How o to train a dragon no me pertenece.

Esa historia es la precuela a Cómo Escuchar a tu Corazón, forma parte de mi saga "Corazones". No es necesario leer tal historia para entender esta, pero invito a que lo hagan.

Como soy medio obsesiva con los fics canon, mi historia se encuentra en proceso de "reedición" para que sea más acorde a la línea cronológica que nos da "Dragones".

Hay cosas que deben saber para este fic:

Hay muchos personajes OC que forman parte de mi saga, como:

Karena (hermana de Dagur y Heather), porque cuando escribí Cómo Escuchar a tu corazón, inició antes de que Race to the edge emparentara a estos dos personajes y me resultó difícil quitarla debió a que me agrada este personaje. Digamos que esta hermana es la del medio y es quien ha estado más maltratada por el desquiciado.

Sotma: ella es esclava en Berserker, ex burglar. Amiga de Karena. En este fic tiene alrededor de 20 años.

Norberto: hermano de Sotma, también esclavo.

Annek Kulden II: si han leído el fic de Cómo Escuchar a tu Corazón sabrán de su locura. En este fic se explcia el porqué es así.

Annek Kulden I: oh, sí… la abuela de la anterior mencionada. Sale en Cómo Robar un Corazón.

Dagur: pese a que en la serie lo ponen como un buen muchacho y todo, la verdad es que en mis fics de esta saga siempre será desquiciado.

Gylda Hofferson: Tía política de Astrid.

Fass Kulden: hermano mayor de Annek, heredero a la isla Escalofrío.

Erick Hofferson: Padre de Astrid.

Bertha Essen: Madre de Astrid.

Essen: Abuela materna de Astrid.

Aeren: heredero al trono de la isla Magmala.

Muchos más que conforme pasen los capítulos se irán dando cuenta.

2. Se lleva a cabo entre los capis de 11 y 12 de la cuarta temporada de Race to the edge, es decir, después de Astrid queda ciega y antes de que pierdan en ojo del dragón.

3. Los Flashback relatan la historia de amor entre los padres de Astrid, según mi saga ellos murieron cuando As tenía entr años de edad, pero su historia merece ser contada, los identificarán con cursiva.

Este es el primer capítulo de la historia con sus mejoras.

Espero que les guste.

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-Cómo Romper un Corazón-

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"Una vez amé de verdad, y mi corazón pagó el precio.

Ahora, Thor, déjame amar verdaderamente

Déjame amar de nuevo.

Nunca me han importado los castillos o una corona que se sujete

Deja que el cielo nocturno sea mi techo estrellado, y la luna, mi única luz,

Mi Corazón nació como un Héroe, mi espada atada a la tormenta no descansará.

Salí del puerto hace mucho tiempo en una búsqueda interminable,

Estoy en los horizontes donde el viento salvaje sopla la espuma

Ven a perderte conmigo, amor, y el mar estará afuera

Mi único Amor Verdadero desapareció, y mi corazón se rompió ese día,

Pero una vez que hayas amado realmente, Thor,

¡Entonces sabes cómo hacerlo! "

- Cómo romper el corazón de un dragón - Cressida Cowell

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Capítulo 1: Oculta lo que sientes

"Valhallarama dio a Hiccup un caluroso puñetazo en el hombro,

Lo que en una mujer vikinga, equivale a un fuerte abrazo".

Cómo entrenar a tu Dragón. -Cressida Cowell

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Esto es Berk, una isla llena de sorpresas, frío, vikingos y… dragones. Por generaciones peleábamos, combatíamos y éramos violentos, pero un día, todo cambió. Fue un proceso lento y complicado, dejar atrás costumbres y formas de vida no fue nada fácil, pero al final, los resultados nos dejaron satisfechos. Los miedos se convirtieron en aliados; los vikingos más rudos, dejaron al descubierto sus más sinceros sentimientos; y el pescado parlanchín, se convirtió en el héroe de Berk.

