Dishonor on me! Dishonor on my whole family! Disnohor on my cow!
Sé que no tengo perdón de Dios y de nadie en esta vida y en de las siguientes, pero si de algo sirve el karma es bien perro conmigo y mi vida es miserable. Pero no vengo aquí a lamentarme y ni a decir que ya tenía escrito algo y lo perdí, no supe dónde quedó. xD Tampoco quiero disculparme porque siempre he sido una floja de mierda… pero si diré que yo tenía muchas expectativas con el Digimon TRI y mi amor ha ido cayendo poco a poco, así que me vale, ya me saldré de ese contexto y haré el fan service que siempre he hecho. xD
Digimon no me pertenece.


Derritiendo pingüinos
Capítulo IV: Para salvar el bromance del pingüino


Si Yamato era un pingüino de trasero congelado que vestía con pantalones rockeros, que gruñía como gremlin cuando le caía agua para derretirlo y era incomprendido por Dios como Lucifer. ¿Qué era Taichi?

Tenía varias ideas; era un impertinente incapaz de leer atmósferas. Quizás un tonto egoísta porque solo pensaba en él. Pero esa sonaba demasiado cruel para alguien que siempre ayudaba a sus amigos, así que mejor se quedaba con el insulto y lo evolucionaba para irse por lo sencillo: era un idiota despeinado. Era una gran definición pero aún tenía una que era mucho mejor: un idiota que no sabía que lo quería. Un ex valiente al que le faltaba un guía espiritual para que lo ayudara a realizar su destino en la tierra y le iluminara el camino para evitarle problemas en el futuros. Pero lo más seguro era que ese ser de luz había renunciado porque era una persona ¡IM-PO-SI-BLE!

No sabía cómo, quizás tenía un radar para localizar a Yamato, los había encontrado para interrumpir. En un principio el rubio gruñó por eso, una pequeña parte de ella pensó que se había molestado porque ya no estarían ellos dos solos. Fue tonto de su parte, es decir, Yamato quería hablar con ella respecto a sus constantes bromas el leve bullying que le hacía― y no por otros motivos como darle la mejor piedra de su nido*. Agitó su mente ¡Fuera pensamientos románticos! ¡Se tenía que exorcizar para dejar de pensar en ese estúpido vídeo! Porque era obvio que se había molestado, supuestamente, por ver a Taichí y porque era un pingüino bien tundra. Tsundere.

Pero en la hostilidad de su pingüino y en la desesperación de su amigo, Mimi encontró su victoria.

Taichi les había solicitad ayuda con carácter de urgente a ella y a Yamato. Y mientras tomaba valor para detallar su situación, Mimi bufó fastidiada al ahuecar su mejilla en la palma de su mano… pensó que si dejaba de ser egoísta y posponía el paso uno de su plan ―el de derretir pingüinos―, se podía alegrar, en cierta manera, por ellos. Porque por más enojados que estuvieran, o por más heridos o decepcionados, los dos eran un claro ejemplo de amistad incondicional. Seguían siendo amigos a pesar de las diferencias. Yamato seguiría ahí para su idiota amigo, por más que le desesperara. Y Taichi siempre estaría ahí para el pingüino aunque nunca lo entendiera. Pero eran como hermanos y se querían a su modo retorcido. Con un poco de escarcha.

Ellos lograban entenderse en la incomprensión. Por eso le gustaba del bromance taito. Eran sus favoritos. Con las burlas pesadas, con los insultos, con los fuertes golpes, con los regaños que siempre se daban para apoyar o ayudar al amigo. Era su manera de tener la mano. Casi comparaba esa amistad con la de Woody y Buzz. Amigos fieles. El astronauta y el tonto vaquero cobarde.

Y cuando la tensión se hizo a un lado, Taichi se sentó frente a ellos. Pensó que él tenía que estar agradecido por tener una amiga como ella. Que si ya tenía una misión de cien años para derretir pingüinos, podría tomar otro desafío como el de iluminar su camino para que llegara a su destino final, para que encontrara su felicidad y propósito. Así ella mataría dos pájaros de un solo tiro.

