He tenido escrito este primer capítulo... ¡desde hace años! Comencé a planear este fanfic hace unos dos años y me dije "Lo empezaré a subir cuando tenga tiempo" "cuando termine otras historias que tengo pendientes" ¡Pero no! ¡nunca tendré tiempo y siempre tendré fanfics acumulados! Ya lo acepté, así que si deciden seguir leyendo, tengan en cuenta de que no actualizaré muy seguido.

De todas formas, no creo que tenga más de diez capítulos, pero no puedo asegurarlo jeje

Que sepan que me he leído todos los libros de los Guardianes, los 4 y cuando salga el quinto me lo compraré lo más pronto posible. Así que tengo conocimiento del verdadero origen de los guardianes. Espero que este fanfic sea disfrutado por los que no han leído los libros y que los que sí los leyeron se den cuenta de los guiños.

¡Realmente estoy feliz por subir esto después de tanto tiempo!

Basta de introducción, ya que comience.


Como en los sueños cuando eras pequeño

y todo daba igual, y no como ahora

que sufres y lloras en tu soledad.

—Como en los sueños — Alex Ubago—


El Krampus y el asalto a la Luna

capítulo 1: Los recuerdos de la Muerte.

Estaba tan, tan lejos. Sólo podía refugiarse en sus recuerdos cada que se sentía melancólica. Estrellas, constelaciones, naves, mundos mágicos por explorar y descubrir. Todo grabado en la diminuta mente de una niña que hoy por hoy apenas lo visualizaba y se preguntaba "¿Todo aquello de mi infancia fue real? ¿Todo lo que fui, lo que sentí, todo lo que creí que podría llegar a ser no fue real? ¿fue todo un sueño?"

Cada que Madre Naturaleza salía por las noches y contemplaba la Luna que brillaba en todo su esplendor, se respondía a sí misma: Todo es real, el universo existe más allá de la Luna. Pero ahora estoy aquí, atrapada en la Tierra, tal vez para siempre, limitada a un reducido mundo, sin saber qué hay allá afuera.

La vida seguía, tampoco podía decir que era infeliz en la Tierra. Cuando se es inmortal se aprende a vivir con lo que se tiene; ella tenía un trabajo importante y esencial. Protegía el mundo, lo alimentaba, lo hacía crecer. Era su hogar después de todo.

Pero a los humanos eso no les importaba.

Pasaron los siglos, los tiempos cambiaron, los humanos también.

Ella estaba muy enojada.

Todo estaba mal, todo estaba terriblemente mal. Ya estaba cansada, estaba hastiada, sentía incluso repugnancia. Tal vez en otro tiempo ella se sentiría bien con el mundo y sus habitantes. Ahora no.

No le importaban demasiado los humanos, pero no tenía nada en contra de los niños, así que "¿Qué más da?" es lo que se repetía siglo tras siglo. Pero los humanos siempre han sido ambiciosos. Los humanos desean poder, creen que pueden poseer todo lo que hay en la naturaleza y la explotan sin importarles las consecuencias. Eso estaba mal. A ellos no les importa acabar con una especie, no les importa acabar con todos los árboles, no les importa contaminar cada gota de agua aún cuando ellos mismos dependen de esta.

No les importa matarse entre sí. No les importa nada.

Incontables guerras por el poder se llevaron a cabo por los humanos por incontables siglos. Desde que los humanos existen, existe la maldad en la Tierra, existe la guerra. Es una especie que arrasa todo a su paso, sin importarles quién puede ser perjudicado, ya sean inocentes animales o hasta sus propios niños.

Eso es algo que ella ya no podía ignorar. Terribles dictadores, ejércitos sanguinarios, ladrones, asesinos, violadores. Un montón de basura. Nada más que la peste del mundo, la plaga que había invadido un lugar antes tan bonito.

Le daba lástima los muy pobres e inocentes niños, ya que cuando estos crecieran serían iguales. Sabía que era una generalización, pero todos los humanos adultos son un terrible asco. Ellos siempre lo echan a perder todo.