Este montículo de tierra está lleno de cambios, al igual que nuestras vidas, pero… ¿de qué sirve cambiar todo alrededor, si no cambiamos nuestros pensamientos? O mejor dicho, ¿si no cambiamos nuestros corazones?, pues esa es la tarea que tengo en Berk: cambiar a todos. Y empecé conmigo mismo. Después mis amigos, Astrid fue la primera en confiar en mí, le siguieron los chicos, mi padre, y por último, todo Berk. Seguimos en ese proceso de cambio, espero que no sea tan difícil.

-Veo que estás ansioso por volver, hijo. –Stoick musitó mientras veía a su hijo sobre Toothless.

-Bueno, papá, estuvimos fuera varias semanas. Extraño a Berk, y bueno, a mi vida, como era antes de irnos. –expresó nervioso, rascándose la cabeza.

-Sí, claro. Ya sé lo que más extrañas. –dirigió su vista a Hiccup con una mirada traviesa, que provocó en el castaño un sonrojo notable.

Mi padre, algunos hombres de Berk y yo estuvimos fuera, invitando a la firma de tratado de paz, haciendo alianzas, y sobretodo, demostrando que los dragones no son malos si se les llega a comprender. Eso sí, extrañaba mi hogar, la orilla del dragón mis hábitos, mis amigos, pero en especial, extrañaba a…

-¡Hiccup! –se escuchó el grito eufórico de alguien, el mencionado se exaltó en el momento que escuchó el timbre de voz de la chica.

Toothless también se animó al verla, tanto a la jinete, como a la dragona.

-¡Hey! Mi lady, ¿qué haces tan temprano?, acaba de amanecer. –dijo Hiccup, feliz de ver a Astrid sobrevolando a su lado.

-Sólo estirábamos las alas, ¿verdad, Stormfly? –acarició a la Nadder, ésta gruñó en señal de aceptación. –Parecen que llegan antes de tiempo, Berk los esperaba hasta el día siguiente.

-Si quieres llegamos hasta mañana. –bromeó Stoick, interrumpiendo el reencuentro de los chicos desde Skullcrusher.

-Por supuesto que no, señor. –comentó la rubia apenada.

El jefe carcajeó un poco.

-Astrid, te lo he dicho muchas veces, dime sólo Stoick.

La chica sonrió, accediendo con la mirada a hacerlo después. El jefe infirió que los chicos tenían de qué hablar y decidió regresar con los barcos.

-Iré con la flota, hijo, adelántate y prepara el Gran Salón para informar de nuestro regreso y de los cambios que ha habido en el archipiélago, además para hacer los anuncios a las tareas que debemos iniciar. –estableció el jefe, descendiendo en el dragón y estar junto a Goober en el barco principal

Hiccup puso sus ojos en blanco, a sus dieciocho años, él podía tomar el cargo de jefe si su padre lo quisiera, pero en definitiva al castaño le gustaban otro tipo de actividades.

-De acuerdo, papá. –accedió con voz inconforme, gesto que no pasó desapercibido para la rubia.

-¿Ocurre algo malo? –preguntó en cuanto notó que el jefe regresó.

Hiccup negó con la cabeza. –Ya te contaré después… de momento, ¿qué te parece una carrera hasta el muelle?

-¡Pensé que no lo pedirías! –confesó, empezando a volar en su dragón, tomando ventaja, dejando atrás a Hiccup.

-Vamos amigo, no dejemos que las chicas nos ganen. –animó al Furia Nocturna para empezar a volar con él.

Stoick los miró alejarse con una sonrisa de orgullo.

-Sabes… esos dos muchachos me recuerdan tanto a Valka y a ti. –mencionó Goober, con algo de cautela para no herir sentimientos de su amigo sabía lo mucho que él había amado a su esposa, y que lo seguía haciendo, además que durante ese viaje la mencionó mucho.

-Sí, a mí también. –comentó nostálgico.

-Claro, aunque, en lados opuestos.

Stoick lo volteó a ver, curioso.

-Sí. Un rudo, con una amante de la paz y la tranquilidad; con ellos Astrid es la ruda e Hiccup, pues… Hiccup.

El jefe rio ante la comparación.

