Capítulo 6

Era tarde ese sábado, y el Caldero Chorreante estaba muy concurrido. El aire estaba lleno de humo, el olor de comidas y el incesante parloteo de la gente.

De inmediato, el ruido se apagó en cuanto Hermione se abrió camino hasta una mesa libre. Justo había una disponible bajo las luces oscurecidas por el humo, ubicada en medio del local, en un arco blanco. Detrás de la castaña, avanzaba la oscura forma de Severus Snape.

Hermione le sonrió a una mujer que los miraba con la boca abierta y la señalaba con el dedo.

"Si, estoy con él, ¿no es maravilloso?"

La mujer parpadeó y se quedó muda.

Severus retiró una silla en la mesa elegida y a ella se le iluminó el rostro al tomar asiento. El hombre sacudió la cabeza. "La gente va a pensar que estás emparentada con un clabbert."

Ella alzó los hombros y se señaló el rostro. "Esta es mi cara de no me importa."

Él se rió y se sentó frente a ella. Tom se acercó con los menús y tomó sus órdenes de bebidas.

Como la concurrencia seguía enmudecida, Hermione se aclaró la garganta.

"Disculpen todos, clientes del Caldero Chorreante, ya pueden volver a sus asuntos y hablar todo lo que quieran de nosotros. Está bien. Sí, estoy en pareja con Severus Snape. No niego nada, excepto lo concerniente a Carlos Díaz García. Jamás lo toqué, ni he querido hacerlo." Se estremeció. "¿Sabían ustedes que huele a pedorretas de dragón viejo?"

Las palabras de la joven fueron recibidas con pasmada incredulidad, mientras que el cuerpo de Severus se estremecía con las carcajadas contenidas. "Relájate." Murmuró él. La expresión en sus ojos era oscura y cálida. Se veía tan… hermoso. "Creo que la gente ya está bien al tanto que somos pareja, Hermione."

Ella le sonrió y lo tomó de la mano, con el corazón henchido de amor. Una pareja. Él había dicho que eran una pareja. Se sentía en las nubes.

Luego del anuncio, que pareció dejar a la gente en el lugar sin palabras, los que estaban alrededor finalmente salieron de su asombro y regresaron su atención a sus comidas y bebidas.

Hermione emitió un largo suspiro y se puso a jugar con los dedos de Severus. Quería tocarlo.

Quería tocarlo todo el tiempo.

SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS

Despertaron algunas horas más tarde en un lío de piernas y brazos.

Una mano de él sobre un pecho de ella. Una de las piernas de Severus en medio de las piernas de Hermione. El rostro de él en el cabello de ella.

La castaña se deleitaba en la sensación de tener todo el cuerpo de él pegado al suyo.

Era feliz.

Estaba tan increíble y jodidamente feliz de tenerlo de vuelta.

Casi se pierde ese primer beso. Suave, como una pluma cerca de su oído… y luego otro. Y otro. Y otro.

Y luego esa expresión, todavía ronca por el sueño.

"De verdad estás aquí." Dijo él y a ella se le escapó un gemido.

Apretó la mano que descansaba sobre su pecho, para luego girar en sus brazos. Con los ojos todavía entornados por el sueño y su propio cabello en el rostro de su hombre.

Severus tenía las mejillas sonrojadas y se veía adorable.

Ella se estiró y besó la punta de su nariz.

"Y aquí estaré, tanto como tú quieras que me quede."

"Entonces será para siempre." Y su boca se puso a saborearla lentamente. Emitió un ronco gemido y la apretó contra su cuerpo. Fuerte.

La presión de la piel contra la piel, ardiente y deseosa, la larga firmeza de su miembro en su abdomen. Y el deseo. El deseo de poner su boca en todas las partes del cuerpo de su hombre que pudiera alcanzar. Para volver a hacerlo suyo. No. Para reclamarlo por primera vez, como su amante. Su hombre. Suyo.

