es mi primera historia de HTTYD, espero sea de su agrado.

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(no poseo ningun derecho sobre los personajes de HTTYD)


PROLOGO

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En medio de un cuarto oscuro dos grandes eh imponentes figuras se distinguían en aquella oscuridad, una de ellas llevaba un pequeño bulto en una mano.

En su única mano.

— ¡el pueblo arde en llamas, tenemos que volver!

—…

—oye, ¿estas escuchando?

—…

—mira, se lo que paso te tiene conmocionado… ¡pero tu gente te necesita en estos momentos! sé que es difícil pero debemos volver allá afuera.

—…tienes razón… tenemos que volver…

— ¡así se habla! pero primero deberíamos buscar un lugar seguro para…

—mátalo.

— ¡¿Qué?!

—llévatelo y mátalo.

—debes estar bromeando ¿cierto?

—no lo quiero cerca, deshazte de… eso.

—"eso" es solo un niño, un bebe ¡por todos los dioses!

—él también debe ser un demonio como… "ella".

— ¡es tu hijo estoico!

— ¡no me importa! Puede ser igual que ella, no quiero algo así cerca de mí, ni de mi gente.

— ¡escucha lo que estás diciendo! Condenas a tu propio hijo sin estar seguro de que es como Valka.

— ¡no digas ese nombre! Y llévate a ese niño Bocón.

— ¡por Odín Estoico! El también lleva tu sangre, no puedes pedirme que lo mate, ¡es un niño!

—y un demonio.

—no estás seguro de eso, no hagas algo de lo que te puedas arrepentir después, ¡míralo! ¿Crees que de verdad puede causar algún daño?

—ella tampoco parecía peligrosa ¿cierto Bocón?

—Estoico, Estoico, reacciona… dime, ¿Qué pasa si no es como ella? ¿De verdad podrás cargar con la muerte de tu propio hijo en tu conciencia? Porque si lo quieres muerto, ¡hazlo tú mismo! Yo no pienso mancharme las manos con la sangre de un niño inocente. Si realmente crees que es un demonio, si están tan seguro ¡hazlo tú! ¡Hazlo si crees que es lo correcto! ¡Hazlo! Mata a tu único hijo Estoico.

Dijo mientras entregaba el pequeño bulto a su amigo y compañero de armas.

Este miro con furia a su amigo, sintió como el niño, que se había despertado tanto por el ruido de los dos adultos en la habitación como el caos de afuera, empezaba a removerse en sus manos.

Lo miro al principio con odio y después con preocupación.

No pesaba nada en sus manos, era tan pequeño que costaba creer que ya tenía un año de edad, y recordó como hace un año lo sostuvo de la misma forma en sus manos, con temor, pues era tan pequeño y frágil que temía romperlo, y le preocupaba sobremanera que no pudiese sobrevivir en un mundo así. Y ahora, no hace más de dos minutos, había ordenado su muerte.

Apretó fuertemente la empuñadura de su espada mientras sostenía al pequeño en la otra mano, los ojos verdes del infante lo miraban curioso, ignorante de lo que sucedía en la mente de su padre.

Estoico dejo escapar un gruñido dejando caer el arma en el suelo, entrego nuevamente el niño a Bocón.

—llévatelo a un lugar seguro, tráelo cuando este caos termine.

—sabía que recuperarías la razón, después de todo es tu hijo… ¿y que diremos respecto a… ella?

—murió, ella está muerta, eso es lo que debe saber el pueblo y eso es lo que le diremos a… mi hijo. Si, él es y será mi hijo mientras no sea como ella, pero si me da razones para creer lo contrario, si resulta igual, si me da una sola prueba para confirmarlo, olvidare que lleva mi sangre, lo olvidare Bocón y no dudare en matarlo. Eso tenlo por seguro.

—supongo que en ese caso será lo mejor.

Un rugido rompió el silencio en el que se encontraban ambos vikingos, invitándolos a la batalla.

Estoico recogió su espada y se aproximó a la puerta

—yo me encargo de esta bestia, tu protege a mi hijo.