-Sí tienes razón, mi hijo es una copia de Valka. –dijo con orgullo, porque de algún modo tenía un recuerdo de su gran amor.

-Aunque no te confíes, ese muchacho tiene más de ti, de lo que todos creen.

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Astrid resopló en cuanto notó que Toothless e Hiccup tomaban la delantera, llegando antes que ella.

-¡Sí!, el Furia Nocturna es el ganador. –dijo el castaño, bajando de su dragón, celebrando, viendo cómo algunos aldeanos de Berk veían que ya habían regresado a casa.

La rubia sonrió con felicidad. Había extrañado a su… pues… amigo, mucho más de lo que le hubiese gustado admitir. Después de ese beso que compartieron dos semanas atrás después de que ella quedara ciega por unos días no habían tenido tiempo de discutir sobre el tema.

Se acercó a él y le sonrió, Hiccup también le correspondió, tomó aire para decirle algo, pero se vio interrumpida por Astrid, quien le dio un golpe en el hombro.

-Ouch… -se quejó sobándose en la parte de su brazo lastimada, sin embargo, el dolor desapareció al momento, porque sintió algo muy agradable acariciando su rostro.

Era Astrid quien le sujetaba la cara, dándole un suave beso en la mejilla.

-Bienvenido a casa, Haddock.

Hiccup sonrió como bobo en cuanto la rubia se dio media vuelta y se alejó con su dragón, llegaron más aldeanos a darles la bienvenida, además, su padre recién llegaba al puerto, parecía que todo empezaba a tornarse como antes… iluso. Algo que había decidido en Escalofrío era que debía

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El pueblo estaba feliz por recibir a su jefe y futuro jefe, además de la flota que los acompañó en el viaje después de los días que estuvieron lejos. Stoick se vio rodeado de los líderes de los clanes que se quedaron en Berk, para ponerse al día, y claro que los jóvenes también.

-¿Y había muchas chicas lindas, Hiccup? –preguntó Snotlout, hostigando para hacer rabiar a Astrid y que por fin se fijara en él, al menos un poco, mientras bebía algo.

-¿Bromeas? -empezó Tuffnut. –En cada isla debió dejar un corazón roto.

-¿Roto? Explícate loco. –exigió Snotlout sin entender, rascándose la cabeza.

-Es sencillo. –comentó, mientras comía un pedazo de carne, hablando con la boca abierta. –Hiccup no es exactamente un chico que haga caso a los coqueteos de alguien. ¿Sabes cuántas chicas se le han acercado aquí en Berk?

Los chicos negaron con la cabeza, interesados.

-Yo tampoco lo sé, pero deben ser muchas. –infirió con inocencia, haciendo que todos los sentados en esa mesa rodaran los ojos. –Según una encuesta que realizamos Snotlout y yo, la mayoría dice que le encantaría ser la novia de Hiccup.

-Es verdad, y unas atrevidas dijeron que incluso querían darte un hijo. –agregó Snotlout, nuevamente, para hacer que Astrid se enojara.

Todos se prepararon mentalmente para cualquier comentario que sacara de quicio a los expectantes. A pesar de que ni ella ni Hiccup habían dado a conocer su extraña, inviable e innombrable "relación", nadie decía nada, más bien por respeto.

-Iré a servirme más, ahora regreso. –comentó Astrid con apacible tono de voz.

Hiccup sólo se le quedó mirando de espaldas, esperando que los comentarios no le afectaran, aunque dentro de sí, no supo bien si debían afectarle, a fin de cuentas… ellos dos no eran nada, ¿o sí?

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El día de la llegada del jefe el heredero concluyó tras dar las noticias que las islas allegadas habían aceptado hacer un tratado de paz, eso para tranquilidad de todos los hooligans.

-Dentro de un par de días, Berk será la sede de la firma de tratados. Quiero que todo Berk luzca mejor que nunca, que todos sean testigos de lo maravillosos que son los dragones y la vida con ellos. –solicitó Stoick desde la tarima en el Gran Salón. –Recordemos que tenemos en la mira a los Cazadores de dragones y que ellos ponen en riesgo a todos los miembros de Berk y del resto del Archipiélago.