Y lo tuvo, al fin. Que la llamaran Mimi Tachikawa, la guía espiritual encargada de arreglar amistades. Educar hombres, carajo. Y derretir pingüinos. ¡Qué gran currículum vitae tenía a su corta edad!

Pero primero, debía dejar la vanidad a un lado para empezar su trabajo. Basta de procrastinar.

Que por raro que pareciera, había guardado silencio para escuchar y medir las expresiones y palabras de los dos. Taichi tenía cara de sufrimiento y Yamato estaba meditabundo, no sabía ni qué decir. Ella se había mantenido al margen para no interrumpir y para ser testigo de a qué llegarían los dos, que escenas bromance no tenía todos los días, y medía la situación para formular su estrategia.

Gracias. Gracias por su consideración con los fans.

―Quiero ayudar a Sora porque creo que está molesta ―el moreno se lamentó.

Yamato frunció el entrecejo, analizando lo que le decía. ―¿Ella está molesta contigo?

―No necesariamente molesta y no necesariamente molesta conmigo ―aclaró irritado.

Negó y se anticipó a hablar antes de que Taichí añadiera algo más. ―Eso no sería ninguna novedad, siempre terminas molestando a quienes te rodean y más a Sora… ―y era que tenía una personalidad irritante. Era peor que él. Él al menos estaba callado y caía mal por ser apático pero Taichi caía mal por ser escandaloso.

Palmeó su frente con frustración, ese era el primer ataque del bromance que cada vez se tenía más de hostilidad en su ambiente. Pero ella no dejaría que se arruinara más.

―¿Cómo sabes que está molesta? ―intervino de inmediato, tal vez con su pregunta, Taichi olvidaría la ofensa de Yamato, que por más idiota, imprudente, terco e impulsivo que fuera, él siempre le daba prioridad a su amiga. O así era antes de su crisis.

―Porque la conozco… ¡Y ya lo dije! No necesariamente está molesta conmigo o por mí ―suspiró desesperado.

La castaña asintió, cierto. Sora era una persona buena para ocultar sus emociones, de hecho. Jamás se escuchaba una queja o disconformidad por parte de ella. La pelirroja siempre daba su mejor sonrisa para todos porque nunca quería preocupar a alguien con sus cosas. Era su forma de protegerlos a todos. Pero con Taichi era distinto, él a veces veía más allá de aquella sonrisa. A veces, atinaba cuando esta era por aparentar estar bien.

Hizo cálculos mentales para medir la magnitud de algo que pudiera haber hecho Taichi para molestarla. Lo había visto antes de su examen, eso fue hace más de una hora y luego de encontrarse con Yamato y su invitación a comer, ¿había pasado cerca de dos horas y media? ¿Qué pudo haber hecho para que su amiga se enojara? De reojo vio que Yamato lo miraba serio, interesado en el problema que atacaba a sus dos amigos. Mimi sonrió en sus adentros, por más nieve que quisiera poner en sus sentimientos, era un preocupón por el bienestar de sus amigos, más por el de su mejor amigo.

―¿Le hiciste algo?

Se puso serio. ―¡No! ¡Claro que no! ¡Que no he hecho nada! ―replicó un poco ofendido por la desconfianza hacia su persona.

―Nunca consideras a los demás, de seguro hiciste algo y no te diste cuenta ―agregó Yamato, para él no era novedad que hiciera o dijera algo que termino hiriendo a alguien y que este no se percatara de la ofensa.

―¡Mira quién habla!

Mimi tomó aire para hablar, la situación se estaba yendo de sus manos y si no hacía algo los dos terminarán golpeándose. ―¡Los dos son iguales en eso! ―logró atraer la atención de ambos ―para empezar… Si tú estuvieras pensando en Sora, no estuvieras provocando a Taichi ―señaló, el rubio se sonrojó apenado y se volteó a otro lado. La castaña lo tomó como un triunfo y Taichi se burló de él por el regaño ―y tú no debes burlarte ―se giró hacia el moreno ―tú eres puro impulso. Siempre haces las cosas sin pensar… entonces, ¿pueden callarse y pensar en Sora?