Le echó una mirada a la ventana de la recámara. Las sombras indicaban que estaban cerca del mediodía. Se suponía que irían a almorzar. Bueno, al diablo con eso. Podía almorzar más tarde. No era como si el Caldero Chorreante fuera a cerrar.

"¿Hermione…?"

Ella le sonrió, aliviando rápidamente la incertidumbre en los ojos de él. "Chequeando la hora. Estoy decidiéndome por un almuerzo tardío." Deslizó la mano sobre la firme palidez del pecho de Severus. El suave rasgueo de sus uñas aportando un dejo de tenue dolor que ella sabía, él adoraba. Le arrancó un siseo de placer.

Dios, ¡cómo deseaba a ese hombre!

"Voy a besarte. Y a lamerte. Y mordisquearte. Cada dulce y salada porción de ti. Y luego, te sacaré a almorzar."

"No."

Ella parpadeó, sintiendo un agudo y rápido dolor en el pecho. ¿No la deseaba? Sus propios temores se estrellaron brutalmente contra cualquier pensamiento racional. Él no la deseaba…

Severus la besó, rápido y con intensidad, apretándola contra su cuerpo. Por un largo momento, ella se dejó llevar por sus caricias, en medio de la furiosa lucha de sus lenguas, teñidos por la intensidad del deseo.

"Lo siento." Dijo él y presionó su frente contra la suya. "Quise decir, que quiero regresar el favor."

Hermione le dio un suave beso en la nariz, con el pulso todavía acelerado. La mezcla de deseo y miedo, todavía muy a flor de piel. ¡Mierda! Tenían que ser muy cuidadosos.

"Todavía estamos muy…"

"Sensibles."

Ella cerró los ojos al escuchar el dolor detrás de la palabra. Inhaló profundamente para calmarse. No iba a perderlo debido a sus inseguridades. Lo besó nuevamente en la orilla de los labios. Luego, con suavidad, en los labios. Mordisqueó el labio inferior. Deslizó su boca sobre el mentón.

"Te amo."

Siguió camino por la línea de la mandíbula y la llenó de besos...

"Amo cada sarcástica y cada gruñona parte de ti."

Severus emitió una risa ahogada y se acostó sobre su espalda. Se estiró y puso sus manos detrás de su cabeza. "Creo…" Alzó esa imperiosa ceja que hacía que la sangre de la castaña hirviera de deseo y que la llenaba de ganas de hacerle cosas, de verdad atrevidas.

"Creo que tienes una promesa que cumplir."

Movió su mano demostrando su cuerpo. La sonrisa ladeada, el oscuro brillo en los ojos, el guiño… ¿le estaba guiñando un ojo? Todo contribuyó a que Hermione se riera pícaramente.

"Procede."

Y así lo hizo ella.

SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS HG SS

Hermione observaba a su hombre, que estaba sentado tan indiferentemente, del otro lado de la mesa. El sabor de sus labios, todavía fresco en la boca de la joven… y un renovado deseo por él que crecía. Ahora, tenían un futuro juntos. Uno en el que los dos, eran honestos.

"¿Por qué nunca hicimos estos, Severus? ¿Salir juntos los dos?" Hermione apretó los labios. Ella sabía cuáles habían sido sus propias razones, por egoístas que hayan sido, pero no conocía las de él. "¿Por qué nunca me lo pediste?"

"Porque al principio no era importante." Severus miró las manos de ambos, que estaban entrelazadas sobre la mesa. "Aunque luego, se hizo demasiado importante."

Hermione cerró los ojos. Él no había querido arriesgarse a que ella lo rechazara. Y ella lo hubiera hecho…dios. Aun ahora, después de haber regresado a su lado, había mucho que tenía que corregir.

"¡¿Cómo te atreves?! ¡Yo no huelo a… pedorretas de dragón viejo!"

Hermione hizo un gesto de hastío al ver a Carlos avanzar hacia su mesa. Allí estaba él, todo guapo, con el cabello al viento y mostrando la perfecta estampa envuelta en esos carísimos ropajes.

