Y ya estoy aqui, he sido avisado, sus mensajes llenos de odio y amenazas de muerte fueron claros, me castrarian con cucharas oxidadas y otros objetos que no quiero imaginar, por eso los dejo con este capitulo, espero que sea de su agrado, en serio espero que lo sea.
Que lugar es este.
Su piel desnuda se rozaba contra el otro cuerpo también desnudo que le acompañaba en su cómoda cama, hace escasas horas ella se había entregado al hombre que debajo de ella servía como almohada para su cabeza la cual reposaba en su fuerte pecho.
El calor compartido junto a la comodidad del momento se juntaban para crear una receta perfecta para el sueño, sueño que ya se hacía presente en su cuerpo, sus ojos perlas se hacían pesados, pero se negaba a ceder.
Cambiando la posición de su cabeza miro hacia arriba, encontrándose con la mirada azulada del hombre que la había hecho su mujer, llevando una de sus delicadas manos al rostro del hombre lo palpo, acariciando sus mejillas paso sus dedos por esas marcas tan curiosas.
-Te amo… Naruto-
-Y yo a ti… Kaguya-
Abriendo sus ojos miro el techo de madera encima de ella… un sueño, por que soñaba ese momento, mirando a su alrededor vio que estaba en una habitación, con esfuerzo su cuerpo intento moverse, al momento sintió como su cuerpo le negó el primer movimiento el cansancio le podía, pero aun así insistió, con esfuerzo se levantó y sentándose en el cómodo Futón en la que dormía comenzó a organizar su mente.
Con algo de esfuerzo fue ordenando sus recuerdos, traición, manipulación, guerra… amor, masajeando sus cienes escucho como la puerta corrediza de madera se abría, mirando con su habitual mirada neutra, vio como una joven se asomaba por la puerta, sus memorias dispararon imágenes en su cerebro, se podría decir que era una mujer simple de la época, pero aun así resaltaba, sus ropas disimulaban su cuerpo pero con imaginación podían ver que era una mujer de cuerpo armónico, de cabello negro el cual era sujetada por un pañuelo y al igual que su mirada esta era oscura, la reconocía como no hacerlo fue uno de los pocos seres humanos que llego a agradarle y una de los dos la cual llego a sufrir su muerte.
La joven al momento se sintió intimidada por la albina mirada de la mujer frente a ella, los rumores no ayudaban, una mujer que fue encontrada durmiendo al lado de un espíritu de gran poder, lo cual al momento se le atribuyo un origen no terrenal.
-¡Discúlpeme! ¡Le traigo algo de comer! ¡Espero que sea de su agrado!- exclamo la mujer a la vez que se arrodillaba y depositaba una bandeja con alimentos frente a la peliblanca.
La propia peliblanca se extrañó ante la actitud de la joven, según recordaba esto no paso en un principio, sus memorias eran muy distintas, primero ella sería capturada y luego presentada al gobernante de la región, no ser atendida de esta manera.
Ante la falta de palabras de parte de la mujer de cabellos blancos, la joven mujer levanto la mirada solo para ver a la Kaguya levantarse de su lugar aunque también vio como parecía tener problemas al hacerlo.
-déjeme ayudarla… por cierto me puede llamar…-
-Aino- pronuncio Kaguya a la ahora sorprendida mujer –tu nombre es Aino-
-¿Cómo?- pregunto ya que no recordaba haberle mencionado su nombre en ningún momento, su pregunta no fue respondida por la peliblanca –disculpe…-
-llévame fuera- dijo la albina estando de pie ante la mujer, para luego caminar hasta la ventana más cercana y mirar a la lejanía, sus ojos se estrecharon solo un milímetro al ver algo. A pesar de la lejanía se podía ver un árbol que había crecido hasta alcanzar un tamaño gigantesco.
La pelinegra de nombre Aino, sintió como las pisadas de la albina cuando camino a su lado, atreviéndose a levantar la cabeza para mirarla, la encontró de pie a la ventana mirando al árbol sagrado, al verla mirando al árbol pensó que quizás se comunicaba con él, uno de los tantos rumores decía que la peliblanca era un espíritu que había decidido ir al plano de los humanos para traer paz en las tierras que se veían amenazadas por una futura guerra, otros decían que era la respuesta del dios árbol a las suplicas de sus creyentes para traer la paz.
-Discúlpeme… eh…- dijo confundida la pelinegra al no saber el nombre de la mujer.
-Kaguya- respondió simplemente Kaguya mientras se daba la vuelta y estar de frente a Aino.