Los jinetes de la academia sonrieron emocionados por las ideas que tenían en puerta. Mientras el jefe seguía hablando, dando indicaciones del banquete y el comercio que se podía aprovechar.

-Empezaremos a entrenar a los dragones para que hagan un espectáculo. –opinó Hiccup, mirando a sus compañeros, pues él estaba al lado de su padre. –Justo como lo fue en el aniversario de la isla.

-Claro. –accedió el jefe. –También quiero que terminemos los puentes, y mejoremos las posadas en las que los jefes y sus embarcaciones descansarán…

El jefe siguió dando más indicaciones, pero Hiccup ni los jinetes prestaron atención, estaban tan animados, desatando su imaginación para realizar eventos en los que debían demostrarle a todos que los dragones eran las criaturas más asombrosas que existían.

Las comisiones que fueron delegadas se empezaron a organizar a la brevedad. Berk era anfitrión de un gran evento, y era la primera vez que mostrarían abiertamente a los dragones como parte de su vida cotidiana, más del sesenta por ciento en la aldea ya tenían un dragón, y eso era un gran avance.

-¿Recuerdan el festival de la semana de Bork de hace dos años? –opinó Tuffnut. Los demás asintieron. –Estaría genial que volviésemos a hacer esos espectáculos aéreos, no es pro presumir, pero ahora Barf y Belch tienen mejor puntería.

Los jinetes abrieron los ojos sorprendidos, era una sugerencia muy buena.

-No suelo decirlo a menudo, pero es verdad. –aportó Astrid. –Incluso estaría bien hacer una carrera de dragones.

-¡Sí! –gritaron los gemelos, chocando sus cabezas entre sí.

Hiccup sólo sonrió, todo comenzaba a tomar forma.

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Como el Snoggletog se acercaba, los jinetes hicieron una pausa en sus actividades en la Orilla del Dragón para ayudar a su isla natal, por lo que momentáneamente estaban en Berk, además que desde la derrota pasara en la que destruyeron la base de los cazadores de dragones las cosas habían estado tranquilas, a excepción de Dagur, que no había sido regresado a la cárcel de los marginados por la fianza que se pagó, sin embargo, quedó como jefe de Berserk de nuevo.

El día estaba próximo, así que los jinetes trataron de cubrir el mayor espectáculo que se hubiese visto, por lo cual estaban en una junta, si es que se le podía llamar así, pues los gemelos jugaban a atrapar a la gallina y corretearla por la Academia.

Fishlegs, Astrid e Hiccup intentaban plasmar en el papel la ruta que los dragones seguirían para abrir el desfile y bienvenida a los jefes de las tribus. Sin embargo, Snotlout y los gemelos no hacían nada que ayudara en ese momento.

-¿Se podrían callar? –preguntó Hiccup. –Intentamos trabajar, tal vez ayudarían un poco.

Los gemelos se detuvieron y también Snotlout, sin mirarse entre ellos, voltearon a ver a Hiccup.

-No. –comentaron al unísono para seguir correteando a la gallina.

Los tres que sí se tomaban las cosas en serio decidieron irse de allí, para tener una mejor visión del espacio.

-Los Gronckles irán adelante y después los Nadders, ¿estás de acuerdo Hiccup? –preguntó Fishlegs.

-Me parece bien, pero creo que los Nadders deben ir en otra formación, sus colores pueden alzar más la vista al espectáculo mientras los Terribles Terrores lanzan papelitos coloridos. –opinó el futuro jefe, visualizando el cielo del atardecer.

-Me parece bien, ¿qué tal una formación en diamante? –preguntó la rubia, tomando nota.

Los dos chicos y los tres dragones asintieron con entusiasmo.

-¿Y si practicamos un poco? –sugirió Hiccup.

No bastaron más palabras para que Astrid y Fishlegs estuvieran en sus respectivas dragonas y emprendieran vuelo.

