- Bittersweet Reality-

Advertencia este capítulo contiene happy ending, lean bajo su propio riesgo.

Entre el inmenso barullo y el desastre que se escuchaba a fuera del plantel fue prácticamente imposible percatarse del sonoro ruido que hacían sus zapatos cuando chocaban en medio de pasos acrecentados y fuertes. Pero a pesar de eso el siguió corriendo, recorriendo con esmero y prisa los pasillos del aula de maestros; hasta que un sonido seco se hizo presente al momento en que se detuvo ante la puerta del aula de 2d; acrecentando su inquietud, pero al mismo tiempo mostrándose demasiado dubitativo estiró la mano y giró la perilla de la puerta imaginando varios escenarios, cada uno peor que el otro.

En medio de la irónica mezcla del silencio en el lugar y el caos en el exterior pudo ver a Yui Katase arrinconada en una esquina del salón cubriéndose fuertemente la cabeza y temblando de pavor, esa visión fue suficiente para hacerle sentir una profunda impotencia, de saber a tal grado en que las cosas nuevamente se habían salido de control por poco hace que perdiera la cabeza en ese momento, todo en su entorno parecía ralentizarse sin saber cómo ocurrió tal epitome de forma repentina.

Para Yui ver a alguien como Kaneki en medio de todo este caos fue un enorme alivio; sin pensarlo se lanzó a los brazos de Ken, enterrando su cabeza en el pecho del joven mientras lloraba bastante asustada debido al mal rato por el que tuvo que pasar.

―Cálmate Yui ―Musitaba Ken suavemente mientras sentía los hipidos de su querida ex‐alumna ―. Te sacare de aquí, pero necesito que te tranquilices.

Yui lo miro a los ojos y asintió con desespero, se aferró a Ken con fuerza, intento ponerse de pie, pero sus piernas no tenían la fuerza suficiente para sostenerla debido al shock emocional en que se encontraba, fue cuando el sonido de las ventanas rompiéndose termino por empeorar las cosas y las granadas de gas que aparecían amenazando con detonar en cualquier momento fue suficiente para desequilibrar a ambos.

Pues esas granadas iban a detonar un gas tanto letal para humanos como ghoul, pero en especial para los ghoul.

Gas CRC ―rápidamente tomo a Yui en posición nupcial antes de que las granadas explotaran liberando aquel letal gas.

Ken torció los labios de angustia, pues del exterior escucho que mucha gente venía subiendo a rapel hacia el salón.

De repente fijo su atención a las múltiples detonaciones que comenzaban a aparecer a su alrededor, producto de las quinques siendo operadas por los investigadores que ya estaban en el edificio, o en el peor de los casos, del escuadrón quinx haciendo acto de presencia y haciendo uso de sus kagune; sea lo que fuere, no se detendría a averiguarlo, tomo a Yui estilo nupcial mientras comenzaba a correr en los pasillos esquivando con maestría las detonaciones que parecían no tener fin.

La operación en Kuoh ya había comenzado, pese a que hubo algunos serios contratiempos que postergaron dicha acción, la operación para la aniquilación de Haise Sasaki había dado comienzo y eso lo supo Ken al ver que por donde quiera que fuera, estaba siendo acorralado por los investigadores que ingresaban al lugar ya sea a pie o a rapel, junto con esas interminables granadas con ese maldito gas apareciendo por doquier.

¡No van a detenerse hasta no hacerme salir de ahí! —Ken se estaba quedando sin opciones mientras continuaba esquivando los proyectiles de rc y a los investigadores que se lanzaban para atacarlos y el que Yui gritara de pánico no ayudaba en nada—Y tampoco dudaran en acabar con Yui. Solo me queda una alternativa pero si lo hago… —Se detuvo a pensar en las consecuencias de ellos, en que quizás la relación de suma confianza que tenía con Yui se podría perder para siempre—pero por otro lado… —Ken tragaba duro ya que esquivar los ataques de los investigadores era cada vez más era difícil —, no me queda otra más que arriesgarme.

¡BOOOOM!

Ken había estado en cientos de operaciones cuando trabajaba en la CCG pero esta era la primera vez que el proceder de los investigadores era diferente de lo usual y eso le daba muy mala espina; no terminaba de analizar todas las posibilidades que jugarían a su favor o en contra cuando de pronto el techo se hace añicos y tanto el cómo Yui casi quedan atrapados en los escombros. ¿Dónde está Arima? ¿Qué planea? ¿Porque aún no ha aparecido? Estas y más preguntas aparecían en su mente.

Sus piernas habian adherido al techo para pasar la barrera que algunos investigadores habían formado para impedirle escapar.

— ¡SOSTENTE FUERTEMENTE Y NO TE SUELTES! —Le grito Ken a Yui lo suficientemente alto para que escuchara, pero para estos momentos quien sabe si la pobre adolescente aun estaría en sus cabales.

Una vez dicha tal orden y sujetando a Yui con la suficiente fuerza, corrió lo más rápido que sus piernas le permitían hacia uno de los ventanales que aún no habían sido cubiertos por el operativo y que le permitieran escapar.

Por su parte Yui no sabía a qué se refería con esa afirmación, pero muy pronto se arrepentiría de hacerlo, sintió una leve brisa de aire frio y la sensación de vértigo a mas no poder, Kaneki se había lanzado desde la parte más alta hasta llegar al suelo, y su cometido habría dado resultados, de no ser por una esfera de energía eléctrica que apareció casi al instante y que por desgracia no pudo esquivar. Llegado a este punto lo único que le quedaba para protegerse y proteger a Yui más que nada era manifestando su Kagune. Y ni aun así le eximio de tener heridas.

Pero Katase era otra historia.

Ese día sus ojos corroboraron el rumor que había circulado durante este tiempo en su estadía en el nuevo café, la nota periodística que daban los noticieros que casualmente escuchaba y los rumores de los comensales que consumían de vez en cuando en el café; los ojos de la joven perdieron su brillo y se quedaron clavados en los ocho apéndices naciendo de la espalda del que sería su protector y más cercano a un hermano mayor, todo este tiempo había estado conviviendo cerca del criminal y terrorista más buscado de Japón.

Ken uso los apéndices para defenderse de aquel ataque, pero la fuerza del mismo los envió a estrellarse hacia el edificio del que acababa de salir, levantándose una inmensa nube de polvo de paso. Cubierto de escombros y hormigón, el cuerpo de la joven estaba protegido por el propio cuerpo y apéndices de Ken, pero el impacto fue tan intenso que aun así no fue suficiente como para que la jovencita lo resistiera quedando inconsciente. Aunque quizás el shock emocional de la jovencita fue otro factor importante.

—Mejoraste considerablemente —Una voz masculina extremadamente estoica, taciturna se escuchaba por el boquete recién abierto. —Te defendiste muy bien al último momento aun así… tu desempeño deja mucho que desear.

Cuando se quitó el polvo de los ojos, noto perfectamente a quien pertenecía esa voz, era el hombre que había sido su primer padre, su maestro y el mismo hombre que no tuvo miramientos para asesinarlo a sangre fría; aquel hombre que aparentaba cariño fraternal pero en realidad lo miraba solo como un arma de pies y manos, para posteriormente verlo como una rotunda falla que debía ser eliminada.

—Ha pasado algo de tiempo desde la última vez, Haise —respondía el hombre como si nada mientras desenfundaba de su portafolios su nueva y mejorada IXA — ¿8 o 9 meses quizás?

Durante el tiempo que paso en Kuoh al lado de Sona y los demás le había hecho madurar bastante, no podía decir que no estaba sorprendido de verlo, de hecho había desatado varias sensaciones en él, incluso poniendo en vilo su temple y auto control. Pero el que Yui estuviera inconsciente por culpa de aquel que lo asesino a sangre fría, fue el detonante para dejarse llevar por ese tumulto de emociones negativas y que ese temple de madurez saltara por la ventana.

Lo único que hizo en ese momento de catarsis y adrenalina fue liberar violentamente sus extremidades…

¡AAAAAAAAARIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMAAAAAAAAAA!

(3 SEMANAS ANTES)

Cuando buscamos un cambio en nuestra vida muchas veces suele confundirse como un capricho infantil, pero va más allá de eso.

Mas bien hablamos de un acto de necesidad, de firme convicción. Ya sea por iniciativa propia o porque simplemente no hay más opción que hacerlo, abandonar ciertos hábitos, cambiar tu comportamiento, perseguir nuevas aspiraciones y metas para poder reiniciarnos, reinventarnos; hallar ese equilibro entre necesidades y logros, entre deseos y conductas…

Conseguirlo no es fácil, ni mucho menos agradable al menos desde principio, pues el primer obstáculo para él, resulto ser el mayor escándalo que la prestigiosa academia de Kuoh se ha enfrentado en su historia como institución educativa. Con una población estudiantil mayormente del género femenino, se podía decir que los rumores eran la moneda de cambio más común. Por lo que su precipitada renuncia al plantel de profesores tomó por sorpresa a todos los alumnos, y reforzó el rumor de que un tórrido (y prohibido a la opinión de muchos) romance, opacó incluso las desventuras del trio de pervertidos que siempre iban cada vez peor.

Es por ello que siempre hay consecuencias cuando se abandonan ciertas cosas o hábitos en pos de realizar un cambio en la vida.

Y una de ellas era el tremendo show que se armó en la sala de juntas.

—Entonces, básicamente lo que me está diciendo usted es que… —decía el director del plantel leyendo el panfleto entregado minutos antes por el susodicho, aparentando profesionalidad, pero a decir verdad estaba más que enfurecido —A un par de días realizar nuestra nuestro viaje a suiza; y que por cierto usted quien se había comprometido en realizar y presentar el proyecto de intercambio escolar esta… ¡RENUNCIANDO EN ESTE MOMENTO!

El peli negro asentía con tranquilidad quedándose de pie en medio de todos ellos, un poco ofuscado al sentir la mirada del director y la de desaprobación del consejo directivo de la escuela.

