Prólogo.

¿Qué puedo decirte acerca de mi vida?... realmente amigo lector mi vida no ha sido nada fácil; desde que tengo uso de la razón y he aprendido a leer y a escribir (por cierto si ninguna ayuda) me doy cuenta de lo diferente que es ni vida respecto a otros niños, sobre todo a mis hermanos.

Mi nombre es Naruto Uzumaki-Namikaze, y a decir verdad a veces me he preguntado si realmente soy parte de una familia. Te preguntarás ¿qué es esto?, bueno tal vez te sorprendas un poco al saber quién es mi "padre". Soy el hijo mayor del "Rayo amarillo de Konoha" y de la "habanero sangriento" Minato Namikaze y Kushina Uzumaki.

Minato Namikaze, el yondaime hokage (Cuarta sombra de fuego protectora) es considerado por muchos como el hokage más fuerte de todos.

Hace siete años, según lo que he leído y me ha contado mi abuelo, hubo en la aldea un ataque producto del Kyubi (Nueve colas), quien se encontraba sellado en mi madre.

Mi "padre", en un desesperado intento de salvar la aldea y nuestras vidas divide el chakra del zorro y sella la parte yin en mi hermano Menma y la parte yang en mi hermana Naruko…

A partir de ése momento mis hermanos fueron considerados héroes por retener el poder de tal bestia.

Pero, ¿por qué escribo padre entre comillas?. Cuando yo cumplí tres años mis hermanos habían empezado a mostrar indicios del chakra del Kyubi. Desde entonces mis padres habían empezado a entrenar arduamente a mis hermanos, para poder controlar el chakra de aquella criatura.

A partir de ese momento ellos me habían dejado a algo peor que un segundo plano porque ni siquiera me prestaban atención. Mi padre (si se le puede llamar así) con su labor de hokage no tenía suficiente tiempo y desde que empezó con su entrenamiento de mis hermanos tenía menos tiempo y mi madre tampoco es que hiciera mucho caso. Realmente se complicaron las cosas, ya no les importaba el darme de comer, o siquiera saber que comía; no les preocupaba si dormía o si llegaba a dormir, ellos dejaron de preocuparse por mi…. Ellos se habían olvidado por completo de su primogénito.

A veces les preguntaba si podrían entrenarme a mi, pero siempre me decían lo mismo:

-Ahora no Naruto, sólo entorpecerás a tus hermanos – siempre me tomaba en sorpresa que aún recordasen mi nombre (cuando no me confundían con otro de mie hermanos) y fue a partir de ése momento que me di cuenta del notable favoritismo de parte hacía mis hermanos menores, ya que yo siempre debía velar por su seguridad. Por que si se lastimaban mientras mamá y papá no estaban, lo más seguro era que salga muy herido; ellos siempre me reclamaban, diciéndome que mi deber era protegerlos y no atacarlos ni dañarlos, se los decía que yo no hacía nada, pero siempre me ignoraban y me tachaban de mentiroso.

Pero como siempre hay que ver el lado positivo no todo era tan malo; Mikoto-san y sus hijos eran personas muy apreciadas por mí, al igual que el abuelo Sarutobi y Kakashi-niisan… Creo que eso era lo peor de todo, que yo no lograba odiar a mis padres. Ya no los veía como padres, pero aún así no los odiaba, por que en el fondo todavía pensaba que tenía aunque sea una oportunidad de encajar en esa familia.

Ja, no sabía cuán equivocado estaba…

Fin Naruto Point Of View.

10 de octubre era una fecha muy especial para la gente, ése era el día en el que los "héroes" de la aldea cumplían su séptimo año vivos.

La mansión Namikaze, como todos los cumpleaños se encontraba abarrotada de gente; miembros de clanes como los Akimichi, Nara, Yamanaka, Inuzuka, Hyuga, Aburame, Senju y Uchiha se encontraban presentes en aquella celebración que se estaba dando en el gran jardín.

Todo esto era visto por un pequeño niño, de no más de siete años con un semblante que reflejaba tristeza en su mirada. El pequeño rubio se encontraba en su habitación, en el segundo piso de la gran casa.