Dieron un par de piruetas y cada uno de los jinetes con el grupo de dragones que llevaban a cargo. Atendieron las sugerencias que se habían llevado a cabo a lo largo de las sesiones y al final dieron un buen resultado.

-Eso estuvo excelente, no es por nada, pero en verdad creo que nos luciremos en el desfile. –comentó el regordete vikingo anotando las últimas rutas en uno de sus papeles, justo cuando acabó de aterrizar.

Hiccup ni le puso atención, pues su mirada, y en realidad todos sus sentidos estaban enfocados en la rubia que seguía dando ágiles piruetas en la Nadder, surcando las nubes y disfrutando de todos y cada uno de las maniobras que hacía con Stormfly.

-Es mejor cada día, ¿no lo crees? –preguntó Hiccup, embelesado por completo, aunque no esperaba que nadie le respondiera.

Astrid, ajena a las miradas del Haddock seguía divirtiéndose con su Nadder. Intentó hacer una última pirueta, la cual consistía en que la jinete y el dragón se separan momentáneamente, formando dos curvas en el aire, volviéndose a encontrar una distancia menor, un par de pies más abajo.

Sin embargo, justo cuando estaba por reencontrarse con la dragona, una red misteriosa salió de entre las ramas de un árbol, atrapando en puntería perfecta a Stormfly.

-¿Pero qué? –preguntó Fishlegs, tratando de localizar la fuente de donde veía la trampa.

El castaño no se detuvo a ver dónde provenía la red, montó a Toothless y de inmediato fue en rescate de la hermosa rubia.

-Vamos amigo, vamos.

Fishlegs miró asombrado la rapidez con la que Hiccup actuó, pues la chica ni llevaba un par de metros en picada cuando Toothless ya estaba casi a su lado. Dos segundos después, el Furia Nocturna atrapó a la rubia.

-¿Estás bien? –preguntó Hiccup, mirando hacia donde colgaba Astrid.

-Sí, sí, gracias, pero… Stormfly. –comentó asustada por la inesperada desaparición de su dragona.

-Descuida, sabremos quién la puso en esa red. –comentó enojado mientras descendían.

Cuando tocaron tierra fueron de inmediato a donde Stormfly había aterrizado. Con rapidez Toothless le lanzó llamitas de flama para destruir la red que le había atrapado.

-Tranquila chica, te sacaremos rápido. –comentó Hiccup, rompiendo las cuerdas.

La rubia no se quedaba atrás, logrando sacar a la Nadder rápidamente.

-¿Quién la habrá querido cazar? –preguntó preocupada, acariciándola para tranquilizarla.

El futuro jefe miró a todas partes, y cuando vio dos cuellos de Cremallerus sobresalir detrás de un tronco, todo le empezó a causar mala espina.

-Creo que ya sé de donde salió.

Le dio una señal a su dragón para que lanzara un breve ataque, derribando ese tronco que servía de escondite para Hookfang, el Cremallerus, los gemelos y Snotlout.

-Esos estúpidos. –masculló Astrid, yendo detrás de ellos, sacando su hacha de la montura de Stormfly y decidiendo que era mejor que cortarles una mano que seguir viéndolos.

-¿Por qué intentaron hacer eso? –cuestionó el castaño.

-Las pusieron en peligro. –argumentó Fishlegs

-Casi me matan. –refutó Astrid, siendo detenida por Hiccup, quien la agarraba de la cintura.

Los gemelos se encogieron de hombros.

-Era para de un plan maestro. –defendió Tuffnut.

-¿Y se puede saber cuál es ese plan maestro? –preguntó Astrid, quitando las manos de Hiccup de su cintura. -¿Intento de asesinato contra mí, contra Stormfly, o algo así?

-No mi querida Astrid, va mucho más allá. –comentó con mirada interesada. –Queríamos medir el nivel protección que nuestro futuro jefe tiene.

Hiccup rodó los ojos.

-Ay, por favor. No seré el jefe de Berk. Y, ¿Qué tiene que ver con Astrid? Salvaría a cualquiera de ustedes. –comentó incómodo.

