Holaaaaaaaaaa!

Siiiii, aquí estoy. No es una ilusión.

No voy a entrar en pesadas disculpas que suenan a excusa.

Si quiero disculparme por dejar esta historia a un capítulo de acabar.

Pero el día a día… He estado desconectada de Fanfiction durante varios meses, incluso he dejado de leer muchas historias, porque no me dan las horas del día.

Pero últimamente me he organizado algo mejor, y mi vena de "escritora" volvió a surgirme.

Podia haber acabado este fic con el último capítulo, pero había prometido un epílogo, y aquí lo tenéis.

¡Espero que os guste!


CAPÍTULO 51

EPÍLOGO

4 años después

- ¡Jacob Black! ¿Quieres estarte quieto de una vez? - Al final, Bella tuvo que lanzarle un gruñido a su mejor amigo, ya que estaba tan inquieto que la vampira tuvo miedo que acabara entrando en fase.

- ¡Ufff! Estoy super nervioso - Se excusaba el licántropo - Y eso que llevo esperando este día casi dos años - Rodó los ojos.

Bella se acercó a su gran amigo y le acarició la cara con ternura.

- Tranquilo Jake. El gran día ha llegado, por fin - Abrió los ojos, exagerando sus palabras - Hoy te casarás con el gran amor de tu vida… Con tu imprimada - Notaba como sus ojos se enternecían ante sus propias palabras. - Y yo estoy feliz por ti, y por mí misma al poder compartir contigo este día especial. - Sus palabras suaves y sinceras, consiguieron tranquilizar a Jake.

Ambos se fundieron en un cariñoso abrazo.

- No querría a nadie a mi lado que no fueras tu - Le sonrió meloso. Bella arrugó la boca.

- Edward… - Jake rodó los ojos.

- Si. ¡Edward! - Meneó la cabeza en un gesto muy de él. - No le sentó excesivamente bien que te eligiera a ti de madrina, en vez de a él de padrino. - Tuvo que hacer grandísimos esfuerzos por no reírse. - Pero bueno… - su rostro se puso serio - él dijo que no estaba molesto. Que entendía mi elección, ¿no?

- Si. Lo entendió cuando apartó su maltrecho orgullo y vio la grandísima ilusión que me hacía a mí estar en este sitio. - Sonrió tierna, recordando la conversación con Edward - Pero hasta el último momento, tuvo la esperanza que le cediese mi puesto - rodó los ojos a la vez que meneaba la cabeza - No sé cómo pudo ni siquiera imaginar que yo cedería ante tal cosa - Le guiñó un ojo cómplice a su amigo.

- Bueno señorita… y tú, ¿vas a decirle que sí a su proposición de matrimonio de una vez? - Bella lanzó una carcajada.

- Tal vez. - Jake meneó la cabeza, mientras sonreía.

- Bella… - La llamó condescendiente. - ¿A qué le tienes tanto miedo? No tengo ni la más mínima duda de cuánto lo amas, pero… - meneó la cabeza, confuso – El que rechaces su propuesta de matrimonio y que no lo hayas dejado ir a la universidad contigo… No sé…

Bella sujetó a su amigo por los hombros y lo miró fijamente.

- Jake… Claro que lo amo, y él lo sabe. Pero soy nueva en esta "vida" – apuntilló con sus dedos al aire – Y quiero experimentar cosas, por mi misma…

- Te fuiste a la universidad con Alice – Le contestó él a modo de reproche. Bella rodó los ojos.

- Sí. Quería ir con ella, era algo que nos habíamos prometido entre nosotras hacía mucho. Alice pospuso el volver a la universidad hasta que yo volviera y fuéramos juntas. – Explicó – Las cosas cambiaran Jake, lo prometo.

Jacob suavizó su mirada recriminatoria, y sonrió tierno a su amiga; a su gran amiga.

Entendía el punto de vista de Bella, pero también sentía lástima de ver a su amigo triste y confundido respecto a su relación con Bella.

El cambio en la música los alertó de que era el momento de ir hacía el altar. La novia estaba próxima a llegar.

- Bueno campeón. Suerte y al toro - Le bromeó Bella. Jake suspiró fuerte, y el rostro volvió a desencajársele.