— ¡¿Se ha vuelto loco?! —Hablaba el promotor del proyecto de intercambio internacional igualmente con tono disgustado y poniendo en picada el alta estima que le tenía al joven educador —, usted está demostrando absoluta falta de profesionalismo y seriedad no solo como educador sino también como persona.

—Lo entiendo perfectamente —era lo único que decía Ken en su defensa —.Pero esa es mi decisión final

El director no podía creer lo que escuchaba.

—Esto es sinceramente…. Inconcebible —Hablaba de nueva cuenta la cabeza de la escuela, cerrando sus ojos y controlando su respiración —, desde que me inicie como educador hasta que tome el mando de esta escuela he conocido a toda clase de personas… desde los más hipócritas hasta los que de plano no conocen el concepto de la moral —El director suspiro un poco —pero aun así, no pensé que alguien superara mis expectativas, ¡Felicidades señor Ken!

El ahora ex maestro no cambiaba su expresión, sin embargo, aunque hubiera serias repercusiones, sabía que esta era la decisión que debía tomar para el inevitable encuentro contra los que considero su familia en su tiempo.

—No espero comprenda mi proceder, pero esto es algo que va más allá de mi comprensión, aun así, lamento todas las consecuencias que acabo de ocasionar —intento aminorar los ánimos, pero lastimosamente eso solo lo empeoro más.

—Curiosa analogía, curiosa de verdad —nuevamente el director tomaba el panfleto de la mesa —solamente quisiera que me explicara esa "cuestión" que va más allá de su "comprensión" para que usted decidiera ¡HACER ESTO! —finalizaba este, arrojando con enojo el panfleto que decía "carta de renuncia"

—Le teníamos alta estima… pero al final mostro sus verdaderos matices —Continuaba otro de los alto mandos igual de enojado que los demás.

Uno a uno de los consejeros académicos no paraban de atacar a Kaneki sobre su ineptitud e inmadurez, afirmando que es un hipócrita de lo peor, y acusándolo de que el capricho de sus acciones dañaría gravemente la reputación de la escuela. Repetían mil veces la severa puñalada de espalda que les dio a ellos, "el perro que mordió la mano que le daba de comer", la profunda traición hacia el director quien lo había recomendado para encabezar dicho proyecto y todo lo que se les pasara por sus mentes seniles.

Solo uno mantenía sus reservas y media la expresión del susodicho, ese era el subdirector quien en ningún momento emitió algún reclamo o improperio hacia el joven que estaba siendo linchado verbalmente, cosa que el mismo Ken agradecía para sus adentros ya que eso hacia un poco más llevadero aquel escándalo que formaban los directivos.

— ¿Serias tan amable de compartirnos el motivo por el cual tomaste la decisión de renunciar Kaneki-san? ―Hablo de repente haciendo que todos detuvieran su discusión en ipso-facto y el propio director lo mirara incrédulo —. Para haber tomado una decisión como esta y aun sabiendo las consecuencias que esto acarrearía, debe ser un motivo de suficiente peso ¿o me equivoco?

Kaneki le había dado la razón mentalmente, solo que no imaginaba que tanto peso implicaba tal decisión.

— ¡ESO NO TIENE RELEVANCIA ALGUNA SUBDIRECTOR! ─Graznó el director con su alterado timbre de voz―. Poca cosa nos debe de importar lo que tenga que decir, este… este…

―Lo entiendo ―Interrumpió el subdirector ―, pero antes de proceder con lo que se tenga que proceder, me gustaría escucharlo por parte de los labios del señor Ken ―El subdirector hablaba de forma serena ― ¿por favor nos lo compartirías?

Ken suspiro pesadamente solo deseaba marcharse de ahí cuanto antes ¿Era mucho pedir?

―Como bien dicen, puede ser que estoy botando a la basura una oportunidad de crecer profesionalmente, así como también tener una vida llena de lujos y facilidades ―Ken pausaba un poco ―.Pero me di cuenta que eso perderá relevancia al momento en que veas tu reflejo en un espejo y notes como han pasado los años, ―El sub director escuchaba atentamente cada palabra ―de saber que, aunque tomaste un empleo aceptable o vivas una vida más allá del status quo concluí, que de continuar en esta situación, cada año que transcurriera me sentiría mucho más miserable, hasta llegar a la vejez y preguntarme, ¿porque cambie mis aspiraciones por las de otra gente?.

― ¿Quiere decir que ser maestro no era lo suyo? ―Pregunto el docente con genuina curiosidad, para incredulidad de los demás presentes.

―Exactamente… ―Ken esbozo una media sonrisa. ―Pensé que debía tomar esa decisión, tras meditarlo en una larga caminata.

En efecto había actuado de manera nefasta y por ende había faltado a su palabra, el subdirector, estaba de acuerdo con todos los presentes, pero eso no quería decir que simpatizara un poco con el joven, era cierto que a veces no hay más opción que abandonar tus sueños y sobreponer otras cosas más importantes, ¿pero acaso estaba mal luchar por ellos si había una oportunidad? ¿Y qué hubiera pasado si él hubiera hecho lo mismo? Esas y más preguntas son las que se llegan a hacer los adultos cuando llegan a cierta edad de madurez.

El subdirector solo asintió con la mirada mientras que el resto había quedado sin habla, quizás la razón por la cual el subdirector en contraste con la máxima autoridad de la escuela se había mostrado neutral era porque realmente se identificaba con las palabras del joven o por simple protocolo profesional.

―Le agradezco su sinceridad ―asintió el subdirector con una media sonrisa, ―. En este punto solo nos queda llegar a una deliberación con respecto a su asunto―Mirando a los demás directivos aclaro su garganta ―.Por favor debatamos.

Tras un rato de discusión con más murmullos e improperios de por medio, por fin habían llegado a un acuerdo, en director se puso de pie y se acomodó los anteojos.

―Debido incumplimiento del artículo 34 del código de educación consistente en no cubrir el plazo establecido de su contrato, así como también incumplir las cláusulas del mismo, tales como participar en eventos para mejorar el prestigio de la institución educativa, no tenemos más opción que proceder legalmente contra usted ―El director hablaba con voz monótona ―Dentro de tres días recibirá un citatorio para que venga a comparecer a la corte y responda a las faltas que ha cometido.

Kaneki tragaba saliva con fuerza, sabía que el pandemonio se iba a soltar… ¿pero una demanda? Era demasiado para asimilarlo.

―Y si fuera usted le recomendaría pagar un buen abogado ―continuaba el promotor del evento internacional ―.Por qué nos encargaremos de hundirlo tan profundo que va a conocer al titánic en persona ¿entendió?

―S-si ― Ken estaba un poco sobresaltado ―.Con su permiso.

Una vez cerrada la puerta se detuvo a admirar el pasillo de los salones, estaba consciente de lo que pasaría después, y lo había meditado detenidamente. Por más que lo negaba y trataba de esconderlo cada vez se daba cuenta de lo que pasaba. Y era precisamente el miedo ante el cambio, el temor a la incertidumbre, al qué va a pasar después, si puede ser capaz de manejarlo, al si todo irá mal.

Entendía que este tipo de cosas sucederían y que su subconsciente buscaba disuadirlo de que no arriesgara nada, pero lo hizo de todos modos. Y ahí estaban las consecuencias ¿realmente sería un término correcto llamarlo de esa forma? Más bien era el inicio de una travesía zigzagueante donde debía levantarse sin importar cuantas veces cayera, donde debía dar un paso adelante y dos atrás. Pero sin duda los resultados que vendrían tras superar esos obstáculos serían más que satisfactorios.

Una vez que había finalizada la hora deportes, un sexteto de bellas jovencitas se habían reunido para cambiarse la sudorosa ropa y meterse a la duchas como dios las trajo al mundo, sobra decir que su aterciopelada voz y sus risas coquetas serían capaces de corromper el decoro y rectitud del más decente de los hombres para transformarlo en un completo depredador sexual.

Ya en la ducha el grupo de chicas conformadas del segundo y tercer año, hermosas, de escultural figura y enormes proporciones, hablaban alegres de temas absurdos y cotidianos que ocurrían tanto en la academia como en sus vidas diarias, confiando en que tenían un rato de intimidad ya que en ese momento el trio pervertido se encontraban en la sala de castigos, bueno al menos los dos integrantes que menos relevancia tenían ya que el más importante estaba ausente y en esos días su actitud había cambiado radicalmente. En fin, en estos momentos Matsuda y Motohama se arrepentirían de por vida por perderse semejante espectáculo.

Lo que las chicas no sabían es que, minutos después, cierta presidenta del consejo estudiantil había entrado a las duchas también, quedando a unos cuantos metros de ellas, quizás para tener un rato a solas ya que tenía mucho en que pensar.

―Parece ser que no estoy sola. ―Mascullo con cierto tono molesto en su voz, pero decidió que debía dejarlo pasar de momento, y dejo que el agua de la regadera lavara sus preocupaciones.

Restándole importancia a lo que pasaba, la joven heredera comenzaba a enjabonar su cabello con el shampoo de repente escucho como las chicas comenzaron a chismear sobre otras chicas y su apariencia, lo grandiosas que seguían luciendo las dos grandes Onee-samas y que ningún ser en la tierra seria signo de estar en su presencia; lo cierto fue que esos temas fueron algo que considero de muy mal gusto pero siguió sin tomarle importancia alguna. Cuando estaba a punto de cerrar la regadera para enjabonar su cuerpo fue cuando el grupo de chicas llegaron a uno de los temas importantes con respecto al trio pervertido.

― ¿Saben que me parece extraño? ―de repente una de las chicas cambio de tema ―. Últimamente el idiota de Hyodo se ha comportado diferente, lo veo con el ceño fruncido y esta apartado de los demás, quizás esta vez lo castigaron de forma ejemplar.

