Capítulo Final


Neville y Draco recibieron la noticia del secuestro de los chicos Potter dos horas después de haber ocurrido. La residencia Potter era un hervidero de aurores cuando ellos llegaron. Todo era ridículo. La desgracia ya había sucedido.

—Neville… —en cuanto Ginny lo vio se levantó del sillón donde estaba siendo atendida. Neville recibió una mirada de reproche que aceptó de inmediato porque no había prestado la suficiente atención.

—¿Cómo sucedió? —Neville preguntó.

—Poción multijugos. Se presentó como Harry —Ginny no lloraba ni se derrumbaba. Sencillamente observaba a Neville fijamente con el fuego en su mirada encendido —. Encuentra a mis hijos.

—Creo que no tenemos que buscar demasiado —Draco le mostró los números a Ginny —. Él siempre quiso ser encontrado —Ginny contrajo el rostro.

—Pues lo va lamentar.


Harry parpadeó varias veces hasta que logró enfocar su mirada. Habían abandonado la pocilga donde estuvo encerrado y ahora se encontraba en medio de algún bosque, aunque no estaba seguro exactamente de cuál. Por puro instinto intentó espirarse pero seguía firmemente sujeto por sus cadenas mágicas. Entre la oscuridad de la noche alcanzó a vislumbrar una figura masculina. La conocía demasiado bien: era su verdugo.

—Hola Harry. Por fin has despertado —Lucas se acercó hasta quedar muy cerca de su rostro —. ¿Te gusta lo que ves? Y el lugar… ¿No te parece ideal para morir?—le cogió del mentón de una forma tan cariñosa e íntima que Harry tuvo asco de él mismo por sentirse así —. ¿No sientes nada familiar en el aire? Oh, no me refiero a mí, querido —Lucas le dio un breve beso en los labios —. Tus hijos… ¿puedes sentirlos? —Harry tensó todo su cuerpo y las cadenas se sujetaron con más fuerza a sus brazos —. Los traje, y pronto llegarán los demás. Hoy es una estupenda noche para destruir un linaje —Harry estaba furioso. Podía sentir en cada músculo de su cuerpo la descarga de rabia que se abría paso en su interior —. Continua así. Que tu enojo sea tu eterna prisión —Lucas se puso de pie para colocarse la máscara de mortífago —. Es momento de empezar con la diversión. Van a poder aparecerse pero no se podrán ir a menos que mueran. Esa será mi diversión máxima —Lucas rió como lunático y Harry tuvo terror de perderlo todo.


Neville había intentado inútilmente persuadir a Draco y a Ginny de quedarse en un lugar seguro hasta que el rescate terminara pero sus palabras habían sido rechazadas. Ginny además le había prohibido a Neville avisar al departamento de aurores sobre su misión. Ginny confiaba muy poco en el ministerio cuando no había nadie que valiera la pena manejándolo.

Lo extraño era que Ginny no había desconfiado de Draco. Ni siquiera había preguntado qué hacía con Neville. Aunque Neville podía notar que la única y real preocupación de Ginny estaba en sus hijos. Ni siquiera había pensado en rescatar a Harry; ella concentraba toda su energía en recuperar a James y Albus.

—Vamos, tenemos que… —Ginny fue interrumpida por una figura que se elevó desde el espeso bosque que estaba frente a ellos.

—Es maravilloso que pudieran reunirse con nosotros —Lucas movió su varita y el bosque empezó a cambiar hasta transformarse en un inmenso laberinto hecho de arbustos, ramas y hojas —. Esta noche ustedes y yo jugaremos un poco. Éste es mi laberinto particular: algunos caminos llevan a trampas mortales; otros llevan hacia los pequeños; y otro más lleva hacia a Harry. Tienen una hora para encontrar su destino porque, si no lo hacen en ese tiempo, todos morirán. Verán, las ramas y hojas de las que está hecho el laberinto tienen un potente veneno.

Después de decir eso Lucas desapareció y se abrieron tres caminos delante de ellos. Ginny tomó el del centro sin decir una sola palabra. Neville observó a Draco antes de que éste tomará el camino de la derecha y Neville hizo lo propio con el único camino que quedaba.


