Disclaimer: Los personajes de Haikyuu no me pertenecen, son de su autor respectivo.

Pairing: KageHina (Kageyama x Hinata).


Atractive

—¿Crees que soy atractivo?

Hinata escupió su jugo. Eso lo tomó por sorpresa. No se lo esperaba, mucho menos de Kageyama.

—¿Qué?

—Que si te parezco atractivo, pedazo de idio…

—¡Sí, ya entendí! —le interrumpió—. El problema es… ¡¿Cómo demonios me preguntas eso?! ¡Soy un chico!

—Por supuesto que lo sé. No soy un estúpido.

Hinata no comprendía ese actuar tan extraño de Kageyama. ¿Estaba hablando en serio? Seguramente se habría echado a reír a carcajadas si la expresión en su compañero no hubiese sido tan aterradora ni seria. Pero no, algo le decía que esto no era para nada una broma.

Se le quedó mirando unos momentos y el silencio lo embarcó.

—¿Estás esperando que te responda?

—¡Claro que sí, tarado!

—¡Debe ser un chiste!

—¡Responde!

—¡Yo qué sé!

—¡Eso no es una respuesta!

—¡Pues no hagas preguntas tan extrañas! —Hinata le tiró la caja de jugo por la cabeza, montó su bici y comenzó a pedalear rápidamente—. ¡Me iré adelantando! ¡Hasta mañana!

—¡No huyas, bastardo!

Pero ya era demasiado tarde, como si de un haz de luz se tratase, Hinata desapareció de su vista y Kageyama chistó.

—Maldición…

La cara de Hinata estaba completamente roja. No sabía si era de la vergüenza o del cansancio por lo mucho que pedaleó para dejar atrás a Kageyama. Había sido incómodo, ¿por qué siquiera estaba tan interesado en saber qué pensaba de él? Era mucho más fácil preguntarle a alguna chica de su clase, ¡pero no a su compañero de equipo! ¡ESO NO TENÍA SENTIDO! Tampoco entendía por qué se había puesto tan nervioso tras hacerle esa pregunta. Sabía que era un tanto rara, pero no como para ponerle tanto peso en el asunto. Todo lo que tenía que hacer era darle su opinión, quizá Kageyama quería pedirle algún consejo o algo por el estilo.

…no.

Imaginar a Kageyama pidiéndole consejos podía ser algo incluso mucho más aterrador que su cara endemoniada.

¿Entonces qué era?

Jamás se había parado a pensar en el atractivo de Kageyama. Más allá de sus increíbles habilidades en el Voleibol (que era lo único rescatable de su horrible personalidad), todo lo que sabía de él era su mal humor, sus insultos y su cara de susto. ¿Pero más allá de eso qué había? ¿Qué podría ser atractivo en un hombre? Si tenía que pensarlo con detenimiento, sería su inteligencia. Claro, lo reconocía, era un maldito genio (aunque odiase admitirlo). Pensaba las cosas con claridad. Tal vez podía ser duro algunas veces pero siempre tenía algo que decir en el momento preciso. Eso lo animaba mucho en los partidos. Podía ser su rival, pero confiaba plenamente en él. Era su apoyo y con él podía realizar jugadas épicas junto al resto de su equipo.

Él lo sabía porque Kageyama entrenaba duro, sus brazos y piernas eran fuertes para hacer movimientos fantásticos. Su cuerpo podía ser mucho más flexible de lo que aparentaba. Lo había notado en los camarines. Hinata no era mucho de observar a sus compañeros, pero se había fijado en que Kageyama tenía buenos atributos físicos. Una cintura singular, una figura esbelta, músculos tonificados… Y tal vez un lindo rostro. Mucho más con el cabello mojado, cuando salía de las duchas y las gotas le escurrían por todo el cuerpo, cayendo por su cuello y deslizándose hasta su clavícula. Luego él suspiraba y su abdomen se contraía. Y luego…

Espera.