Bajó los ojos y los cerró con fuerza intentando contener el llanto que se aglomeraba en sus orbes; no lo soportó más y varías lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas hasta llegar a la comisura de sus labios, fundirse con su saliva y después llegar hasta su mentón y caer lentamente hasta el suelo.

Se tumbo, reteniendo el llanto pero otra vez sin éxito alguno. No lo aguantó y rápidamente más lágrimas se desplazaban más rápido por su rostro. El pequeño rubio sólo podía soltar leves quejidos debido al llanto, recordando porqué estaba en esa situación…

Flashback.

Faltaban cinco horas para que empiece la fiesta de los grandes "héroes" de la aldea. Ahora el pequeño blondo estaba en la cocina "almorzando", o eso intentaba comiendo una acuosa masa verde que parecía tener vida propia.

-Ni siquiera se acuerdan de que tienen otra boca que alimentar – suspiró mentalmente el joven para llevar una cucharada de aquella sustancia a sus labios.

De pronto la puerta se abrió y giró la mirada encontrándose con su hermano Menma; ojos violetas, piel clara y pelo rojo igual de despeinado que el de Naruto.

Ingresó a la cocina en busca de un aperitivo y al no encontrar nada dirigió su mirada al rubio.

-Oye dobe ¿qué es lo que comes? – inquirió con aires de superioridad el niño al rubio.

-Sólo almuerzo – le contestó tajante el blondo dirigiendo otra cucharada a su boca. Pero en un rápido movimiento Menma se la arrebató y lo dirigió a sus labios.

De pronto su rostro se puso de color morado y se empezó a sobar el estómago y a se puso a gritar.

Queriendo ayudarle el rubio se levanta y le sirve un vaso de agua cual bebió rápidamente, pero aún así no ocurrió nada. Pero de un momento a otro apareció Kushina viendo a su bebé en el suelo tocándose la boca del estómago.

Tras media hora de revisión médica y curarlo bien…

-¡¿Quién te hizo esto Menma?! – cuestión con enojo en su voz, el chico sólo respiraba agitadamente y con su dedo apuntó a un temeroso Naruto. – ¡¿Qué le hiciste?! – interrogó más fuerte asustando al niño.

-Yo…yo – su mente procesaba rápido todo buscando una respuesta, cuando iba a contestar sintió como una palma lo golpeaba la mejilla izquierda.

Una lágrima salió de su ojo zurdo y vio cono su madre se veía furiosa. Otra cachetada recibió en menos de un segundo.

-¡¿Qué te pasa?! ¡eh! – le exclamó - ¡Es el cumpleaños de tu hermano y tú sólo tratas de envenenarlo! – le acusó ante la llorosa mirada del rubio.

-Pe…pero…ma…mamá ¡t…tam…también es.. es mi cum…cumpleaños! – le recriminó, pero lo que recibió fue otra cachetada en el rostro - ¿P…por…qu…qué? – preguntó en un susurró, mirando atónito a su madre.

-Hoy estás castigado ¡no saldrás de ti cuarto en toda la fiesta de tus hermanos! – le ordenó la mujer retirándose

Después de un rato, el niño sólo bajó su cabeza hambriento y subió a su habitación.

Sólo era un pequeño cuarto de 4 metros cuadrados con una cama un escritorio y un ropero, con muy poca ropa cabe recalcar. Además de que todo era de un triste grisáceo, no como la de sus hermanos las cuáles eran habitaciones de príncipes y princesas.

Suspiró conteniendo sus lágrimas y se tumbó en su cama a dormir. Después de unas horas despertó y observó que la fiesta ya había comenzado y nadie notaba su ausencia, ni siquiera su padre ni su madre que ya hasta se había olvidado sobre el castigo.

Fin Flashback.

-Psss… Naruto-kun – oyó en un susurró una conocida voz para el rubio. Giró su cabeza y ahí se encontró a las personas más apreciadas por él: el antiguo Hokage y probablemente el shinobi más poderoso de la aldea, Mikoto y sus hijos Itachi y los mellizos Sasuke y Satsuki Uchiha, y el jônin Kakashi Hatake.

-Ne Naru-chan ¿porqué no estás en tu fiesta? – preguntó con voz maternal la mujer Uchiha, Mikoto viendo las lágrimas del niño.