Hablo estoico saliendo de aquella casa dejando a su mejor amigo y su pequeño hijo adentro.

Afuera era un caos, fuego en todos lados, vikingos luchando contra dragones. Y juro que jamás había sentido un odio tan grande por esos monstruos como el que sentía en esos momentos, de verdad los odiaba desde lo más profundo de su ser.

Berk ardía en llamas, el poblado se había convertido en zona de guerra.

Vikingos vs dragones.

Y el jefe de la tribu al fin llegaba para proteger a los suyos.

Con un grito de guerra se lanzó contra un pesadilla monstruosa, que había incendiado uno de los establos. Sacando toda su rabia y coraje en aquel dragón, Estoico el vasto se hizo una promesa.

Cuando Bocón llego junto a su amigo y compañero de armas, lo vio levantar en alto la cabeza del pesadilla monstruosa.

La gente gritaba victoriosa después de que aquellas bestias se marcharon.

— ¡estas bestias se han llevado la vida de varios de nuestros hermanos y hermanas hoy! ¡Entre los muertos, mi esposa Valka, a quien se llevaron lejos de mí!

Los habitantes de Berk guardaron silencio ante las palabras de su líder.

— ¡los dragones nos han quitado ya a muchos de nuestros seres queridos, se llevan nuestra comida, incendian nuestras casas, asustan a nuestros hijos, es por eso que no descansare hasta que esas criaturas del mal desaparezcan por completo! ¡¿Están conmigo?!

Y la multitud estallo en gritos de apoyo.

Estoico se acercó a Bocón quien aún traía al infante, con cuidado tomo al niño de los brazos de su amigo. Se alejaron de la gente para hablar en privado.

—no quiero a mi hijo cerca de ningún dragón, y tampoco quiero que nadie se entere de lo que solo tú y yo sabemos Bocón, nadie solo nosotros debe saberlo.

—ambas cosas son muy difícil Estoico, es un pueblo pequeño y hay dragones por todos lados.

—haremos que funcione, aunque tenga que alejarlo de todo y de todos. Hasta que no esté seguro que mi hijo es uno de nosotros por completo, no quiero arriesgarme.

—no puedes aislarlo del mundo Estoico.

—pues tendrá que demostrar que es un vikingo, tiene que demostrarme que puede ser mi heredero, tendrá que demostrarme que es diferente a… ella.

—…no creo que sea tan buena idea…

—¿y que será mejor, dejar que este cerca de esas cosas, que para nuestra mala suerte él sea igual a Valka y alguien lo descubra antes que nosotros? No voy a poner a mi pueblo en peligro.

— ¿y tu hijo Estoico?

— será lo mejor para el también.

—eso no es cierto, no tiene sentido.

—es mi última palabra Bocón, por el bien de Berk, por el bien de mi hijo… así es como tiene que ser por el momento.

Bocón simplemente negó con la cabeza, pero ya no podía seguir debatiendo, Estoico no cambiaría de opinión.

Realmente no creía que aquello fuese lo mejor.

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El tiempo pasó y la existencia del heredero de Berk era casi un mito, todos sabían que Estoico el vasto tenía un primogénito, pero nadie recordaba haberlo visto después de que anunciaron su nacimiento. Rumores decían que tal vez había muerto ya hace mucho tiempo pero que el jefe se negaba a aceptarlo, otros decían que tenía una deformidad y por eso no salía, los rumores eran tantos, algunos creíbles y otros muy absurdos.

Pero al final todos se quedaron con la versión del jefe y de Bocón.

El chico era demasiado enfermizo por lo que no podía salir hasta recuperarse.

¿Pero cuando estaría mejor? ¿Cómo alguien tan débil podría ser su futuro líder?

Claro que nadie discutía eso con Estoico, quien se mostraba recio a decir algo más cuando preguntaban por su hijo.

Algunas personas decían que llegaron a verlo en una de las ocasiones en que Bocón lo llevaba a la forja durante los ataques de dragones, cosa que no tenía mucho sentido ¿si estaba tan enfermo, porque no lo dejaban mejor en su casa en lugar de la herrería donde podía correr peligro?

