Disclaimer: Free! y todos su guapísimos personajes no me pertenecen.
Nota: Tenía, debía escribir sobre ellos. ¡Estos chicos necesitan amor, amor señores! Espero que les guste tanto como a mi al escribirlo.
«Ellos»
— Encontrarse, fue cuestión de tiempo.
El viento de media tarde le acaricia. Hace tiempo que espera por un momento así. Puede sentir el calor de la persona a su par, en ese silencio cómodo. Esta seguro que sonríe, con esa mueca diminuta tan luminosa. Y él prefiere mirar la unión de sus manos entrelazadas.
Sus pies penden, mientras la gravedad hace su trabajo. Los jeans de ambos manchados por la luz anaranjada. Se siente bien, como hace tiempo no lo hacía. Y percibe como ese hombro le da un empujón juguetón, dando paso a una risa corta. No puede evitar sus ojos por más tiempo, así que toma coraje.
Y ahí está.
Tiene esa mirada imposible de creer. Esos destellos profundos, esos preciosos labios que ocultan una deje de diversión. Tiene esa mirada soñadora, que atrapa su aliento robándole la oportunidad de rebatir el chiste que existe implícito en silencio.
Sus manos continúan ahí. Las yemas de sus dedos dibujando círculos sobre su palma, trasmitiendo esa calma dulce que le embriaga. Cielos, no es posible que este con él. Con él, allí. No es posible que ninguno de los dos este allí. Porque hacia exactamente un año habían lanzado sus corazones por la borda.
Unos mechones que se inclinan sobre su rostro, y esa mano se toma segundos eternos en devolverlos detrás de su oreja. En ese toque tan íntimo es que percibe las chispas alrededor. Puede verlo tan claro, tan nítido cuando sus frentes se unen, aún con los párpados guardando esa mirada. Y delinear con delicadeza esas facciones duras, que lo hacen arrebatador. Hallar ese punto debajo de esa barbilla para provocar una sonrisa lenta.
Tiene esa mirada tan imposible de creer.
Y es suya. Lo sabe.
Sabe que cuando esos labios lo besan, la luz anaranjada cae sobre sus piernas manchando sus jeans azules. Sabe que las manos continúan entrelazadas. Que por su mejilla permanece el tacto cálido. Sabe que en ese beso hay más que placer. Que contiene mucho más que las palabras que podrían llegar a decir. Que las promesas que han hecho. Que los tiempos tempestuosos que han enfrentado. Que todo ese amor que encontraron.
Justo cuando escucha salir de sus propios labios un suspiro, la tarde ha terminado. Pero la frente se inclina más, guardando unas palabras. Sólo él puede escucharlas.
Después de eso, nada le detiene de devolver el gesto. Y esa nuca es tan suave, cuando pasa sus manos por allí. Y ese cabello es seda escurriendo entre sus dedos. Y su beso es interrumpido por esa risa profunda, tan propia de su dueño.
Y se deja llevar por él. Aún cuando continúan en el mismo sitio, con las piernas colgando de la azotea. Con esa maraña de manos y besos. Con esa silenciosa locura apoderándose de ellos. Con la sensación extraña, que después de tanto tiempo, sus corazones han sido devueltos de lo más profundo del océano.
-Eras tú. - Murmuró de nuevo Sousuke.
Y Makoto se permitió reír con las mejillas rosadas, mientras le abrazaba.
-Te encontré, cariño.
Tenía esa mirada imposible de creer. Esa ideada para él.
Y posiblemente, Makoto lucía una similar, tan brillante y sincera, que anunciaba una eternidad de tardes silenciosas como esas.
.
Nota curiosa: Retorcidamente esto se escribió mientras escuchaba Style de Taylor Swift. Ah, yo ya ni me controlo(?)
¡Gracias por leer linduras!