Todos los espíritus saben que los adultos humanos llegan a ser muy crueles, por eso normalmente los evitan. Pero con el paso del tiempo ya nada pudo ser igual. Una cosa era que se mataran entre sí, otra muy distinta es que maten a la Tierra y al resto de la vida.

Pero cuando ella, y todos, incluso los mismos humanos, se dieron cuenta de que habían pisado fondo, de que eran la peor desgracia que le ha ocurrido al mundo, fue aquel fatídico año, en ese terrible mes, en esos malditos días de agosto de 1945.

Cuando la maldita bomba se cobró la vida de miles de personas, el primer espíritu en llegar fue Catrina. Llegó porque era su deber, pero estaba demasiado consternada y eran demasiadas almas como para dedicarle al menos un par de miseras palabras a cada una. La Muerte se desplomó en el suelo para ponerse a llorar por el exceso de trabajo que tenía que realizar, y para empeorar las cosas, eran inocentes que no deberían haber muerto.

Los espíritus locales no tardaron en aparecer, todos ellos estaban furiosos o tristes, pero cuando los Yokai hicieron su aparición las cosas se volvieron realmente feas. La mayoría eran unos impertinentes que no dejaban de molestar a Catrina diciéndole cosas como "Shinigami, Shinigami, has olvidado tomar esa alma. No olvides la alma de allá. Te quedan muchas almas qué recoger"

Pero Madre Naturaleza fue de los primeros en llegar, casi justo después de Catrina. Llegó justo para encontrar a la Muerte peleando con los molestos Yokai.

—¡Dejen de fastidiarme!— gritó la sombría mujer mientras lloraba—. ¡Ya sé qué almas me faltan! ¡Déjenme terminar mi trabajo y no se burlen de las pérdidas de los mortales!

—Muerte, Muerte, cálmate.— dijo casi en orden la mujer que había llegado.

—¡No me digas que me calme, Madre Naturaleza!— gritó la Muerte, girándose para encarar a la mujer recién llegada—. ¡Mira todo esto!— señaló la gran ciudad hecha cenizas y escombros—. ¡Todo está muerto! ¡Tus bellas flores también perecieron! ¡¿No te enfurece?!

—¡Por supuesto que me enfurece!— gritó, sintiéndose ofendida—. ¡Pero pelear con esos espíritus malditos no va a solucionar nada! Esto me duele tanto como a ti, esto es... ¡una barbaridad!— cubrió sus ojos con su mano derecha, tratando de evitar que la Muerte observara sus lágrimas, porque todo eso le dolía demasiado.

—Muchos niños murieron... ellos nada tenían que ver con esto. ¿Qué es lo que les pasa a los humanos?— murmuró la Muerte, con voz fría.

Ya nada se podía hacer, todo en Hiroshima estaba muerto. Mas sin embargo, espíritus de todas partes comenzaron a llegar, la mayoría impulsados por la curiosidad de la escena, pero todos muy apenados y tristes por tantas vidas perdidas. Incluso los Guardianes llegaron, primero llegó Sandman, luego Norte, el Conejo de Pascua y la Hada de los Dientes llegaron después.

—¡¿Pero qué es lo que ha pasado aquí?!— exclamó Norte, sin creérselo.

—¡Los humanos, la guerra, eso fue lo que pasó!— exclamó la Madre Naturaleza—. ¡Tardaré años en volver a reconstruir este lugar, claro, si es que acaso es posible!

—Todos... todos esos niños.— sollozó Tooth, realmente afectada.

Observaron cómo la Muerte recogía cada alma, ella parecía distante, ya sin llorar, concentrada en su trabajo. Y ellos ya no podían hacer nada.

—Podemos proteger a los niños de la oscuridad y las pesadillas, pero esto es diferente.— comenzó a decir Conejo—. Están locos.

—¡No voy a perdonarlos nunca por destruir así a mi amada naturaleza!— gritó la mujer, rabiosa.

—El daño está hecho, Madre Naturaleza... Sólo queda aceptarlo.— comentó la Muerte, con voz carente de emoción, causando un escalofrío en los Guardianes.