Ambos asintieron y se dio por satisfecha ante la obediencia. Esa era la fuerza del rosa. Era una mujer con los pantalones bien puestos, ¡JA! Eso era firmeza. Y si seguía así, el pingüino se derretiría. ¡JOJO! De nuevo, se demandó concentrarse en lo más importante del momento.

―¿Entonces qué pasó?

―No lo sé ―respondió mientras alzaba los hombros ―creo que está un poco sensible por lo del amigo secreto… hablábamos de eso, de nuevo le ofrecí de mis chocolates. Tomó unos cuantos y cuando dijo que sabían bien, yo dije que había mejores y se quedó callada.

Y los silencios de Sora daban miedo, los tres lo sabían bien. Algo serio pasaba, la ofensa era muy grande.

Ambos achicaron los ojos.

―¿Entonces qué quieres hacer? ―Mimi fue quién le preguntó, Tai estaba con la disposición de enmendar las cosas.

―Es por eso que estoy aquí… ―pedía ayuda porque no tenía ni idea de lo que tenía que hacer para animar a Sora.

Yamato se enderezó para decir algo. ―Ese día estabas defendiendo a Jou por su desatención y, ¿ahora quieres pedirle que le dé su regalo a Sora? Que incongruencia…

―Solo pedía que se pusieran en su lugar… él también es nuestro amigo ―Taichi también se puso derecho para no dejarse intimidar.

La castaña guardó silencio mientras su mente carburaba lo que pasaba con la pelirroja.

―Sora también y no pensaste en ella…

―¡Porque Sora no es alguien materialista! Ella hubiera sido feliz con unos chocolates o una tarjeta. Así que pensé que no había sido afectada por eso... pero creo que me equivoqué.

Mimi creía que Taichí solo estaba un poco errado. Era verdad que Sora no era una persona materialista y ella apreciaba bien a sus amigos, había algo más que la tenía intranquila.

―No es ni la primera y ni la última vez... ―que su historial estaba lleno de desaciertos.

¿Pero qué podría ser lo que la tenía así?

―¿Por qué tienes que ser tan imbécil? ―lo tenía harto con su actitud criticona y sus aires de superioridad, como si él fuera perfecto. No iba a aguantar más la soberbia del rubio. Apretó su puño para estar preparado... por si acaso lo necesitaba.

Se exigió pensar rápido. No era la falta de regalo, que si bien estaba "ofendida", Sora comprendía a Jou y los dos se habían arreglado ya.

―¿Tú por qué tienes que ser tan imbécil? ―Yamato se inclinó hacia él de forma agresiva.

Recapituló la historia de Tai y buscó los detalles que pudieron ofenderla.

―Ah, ¿ahora me estás imitando? ―Taichí no se quedó atrás e imitó su movimiento.

Mimi abrió los ojos, al recordar la expresión de Taichi. Él desde el inició había hecho menos el regalo que Yamato le había hecho, Sora podría sentirse ofendida si hubiese ayudado a Yamato a elegir, pero el rubio era bueno escogiendo regalos para los demás... sentía que estaba cerca de la respuesta.

―Como si quisiera imitar a un imbécil ―los dos estaban tan cerca, a nada de sujetas el cuello de sus camisas.

Miró a los dos chicos a su lado, estaban a nada de golpearse. Sin duda, su relación se ponía peor. Todos estaban preocupados y Sora no era la excepción. ¡Eso era!

―¿Los dos pueden callarse de una maldita vez? ―se tuvo que levantar para poner orden y separarlos, ambos la vieron ―Sora no está así por su regalo, ella y el superior ya hablaron. Lo que a Sora la tiene mal, son... ¡ustedes! ella está preocupada por ustedes.

―¿Nosotros por qué? ―preguntó el moreno con sorpresa.

―No ―corrigió ―¿Yo por qué? ―él no tenía nada que ver en ese asunto.

Mimi los vio a los dos. ―Porque son unos imbéciles y parecen niñitas peleando por todo ―¡Amén!


Y como era de esperarse, ninguno de los dos escuchó con atención lo que ella les dijo. Es más, hasta habían descartado lo que ella le decía. Obvio los dos se hacían los inocentes y orgullosos, jamás reconocerían la situación en la que estaban… los dos se peleaban o se insultaban pero ambos negarían estar enojados o haber discutido, aunque tuvieran testigos.