Aino de inmediato la detallo, su piel era tan pura como la nieve misma, su cabello era tan blanco que no parecía natural, al igual que su tamaño que casi le llegaba a los tobillos, su mirada perla, casi le hace pensar que era ciega, pero la forma en la que la miraba le decía que no, fue cuando se dio cuenta, la mujer estaba esperando por ella, regañándose mentalmente la pelinegra se levantó del suelo y guio a Kaguya hacia la puerta.
-Kaguya-sama- dijo Aino recordando muy bien el nombre de la peliblanca -eh... ¿Puedo preguntarle algo?- dijo mientras salían a los pasillos del palacio de su señor.
-¿Dónde está el?- pregunto Kaguya ignorando totalmente la pregunta de la pelinegra. Aino por un momento no supo que decir, entonces se acordó del gigantesco zorro que acompañaba en un principio a la peliblanca cuando fue encontrada.
-El espíritu… lo acaban de traer- dijo Aino mientras bajaban por las escaleras -Kaguya-sama, ese zorro…-
-Naruto- dijo sintiendo un leve mareo que la obligo a parar a mitad de las escaleras -su nombre es… Naruto- dijo tratando de alejar el malestar en su cuerpo.
-¡Kaguya-sama!- exclamo la pelinegra al ver como la peliblanca se tambaleaba, ayudándola a bajar poco a poco las escaleras.
Con ayuda de la pelinegra, Kaguya fue capaz de llegar a la sala donde a pesar de estar a una distancia algo alejada de la puerta principal pudo escuchar una fuerte y pesada respiración, entonces sintió como poco a poco sus fuerzas regresaban a su cuerpo, sintiéndose ahora más estable comenzó a caminar despacio hacia la salida. A su lado múltiples sirvientes así como soldados la miraban caminar, era tan grácil y elegante que solo podían atribuirle un origen no terrenal, sobre todo cuando no parecía hacer sonido alguno al caminar, solo se podía escuchar el suave sonido de la tela cuando se rosaba con el suelo de madera. Kaguya al pasar por la puerta por un momento quedo totalmente cegada, la luz del sol le impidió ver por un momento, aunque escuchaba con claridad como varias personas jadeaban a su alrededor, como si se hubieran sorprendido de su presencia, de inmediato escucho el sonido de armas de metal caer al suelo y como algunos caían al suelo, posiblemente arrodillándose, pero hubo algo que escucho muy por encima de todo eso, una gigantesca respiración justo delante de ella, cuando por fin el sol dejo de ser una molestia para sus ojos miro con asombro al gigantesco zorro justo en frente suyo, por todo su cuerpo cadenas lo ataban firmemente al suelo y delante del gigantesco ser un hombre que identifico como un sacerdote, el cual rezaba todo tipo de conjuros y le lanzaba al rostro del zorro lo que parecía ser sake u otro tipo de líquido, además de intentar colocar en la nariz del zorro un pedazo de papel con algo inscrito, posiblemente un hechizo. Sin importarle nada, comenzó a caminar hacia el zorro, no le prestó atención a los avisos de los soldados y de su líder cuando intentaron detenerla, liberando un poco de su ya escasa energía logro apartarlos dándoles un leve mareo, pasando al lado del sacerdote este comenzó a retroceder mientras se tambaleaba de un lado a otro intentando apartarse.
-Naruto… amor mío- susurro mientras tocaba la fría nariz del zorro.
A su lado el único ser que no se vio afectado por el leve pulso de energía de la peliblanca, fue la pelinegra Aino, el susurro de Kaguya fue lo suficientemente alto para que ella lo escuchase, llevando sus manos a su boca la pelinegra retuvo un jadeo. Kaguya se vio a si misma apoyada en el gigantesco zorro disfrutando de la presencia y calidad que despedía, fue entonces que noto como este se comenzaba a mover, además de abrir levemente sus ojos para mirarla, sabiendo que él no sería capaz de entender la situación, comenzó a separarse hasta estar a una distancia levemente alejada, solo un par de metros.
Naruto en si no supo nada después de haber caído inconsciente, recordó como su cuerpo sufrió un dolor indescriptible, como si hubiese sido desarmado y armado nuevamente pero de manera distinta, era el pero a la vez no, de alguna manera se sentía distinto, se sentía pesado y le costaba respirar, como si su propio peso lo aplastara y le impidiera respirar normalmente. Fue cuando lo recordó, recordó su cambio, de alguna manera él había cambiado a su forma bijuu, abriendo levemente los ojos lo primero que observo fue como varios hombres levantaban en una especie de camilla hecha de bambú a una mujer, le fue difícil identificarla pero al final pudo hacerlo, era Kaguya, pero diferente. Intento de algún modo levantarse solo para escuchar varios gritos de asombro, sacudiendo levemente su enorme cabeza miro abajo donde varios hombre que identifico como soldados le apuntaban con lanzas y varios arqueros preparaban sus arcos. De alguna manera él supo que estaba muy lejos de su tierra natal, pero también increíblemente cerca, tratando de volver a su estado humano sintió un dolor terrible en sus músculos y huesos, además de un dolor muy fuerte y un cansancio extremo, no pudiendo evitarlo cayó fuertemente al suelo inconsciente.