-Mamá me castigó – susurró no lo suficientemente bajo para que todos lo oigan. Pero la más consternada era la azulnegra, decir que estaba molesta era quedarse corto. Ella estaba furiosa ¡¿Qué clase de madre castiga y encierra a su hijo el día más especial de él?!, bueno Kushina Uzumaki era un ejemplo.

-¿Cómo que te castigó? – intervino el pelinegro Itachi, a sabiendas de que cuando su madre se enojaba hasta a él le daba miedo.

-Yo no tuve la culpa. No había nada para almorzar y tuve que ver qué hacer y luego llegó Menma y se lo comió, pero como su estómago no estaba acostumbrado él, y luego mamá llegó, me golpeó en el cachete y luego me castigó diciendo que yo quería envenenarlo y me dijo que no saldría de mi cuarto hasta que acabe la fiesta – relató con una cuantas lágrimas en el rostro ocasionando distintos sentimientos entre todos, especialmente en los adultos que alguna vez fueron muy cercanos a Minato y Kushina.

-Cada vez me decepciono más el haberle cedido el puesto de Hokage – suspiró mentalmente el anciano Hiruzen Sarutobi. Pero rápidamente alejó esos pensamientos y sacó de sus espalda una pequeña caja de madera pintada de color rojo vino – Bien Naruto ¿Sabes qué es esto? – le cuestionó, obteniendo una negación de cabeza como respuesta – Entonces… toma, ábrelo – le ánimo entregándole la cajita en sus manos.

Tomó la cajita y la observó minuciosamente, examinando cada parte sin perderse ningún detalle de la misma. En la tapa de color dorado había un símbolo de remolino grabado. Cuando quitó la tapa se sorprendió cuando vio que adentro había un para de muñequeras negras con el distintos detalles naranjas en formas de triángulos en los bordes, ambas medían alrededor de diez centímetros de largo y en el centro de la parte superior había nuevamente una espiral naranja.

También notó que había un par de pendientes en forma de remolino, pero estos eran de color naranja platinado.

-Esos son un par de reliquias antiguas de los Uzumaki, Naruto. Cuando yo era alumno de Hashirama-sensei, su esposa Mito-sama me pidió que yo se los entregue a alguien digno – reveló al pequeño rubio quien se colocó las muñequeras en ambos brazos, pero no los pendientes – ¿Qué pasa Naruto? – cuestionó el anciano al niño que sólo sostenía los colgantes en sus manos.

-Bueno Jiji, ¡Muchas gracias! – exclamó abrazándolo con sus pequeños brazos, aunque sólo podía rodear su cintura.

-No te preocupes Naruto – le comentó el anciano correspondiendo el abrazo y acariciándole el pelo.

-Bien… mi turno – alegó Itachi Uchiha sacando de su traje unos guantes negros con unas placas metálicas en el dorso de la mano y una inscripciones con forma de un rayo en el dedo meñique, una flama en el anular, un tornado en el corazón, una gota de agua en el índice y una roca en el dedo pulgar, donde van las yemas de los mismo.

El Uchiha se lo entregó en sus manos – Bien Naruto-kun, estos guantes me los encontré en una misión como capitán AMBU y pensé regalártelos, cuando aprendas a manejar tu chakra y los uses te llevarás una sorpresa – le explicó al niño que sólo asintió y se los colocó en las manos, cabe decir que los guantes siendo más grandes se achicaron hasta quedar perfectamente ajustados en sus manos, esto claramente sorprendió a la mayoría.

- ¡Wow! Muchas gracias Itachi-aniki – agradeció el niño, el ojinegro sólo le levantó el pulgar.

-¡Yo voy, yo voy! – pidió la pequeña Satsuki Uchiha, ella era muy parecida a su madre, su pelo era negro azulado y lo tenía corto hasta el cuello, con dos mechones enmarcando su rostro infantil – Toma Naruto-kun – le dio un tierno beso en el cachete y se ruborizó mucho. Después le entregó un collar de madera tallada con forma de cruz, pero en la parte de abajo una extensión horizontal y justo en el centro tres aspas parecidas a las del sharingan – Espero te guste Naruto-kun.

-¿Bromeas? ¡Me encanta! – expresó con una sonrisa de felicidad sincera en su rostro.