Harry pudo percibir la magia de Ginny y la de Draco. Lucas había arrastrado a todos a esa locura. Era la venganza delirante de un loco peligroso y Harry no podía hacer nada por salvar a su familia. Y, si iba un poco más allá, tenía que admitir que él fue quien los puso en riesgo mucho tiempo atrás. No había sido justo con Draco y mucho menos con Ginny.

A Ginny la había engañado durante años. No era feliz con ella como pareja. Tenía que cerrar los ojos cada vez que le hacia el amor y sólo había tenido hijos con ella porque él quería hijos y porque eso iba a hacer feliz a la familia que lo había acogido en sus peores momentos. Lastimosamente esa era la gran verdad de su familia: Sentía cariño por Ginny pero, fuera de eso, era un bastardo que no había podido darle a Ginny lo que una mujer merecía de su pareja.

Por otro lado estaba Draco. Harry Potter; el hombre, se había enamorado perdidamente de Draco Malfoy y lo deseaba con locura. En un principio no podía apartar su mente de Draco, no podía dejar de tocarlo, de hacerlo suyo. Era un cavernícola embriagado del más puro deseo. Draco lo hacía sentir vivo y amado. Pero también le había fallado.

Mientras su relación con Draco se hacía sólida y duradera también perdía el misterio que la había acompañado. Además de que se sentía estancado y muchas veces no sabía si llegar a casa con sus hijos era correcto, sobre todo cuando no se sentía del todo completo. Lucas se había aparecido en su vida cuando estaba luchando entre ser el Harry Potter que era amante de Draco Malfoy o el Harry Potter que era hombre de familia.

Lucas lo envolvió tan bien que lo hizo sentir sólo un hombre normal que no tenía que responderle nada a nadie. Un hombre sin una historia y sin un pasado. Tal vez Lucas no le dio ninguna poción de amor pero si termino por envenenarlo de egoísmo. Lucas se presentó ante él como una figura amorosa y compresiva, como un cuerpo joven y manejable. Como el portador de la más dulce de las ternuras.

Pero Lucas no era el único responsable. Si Harry hubiese sido un hombre maduro, alejado de sus demonios del pasado, nunca hubiera terminado en la cama con Lucas. Claro que tampoco hubiera engañado a Ginny ni a él mismo.

Harry intentó concentrarse en la magia de sus hijos pero no tuvo éxito. Sin embargo sintió como sus cadenas se relajaban un poco.

—Mi rabia… —Harry sonrió —. Todo este tiempo me diste la clave para salir de aquí y no te escuche.


Neville caminó a paso firme y cuidándose de no tener contacto con ninguna de las hojas o ramas que estaban a su paso. Todo estaba demasiado silencioso para su tranquilidad. Estaba esperando que un enorme dragón se apareciera a la vuelta de la esquina. Neville empuñó mejor su varita aferrándose a ella como si fuera un escudo. De pronto escuchó un suave canto que, de no ser por la situación en la que estaba, le hubiera tranquilizado bastante. Dio una vuelta más y se congeló. Al final de su camino estaba un ser que Neville sólo había visto en sus libros. La bestia cantaba suavemente mientras devoraba con saña un enorme ciervo macho. Neville intentó dar un paso hacia atrás pero fue inútil, la mantícora lo había visto.

Su rostro humanoide estaba lleno de sangre y de sus enormes dientes aún se podían ver algunos pedazos de carne cruda del ciervo que devoraba.

—No pienso morir aquí… —Neville murmuró por lo bajo cuando la mantícora saltó hacia él con su enorme hocico preparado para triturarlo.


Ginny estaba perdida, lo sabía.

Estuvo segura de ello después de dar vueltas en círculos por los últimos cinco minutos. Se detuvo en medio del camino y cerró los ojos en un intento por guardar la calma. Podía sentir a sus hijos, estaban tan cerca... Irremediablemente Ginny empezaba a odiar a Harry por haberlos puesto en esa posición. Abrió los ojos y retomó su camino dispuesta a descubrir una nueva ruta para salir del círculo. Dió una vuelta sobre su nuevo rumbo, el cual parecía mucho más oscuro que los demás; y, a medida que caminaba, las sombras se hacían más evidentes.