Estando en un mundo entre la conciencia y la inconsciencia, Naruto sintió el sonido metálico característico de cadenas a su alrededor, sitio como era atado por todo su cuerpo para luego ser arrastrado hasta quedar encima de unos troncos y así facilitar su traslado a donde sea que el seria llevado, fue cuando se rindió, cerro completamente sus ojos y se perdió en un mundo aún más extraño.
De pronto abrió sus ojos y miro el techo de una habitación, sintió en su espalda un cómodo colchón, además de que su cuerpo estaba cubierto por una delicada sabana hecha de seda, sorprendido se sentó en el colchón, el dolor en su cabeza llego con fuerza lo que le hizo llevar sus manos a su frente, de inmediato aparto sus manos al sentir como algo lo había lastimado en su frente, mirando sus manos vio como estas contaban con unas levemente crecidas y aparentemente filosas, por un momento no entendió nada, se sintió de alguna manera expuesto, la fría brisa de la mañana entro por la ventana abierta golpeando su rostro, aturdido se levantó del colchón sin siquiera prestarle atención al cuerpo femenino que estaba a su lado.
Al levantarse noto como su cuerpo estaba totalmente desnudo, haciendo a un lado la pena camino hacia la ventana, estando de pie en el marco de la gran ventana observo que era todavía de madrugada y el sol apenas comenzaba a salir, la luz era poca pero suficiente para él, con asombro observo el paisaje, por donde mirase habían montañas de color verde, se podían ver arrozales y sus trabajadores llegar a atender la siembra, un grito de hombres lo hizo mirar abajo, eran del tamaño de hormigas pero el observo que eran soldados entrenando, calculando la distancia en se dio cuenta que estaban a gran altura como en una torre, observando más detalladamente vio como de hecho todo el lugar era un castillo, cada vez se sentía más confundido, donde estaba y como había llegado ahí, esas dos preguntas por un momento lo atormentaron, fue entonces que noto algo que lo confundió más, en las puertas principales del castillos dos estandartes se alzaban, sus ojos vieron como estos eran rojos y en su interior se encontraba un símbolo, con asombro los identifico, eran el símbolo del remolino, una espiral.
-Naruto- sus sentidos se dispararon cuando escucho la sedosa voz de una mujer a su espalda así como un par de delicados y suaves brazos abrazarlo por la espalda -que es lo que hace mi amado despierto tan temprano- pregunto la mujer.
Dicha voz para Naruto fue muy conocida, como olvidarla, esa voz había quedado tatuada en su mente, su cuerpo se tensó de inmediato, aunque luego relejo para su asombro cuando los dos brazos comenzaron a tocar su pecho y una melodiosa voz comenzó a arrullarlo, en su espalda sintió dos protuberancias que rápidamente identifico como los senos de la mujer. Volteándose lentamente sus ojos comenzaron a abrirse con asombro cuando observo a una peliblanca mirarlo mientras le sonreía, era Kaguya, además observo como la peliblanca estaba totalmente desnuda, sin poder evitarlo vio su piel blanca, sus perfectos y redondos pechos los cuales ahora se oprimían contra su pecho, observo como Kaguya se acercó a su rostro para besarlo ligeramente en sus labios, por un momento su mente se apagó, lo único que lo trajo de vuelta fue cuando sintió sus piernas moverse.
Estando de nuevo en sí, Naruto observo como el llevaba a la peliblanca al Futón de la habitación, su cuerpo no le respondía, él quería alejarse de esa mujer y de alguna manera averiguar que estaba pasando, solo que no pudo, de nuevo sintió los labios de la peliblanca en sus propios labios, solo que esta vez él fue quien inicio el beso, estando cerca del Futón volteo la cabeza al objeto que estaba al lado del suyo, era un pequeño colchón , muy pequeño para una persona, incluso para un niño.
-Crees que Hagoromo y Hamura se molesten conmigo después de enterarse- increíblemente fue el quien dijo eso, su boca pareció moverse por sí sola y hablar.
-No veo porque…- dijo Kaguya mientras volvía a besarlo para caer en el cómodo Futón -será una niña- dijo la peliblanca a su oído.
-Sera hermosa y delicada como tú- volvió a decir mientras cerraba sus ojos para besarla.
Naruto de pronto al escuchar esto abrió sus ojos para verse a sí mismo parado en medio de la habitación, mirando al frente vio a Kaguya debajo de un hombre quien él podía jurar que era el mismo, sus ojos eran azules y en sus mejillas tenia las mismas líneas horizontales en perfecta simetría, incluso era rubio.