-Bien, Naruto es mi turno – avisó el pequeño Sasuke Uchiha. El único niño de su edad con quien se lleva y puede considerarlo su mejor amigo; aunque es un poco egocéntrico eso no quita que es muy amable. Antes él era amigo de Menma, pero con el paso del tiempo el niño pelirrojo se fue haciendo más y más arrogante; teniendo la idea de ser superior a cualquier ser de la aldea. Y a Sasuke dejó de agradarle el Namikaze cada vez más.

El Uchiha menor sacó de su bolsa de su pantalón un pequeño libro azul, el cual era un manual en donde decía "técnicas ninja elementales" y se lo entregó.

-Me dijiste que querías entrenar y bueno, ése ya lo leí y cómo sólo puedo hacer jutsus de fuego decidí dártelo a ti – le admitió rascándose el puente de la nariz mientras reía nerviosamente.

-Bueno ahora es mi turno – dijo Kakashi sacando de su bolso ninja un libro de conocidas pastas naranjas. Mikoto iba a reclamarle por querer pervertir a Naruto pero se dio cuenta de que era otro libro al leer el título de la portada "un ninja audaz" – Esto Naruto es una historia bastante entretenida, a decir verdad quería regalarte otro pero como a ti te fascinan las cosas ninjas pensé en darte éste, cuando lo leas te llevarás una sorpresa – comentó mientras el niño agarraba el libro en sus manos, las cuales por cierto estaban temblorosas.

-Mu…mu…muchas gra…gra…gracias – murmuró el niño agachando la cabeza - ¡Muchas gracias! – exclamó sacándole una sonrisa a los presentes.

Pero toda esa felicidad se esfumó cuando oyeron que la música de la fiesta se detuvo y el hokage usando un poco de chakra amplificó su voz.

-¡Disculpen! – gritó Minato obteniendo la atención de la gente – Bien, ahora que tengo su atención tengo que revelar junto a mi esposa tres cosas importantes – avisó el blondo mientras su esposa asentía en la mesa principal – Bien la primera es que ya decidimos quiénes serán nuestros sucesores como líderes de clanes Namikaze y Uzumaki.

Esto emocionó a Naruto, quien pensó que al ser el mayor podría ser el próximo patriarca del clan Uzumaki o Namikaze. Esto igual lo pensaron los acompañantes del pequeño ojiazul, menos los Uchiha menores quienes no tenían ni idea de lo que se estaba hablando.

-Y debo decir que mi querido hijo Menma Uzumaki-Namikaze será quien porte como nuevo líder del Clan Namikaze – reveló, muchas personas aplaudieron menos los acompañantes del rubio pequeño.

-Seguro a mí me dará el puesto del clan Uzumaki – pensó esperanzado, queriendo creer que así iba a ser.

-Y el líder del clan Uzumaki será, me complace decirlo mi querida hija Naruko – comentó, señalando a una niña rubia, de hecho era versión femenina de Naruto. Rubia peinada en dos coletas y ojos azules con marcas en la mejillas.

Nuevamente los aplausos no se dieron a esperar e inevitablemente las lágrimas se arremolinaron en los orbes azules del niño. Los acompañantes del mismo sólo podían negar la cabeza con decepción y tristeza por el pobre rubio. El niño sabía que el que le nieguen su lugar como líder de clan decía que era expulsado definitivamente del mismo.

-Y bueno, la tercera es que ya elegí a quién recomendar mi puesto de Hokage – Tomó palabra nuevamente el rubio mayor mientras sonreía.

-Se…seguro… No, a mi ni siquiera me ha entrenado. No tengo ninguna oportunidad de que él me escoja como el siguiente hokage – intentó animarse al principio, pero después de ser realista sabía que era muy improbable, por no decir imposible que lo escojan a él como futuro sucesor de su padre.

-He de decir que me fue difícil tomar esta decisión – admitió – mis dos hijos Naruko y Menma tienen altas probabilidades de ser los shinobis más poderosos que esta aldea ha visto, pero siendo realista, me gustaría que cuando Menma sea un ninja hecho y derecho tome mi lugar como futuro hokage de la aldea. Espero esta decisión no te moleste Naruko.