―Ya era hora… digo se lo merece, hubiera preferido que lo expulsaran, de esa forma nos habríamos desecho de esa calamidad para siempre ―negaba con la cabeza una chica de pelo negro ―. Y no quita que los otros dos idiotas continúan haciendo estupideces para espiarnos, por eso no quería que admitieran chicos a la academia.

―Pero no lo veas por ese lado Naoko-chan―Hablo otra de cabello castaño de forma coqueta ―,digo hay mucho material que vale la pena…

La mencionada le dio por completo la razón, y fue donde salió el tema de la lista de "¿A qué profesor le entregarías tu virginidad?"

A lo lejos Sona rodo los ojos en señal de molestia, ¡como odiaba esa página! desde que ese blog vio la luz, la joven presidenta movió cielo mar y tierra para averiguar de dónde y quien había publicado semejante estupidez, pero por más increíble que sonaba, hasta ahora no había ningún indicio y la pagina que había permanecido cerrada paso a otro blog, ahora que lo pensaba esa era una buena forma de comenzar para distraer su mente y que el orden prevaleciera en la escuela.

Mas interesada en el tema se dispuso a escuchar.

―Algunas dicen que Azazel-sensei la tiene grande. ―Comentó otra―. Y que ha tenido una que otra aventura con varias de maestras ¿Tu qué opinas Aiko-chan?

―Puede ser, su cara coqueta lo dice todo ―Asintió la chica con sonrisa pícara ―.Por eso prefiero más a Kaneki-sensei.

La sola mención de ese nombre hizo que las demás gritaran un "KYA" de forma sonora.

― ¿Aunque no la tenga grande? ―Pregunto una rubia haciendo que las demás la fulminasen con la mirada.

― ¡¿Y tú cómo sabes que no la tiene grande?! ―Naoko-chan, la que aparentaba más rectitud y decencia esta vez preguntaba con cierto recelo y sin pudor ― ¡¿Se la has visto?!

―P-pues n-no ―Retrocedía un poco asustada la chica ― P-pero la lista lo dice.

―Bueno si la lista lo dice, es por algo ―murmuraba otra chica de cabello castaño de forma pensativa― ¡Pero qué importa! ¡De todos modos me lo tiraría sin pensarlo dos veces!

Todas las chicas rieron y la apoyaron en unísono estando de acuerdo con ella. Sona en este punto repiqueteaba con los dientes, en otro momento ella hubiese hecho acto de presencia y las habría mandado a detención por menos que eso, pero quería saber qué rumbo tomaría la conversación. Y después de más penosas muestras de fangirlismo, fue cuando habían tocado el tema más picante del momento, quizás el rumor más legendario en toda la historia de la academia, fue cuando la heredera disimuladamente y sin hacer ruido cerro la regadera para escuchar la conversación más a detalle.

―Pero es una lástima ―Retomo la conversación la chica con el nombre de Aiko ―.Parece ser que lo despidieron.

―y no parece que a Rosseweise-sensei le afecte mucho ―Añadió otra chica de cabello verde ―.Para alguien que se le pega como chicle en todo momento habría armado un gran escándalo, pero la veo de lo más normal, hasta incluso sonríe más ¿Creen que haya algo entre ellos?

De repente las chicas dejaron de hablar ya que sintieron que el aire se tornó un poco frio, sensación que duro unos pocos segundos, por un momento pensaron que había una presencia sobrenatural, pero tan pronto como ese pensamiento apareció se fue, pues el barullo nuevamente salió a relucir en las regaderas

― ¡¿QUE ACASO NO LO SABES?! ―La chica que había asegurado que maestro con el miembro más grande era el de Azazel tomaba por los hombros a la que había preguntado semejante tontería ―.Era obvio que esos dos ya se traían algo entre manos.

―Y eso no es todo, escuche que el director los descubrió haciendo cosas indebidas en uno de los salones ―Esa declaración hizo que Sona quedase en su lugar estática y abriendo los ojos de par en par y las chicas gimieran sonoramente.

― ¡Eso no es cierto Akemi! ―Protesto una chica de cabello azulado, que había permanecido callada la mayor parte del tiempo, quizás por lo inverosímil que se escuchaba esa declaración ― ¡Yo escuche que fue en el almacén del gimnasio!

Nada que ver era el morbo del chisme, de estar al tanto de los más sucios y secretos develados de las demás personas aunque fuesen meros rumores.

―Entonces por esa razón Ken-sensei dejo de asistir a la escuela ―Akemi se tomaba la barbilla de forma pensativa. ―Suena bastante creíble si me lo preguntan, ¿pero acaso Ross-sensei no debería estar también despedida?

Todas las chicas se quedaron pensativas. Y las risas nuevamente estallaron.

― ¿Saben que es lo que yo creo? ―Dijo de repente la chica de cabello azulado, haciendo que las demás la miraran con sumo interés ―.Que ya están esperando al primero.

―Eso es absurdo Hikari-chan ―Rápidamente las chicas negaron con la cabeza

―Pero puede que tengas un poco de razón… —Otra de las chicas añadió haciendo que las demás la mirasen fijamente —, digo esa es una probabilidad muy alta.

Nuevamente iban a discutir sobre el tema hasta que…

― Les doy la razón eso, es algo absurdo ―Una voz estoica y muy bien conocida hicieron que las chicas tragaran saliva ―.Es mas ¿Les gustaría saber qué es lo que yo opino al respecto?

Rápidamente el sexteto de chicas volteó hacia atrás. Si sus ojos no les jugaban una mala pasada quien permanecía frente a ellas con una discreta toalla tapando su cuerpo, era la presidenta del consejo estudiantil.

―K-k-kai-c-cho ―una de las chicas hablo pesadamente ― ¿q-que ha-hace a-aquí?

― ¿Tiene algo de malo? ¿Acaso la presidenta del consejo no puede tomarse un rato de relajación? ―Pregunto de forma monótona, ganando como única respuesta una atemorizada y silenciosa afirmación de cabeza grupal. Dejó deslizar la toalla por su blanca piel, la coloco a un lado de los toalleros y se aproximó con una inusitada calma al grupo.

―Una de las cosas que más me llaman la atención es que hablen sobre esa dichosa lista y las perversidades que supuestamente estarían dispuestas a hacer ―la mirada violeta se clavó en una de las seis chicas en concreto ― ¿Te llamas Manami verdad? ―La mencionada nuevamente asintió de forma temerosa ― Tú dijiste que te tirarías al profesor Kaneki sin pensártelo dos veces…no obstante, a pesar de que mido 5 centímetros menos que tú, te estremeces con mi sola presencia, lo que me lleva a preguntarme ¿Qué sucedería si tu degenerada fantasía se volviera realidad? ―La tal Manami trago en seco ―Digamos que en un hipotético caso en donde tú y Kaneki-sensei se encuentren a solas en un hotel; sales de una ducha y de repente lo encuentres acostado en la cama, desnudo, listo para una acalorada noche de sexo desenfrenado.

Esta era la primera vez que alguien tan recto y decente como la presidenta estuviera hablando de forma tan desgarbada, más si son temas prohibidos como las cosas indecentes y perversidades que muchas de las chicas aborrecían, pero internamente fantaseaban hacerlas cuando veían alguien atractivo del sexo opuesto.

― ¿Qué harías en este caso? ¿Tendrías la suficiente madurez mental para saber que estas a dar un gran paso o cometer el peor error de tu vida? ―Prosiguió ella de manera solemne, no obstante la hostilidad se sentía en el ambiente

― ¿ehh? Pues yo... ―La chica se había quedado sin palabras, dándose cuenta de lo que la presidenta intentaba decirle.

―Lo supuse ―Le interrumpió la heredera con una mirada de arrogancia ―, pero a estas alturas ¿Que se puede esperar de alguien común y corriente?, o en tu caso más corriente que común.

Abriéndose paso al grupo de chicas abrió la regadera para enjuagarse el cabello.

―Podría decirse que a esta edad hormonas están desenfrenadas, e inevitablemente pensamientos de esa índole pasen por nuestras cabezas―cerro con suma lentitud una de las llaves de la regadera. ― en cierta forma… es tolerable…

De improvisto Sona tomo a la chica de los hombros de forma violenta y la azoto en una de las paredes haciendo que las demás del grupo gimieran asustadas y varias alrededor juraron que de pronto la temperatura del lugar c0omenzaba a bajar.

―Lo que no es tolerable, ―acerco más su cabeza para hacer contacto visual haciendo que la chica ampliara los ojos en señal de miedo―, es que personas de escaso coeficiente intelectual, se atrevan a esparcir falsos rumores sobre alguien que, hasta ahora, ha actuado con profesionalismo, amabilidad y que genuinamente se preocupaba por todos sus alumnos ―Cuando Sona aparto su rostro la chica, esta se dejó caer de rodillas ―Debiste saber lo que ocurrió en la navidad del año anterior ¿no? ―La chica asintió comprendiendo de inmediato a lo que la presidenta se refería ―Bueno pues resulta que el profesor al que te quieres tirar ―luego clavo su furiosa mirada en Hikari ―O el profesor que supuestamente embarazo a Rossweisse-sensei tuvo una razón de peso relacionado con aquel acontecimiento que le orillo a renunciar a su profesión.

Las chicas estaban sorprendidas, ¿Fue por esa razón que había renunciado Ken? Y lo más importante como es que ella lo sabía, bueno era la presidenta del consejo estudiantil cierto, pero que supiera ese motivo daba a entender otra cosa.

—Sé que es lo que están pensando en este momento —Atacó la heredera sin piedad y la furia de ella había aumentado —.Deben pensar que ahora Ken-sensei y yo tenemos algo prohibido ¿no? Vamos díganlo sin pena, estamos entre chicas.

—No, no, no, no, no, ¡por supuesto que no!—la chica con el nombre de Hikari comenzaba a mover los brazos frenéticamente — ¿Qué le hace pensar que nosotros pensamos de esa forma? Kaicho

—Es cierto sonaría bastante inverosímil y absurdo —Dijo otra de las chicas en apoyo a su amiga

Una a una intentó excusarse de forma pobre creyendo que quizás las cosas podrían suavizarse, pero en vez de eso, la furia de la presidenta del consejo estudiantil, aumentaba con cada excusa barata.