-Naruto…- la escucho gemir mientras lo que parecía ser el mismo besaba el cuello de la mujer -unámonos de nuevo… unámonos para siempre- gimió Kaguya mientras separaba sus piernas y Naruto quedaba en medio de ellas.
Naruto miro en shock tal evento, trato de correr y detener el posible acto sexual pero no pudo, sus pies no le respondieron, él quiso llorar cuando Kaguya levanto una de sus torneadas piernas sobre su cintura para luego dar un sonoro gemido, estaba hecho, el acto sexual había comenzado. Cayendo arrodillado al suelo coloco sus manos en el suelo, intento de algún modo alejar los cada vez más fuertes gemidos, y como ella lo nombraba gimiendo mientras el hombre que era el mismo embestía sus caderas contra la peliblanca. Gritando alejo de una vez por todas esos gemidos y las imágenes en sí, levantando la mirada vio como toda la habitación parecía haberse congelado, mirando al frente se vio a si mismo encima de Kaguya mientras hacían el amor, todo estaba detenido como si el mismo tiempo pareciera haberse congelado, mirando de nuevo abajo observo que sus manos se hundían en el suelo, trato de liberarse pero no pudo, de un momento a otro se vio cayendo en la nada, cerrando sus ojos espero.
Un fuerte golpe en su espalda hizo que abriera sus ojos, quiso gritar pero no pudo, sintió como el agua lo rodeaba, como pudo comenzó a nadar hacia la superficie pero no parecía haber tal superficie, poco a poco sintió como se ahogaba, rindiéndose cerro sus ojos y espero su muerte, entonces lo sintió, era cálido y olía bien, de hecho muy bien, sintió como alguien lo tocaba, su piel era suave y tersa, uniendo sus puntos se dio cuenta que era una mujer.
-Naruto… amor mío- escucho, era la voz de Kaguya quien le decía tales palabras.
Abriendo lentamente sus ojos observo Kaguya abrazar lo que ahora era su enorme nariz, su primera reacción fue alejarse de esa mujer, intento levantarse pero algo se lo impidió.
La multitud que ahora se había formado miraba como el gigantesco zorro intentaba levantarse, los soldados de inmediato prepararon sus armas, si esa cosa intentaba atacar no había nada que lo lograse parar, pero aun así ellos lo intentarían, quizás pasarían a la historia por ser los primeros en enfrentase al gran espíritu zorro.
Naruto miro las cadenas que apresaban su ahora gigantesco cuerpo, levantándose un poco más fue rompiendo las cadenas como si se tratasen de hilos viejos y podridos, sintiéndose un poco mareado y sin fuerzas busco un poco de equilibrio, esperando un momento se calmó, mirando abajo vio a una joven Kaguya llorar mientras extendía sus brazos como si esperase un abrazo.
-Prepárense- dijo un hombre, Naruto al escucharlo observo a un joven levantarse y empuñar una espada, a su alrededor múltiples soldados alistaban lanzas y arcos.
-¡Tenji-sama!- grito Aino para correr al lado del señor de ese país -¡deténgase Tenji-sama!- grito de nuevo la pelinegra mientras corría hasta estar delante de él.
-Aino…- susurro el joven llamado Tenji.
-Mi señor, el zorro… el zorro y Kaguya-sama- jadeaba la mujer -ellos…- acercándose al oído del joven susurro unas palabras haciendo abrir los ojos al joven.
-¡Deténganse!- exclamo Tenji enfundando su espada.
Los soldados miraron confundidos por las palabras de su regente, dudosos comenzaron a bajar sus armas, pero no se atrevieron a soltarlas. El joven regente miro a la mujer de cabellos blancos quien Aino había llamado Kaguya, según sus palabras esa mujer y el zorro tenían un lazo, algo así como una relación, el no entendía mucho eso, él era un zorro gigante y ella una hermosa mujer de apariencia humana, pero no cuestionaría la relación de los espíritus, su mundo era totalmente distinto, quizás en el plano espiritual eso era normal.
Por su parte Kaguya miraba al imponente zorro levantarse y a pesar de no erguirse por completo superaba en altura al castillo del regente de la zona, sintiendo la presencia única de Naruto ella extendió sus brazos hacia él y comenzó a llorar, pronto, pronto todo sería como debió ser, ella se valdría de todas su poder para tenerlo a su lado, se valdría también de su cuerpo, se entregaría a él como ya lo había hecho en el pasado que ahora era el presente, y juntos llevarían a la humanidad a una paz perpetua donde ellos seria los únicos regentes, encontrando la frecuencia correcta ella comenzó a hacer resonancia con el chakra de Naruto.
