Sherrinford Holmes de Hogwarts

De: Dayja

Summary: Harry Potter, también conocido como Sherrinford Holmes, de diez años, encuentra una lechuza escondida en la alacena. ¿Que puede deducir sobre la carta que tiene? ¿Tiene algo que ver con dragones durmientes? Y porqué, ¿porque los de primer año no pueden tener escobas?

Harry estaba acostumbrado a encontrar cosas extrañas cuando llegaba a casa. Ratones envenenados en el refrigerador, calderos medio derretidos sobre la mesa de la cocina, sus viejos juguetes levitando suavemente contra el techo… eso era normal y esperado aunque no animado. Entrar a casa y encontrar una lechuza alerta pero silenciosa, acurrucada en la alacena donde Harry había esperado encontrar el chocolate en polvo… eso era nuevo.

No tan nuevo, sin embargo, para no saber qué había pasado.

"¡Sophie!" dijo. La lechuza en cuestión estaba posada como una reina en una silla de la cocina. Le dio a Harry una mirada demasiado inocente. "¡Eres familia! ¡Se supone que estás por encima de estos pequeños instintos territoriales!"

Sophie de alguna manera logro lucir insultada y testaruda al mismo tiempo. Harry sospechaba que había aprendido eso de su papá. Suspirando, Harry dejo de mirar a su lechuza por un momento y volvió su atención a la traumatizada ave en la alacena.

"Sal ahora, todo está bien," dijo con gentileza, ofreciendo su brazo cubierto para que la lechuza se posara. "¿Tienes correo para alguien en esta casa? Yo puedo recibirlo, así podrás marcharte sin problemas."

El ave no salto al brazo ofrecido, pero se había recuperado lo suficiente para cumplir con su trabajo y le entrego un grueso sobre a Harry, antes de explotar en un montón de plumas. No literalmente, por suerte; más bien la lechuza hizo un frenético escape a la libertad lanzándose desde la alacena, pasando a un sobresaltado Harry, y salió volando por la ventana. Sophie, por suerte, se digno a dejarla ir sin molestarla. De hecho, parecía estarse riendo de Harry, que ahora estaba tirando en el suelo, habiendo caído de espalda por el repentino escape del ave.

"Oh claro, finges protegernos atacando a quienes nos traen el correo y el periódico, pero en el momento en que la bestia de verdad me ataca, solo miras y te ríes," murmuro Harry. Sophie simplemente lo miro, pero aun estaba riendo, de eso Harry estaba seguro. Dándole a Sophie una mirada molesta y una amenaza de ratones envenados en su futuro que ambos sabían jamás cumpliría, finalmente miro al trozo de correo que había comenzado todo esto.

No estaba seguro de que había esperado; correo por lechuza era raro en esta casa pero si era recibido de vez en cuando; normalmente venían por algo en específico como Papá Sherlock ordenando algo para algún experimento. Aunque este sobre no estaba dirigido a su papá, o a su papi o a la Nana Martha. Estaba dirigido a Harry.

Sr. H. Holmes
La Habitación mas Pequeña al Subir las Escaleras
221B Calle Baker
Westminster
Londres

No era la primera carta que Harry hubiera recibido, ni siquiera era la primera que recibía por lechuza, pero tal correo por lechuza había siso siempre exclusivo de los Weasley, a menudo alrededor de la fecha de su cumpleaños que era en un mes. La mayoría de los otros amigos de Harry, mágicos y muggle, eran capaces de cumplir con la preferencia de su casa de utilizar correo muggle. Sin embargo los Weasley parecían completamente incapaces de adaptarse, algo que era extraño considerando lo entusiasta que estaba el Sr. Weasley por intentarlo. Harry supo que esta carta no era de ellos sin necesidad de mirar el sobre o la forma de dirección extrañamente específica; no solo no era la fecha adecuada para que ellos escribieran pero además Sophie conocía a su lechuza para no perseguirla hasta el armario.

Intentando copiar a su papá, Harry estudió de cerca el sobre. Estaba hecho de algún tipo de pergamino; antiguo y pesado. Se sentía tieso en sus manos, pero ligero y no ridículamente grueso, así que probablemente solo contenía hojas de un material similar, de seguro no más de cuatro páginas pero casi con seguridad más de una a menos que el pergamino de adentro fuera especialmente denso. La escritura verde en el sobre estaba echa con una pluma, o al menos una pluma estilográfica, pero pluma tradicional podría inferirse por lo que Harry sabía de la sociedad glutinica, más bien conocida como mundo mágico.