—P-por favor discúlpenos K-kaicho… —Hablo la chica de cabello azul poniéndose su toalla, acción que fue imitada por las demás —Nos dejamos llevar…

—Así es, prometemos no decir nada más al respecto —Después de hacer una exagerada reverencia Hikari salía a un lado de Sona—c-con su permiso, nos retiramos

Una vez que las chicas se retiraron de las duchas, la mirada de la joven heredera se relajó un poco, suspiro con pesadez mientras abría una de las regaderas, esperando pacientemente el agua extra caliente envolviera su cuerpo, recordando lo que paso hace unas horas atrás…

Había escuchado como las chicas del colegio murmuraban entre ellas por la casual forma de vestir reemplazando por completo el siempre ceñido e impecable traje al mismo tiempo que era la primera vez que le miraban sin gafas. Y siendo sincera no esperaba que de buenas a primeras llegara a estas horas de la clase, por lo que estaba más que impaciente de recrimínale su actitud irresponsable

Cuando Ken ingreso al salón, inmediatamente quiso irse de ese lugar cuanto antes, pero para su desgracia aun no podía, noto que el aula estaba vacía cosa extraña porque era lunes y había trabajo de a montón seguramente Sona ya sabía lo que había pasado, y pese a tener una exorbitante pila de papeles en su escritorio les había pedido a los demás un rato a solas.

Ambos se miraron a los ojos detenidamente, Ken sabía que Sona estaba molesta aunque mostrara un temple tranquilo, pues su penetrante mirada le hacía saber que debía dar una explicación inmediata.

En mi defensa puedo decir que pase toda la noche pensando una forma apropiada de darte la noticia ―Se excusaba rápidamente el peli negro. ―Y buscando la mejor forma de compensarte por haberte tomado una decisión precipitada.

¿Entonces por esa razón llegas a estas horas del día? ―La joven heredera pregunto con un tono molesto y demándate —.Y vistes como si fueras a asistir ir a un carnaval.

Abrió los ojos con las palabras de su ama y miró su atuendo. Era cierto que estaba un poco desarreglado, que la camisa azul abierta y el chándal café era una vestimenta resultaba bastante vulgar para alguien que proviene de una familia refinada, enseguida comprendió la molestia de ella.

Siendo sincero vestir formalmente todos los días me parece un completo fastidio ―Hablo Ken con total sinceridad ―.Además lo veo como una forma de cambio en mi estilo de vida.

¿Un cambio dices? ―La heredera lo miro a los ojos en señal de suspicacia ― ¿Y ese cambio que dices que quieres hacer, tiene que ver con el que llegaras tarde y vistas de esa forma tan vulgar?

Exactamente.

La joven heredera, se levantó de su escritorio y para extrañeza de su torre, la Sitri se dirigía hacia una tetera, sirviendo la infusión previamente preparada en la inclemente taza de chicas mágicas que amablemente Serafall reemplazo para él fue un poco inquietante, al ver la confusión de su sirviente ella le indicaba que tomara asiento y tomara su respectiva taza con café, por lo visto esto iba a tardar un poco más de lo usual.

Bueno… siendo de esa forma, degustar un poco de café es lo ideal para este tipo de conversación ¿gustas acompañarme?―Ken, un poco nervioso por el tono de ella asiente mientras daba un sorbo a la bebida. No es como si tuviera otra opción.

Sin tapujos, había soltado la inmisericorde noticia: ya no trabajaría como profesor de la escuela, de hecho pasaron varios minutos para que la joven asimilara la noticia con claridad. Minutos que para Ken parecían una eternidad.

Bien… me esperaba cualquier excusa de tu parte pero no imagine… ―Después de que ella le diera un sorbo a su bebida se volviera a acomodar los lentes ―, que hicieras esto.

Entiendo que estés muy molesta ―Hablaba el con suavidad ―.Pero había decidido desde tiempo atrás tener otro estilo de vida.

Eso es un poco intrigante ―tras unos segundos de ojear la carta de renuncia, ella tomo asiento y con la mirada le indico a su torre que hiciera lo mismo ―. Ahora dime ¿Cuál fue el verdadero motivo? Cuéntame todo y no te ahorres ni un solo detalle.

El joven ex profesor trabaja saliva.

¿C-cómo sabes que no te conté todo? Pregunta rápidamente, abrumado por la capacidad de discernimiento de su ama.

No lo sabía, pero ahora sí. Responde con una sonrisa arrogante mientras se acomodaba los anteojos ―. Vamos, confiesa.

Sin más opción comenzó con su detallada explicación. Para no confundir a la joven heredera comenzó a contarle los detalles del éxito de su golpe y desarticulación de la misma familia mafiosa era gracias a la ayuda de un desconocido que un día llego a tocar su puerta sin previo aviso, identificándose a sí mismo como Satoshi Itami, un condecorado detective que había perseguido a la familia Satou por años y que de alguna forma sabia su verdadera identidad y todo lo acontecido al ataque de clochea meses atrás. La semana pasada había ido a visitarlo de nuevo, debido a la noticia ominosa que circulaba por los medios locales de la ciudad de Kuoh, advirtiéndole de antemano que no hará nada por el momento, pero que si la CCG comenzara a interrogar a la policía, lo delataría con ellos dando su información, su trabajo, su domicilio, sus adyegados, todo.

Entonces por eso decidiste renunciar ―hablaba Sona un poco meditabunda.

Satoshi fue claro y conciso ―Ken suspiro con pesar ―Dijo que no deseaba perjudicarme y que en compensación por acabar con la familia Satou dijo que estaría al tanto de lo que ocurriera, pero me recomendó tomar medidas de precaución… ―Ken colocaba la barbilla en sus manos entrelazadas ―Por ese motivo pensé que renunciar a mi puesto como maestro era lo más sensato era mantenerme lejos de la academia.

Y atender la cafetería para mantenerte cerca de ella al mismo tiempo ―Dijo Sona mientras se acomodaba los lentes ―, lo suficientemente cerca para saber qué movimiento harán y recibir información de ese tal Satoshi.

Exacto ―Asintió el ―.Y esta vez voy a estar preparado, no permitiré que vuelva a suceder lo que sucedió semanas atrás. Ya no.

La heredera sintió un vuelco en el estómago. Sabía a qué se refiera, sin querer, por unos instantes, el cuerpo de ella comenzó a temblar un poco, los recuerdos de esa fatídica tarde comenzaron a retumbar su cabeza, la impresión era demasiada para manejar así como así.

No… no sé a qué te refieres ―Respondió ella intentando esbozar una sonrisa amena.

Si lo sabes ―Respondió el dejándola boquiabierta. ―Conozco esa mirada, sé que Pasaste por unos momentos horribles, el revivir un trauma una y otra y otra vez en cada momento del día y lo peor de todo es que yo permití que pasara, ―el joven apretaba sus puños hasta tomar un color blanco ―Y todos los días no dejo de pensarlo, no dejo de pensar en esa escabrosa escena donde por poco… por poco te pierdo.

Antes de que pudiera pensar coherentemente o actuar con prudencia ya se encontraba abrazando a Sona en un gesto sobre. La joven presidenta se tensó inmediatamente cuando sintió una mano de su torre rodearle el cuello y la otra acariciando la cabeza, halarla hacia adelante hasta que sus cuerpos no pudieran estar más juntos.

Ken se separó inmediatamente cuando sintió a Sona inmóvil y sus manos no habían correspondido en lo absoluto al abrazo, de hecho hasta ahorita se había percatado de su acción, de que había abrazado a alguien más que no fuera su novia ¿Por qué de repente estaba actuando de esa forma?

Lo-lo siento mucho me deje llevar ―Respondía este un poco apenado ―No sé qué paso por mi cabeza por favor discúlpeme.

Tras asumir lo ocurrido y aun con el corazón desbocado se levantó tranquilamente y se acercó al pelinegro para hincarse a su altura y abrazar su cuello con delicadeza sin importar el pudor y que la acción pudiese malinterpretarse si los viera alguien más. Ken seguía procesando la información de lo que había hecho minutos atrás ¿Qué le había ocurrido? Y más importante ¿Qué iba a ocurrir después?

Su respuesta llego enseguida.

El tiempo se detuvo por completo o eran los pensamientos del propio ghoul-demonio cuyo cerebro dejó de procesar información al sentir los suaves labios de la noble a la que servía, pero lo más gracioso del asunto era que una jovencita que recién cumpliría los dieciocho años le estaba robando un beso un joven que le llevaba fácilmente seis años de diferencia.

Volvió a sentir el sabor de los granos del café americano, y una mezcla de vainilla y menta. Una combinación de cierta forma extraña, de frio y calor, como un abrazo en medio de un paisaje polar, degustando el resabio de su aliento, uno extrañamente dulce que invadiría poco a poco su paladar. Ella lo supo, y aprovecho para recorrer cada milímetro de su boca para sentir esa sensación que hace semanas quería experimentar con impaciencia.

Se separaron tras el contacto, jadeando un poco por la excitación y exaltación del momento. Ken no supo cómo corresponder a eso, más aun de saber por qué ocurrió y fue cuando la verdad tras esa acción salió a la luz, sus guantes se quemaron en un fuego azul cobalto mientras que debajo de ellos dos apareció el círculo mágicos de la casa Sitri, tras eso todas las cadenas que "retenían" a Ken Kaneki desaparecieron en motas de luz.

La pelinegra estaba temblando y el cosquilleo en sus labios empezaba a sucumbir bajo una vivaz incandescencia torrencial.

¿P-porque lo hiciste? Aun… ─Ken callo por unos instantes, quedando embobado por las pequeñas motas de luz ─.Aun me quedaba demasiado… demasiado tiempo de castigo.