Naruto al ver a Kaguya, miro como esta se acercaba cada vez más, como un golpe una sensación llego, su cuerpo entero comenzó a arder, quizá esa mujer lo mataría allí mismo, o lo absorbería para quedarse con el poco chakra que le quedaba. Su cuerpo se comenzaba a sentir extraño, como si se apretara a sí mismo, como si su piel intentara apretar lo que estaba debajo de ella.
-Kaguya- dijo con su voz ronca debido a su gran tamaño.
Con asombro los presentes comenzaron a ver como el gigantesco zorro comenzaba a encogerse, poco a poco perdía tamaño, su piel en algunos puntos comenzó a desgarrarse y dejar ver el musculo, escucharon claramente como los huesos se rompían mientras el gigantesco ser se volvía cada vez más pequeño, fue cuestión de unos minutos cuando el gigantesco zorro alcanzo la altura de un humano, con asco vieron como el ser humanoide se arrancaba la piel y la lanzaba al suelo, dejando al descubierto otra piel debajo, fue entonces que el ser se quitó los restos de piel de su rostro revelando a un joven, su rostro era una mescla de humano y el antiguo zorro, en sus mejillas se podían observar tres líneas a cada lado como si fuesen sus antiguos bigotes, su pupila era vertical y su cabello carmesí.
Naruto como pudo comenzó a deshacerse de la piel que lo estaba quemando y asfixiando, cuando al fin pudo liberarse de la piel que estaba cubriendo su cara observo a Kaguya estar parada justo a medio metro delante suyo.
-Kaguya…- gimió mientras sentía su cuerpo dolerle, volver a su estado humano fue muy doloroso.
-Naruto- lloro la peliblanca mientras se acercó al Uzumaki para acariciar su mejilla.
A su alrededor los que veían tal interacción, no podían decir nada, las sirvientas del palacio miraban al joven, era apuesto, su cuerpo era atlético aunque luego tuvieron que apartar la mirada, la piel restante del zorro que alguna vez había sido se había caído, revelando su desnudes. Aunque los soldados masculinos se quedaron viendo, no su desnudes sino el racimo de nueve colas que salían de la cintura del joven, un vestigio de lo que realmente era… quizás.
Naruto al sentir la delicada mano en su rostro fue azotado por un sentimiento de comodidad como ninguno que había sentido antes, cerrando los ojos disfruto de la caricia, se sentía domado, en su centro una nostalgia lo invadía, no fue hasta que sintió unos labios en los suyos que abrió los ojos, Kaguya lo había besado, y seguía haciéndolo volviendo a cerrar los ojos se entregó al beso, sus labios eran suaves y delicados, poco a poco se dejó llevar a un mundo que no conocía, su cuerpo parecía no responderle, simplemente se dejó hacer por la peliblanca, entonces sintió algo que no cuadraba, sintió sus escazas fuerzas ser menguadas, mirando a Kaguya observo como esta mediante el beso le robaba parte de su chakra, actuando por intento se separó bruscamente de ella.
-Tu- gruño para tomarla de su vestido y rodearse de su poder.
El joven regente al igual que sus soldados miró como el joven se cubrió por un fuego dorado, y de un salto voló hacia las montañas cercanas junto con la peliblanca, poco después se escuchó un estruendo que provenía de las cercanías del árbol sagrado. Tenji en ese momento no sabía que pensar, mirando a su lado a la joven sirvienta de palacio se le vino una idea a la mente, quizás no era la más lista, pero era la única que ahora podía pensar.
-Vallas tras ellos, búsquenlos y encuéntrenlos- ordeno a sus hombre quienes se alistaron -Aino tu iras con ellos- dijo a la joven quien se vio sorprendida -tu estuviste con esa mujer, puedes convencerla de que vuelva- dijo para dejarse caer al suelo.
Con Naruto y Kaguya, estos volaban por el cielo en una dirección totalmente al azar, Naruto sin pensarlo mucho tomo a Kaguya y se fue de donde estaban, el vio a las personas que estaban cerca, si de alguna manera ellos luchaban, todos los que estaban mirando morirían, fue cuando estaban a punto de tocar el costado de una montaña que sintió como Kaguya lo abrazaba y enterraba su cabeza en su pecho desnudo, se veía sonriente, y despedía un aura tranquila y pacífica, gruñendo giro en el último momento protegiendo de la caída a la mujer.
-Tks- se quejó al sentir las piedras en su espalda, sintiendo a Kaguya encima de su cuerpo el volteo su cuerpo quedando ahora encima de ella -quien eres- pregunto estúpidamente a la mujer quien tenía un parecido extraordinario a la diosa conejo -eres Kaguya- volvió a preguntar, sabía que era ella pero algo en su interior lo obligaba a preguntar, observando que la peliblanca estaba callada levanto su puño -¡responde!- grito preparándose para golpearla.