Se decía que era pequeño y delgado para tener la edad que se supone debía tener, claro que nunca nadie podía decir como era pues era casi imposible prestarle atención a una persona en todo el caos que ocasionaban los dragones.

El heredero de Berk era sencillamente un misterio, la gente solo esperaba que por fin mejorara o, que por fin muriera y nombraran otro heredero.

El entrenamiento de los nuevos reclutas iba a comenzar muy pronto y los rumores volvieron a surgir, se decía que tal vez el hijo de Estoico el vasto se integraría por fin con los jóvenes de su generación para comenzar el entrenamiento, era el futuro jefe de isla, debía tomarlo ¿no?

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¡No!

—pero Estoico, el chico ha estado encerrado por años, no puedes seguir ocultándolo al mundo, en todo este tiempo no ha dado ninguna señal de que sea… tú ya sabes…

—independientemente de eso, Hipo no sobrevira al entrenamiento él es… ¡Hipo! ¿Estás loco Bocón?

—la gente espera verlo al fin, ¡es su futuro líder, y aun no puede levantar un escudo! Dijiste que él tendría que demostrarte que era uno de nosotros, un vikingo, pero no le das la oportunidad de hacerlo.

—pueda que Hipo no sea como Valka, pero, aun es… diferente, y lo sabes, él no podría con eso, necesita más… tiempo, ¡si, eso, más tiempo!

—tiene 15 años, no necesita más tiempo, ¡está desperdiciando tiempo! ¡O vamos! ¿Qué es lo peor que puede pasar?

—que se lastime, que lo maten…

—eso no lo sabes, dale la oportunidad, ¡por Odín Estoico! No puedes seguir sobreprotegiéndolo, no siempre estarás tu o yo para cuidarlo, ya no es un niño debe aprender a defenderse solo y sabes que tengo razón.

—cada vez que el sale, las cosas no van bien, lo lleve una vez a pescar, ¡y se perdió buscando trolls! ¡trolls!

—los trolls existen.

—cuando dice que quiere ayudarte en la herrería, termina haciendo uno de sus aparatejos y tú y yo tenemos que culpar a los dragones cuando hace un desastre.

—eso es cierto, todo lo que toca termina en llamas.

—quiere jugar en la nieve, se enferma, quiere nadar en el rio, se enferma, ¡nada sale bien!

—pero ya no es un niño, eso lo hacía cuando era pequeño… bueno, más pequeño. Bueno, algunas cosas sigue haciéndolas… bueno, puede que… ¡ese no es el punto!

—no sé qué hacer con el Bocón…

—dale la oportunidad. De lo contrario el jamás llegara a ser el líder que Berk necesitara, y tendrás que nombrar otro heredero… y créeme, que tu sobrino Patán no es muy buena opción.

Estoico suspiro cansado, tal vez Bocón tenía razón, tal vez ya era tiempo.

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En uno de los cuartos de la gran casa que correspondía al jefe de la tribu, entre libros y bocetos de dibujos se encontraba el gran misterio de Berk y dolor de cabeza del jefe.

Hipo Horrendo Abadejo III, quien se encontraba dibujando en un escritorio de madera, cuando su corpulento padre entro con dificultad por la pequeña puerta de su habitación, el vikingo se aclaró la garganta y miro a su hijo.

—pronto empezara el entrenamiento de los nuevos reclutas.

Empezó diciendo.

El chico asintió con indiferencia.

—sabes que partiré a buscar nuevamente el nido de los dragones.

El chico asintió sin prestar mucha atencion.

—Bocón se hará cargo de los recluta y después de hablarlo un poco… bueno… tu asistirás al entrenamiento como todos los demás ¿entendido?

El chico asint…

— ¡espera, ¿Qué?!

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Bien, espero que les haya gustado.

intentare actualizar antes del fin de semana si es posible, me gustaria mucho saber sus opinones respecto a la historia.

voy a cambiar un poco... tal vez mucho... tal vez demasiadas cosas ¡quien sabe! :v

¡nos leemos despues!