La ceremonia fue intensa, tierna y memorable.

Hubo momentos cargados de sentimientos, y también de alguna risa.

No sería la boda de Jake si no los hubiera.

El banquete, a cargo de Carlisle y Esme como su regalo de bodas, fue impresionante.

Aunque Jake y Chloe se negaron mil veces, no hubo forma de convencer a los patriarcas Cullen.

Tras el primer baile entre los novios, Jake bailó con Bella y Chloe con Edward.

Eran la estampa de la más plena felicidad.

Todos estaban pletóricos de alegría.

Los novios se cambiaron y se fueron a su luna de miel, la cual fue el regalo de Edward y Bella.

Los más jóvenes aún se quedaron dando los últimos aleteos a la celebración.

Edward se acercó a Bella, abrazándola por la espalda.

- ¿Qué tal la madrina más hermosa? - le ronroneó al oído. Bella se frotó contra él.

- Bien. Realmente pletórica. - Contestó sincera y con una gran sonrisa en los labios.

- Dicen que, de una boda, sale otra boda - Su tono era simpático, pero Bella lo conocía demasiado bien, para saber que lo estaba diciendo en serio.

- ¿De verdad? No había oído tal cosa, nunca - Le respondió en tono bromista.

Edward la giró bruscamente, haciendo a Bella inhalar una gran bocanada de innecesario oxígeno. Su lívido subía como la espuma cuando Edward tenía esos arrebatos con ella.

- Te quiero… Estoy loco por ti. - Bella lo miró destilando ternura y amor. - Y sé que tú a mí también. - Ella asintió. - Cásate conmigo, Bella. Hazme ese honor. - Suplicó.

- Sí – Contestó simple y clara.

Edward pestañeó sorprendido; no podía haber escuchado bien.

¿Había dicho que sí?

- ¿Sí? – Repitió a modo de pregunta. Bella asintió con la cabeza y una gran sonrisa en sus labios.

Edward alzó en brazos a su "prometida" y comenzó a dar vueltas sobre si mismo, mientras ella reía a carcajadas.

Todos los presentes los miraban sonrientes, de ver lo bien que se entendían desde la vuelta de Bella.

- ¡Escucharme todos! – Llamó Edward a los presentes alzando un poco la voz, bajando al suelo a Bella, pero con sus manos unidas. – Como de una boda, sale otra… - la pareja se miró con entendimiento – Bella, por fin, ha aceptado ser mi esposa.

No transcurrió un segundo entero, todos comenzaron a gritar y reír.

Alice estaba en los brazos de Edward, dando saltos incontrolables, mientras Carlisle abrazaba fraternalmente a Bella.

Todos fueron esperando su turno para darle la enhorabuena a la pareja.

- Tu sabías esto, ¿verdad? – Preguntó Edward a su hermana. Ella asintió con cara de culpa fingida – Por eso estabas tan eufórica esta mañana – Edward rodó los ojos, siendo consciente ahora del estado de excitación en Alice.

- Pero no podía decírtelo. Arruinaría tu sorpresa. Pero – rodó los ojos, mientras meneaba su linda cabecita – piensa en mí… Llevo horas sabiéndolo y esperando, sin poder decir nada.

- ¡Menudo esfuerzo! – Se burló él.

Esa noticia no hizo más que alargar la velada un poco más, ya que había que festejar la nueva noticia.

-Es una noticia… ¡extraordinaria! – Alabó Carlisle, visiblemente emocionado.

- Una boda en la familia… ¡Es maravilloso! – Esme gimoteaba extasiada, rodando los ojos hacía su hija Rose – Me refiero a una "nueva" boda – sonrió divertida.

Ya que Rosalie y Emmet festejaban su boda cada veinte años, aproximadamente. Era algo que les hacía mucha ilusión, no solo a los novios, sino a toda la familia. Pero esta era distinta:

Edward, el soltero de la familia, el solitario y algo mujeriego, por fin, había encontrado el amor de su vida, y todos lo festejarían como se merecía.

Y más, teniendo en cuenta el recorrido que habían mantenido Bella y Edward hasta llegar aquí.

- Por fin, hermanito… - Emmet codeó a Edward, para, seguido, abrazarlo efusivo.