¿Y eso importa? ―Le respondió ella con las mejillas sonrosadas pero al mismo tiempo con una extraña seguridad.

Supongo, digo, por haber hecho algo… impensable ― Ken le dio una media sonrisa, triste rememorando el día que se habían conocido —¿Ya olvidaste lo que estuve a punto de hacerte en aquel entonces?

¿Serias capaz de hacerlo ahora? —Pregunto ella con un tono cálido.

Ken trago en seco. Nunca en su vida le pareció que una pregunta podía resultar tan complicada de responder. Aun había muchas cosas obstruidas en su cerebro y en su corazón. La confesión llegaba a su mente, y decirle "muchas gracias pero ya tengo a Rosseweisse" era como si estuviera apuñalándole a la espalda, el daño sería mucho más severo pero ¿Y si Rossweisse por azares del destino se entera de que beso a su propia ama que pasaría? Era tan confuso que no sabía qué hacer para que ninguna de las dos sufriera

Se llevó una temblorosa mano a la cabeza, frotando nerviosamente su cabello negro, dándose cuenta de que ese beso tuvo otro significado algo más fuerte que eximirle de su penitencia:

Amor verdadero.

Lo veía en sus ojos amatistas, lo escuchaba de su melodiosa voz.

Y para empeorar las cosas los labios de su ama nuevamente se encontraban a unos centímetros de los suyos. Sentía el vaho de su aliento rosar por sus labios, sus manos tomando las propias, su respiración acariciando su cuello.

Dilo —Exigió ella, Ken entendió a qué se refería —.Di lo que tengas que decir, ya sea para bien o para mal.

No puedo —Ken, sentia como su garganta se secaba —.No sé qué decir.

¿No lo sabes? —Ken negó con la cabeza — ¿O finges no saberlo?

No… lo sé —No era una suposición, era una afirmación, pero la pelinegra sabía que eso era una mentira —.Podría no escoger las palabras adecuadas.

Las manos de Ken temblaban furiosamente y sin control, Sona supuso que estaba luchando contra sus sentimientos nada más lejos de la realidad.

Mírame —demando ella —. Quiero que me veas a los ojos en este momento y me digas si realmente serias capaz de hacerme daño.

Tras la insistencia de la pelinegra y ese conflicto interno de no saber qué hacer para no lastimar a nadie finalmente hizo que cediera entre la presión.

No… Nunca lo haría — dijo en un tono apenas audible, casi como un susurro —Pero lo que acabamos de hacer… no fue… correcto.

¿Porque no? —Pregunto ella más ansiosa, impaciente.

Porque soy tu sirviente —Respondió el, buscando disuadir a la joven a toda costa y en cierta forma salir del aula cuanto antes.

Pero tuvo un efecto contrario a lo que pretendía.

En un audaz movimiento la joven lo tomo de la camisa arrinconándolo a una de las paredes y lo besó nuevamente, sin importarle nada, seguido de otro beso más explorador y provocativo, apropiándose de sus labios como si fueran de ella, saboreándolos, acariciándolos, dando pequeños mordisquitos que hacían estremecer al joven. Recorriendo su lengua recorrerá tus labios de lado a lado como quien prueba un helado. ¿Cómo carajos una jovencita con una estricta educación sabia besar de esa manera?

Sintiendo que la respiración se le acababa, y sus mejillas arder a flor de piel, se apartó un poco del espacio personal de Ken, dejando descansar su frente con la de él, para mirarle a los ojos y sonreírle pícaramente.

Es cierto —Susurro entre jadeos —Tienes toda razón… yo soy tu ama y tu mi sirviente —Dijo ella mordiéndose el labio inferior de manera coqueta, haciendo que el pelinegro inconscientemente tragara en seco —. Y eso significa que hare contigo lo que me plazca.

S-so…n-na… —El joven respiraba de manera entrecortada.

¿Tienes alguna queja? ―Pregunto ella desafiante, con un brillo inusual en sus ojos amatistas.

N-no ―respondió el de forma dócil ―Ninguna.

Cerro las llaves del baño miró a su alrededor y notó que faltaba poco para que las clases finalizarán, con ese pensamiento, tomó su toalla y se dirigió a los casilleros para cambiarse, pues tenía algo importante que hacer.

El sol comenzaba a ocultarse, el cielo estaba despejado y el atardecer era hermoso, era la hora en la que todos los alumnos ya se habían retirado a sus hogares y no podía estar más agradecido por ello, aunque el saber que ya no ejercería la profesión que más le gustaba, en cierta forma le daba un poco de tristeza, pero sabía de antemano que era por el bien de su nueva familia, por un momento reconsidero despedirse de sus alumnos, pero sabía de antemano que podía traer efectos contraproducentes. Además no era un adiós del todo, porque la cafetería de la que es dueño estaba a unas cuadras de la escuela y ya estaba ofreciendo sus servicios de nuevo.

Tanto ama como sirviente estaban frente a la puerta de la escuela.

―Supongo que de ahora en adelante volveré a encargarme del papeleo pesado ―Suspiraba ella, palmeando su maletín donde había un modesto folder. ―Entiendo cómo te sientes ―Ken bajaba la vista un poco avergonzado ―.Si lo necesitas estoy dispuesto a ayudar.

―Los asuntos de la escuela ya no te conciernen ―Respondía ella con cierto recelo ―.Es mi deber como presidenta del consejo estudiantil atender estos documentos.

―Ya veo…―murmuraba el ―…no deberías sobre esforzarte mucho.

―Eso tampoco es de tu incumbencia al escuchar eso, casi sin querer el joven sonrio.

Kaneki se detuvo a apreciar el horizonte, al sol ocultándose más y más para dar paso a la noche

―Muchas gracias Sona-san ―Haciendo una pronunciada reverencia ―.Gracias a ti pude tener un trabajo, normal.

La joven heredera le sonrió al pelinegro.

―No tienes porque ―Respondió un poco pensativa ―.Me hubiera gustado que te quedaras a realizar la profesión que te gusta.

―A mi igual ―Contestaba Ken cerrando sus ojos con una sonrisa satisfactoria ―.Pero no me arrepiento de nada… … ―el joven de repente bajo la mirada haciendo que su ama lo mirara con curiosidad ―… Por cierto si no es mucha molestia… Si a la presidenta le parece bien, po-podria preparar su o-o-bento por las ma-mañanas.

La joven heredera comenzó a reír melodiosamente, ese lado torpe de Ken solamente lo mostraba cuando se encontraban solos y en cierta manera le encantaba.

―Para eso tengo a las mucamas ―Dijo ella haciendo que el joven se deprimiera un poco ―.Pero últimamente están atendiendo otros asuntos en el inframundo… tomare en cuenta tu proposición ―sonrió ella ― y además porque me da curiosidad el nuevo café que pondrás a la venta.

―Y serás la primera que la deguste

Ambos jóvenes se miraron a los ojos y nuevamente contemplaron la puesta de sol por un buen rato hasta que el cielo comenzaba a oscurecerse.

―Se hace tarde ―decía el joven pelinegro ―.Déjame acompáñate a tu casa.

―Agradezco el gesto ―negaba la joven ―pero tengo cosas que hacer, me quedare en la escuela un rato más.

― ¿Estas segura? ―Preguntó el pelinegro La joven asintió.

―Bueno Ken Kaneki-san espero que sus aspiraciones se cumplan ―decía ella con tono solemne como la mandataria del consejo estudiantil de una prestigiosa escuela que era.

―Se lo agradezco Kaicho ―El joven ex maestro realizaba una profunda reverencia a modo de respeto ―.Muchas gracias por la oportunidad.

La joven heredera contemplo a su torre marcharse y de repente lo que paso en la sala del consejo volvió a asaltar su mente. No sabía porque dicho semejantes palabras, ni siquiera supo porque había actuado de esa forma, ni porque se había comportado de esa manera, siempre había asegurado que algo como el amor era un concepto absurdo y vacío, pero ahora pensaba de forma diferente y no sabía cómo lidiar con eso. No era algo que ningún libro o tablero de ajedrez pudiera explicarle, y prepararle para lo que se venga más adelante.

Como los celos.

Lo admitió tenía sus reservas y, últimamente, cada vez que se encontraba con la torre de su mejor amiga sentía un repelús desagradable, sensación que crecía al mismo tiempo que lo hacían los rumores, pero ante todo pronóstico se prometió a si misma a no entrometerse demasiado en su vida personal su amado sirviente, le daría el beneficio de la duda. Pero al mismo tiempo tenía mucho miedo de que esos rumores pudieran ser una dolorosa realidad.

Y ese es el problema del amor.

Quizás fue error de Ken no haber dicho nada a sus alumnos, sobre su inesperada renuncia, mucho menos su relación con la maestra de historia, ya que no lo consideraba relevante; a raíz de eso comenzarían a surgir rumores cada vez más absurdos, con la cercanía de él y Rossweisse como complemento, y el que Ken no haya establecido las cosas con Sona lo hacía peor, quizás por miedo a como reaccionaria con la noticia y que no supiera como lidiar con la situación ¿pero cuando aprenderá que mantenerse callado siempre empeoran las cosas?

Sin siquiera desearlo pero aun así, gracias a su silencio, un tormentoso triángulo amoroso acababa de formarse.

Eran más de media noche en plena ciudad de Kuoh, la hora preferida en qué demonios renegados aprovecharan la oportunidad de hacer de las suyas en el mundo humano ya sea para alimentarse de almas humanas o dejarse llevar por los placeres de la carne en contra de la voluntad de sus víctimas valiéndose de sus poderes sobrenaturales y fuerza superior.

O al menos ese era el plan de un pequeño grupo que por azares del destino llegaron sin saber al territorio Gremory y Sitri. Plan que por supuesto se fue a la borda cuando de repente habían desaparecido 2 de los 4 miembros, atónito y horrorizado el que aparentaba más edad del grupo vio como los dos de sus compañeros que desaparecieron de repente caían sin vida al suelo. No podía estar más asustado ya que una sed de sangre intensa y un poder abrumador azotaba el ambiente que les rodeaba

— ¡¿Quién mierda está ahí?!... —Grito uno de los renegados, temeroso ante el dantesco panorama.

