Hola todos ¿cómo están? Espero que bien. Ha llegado el final de este fic. Les agradezco a todos por acompañarme en esta aventura de Astérix. Gracias. Espero sus comentarios, críticas, sugerencias, etc. Así la siguiente historia será mucho mejor.

Astérix no me pertenece.

Disfruten su lectura.


‒ La próxima Luna es en la siguiente calenda, tenemos que desplegar el ejército ya‒ decía Astra a Abraracurcix en su cabaña.

‒ Ayer enviamos palomas mensajeras prestadas de las guarniciones romanas, los refuerzos responderán pronto‒

‒ ¿y si no respondieran? ‒

‒ Astrala, calma, todo saldrá de acuerdo al plan‒ dijo Panoramix reconfortándola.

Astra estaba confundida y molesta, creía que ni bien llegada recolectaría un enorme ejército para derrotar a todo aquel que se atreviera a evitar que rescatara a su padre, pero ahora entendió que no necesariamente todo saldría como en su pequeña mente.

Salió triste de la cabaña del jefe, se sentó fuera de la cabaña de su padre. De pronto alguien le hizo sombra, alzó a ver y vio a su tío Obélix, junto a él Pepe, Ideafix y varios otros, sonriéndole.

‒ Estuvimos hablando, decidimos no esperar, así que... ‒

‒ Llenamos todos nuestras cantimploras de poción mágica y estamos dispuestos a partir. ‒

Astrala se llenó de inmensa alegría, estaba dispuesta a salir disparada al bosque y luego súbitamente recordó que estaban cortos de tiempo. ¿Cómo llegar lo más rápido posible? ‒ ¿cómo vamos a llegar a tiempo? ‒

Los demás guerreros se miraron entre ellos, al parecer nadie había pensado en ese detalle.

‒ Si todos usáramos la poción mágica para remar una galera llegaríamos en poco tiempo‒ dijo el hijo de Ordenalfabétix.

‒ Pero corremos el riesgo de que se nos agote la poción‒ dijo Astrala razonando ‒ Necesitamos un medio, de hacer que la poción no se agote‒

‒ Creo que es mejor que solo vayan pocas personas‒ dijo súbitamente Panoramix.

Astrala creyó estar en problemas por incitar una salida masiva de los galos a roma. Pero Panoramix la miró con un rostro serio y tranquilizador.

‒ hay un barril de poción mágica, alcanza perfectamente para garantizar la reserva de tres personas, bueno dos porque Obélix no cuenta ya que se cayó de pequeño en la marmita; está tras de mi cabaña, añejándose un poco, no notaré si alguien lo tomará por la noche... ‒ dijo mientras empezaba a alejarse disimuladamente.

‒ Gracias‒ dijo Astrala ‒ el druida tiene razón, viajaremos solo tÍo Obélix, Pepe y Yo‒

‒ Pero nosotros queremos ayudar‒ dijo Edadepiedrix.

‒ No podemos dejar la aldea desprotegida, si solo vamos nosotros los demás podrán defenderla si al César se le ocurre atacar‒

‒ Tiene razón‒ dijo Ordenalfabetix

‒ Bien, en ese caso saldremos en cuanto caiga el sol‒

Astrala salió de su casa con todas las armas posibles que pudo encontrar en la cabaña y las que la reina Cleopatra le había empacado. Se encontró con Pepe y Obélix en la playa, tomaron prestado un bote de una de las Legiones, embarcaron la poción, las armas, las provisiones y se marcharon. Tomaron turnos, para patalear y llegar pronto, fue así que en solo tres días llegaban a territorio Romano.


Al llegar, Astrala los condujo al palacio, en cuanto llegaron a Roma. Ella estaba tan concentrada que no notó las calles semivacías, y la ausencia de guarniciones a su alrededor. El palacio del César seguía tal como lo recordaba Obélix de su intento de robar su corona de Laurel. Notó la inmensa cantidad de Legionarios a su alrededor. Astrala los condujo por unas cuantas callejuelas, y dieron con una pequeña puerta, entraron a un pasillo oscuro y desolado, jalaron a Obélix para que pudiera entrar.

‒ Astra ¿Dónde estamos? ‒ Preguntó Pepe.

‒ Estamos en la puerta de escape, la hicieron los legionarios para irse de parranda a escondidas por la noche, es usado por las esclavos también... ‒

Astrala los condujo desde ese pequeño pasillo a otros corredores, que al parecer evitaban siempre el contacto con los legionarios y con los esclavos que por algún motivo estaban demasiado ajetreados.

Llegaron al calabozo, al querer entrar se encontraron frente a frente con el mismo Cesalpinus.