Al llegar a la mitad del camino se percató de que era incapaz de verle final pues la oscuridad se lo impedía. Ginny intentó convocar un lumus pero su varita parecía bloqueada. Ansiosa, caminó en medio de la oscuridad hasta que fue capaz de vislumbrar a Albus y James, arrodillados poco más adelante. Ginny entrecerró los ojos y, con terror, notó que no estaban solos: Un hombre vestido completamente de negro estaba frente a ellos con una daga en la mano. En un abrir y cerrar de ojos la afilada hoja de la daga cortó la oscuridad, rebanando inclemente la garganta de sus hijos.

—¡NOOO! —Ginny corrió despavorida hasta ellos fue era demasiado tarde—. ¡Riddikulus! —gritó con toda la fuerza de su ser, incapaz de aceptar lo que sus ojos veían, y los cadáveres de sus hijos desaparecieron. Un boggart. ¡Era un boggart! Ginny se arrodilló, llorando de terror y pena, abrazándose a sí misma cuando sintió como la temperatura decaía. Giró su cabeza y vio como una horda de dementores que se acercaban a ella. Quiso convocar un patronus pero le fue imposible, no tras lo que acababa de presenciar. Los dementores la derribaron pero Ginny sólo tenía una cosa en mente: no iba a morir allí.


Draco estaba sudando frío.

Nunca en su vida se había sentido tan atemorizado, ni siquiera cuando Voldemort invadió su casa y vivió bajo la constante amenaza de que, tanto él como su familia, podían perder sus vidas en cualquier momento, especialmente después de reflexionar que ellos mismos se habían puesto en esa terrible situación. No, eso era muy distinto a lo que había pasado con los hijos de Harry: Los chicos estaban medio de ese carnaval de sangre sólo porque un lunático había iniciado su campaña de venganza. Era horrible, esos chicos ni siquiera sabían lo que era un duelo mágico.

Draco giró y su alma casi sale de su cuerpo al ver a los chicos Potter amordazados. Corrió hacia ellos y los libero tan rápido como pudo.

—Tranquilos. Todo está bien. Los llevaré con sus padres —Draco sólo esperaba que ambos estuviesen vivos.

—¿Quién eres? —James preguntó asustado y reticente una vez que fue liberado. Draco podía notar como el chico hacía un esfuero por mantenerse lo suficientemente compuesto en frente de su hermano en un infantil intento por protegerlo.

—Soy un amigo de Neville. Estamos aquí para rescatarlos —Albus Potter se aferró a él apenas pudo y Draco fue incapaz evitar sentir una ola de ternura envolviéndole. Sin embargo se controló, no podía dejarse llevar por sentimentalismos en medio de tanto terror —. Vamos. No se vayan a separar y quédense muy cerca de mí. No toquen nada —Draco empezó a caminar y los chicos lo siguieron de cerca. Dio tres pasos y pudo percibir como el camino empezaba a estrecharse —. Hijo de puta… —gruñó Draco —. ¡Eso es trampa! —gritó hacia el cielo pero nadie le contestó —. Pero no eres el único que sabe se magia oscura —el camino se redujo de nuevo. Albus y James se pegaron instintivamente a él, temblando aterrados. Draco se giró para verlos y pasó una mano por sus cabezas en un vano intento por calmarlos —. Vamos a salir de aquí. No voy a dejar que les pase nada —No van a morir aquí.


Harry se escabulló por uno de los caminos intentando memorizar cada pequeño detalle para no volver a cruzar de nuevo por el mismo lugar. Un arbusto se pulverizó de la nada y Harry se puso en guardia, mirando anonado cómo sus hijos James y Albus aparecieron, seguidos de Draco.

—¡Papá! —ambos chicos exclamaron apresurándose para abrazar a su padre como si la vida se les fuera en ello.

—¿Están bien? —Harry jadeó aliviado, besándolos y abrazándolos con fuerza.

—Tenemos que irnos. Este lugar no es seguro —Harry se congeló en su lugar cuando escuchó la apresurada voz de Draco, pasando saliva trabajosamente cuando sus ojos lo enfocaron. Era un completo idiota, no había nada que pudiera decir que fuera lo suficientemente bueno para fungir como una disculpa.

Desde el otro lado del laberinto una enorme luz lo iluminó todo: Era un patronus en forma de leona, la cual que se alzaba poderosa y fiera frente a ellos. Draco casi fue iluminado por ese mismo patronus al grado de saber lo que tenía que hacer para terminar con el laberinto.