¡¿QUÉ DEMONIOS ESTABA PENSANDO?! ¡En qué momento se había fijado en todas esas cosas! ¡¿Qué clase de compañero de equipo era ese?!

¿Qué?

¡¿Qué?!

¡¿QUÉ?!

Hinata detuvo su andar al darse cuenta de que casi choca con un poste de luz. El corazón le palpitaba furiosamente en su pecho. ¿Qué era eso? ¿Por qué se sentía de esa manera? Realmente no lo entendía. Él no era de mirar a la gente por la vida, pero no entendía por qué sus pensamientos giraban en torno a Kageyama. ¿Acaso eso significaba que sí miraba a Kageyama inconscientemente? ¿Podía afirmar entonces que Kageyama sí se le hacía atractivo? Apoyó una mano en su pecho al sentir que los latidos se acrecentaron.

—¿Por fin te has dado cuenta? —le sorprendió una voz detrás suyo.

Pensó desfallecer en ese momento. Hinata se dio la vuelta y reconoció al instante a Kageyama.

—¿Cómo es que tú…?

—Te seguí y tuve suerte de encontrarte. Ya estaba pensando darme por vencido —dijo y se acercó a Hinata aún más.

—¿A qué viniste?

—No has contestado mi pregunta.

—¡¿Sólo por eso estás aquí?!

—Cállate de una vez. —Kageyama lo acorraló contra una muralla. Los focos de luz ya estaban comenzando a encenderse bajo el acecho de la noche. —Solo responde.

—Yo… —Su rostro se cubrió de vergüenza. ¿Cómo iba a responderle si apenas se había dado cuenta de lo que pensaba hace solo un rato? —Pues… —Movió la cabeza hacia un lado, tratando de cortar contacto visual con el otro, más éste se lo impidió.

Kageyama lo tomó del mentón con sus dedos y lo encaró.

—¿Ahora evitas mirarme?

Hinata creía llegar a ser devorado por esos ojos tan intensos y expectantes.

—Estás demasiado cerca… —murmuró cabizbajo.

—¿Estás seguro? Después de todo eras tú el que insistía en estar a mi lado. No creas que no me he dado cuenta —sonrió confiado—. Me mirabas todo el maldito día como si fuese alguna pintura de museo. Al principio yo pensaba: "¿Qué le pasa a este?" Pero luego comprendí que no era del todo desagradable tener tu atención.

—¡¿Qué clase de pensamiento narcisista es ese?! —gritó.

—He visto que las personas que miran mucho a otros es porque le encuentran algo interesante o atractivo. Supuse que algo así debía pasarte.

—¡¿SOLO POR ESO LLEGASTE A ESA CONCLUSIÓN?!

—¿Entonces estoy equivocado? —No hubo respuesta—. He de asumir que no. Entonces para estar seguros… ¿qué me dices? ¿Te parezco atractivo?

Las manos de Kageyama se apresaron a ambos costados en las de Hinata contra la pared, buscando una respuesta. Los segundos pasaron y el otro no sabía qué contestar. No podía con tanta presión. Sabía que Kageyama era impaciente y si se tardaba demasiado, este buscaría otros métodos para confundirlo.

—¿Entonces…? —insistió Kageyama. Sentía el calor del otro de tan cerca que estaban.

—Yo… creo que —titubeó.

—¿Crees…?

—Creo… —continuó, enrojecido—creo que… ¡CREO QUE ERES UN IDIOTA!

Hinata se soltó del agarre de Kageyama y, tomándolo bruscamente del rostro, lo besó. Todo fue tan rápido que, de un pestañeo, Hinata ya iba partiendo a toda prisa con su bicicleta, perdiéndose en la oscuridad de la noche y dejando a Kageyama sin palabras.

Finalmente, el que había sido tomado totalmente desprevenido fue él.

Y tal vez, para Hinata, Kageyama podía ser mucho más atractivo de lo que pensaba.


Vi la serie. Me he comido una tonelada de doujinshis de ellos. Son hermosos y los amo demasiado.

¡Gracias por leer!