué tardé tanto, le expliqué una cosa sobre que tú no querías venirte y que solo me había retrasado cinco minutos, no era la gran cosa. El guardia te vio intentando volver al parque con tus manos, así que dijo que todo estaba bien y entré a la casa.

Pero no estaba bien, me mintió y lo contó todo, porque a mitad de la noche llegó el Chapo a esa prisión mía, yo me desperté súbitamente, por suerte mía no había empacado nada.

—Buenos días…—intenté sonar amable, pero por el cansancio debí estar sonando horriblemente mal.

—Cállate y explícame por qué no llegaste a tu hora.—dijo él molesto y dándome un golpe que me sacó sangre.

—¿Qué? Yo…—me recuerdo temblando en la cama, cubriéndome el ojo mientras lloraba—Lo siento.

—¡Cállate y explica!—exigió lanzándome hacia atrás para que chocara contra la pared—¡Ahora!

—¿Papi?—entraste tú a la habitación Kyle, tenías solo dos años.

—Mandalo a dormir, ahora.—dijo él molesto estirando mi cabello hasta que yo cayera de la cama al piso.

—Jajaja, mami tiene un nuevo amigo.—dijiste, Kyle, de modo burlón.

No quiero contar qué paso esa noche, ojalá solo hubiera sido un ojo morado, pero perdí un diente y además mi nariz quedó rota. Como si no fuera suficiente me separaron de ti, en la mañana y me volvieron a encerrar en esa habitación oscura donde había iniciado.

Al día siguiente Gerald no me encontró en el parque, sino a él… Le dio una advertencia, igual que a nosotros, solo que en aquel momento era incluso más salvaje de lo que es ahora… Gerald y su abuelo habían ido a rescatarme, pero solo Gerald volvió a Nueva York, el Chapo le entregó la cab…Bueno, lo entienden. Aparentemente, Gerald había reportado mi secuestro a la policía local, sin saber claro que ahí todo estaba podrido…

Los policías lo siguieron al hotel y cuando salió en mi búsqueda, los propios policías fueron los que mataron y decapitaron al señor Broflovski sin tardar casi nada, solo para que cuando Gerald llegara al punto de encuentro, aprendiera que no debía molestar.

Como era joven, lo dejarían vivir con la única condición de que llegando a su ciudad les ayudase con algunos asuntos que tenían en Nueva York con su mercancía, le dieron dirección y todo. Pero Gerald estaba demasiado herido, lloraba a mares, no puedo ni imaginarme lo que debió pasar mi pobre Gerald…

"—¡Demasiado feo!—la detuvo Ike—Pasado triste.

Lo sé…—dijo secamente Sheyla—Pero querían saberlo, corrección, merecían saberlo.

Así es.—dijo Kyle dejando caer su cabeza sobre la mesa—Pero al menos dinos, si papá no te pudo rescatar… ¿Cómo escapaste?

Sheyla se quedó helada.

Creo que entienden que estaba dispuesta a hacer lo que fuera…"

Porque me entere de lo que hizo con Gerald, no fue tan difícil, me lo contó cuando todo se calmó y fue a desahogarse conmigo, claramente lo hizo para destrozarme, pero cuando confesó haber matado a la única figura paterna positiva que había tenido en toda mi vida, algo en mí explotó.

Mi lado de Jersey, debió haberse reactivado de mala manera, porque apenas me dejó volver a la casa prisión comencé a planear la caída del imbécil, sabía que el tipo tenía que descuidarse tarde o temprano… Así que buscaba en cada momento un pequeño error, aunque fuera mínimo.

El cabrón jugaba bastante bien sus cartas, nunca dejaba nada al azar y limitaba mis salidas con Kyle a estar vigiladas desde el incidente, pero lo que no podía prever era que yo tenía conocimientos de robo… Así que cuando una mujer se sentó a mi lado para hablar sobre su hijo, mientras a una razonable distancia nos vigilaba un peón cualquiera, robé el celular de esa mujer con relativa facilidad.

Cuando íbamos de vuelta a la residencia, logré ocultarlo para que no lo encontraran entre mis ropas, a pesar de ser esos antiguos celulares de botones, por suerte tenía dinero para hacer llamadas, así que tomé una guía amarilla, que era como le llamaban allá al directorio de números de comercios y servicios, busque entre los miles de lugares, uno que fuera de confianza.

Hice una llamada a una oficina federal, afirmando que tenía información vital, era como tirar un dado, podía encontrar detrás del teléfono a otra persona horrible que me delatase, o por fin alguien que tuviera moral… Me atendió un sujeto molesto, intenté explicarle que tenía información importante, pero que no podía revelar mi nombre.