Por fin saliendo de las sombras, los pasos de una armadura se escuchaban por el callejón grande fue su sorpresa y terror que el responsable de haberles tendido una emboscada era el mismo sekiryuutei, pero lo que no les cabía en la cabeza es que el tipo era conocido en el inframundo por ser un ídolo de los niños y por ende siempre le perdonaba la vida a sus enemigos, ¿entonces porque asesino a dos de sus camaradas?

— ¡Oppai dragón!... —Gritaba el demonio de menos edad mostrando un semblante de furia al mismo tiempo que preparaba un círculo mágico. —¡Ya verás hijo de puta!

— ¡Espera! —Grito el de mayor edad, pero era demasiado tarde.

Desenvainando Ascalón y usando sus propulsores, el joven arremetió en un sibilante movimiento que escapo de la vista de ambos demonios. La cabeza del tipo se había desprendido, mientras un profuso e incesante chorro de sangre emanaba sin control del muñón del cuello. El cuerpo decapitado se desplomó boca abajo sobre concreto, flácido y sin vida. Un charco de sangre se acrecentaba poco a poco bajo su muerta silueta, ante el terror del último demonio rebelde de aquella banda.

El tipo quiso huir pero los ojos verdes de la armadura brillaban de manera espeluznante.

— ¡ARRRGGG! —Antes de siquiera pensarlo sus piernas habían sido cercenadas con el filo de escalón y la posición del brazo del dragón rojo se encontraba ascendente.

—Al parecer todos ustedes mordieron más de lo que podían masticar. —Hablaba el sekiryuutei detrás del yelmo del casco —.Descuida pronto te liberare de tu miseria.

Ante la mirada indiferente de Issei el demonio rebelde comenzó a arrastrarse en el suelo con la esperanza de poder escapar, pero su destino estaba sellado, el chico envuelto en su armadura alzaba su palma y un poderoso orbe rojo comenzaba a formarse en la misma.

—Por favor… no me mates ¡Ten misericordia! —Suplicaba el demonio renegado — ya se… ¡Te daré lo que quieras! ¡Lo que sea que me pidas!

El joven simplemente miraba con desprecio al enorme extraterrestre que, aún arrodillado seguía siendo un poco más alto que él.

—Apuesto a que después de asesinar a tu amo creías que ibas a salirte con la tuya ¿no es así? —Preguntaba el joven con un tono mordaz —.Alguien tan mezquino que asesino a sus compañeros sin compasión alguna no merece ni una pizca de misericordia… y por lo tanto morirás.

[¡BOOST!] [¡BOOST!] [¡BOOST!] [¡BOOST!] [¡BOOST!] [¡BOOST!] [¡BOOST!] [¡BOOST!]

Compañero, creo que se te está yendo un poco la mano—Hablaba el dragón dentro de la boosted gear, un poco inquieto por el cambio radical que Hyodo estaba mostrando en estos momentos.

Pero Issei no respondió, como respuesta el orbe verde del dorso de su mano brillaba más y más hasta que disparo, la explosión fue intensa y el callejo se cimbro por unos instantes, Una cortina de humo verde se fue expandiendo hacia las alturas.

¿Realmente era necesario que lo mataras?—Pregunto Ddraig —, prácticamente el tipo estaba sin piernas y a mi parecer perderlas era suficiente castigo.

—Era necesario —Respondió de forma contundente.

Hascambido Aibou —la gema brillo por unos instantes

—El cambio es necesario Ddraig —Contesto el con cierta confidencialidad —, nunca más volveré a pasar por esta situación, si es por el bien de Buchou y las demás, matare a cuantos haga falta.

En efecto su comportamiento había cambiado por completo. Ya no era ese idiota noble del que todos se burlaban, había renacido después de tener su resolución con lo acontecido con Rize y en cierta manera comenzaba a gustarle, la intensa carga de adrenalina que invadía su cuerpo y de todas aquellas fuertes emociones que revoloteaban en su mente cada vez entraba en balance breaker y aumentaba su poder a niveles desmesurados, pero actualmente representaba un fuerte contraste, pues no podía dejar de pensar en usar ese poder en contra de alguien en específico.

El no confiaba en Ken, tenía sus reservas y estaba plenamente convencido de que planeaba algo, esa faceta que mostraba podría engañar a la gente a su alrededor pero no a él, estaba más que convencido, era casi un hecho.

Y rogaba para sus adentros que así fuera, que al más mínimo signo de hostilidad y amenaza que muestre ese tipo, tendría la total libertad de acabar con su existencia con sus propias manos.

Sangre…

Su sangre corría fluidamente, fue tan rápido, tan inesperado que para el momento en que se dio cuenta noto que estaba tumbado en el suelo con sus dos piernas cercenadas, maldecía su arrogancia porque una vez más le había perjudicado enormemente, traído de nuevo a la cruda realidad.

Arima era fuerte.

Era muy fuerte

Demasiado fuerte.

Y el problema no radicaba ahí, Touka y los demás aun no abandonaban el cochlea lo que significaba que si moría antes del tiempo que él había calculado, sus amigos lo pagarían caro. En esos momentos maldecía lo compleja y difícil estructura que componía la ya mencionada prisión. No por nada era una prisión ghoul de máxima seguridad.

Al verte en ese estado siento que he fracasado Los instintos de Kaneki afloraron del golpe al ver como su maestro y "padre "alzaba su quinque con la intensión de perforarle la cara ―, todo el tiempo que invertí en ti fue un completo desperdicio.

¡Slash!

De lo que había agradecido Kaneki eran los reflejos sobrehumanos que adquirió durante el entrenamiento con el hombre que combatía a muerte, y esto, por supuesto no sorprendió nada al segador, eran los mismos movimientos de él, pero pareciera que no le importaba que su discípulo esquivara sus mortales retajos con una gran maestría y habilidad a las que otro ghoul hubiese sucumbido, no, él no lo veía como gran cosa, pues inmediatamente retomo la ofensiva lanzando otra veloz estocada.

Era como si se estuviera burlando de él.

Nuevamente sus habilidades le salvaron, esta vez el tajo paso por el lado izquierdo de su rostro.

Tienes esa pésima mirada, la mirada de un muerto tercer tajo, Arima vuelve a fallar ―, y un muerto no puede hacer nada cuarto, quinto y sexto tajo le siguieron después y para sorpresa del segador blanco, fallaron, Kaneki comenzaba a frustrarse y el nerviosismo le ganaba porque las estocadas eran cada vez más rápidas ―.Y un muerto no puede pararme al decir eso de repente detuvo sus ataques, solo se le quedaba mirando tranquila y pasivamente y también con decepción según entendía él.

Se detuvo súbitamente para observarlo con desdén, lejos de sentir alivio, la tensión en su sistema nervioso comenzó a acelerarse más, gruesas perlas de sudor empapaban la nuca de Ken, tratando de adivinar su siguiente movimiento, ya que su maestro se caracterizaba por ser alguien muy impredecible.

Arima no se andaba con juegos, siempre daba el golpe final a sus enemigos, ninguno escapaba de sus embates mortales pero a veces actuaba bastante diferente en pos a su implacable forma de ser, porque estaba realizando algo que nunca pensó que lo haría, o al menos no había presenciado en el tiempo que estuvo con él, pero, tomando en cuenta esos pequeños flashes borrosos de su mente, inconscientemente estaba reviviendo esa amarga experiencia. Más aun cuando vio que él estaba acercándose peligrosamente a su espacio personal para susurrarle algo.

En estos momentos tengo más de 200 movimientos planeados para acabar con tu existencia no tienes oportunidad contra mí, nunca tuviste oportunidad ― ¿entonces significaba que solamente se estaba burlando de el? ¿Quería demostrarle que después de estos tres años que estuvo entrenando con el no sirvieron de nada? ―.Una vez que acabe con tu miserable existencia, no me tomara más de 5 minutos en encontrar y masacrar a todos esos ghoul que escaparon.

Ante esa siniestra declaración hizo que tragara en seco y que la respiración se le cortara en cuestión de segundos.

Eso es lo que he decidido hacer por mi parte habla con voz solemne, mientras que IXA cambiaba de forma ―.Ahora dime… ¿Qué harás? ¿Vas a impedirlo o vas a morir?

― ¡Ken-chan! ─exclamó la valquiria mientras de forma abrupta a la habitación. ¡KEN-CHAN!

Su sentido de la percepción había desaparecido desde que despertó, hasta que los gritos de su novia lo trajeron de regreso a la realidad; cuando se dio cuenta noto como estaba abrazando sus rodillas contra su pecho y, al sentir los ojos húmedos, supo que estaba llorando. Rossweisse se acercó preocupada y se colocó delante de el en la cama.

― ¿Pasó algo malo cariño? ─Le preguntó dulcemente mientras secaba sus lágrimas.

― Es… la cuarta vez susurro el .Pe-pero esta o-ocasión parecía… tan real.

Minutos antes Rossweisse se encontraba tarareando una canción mientras terminaba de limpiar el estante de libros de su amado novio, después de una animada cena esperaban que fueran al cine u otro lugar pero inesperadamente Ken se sentía muy cansado y con muchas ganas de dormir, un poco desilusionada por tener planes en mente no le quedo de otra opción más que aceptar a regañadientes.

Pero la decepción que sintió tan pronto como vino se fue. Se le había ocurrido la idea de algo por su novio y por un momento pensó en que debía prepararle un delicioso desayuno y limpiar un poco la casa. Pero justo cuando iba a terminar de limpiar aquel estante de libros, de repente escucho los gritos de Ken, a lo cual ella dejo lo que estaba haciendo para averiguar que estaba pasando.

