Ya saben, nada me pertenece, todo es de J.K. Rowling, solo la historia. :)

Nueva vida

Por fin, Voldemort había caído, los que aún quedaban de pie no se creían esa verdad, los mortífagos restantes ya estaban siendo atrapados y por fin habría un poco de paz en el mundo mágico.

Harry se acerca a Ron y a Ginny quienes ya estaban junto al resto de su familia velando el cuerpo de Percy, quien se interpuso entre la maldición asesina y Fred Weasley, tal vez no era muy apegado a su familia, pero era su hermano o su hijo, y al sacrificarse por otro miembro de su familia ya decía lo mucho que los amaba.

Al verlo llegar Ginny lo abrazó y después le siguió Ron, conteniendo un poco las lágrimas, le digo que los apoyaría en lo que necesitaran, cualquier cosa ahí estaría él como su familia siempre lo estuvo cuando los necesitaba, los hermanos menores agradecieron sus palabras y fueron junto a sus padres.

Harry sabía que ese momento era para que la familia Weasley estuviera junta y aunque esperaba pronto tener una relación con la joven Weasley, algo le decía que debía dejarles ese momento para ellos, para que juntos superen esto como los demás, así salió del Gran Comedor y justo en el pasillo se encuentra a Sirius, al verlo no lo pudo hacer más feliz que ir corriendo hacia él y abrazarlo, mostrando lo mucho que lo había extrañado.

-Bien hecho Harry, sé que James y Lily no podrían estar más orgullosos de ti, te quiero Harry.-

Harry con lágrimas en los ojos le agradece por todo y a lo que Sirius le contesta que nunca lo vuelva a hacer, es como un hijo para él y es lo menos que podría haber hecho.

-¡Harry!-

Ambos hombres escuchan a lo lejos la voz de Hermione y al voltear en su dirección la ven corriendo hacia ellos.

-¿Qué pasa Herms?- pregunta un poco asustado.

-Harry... no lo... vas a creer... regresé... regresé a la casa... de los gritos y... aún respira Harry.- por la presencia de Sirius no quería mencionar de quién hablaba, ya que aunque ya pasado una guerra y muchas más cosas, Sirius seguía siendo Sirius, es decir, seguía siendo el inmaduro hombre que había conocido.

-¿¡En serio!? No lo puedo creer... vamos Herms.- Harry ya estaba jalando a Hermione para regresar corriendo a la casa abandonada cuando Sirius les pregunta de quién hablaban, simplemente su ahijado le dijo que después le decía y así desaparecieron de la vista del animago. Eso no le daba buena espina a Sirius, por lo que fue a la enfermería a ver cómo estaba Remus y si esposa, ya que tarde o temprano irían Hermione y Harry hacia por ayuda para su "amigo de identidad misteriosa."

-o-

Harry y Hermione seguían sin creer que el espía que en más de una ocasión les salvó la vida, siguiera respirando, pero creo que era obvio que algo así debió esperar, de lo contrario ya no estaría aquí o eso se imaginaban. Después de ver sus recuerdos claro que había cambiado su forma de ver a ese hombre, ahora sabía que era el hombre más valiente que haya conocido y lamentaba no haberlo visto antes, pero al ser tan buen espía trataba de pensar que así era como Snape había querido que fueran las cosas.

-Hay que llevarlo a la enfermería.-

-Sí, pero tendremos que hacerlo con cuidado, los demás aún creen que es un traidor.-

-¿Crees que lo sigan pensando después que se lo dijiste a... Voldemort en su cara?-

-Tal vez piensen que quería provocarlo.-

-Cierto, de acuerdo, entonces ¿lo levitamos a las tres?-

-De acuerdo... uno... dos... tres.-

-o-

-¡Harry! Pero... qué haces con ese... ese...-

-Espere por favor profesora, él siempre estuvo de nuestro lado, sé que es difícil de creer ahora, pero en este momento es urgente que se le lleve a la enfermería y... lamento decir esto, pero si alguien me lo llega a impedir se las verá conmigo.-

Ante sus palabras ni los profesores quisieron objetarle algo, aunque no estaban a gusto de ayudar a Snape pero si por ahora Harry Potter aseguraba que no había problema alguno, pues tal vez deban creerle. Por ahora.

Así llegaron por fin a la enfermería, el niño que vivió y venció miraba ya de forma molesta a todos a su alrededor, todos miraban con indignación por la forma en que se le brindaba ayuda a un mortífago, que sin importar su condición debería estar ya en Azkaban. Pronto todos se tragarían sus palabras, tal como él lo hizo.

Así como todos a su alrededor reaccionaron, Pompfrey no fue la excepción, no quería ayudar a Severus, el problema era que mortífago o no, no podía negarse a su ética de trabajo, una vida es una vida. Pidió que lo dejaran en la camilla más lejana para no molestar a los demás pacientes, Harry y Hermione hicieron una leve mueca de molestia ante sus palabras pero la obedecieron, al llegar lo dejaron de la forma más suave que pudieron.