No había remitente ni algún olor distintivo aparte del normal aroma a pergamino y cera. El olor de la cera provenía del sello purpura al frente del sobre; una H rodeada por un león, un águila, un tejón y una serpiente. Si Harry se hubiera molestado alguna vez en hacer un estudio sobre escudos de armas, esto le habría dicho bastante. Lamentablemente y para consternación de su tío Mycroft, había agrupado esas cosas con el resto de la política como algo para morir de aburrimiento.

"Así que sabemos que es de alguien oficial o importante, o ambos," Harry le comento a Sophie. "Diré mas bien oficial ya que llego a la casa y todo el correo de fans es redirigido a otra parte. Ser importante no sería suficiente para saltarse eso. No debe tener maldiciones ni nada como eso o si no, no habría podido cruzar las protecciones y no creo que sea algo peligroso o esa lechuza no habría huido de tu ridículo comportamiento; estaría muerta o aterrorizada y tu no me habrías dejado tocar la carta."

Sophie ululo orgullosa ante esto, como si Harry le hubiera dado un cumplido. Harry suspiro. Pese al vínculo que los unía ella era más el ave de su papá. Luego contemplo el misterio del sobre una vez más. Pensativamente, le dio al pergamino un lamido experimental. Su papá Sherlock a menudo ensalzaba las virtudes de este sentido tan olvidado en lo que refería a la deducción. Lo único que el sentido del gusto de Harry le dijo fue que sabia a papel y a algo desagradable, causando que hiciera una mueca y sacara la lengua, intentando disipar el sabor horrible. Quizá lamer algo que había sido llevado por sobre todo Londres en las garras de una lechuza no era una buena idea.

Claro está, justo ese fue el momento en que su papi entro en la cocina, con expresión curiosa en el rostro ante las muecas que Harry estaba haciendo.

"Te dije que no hicieras todo lo que Sherlock hace," dijo adivinando correctamente lo que había sucedido. "Como el doctor de esta casa puedo asegurarte que lamer todas las cosas con las que entras en contacto es un boleto seguro para sufrir una desagradable enfermedad. Ahora, ¿que tenemos aquí? ¡Oh! ¿Esa tu carta de Hogwarts? ¡Déjame verla!"

"¡Papi!" exclamó Harry, exasperado, mientras iba en busca de un vaso en espera que un poco de jugo de calabaza le quitara el desagradable sabor de la boca. "¡No puedes salta a conclusiones y llegar y dar un teoría sin tener todo los hechos! ¡Debes encontrar las pistas primero!"

"Oh, claro, por supuesto," respondió su papi, sonriéndole indulgente. "Estoy seguro de que no puedo saltar a conclusiones que un sobre con el sello del escudo de armas de Hogwarts posiblemente pueda provenir de Hogwarts. Y supongo que tampoco debo permitir que el que estuviéramos esperando que llegara esta carta afecte mis deducciones de lo que posiblemente contiene esa carta."

"¡Papi!" se quejo Harry esta vez después de tomar un gran vaso de sabroso jugo de calabaza que había borrado la memoria de ese horrible sabor a pergamino.

"Harry," también se quejo su papi, aun sonriendo de esa manera suave que sugería que a la persona a la que le estaba sonriendo era la persona más extraordinaria del planeta, y que además era el niño más ridículo, al mismo tiempo. Era una expresión muy bien practicada; entre Harry y Papá Sherlock recibía mucha práctica. "Oh vamos entonces. Impresióname. ¿Qué pistas has encontrado en tu carta de Hogwarts… quiero decir, en el sobre misterioso del que no sabes nada?"

"Le estaba diciendo a Sophie que es una carta oficial de la sociedad glutinica, de probablemente más de una página pero menos de cinco, como sugiere el importante sello y por el hecho de que no fue redireccionada como mi correo de fans. Pasó las protecciones y Sophie me permitió tomarla, así que no esta maldita ni es peligrosa. El pergamino del sobre es viejo, como deduje por su sabor y su color amarillo. Por ende, cualquier institución importante que lo envío debe ser del tipo que guardan los sobres a granel en lugar de comprar nuevos. La escritura es clara, así que no es de un doctor porqué todos sabemos que los doctores no pueden escribir claro…"

"¡Oye!"