También era más fácil hacerla pasar por loca que considerar su idea para asumir sus errores y limar todas las asperezas que había en su amistad. Eran igual de tercos y berrinchudos. ¡Y ella era la reina del berrinche! así que cuando escucharon su "verdad", los dos se fueron como divas. Negaron todo y tomaron su rumbo, ella les gritó que al menos ya coincidían en algo... recicló un viejo comentario. Y sirvió para que ninguno volviera, aunque no los necesitaba porque ya sabía qué hacer.

Ellos tampoco reconocerían lo afectados que estaban todos los del grupo por esa tensión en el aire. Eran más complicados que unas niñitas, eran como novios. Mimi se rió con malicia ante su comparación, ¿por qué no había nadie ahí para escuchar su chiste y darle la razón? Ah, porque estaba esperando que terminara el entrenamiento de tenis de Sora, ya compartiría su broma con ella luego de hablar y pedirle su ayuda para el primer paso ―hubo cambio de planes― de su pingüi-estrategia.

Claro que Mimi era inteligente y sabía que en una guerra contra dos dragones, tenía que buscar aliados fuertes. Sora era una persona de gran influencia para Taichi y Yamato ―y todos en general―, la visión de la pelirroja le daría aprobación a lo que pensaba a hacer, y ya que ella aceptara su plan, podría buscar al resto para reparar esa fracturada amistad.

Porque tal vez si todos los obligaban, ellos al fin hablarían. No importaba tener que amarrarlos en los extremos contrarios de una habitación y encerrarlos hasta que solucionen las cosas, lo harían por el bien común. Y el de ellos. No era sano vivir en pleitos con tu mejor amigo por cosas que no quieres hablar porque eres un orgulloso de mierda. Tampoco podían pedir poderes de clarividencia para leer mentes y saber qué había mal pero eso hacían las princesas y todo se estaba yendo al carajo.

Pero si ella salvaría esa amistad. ¿Por qué? Porque ambos eran sus amigos de hacía años. Sabía lo importante que eran el uno para el otro. Aparte, dentro de su misión de derretir pingüinos, estaba el hacer algo para que el pingüino no metiera su pico en la nieve para esconderse. No, no. Su pingüino debía caminar con gracia sobre la superficie y nadar con gracia y rapidez en sus propias emociones. En eso ella ayudaría.

Eso hacían los amigos. Y aunque su plan inicial fue la venganza, ahora, ella estaba segura que lo haría por amistad. Y por el corazón que se alimentaba a base de bromance.

Pero para eso necesitaba mover una montaña, de verdad que a Taichi ya le urgía un nombre clave como el del pingüino. Y reconocía que para ambas, necesitaba de la ayuda de Sora.

―¡Siento la demora! ―Sora había corrido hasta llegar a su lado después de terminar su entrenamiento y salir limpia y fresca de los vestidores ―pero ya estoy aquí, ¿qué es eso urgente de lo que quieres hablarme?

La castaña sonrió ante su amabilidad y de inmediato descartó sus disculpas, no las consideraba necesarias. Entendía el proceso de su práctica de deportes.

―Bueno… ―no quería alargar las cosas ―es sobre Taichi, ¿A qué animal te recuerda Taichi? ―ladeó su cabeza para meditarlo. Oops, lo sentía pero primero había que embellecer el plan.

Achicó los ojos. ―¿Eh? ―¿Para eso la buscó y esperó por tanto tiempo? Era imposible de creer sino viniera de ella.

―Si Yamato es un pingüino, ¿qué sería Taichi? ¡Necesita un nombre clave! ―y Sora tenía que bautizarlo.

―¿Nombre clave? ¿Para qué? ―ella aún no entendía de qué iba todo.

―¡Para esta historia! ―la castaña extendió sus brazos de forma grácil ―nosotras dos vamos a rescatar la amistad que tiene con el pingüino.

―¿Con Yamato? ―Mimi asintió, ¿cuál otro?

―¿De qué estás hablando, Mimi? ―no entendía bien, la castaña estaba divagando en cosas insignificantes ―¿Y por qué yo? ―que lo de ella era obvio pero no sabía su papel en esa ecuación.