—Albus —Draco se arrodillo delante del chico que seguía abrazado a su padre —. Tenemos que salir de aquí porque cada minuto que pase es muy peligro. Yo puedo destruir el laberinto pero necesito de tu ayuda. Necesito tu sangre…

—¡Claro que no! Estás loco…

—Si —Albus dijo firme, cortando de tajo la respuesta de su padre —. ¿Qué tengo que hacer? —Draco le sonrió, cogió la palma de su mano y le hizo un corte muy profundo antes de guiar a Albus para que empuñara su empapada con su sangre.

—En cuanto empiece a decir el hechizo, el laberinto colapsará. Corran hacia la luz y no se detengan hasta encontrar a Ginny. Después desaparezcan de aquí tan rápido como puedan.

Draco empezó a hablar en un lenguaje que Harry no conocía mientras su cuerpo se elevaba y el laberinto se estremecía. Harry cogió a sus hijos apenas le fue posible pasar por las paredes del laberinto sin el peligro de tocar alguna y se echaron a correr directo hacia Ginny, la cual se encargaba de despachar a los últimos dementores en pie.

Draco estaba por encima del laberinto mirando todos los caminos. En uno de ellos pudo vislumbrar como Neville seguía luchando en contra de una enorme bestia con su brazo izquierdo ensangrentado y a punto de ser mordido de nuevo. Sin embargo Neville tomó a la mantícora por sorpresa al usar su varita para arrojar a la bestia directo a un enorme tronco, el cual estaba siendo destruído hasta quedar con la forma de una enorme estaca, empalándola.


Harry, Ginny y los chicos salieron del laberinto corriendo sin mirar hacia atrás.

—Malditos —Lucas se apreció para presenciar el fin de su laberinto —. Pero no se van a ir vivos —lanzó un hechizo que Harry repelió.

—¡Llévate a los niños, Ginny! — Harry exclamó. James y Albus tomaron las manos de su madre y los tres salieron corriendo.

—¡Pueden correr todo lo que quieran pero no podrán desaparecer! —Lucas rió y lanzó otro hechizo.

—Voy a acabar contigo… —Harry siseó cargando contra él.

—No lo creo, guapo —Lucas lanzó un hechizo directo a Harry y le fracturó el antebrazo, obligándole a tirar la varita —. Te voy a matar…¡y luego acabaré con ellos! —Lucas empuñó la varita dispuesto a atacar pero fue golpeado de lleno por un hechizo que lo derribó.

—No te muevas —Neville amenzó. Draco y él llegaron hasta Harry para auxiliarlo, Draco siendo el menos estropeado de los tres —. Tenemos que salir de aquí y llevarnos a ese loco con nosotros —Neville iba a lanzarle un incarcerous pero, antes de que lo lograra, Lucas se levantó con la varita en mano y se le adelantó, lanzándole una cruciatus.

—¡Neville…! —Draco iba a correr hacia él pero Lucas detuvo la maldición para arrojar a Draco, dejándolo inconsciente.

—Ahora sí. Sólo quedamos tú y yo cariño —Harry iba arrastrándose hacia su varita —. Vas a morir.

—¡Expelliarmus! —Ginny se apareció a espaldas de Lucas y lo desarmó. La mujer tomó la varita de Lucas y la partió en dos —. Te metiste con los chicos equivocados… —Ginny transformó su varita en un látigo y empezó a golpear a Lucas con él sin piedad. Cada golpe le rasgaba la piel y lo hacían sangrar, arrancando alaridos de dolor de los labios de Lucas —. Son mis hijos a los que secuestraste —Ginny cogió a Lucas por el cuello. Él movía las manos una y otra vez mientras sus ojos se inyectaban de sangre —. Y morirás por eso. Con mis hijos nadie se mete —Ginny agitó su látigo y sólo se escuchó un crujir.

Lucas se desplomó a sus pies con el cuello roto.


Draco abrió los ojos y notó de inmediato que ya no estaba en medio de ese bosque maldito. Estaba en San Mungo. Lo sabía por el olor tan particular del hospital.

—¿Cómo te sientes? —Draco se giró y vio a Neville sentado en un sillón —. El golpe fue duro.

