Muy bien chicos primero quisiera pedirles que vayan directo a Youtube y coloquen a sonar la Semper Fidelis. Sé que siempre soy muy teatral con la fanfarria por las actualizaciones. Pero un poco de acompañamiento musical no estaría mal para variar XD

¡Y es que, HOLAAAA! ¡Este mes pude actualizar todos mis fics! ¿Tienen idea de lo difícil que es escribir NUEVE capítulos de nueve historias diferentes?, por lo que siempre me quedan faltando dos o tres fics que se retrasan. Y luego ustedes me quieren colgar por no actualizar, no que los culpe. Están en todo su derecho de querer matar al autor Jejeje ¡Pero solo vez en cuando, eh!

Y aun con el día extra del año bisiesto me sorprende que fuera justamente en el mes más corto el que pudiera lograr esto XD Pero en fin no vamos a hacer esto más largo de lo que ya es y pasemos a lo bueno:

Ya saben, cualquier opinión (buena, mala, constructiva, cartas bomba, aulladores...) es bienvenida en los reviews. ¡Nos leemos en las notas finales mis amores!

Capítulo 20:

"La Vieja Leyenda"

El clima había entrado en un absoluto frenesí. Tanto en el bueno como en el mal sentido; las tenues nevadas en El Paso acababan por convertirse en tormentas de hielo y granizo, luego de un instante al otro regresando a la normalidad. Olas de calor amenazaban con secar los campos de cosechas y fuertes vientos candentes iniciaban incendios. Fuego que luego era apagado por torrenciales aguaceros que inundaban los poblados. En la ciudad las personas temían salir por miedo a las tormentas eléctricas que atacaban intermitentemente las calles y los tejados.

Nueva Roma había sufrido ya una terrible ola gélida. Reyna y Frank se habían dejado la piel intentando proteger a sus ciudadanos del frio dirigiendo toda la legión, por suerte Steit había ido a enviar un mensaje y ayudo a los hijos y legados de Apolo Febo para combatir el hielo en lo que Nico ayudaba a transportar a las personas a los salones donde mantenían la calefacción al máximo:

-Juro que no volveré a quejarme del calor en San Francisco-Aseguraba Nico, luego de ayudar a Frank a transportar un par de personas mayores. Adentro de la estancia un grupo de legados iluminaba y calentaba a todos con una luz muy similar a la del sol que se ocultaba en ese momento tras las nubes.

-Ni yo-Comento el Pretor luego de regresar a su forma humana y cerrando las grandes puertas.

-¿Cuantos van?-Inquirió Reyna uniéndose a ellos. Al mismo tiempo la estatua de Término apareció a través del piso frente a los tres.

-Nieve en Roma, que dirían los antiguos-

-¡Término!-Bramaron los pretores y el embajador.

-Toda la ciudad fue evacuada, no quedan más civiles afuera-Respondió el dios con mala gana.

-Bien, da la señal-Mando la hija de Belona al tiempo que contenida un suspiro de alivio.

-No pienso pedir ayuda a esa "cosa"-Espeto el busto de piedra con terquedad, pero antes de recibir el grito de una muy enojada puertorriqueña, Nico se disolvió en las sombras y apareció en lo alto de una de las colinas que rodeaban el campamento:

-¿Listo?-Steit había estado esperando sentado sobre una piedra, con su imperturbable piel de la largo y aparentemente indiferente a todo el frio que comenzaba a poner azules los labios de Nico:

-S-s-s-s-i...-Apenas si pudo responder con sus dientes castañeando, ¡demonios en serio que hacia frio! Pero antes de hacer su parte del plan, el druida se levanto y rodeo al hijo de Hades con sus brazos besando suavemente la frente del chico:

-Regresa adentro-Mando tenuemente al tiempo que transmitía un poco de calor hacia el menor. No tuvo que repetirlo dos veces, Nico asintió antes de volver a transportarse por las sombras-Aquí vamos, madre...

Había pasado mucho tiempo que no podía siquiera ver el fuego. Aun ahora ver sus garras encendidas le provocaba un fuerte desazón en su estomago. "Los druidas somos fuertes, por eso protegemos a los débiles" las palabras de su padre siempre se opusieron a su desagrado para con la raza humana en general. Pero haría todo por complacer a Nico. Además, todo aquello era en parte su culpa.

Pero ya pensaría después como arreglar todo. Primero: tenía una ciudad que derretir. Se paro sobre sus cuatro patas al tiempo que agitaba la larga cola y las escapas recubrían su espalda al tiempo que el vapor comenzaba a emanar de todo su cuerpo.