‒ Vaya, vaya, pero si es la mocosita que salve hace tiempo‒

‒ Usted no me salvó, lleno mi vida de sufrimiento‒

‒ La generosidad del César es grande pero no recibe el agradecimiento que se merece‒

‒ ¿Qué generosidad? ‒ dijo Astrala alzando la voz.

‒ Déjenmelo a mí‒ dijo Obélix cansado de escuchar tonterías.

El centurión se burló un poco, pero no pudo decir nada porque Obélix cual estatua lo estampó en la pared. Lo que le dio la pauta a los demás para seguir y sacar a Astérix de ahí.

Astrala los condujo a la celda, Obélix la abrió de par en par después de que Pepe se encargara de los guardias. Astérix estaba tirado en el piso. Astrala lo zarandeó un poco para que despertará, pero no había ninguna señal para que despertará. Hasta que se le ocurrió, tomó su cantimplora de poción, e hizo que su padre bebiera un poco. A los pocos minutos, Astérix recuperó la conciencia.

‒ ¿Astérix? ‒

‒ ¿Obélix? ‒

Escuchar que lo llamaba con su nombre lo lleno de tal alegría que lo levantó en el aire en un fuerte abrazo, Astérix se llenó de alegría y poco después notó las lágrimas de felicidad de Obélix.

‒ Es un gusto verte de nuevo‒

‒ ¿Pepe? ‒

‒ No tenemos tiempo, tío Obélix, papá no podrá caminar aún ¿puede llevarlo? ‒

‒ Claro que sí‒

Con Astérix sobre los hombros de Obélix salieron del calabozo distribuyendo golpes a todo el mundo, en cuanto pasaron por las habitaciones del César y Cesarón ganas no le faltaban a Astra para destruirlos a ambos pero prefirió dejarlo para otra ocasión, y si lo hubiera hecho se hubiera decepcionado, el César y su hijo no estaban, la Reina de las Reinas los estaba castigando, de la manera en que solo las mujeres pueden hacerlo. Salieron del palacio, apenas rozándolo, ya que su prioridad no era destruirlo sino solo rescatar a Astérix.


Volvieron a la aldea a pie, con la misma tranquilidad con la que Obélix y Astérix volvían de sus misiones, hace tanto tiempo. En la aldea los recibieron como héroes. Pero Astrala recibió otro tipo de recibimiento.

‒ ¡ASTRALA! ‒ gritó su abuela al verla ‒ ¿se puede saber qué es lo que estaba haciendo la señorita para regresar a la aldea dos semanas después de salir a pescar con su tío Obélix? ‒

‒ Este... abuela... si te fijas bien fui a rescatar a mi padre‒

‒ Si claro ya te voy a creer que fuiste a... ¿rescatar? ‒ dijo Praline sorprendida, y lentamente regresó a ver, fue ahí cuando lo vio.

‒ Hola mamá‒ dijo Astérix recuperando su tono natural de voz.

Obélix muy lentamente lo puso en el suelo y Astrala lo sujeto para que no cayera aún no recuperaba total control de sus extremidades.

‒ Oh por Tutatis, mi niño está de vuelta‒ tan contenta estaba que se abalanzó a abrazarlo. Luego se arrepintió por lo mal herido que estaba su hijo. Astronomix también abrazó a su hijo, mientras que los demás miembros de la aldea seguían sin poder creer que él estuviera aquí.

‒ Ves abuela, no estaba haciendo nada malo‒

‒ aun así... ‒

‒ ESTAS CASTIGADA‒ dijo Astérix, y Praline al mismo tiempo

‒ Pero... papá te saqué de ahí... esperaba un gracias hija‒

‒ Y lo estoy, pero no creas que no se lo peligroso que fue... ‒

‒ Pe... pero... ‒

Toda la aldea rió por ese acontecimiento, se tendrían que acostumbrar a verlo en esa nueva faceta de padre.

Astérix permaneció en cama varios meses, mientras volvía a recobrar la fuerza perdida, su hija, después de terminado su castigo lo reemplazaba con gusto en las misiones de atacar a los romanos, a veces sola, a veces acompañada por Obélix cuando Astérix recibía visitas de amigos que se habían enterado de su milagroso regreso a la vida.


Un día, después de un año de recuperación, cuando Astérix al fin pudo sentirse completamente rehabilitado y pasear tranquilo por la aldea recibió varias visitas inesperadas.

‒ Por Odin, Astérix es bueno verte‒ dijo el jefe normando Grosenbaf, el cual traía a su hijo ‒ Este es mi hijo, Grustaf‒

‒ Es un honor... ‒ a Astérix le empezó a dar un pequeño escalofrío.