—¡Los humanos son unos... unos...! ¡Agghh!— no quiso permanecer más tiempo ahí. Ella se alejó sin mirar atrás. Ese lugar olía a muerte.

Y tan sólo tres días después, otra de esas bombas cayó en la ciudad de Nagasaki.

La Muerte se dirigió hacia allá, con la frente en alto en muestra de dignidad. Algunos Yokai llegaron a molestarla, aunque no tantos como la vez anterior, pero ahora ella los ignoró. Casi nadie fue a observar lo sucedido, sólo algunos espíritus que iban de paso y llegaron para curiosear. Entre ellos, Jack Frost observó el lugar, todo era tan lúgubre que rápido se fue. Ni siquiera los Guardianes se presentaron a observar, nada podía hacerse.

La Madre Naturaleza, ella, sintió el caos y la muerte, pero esta vez decidió no ir a ver. Su tristeza era enorme, pero su ira lo era mucho más. Incluso cuando en ese momento se encontraba en otro continente, el dolor que la Tierra sentía le enfermaba.

Las bombas concluyeron la guerra de los humanos, pero ellos, sin saberlo, le habían declarado la guerra a la Madre Naturaleza. Indignada, quería vengarse, quería hacerlos pagar de la peor manera. Los odiaba, odiaba a los humanos.

Sandman llegó a visitarla, y aunque él no hablaba, ella lo entendía perfectamente. Él le dijo "No quiero que tengas deseos de venganza"

—Tú no eres mi padre para decirme qué hacer.— contestó. Ella se puso a llorar, pero lo obedeció de mala gana.

Así pasaron las décadas, con la Madre Naturaleza llena de un odio hacia los humanos que crecía cada vez más. Un odio que no podría mantener encerrado por siempre. Cada que veía una especie extinguirse, cada que un árbol era derribado, ella sólo podía pensar en su venganza.

Los humanos gastaban más de lo que la naturaleza podía darles. El mundo cada vez se pudría más, los humanos se volvían cada vez peor. Ya no podía soportarlo. Y aunque ellos ya no habían vuelto a usar la bomba atómica en batallas, aún estaba la posibilidad de que pudieran usarlas en cualquier momento. Eran un peligro constante.

Está bien que el trabajo de los Guardianes sea proteger a los niños, pero el trabajo de la Madre Naturaleza es proteger la Tierra, por sobre todo. Eso es lo que quería hacer.

.

..

...

Años después, un nuevo Guardián fue escogido por el Hombre de la Luna; ese era Jack Frost, el Guardián de la Diversión. Pronto los demás espíritus se enteraron de la existencia de un nuevo Guardián en el mundo, así como la noticia de que el malvado Pitch Black había sido detenido gracias a este nuevo Guardián.

Muchos espíritus estaban curiosos con este hecho. Muchos de ellos conocían a Jack Frost y ni en sus sueños más locos pensaron que él se convertiría en Guardián. Muchos estaban sorprendidos, la Madre Naturaleza no.

Sandman estaba muy contento con el nuevo Guardián y con la derrota de Pitch, tanto que sin el consentimiento de los otros Guardianes organizó una fiesta donde invitó a varios amigos. La reacción de Norte fue de alegría, pero la de los demás no tanto. Conejo odiaba que el centro de atención fuera Jack, y Tooth tenía demasiado trabajo.

—No todos trabajamos sólo una vez al año.— dijo la Hada de los Dientes.

—Relájate, hay que divertirse un rato.— decía Norte. Tooth resopló.

—Está bien, sólo por Jack.— miró al chico peliblanco, sonrojándose un poco, pero él no se percató.

—No lo sé, la mayoría de los invitados me odian.— dijo Jack, casi con orgullo.

—Y no los culpo, eres un dolor de cabeza.— dijo Conejo—. Tienen suerte de que la Pascua haya terminado, de no ser así no me apuntaría a esto.

La fiesta se llevó a cabo por la noche en el Polo Norte. No fue la gran cosa, la mayoría fue para ver al nuevo Guardián, aunque a muchos el frío les molestó. Jack Frost, por su parte, se ocupó en gastar bromas a los espíritus invitados que más le desagradaban, entre ellos el Padre Tiempo.