Un gran rugido anuncio a todos en sus refugios que había comenzado, pero también detuvo los vientos gélidos y de inmediato comenzó a correr colina abajo ganando cada vez mas y mas velocidad. Cruzo las grandes puertas del fuerte de la Legión, paso frente a las barracas y al principio, de un par de vueltas junto a los establos de los unicornios y de Aníbal el elefante. Allí por donde pasaba dejaba un fuerte calor manando del suelo que poco a poco comenzaba a derretir la nieve y el hielo. Paso a la ciudad donde tuvo que recorrer cada calle puesto que al ser el punto más bajo también era el más congelado. Pero solo el calor de la tierra no sería suficiente.

-¡Listos!-Fue entonces el turno de los legionarios. Los hijos de Apolo comenzaron a entonar himnos en nombre de su padre y poco a poco las nubes fueron abriendo paso al sol, cuyos rayos y calor comenzaron a ayudar en la lucha contra el hielo.

-Waoh, eso está mejor...-Poco a poco las personas comenzaron a salir de sus refugios. Aun quedaba mucha nieve en las calles, pero Reyna calculaba que para el medio día no quedaría nada más que lodo y agua. Por otro lado Frank se había acercado para ver las huellas que Steit había dejado a su paso: eran grandes, como de garras, pero en lugar de estar hundidas en la tierra era más como la marca de carbón sobre la piedra.

-No durara mucho-Y hablando del rey de roma, el druida apareció detenidos junto a Nico. Sus brazos aun estaban cubiertos por escamas rojas, y parecía estar exhalando vapor por cada poro de su cuerpo.

-Tomaremos medidas-Respondió Frank-Si está ocurriendo en todo el país, va a pasar otra vez-Un pensamiento para nada alentador.

-Ustedes deben regresar al Campamento Mestizo-Opino Reyna luego de enviar a un grupo a revisar el túnel de entrada-Podemos arreglarnos aquí, podrían necesitarlos allá.

-Solo llamen si necesitan ayuda-Dijo Nico tomando a Steit del cuello y disolviéndose ambos a través de la oscuridad.

Reyna tenía razón en una cosa: realmente los necesitaban en su campamento. Al igual que antes todo el estrecho de Long Island estaba pasando por fuertes ondas de calor intermitentes, y aunque el termostato mágico de la casa grande ayudaba a combatir un poco el calor dentro de las fronteras del campamento, afuera del mismo los mestizos tenían un arduo trabajo previniendo el fuego.

La primera vez fue gracias a Jason y a Percy que lograron evitar que un pequeño incendio forestal a media noche consumiera parte de los bosques que rodeaban el campamento. Desde entonces los sátiros estaban desperdigados por todos los alrededores invocando canciones de lluvia para evitar que la sequedad propiciara mas fuego, al igual que los hijos de Deméter y Dionisio que ayudaban a restaurar la vegetación; la cabaña de Hefesto había instalado alarmas de humo y algunos poco extintores mágicos en el perímetro, pero trabajaban día noche para instalar un sistema de aspersores por todo el bosque que ayudara a que Percy o Jason no tuvieran que correr cada dos por tres para apagar fuegos antes que se descontrolaran. Ambos mestizos comenzaban a verse realmente mal por estar abusando de sus poderes:

-¡Ve a descansar Jackson!-Mando Nico, que se había unido a ellos luego de regresar y enterarse que había otros dos incendios. Percy estaba intentando transportar el agua desde uno de los arroyos pero el esfuerzo le había palidecer.

-No puedes tu solo-Espeto el ojiverde, pero entonces llegaron Grover y algunos de sus compañeros sátiros.

-Tiene razón, amigo-Dijo el ungulado-Llevas en esto toda la noche, tienes que descansar...

-A mi señal...-Nico se paro ante las llamas a solo unos metros y extendió sus brazos a todo lo largo que era. Para cuando volvió a cerrarlos las llamas se vieron encogidas considerablemente-¡Ahora!-Con su ayuda era obvio que ponto habrían extinguido todas las llamas allí. Al mismo tiempo, en el lado opuesto del bosque Steit talaba algunos árboles para cortar el paso del fuego al tiempo que varios chicos de Hefesto echaban guante de sus nuevos extintores.