-Para nada papá -

-Ah, se me olvidó decir una última cosa. Mi antiguo sensei y sannin Jiraya junto a su compañera Tsunade-sama han decidido tomar como aprendices a mis dos hijos – concluyó, esta vez Naruto no lo soportó y se apartó de la ventana. Empujó a Kakashi que era el que más cerca estaba de él (y también el más decepcionado por haber sido alumno de Minato) y salió azotando la puerta de su cuarto; sus acompañantes se preocuparon y salieron rápidamente a buscarlo.

Bajó hasta el comedor y se fue a la puerta trasera, la abrió de una patada y corrió lo más rápido que pudo, pasando desapercibido para la mayoría de las personas. Salió al patio y se encaminó hacía el área más alejada de la aldea. Llegó hasta el bosque de la muerte y por una abertura ingresó lugar.

Cuando los acompañantes de Naruto bajaron a la fiesta trataron de pasar lo más desapercibidos posible. Vieron con rabia e impotencia como todos en la fiesta disfrutaban, especialmente la pareja de Minato y Kushina, quienes ni cuenta se habían dado de la desaparición del rubio.

Con la furia contenida cada uno de ellos (hay que recalcar que menos los Uchiha menores) asintió y se separaron para buscar a Naruto…

-¡Maldición! – rugió nuestro rubio protagonista cuyas piernas fallaron y caía en un área aleatoria del bosque de la muerte. Cansado por la larga carrera se sentó y se fue al árbol mas cercano a él. Se apoyó en el tronco y empezó a respirar agitadamente.

Sin previo aviso un enorme arácnido apareció frente a él. Paralizado por el miedo sólo atinó a esquivar un zarpazo que hizo con una de sus tantas patas.

Ahora, desde otro ángulo notó que la araña era en su mayoría negra, con dos colmillos blancos y en el bulbo una extraña coraza con forma de calavera.

Esquivó a duras penas otro zarpazo de aquél ser y calló rendido al suelo, quiso escapara pero sus pequeñas piernas ya estaban muy fatigadas. Se levantó a duras penas e intentó correr, para después parar en seco al observar que había cientos de aquellos arácnidos rodeándolo. Asustado calló estrepitosamente al piso y lágrimas se abultaban en sus ojos.

Cuando una de ellas le iba a dar una mordida un extraño fuego azul la alcanzó, quemándola en el proceso. Queriendo ver a su salvador se encontró con un sujeto con gabardina negra y una capucha que impedía ver su rostro (recalco que es de noche).

El salvador volvió a sacar de sus manos un extraño fuego azul y la lanzó a otra araña que intentó picar (o comer) al niño.

En un destello de fuego azulado el tipo apareció delante del niño y las arañas no tardaron en lanzársele encima. Sus manos se rodearon nuevamente de fuego azul y con sus puño cerrados empezó a golpear a cuantos arácnidos podía; cada vez que una pequeña flama rozaba aunque sea un poco a los seres estos eran consumidos por las llamas lentamente hasta quedar sólo el esquelético cuerpo de la misma o que sólo caían como polvo… Sin duda, a pesar de no haber ninguna gota de sangre, era una visión aterradora.

Cuando supuso que todos habían sido aniquilados se volteó para encarar al niño…

-¡Argh! – gruñó con dolor el rubio al sentir como un par de colmillos se hundían en la espalda y el veneno era inyectado en su interior, cada vez sentía su cuerpo más pesado. Creyendo que ya estaba a punto de ver sus últimos segundos de vida el encapuchado destruyó a la araña gigante y tomó al pequeño entre sus hombros; mientras el blondo sólo cerraba sus ojos cayendo en brazos de la inconsciencia.

Campo de entrenamiento N° 10.

Mikoto y sus pequeños retoños habían llegado al lugar de entrenamiento ninja; varias veces habían visto al pequeño blondo venir aquí a practicar o simplemente a pasar el rato.

Cuando llegaron empezaron a buscar por todos lados, pero no habían encontrado nada. La azulnegra se encontraba realmente enfurecida ¡¿Cómo demonios se le había ocurrido a Minato ceder el puesto que por derecho le pertenecía a Naruto?!, y para acabar de colmarla no sólo lo expulsó indirectamente del clan, sino también que había arruinado su sueño de ser el Hokage ¡Diablos, como le daban ganas de ir con su "Hokage-sama" y atraparlo en un genjutsu que lo haga recordar sus peores pesadillas!.