Y ahí estaban las secuelas que había dejado Eto en aquel fatídico viaje, manifestadas en las pesadillas con Arima porque tanto en esa ocasión como en el bosque de la familia Sitri se sintió vulnerado y sus amigos corrían el riesgo de morir. Ella lo entendía, ya que vivió algo similar, pero parecía que las secuelas eran peores en él, porque parecía que algo malo estaba avecinándose, se sentía impotente de no poder ayudarlo, de no poder eliminar ese suceso de su mente. El simple hecho de verlo sufrir de esa manera era desgarrador para ella.

―Ross-chan no quiero perderte ―Susurraba el con la mirada perdida ―.No quiero…

―no vas a perderme ─decía ella mientras acunaba su cabeza entre sus pechos.

― ¿De verdad? ―Pregunto el ― ¿No vas a dejarme?

―No lo hare ―dijo ella mirándolo con ternura ―,nunca te dejare

Kaneki observo embelesado la mirada de la peliplatina, como si esta lo hipnotizara se inclinó hacia sus labios sin ningún tipo de advertencia previa, ni siquiera pareció dudarlo, simplemente lo hizo.

Rossweisse se sonrojó, algo como eso debería ser habitual; ya que llevaban semanas saliendo y los besos eran incontables, pero este en especial se sintió como el primer beso que se dieron cuando se formalizaron como una pareja. Ken mordisqueó levemente el labio inferior de su novia para profundizar el beso a lo que ella se dejó llevar.

― Ross-chan, quédate conmigo ―dijo el tras separarse.

El corazón de la valquiria estuvo a punto de detenerse, Ken le miraba con ferviente devoción. El tiempo para ellos dos pareció ralentizarse, con un movimiento gentil envolvió sus brazos en el cuerpo de Rossweisse; de una forma exquisitamente sublime y un poco posesiva. Esto era una clara señal de que quizás estaban a punto de pasar al siguiente nivel de su relación ¿pero acaso no era demasiado pronto?

― ¿Te quedarías conmigo? ―volvió a preguntar el con un tono plausible.

Ella estaba hecha un manojo de nervios, solo atino a asentir.

Esa mirada angelical que mostraba su novia cuando se avergonzaba nuevamente lo hipnotizo por completo, atrajo suavemente a Rossweisse hasta que sus rostros quedaron a muy poca distancia, distancia que rompió de manera abrupta, tomándose el tiempo para saborear los labios de la peli plateada. Ambos sentían una sensación divina. Con una suavidad inusual en él se colocó sobre ella sus manos comenzaron a acariciar detalladamente toda su silueta, acariciando cualquier parte de ella, sintiendo cada sentimentero su fina, blanquecina y delicada piel, no quería perderse ningún detalle.

La valquiria no sabía qué hacer, esas sensaciones la estaban haciendo enloquecer, su cuerpo se estremecía por completo su corazón palpitando furiosamente ante lo que estaba pasando en estos momentos, esta situación era parecida a los protagonistas de las que era asidua lectora, pero esta ocasión era diferente, no obstante sabia el rumbo en el que tomaría esta situación y no sabía cómo reaccionar o hacer.

—Ken-chan —hablo entre jadeos — ¿Que… estamos… haciendo?

—No lo sé —fue lo único que dijo.

Esta vez beso Ken su cuello arrancándole un sonoro suspiro

La mano de ken acaricio su cabello. Ella supo de inmediato que Ken sería incapaz de hacerle daño y se tranquilizó por completo. Ella llevó sus manos hasta la nuca de él, aferrando más ese beso que se volvía más intenso a cada segundo. Ken empezó a recorrer con sus manos su anatomía, Ken sintió la necesidad de acercar su cuerpo con el de ella. Esto era nuevo tanto para ken como para Rossweisse. Ella sintió su cuerpos rozarse con el de él, inconscientemente excitándose con cada fricción que se provocaba.

— ¿Estás nerviosa? —Volvió a cuestionar mientras veía las reacciones de la peli plateada.

—No —Dijo ella sonrojada — ¿Podrías volver a besarme?

Ken se mostraba sorprendido por la respuesta de ella, así como también por el cambio de tonalidad de sus ojos azulinos. La atmosfera en ella había cambiado totalmente.

Al ver que no respondía tímidamente acerca sus labios con los de él, besándole nuevamente y el seguía sin responder, Rossweisse apartó sus labios lentamente pensando que lo que había hecho estaba mal o quizás el beso fue demasiado áspero y corto y por ende le había disgustado a ken y ahora estaba hecha un manojo de nervios.

—¿Hi-hice algo m-mal?—La maestra no sabía cómo esconder su vergüenza —.Lo que pasa es q-que Y-yo n-no he hecho esta clase de cosas y por eso… tal vez… quería hacer algo p-para…

Callo al instante cuando Kaneki puso su dedo índice en sus labios, rozándolos suavemente con la yema de sus dedos.

Las palabras estaban de más.

El toque le hizo desprender un pesado suspiro, cerrando sus ojos, y Kaneki aprovechó su leve momento de debilidad para volver a posesionar sus labios.

Se detuvo por un momento y comenzó a desabrocharse la camisa para liberar su torso desnudo dejándolo a medias ya que la mitad inferior de su cuerpo estaba cubierta. Rossweisse estaba sonrojada por ver la gloriosa perdición que se encontraba en frente, con los dedos temblorosos Ken comienza a desabrochar la blusa de ella sin saber muy bien él porque estaba haciendo eso, pero el que su novia le diera su consentimiento le incito a continuar.

Llevada por el ambiente recorrió con sus manos la espalda de Ken, sintiendo cada músculo tensarse en cada movimiento rítmico. Sus besos ahora eran más pasionales, sus caricias más frenéticas y sus respiraciones aceleradas, el ambiente se había tornado caliente, incluso hasta sofocante.

Hasta que finalmente quedaron expuestos, completamente desnudos uno frente al otro.

Repartiendo besos por todo el cuerpo de su novia sentía que su lado bestial se había despertado y luchaba fervientemente para tomar posesión de su mente, pero Ken oponía resistencia de manera magistral. Rossweisse era especial, muy especial para él y como tal, debía ser tratada de esa forma.

La yema de sus dedos continúo el recorrido por el cuerpo de su amada, tocando los pechos, el vientre hasta llegar más, mas, más, y más abajo, ella contuvo un gemido cuando los besos de Ken nuevamente escalaban otro nivel hasta que su lengua viajo a uno de sus pechos, tomándose el tiempo de saborearlo. Ella apretó los dientes ante la nueva sensación mientras sujetaba con fuerza las cobijas. Se sentía extremadamente bien; tanto así que varios gemidos comenzaron a escucharse por la habitación, no podía controlar su voz.

Sentían que el mundo estaba por arder.

Inconscientemente la mano de ella se adentró en el cabello de ken acariciándolo lentamente y conforme pasaban los minutos aumento la agresividad en la caricia, todo indicaba que ella lo estaba disfrutando. Con una audacia que nunca creyó que tendría, Rossweisse tomó rudamente la cabeza de Ken para acercarlo y capturar sus labios. Y sin siquiera pensarlo, deslizó dentro su lengua e invadió la dulzura que encontró.

Porque para ella, Ken era muy dulce.

De manera súbita ambos se separaron a regañadientes por la falta de aire, aunque tal cosa no les importaba a ambos, entonces mostrándose decidida comenzó a brindarle más cariño, dándole besos húmedos a lo largo de su frente y bajando lentamente hasta llegar a la comisura de sus labios, descendiendo poco a poco hasta sus definidos hombros.

Ken sabía que su pareja se había entregado completamente y entonces supo que era hora de experimentar algo más… atrevido. Comenzó a besar la cintura de la peli plateada de manera cadenciosa hasta llegar a sus muslos, deslizando su lengua por la delicada piel, logrando que las caderas de Rossweisse se alzaran levemente para intentar incrementar el contacto.

—K-Ken-chan —Jadeo ella algo agitada y sofocada, sintiendo que su garganta se secaba cada vez más —.Te deseo…

Ken sabía de antemano que habían llegado a un punto de no retorno, internamente fantaseo en poseerla desde la primera vez que la contemplo leyendo, se veía tan hermosa como una fina obra de arte, soñaba en sus solitarias noches hacer lo que estaba haciendo en estos momentos, cosa de la que no se arrepintió porque estaba sintiendo en carne propia el placer de realizar su fantasia.

—¿K-k-ken chan que- e-estas…? ¡Ah! ─exclamó cuando sintió la cálida boca de Ken en su parte más íntima.

El mundo desapareció a su alrededor. Jadeó, cubriendo sus labios con sus dedos, sintiendo su lengua adentrarse en los lugares más profundos para después saborear con excelsa y exquisita vehemencia aquel órgano cuya función conocida es la de proporcionar placer sexual.

—¡POR FREYJA! —Soltó inconscientemente en medio del placer, esto era malo, se estaba convirtiendo en una pervertida.

¿Y porque ese pensamiento invadió su mente? Porque no quería que su Ken se detuviera. Solo sentía como sus paredes internas se contraían erráticamente por el estímulo que Kaneki le estaba proporcionando. Inconscientemente clavo sus pronunciadas uñas en la espalda de ken sin embargo parecía no afectarle en lo más mínimo; no podía soportar mucho más…cosa de la que Ken se había dado cuenta. Con una actitud no muy propia de el decidió aumentar el ritmo, concentrándose nuevamente en devorar aquel órgano que literalmente volvía loca a una mujer en cuestión de segundos, quería hacerle conocer el paraíso en mil y un formas. Y lo logró. Un pronunciado gemido por parte de ella anunció la llegada del gran clímax.

Ken bebió todo, sin dejar que ninguna preciada gota de ella se desperdiciara. Luego de unos segundos, satisfecho de que Rossweisse estaba más relajada, se levantó y se inclinó sobre ella. No podía verla pero sabía que Rossweisse estaba sonrojada fuertemente justo ahora. Besó un camino por el cuerpo de ella y volvió a aprisionar sus labios suavemente.