Los Quileutes pronto se unieron a la familia, abrazando y felicitando a los recién prometidos.

Pero a Bella le faltaba un abrazo, una sonrisa tierna y pícara, para que el momento fuese perfecto…

- ¿Pensabas que no estaría aquí en un momento como este? – Le susurró una voz dulce y varonil al oído. Bella sonrió de oreja a oreja.

- ¡Jake! ¿Pero cómo…? – Su mirada voló a Alice directamente, la cual sonreía con tremenda ilusión.

Ambos amigos se abrazaron como si fuera a ser la última vez.

- Ahora el momento está completo. Todo, ahora, es perfecto. – le murmuró ella al oído. Ambos se miraron con gran amor.

- Gracias por decirlo. – Jake se sentía explotar de dicha, por ver que seguía siendo tan necesario para su amiga.

Y así era. En cada momento desde que se habían conocido, o más bien, comenzado su vida como camaradas, siempre se habían necesitado y buscado.

.

.

En menos de cuatro meses, el día de la boda de Edward y Bella llegaba.

Nunca, jamás, se había visto novia más hermosa. Hasta Rose tuvo que claudicar y reconocerlo. El estilo que Bella había escogido para el gran día, era precioso; un toque romántico, un toque moderno y un gran estilismo.

. .

La ceremonia se celebró en Forks, en el jardín de la gran casa Cullen. Esme estuvo arreglando y preparando esa zona durante todas esas semanas, para que estuviera listo para el gran día.

Todo rodeado de flores, zonas ajardinadas, mobiliario finísimo de jardín y una carpa de donde colgaban hileras de delicadas florecitas y enredaderas.

Carlisle fue el encargado de entregar a Bella, pero Jake fue el padrino de Edward, al igual que Alice, fue la madrina de Bella.

Los chicos y chicas de la "cuadrilla", fueron las damas de honor y sus acompañantes.

Fue un día mágico. Tanto Edward como, inesperadamente, Bella, estaban pletóricos. Exultantes de alegría, y envueltos en un aura de romanticismo.

- Tu, Edward Cullen, aceptas a Bella Swan como legítima esposa…

- Si, quiero. – Contestó rotundo, mirando fijamente a los ojos de su prometida.

- Tu, Bella Swan, aceptas a Edward Cullen como legítimo esposo…

- Sí, quiero. – Contestó ella con una emocionada sonrisa.

Y así, la pareja, se convertía en marido y mujer; y con este acto, llegaron una sucesión de treguas y acuerdos entre ellos.

No por estar casada, Bella debía renunciar a una parte independiente de si misma. Aunque el siguiente septiembre, Edward y Bella se matricularon juntos en la universidad, acompañados de Alice y Jasper.

Pero antes de que llegara ese día, estuvieron durante varios meses solos, de viaje. Recuperando tiempo perdido, creciendo juntos y solos. Compenetrándose como pareja.

Durante los cuatro años que duró su estudio, hacían vidas de universitarios, "normales". Con visitas a casa y presencia en fiestas; incluso se unieron a un grupo de estudio.

La comunicación con Jake no se perdió jamás. Incluso él y Chloe, fueron a pasar unos días con ellos a Dartmouth, ya que tenían un apartamento para ellos solos.

Y cada vez que regresaban a Forks, intentaban pasar el máximo tiempo juntos. Haciendo rondas y sesiones de caza.

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Coincidiendo con la graduación en la universidad, Jake y Chloe anunciaron algo que levaban tiempo deseando: Iban a tener un bebé.

- ¡Guau Jake! Vas a ser papá… Es una pasada – Exclamaba Bella por milésima vez.

- Si, estoy que no me lo creo. Llevábamos más de un año intentándolo, y… - rodó los ojos – Era extrañísimo, ya que lo normal es que ella tuviera facilidad para gestar… por el tema lobuno y todo eso.

- Ya, pero tenía un ovario obstruido… ¿Quién iba a suponer eso? – Menos mal que Carlisle se dio cuenta que algo pasaba… Debe ser una pasada tener ese tipo de olfato. – Ambos asintieron impresionados.