—Me duele la cabeza.

—Estuviste tres días inconsciente.

—¿Qué sucedió? —Draco se sentó en la cama y el movimiento le provocó un mareo.

—Ginny regresó por nosotros y nos salvó el trasero con una increíble muestra de magia y encabronamiento. Nunca te lleves a los hijos de una leona o vas a terminar con el cuello hecho mierda —Neville se levantó del sillón para sentarse en la cama —. Me marchó mañana —Draco observó a Neville —. Sé que tienes mucho que arreglar —Neville le cogió las manos entre las suyas —. Rusia suele ser muy fría pero hay una buena calefacción en mi departamento. Tal vez algún día quieras ir a conocerlo —Neville se inclinó para besarlo de una manera que Draco tuvo que hacer lo posible por no gemir —. Estaré pensando en ti —Neville se levantó con una suave sonrisa en el rostro.

—¿Qué pasa con el guante negro? —Draco le preguntó al notar el guante en su mano izquierda.

—La mantícora quería una parte de mí. Supongo que le gusto mi mano —Neville abrió la puerta —. Sólo piensa en lo que te dije… —Neville se marchó sin más drama y con una sonrisa genuina.


Tres meses después

Draco abrió las puertas del despacho mientras estudiaba el paquete que tenía en las manos. Era de Neville, de eso no tenía duda. No conocía a nadie en Rusia que pudiera mandarle un paquete. Lo abrió intentado no sentir demasiado entusiasmo por ello, después de todo había reiniciado su relación con Harry. Sin embargo tenía sus dudas de si aquello era lo mejor. Una parte de Draco odiaba seguir siendo un secreto a pesar de todo lo que había sucedido con Lucas.

Draco abrió el paquete y de inmediato saltó a su vista el montón de pergaminos con sellos oficiales. Draco cogió el sobre con el sello de la noble casa de los Longbottom.

Draco:

He querido enviarte esto para darle respuestas a las dudas que seguro tienes pero que no realizas por temor a la respuesta.

Lucas no era tu hermano. Por ridículo que parezca, él nació en Azkaban. Cuando el nuevo ministerio tomó el control lo rescataron y lo entrenaron para ser un guardia. No tenía familia y nadie conocía con certeza su origen. Cuando conoció a tu padre se obsesionó con él por el gran parecido que tenían. Lucas estaba desequilibrado pero eso ya lo sabes. Nadie le prestó la suficiente atención por ser parte del nuevo sistema, supongo. ¿Él ser parte de tu familia? Él se lo imaginó todo.

Lucius se fue deteriorando en Azkaban. Su mente no era la misma y Lucas supo aprovecharlo muy bien. Él lo enajenó a tal grado que se lo creyó. Lucius murió creyendo que Lucas era su hijo. Lucas era un maestro de las artes oscuras. Uso la sangre de tu padre para entrar a tu mansión. La máscara le sirvió como vinculo para engañar a las defensas de la mansión y no permitirte entrar.

En medio de su locura decidió que él quería ser el único Malfoy vivo y que iba a vengarse de los que habían puesto a Lucius en la cárcel. Por eso se acercó a Harry. Primero llamó la atención del auror Potter haciendo diferentes crímenes con pociones para que Harry se viera obligado a buscar a un pocionista. Así fue como Lucas lo conoció y lo conquistó. Su objetivo era Harry y fastidiarte a ti.

Ahora ya sabes las verdades que no querías saber. Lucius nunca fue tan malo y Harry nunca fue tan culpable.

La otra verdad que tal vez no quieres saber es que sigo esperando tu vista…

—¿Draco? —Malfoy se giró para ver a Harry parado en el quicio de la puerta —. ¿Pasa algo? —Draco le dio la carta a Harry —. ¿Le has dicho que regresamos?

—No. Es la primera vez en tres meses que sé algo de él. Se mantuvo ocupado, por lo visto —Draco rió entre dientes.

—Parece que no se ha olvidado de ti —Harry colocó la carta en su lugar.

—Parece que tú si has olvidado lo que nos separó —Harry elevó su ceja derecha —. Sigo siendo un secreto —Draco no pudo evitar abrir la boca. La carta de Neville lo había llevado a algo así como una catarsis emocional.