"Y ya que el pergamino es antiguo, podemos deducir que proviene de un lugar que acapara sus suministros. ¿Y a quien le gusta acaparar cosas? Así es… a los dragones. Los dragones acumulan cosas. ¡Pero! Un dragón jamás dejaría que alguien tomara su preciado pergamino… a menos que alguien se colara y lo sacara mientras estaba durmiendo. Así que llegamos a un dragón dormido. ¿Y donde hay una cita sobre dragones dormidos? ¿Bueno? ¿No puedes deducirlo?"

"En realidad no tengo idea de a dónde vas con esto," respondió su papi, su expresión seria pero con ojos sonrientes.

"¡Pero es claro! ¡Esta en el lema de Hogwarts! Draco dormiens nunquam titillandus. ¡Nunca le hagas cosquillas a un dragón dormido!"

"Recuerdas el lema de la escuela… en Latín nada mas… ¿pero no recuerdas el escudo de armas?"

"Así que, por todo esto podemos concluir que este pergamino proviene de un dragón que vive en Hogwarts, a gran riesgo de quien envío la carta, y que por eso esta es mi carta de Hogwarts. "

"…me perdiste un poco al medio pero gran final," dijo su papi con aprobación. "Y ahora. ¿Vas a abrir esta carta para ver qué dice?"

"No lo sé. Quizás debería examinar el sobre para ver algunas reacciones químicas. Quizás podría probar que estuvo en contacto cercano con algún animal de la clase reptil."

"No vas a incendiar tu carta de Hogwarts," su papi dijo con severidad. "O derretirlo o cualquier otra cosa."

Harry le dio a su papi una mirada suplicante, usando sus gafas para aprovechar al máximo como agrandar sus ojos. Su papi desafortunadamente, estaba acostumbrado a esas miradas así que era casi inmune. Casi.

"Al menos no hasta que la leas," insistió.

"Muy bien," respondió Harry. "Incendiar después de leer." Y con alegres pensamientos de fuego frente a él, finalmente rompió y el sello y saco su carta.

Resulto que su suposición de 'no más de cuatro' fue un poco excesiva; en realidad eran solo dos páginas. La primera le invitaba a asistir a Hogwarts y pedía su respuesta por lechuza. La segunda era una lista de implementos que necesitaría para asistir a la escuela.

"Lo leí," murmuro mientras escaneaba la lista de libros necesarios, "me lo salte, lo leí, lo leí, el tío Sev me obligo a leerlo cuando tenía siete, termine esos, este lo leí en varias ocasiones, este no lo he leído pero leí uno similar. Bien. No era broma cuando dicen que van a partir con lo básico a los once años, ¿no es así? Eso está bien para los niños que no saben que la magia existe, ¿pero qué pasa con el resto de nosotros? ¿Y porque los de primero no pueden llevar escobas? ¡Eso es escandaloso!"

"¿Así que quieres tirar esta escuela a la pila de 'no' ahora?" pregunto su papi, con una ceja levantada.

"No seamos tan apresurados," respondió Harry con rapidez, apretando posesivamente su nueva carta. "Tengo muchos amigos que irán a esa escuela. Y el tío Sev enseña ahí… mmm, no estoy seguro si ese es un punto a favor o en contra. Pero tiene una excelente cancha de quiditch. Y mis padres fueron a esa escuela. Mmm, mis otros padres. Tu sabes…"

"Los Potter, sí. Y está bien que quieras seguir sus pasos, Harry. Ellos fueron gente muy buena."

"En todo caso es una gran decisión, y no puedo desechar escuelas por capricho. Tengo que pensar en esto de manera lógica."

"Muy maduro de tu parte."

"¿Cual es la opinión de Beauxbatons con respecto a las escobas y a los de primer año?"

"Pensé que los habías desechado cuando viste el uniforme."

"A veces deben hacerse sacrificios en nombre del deporte. Quiero decir educación."

"Sabes, no es necesario que escojas una escuela mágica para seguir tu educación," le recordó su papi. "El mundo muggle quizás no te ofrezca escobas y magia pero tiene rugby y fútbol."