-Lo siento amigo, pero has demostrado que cuando la rubiecita esta en aprietos, tú eres el primero en salvarla. –apoyó Thorson.

Esa plática no era común.

Astrid se les quedó mirando fijamente, tratando de convencerlos en hacer algo diferente, pero nada daba resultado.

-He salvado a todos, y todos me han salvado en algún momento, eso es lo que hacen los amigos.

Todos, a excepción de Astrid se llevaron sus manos a la boca.

-¿Aceptas que somos amigos? –preguntó Tuffnut.

El castaño rodó los ojos.

-Sólo… olvídenlo. Dejen de hacer esos experimentos y concentren sus energías para el festival de inauguración. He visto lo que hacen en otras islas y en serio me gustaría que mi papá estuviese contento con las participaciones de los dragones, es nuestra oportunidad para demostrar a todo Luk Tuk que los dragones no son malos. –dicho eso, montó a su dragón y despegó.

-Gracias por salvarme. –comentó en un susurro, sin ser audible para nadie, o al menos eso creyó.

La verdad es que últimamente había sentido cosas aún más extrañas por Hiccup, desde ese beso… había deseado repetir ese momento una y otra vez, pero en cuanto terminó no se volvió a repetir, era como las veces anteriores que se habían besado.

No era mentira que cada vez que ella corría algún peligro, le gustaba que el castaño la rescatara, y hasta el momento no había fallado en ninguna, pero eso era todo. Un gracias y un golpecito en su brazo. Al principio fue cómodo, pero con el tiempo fue siendo insuficiente.

Suspiró, viéndolo en el aire.

Regresó a Stormfly y se fue también.

-Ya no hagan locuras. –advirtió mientras volaba en dirección opuesta a la del hijo del jefe.

Los gemelos y el del Pesadilla se quedaron allí.

La gemela sacó una libretita y empezó a anotar los últimos avances de su investigación.

-Hermano, molesto Snotlout e invitado Fishlegs, la operación Ascup acaba de iniciar. –comentó feliz por ser una cupido para los soldaditos del amor.

-Esperen, esperen, ¿de qué me perdí? –preguntó el de la Gronckle.

-Mi buen amigo, Hiccup y Astrid fastidian con sus rodeos. Y le prometimos a nuestro padre que haríamos algo por el amor, justo como lo hizo en sus días de juventud. –informó Tuffnut, refiriéndose a Loki.

-¿No es Freya la diosa del amor?

Snotlout sólo asintió. No le gustaba dejar de coquetear con Astrid, pero era mejor que le golpeara todo el tiempo, tal vez si empezaba una relación de una vez por todas con el castaño, dejaría de golpearle a él.

El rubio sonrió feliz. Claro que está de acuerdo.

-Suena mejor, hiccstrid.

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En una semana, el día tan esperado llegó para todos.

Había emoción y alegría, además que era una oportunidad única para realizar trueques con varios habitantes y visitantes.

Las islas escalofrío, las Islas del Sur, la Isla Corazón negro entre otras llegaron a las costas de Berk. La mayoría de ellos traían de uno a tres botes de embarcación, algunos de los jefes optaron por traer consigo un presente que le otorgarían al jefe, como yaks, redes de pesca, cascos, y algunos muy exuberantes, piezas de oro; Berk, obviamente no se quedó atrás, por mano de Hiccup recibieron un casco vikingo lleno de los mejores frutos que se dan en la isla y los jinetes le dieron a cada jefe una espada hecha con el más puro acero de Gronckle.

-Bienvenidos a Berk. –comentó Hiccup mientras les mostraba el camino rumbo al Gran Salón.

Cuando los jefes se instalaron se dio inicio a la sesión de bienvenida, y ésta era con el desfile, el cual salió a la perfección, pues no sólo se lució el gran trabajo que se había realizado con los dragones, sino la gran coordinación de Hiccup.

Tras la comida que se brindó en honor a los visitantes, la presentación de dragones.

Durante la cual, la mayoría de las chicas soltaron suspiros ante las maniobras de Hiccup.