—Ginny sabe quién eres —Draco se sirvió una copa de whisky.

—Ginny sospechó quién era y tú sólo se lo confirmaste —Harry soltó un bufido de exasperación. Su cara lo decía todo. No quería tocar ese tema.

—Resulta que recibes una maldita carta de Neville y te cuestionas lo nuestro. Es ridícula tu posición.

—Es ridículo que creas que puedo usar a Neville como pretexto para dejarte. No lo necesito. Te estoy haciendo un cuestionamiento verdadero.

—¿Qué quieres que te diga? No estoy listo.

—Supongo que tengo que seguir preguntándome cuándo lo estarás…

—Te amo, Draco; pero no puedo decirte cuándo estaré listo. Si mi amor te basta para continuar a mi lado seré el hombre más feliz del mundo; pero si no es suficiente no seré yo quien te impida ser feliz con alguien que pueda darte todo lo que necesitas para ser feliz.

Draco observó su vaso medio vacío. Era verdad, él no había tenido ni una sola conversación con Neville durante todos esos meses pero había pensado mucho en él. Sus cuestionamientos no venían por esa simple carta. Era algo mucho más complejo y que Draco siempre terminaba pensando después de estar con Harry. En sus momentos en la cama o fuera de ella, mientras estaban juntos y felices, sin un sólo momento de silencio Draco no tenía problema, se aferraba a la felicidad que Harry le daba. Pero cuando llegaba el silencio después de hacer el amor o cuando Harry dormía a su lado y él se quedaba despierto, surgían las preguntas como el verdadero peligro de su relación.

Amaba a Harry a pesar de todo y su cuerpo entero le decía que le pertenecía a Potter a pesar de su miedo irracional. Pero también estaba seguro que podía enamorarse de ese nuevo Neville que se había presentado en su vida.

—A veces el amor es menos romántico de lo que crees —Harry se acercó a Draco — pero no quiere decir que eso lo haga menos valioso y verdadero —Harry tomó el rostro de Draco entre sus manos —. Puedes elegir y créeme que lejos de odiarte te amaré aún más porque sé que te mereces más de lo que puedo ofrecerte. Pero esto es lo que soy ahora y no puedo prometerte más —Harry le sonrió.

Draco tenía en su cabeza dos frases. Una que le prometía esperar para vivir un amor romántico y heroico y la otra que le prometía seguir a su lado con un amor sólido y más fuerte que nunca pero condenado al silencio. Él sólo tenía que elegir...


Nota del autor:

Hola mis queridos lectores y lectoras. Probablemente estaban esperando un mejor final para éste fic. Sin embargo quise dejarles la elección del final a ustedes. Harry o Neville, ustedes eligieran mejor que yo.

También quiero aprovechar para despedirme. Secretos es oficialmente mi último fic en un buen tiempo.

Ha sido un viaje maravilloso. He tenido un aprendizaje fabuloso a lo largo de estos años escribiendo. Hay un mundo de diferencia entre mi infame primer fic a este y en gran medida se debe a las personas tan valiosas con las que me encontré a lo largo de este camino. Alguna se marcharon ya, otras seguirán siempre en mi vida.

Espero que me recuerden. Espero que sigan disfrutando estas historias que me dan la oportunidad de eternizarme. Podrán pasar años y acm2099 seguirá existiendo gracias a las historias que publique.

También espero que si tienen la inquietud de escribir algo, lo hagan sin importarles lo bueno o malo que podría llegar a ser. La única manera de mantener con vida este gran mundo llamada Fanfiction es así, regalando historias. También les invito a comentar cada cosa que lean. En un principio, cada que publicaba un capítulo de algún fic solía poner notas de autor como una forma de acercarme a la persona que estaba del otro lado de la pantalla. Después yo misma perdí la tradición por pensar que a nadie le importaba. Les invito a que hagan más rico este mundo. Les invito a compartir, a escribir, a saber que existe vida detrás de esta pantalla.

Tenemos la tecnología, hoy más que en cualquier otra época, tenemos la posibilidad de conectar con toda la gente del mundo. No pierdan esa oportunidad.

Cuídense mucho. No sé cuando pero espero regresar.

Un fuerte abrazo para todos ustedes.

30 de Junio 2016.