"El tío Myc sigue dejando caer comentarios sobre Eton," medito Harry en voz alta, no porque quisiera ir allí sino por la cara que ponía su papi cada vez que Mycroft comenzaba a hablar sobre la más fina educación y la importancia de crear contactos y entrar en una buena universidad y cosas como esas.

"Quería decir que podrías quedarte en la escuela local," gruño su papi. "No hay ninguna razón para que te vayas a un internado a los once años. Es ridículo lo rápido que estas familias tradicionales quieren deshacerse de sus hijos."

Para ser sinceros, Harry tampoco estaba muy seguro de querer irse de casa. El solo pensarlo le causaba un nudo en el estomago. Al mismo tiempo, sonaba tan emocionante salir afuera, vivir aventuras y aprender sobre magia en un castillo con sus amigos, ir a lugares donde sus padres fueron, alejarse del control parental. Por otro lado, extrañaría a sus amigos no mágicos, y a sus padres, y mientras que Hogwarts era parte de su herencia, también estaba la herencia de sus otros padres. ¿Y si quería volverse doctor como su papi, o soldado, o político, o detective? ¿Cómo lo prepararía para eso una escuela mágica? Había tantas posibilidades y solo tenía diez años. En general, sus sentimientos eran muy variados.

"Bueno, eso no importa," dijo su papi después de mirar la carta. "Tienes un mes para enviar tu respuesta. ¡Justo a tiempo para tu cumpleaños!"

"Genial," gruño Harry, para nada aplacado. "Justo a tiempo para apartar a la mitad de mis amigos con lo que sea que elija."

"¡John!" grito una voz desde abajo. "¡Sherry!"

"¡Papá!" respondió Harry medio entusiasmado medio indignado. "¡Regla 138 B!"

"Solo porque metiste tu regla entre 'no usar la chimenea para asar un ganso' y 'no hacer deducciones que sugieran que los profesores de Harry van a morir' no la hace una verdadera regla," comento su papá, su voz aumentando mientras subía las escaleras y se acercaba a la puerta.

"Mi nombre es Sherrinford o Harry," insistió Harry. Este definitivamente era un asunto en el que no cedería. Para nada. Su retribución sería rápida y terrible, en especial si su papa lo llamaba 'Sherry' frente a amigos o enemigos potenciales. "No soy un trago. Y en todo caso, 'Sherry' suena como nombre de chica."

"Dejas que Mamie lo diga," respondió su papá, entrando por la puerta al fin, con dificultad porqué traía una caja en sus brazos.

"Ella no me llama 'Sherry', me llama 'Chéri'. Eso es diferente. En todo caso ella es Mamie. ¿Qué es eso? ¿Porque tienes una caja llena de cosas electrónicas?"

"Voy a encontrar una forma de proteger la electricidad de la energía glutinica," respondió Sherlock mientras dejaba la caja sobre la mesa de la cocina. "La dependencia de la sociedad Glutinica en aves, chimeneas y espejos como forma de comunicación es ridícula, al igual que su completa falta de computadoras e internet bordea la ignorancia. ¿Qué es esto? Oh, tu carta de Hogwarts. Bueno, este es un buen ejemplo de porqué este experimento está retrasado. Imagina que decidieras ir a esa escuela; no tendrías computador, ni teléfono; estarías aislado en el campo donde cualquier cosa podría pasar y nadie lo sabría."

"Si fuera a Eton, tendría la mejor educación tecnológica," Harry señalo con astucia.

"Regla 116 C," respondió Sherlock su voz decepcionantemente tranquila mientras revisaba la caja y sacaba una laptop nueva.

"¿Qué? ¿Cuál es la regla 116 C?" pregunto Harry antes de acercarse al librero y agarrar el familiar cuaderno blanco del estante. Mientras tanto su papi echó una ojeada a la caja con una mirada que sugería problemas, aunque de toda la gente en la habitación solo Sophie lo noto.

"¿Estas son computadoras y teléfonos inteligentes?" demando John. "¿De dónde sacaste esto?"

"No lo robe," respondió Sherlock como si nada mientras Harry continuaba revisando el cuaderno de reglas.