—Me alegra que hayan detenido a Pitch.— decía Cupido, alegremente—. Él sólo es una molestia.

—No podemos, claro, ignorar el hecho de que pudiera volver con un nuevo plan.— comenzó a decir Tooth.

—Sólo le daremos una paliza como la última vez.— dijo Conejo.

—No lo lograrían sin mí, Canguro.— contestó Jack Frost en tono burlón mientras apuntaba una bola de nieve hacia el Padre Tiempo y la lanzaba—. ¡Le di a ese viejo gruñón!

Conejo iba a reclamarle al nuevo Guardián por haberlo insultado, pero se distrajo al ver al Padre Tiempo reír como un payaso.

—Recuérdenme siempre esquivar las bolas de nieve del Guardián de la Diversión.— dijo Cupido, riéndose como idiota.

—Ni falta te hace.— comentó Conejo, fastidiado y cruzado de brazos.

—En fin. Ustedes son los Guardianes.— comenzó a decir Cupido a Jack, Tooth y Conejo—. Si Pitch llega a ser una amenaza, seguro lo volverán a derrotar. Él es un completo perdedor.

—Por no decir que es muy feo.— se burló Jack, riendo.

—Más ahora que yo le saqué un diente de un puñetazo.— dijo Tooth, riendo también.

—Eres más ruda de lo que pareces, Hada.— le dijo Jack, haciendo que Tooth se sonrojara.

Los cuatro comenzaron a reír mientras hacían bromas sobre Pitch. No se percataron de la presencia que se acercaba. Tooth y Conejo dejaron de reír cuando vieron la figura terrorífica de la persona que se acercó y se paró justo detrás de Jack; Cupido también dejó de reír cuando vio esto y disimuladamente salió huyendo.

—¿Qué les pasa?— preguntó Jack cuando notó las caras de espanto que sus compañeros tenían.

Ellos no respondieron, pero Jack sintió una presencia perturbadora a sus espaldas, así que se giró para ver quién era. Casi dio un grito de susto al ver esos tenebrosos ojos dorados mirándolo fijamente.

—¡Emily!— exclamó Conejo, con la boca abierta.

—¿E...escuchaste todo lo que dijimos?— preguntó Tooth, muy aterrada.

—¿Qu...quién es ella?— Jack estaba sorprendido, nunca antes la había visto, pero su presencia perturbadora se le hacía familiar. Su pregunta fue ignorada.

—Cada palabra.— respondió la mujer a lo que la hada había preguntado—. Díganme, ¿mataron a Pitch Black?— su voz era afilada, parecía soltar veneno al hablar.

—No, no, claro que no.— tartamudeó Conejo.

—Sabes perfectamente que nunca haríamos algo así.— aseguró Tooth.

—Pues debieron hacerlo. Un hombre como ése no merece vivir.— habló fríamente.

—No lo estás diciendo en serio.— Tooth dio una sonrisa nerviosa, pero la otra mujer le dirigió una mirada inquietante, aclarando que hablaba muy en serio.

Pero a Jack Frost no le gustó ser ignorado, así que se puso de pie frente a la mujer. Ella era muy hermosa, pero daba miedo en cierta manera. Era más alta que él, con un muy largo cabello oscuro, un vestido verde que cubría la mayor parte de su cuerpo, la piel pálida y unos ojos dorados que le asustaban por la idea de haberlos visto antes en algún otro lado.

—¿Quién eres tú?— preguntó el chico, con sus ojos clavados en ella, ignorando los escalofríos que le daba al mirarla y actuando de la misma forma cínica que usa para hablarle a Conejo—. Parece que soy el único aquí que no te conoce. Asustaste a mis amigos. ¿Quién eres?

—Soy la Madre Naturaleza.— contestó con voz fría, mirando al joven Guardián despectivamente—. Ansiaba poder conocerte, Jack Overland Frost.— extendió su mano hacia él para saludarlo. Jack le dio la mano pero sólo sintió la tensión entre ellos.