―Pues porque Taichi dijo que estabas molesta ―Sora enmudeció ante eso, la castaña tomó una bocanada de aire para seguir hablando ―creo que debió usar otra palabra para definir tu estado de ánimo, pero es Taichi… y lo importante es que notó algo en ti, porque te conoce bien... ―la pelirroja se ruborizó ante esa afirmación. Y ella que trataba de no ser obvia ―y él piensa que estás sensible por lo del amigo secreto... yo sé que eso no es del todo cierto.

Bajó la mirada, sintiéndose un poco apenada por causarles mortificación pero a la vez se sintió comprendida. Agradecía eso.

―Y él quiere que estés bien y yo también quiero que lo estés.

―Gracias… ―dijo sinceramente y con todo el corazón ―pero sigo sin entender bien qué es lo que quieres hacer.

Mimi suspiró antes de hablar. ―Sé que estás preocupada por ello dos. Yo también lo estoy. Todos lo estamos… no queremos más peleas o roces que puedan arruinar a nuestro grupo. Eso sería mil veces peor a cuando estropearon a Chandler luego de la ruptura de Ross y Rachel.

Sora sonrió por compromiso, no sabía de qué le hablaba.

―Es nuestro deber como sus amigas, salvar esa amistad ―todo fuera por el bromance.

―¿Por qué yo?

―Porque conoces bien a Taichi y él te hace caso ―su rubor se intensificó, no sabía por qué se sentía así cuando le hablaban sobre Tai y el vínculo que compartían ―además, Yamato también te respeta ―y aunque le dolía admitirlo, se conocían mejor y había más confianza entre ambos ―pero del pingüino me encargo yo. Creo… ―porque por algún lado tenía que empezar la confianza y la amistad ―sin en dado caso yo no puedo, tú podrás. De eso estoy segura.

―A ver… ―pellizcó el puente de su nariz, analizando lo que le decía ―¿Vienes aquí porque quieres mi ayuda para arreglar las cosas entre Taichi y Yamato? ―Mimi asintió con orgullo. Bien, ya se estaban entendiendo ―Okaaaay… ¿lo hacemos porque son nuestros amigos?

―Y porque todos los del grupo estamos siendo afectados de algún modo u otro ―aseguró.

―¿Estás segura de que no lo haces por otras razones? ―cuestionó con sospecha, se estaba tomando muy en serio su papel de cuidadora de pingüinos.

―¿Tú tienes otras razones, Sora?

―¿Por qué las tendría? ―se puso a la defensiva al cruzarse de brazos.

―¡Porque es Taichi! ―achicó los ojos, Sora tragó saliva a causa del escalofrío que le provocó escuchar eso ―¡Y porque es Yamato! ―le supo amargo nombrarlo en ese sentido, pero Mimi tenía que jugar con todas sus cartas.

―Son nuestros amigos… solo eso. No hay más.

―¡Exacto! ―hubo un silencio entre ambas ―entonces… ¿aceptas ayudarme?

Lo pensó por unos segundos, ella quería ayudarlos a los dos por pura amistad pero en su corazón había un deseo oculto por beneficiar a Taichi que en esos momentos, ni él lograba comprenderse o descifrar lo que quería.

―Acepto ―Mimi le dio un efusivo abrazo, que hizo que toda la tensión formada entre las dos se disipara ―¿tienes algo en mente? ―Sora preguntó, se sentía más segura de su decisión…

―Creo que sí… pero antes dime, ¿qué le queda a Tai? ¿Un leoncito por su melena?

La pelirroja se rió. ¿Por qué el tótem animal era importante en ese plan? aunque bueno, siempre se había tratado de pingüinos...

―¡Es que tiene que combinar con el pingüiplan! ―hizo un puchero ―debe combinar con mi idea...

―Te prometo que buscaré algo, pero mientras estoy a favor del león ―trató de consolar.

Y si Mimi tenía la idea de derretir la nieve de los pingüinos, su deseo oculto era el de hacer que el liderazgo, la fuerza y la fe característicoas de Taichí, volvieran a su león portador.


Continuará...