Bufó con molestia evidente mientras los pequeños Uchiha seguían sin entender que había ocurrido exactamente. Tras unos minutos de buscar y ver que su esfuerzo no había dado frutos decidieron ir al complejo Sarutobi a habla con el antiguo hokage.

Ichiraku's ramen.

Itachi por otro lado se había encaminado al puesto de ramen, lugar donde el rubio pasaba mucha parte de su tiempo y donde recibía su "desayuno, almuerzo y cena".

Esa noche el viejo Teuchi no había podido asistir a la fiesta de los "héroes de Konoha" y junto a su hija Ayame seguían atendiendo el local. No le sorprendió cuando divisó a lo lejos la figura del prodigio Uchiha, pero si el hecho de que viniera solo; la mayor parte del tiempo cuando venía era acompañado de Naruto y/o de su hermana menor, quien había agarrado gusto por el ramen.

-Teuchi-san vine a preguntar si usted no ha visto a Naruto-kun por aquí – preguntó con su estoica voz de siempre ante la mirada del viejo.

-¿el mocoso? – se colocó la mano izquierda en su mentón y empezó a acariciarlo, como si estuviera pensando algo muy importante.

-Sí, lo vi hace no mucho – comentó el hombre de mayor edad al pelinegro – intenté llamarlo pero al parecer no me hizo caso, y parecía estar llorando – reveló Teuchi al ojinegro quien sólo suspiró.

-¿Podría decirme a dónde fue? – interrogó al viejo.

-Sí, recuerdo se fue por allá – dijo apuntando hacía su costado izquierdo, Itachi agradeció la información del hombre y se fue en dirección al condominio Sarutobi a informarle al sandaime.

Monumento Hokage.

Por último Kakashi había ido al segundo lugar que mayor frecuentaba el rubio. Soltó un bufido y miró hacía el horizonte desde la cabeza del shodaime hokage Hashirama Senju.

-No puedo creer que por una estúpida profecía Minato-sensei haya dejado de lado a Naruto. Y para colmo prácticamente lo expulso del clan cuando le negó su puesto como líder – pensó decepcionado de cómo había roto prácticamente el corazón del niño rubio su sensei, la persona más cercana a un padre para él.

Buscó por la mirada en el lugar y no encontró nada, realmente Naruto estaba triste, tanto que probablemente no se haya fijado hacía dónde se dirigió. Se dirigió al compuesto Sarutobi para hablar con el anterior Hokage.

Caminaba lento, realmente no tenía ganas de apresurarse mucho. Había empezado a decepcionarse de su antiguo maestro desde que este había dejado de lado a Naruto. El pobre había crecido prácticamente sin el calor de su familia real.

Porque había varias ocasiones en donde por coincidencias lo encontraba comiendo en el puesto de ramen con Itachi. Otras que lo veía pasear con Mikoto y sus pequeños por la aldea y según había escuchado de Itachi, ocasiones en donde tenía que dormir en la calle y otras en donde Hiruzen o Mikoto le daban espacios de quedarse en sus hogares a cenar y a dormir.

Prácticamente el niño no tenía ningún modelo paternal a quien seguir. Itachi y él eran como sus hermanos mayores y Hiruzen era su abuelo "adoptivo". Mikoto se comportaba como una madre para el pequeño, y Sasuke y Satsuki eran sus buenos amigos. Teuchi también era como su abuelo y Ayame como su hermana mayor.

Decidió dejar esos pensamientos y centrarse en buscar al pequeño blondo. Llegó al compuesto Sarutobi y no le sorprendió encontrarse a los Uchiha allí…

¿?

Abrió lentamente los ojos, su vista se tornó borrosa y fugaces recuerdos pasaban por su mente al intentar recordar; cuando su vista se aclaró buscó a su alrededor. Se encontraba tendido en una cama y por donde podía ver estaba en una cabaña.

A su lado había una mesa de noche con el reloj marcando las 9:30 de la mañana… Se exaltó pero por alguna razón no podía moverse, intentó con cualquiera de sus dedos pero no podía articular ninguno.