No quiero alargarlo todo de manera innecesaria, logré convencerlo de que tenía información del Chapo, les tomó un par de horas, y mientras esperaba la respuesta del tipo, tenía miedo que él volviera a esa casa, para joderme otra vez, pero no lo hizo, durante los siguientes 3 días me hicieron una llamada, siempre a medianoche, mientras yo les contaba toda la información que sabía, finalmente cuando entregue todo me explicaron que si era ciudadana americana, por todos los servicios que acababa de hacer, podían mandarme a mi país… Pero solo lo harían si yo los apoyaba a ellos.

Siempre había creído que la decisión correcta fue apoyarlos a encerrar a ese hijo de… Pero resultó que no, me equivoque, como en todo. Ellos me dijeron que marcase a ese mismo número, apenas averiguase cuándo y dónde se iba a mover, tomó casi 2 meses, pero lo logré, un día me contó de que íbamos a viajar a la frontera de Guatemala, de nuevo su esposa se había negado a acompañarlo.

Cuando pasé esa información a mis contactos seguros, me dijeron que una vez ahí no quedaba de otra, tenían que detenerlo con la ayuda de gobierno de ese país y las fuerzas que tenían aquí. Fue complicado planear todo eso y mantener una salud relativamente buena, para mi suerte, no sospechó de la traición porque cada que me miraba, yo volteaba hacia abajo avergonzada, esperando mi oportunidad de atacar.

Una vez hicimos el viaje, seguí al pie de la letra lo que habíamos planeado, dejé una nota en la habitación del hotel donde nos hospedamos donde fingía tener que hablar con él en el en un lugar cercano a la frontera, pero al momento de fugarme, contigo en brazos Kyle, caminé en la dirección contraria, en medio prácticamente de una selva, evitando todo contacto con las carreteras. No fue sino hasta que llegue a un pueblito cercano donde me esperaban ya unos agentes de protección de testigos.

Mi pesadilla oficialmente había terminado después de casi cuatro años y medio… Yo, escuché como confirmaron que lo tenían preso en Guatemala y… El resto fue historia, me dejaron hacer una llamada a Gerald, la expliqué que volvía a casa, pero la situación iba a ser tensa, él me dijo que no me preocupase, por que él y su madre se habían mudado de Nueva York, a un lugar más tranquilo, entre las montañas, uno que no les recordase a quién habían perdido…

"—…Y volví contigo en mis brazos, pensando que podía redimir todo el mal que sufrí si te educaba como un chico bueno…—dijo Sheyla entre llantos—Perdoname por ser un fracaso Kyle, lo siento…

No, yo debería disculparme…—dijo Kyle levantando la mirada—Soy un monstruo.

No lo eres.—le dijo Sheyla molesta—Yo te fallé.

Intenté enfrentar al idiota que manipuló…Cuando debí ir por él desde el principio.—dijo dando un fuerte golpe en la mesa.

¿Qué?—dijo sin entender Sheyla.

No puedo permitir que siga lastimándonos mamá… Yo… Yo ya te hice demasiado daño…

Pero eres lo que más alegría me ha dado.—intentó convencerlo Sheyla.

Yo sé cómo traer de vuelta a papá…—dijo Kyle decidido—Necesito arreglar mi cometa…—dijo mostrando el palito con la sangre de Trent, aun orgulloso de esa marca.

¿Tu viejo cometa? Creo que aun hay materiales en el garaje…—dijo Sheyla sin entender.

¡Excelente! ¡Si Ike y yo…!—intentó continuar Kyle antes de caer rendido encima de la mesa, lo mismo ocurrió con Ike.

Ahora Kyle no solamente entendía por qué su madre se había derrumbado de tal manera al tener a su esposo secuestrado, sino que también veía con claridad qué clase de ser humano era ese tipo… Aunque comenzó a roncar, sus ánimos se reanimaron, estaba listo para encontrarse con cualquier amenaza que tuviese enfrente, porque ahora tenía una justificación a su ira, todo era culpa de ese malvado ser. Y solo Kyle podía detenerlo para vengar a su abuelo, su padre y toda la gente a la que torturó y asesinó ese monstruo.

Habían tenido una noche larga, y un amanecer desgarrador, sus cuerpos exigían descansar. Finalmente, todo estaba a punto de cambiar para los héroes. Sin saber los peligros que se aproximaban.

Continuara…