—¿Madre Naturaleza?— se sorprendió, sin separar su mano helada de la de ella, cuya piel era tan pálida como la de él—. Me alegra, después de siglos, conocer a mi jefa al fin.— habló casi con sarcasmo, le soltó la mano e hizo una falsa reverencia.

—Oh, ¿trabajas para ella?— preguntó Tooth, curiosa.

—Soy el espíritu del invierno, claro que trabajo para la naturaleza.— sonrió enormemente, mirando a la mujer de cabello oscuro frente a él. Asintió, esta vez con respeto real—. Siempre me manda encargos, como pintar las hojas en otoño y llenar las plantas de escarcha. Pero jamás la vi en persona.

—Tienes suerte, porque te mereces muchos regaños y castigos por cada que no haces el trabajo correctamente.— habló ella, seriamente.

—He escuchado muchas cosas de ti pero imaginaba alguien más... no sé, alguien más tierna.— dijo de forma socarrona.

—¿Tierna como la Hada de los Dientes?— ella observó a Tooth un instante y luego regresó su vista a Jack—. No gracias, las plumas no son lo mío.

Jack Frost se rió un poco y la Madre Naturaleza sonrió. A Tooth no le pareció para nada gracioso, se cruzó de brazos e hizo una mueca.

—Nos alegra que hayas podido venir, Madre Naturaleza.— dijo la hada, ocultando su molestia.

—Me sorprende, Toothiana, porque a menos de que se haya perdido mi correo, la invitación nunca me llegó.

¡¿Sandman no te invitó?!— gritaron Tooth y Conejo, llamando la atención del resto de los invitados, que también se asombraron.

La música navideña que sonaba cesó al instante.

Todos los espíritus invitados de la fiesta quedaron con la boca abierta, lanzando una mirada ingenua hacia Madre Naturaleza. Una ninfa se desmayó de la impresión, a la Marmota se le cayó el bocadillo que se estaba comiendo, el yeti Phil cubrió su boca con ambas manos, reprimiendo un grito de angustia; todos hicieron silencio, ni el Ratón Pérez se atrevió a decir algo.

—¿Cómo no te invitó? Lo conoces desde más tiempo que todos nosotros aquí.— se alteró Conejo.

—Tal vez lo olvidó.— sugirió la Hada de los Dientes, aunque la idea era aún peor.

—¿Entonces cómo te enteraste de la fiesta?— inquirió Jack.

—No me enteré. Cuando llegué ya estaban todos aquí.— admitió.

—¿Por qué viniste entonces?— preguntó Conejo.

—Ya se los dije, ansiaba poder conocer a Jack Overland Frost.

—¿Por qué a Jack?— dijo Tooth, algo desconfiada.

—Bromeas ¿cierto, Hada?— dijo con sarcasmo, molestando a Tooth—. Es el nuevo Guardián, el que venció a Pitch. Por supuesto que quiero conocerlo.

—Un momento.— interrumpió Jack al darse cuenta de algo—. ¿Me llamaste Jack Overland Frost? ¿Overland? ¿Cómo conoces tú mi apellido de cuando estaba vivo?

El silencio se hizo presente unos instantes. Madre Naturaleza se acercó a Jack y con su mano acarició el pálido rostro del chico, causando un poco de celos por parte de Tooth, las risas contenidas de Conejo, e, irónicamente, hizo que Jack se helara del susto. Tocó el mentón del chico y le alzó la cara para que él la mirara fijamente.

—Oh, pero qué inocente niño.— susurró—. Eres exactamente igual a él... ¿Por qué no te quieren decir nada?

—¿Qué...?

—¡Madre Naturaleza!— exclamó Norte al verla. Muy alegre se acercó a ella, separándola de Jack—. ¡Creí que no vendrías!

La alejó de los otros tres Guardianes, que se quedaron confusos, y se la llevó hasta donde estaba el Padre Tiempo hablando con Sandman. Sandman la vio y alzó la mano para saludarla.

—Yo tampoco lo creí, no me enviaron invitación.— contestó ella a Norte, tajante, lanzándole una mirada molesta al Guardián de los Sueños.