Fastidiado decidió seguir examinando la posada. Las maderas de la casa ya estaban bastante viejas a decir verdad, en algunas se podían apreciar que había moho (obviamente por la madera podrida) e insectos rastreadores.

El techo era la misma historia, el pilar que lo sostenía estaba a punto de colapsar en cualquier momento y por lo que veía si eso ocurría todo el techo caería encima suyo.

Buscó más con la mirada pero sólo eso había en ese lugar; una mesa de noche y una cama en una cabaña de aspecto tétrico. Hizo el esfuerzo de articular alguna parte de su cuerpo por más pequeña que sea, pero no lo conseguía.

Fue ahí cuando oyó un chirrido, buscó con la mirada de donde provenía aquél desagradable sonido y lo encontró cuando justamente en la puerta se encontró una figura masculina.

Su piel era oscura y por donde se mire se notaba su tonificada musculatura. Vestía unos pantalones holgados negros y una botas del mismo color. Portaba una camiseta ajustada blanca con las mangas rasgadas; sus ojos eran de un profundo azul eléctrico con la pupila rasgada verticalmente dándole aspecto de reptil y sus cabellos eran rubios platinado que le llegaban hasta media espalda totalmente desarreglados.

-Vaya, parece que despertaste – comentó ese hombre mirando despreocupadamente al pequeño – Dime, ¿tienes hambre? – preguntó al pequeño, pero este no podía articular ninguna palabra – Oh cierto, el veneno que te inyectó la araña sólo era de parálisis, tienes suerte de que tenía un antídoto para eso, en un par de minutos podrás moverte – declaró sentándose en una silla y jalando un pedazo de suelo hacía arriba de donde apareció una escotilla secreta, sacó un cuchillo de carnicero y salió.

Y así como dijo en un pasar de quince minutos había recuperado la movilidad de sus brazos y por suerte boca. El desconocido entró nuevamente a la cabaña con un trozo de carne y empezó a comer bajo la mirada del niño – Bueno… Señor ¿me podría decir dónde estoy? – le cuestionó un poco cohibido ante la presencia de aquél humano, que por alguna razón no emitía ese aire de desconfianza que uno tiene con una persona desconocida.

-En el bosque de la muerte – respondió como si fuera lo más normal del mundo mientras con sus dientes arrancaba otro pedazo de carne, y ahora que lo notaba sus caninos eran notablemente filosos.

- ¿Y usted me trajo aquí, o me trajeron? – siguió interrogado ante el vago recuerdo del sujeto enmascarado que lo salvó de ése ataque, en el que probablemente haya fallecido.

-No yo te traje – reveló dándole otra mordida a su pedazo de carne – ¿Quieres? – le preguntó mostrándole la carne. Se sentó nuevamente en su silla frente a su cama y cruzando brazos y piernas.

-Sí tengo hambre – respondió un poco nervioso – gracias – agradeció engulléndose la carne y soltando un suspiró, ya podía mover la mitad superior de su cuerpo y eso era bueno. Y por lo que el rubio mayor veía, se curaba rápido.

-Dime, ¿qué hacía un niño como tú en un lugar tan peligroso como este en la noche? – inquirió al blondo menor, que rápidamente bajó la cabeza y lágrimas empezaron a acumularse en su rostro.

-Yo…yo – el pequeño intentaba hablar, a decir verdad necesitaba que alguien más lo escuche. Recibir otra opinión y ése hombre por más raro que parezca, por más poco tiempo que lo conozca le daba un aire de confianza. Así que decidió hablar – Ayer yo cumplí siete años – habló en voz baja pero lo suficientemente alto para que lo escuche – Yo soy el hijo mayor y se supone hasta ayer, legítimo sucesor del Clan Namikaze. Pero mi padre – hizo una pausa comentando esto último con un poco de tristeza que fue notada por el hombre – mi padre me negó el puesto y se lo sucedió a mi hermano menor – pausó su relato – yo creí que entonces a mi me sucedería el Clan Uzumaki, que es el de mi madre, pero hizo lo mismo y se lo sucedió a mi hermana menor – terminó su relato afligido pero un poco mejor por el hecho de contarle a alguien que escuche.