Rossweisse se encontraba demasiada agotada de la actividad intensa y del placer que su cuerpo experimento. Un leve movimiento la trajo a la realidad. Abrió sus ojos y se encontró con un apenado Kaneki que la miraba fijamente; estaba tan sumida en el momento que no se percató en el momento en que Ken se posiciono nuevamente sobre ella.

—Ross-chan… —Habló en un suave susurro acariciando su mejilla, muy preocupado por la reacción de Rossweisse—. ¿Estás bien?

Rossweisse jadeó cuando deslizó sus brazos alrededor del cuello de Ken —.E-eso… fue… cruel.

Cuando observo su inocente mirada le enloqueció totalmente, sin darse cuenta estaba tan excitado que sentía que moriría y ella lo noto. Su azulada mirada se posiciono a la virilidad pronunciadamente erecta de su amado, haciéndola estremecerse por completo ¿esa cosa enorme entraría en ella? Nuevamente el nerviosismo poco a poco comenzó a apoderarse de sus pensamientos. Sacudió su cabeza, este no era el momento de ponerse nerviosa, porque ambos habían llegado hasta este punto y no querían detenerse, y la razón era más que sencilla:

Se amaban el uno al otro.

Con esa idea en mente tímidamente acerco uno de sus dedos a la punta para tomar valentía, acariciando la punta con la yema de sus dedos, para después tomarla con su mano. Kaneki cerró sus ojos, sintiendo una oleada eléctrica atravesar su columna vertebral.

Súbitamente ella detuvo su caricia y ambos se observaron a los ojos. El momento había llegado.

—Ross-chan —jadeó, quien apartando unos cuantos mechones de su sudoroso cabello, pregunto tímidamente — ¿P-puedo?

Ella volteo su rostro al otro lado muy apenada y sonrojada, asintiendo lentamente.

—K-ken-chan—Balbuceo tímidamente, mirándolo a los ojos —S-se g-gentil.

Ken permaneció en silencio durante unos momentos, observando las hermosas y delicadas facciones de Rossweisse detenidamente.

—S-si —Kaneki asintió con determinación.

La besó una vez más para hacerle sentir cómoda permitiendo que Rossweisse abriera lentamente sus piernas para que el mismo pudiera acomodarse de manera apropiada y no incomodarle en nada. La observó por unos instantes, nuevamente esperando su aprobación a pesar de que ella ya se la había dado,. Rossweisse volvió a asentir esta vez con los ojos cerrados.

A pesar de que su erecto miembro le pedía a gritos consumar el acto, de alguna manera buscaba resistirse a sus deseos, porque sabía el proceso doloroso por el cual una chica pasaba cuando dejaba de ser virgen, era un momento muy doloroso y no quería que ella sufriera por eso, no quería lastimarla, no quería hacerle daño.

—Está bien Ken-chan —Rossweisse le acariciaba la mejilla —.Hazlo.

Motivado por sus palabras, Ken entrelazó sus dedos con los de ella y comenzó a introducirse lentamente en su interior, haciendo que la peli plateada gimiera poco a poco, sus paredes internas comenzaban a ser invadidas. Kaneki sintió una inmensa corriente pasar por todo su cuerpo excitándose aún más, entrando poco a poco, sintiendo su calidez invadirle por completo. Pero para Rossweisse la cosa era distinta.

—Ross-chan… —Miro demasiado afligido el gesto adolorido de su novia —Voy a detenerme.

Ella en respuesta tomo al joven del rostro haciendo un gesto de que no lo hiciera.

—Comprendo —Afirmo pegando su frente con la de ella.

El volvió a repetir lo que hacía, ella dejó salir un quejido cuando sintió como algo se quebraba en su interior.

Dolía demasiado.

Unas cuantas lagrimas se asomaban por sus parpados, pero no eran producidas por el dolor, bueno en parte sí, pero también era por la felicidad ¿Esto era un sueño? se preguntó ¿Esto era real?

—Lo siento, lo siento mucho ─susurraba él mientras besaba su cuello, sus labios, su rostro… intentando aminorar el dolor que ella sentía en estos momentos. Y de paso auto controlarse para no moverse. Estar dentro de ella se sentía tan bien…Nunca había experimentado algo como esto. Pero si al precio de este inconmensurable placer causaba que ella sufriera, prefería mil veces detenerse por muy excitado que estuviese.

—Ya paso el dolor —Respondió ella observándolo con cariño, se le hacía adorable ver a su querido Ken preocupándose por ella en todo momento —.Puedes moverte.

Haciéndole caso, finalmente cedió sus deseos carnales y comenzó el vaivén, empezando con movimientos lentos y besos apasionados, acariciando nuevamente su cuerpo. No había momento más perfecto como aquel, ambos podían sentirse, tocarse, sin pudor. Podían sentir esa sensación tan placentera en cada movimiento. Sus respiraciones seguían acelerándose cada vez más permitiendo que las paredes internas de ella lo devorasen por completo hacia su interior. Jadeó más acalorado que nunca, incrementando poco a poco la velocidad de las embestidas, Ken dirigió sus labios hacia su cuello, intentando que ella experimentaba más placer, sus labios nuevamente se posesionaron de sus pechos, haciéndola gemir cuando su pezones nuevamente eran lubricados por la boca de él.

Ninguno de los dos podía controlar los sonidos que escapan de sus bocas. Cada embestida traía consigo una oleada de placer más increíble que la anterior y ambos se encontraban disfrutando el momento. Nuevamente las embestidas comenzaban a aumentar con fuerza e intensidad. Rossweisse aferró sus piernas a su cadera de él, moviendo su cadera también, provocando aún más placer del que podían pensar.

—Ken-chan —Rossweisse gritaba entre gemidos — ¡KEN-CHAN!

—Ross-chan estoy a punto de… —Gimoteaba el en medio de ese cadencioso vaivén.

—Yo también —le interrumpió ella —.Hagámoslo juntos.

La sensación de él moviéndose en su interior era una experiencia celestial. Ken motivado por las palabras de ella aumentó más la cadencia y al hacerlo sintió que explotaría. Quería que esto durara más tiempo, quería experimentar algo más. Entonces decidió bajar la velocidad de sus embestidas, retrocediendo hasta que sólo quedó la punta y luego rápidamente se hundió de nuevo.

Rossweisse dio un sonoro gemido al sentir la poderosa embestida del pelinegro, pues había alcanzado un lugar más profundo dándole a entender a su novio que ese era el clímax que debía alcanzar y así lo hizo.

La joven peliplateada apretó fuertemente los dientes cuando nuevamente lo sintió golpear ese punto en su interior una y otra y otra vez hasta que…algo en su interior explotó. Su vista se nubló y un fuerte gemido acompañado del nombre de su novio, anunciaron su final. Sus paredes convulsionaron como nunca antes, llevando a Ken a su propio fin, provocando un pequeño gemido de parte de ella al sentir como su esencia llenaba su interior. No podía sentirse más completa…

La habitación estaba en silencio, exceptuando las respiraciones de los dos amantes que se miraban con devoción a los ojos, aun unidos de la manera más íntima. Se sonrieron entre sí, para luego abrazarse y besarse.

Ambos estaban completos.

Una vez que la respiración de ambos termino de normalizarse decidieron permanecer unidos Aunque hacia un poco de frio por la tormenta que acababa de pasar, el calor que desprendía el cuerpo de Ken a su lado era suficiente para mantenerla protegida. Bajo el silencio de la habitación, Ken podía oír los desenfrenados latidos del corazón de Rossweisse el cual, latía desbocadamente por lo que acababa de pasar.

Ambos lentamente se separaran, más que nada porque Ken sintió como uno de sus hombros se humedecía lentamente, curioso por aquel fenómeno observo que su linda Rossweisse tenía lágrimas en los ojos, se mordió los labios, el era muy débil ante su llanto.

— ¿Por qué lloras? ─ Pregunto de manera dulce, limpiando las lágrimas de la peli plateada con su dedo índice.

—Estoy feliz Ken-chan —Ella le acariciaba la mejilla

—Yo también estoy muy feliz —Le respondió y conmovido por esas palabras le abrazo fuertemente.

Permanecieron en silencio durante un tiempo, ambos con sus dedos entrelazados. Con la poca energía que le quedaba, extendió la sabana y las cobijas para que ellos quedaran arropados. Ella acomodo su cabeza en el amplio pecho de ken, las acompasadas respiraciones de ella lo relajaron, entonces noto que él ya había sucumbido a los labios de Morfeo, se movió lentamente para no despertarlo, porque quería contemplarlo detenidamente.

Kaneki se sintió el hombre más afortunado del mundo, sentía que nada le haría falta de ahora en adelante, al fin tenia a alguien especial a su lado aunque las circunstancias ser dificultaran, sentía que si ella estaba a su lado podría superar cualquier adversidad. Con ese pensamiento en mente acaricio con cariño la mejilla de su novia para después darle un casto beso en la frente y cerró sus ojos para unirse a él en el mundo de los sueños...

Esta vez —dijo entre pensamientos—. No me arrebataran lo que amo.


~Hola mis estimados lectores, aquí el Genio Malvado (parcialmente salido de su retiro); este capítulo fue escrito por Bellzador puesto que su servidor pasa por un periodo de "burnout" con respecto al fanfiction; derivado del estrés laboral y una lesión en la muñeca derecha que limita mis capacidades para escribir por periodos muy largos, usualmente me ponía a hacerlo por 8 hrs si deseaba actualizar y ahora sólo puedo cuando mucho por 2hrs y termino con tremendo dolor y entumecimiento de la mano. Por lo que me estoy tomando un tiempo fuera de todo esto.

Espero reponerme en los próximas semanas, pero mientras tanto estaré cocinando las próximas actualizaciones a fuego lento... muy lento.

Sin más me despido.

P.D. Kimetsu no Yaiba cap 19... el mejor capitulo del anime 2019