-Si- respondió la peliblanca -aunque tú ya sabias eso- Kaguya entonces sintió un fuerte golpe justo al lado de su rostro.
Naruto gruño cuando lanzo el golpe al rostro de Kaguya y fallo, en el último segundo desvió su puño el cual ahora estaba enterrado en la dura piedra, gritando saco su puño y volvió a intentar golpear a la mujer, solo para obtener de nuevo el mismo resultado, su puño de nuevo estaba enterrado en la piedra, repitiendo el proceso una y otra vez obtuvo el mismo resultado, su puño se desviaba a la piedra la cual se había roto por los potentes golpes.
-¡Dime! ¡¿Que paso?! ¡¿Dónde estamos?!- pregunto Naruto mientras jadeaba por el cansancio.
-En un lugar y épocas distintas- respondió Kaguya con su monotonía habitual, aunque él pudo detectar una leve alegría -el lugar donde todo inicio-
-Estoy muerto- pregunto.
-No- volvió a responder mientras llevaba una de sus delicadas manos a su mejilla -volvimos a donde pertenecíamos-
Naruto por un momento dejo toda hostilidad hacia la peliblanca, calmando su espiración sintió la mano de Kaguya en su mejilla, ella volvía a acariciarlo, como si ella misma no creyera que él estaba en ese lugar, donde quiera que fuese ese lugar. Abriendo sus ojos rápidamente se separó de la mujer, levantándose del rocoso suelo puso distancia entra ambos.
-¿Qué haces?- pregunto mientras levantaba sus manos en una posición defensiva.
-Al llegar, usaste mi poder para crear tu cuerpo- dijo Kaguya mientras Naruto recordaba trozos de memoria de como su cuerpo dolía y no podía ver nada -tomaste una gran cantidad de chakra de mí, solo trato de recuperar un poco- explico.
Naruto al escuchar a la peliblanca se concentró un segundo para escanear a la mujer de blanca mirada. Fue una revelación, volteándose miro a todos lados como si tratase de encontrar algo, un terrible miedo lo invadió, no había encontrado nada, a parte de Kaguya y el mismo, y la tierra misma, nadie posea chakra, sus sentidos detectaron a los pueblos en las lejanías y a las personas, pero solo poseían lo básico dentro de ellos para vivir, volviendo la mirada hacia Kaguya observo como tanto ella como el estaban en números rojos, entonces lo sintió, justo detrás de ellos una enorme concentración de chakra, era abrumadora, era un centro donde se reunía todo el chakra. Volteándose cio como entre las montañas que los rodeaban, abajo en medio de todas en un cráter un inmenso árbol había crecido, ese era el centro.
-Ese es el árbol de donde comí el fruto- revelo Kaguya colocándose a su lado.
Naruto tembló mientras apretaba su puño, se sentía de algún modo impotente, con su poder actual no rasguñaría ni siquiera la corteza, mucho menos derribarlo, si de algún modo él lograba destruirlo le impediría a Kaguya obtener poder y él podía ganarle y tratar de volver a su mundo. Llego tarde pero llego, sus sentidos detectaron algo en Kaguya, o mejor dicho no detectaron algo que debía estar allí, volteándose de nuevo hacia la mujer, la escaneo nuevamente, era pura, no poseía maldad alguna, solo un deseo fuerte de dominio, por un momento quedo aturdido, fue como ver un copo de nieve.
-¿Q-Que paso?- pregunto mientras un fuerte mareo lo ataco cayendo de rodillas -¿Quién eres realmente?-
Kaguya simplemente camino hacia él y se arrodillo frente a él, de inmediato lo abrazo, sintió como Naruto intento romper el contacto entre los dos, pero no pudo, comenzando un susurro comenzó a domarlo y poco a poco Naruto cayó en un sueño profundo.
Observándolo dormir sonrió amorosamente, esto sería más fácil de lo que ella había imaginado, Naruto había bajado la guardia, su naturaleza piadosa no había cambiado nada en el pasar de los siglos, incluso transmigrado el mantenía en su ser su bondad, mirando al frente abajo observo el árbol del fruto de chakra.
-Tú me servirás, nos servirás, serás el medio por el cual nosotros estaremos unidos… para siempre- le dijo al árbol para luego volver su atención a quien ahora dormía plácidamente en su abrazo -Naruto- dijo levantando el rostro del joven y besarlo.
Fueron cuatro horas en la que Kaguya sirvió de apoyo al Uzumaki quien lentamente comenzaba a despertar, por obra de Kaguya ambos se habían convertido en esponjas de chakra y entre los dos se dividían en poder absorbido, analizando el chakra reunido observo con disgusto que era insignificante, se harían falta meses para estar en óptimas condiciones para que ambos tomaran el fruto.