Para la hora de la cena, muchos campistas apestaban a humo y algunos más tenían unas cuantas quemaduras:

-Esto es ridículo-Comentaba frustrada Annabeth desde su mesa, que junto a algunos de sus hermanos revisaban los planos del sistema anti-incendios que estaban fabricando los de Hefesto:

-Yo creo que funciona, pero habría que poner una bomba aquí para-

-No eso-Atajo a su hermano Michael. Entonces dejo los planos sobre la mesa y exhalo todo el aire de sus pulmones antes de volver a respirar-El sistema funcionara, podemos mejorar la eficiencia en varias partes pero, no podemos seguir combatiendo a la naturaleza de esta forma.

Porque era obvio que en ese momento no se enfrentaban a un simple monstruo o criatura mítica. No. Estaban luchando contra la intempestividad de la naturaleza. Era como vivir en esa vieja película que hablaba sobre el cambio climático: California estaba hundida en granizo, Manhattan tenía tormentas eléctricas, en Brooklyn las lluvias arreciaban como en el amazonas y ellos tenían que lidiar con el calor, y gran parte del país se encontraba en un estado similar.

-Algo esta provocándolo-Esa era la conclusión obvia, aquella noche durante la reunión de jefes. Clarisse tenía un par de cortes en la mejilla y su chaqueta a prueba de fuego lucia bastante gastada ya-Los dioses se están enfrentando entre sí. Tiene que serlo.

-Imposible, señorita LaRue-Repitió Quirón con paciencia a pesar de ser la tercera vez que discutían aquello.

-Aun cuando Zeus y Poseidón estuvieron a punto de enfrentarse los daños nunca llegaron a este punto...-Explico Annabeth desde su lugar-Además, ¿qué? Esto es como si todos los dioses estuvieran peleando entre sí, un todos contra todos no tiene ningún sentido.

-Algo más debe estar provocándolo-Y obviamente todas las miradas se dirigieron al muchacho a espaldas de Nico. El cual se entretenía con soplar un mechón del cabello del azabache haciéndole mover de un lado al otro. Al hijo de Hades le resultaba tan natural que ni siquiera había caído en cuenta de ello. Estaba más ocupado intentando no blanquear los ojos ante el comportamiento del resto de sus compañeros. Era consciente que la situación era delicada y que se necesitaba una respuesta, pero comenzaba a hartarse de que la mayoría quisiera señalar a su druida como el responsable.

Así que, como comenzaba a hacerse usual, la reunión acabo con un par de gritos y Quirón enviando a todos a descansar. Estaban demasiado cansados y tensos como para que encima comenzaran a pelearse en ellos.

-No tienes porque estar enojado-Y como también era usual, Steit iba caminando muy cerca de Nico quien iba apresurado y golpeando sus pasos. Y habría recibido toda una sarta de quejas acerca de como él NO estaba enojado, de no ser por la preciosa cierva que se encontraba a un lado de la cabaña trece.

-¿Qué...?-Nico no comprendía de donde podría haber salido dicho animal, pero cuando vio el resplandor dorado de su pelaje y comenzó a atar cabos, Steit ya había comenzado a avanzar-Steit-Llamo.

-Nico, espérame adentro-Y un par de semanas antes, él seguramente habría hecho caso.

-Vamos-Pero no ahora. Tenía la horrible sensación de que si dejaba ir al druida nunca volvería a verle.

Aunque nunca espero sentir como la mano del druida se entrelazaba con la suya. No era un gesto nuevo entre ellos, Steit nunca se media en el contacto físico; pero esta vez se sentía diferente. No era como si Steit simplemente quisiera tenerlo cerca o transmitirle calor, o tranquilidad como en algunas situaciones pasadas. Esta vez, era como si fuera él quien debiera transmitirle tranquilidad al druida. Podía sentirlo en como apretaba su mano y en ese ligero temblor que recorría sus hombros cada vez que la sierva giraba para verlos. No había duda: Steit tenía miedo. Ciertamente la idea le perturbo, pero hizo acoplo de todo su auto control para no exteriorizarlo. En lugar de eso le dio un pequeño apretón y le dedico una mirada tranquilizadora. Aunque en el fondo pudiera estar muy preocupado por la reacción del druida, tenía una leve sospecha acerca de que o, mejor dicho, quien les había llamado.

Caminaron por largo rato por entre los arboles del bosque, cuyo silencio resultaba aun más apremiante que los rugidos que solían escucharse allí por la noche:

-¡...!-Lo siguiente que ocurrió fue aun más extraño. Steit pudo escuchar el silbido de algo que se aproximaba a ellos, pero antes de siquiera estirar la mano para atrapar la flecha esta se vio disuelta en el interior de una sombra. A su lado Nico intentaba comprender como habían hecho aquello. Pero la lluvia de flechas que invadieron el aire se desplazo rápidamente al primer lugar en su lista de prioridades. En un reflejo el druida lo abrazo protectoramente haciéndole inclinarse y lista para recibir él los proyectiles, pero Nico desenfundo su daga y al igual que antes todas las flechas fueron desapareciendo en la oscuridad del bosque-¿Nico?