Sandman puso cara avergonzada y se acercó a ella. Comenzó a hablarle, haciendo dibujos con su arena, ella se molestó más.

—No tenías por qué creerlo.— le respondió ella a él—. Sabes que no me interesa lo que le pase, mientras no moleste más.— él le contestó algo—. No hubiera venido de todos modos, detesto las fiestas. Sólo vine a conocer a Jack Frost, el muchacho siempre me ha dado curiosidad.— volteó a mirar a Norte y al Padre Tiempo, dando una sarcástica media sonrisa—. ¿No piensa igual, Padre Tiempo?

—Madre Naturaleza, sí a usted siempre le dio curiosidad el niño, ¿por qué apenas hoy viene a verlo?— preguntó de forma calmada.

—Porque no me interesaba hasta que se volvió Guardián, fue ahí cuando mi curiosidad valió la pena.— dio una sonrisa cínica y volvió a preguntar—. ¿No piensa igual, Padre Tiempo?

—Entonces, ¿te quedas en la fiesta?— preguntó Norte.

—Lo lamento, Norte, pero esto no es lo mío.— dirigió su mirada a Sandman—. Descuida, viejo amigo, no estoy molesta contigo.— le dijo con simpleza, pero Sandman se puso feliz.

Ella salió al balcón, iba a irse desde ahí. Hacía mucho frío pero ella ignoró eso.

—Linda fiesta, ¿no es así, Madre?— habló alguien sentada en el balcón, bebiendo una bebida caliente en una taza, observando a la mujer.

—Parece una fiesta navideña, así como todo en el Polo Norte.— contestó Madre Naturaleza, volteando a ver a su acompañante—. No me digas que te invitaron, Muerte.

—No.— contestó con una media sonrisa, restándole importancia—. Me colé en la fiesta, al igual que tú. A nadie le gusta la presencia de la muerte, ni siquiera a Sandman.— tomó un sorbo de su bebida—. Pero el chocolate caliente es delicioso, lo robé hace un rato. Gracias, los distrajiste por mí.

—¿Viniste sólo por el chocolate?

—Sí. Y tú ¿por qué estás aquí?— preguntó con una gran curiosidad. Su sonrisa daba a entender que ya lo sabía, pero Madre Naturaleza respondió de todas formas.

—Quería conocer a Jack Frost, sólo me daba curiosidad.

Muerte se acercó más a la mujer y se paró a su costado. Ambas se recargaron en el balcón, desde donde estaban podían ver lo que sucedía dentro de la fiesta, pero los demás no parecían darse cuenta de que ellas estaban ahí.

—Es en serio, ¿por qué te interesa el niño?— preguntó Muerte con seriedad, mirando a la mujer con ojos precavidos y con sospecha.

—No es nada, Muerte, sólo curiosidad. Él es Guardián ahora, venció a Pitch. De hecho, curiosamente es todo lo contrarío a Pitch; Pitch representa el miedo, Jack Frost la diversión. La diversión es, después del valor, todo lo contrario al miedo, por eso le fue tan fácil vencerlo. Pitch encontró un oponente digno.

—Sus padres estarían orgullosos.— murmuró la Muerte, mirando a Jack Frost desde lejos, sintiéndose un poco melancólica.

—Ellos no hacen falta aquí.— dijo Madre Naturaleza, casi con crueldad—. En especial aquella mujer.

—Norte la extraña.— aseguró la Muerte, recargando la cabeza en su mano, girándose para ver las estrellas y la Luna—. No seguirás enojada con ella ¿o sí? Ya pasaron siglos.

—Nunca estuve enojada, no con ella. Era una tontería... ya no importa. Pero no me agradaba ese apego que tenía con... Tú sabes.

Muerte volvió a observar a Jack Frost con atención y se enterneció un poco.

—Se parece más a su padre, ¿no lo crees?

—Menos mal.— resopló, pensativa—. Me parece que ellos tenían dos retoños. ¿Qué pasó con la pequeña niña?

—Tuvo una buena vida, si es lo que querías saber. Extrañó a su hermano hasta el final, hasta que llegó su hora...