-¿¡Es en serio... fueron a salvar a Quejicus... pero... cuál es su problema!?- Sirius gracias a sus gritos había despertado a todos los que se encontraban descansando un poco, entre ellos a Remus y su esposa.

-¡Sirius!-

-Harry, no... te... atrevas... a defenderlo... ese... esa... cosa no merece estar aquí. ¿Cómo se te ocurrió traerlo?- Sirius se acercaba lentamente disque tratando de asustar a los jóvenes gryffindor, pero ni se inmutaron a su forma inmadura de actuar así que simplemente le dieron la espalda.

Pompfrey le estaba ya suministrando un poco de la poción pero con los gritos de Sirius no podía concentrarse del todo, por ello le dijo que se fuera y no regresara hasta mañana.

El animago salió demasiado molesto con todos y fue a tratar de calmarse al Gran Comedor, a ver si ayudando a alguien que sí valiera la pena se le iba el enojo. Estaba a punto de llegar cuando lo notó, Quejicus seguía inconsciente, se paró en seco al pensar en eso y sonrió de forma perversa cambiando su destino hacia el salón de pociones o lo que quedaba del mismo. Si Quejicus quería reponerse en la enfermería él le ayudaría como buena persona que era.

Al llegar vio que extrañamente todo estaba perfecto, no había ni un frasco roto, tal vez le pusieron hechizos protectores o algo así, tomó el primer caldero que vio y lo puso al fuego, para poco a poco ir agregando ingredientes al azar, desafortunadamente pociones nunca había sido su fuerte, de no haber sido porque al viejo Slughorn le habían caído bien por ser populares y por qué no, muy guapos también tal vez no habrían pasado la materia.

3 horas después...

Estaba harto, ya había hecho más de 10 combinaciones y le seguían explotando en la cara, afortunadamente sus cejas ya habían vuelto a crecer gracias al imperfecto de la 4a. poción, pero por fin, había logrado algo, no sabía qué, pero se veía bien, pensaba divertido que mañana o en unos días se viera con tentáculos en la cara o algo similar, algo que lo hiciera aún más feo (si eso se podía).

Salió rumbo a la enfermería, ya era tarde y no se había percatado de ello, trató de ser sigiloso, pero no lo lograba, así que mandó todo al demonio y comenzó a correr con poción en mano, al llegar vio que estaban durmiendo todos, al llegar a la camilla de Snape le molestó que Harry siguiera ahí, en la silla de alado durmiendo, y Hermione en una camilla del otro lado de Harry mirando hacía su ex-profesor de pociones.

Tomó la poción que se encontraba en la mesa junto a Snape y se la guardó en la bolsa del pantalón y puso su poción con una sonrisa, se convirtió en perro y esperó debajo de una de las camillas que se encontraba casi en frente de Severus.

La enfermera tardó unos 20 minutos en llegar y darle confiadamente la poción que se encontraba en su buró lateral, al terminar se fue a descansar. Sirius movió la cola y salió a ver dónde pasaba la noche.

-o-

Qué raro, no le dolía el cuello o las costillas por la forma en que esa asquerosa serpiente le había apretado el cuerpo, de hecho se sentía bastante bien, con una mejor salud y hasta podría decirse, joven.

Abrir los ojos fue un poco difícil por la luz tan fuerte del sol, al menos para él y por el cansancio pero lo logró, se sorprendió de ver dos cosas, la primera ver a dos miembros del trío dorado a su lado y la segunda saber que estaba en la enfermería y no en Azkaban. Al notar que no estaba su varita cerca tomó la de Potter quien ni se percató, haciéndolo preguntarse cómo no habían muerto si ni se daba cuenta que le había quitado su varita. Conjuró un leve lumos para ver si su magia aún estaba con él y sí, no le había debilitado, conjuró frente a su cama un espejo de cuerpo entero para lentamente comenzar a levantarse e ir hacia el espejo y ver qué le pasaba, al llegar lo podía creer, abrió los ojos y la boca por la sorpresa, tenía 18 años o tal vez 19, pero sus rasgos habían cambiado un poco al igual que su cabello, se veía más corto y muy suave al tacto, giró la cara para ver su cuello justo donde Nagini le había mordido y no tenía nada, ni una pequeña marca, al igual que el resto de su cuerpo, al caer por completo en ello, giró su antebrazo donde su marca tenebrosa debería seguir pero no, ni eso, tal vez con la muerte de Voldemort o por lo que sea que le dieron y le cambiaron su apariencia. Jamás se consideró alguien superficial, pero admitía que se veía atractivo, al menos mejor a como siempre se había visto.

Una nueva historia, ojalá les guste.