-Ya veo – comentó el hombre en un suspiro – Pero tú eres el hijo mayor ¿no? – le cuestionó al niño obteniendo un asentimiento de cabeza – ¿porqué no luchaste por el puesto de líder de clan? – interrogó al blondo pequeño que nuevamente bajó su cabeza – parece que tiene un complejo de inferioridad ante sus padres –

-Sería un suicidio para mí – reveló causándole más curiosidad al hombre que estaba frente a él – Hace siete años, el mismo día de ayer el Kyubi atacó la aldea – dijo recordando las historias que su abuelo y Mikoto le contaban del día – mi padre es el yondaime hokage – reveló causando que el sujeto abra los ojos bastante – él selló el chakra de la bestia en mis hermanos menores, y desde entonces ellos han sido considerados héroes. Cuando cumplí tres años mis hermanos dieron indicios del chakra del kyubi y los empezaron a entrenar – terminó de hablar, y ahora el hombre ya entendía a que se refería con el "sería un suicidio", cómo no serlo, si prácticamente se enfrentaba a él terminaría muy herido en el mejor de los casos. En el peor probablemente moriría.

-Así que son jinchuriki ¿eh? – comentó con un poquito de burla en su voz. Naruto pensaba que ahora saber de eso él iría con sus hermanos y lo dejaría a él sólo ahí – No son la gran cosa – dijo sorprendiendo al rubio – se creen mucho sólo por tener una bestia en su interior, ni siquiera usan su propio poder – le habló dándole ánimos al niño.

Se paró de su silla y se fue acercando al rubio. Colocó su mano en su frente y en un segundo la quitó – Bien. Ya tomé una decisión – declaró abriendo nuevamente el cobertizo del suelo y sacó de ahí un papel.

-Señor ¿qué hace? – cuestionó Naruto al hombre que escribía en un papel rápidamente.

-Decidí adoptarte Naruto – reveló el hombre con una profunda mirada.

-¡¿Eh?! – exclamó sorprendido ante tal declaración – pero ni siquiera lo conozco – dijo sintiendo como poco a poco la movilidad de sus piernas regresaba – además que ganaría con eso, yo sólo…

-Tú eres un niño con un gran potencial, que si se explota correctamente puede hacer grandes cosas. Créeme niño – alegó el sujeto que seguía escribiendo – además, tú eres infeliz con tu familia. Vi todo tus recuerdos hace poco, y me he dado cuenta de que eres alguien con una consciencia muy pura, pues no has caído en el odio. Alguien digno de ser mi sucesor y poseedor de mi poder – comentó ante la expectante mirada del rubio pequeño – Yo me encargaré de entrenarte y volverte el, no sólo shinobi. Sino el ser humano más poderoso de todos – concluyó.

-Pero ni siquiera sé su nombre – habló el pequeño. El hombre sonrió mostrando sus colmillos.

-Por eso no te preocupes… mi nombre es... Acnologia.

Y aquí acaba este primer capítulo que se me ocurrió mientras escribía el segundo capítulo de mi otra obra. Como vieron éste fic tendrá elementos crossover con otros animes y videojuegos (para los que quieran saber la apariencia de las arañas busquen Skulltulas en Google. Es de TLoZ)

Acnologia en este fic no será malo (ya no tanto al menos), pues ya tengo planeado un trasfondo para esto y para quien no lo sepa Acnologia es un dragón de fairy tail. Pero ¡ehhh! antes de que me digan sobre su apariencia les voy a ser sincero y es que dejé de leer Fairy Tail hace como una año y medio y no sé exactamente cómo es su look.

Tendrá elementos del anime mencionado arriba PERO sí hay un pero, es un fic de Naruto. Es decir la temática va a ser la misma de ninjas, y los ataques de Fairy Tail veré como pasarlos a los ataques de Naruto.

Y antes no voy a hacer a Naruto semi-dios, no por el momento y sí será harem.

Por el momento sólo tengo una y es la pequeña Satsuki (por dios, como me gustan las Uchiha) que es un Oc que no sé de dónde agarré. Ah y habrá gender bender (para quien no lo sepa búsquenlo en google, me da pereza explicarlo).

Espero les haya gustado este capítulo, recuerden que soy novato así que si tienen sugerencias díganlas en los reviews… ¡Hasta luego!.