—Es injusto.— escupió las palabras de forma tosca.

—¿Disculpa?— la cegadora de almas se puso discretamente a la defensiva, sin gustarle el tono de su compañera.

—Muerte, ¿por qué Jack está vivo y la hermanita no?— preguntó, sintiendo algo de lástima. Muerte puso mala cara—. ¿Por qué la hermanita murió y Jack es inmortal?

—Madre Naturaleza, Jack debía convertirse en Guardián. Tú sabes cómo es esto.— respondió, serena—. Hombre de la Luna hace las cosas por una razón, él es muy sabio. Mim perdió a sus padres siendo un bebé, perdió a su mejor amigo también... Por eso protege tanto a Jack Frost.

—Sí, abandonándolo por 300 años. Qué bien lo cuida.— dijo con sarcasmo, molestándose, cometiendo el error de casi tomárselo personal—. ¡¿Y qué hay de la niña?! ¡¿eh?! ¡Ella era hija de ellos también! ¡Al menos su corta vida le impidió el sufrimiento que tuvo Jack al estar solo!

—Madre...

—Sólo digo que si a alguien le importa una persona, jamás lo abandonaría a su suerte.— se estaba alterando y eso no le gustaba. Se tomó unos segundos para calmarse, tomó aire y regresó al tema—. ¿Quiere protegerlo? ¿Por eso no le dice la verdad sobre su familia? El niño debe saberlo, es la razón de toda su existencia. ¿O acaso le oculta la verdad... por algo más?

—No cuestiones a Mim, Madre...

—¿Desde cuándo tú y Hombre de la Luna son tan amigos?— preguntó, desafiante—. No sabía que él se llevaba tan bien con la muerte.

—Tampoco te atrevas a retarlo, Emily.— dijo con voz fría, poniéndose firme contra el espíritu de la naturaleza—. Él te está observando justo ahora.— añadió en tono sombrío, en un susurro sepulcral.

Madre Naturaleza miró a la Luna en el cielo y le dirigió una mirada gélida, con resentimiento. Indiferente a lo que pudiera pasarle si le reta a él. Ella no se dejaba intimidar, por eso se dejó ver tan macabra ahora.

—¡Mim!— exclamó, no tan alto para que los de la fiesta no notaran el disturbio que se llevaba a cabo en el balcón—. ¿Qué es lo que pasa con él? ¡Se cree que puede manejar a los demás espíritus como si fuéramos sus piezas de ajedrez!

—Tú sabes que no es así, Madre Naturaleza. Le importamos.— contestó la Muerte, con sus ojos blancos llenos de seriedad.

—¡Él no es mi dios! ¡él no es dios de nadie!— exclamó, furiosa—. Si a él le importaran de verdad los niños, se hubiera deshecho de la basura hace mucho tiempo.— dijo entre dientes.

—No empieces de nuevo, Madre...

—Los humanos son una escoria; los hielos se derriten, los árboles caen, los animales perecen, el agua se envenena. El mundo está acabado gracias a su culpa.— habló con asco, con repulsión—. Y los inocentes niños pagan el precio; ellos aún son seres puros de corazón, pero gracias al veneno de los adultos, ellos serán igual de nauseabundos que el resto de los humanos. Tan sólo si ellos desaparecieran, los niños podrían estar a salvo.

—Ya te he dicho que no me gusta esa forma de pensar tuya, Madre Naturaleza. Los humanos son como son, los niños al final terminarán de esa forma. No hay nada que puedas hacer. Pero...— tomó el brazo del espíritu de la naturaleza con brusquedad y la jaló para tenerla a pocos centímetros de su rostro. Fue entonces cuando, a la luz de la Luna, la piel pálida de Muerte se volvió más que huesos esqueléticos dignos de un cadáver—... No intentes nada contra los humanos, no querrás tenerme de enemiga. ¿Entiendes, Emily Jane? No querrás terminar como tu madre ¿o sí?

Madre Naturaleza sacudió el brazo para apartarse esos huesos de encima. Muerte volvió a la normalidad pero no perdió su toque macabro.