- ¿Sabes Jake? Después de pasar esta nueva temporada en Alaska, y pasar el instituto, otra vez – rodó los ojos de forma cansina – he pensado en… bueno, no sé si podré… Son otros cuatro años más de entrenamiento entre humanos…

- Vas a estudiar medicina, ¿verdad? – Continuó él la frase que tanto le costaba a ella relatar. Le sonrió mientras negaba con la cabeza.

- Es increíble que me conozcas tan bien. – Le sacó la lengua.

- Tras lo que ocurrió con el bebé de Sam y Emily, he visto como te llevabas a ti misma al límite en el tema de la sangre. Llegaras a hacerle sombra a Carlisle.

- Ojalá…

.

.

Los Cullen se mudaron a Alaska, a comenzar una nueva vida, desde el principio. La fachada en Forks, ya no se aguantaba más. Pero sabían que volverían. Deberían pasar unos cincuenta o sesenta años, y habría gente que ya no estaría; pero… volverían.

Habían pasado diez años desde que los Cullen se mudaran de Forks, pero todos estaban pletóricos ya que volverían para el cumpleaños del pequeño Charlie Black. El primogénito de Jake y Chloe. Y ahijado de Edward y Bella.

Habían tenido otra hija, Isobel, de cuatro años.

A parte del regalo de su ahijado, Edward y Bella traían otro regalo el cual todos en la reserva, sobre todo Jake, estaba ansioso de conocer.

Sus amigos habían adoptado a una preciosa bebé.

Carlisle atendió a su madre en el parto; una chica sin familia, que vivía en la calle y la cual venía muy enferma de hepatitis.

El parto fue mal, y la madre murió nada más nacer la niña, la cual venía de 36 semanas y también enferma.

El vampiro se las ingenió para dar por muerta a la niña, que era lo que todos preveían que ocurriría, pero él la estuvo cuidando hasta que, casi milagrosamente, se recuperó.

Cuando le había contado el caso Bella, que era la que más interés ponía sobre temas médicos, ella puso un interés más que notorio sobre la niña.

Hasta que entre ella y Edward, decidieron adoptarla.

Y ahora, tras casi tres meses hospitalizada, estaba perfectamente sana y lista para viajar y conocer a su padrino, que no era otro que Jacob.

- ¡Familia! – Los saludó Jake.

Él y Bella se abrazaron con gran anhelo, ya que entre el tema del bebé y el día a día, habían pasado muchos meses desde su última visita.

Una vez separados, Bella pudo observar que su amigo estaba más envejecido, bastante más, que la última vez; y tan solo habían pasado unos seis meses. Tampoco era tanto tiempo.

- ¿Te extraña mi cambio? – Le preguntó, diciendo en voz alta sus pensamientos, como solía pasarles siempre; Bella rodó los ojos ante esto.

- He de reconocer que sí. ¿Pasa algo, Jake? – Le preguntó ella con temor.

- No. Eso es lo que pasa. Nada. Desde que os fuisteis, a penas hemos tenido ataques de vampiros, y el contacto con vosotros, no es diario… sobre todo estos últimos años. No habiendo vampiros, nuestro reloj biológico se mueve a un ritmo más… humano.

- Pero… tú siempre has dicho que, siendo un lobo, vivís más; mucho más – El timbre en la voz de Bella dejaba claro su miedo. Su miedo más intenso; el único que tenía desde que se convirtiera en vampira:

La muerte de Jake.

- Preciosa… - el lobo le acarició la cara con ternura a su amiga del alma – Algún día debo morir… Tu seguirás aquí. Pero yo no soy eterno – le sonrió con diversión. – Pero voy a vivir mucho más que un humano normal… mucho. Los 120 años, no me los quita nadie. Además, en cuanto regreséis, mi ciclo de lobo volverá a ponerse en marchar y eso me alargará la vida aún más. Me tendrás por aquí muchas décadas, tranquila.

- ¡Oh, Jake! – Susurró Bella, abatida.

- Hoy no es día de ponerse tristes. – El estado de Jake contagio a Bella, que comenzó a sonreír. – Quiero conocer a mi ahijada.

Edward, en un segundo lugar, dejando a los amigos saludarse tranquilos, sobre todo tras el disgusto de Bella, esperó paciente con un bultito envuelto en una manta rosa.