-¡Salgan de una vez!-De un solo bramido Nico dejo salir todas las flechas sobre sus cabezas, en lo que realmente si parecía una lluvia. Pero al no recibir respuesta, se dirigió a su druida-Steit-

-Voy-No hizo falta decir nada más. Unos segundos después el druida se encontraba corriendo entre las copas de los arboles derribando a sus atacantes entre flashes de relámpagos y luces.

-¡¿Nico?!-Para el final, la mismísima Thalia Grace salto de un viejo pino aterrizando cerca de sus compañeras inconscientes-¿Que estás haciendo aquí?-Estaba a punto de apuntar su arco hacia el enorme lobo gris que apareció tras ella pero el filo de la espada de acero estigio la detuvo:

-Eso debería preguntarlo yo-Espeto el hijo de Hades bastante molesto. Las Cazadoras no eran precisamente de sus personas favoritas en la tierra-¿Dónde está tu diosa? No quiero hablar con ustedes-Espeto con acides. Pero fue el gruñido de Steit el que le proporciono la respuesta deseada:

-Nico Di Angelo...-La tersa voz de la diosa a su espalda le insto a bajar la espalda y voltearse para encarar a la diosa de la luna-No deberías estar aquí-Definitivamente no había rastro alguno de la amabilidad que mostro en su primer encuentro hacia ya tanto tiempo.

-Ni ustedes-Espeto con frio enojo.

-Los asuntos de los dioses son de la incumbencia de los mortales-Nico no pudo evitar una risa sarcástica ante las palabras de la diosa. Incluso se tomo un momento para saborear la ironía de todo aquello:

-A menos que sea para usarnos-Rebatió sardónico.

-Estas siendo muy grosero con una diosa-Siseo Artemisa con austeridad.

-Con la diosa que me arrebato a mi hermana-Soltó Nico escupiendo su rabia-Disculpe si no me muestro complaciente...-Prosiguió sintiendo además como las cazadores los rodeaban en un circulo-Cuando intenta arrebatarme algo más-Sus palabras provocaron que sacudiera sus orejas y se adelantara, por sobre Thalia, para aterrizar por detrás del mestizo. Allí, a todo lo alto que era en su forma humana, medio oculto en la oscuridad sus ojos bicolores brillaban antes a cada movimiento y las garras medio extendidas listas para atacar.

-No comprendes lo que-

-Ahórreme el discurso-Atajo Nico, sintiéndose sorprendentemente valiente-Somos insignificantes blah blah blah... Si no tienen nada más que decir, nos vamos-Dijo seguro que aquello no terminaría tan fácilmente.

-Puedes regresar al Campamento Mestizo...-Nico podría apostar con las furias los baños de Cerbero durante un año, a que sabia cuales serian las palabras que escucharía a continuación-Pero el druida se queda-Ojala hubiera tenido tiempo de hacer la apuesta, odiaba sacarle las garrapatas al perro.

-Baia, baia, baia... Pero qué reunión más concurrida. Debí traer algunos canapés-Lo que nunca espero fue la intromisión de un tercero en aquella discusión. No lograba imaginar de donde había salido, o como había llegado allí sin que nadie más lo notara. Pero lo preocupante no era la repentina intromisión que alerto a las cazadoras que ahora le apuntaban con sus arcos. Ni tampoco lo rápido que la temperatura comenzaba a subir haciendo que sus frentes se perlaran de sudor pero sus alientos siendo perfectamente visibles ante sus ojos como si estuvieran a mitad de la tundra.

Sino que estaba seguro, muy seguro por las garras que en ese momento le sujetaban de los hombros y que parecían estar temblando a la vez intentaban hacerle retroceder y posiblemente huir, que Steit estaba detrás de él.

¿Entonces, por qué estaba parado ante él vistiendo un elegante traje Armani? Con una mirada que le hacía querer correr y ocultarse en el fondo de una fosa, a pesar de tener una amplia sonrisa dirigida solo a él:

-Mí querido Nico...-Por qué era capaz de entenderle a pesar de hablar en un idioma que ni siquiera lograba identificar-Cuanto he esperado este momento. Al fin, estaremos completos...

Continuara...