Tengo muchas cosas que decir: me robaré cosas del tri, lo que me guste, que será pura comedia. Este fic no da para mucho, solo es entretenimiento para reírnos un rato por las locuras de Mimi en su misión de derretir pingüinos. Quiero que ayude en el bromance, las fricciones que se ven en el tri entre Yamato y Taichi y que valore el bromance entre los dos mientras disparo flechas de cupido para juntar a mis ships de este anime. Ya saben, unimos al Taito mientras que el Mimato se cuaja y el Taiora se concreta. Espero que no moleste esta idea, pero desde que inicié este fic, no sabía bien para dónde lo dirigía y pues ayer-hoy decidí este rumbo, al menos eso me da varios capítulos más porque inicia el pingüiplan! y siempre quise bromance entre Mimi & Yamato. xD

También aviso que editaré los otros tres capítulos porque vi muchos errores al releer para recordar. Normalmente no releo porque termino borrando pero a situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

De igual forma agradezco de todo corazón sus comentarios y de nuevo, me siento mal al disculparme pero qué más puedo hacer. Ha sido un año y medio y yo me perdí en el fandom, no me llegaba la inspiración, me centré en otras cosas, intentaba escribir pero me enojaba con el digimon tri, pero los seguidores no tienen la culpa, así que bueno. Lo lamento, se me cae la cara de la vergüenza pero pues aquí estoy y espero no tardarme, al menos ya tengo idea de qué poner en seguida y parezco más decidida respecto al rumbo que tomará el fic.

Comedia, amistad, romance y traseros de pingüinos derretidos. También me disculpo, de antemano, por los chistes locales que pongo, soy bien payasa. :c pero así es mi sentido del humor.

Énfasis en:

―Lo de la piedra más bonita del nido. Eso hacen los pingüinos cuando se enamoran, lo escribí en el cap pasado.

―Tótem animal: Pingüino representa sacrificio. Le dijo adiós a sus alas para volar para poder nadar. Le dijo adiós a su poder de volar para nadar y adaptarse a su hábitat. El León significa liderazgo y no opresión. Liderar con amor. Es fuerza y fe.

―¿Qué tótem tierno es para Tai? tengo mucho que leer. xD

―As always... F.R.I.E.N.D.S.

Agradezco los comentarios a:

Isachan! 7 corazones de demonio y cuatro estómagos de vaca :x xDDDDDD ¡Escanor! El orgullo es tu pecado, eso ya lo sabemos. Es el mejor chiste del fic "Jou también reprobó en la amistad" puro bullying este fic. xDDD bueno, gracias por comentar y aguantar esto que no tiene ni pies ni cabeza pero digamos que es un fic a pro del fan service y del bullying. xDDD Guest. XDDDDDD al menos consentí a varias con lo del takemi. El romance se está cocinando lento porque soy la peor autora del mundo y nunca escribo. Gracias por leer y me gusta que te gusten las locuras de Mimi, es bien divertida. xD Sabastu. Es que Takeru tiene que ser shipper poooooooorque obvio es el mejor del digimon tri, y como siempre lo hacía OOC, trato de redimir mis pecados. XD LUU! Tú eres de paladar fino, como Tai, y saben distinguir entre los bocadines y los Ferrero XDDD zíii, tú entendiste lo del ditto XD si no entiendes algo, dímelo con toda confianza. No escribo regionalismos pero hago chistes locales que no todos van a comprender. ¡Gracias por comentar!. LightKey, soooooorrrrrrry son mis sucias patas que meten chistes locales, es sin querer, creo que todo mundo no me va a entender pero no, trataré de bajarle a las revoluciones XD ¡Gracias por leer! El taito siempre será mi fuente de diversión. Yamato. Debo confesar que cuando recibí tu rr dije: ALGUIEN HABLA MI IDIOMA, DEBO CAPTURARLA. ME SORPRENDIÓ EL TÉRMINO AHAHAHAHHAHA GRACIAAAAAAAAS, disculpa que hayan pasado 84 años para que yo escribiera esa actualización que tanto esperaste, pero aquí la tienes. Ana657. Pues si se hizo la machaca XD gracias por comentar.

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