-¡Kaguya-sama!- fue el grito de Aino en la lejanía.
Kaguya observo a la pelinegra llegar corriendo, la cual al llegar a la zona donde estaban ellos se apoyó en su rodillas mientras jadeaba fuertemente tratando de recuperar el aliento, una vez recuperada la pelinegra observo a ambos individuos, la mujer se encontraba abrazando amorosamente al joven apuesto que alguna vez había sido un zorro gigante, aunque luego aparto la mirada al notar que dicho joven estaba todavía desnudo, mostrando toda su decencia.
-Aino- murmuro la peliblanca.
-Kaguya-sama… Tenji-sama, le ruega que vuelvan a palacio y sean sus huéspedes, él quiere rendirles tributo y pedir sus nombres y su origen para construirles un santuario donde puedan estar- dijo arrodillándose al rocoso suelo.
Kaguya tardo menos de un segundo en unir los puntos, internamente sonrió, todo parecía dársele en bandeja de plata, sintiendo a Naruto moverse mientras despertaba, acaricio su cabeza.
-Shhhh- dijo continuando su caricia, para luego mirar a la pelinegra -dile a tu señor que tomare su ofrenda con agrado si nos ofrece un lugar donde quedarnos- dijo alegrando a la pelinegra la cual ya no sentía el filo del hacha en su cuello, ya que de fallar seguramente ella sería ejecutada.
Aino se levantó para sacar un pañuelo rojo de sus ropas y agitarlo como una bandera. En la lejanía el comandante de las tropas del país miraba la señal dada, la sirvienta había logrado lo imposible.
-Es nuestra señal, tráiganlos, muestren respeto o yo mismo los matare- dijo dándola orden.
En fila los soldados fueron subiendo la montaña, al llegar rodearon a la mujer y el joven cuyas colas se encontraban esparcidas por todo el lugar, como si fuesen los brazos de un pulpo, dicho joven el cual se encontraba dormido comenzó a despertarse.
Naruto sintió la molestia invadirlo cuando el sonido de murmullos y pisadas lo rodearon, despertándose miro como estaba rodeado de soldados, su instinto primario dicto atacar, pero unos brazos lo detuvieron, mirando atrás de él, miro a Kaguya quien se le acercó y le susurro unas palabras al oído.
Aino de inmediato se acercó a ellos trayendo una manta, para ofrécesela a Naruto, fue entonces que Naruto se dio cuenta de su propia desnudes, en un acto de auto control hacia sí mismo, no hizo un escándalo, simplemente tomo la manta y la ato a su cintura, aunque tuvo que hacer una modificación debido a sus colas que por algún motivo no pudo esconderlas o deshacerlas.
-Por aquí- dijo la joven -Kaguya-sama, Naruto-sama, abajo nos esperan con un transporte- dijo ganándose una mirada de Naruto.
Naruto podía contar con los dedos de una mano a las personas que alguna vez lo llamaron así y le sobrarían dedos, algo en este lugar no terminaba de cuadrarle, era distinto y a la vez familiar, bajando por la montaña noto como Kaguya en todo momento estuvo a su lado, casi ni la notaba, la mujer era tan limpia como la nieve, no podía sentir nada de parte de ella, no notaba ninguna hostilidad, simplemente ese sentimiento de dominio, aunque si había hostilidad, por un segundo lo sintió, dicha hostilidad no fue hacia él, parecía estar enfocada en alguien más, quien era, era un total misterio.
Al bajar la montaña ambos vieron el pequeño carruaje el cual era tirado por dos caballos, Kaguya entro primero, sus pensamientos se centraban en su futuro, este era un lienzo en blanco donde ella podía pintar su propio futuro, pero había un problema, Tenji, el padre de Hagoromo y Hamura, él debía ser sacado de la ecuación, pero como, si lo mataba levantaría sospechas, no era una cosa que le importase, pero estaba Naruto, él siempre había sido un protector de la gente y si bien no tenía reparo en matar, nunca le gusto la muerte sin razón, debía hacer su jugada en total perfección.
Naruto al entrar al carruaje noto la concentración de la peliblanca, ella parecía estar pensando en algo, dichos pensamientos lo atormentaban, por la mente de la mujer odia estar pasando cualquier cosa, fue cuando una pregunta se formó en su mente, la cual era saber dónde estaban.
-Todo será aclarado en la privacidad de nuestros aposentos- dijo Kaguya respondiendo a la pregunta mental de Naruto.