‒ Quisiera, que trajeras a tu hija‒

‒ ¿Con qué motivo específicamente? ‒

Antes de que Grosenbaf pudiera responder Astrala entraba a la aldea con Obélix tras ella, un jabalí en sus hombros, un casco romano en la cabeza y en su mano izquierda un ramo de flores, con un hermoso listón de seda rojo.

‒ Pero que oportuno ‒ dijo el jefe normando.

‒ Astrala, Te presento al jefe Normando, Grosenbaf y ese de ahí es su hijo, Grustaf‒

‒ Oh, hola... ‒

‒ Las habladurías de tu belleza son nada comparado con lo que estoy presenciando‒ dijo súbitamente el joven normando.

‒ ¿eh? ‒

‒ Bien, ahora hablando de planeación de boda... ‒

‒ Espera un segundo, Grosenbaf, todavía es una niña y además... ‒

‒... y además se casará con un Belga‒ dijeron los jefes Belgas

‒este es mi hijo, Stoleonix ‒ dijo Gueusealambix.

‒ y este es mi hijo, Vangohix‒ dijo Vancomoloquix

‒NO, por supuesto que no‒ dijo el jefe picto, Mac Loch con su pequeño hijo, incluso menor que Astrala ‒ Este es MacJerry, él será mejor esposo para Astrala, ella también es media picta‒

‒ Pero su sangre es más Bretona ‒ dijo el primo de Astérix, Buentorax, con un joven detrás ‒ este es el hijo de mi Jefe, Urbanobix es un excelente candidato para mi sobrina‒

Se empezó a generar una riña cuando de pronto Pepe, se acercó por detrás e hizo un comentario que esperaba que solo Astérix, escuchara aunque no fue el caso.

‒ Este... Astérix, tal vez no sea el momento pero quisiera que me concedieras la mano de Astra en matrimonio‒

‒ ¿eh? ‒ dijo Astérix sorprendido por la pregunta, al igual que Astra

‒ sí, bueno, creo que es mi derecho por el hecho de que la conozco desde que nació y... ‒ dijo Pepe emocionado por su respuesta.

‒ no, por supuesto que no, Astra ya tiene un amigo‒ dijo Obélix deteniendo a Ideafix que empezó a gruñir a todos los hombres que se acercaban a la chica ‒ es el que le dio las flores ¿ven? Las cosas deben ser poéticas‒

‒ ¿quién te dio esas flores?‒ preguntó Astérix de improvisto.

‒ El Legionario, Remus... ‒

En ese instante todos los interesados corrieron al bosque, y a los pocos minutos trajeron flores de distintos y hermosos colores para la dama. Sin embargo Astrala le dio terror y salió corriendo por la playa siendo perseguida por la muchedumbre de admiradores.

‒ ¡Déjenme en Paz! ‒

Al día siguiente Astérix le empacó unas cuantas cosas a Astrala. Y la condujo fuera de la aldea.

‒ Anda, vive, elige a quien quieras‒

‒ ¿padre? ‒

‒ Siempre odie que mi madre y padre me presionaran para elegir esposa, en consecuencia tuve innumerables aventuras, ahora te toca‒

‒ Gracias padre, diles que si quieren algo conmigo los encontraré en el camino‒

‒ Solo una cosa‒

‒ ¿cuál? ‒

‒ No me hagas abuelo tan pronto‒

‒ Te lo prometo padre, porque antes de tenerlo quisiera que conocieras a la persona que escogí y otra cosa más padre, tal vez sea bueno que te vuelvas a casar así me das hermanos‒

‒ vete ya ‒ dijo sonriendo.

Astrala abrazó a su padre, y se fue, notó que en la bolsa se sentía una cantimplora de poción mágica que rebotaba con el movimiento del trote. Los admiradores salieron tras ella, a las pocas horas. Incluso uno de los legionarios desertó al ejército romano, Remus tomó sus cosas y se largó del campamento en cuanto se enteró, buscando a la Diosa que le robó el corazón.

‒ Tomaste una decisión muy difícil Astérix‒ dijo Panoramix al verlo en su cabaña.

‒ Espero que haya sido la correcta‒

‒ La fue‒

Con el tiempo Astérix recibía una que otra noticia de su hija, aventuras fantásticas, épicas. Él sabía que ella estaría bien. Con quien ella quisiera. Aunque como todo padre se preguntaba si se alimentaba lo suficientemente bien, o si se abrigaba bien. Recibió su respuesta un año después que ella entraba a la aldea, mucho más hermosa de lo que el recordaba, venía a rellenar su cantimplora de poción, y a saludar a su padre. A relatar sus aventuras, comer jabalí de su aldea. Para marcharse de nuevo unos días después.

Astérix no podía estar más orgulloso de su hija. Y pensar que todo eso pasó por un simple mal entendido.