Digimon no me pertenece y escribo esta historia sin fines de lucro.


Calistemo

Para HnW


A Mimí los cabellos se le desparraman formando corazones. Koushirou los toca. Agarra un mechón de color castaño y recuerda cuando los tuvo de color naranja y enrulados.

―Parecías un calistemo ―le dice.

Mimí ríe.

―Te estás juntando mucho con Sora, ¡no puedes saber más de flores que yo!

Koushirou se acuesta a su lado y le desarma otro mechón con forma de corazón. Aprieta cada hebra con sus dedos y pasa las uñas entre ellas. Le gusta el cosquilleo que el pelo de Mimí hace en las yemas de sus dedos.

―Un calistemo de color naranja.

―Parecía un cepillo. ¡Una virulana! ―ríe.

Mimí no es insegura de su aspecto físico. Se viste como quiere, se pinta como le gusta, se arregla como le dice el sol y se cuelga una sonrisa sincera para afrontar al mundo. Y cuando se arrepiente de una de sus decisiones, siempre lo hace riendo.

―Fue Michael, él tendría que haberme dicho que era una mala decisión ―dice―. ¡Mi amigo gay, para que lo quiero si no es para darme consejos de moda! ―se detiene. Koushirou continúa acariciando uno a uno sus mechones que forman corazones―. En realidad, lo quiero para mucho más. ¡Pero esa vez me falló! Y luego fuimos al digimundo, ¡y nadie me dijo nada!

―A Hikari y a Miyako esas cosas tanto no les importan.

―Es cierto ―suspira―. Hikari no conoce la belleza del cabello largo, seguro pensó que yo estaba cómoda o algo así, ¡ja! Tal vez para su casamiento se deje crecer el pelo y descubrirá lo que es el paraíso.

―A mí me gusta tu pelo corto.

―Pero hoy lo tengo largo. ―Mimí gira en la cama y centra su vista en los ojos oscuros de Koushirou, acostado a su lado. Él no ha alejado las manos de su cabeza―. ¿Acaso quieres tocarlos a todos? ―pregunta.

―Sí.

Mimí se acerca y lo besa. Siente las manos de Koushirou recorrer su espalda, pero sabe que en realidad está recorriendo sus mechones de pelo. Él se separa.

―Ahora tus mechones ya no forman corazones.

―¿Desde cuándo tan poeta?

―No sé. ―Koushirou sacude su rostro y se sienta en la cama―. Pensé que te gustaba que te dijeran cosas lindas.

Ella se sienta junto a él.

―Claro que me gusta. ―Lo mira―. Pero más me gustas tú, como eres tú en el día a día, digo… cuando no te entiendo.

―¿Te gusta no entenderme?

―¡Me gusta tú, Koushirou! ―Mimí se lanza a sus brazos y cae sobre él contra la almohada. ¡La seriedad de la conversación la asustó!―. Hablemos de cosas divertidas, ¡háblame más de mi cabello! Me ha acompañado en las mil y unas, el pobrecito… se merece un descanso ―se acaricia su propio cabello―. Largo, ondulado y castaño, así se merece estar.

―Me gusta cuando tenías el pelo rosado.

―¿Por qué?

Koushirou se sonroja. Mimí ríe, porque sabe que él no tiene una respuesta.

―Parecías… parecías… ¿un árbol de cerezas?

―Me gusta cuando estás de buen humor. Me gusta cuando apagas la computadora y te acuestas conmigo a hablar tonterías. Me gustan los aviones, me gustas tú ―canta.

―A mí también.

―¿Y las estrellas? ¿Te gustaban?

Koushirou lo piensa.

―Los árboles de cereza no tienen estrellas.

―¿Entonces?

―Parecías… parecías… el… arrebol… antes del atardecer ―dice, y duda.

―Koushirou, eres todo un poeta.

Mimí lo besa, lo besa. Él se sonroja y la besa, y la besa otra vez. Le acaricia el cabello, hebra por hebra, color por color. La besa.


Notas: Mitossan tienes todo el derecho de odiarme por cursi, pero esto fue lo primero que salió cuando quise escribirte algo. Pero si el otro mishiro que publiqué hoy te gusta más, te lo puedes quedar también.

Me inspiré en Lluvia de cerezos de ChieroCurissu y en Como árbol de cerezos de GossipChii. Mis amores.

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