-Esas chiquillas me empiezan a colmar la paciencia. –murmuró Astrid, fastidiada desde su dragona.

-Ni que lo digas. –siguió Ruffnut, desde su Cremallerus, volando cerca de su amiga. –No hablan de otra cosa más que "Yo se tejer", "Ya se hacer un vestido", "soy muy delicada como para agarrar un cuchillo"… seguramente ni saben que se llaman espadas.

Astrid rio de buena ganas por saber y conocer eso, empezaba a sentir un apoyo y amistad con ella.

-Sí, creo que sí.

Pero había algo que no le gustaba en absoluto, era la soltura y amabilidad con la que Hiccup trataba a todas las visitantes. Era cierto que ellos eran anfitriones y que como hijo del jefe debía guardar cierta compostura, pero en definitiva empezaba a sentirse desplazada, pues no la había presentado ante nadie, lo que la llevó al cuestionamiento de: ¿debía presentarla?

Suspiró, tal vez tomar algo de aire en esa noche le haría sentirse mejor.

Salió del Gran Salón y esperó que el viento nocturno despejara sus celos, lo cual fue bueno, porque si no hubiese salido, no se habría dado cuenta que había un galeón perdido entre las rocas.

-Stormfly, vamos a ver qué hay por allá. –indicó mientras volaban.

Planeó con cautela entre la neblina y aterrizó en la madera inestable. Había sobrevolado por la zona esa misma noche, así que estaba completamente segura que ese barco estaba allí.

Sacó su hacha, no era normal que esa pequeña fragata estuviera escondida.

-¿Quién está aquí? –preguntó al notar que una antorcha estaba apagada, pero caliente.

Sintió un par de pasos detrás de ella, pero la lanza que mandó esa persona fue más rápida que sus reflejos, pues le dieron a la Nadder de ella.

-¡Stormfly! –gritó asustada, quitó la lanza de su lomo e intentó reanimarla, sin embargo fue algo difícil. Se puso de pie y dio una vuelta completa, tratando de encontrar al culpable.

-Muéstrate cobarde. No te tengo miedo. –dijo decidida.

Un rechinido se escuchó a su lado, Astrid no tenía miedo, era conocida como "la valiente Hofferson", pero sí temía las demencias de ese hombre que acababa de reconocer.

-Me alegra que lo digas, Astrid. Eso facilitara lo que tengo planeado para ti. –dijo Dagur, apareciendo su ballesta, apuntándole.

La rubia sabía que no tenía mucha esperanza.

Gritar y pedir ayuda no estaba en sus planes.

Podría echarse a nadar y llegar a la orilla, pero no dejaría su dragón, jamás.

-¿Qué quieres, desquiciado? –preguntó sin doblegarse.

-Que me ayudes… o tendrás que hacerlo por las malas.

Quiso que Hiccup le ayudara, pero él estaba ocupado con sus cosas de jefe. No tenía mucha opción.

-Ni loca.

-Oh, yo creo que sí, yo creo que sí lo harás porque tengo a mis hombres por todo Berk y con una sola lanza que mande al cielo, ellos mataran a Hiccup. –comentó Dagur, sonriendo malvadamente, apuntando su ballesta a las nubes.

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.Notas de la autora:

Así inicia el fic que tanto he prometido.

Espero que sea de su agrado y le de respuestas a muchas cosas que tengo en el aire en los fics de Cómo Robar un Corazóny Cómo Escuchar a tu Corazón.

Publicado: 14 de febrero de 2016

Notas de la autora agregadas en enero 2018:

Día 4 del maratón Amai do, desde hace tiempo que quería volver a subir este capítulo editado.

Las actualizaciones serán entre una semana -10 días, no creo tardar tanto porque casi todo el fic lo tengo escrito.

Lamento haber tardado tanto con este fic, tengo más de dos años haciéndolo, pero mis prioridades fueron otras.

Ojala que me comprendan y este historia "nueva" sea de su agrado.

Gracias por leer

**Amai do**

-Escribe con el corazón-

Publicado: 4 de enero de 2018