El viaje duro unas horas, y en el castillo el gobernante Tenji vio como un soldado montando un caballo llegaba, el soldado no tardó en darles las noticias, Tenji simplemente dejo salir el aliento que inconscientemente estaba reteniendo, en estos momentos de guerra cualquier aliado era bueno, aunque no perteneciera a ese mundo, él sabía que las noticias se esparcirían, de todos lados creyentes y religiosos llegarían, y países enemigos tratarían de buscar la bendición de ambos espíritus, él debía hacerlo primero y asegurar la seguridad de su pueblo.
-Buen trabajo, toma un descanso- dijo al soldado quien desmosto del caballo, sintiéndose mareado se sentó en el piso que daba a su jardín, llevándose sus dedos a su nariz vio como esta goteaba un poco de sangre -debe de ser el sol- dijo recordando cómo había estado varias horas al sol, quizás se había insolado.
Sin siquiera tener culpa, solo de ser culpable de un error que ni siquiera todavía hubiera cometido, el líder de la región, el joven Tenji… estaba condenado.
Algo confundido Naruto bajo del carruaje, vio con más detalle el palacio, era pequeño pero le resultaba inmensamente familiar, la estructura y el diseño, era sin dudas de un feudal, el anteriormente había visto muchos, cuando su padrino Jiraiya se encargó por el durante dos años la mitad… bueno más de la mitad se la paso en burdeles y en castillos feudales entregando una copia de sus libros pornográficos que todavía no estaban a la venta. Él sabía que estaba en un castillo de una persona importante pero no le importó, de hecho nada le importaba, solo una cosa, la mujer a su lado, la cual estaba parada firmemente despidiendo un aura que ameritaba y demandaba respeto máximo.
-Es un gusto tenerlos de vuelta, soy Tenji, regente de este pequeño y noble país- se presentó el joven regente -perdonen mi curiosidad, pero puedo preguntar… por qué los espíritus decidieron pasar al plano físico-
-¿Espíritus?- pregunto por lo bajo Naruto, estaba a punto de aclarar un par de cosas pero fue callado por la peliblanca.
-Esta tierra será manchada por la sangre y la traición- dijo Kaguya con su voz firme atrayendo así miradas de todos los que estaban presentes -el tiempo se acaba, muchos morirán, inocentes morirán y los culpables serán exonerados por la historia y luego vistos como héroes- dijo mientras los murmullos se aumentaban -estamos aquí para evitar que eso pase- dijo mientras a su lado Naruto solo podía escuchar tales palabras con asombro -yo, Kaguya Ootsutsuki guardiana del Shinjú vengo a traer la paz- proclamo y aunque su voz era suave fue escuchada por todos -sin embargo algunos morirán y otros muchos se salvaran, la historia así lo quiere-
Tenji solo pudo retroceder unos pasos hacia atrás cuando escucho tales palabras, la falta de emoción en las palabras de la mujer hizo que un miedo profundo le calara hasta los huesos, de alguna manera ella era la protectora del dios árbol, la muerte y la vida en un mismo ser. Mirando al lado de la mujer vio al joven que en ningún momento perdió de vista a la peliblanca.
-Q-Quien eres- pregunto al chico en cuya espalda ondeaban sus colas en una especie de danza hipnótica.
-Yo… soy, Naruto…-
-Él es Naruto, mi guardián- dijo Kaguya mientras caminaba dentro del palacio como si este ya le perteneciera -el me seguirá- dijo enviando una especie de mensaje al pelirrojo.
Naruto no era alguien que captara ese tipo de mensajes, pero en esta ocasión lo supo hacer, caminando detrás de la mujer la siguió, el necesitaba respuestas a sus preguntas, de lo contrario por más que le costara, la mataría.
-Kaguya-sama, Naruto-sama- dijo Aino quien comenzó a caminar a su lado -necesitan algo- pregunto.
Kaguya continúo caminando no prestando atención a la mujer de cabellos blancos, Naruto por su parte se detuvo un momento para mirar a la mujer, sintiendo el aire caliente del medio día en su pecho desnudo, se miró a sí mismo.
-Eh… necesito ropa, solo eso- pidió para continuar se marcha detrás de Kaguya.
La caminata se le hizo eterna, los pasillos parecían interminables y la escaleras infinitas, pero al final llegaron a donde ella lo guiaba, era una habitación, cerrando la puerta Naruto se giró hacia la habitación, de inmediato sus ojos se abrieron y un fuerte dolor de cabeza lo azoto, esta habitación, era increíblemente parecida aunque un poco distinta a aquella que había visto en ese especie de sueño. Sacudiéndose levemente alejo el malestar solo para encontrarse con Kaguya justo delante de él.
Que pasaría ahora, no lo sabía y eso lo asustaba.
no tengo mas que decir, que estos, espero que lo hayan disfrutado pues ya ha sido un rato enorme despues de la ultima actualizacion.
se despide: AlejandroV