"116 C: Harry no irá a Eton y no hablara de Eton y nada que tenga que ver con Eton mientras este en este… hug… hoog… tu letra es tan mal como la de papi, y no puedes inventar reglas si yo no puedo."

"Hogar," murmuro su papá mientras ignoraba la queja de Harry.

"¿Compraste todo esto?" pregunto su papi, su voz engañosamente agradable. Harry conocía ese. Era un tono del tipo 'Camafeos del Vaticano'.

"Relájate, John," respondió su papá. "Use la tarjeta de Mycroft."

Hubo un largo momento de silencio, mientras Harry miraba a cada uno de sus padres. Podría pasar cualquier cosa con esa respuesta. Incluso su papá pareció darse cuenta del peligro en que estaba porque dejo de jugar con la laptop y miro con precaución a John. Sophie se acicalo las alas, con su cabeza ladeada para ver la muerte inminente. Entonces, John sonrió.

"Bueno, en ese caso no hay problemas."

Todos en la hitación respiraron aliviados. La curiosidad supero su indignidad por el asunto de su nombre, y así Harry se unió a su papá a la mesa para mirar dentro de la caja.

"Sabes, espejos para comunicarse son igual a facetime," declaro Harry mientras tomaba un teléfono móvil y debatía si alguno de su padres notaria si se lo guardaba en el bolsillo. No es que no tuviera un teléfono celular, para emergencias había dicho su papi, pero no era un teléfono inteligente; se podía llamar y enviar mensajes y eso era todo.

"Y si se pudieran conectar a internet y enviar mensajes por ellos lo espejos serían geniales," respondió su papá mientras tocaba la laptop con su varita. Que era una varita Hoaxwood, pre cargada con magia y trucos que permitían incluso a un muggle como el padre de Harry hacer magia, pero no pasó nada. Aunque no había realizado ninguno de los movimientos o dicho ninguna de las palabras que permitían la realización de magia. Su papá en todo caso igual pareció satisfecho por la falta de resultado, murmurando algo sobre campos muertos.

"¿Y porque estos experimentos no pueden ser realizados en tu laboratorio?" pregunto John mientras comenzaba a considerar que cenarían y miro el montón en la mesa como una molestia. Sherlock murmuró algo sobre residuo glutinico y el beneficio de tener a Sherry y Sophie a mano.

"Sherrinford," murmuro Harry, con un teléfono inteligente guardado con seguridad en su bolsillo, y se rehusó a sentirse culpable por el robo. En todo caso no era un verdadero robo; no iba a esconderlo, solo tenerlo, y esperar que este no fuera arruinado por alguno de los experimentos de su papá y quizás podrían decidir que se lo quedara después de todo y ya se acercaba su cumpleaños y…

Maldita sea su ridícula conciencia. El celular regreso a la caja. No es como si pudiera conectarlo sin ayuda de todas maneras.

"Sherry," dijo su papá y Harry dio un salto, medio esperando ser retado por tomar el celular o por haber sido lo suficientemente sigiloso. En vez de eso todo lo que le dijo su papá fue, "Intenta volver esta computadora verde o algo así."

"¡Es Sherrinford!" respondió Harry. Y quizás ese no era el mejor estado mental para intentar hacer magia. Podría jurar que de verdad estaba intentando volver purpura la computadora. De verdad no estaba intentando hacer volar nada. O porque de alguna manera envió una corriente eléctrica que hizo que volaran los fusibles de todo el lugar.

Y no había razón para que el corte de energía hiciera funcionar los aspersores. La computadora no estaba echando humo, solo estaba un poquito…chispeante.

Al final, mientras esperaban que regresara la energía y el lugar estuviera seco, y después de convencer a los bomberos que el tío Mycroft envió de que podían marcharse, decidieron salir a cenar.

Pese a todo fue un buen día. Y quizás, solo quizás, el papá de Harry finalmente recordaría bien su nombre: Harry Sherrinford James Watson Potter Holmes. Quizás seria mucho y sonaba raro, abultado y algo ridículo, pero era su nombre. Era todo lo de su pasado y todo lo de su presente y era lo que necesitaba para ir al futuro, dondequiera que este futuro lo pudiera llevar. Y ni siquiera su papá lo iba a acortar a algo tan ridículo como 'Sherry'. En especial en frente de su amigos.