How To Train Your Dragon no me pertenece. Es propiedad de Cressida Cowell y de Dreamworks.

Este fic participa en el Mini-Reto Especial "Hiccup Haddock" del foro La Academia de Dragones.

Sólo un drabble Hiccstrid. Realmente detesto hacer drabbles, pero esta idea vagueaba en mi mente desde hacía mucho tiempo y decidí usarla para el reto. Y no me arrepiento. He quedado justa xD

¡Espero que lo disfruten!

Palabras: 497.


Not a Braiding Man

por

Cheshire Friki Jackson


―Entonces…esto lo paso hacia la derecha, ¿no?―inquirió titubeante Hiccup, sosteniendo los tres grandes mechones pertenecientes al dorado e inmaculado cabello de su novia. Ésta asintió, riéndose discretamente de la inseguridad de su novio.―Y luego lo paso a la izquierda…―murmuró, con absoluta concentración. Astrid supo de inmediato que el joven vikingo lo había hecho mal, agarrando el mechón equivocado; no obstante trató de aguantarse las carcajadas que amenazaban por salir.

Toothless, acostado contra la hierba de La Cueva, debió haber visto el error de su amigo también, porque comenzó a producir risas que sonaban más como gorjeos. Hiccup frunció el ceño, frustrado.

―No sale―anunció, desconcertado, y su dragón rio más fuerte―¡Cállate! Tú no tienes pulgares, así que no podrías lidiar con esto.

―Pero tú si tienes y no puedes hacerlo―apuntó inocentemente Astrid, en respuesta al reclamo de su novio hacia su dragón. El Furia Nocturna golpeó con su cola a Hiccup en la nuca, bufando.

―¡Es que…es que esto no tiene ningún sentido! Es decir, ¿dragones? Bien. ¿Armas? Bien. ¿Inventos? Bien. ¿Trenzas? ¡Absolutamente no!

La rubia soltó tales risotadas que tenía problemas para quedarse quieta, para evitar arruinar el poco trabajo que tenía Hiccup hecho, mientras éste se sobaba la parte posterior de la cabeza y miraba a su dragón como si estuviera listo para popularizar los abrigos de piel de Furia Nocturna.

―Realmente no tienes que aprender―confesó la joven entre carcajadas―Sólo porque Snotlout sepa y tú no…

―Efectivamente esa es la razón por la cual tengo que saber―sentenció el castaño―Tú relájate. Hiccup Haddock se encargará de esto, y tendrás una hermosa trenza para cuando termine―le aseguró. Toothless bufó de nuevo, burlón y escéptico―¡Gracias por el voto de confianza, amigo!

Astrid rio de nuevo, pero decidió confiar en él. Cerró los ojos, mezclándose con la pacífica atmósfera de la Cueva, no prestando atención a dónde se dirigían las manos de Hiccup en su cabello, sino cómo se sentían. Una sonrisa embelesada se formó en sus labios mientras una cálida sensación le recorrió el cuerpo. Finalmente, percibió que su novio llegaba a las puntas de su largo cabello, atando la trenza al fin.

Cuando Astrid se volvió, su rostro estaba contorsionado por el horror.

―Astrid…me…ha quedado espantosa…―dijo con un hilo de voz, los colores abandonando su cara. Ella negó con la cabeza, y con dulzura juntó sus labios contra los suyos. Cuando se separaron, el joven vikingo tenía una sonrisa nerviosa bailando en sus labios.

―Igual sigues siendo bueno para deshacer las trenzas―objetó, sonriendo divertida ante los nervios de su novio―No importa qué tan fea te haya quedado, la hiciste tú y por ello la llevaré por el resto del día.

Lo abrazó, reposando su cabeza en su pecho y sonriendo complacida, cerrando sus zafiros orbes.

Afortunadamente, Astrid no vio a Toothless saltando, asustado, por la vista de la maraña que estaba hecha su sedoso cabello rubio, ni el gesto de calma de Hiccup, rogándole desesperado con sus ojos verdes y todas las fuerzas que disponía que guardara silencio.