- Jake, camarada – lo saludó Edward animado de ver a su amigo.

- Edward… ¿Quién iba a decirnos esto, cuando Bella apareció aquel día en el instituto? Ambos casados y, ¡con hijos!

- Han pasado casi veinte años… era normal. Bueno, en mi caso lo de los hijos, no tanto – ambos rieron. – Todavía no se como Bella consiguió convencerme de adoptar a Elizabeth. – El vampiro miró para su hija con adoración – Pero, ahora… no concibo la vida sin ella.

- Bienvenido al club de padres, y deja que empiece a hacerse mayor… - Ambos rodaron los ojos divertidos.

Recordando sus hazañas de adolescentes, cuando se apostaban a las chicas en el instituto.

- Quiero conocer a mi prima – Gritaba una voz aguda.

- Tranquila Isi – Chloe corría tras su hija, la cual estaba como loca por conocer a la bebé.

Todos fueron acercándose a dar la enhorabuena a los recién estrenados padres, y a recibir a la bebé; a Elizabeth.

- Es un honor que queráis bautizar a vuestra hija con nuestro rito. – El viejo, muy viejo, Quill, no podía dejar de sonreír de orgullo.

La hija de unos vampiros, bautizada bajo el rito Quilete.

Todos estaban pletóricos. Todos menos el pequeño Charlie; que se sentía dado de lado por la llegada de la bebé.

Él que había sido el ojito derecho de Bella y Edward, ahora estaba destronado. Su hermana, un torbellino de dulces y bellas facciones, ya le había quitado protagonismo, pero ahora, siendo Elizabeth hija de sus padrinos… Su atención se vería reducida.

Incluso cuando habían llegado, lo habían saludado con abrazos y besos, pero justo la niña lloró y no pudo disfrutar de las atenciones de Bella y Edward.

Por lo que no se había acercado a ella para nada.

Tras el bautizo, todos se sentaron a comer para seguir los festejos.

Le dieron a Charlie sus regalos de cumpleaños, y así poder seguir los adultos con la sobremesa.

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Mientras jugaba con su nuevo equipo de beisbol, regalo de sus padrinos, una pelota se escapó, acabando debajo de la cunita portátil de Elizabeth.

El niño se acercó, esperando a que su madrina se la devolviera, pero no fue así.

- Charlie Black, ¿no vas a acercarte a conocer a Elizabeth? – Bella le puso morritos, y el niño ante los pucheros de su madrina adorada, no pudo negarse.

Bella destapó un poco a su hija para que Charlie le viese la carita. Entonces pasó algo que nadie, jamás, hubiera imaginado….

Charlie se quedó congelado mirando fijamente para la bebé.

El bate beisbol que sostenía se le cayó de la mano, sin inmutarlo.

Su pecho subía y bajaba errático.

Y su mirada se convirtió en miel derretida, mientras seguía mirando fijamente a esa bebita que parecía estar devolviéndole la mirada.

- Dios mío… Charlie se ha… ¡imprimado!

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- Espero que te guste tenerme de consuegro – rió Jake a Edward, una vez se hubo recuperado de la sorpresa.

- No podía imaginar, tener mejor familia… consuegro – le alzó las cejas, mostrando su más que evidente satisfacción.

Ambos amigos se abrazaron con gran afecto. Esa era la manera de cerrar un círculo que había comenzado hacía más de dos décadas, como un simple trabajo de cooperación.

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Nunca una celebración, pudo haber acabado mejor.

La hija de unos vampiros y el hijo primogénito de un licántropo, unidos por algo tan sagrado como la imprimación.

- FIN -

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Se que hace muchos meses que no publico nada, solo espero que alguna de las lectoras que lo seguían, tengan la curiosidad de leer el último capítulo. Gracias y perdón.

* Llevo unos días escribiendo en el otro fic, "Cenizas". Asi que espero poder publicar prontito.

Estos días, con el encierro domiciliario debido a la pandemia de Coronavirus que sufrimos en España, tendré mas tiempo.

Y a las que sois de España, pues os mando este regalo, para que tengáis unos minutos de entretenimiento, para pasar este "encierro" lo mejor posible

BESOSSSSSSSSSSSS!