—¿Por qué piensas que haría algo así, Catrina?— habló, fingiendo ofenderse, burlándose—. Si no lo intenté antes ¿por qué lo haría justo ahora que la Tierra está cerca de su perdición gracias a ellos?— sonrió con malicia—. De todas formas ¿qué harías tú? ¿matarme? Tú no matas a nadie, tú sólo vas a recoger las almas. Eres sólo un espíritu que observa sin hacer nada.

—¿Tú crees que no puedo matar? ¿Tú crees que no puedo dar muerte a los que lo merecen? Incontables accidentes inexplicables pasan a veces, por casualidades imposibles. La tal lista de quién vive y quién muere es sólo una ilusión, a veces sólo mueren y punto, sean las razones que sean.

—Se lo merecen.

—¡No intentes enfrentar a la fuerza de la que nadie escapa, porque vas a perder! ¡Nadie se libra completamente de la sombra de la Muerte, ni siquiera los inmortales como tú, los Guardianes o incluso Mim! Yo siempre estoy alrededor.

—Cierto, la gente siempre termina muriendo. Así que... no importa la causa, sólo mueren y punto.

Muerte sonrió, le dio un sorbo a su chocolate caliente.

—Está bien, como quieras. Yo, después de todo, soy sólo un ente neutral, observo y nada más. Pero si continuas con esto, perderás a una amiga.

—No necesito amigos.— ella saltó del balcón y voló por la ventisca, alejándose de la fiesta y de Muerte, teniendo bajo sus pies un precipicio—. No me encariño nunca, no siento nada especial por ti como para extrañarte.

—Oh, no te encariñas, qué tristeza.— respondió Catrina, con voz dulce. Se materializó al lado de Madre Naturaleza y sin esperar que ella le hiciera caso, siguió hablando con el fin de quebrarle el orgullo—. ¿Ni siquiera con Sandman?

Madre Naturaleza sintió ese murmullo siniestro y frío en su oído izquierdo. Se sintió furiosa. Ella lanzó un golpe hacia donde provenía el murmullo, pero cuando atacó, Muerte ya no estaba ahí, sino que apareció tras su espalda, riéndose con burla.

—Tú no estás exenta de emociones, Madre Naturaleza.— se burló Catrina, dando una sonrisita tenebrosa—. Supongo que nuestra amistad termina ahora.

La Madre Naturaleza decidió ignorarla y seguir su camino, sin importarle qué más fuera a decirle aquella mujer de las tinieblas. Y realmente pensó que ya no podría ofenderla.

—Me pregunto por qué llegué a pensar que eras diferente a tu padre.

Eso era todo, ese era el comentario que más le había hecho enojar en mucho tiempo, y aún así se contuvo, guardó su rencor y su odio. Se fue sin mirar atrás, deseando vengarse algún día.


Que ahora soy un reo más

pidiendo a gritos la verdad.

—Dame tu aire — Alex Ubago—


Como ya les dije, no esperen actualizaciones cada semana, sólo espero poder al menos subir un capítulo por mes.

La imagen de portada la hice yo, ahí aparecen algunos de los personajes del fanfic. La subiré más tarde en mi Deviantart por si quieren verla en grande o ver imágenes individuales de los personajes que aparecen, búsquenme con el nombre GabyGirl1243. También pueden encontrarme en Tumblr con ese nombre.

Que sepan que pondré pedazos de canciones cada capítulo, al principio y al final. Esa música me inspira para escribir esta historia, por ello pondré frases que van acorde al capítulo.

Por cierto, independientemente del origen que le dé William Joyce a Jack Frost, en mi fanfic sus padres serán... ¡Omg! ¡No puedo decirlo! ¡es spoiler!

Ah, en el summary pongo que un Guardián se hará traidor, díganme, ¿ustedes quién creen que pueda ser? Quisiera saber sus teorías.

Por último, tengo un fanfic de Frozen que me encantaría que pasaran a leer si tienen tiempo. El fanfic se llama "Eternidad" y por ahora tiene doce capítulos, vayan a leerlo por favor, no se arrepentirán.

En fin, ¿reviews?