Hombres y mujeres los miraban hambrientamente, pero a ella no le afectaba ya. Tal vez, el haber sido tan honesta con respecto a Carlos, había sido un error. Pero aun así, no lo lamentaba. Él había mentido con respecto a haberse acostado con ella.

Al menos su declaración sobre él, no era falsa.

"Pero sí hueles, Carlos." Replicó ella, encogiendo los hombros. "Supongo que trabajar con dragones tiene sus contras. Eso, y el peligro constante de ser rostizado vivo."

El bravucón miró a Severus, quien no se había movido de su silla.

"¿Y quieres humillarme saliendo con este… con este espantapájaros?"

Hermione estaba de pie y con la punta de la varita en el cuello del irrespetuoso en un segundo. Apretó la varita contra la piel como si quisiera perforarla, obligándolo a pararse en la punta de sus costosas botas. El tipo parecía estar temblando, el miedo era patente en su rostro.

"Él vale como cientos de tí."

"Hermione…"

La voz de Severus era tranquila y suave, y calmó un poco el tremendo pánico que se estaba apoderado de ella. Era importante para la castaña demostrarle lo muy importante que él era para ella. Que ella lo escogería a él siempre. Pero tal vez, ¿se estaba excediendo?

"Siéntate."

Ella tomó asiento y guardó su varita sonrojándose.

"Lo siento."

Severus miró a l otro sujeto a los ojos. El Maestro Pocionista tenía ese peligroso brillo de la furia en la mirada. Tal vez había perdonado a Hermione, pero no había perdonado, ni olvidado, el papel de Carlos en la historia.

"Cualquier derecho que crea tener sobre la Srta. Granger, olvídelo. Dejará de esparcir rumores. Ahora. Mismo. Y si lo veo dentro de un radio de veinte pies, cerca de ella, se las verá conmigo. ¿Hemos entendido, Carlos?"

"¿Y quién es usted para…?"

"¿Quién cree que soy?"

Hermione se quedó mirando al español. La perfecta boca de Carlos se había torcido. Oh… no sabía… ¿Es que no leía los periódicos? Posiblemente solo leía las partes que lo nombraban a él. Era cierto que había estado en Gran Bretaña solo unos meses, pero ¿cómo era posible que no supiera quién era Severus Snape?

Una sonrisa ladeada apareció en los labios de Severus y los músculos del vientre de Hermione hicieron acrobacias. ¡Diablos! ¡Verlo amenazar a alguien no debería parecerle sexy!

"Le recomiendo que, antes de actuar sin pensar, investigue un poco."

Un par de amigos de Carlos, aparecieron y lo arrastraron lejos de Snape, susurrándole algo al oído mientras lo alejaban. De repente, el español parpadeó un poco, luego abrió los ojos muy grandes y miró a Severus y a Hermione de nueva cuenta.

"Tú eres… ¿Tú?"

Severus le sonrió fríamente. "Será mejor que creas lo que te están diciendo tus amigos." Sonrió malignamente. "Es todo verdad. Todo."

Carlos se puso pálido y comenzó a retroceder atropelladamente, tratando con desesperación de zafarse de sus amigos que lo mantenían cautivo, para alejarse lo más rápido posible del oscuro mago.

Severus se volvió para mirar a Hermione y alzó los hombros. "Hubiera preferido lanzarle un hechizo, pero igual, fue satisfactorio."

Ella le sonrió antes de agradecerle a un nervioso Tom por los platos que acababa de dejar sobre su mesa. Tom también se alejó con mucha rapidez.

La castaña desenvolvió sus cubiertos. "Comida, Flourish y Blots y más sexo contigo, ese es mi plan para lo que queda del día."

"Hermione…"

Ella negó con la cabeza. "No. Te perdí." Apretó los labios para aplacar el dolor que todavía sentía por lo que había hecho, aun teniendo a Severus justo a su lado. La agonía de no tenerlo en su vida no se iba a borrar por un tiempo. "Y me dolió mucho." Se esforzó por sonreír, incluso con el picor que sentía en los ojos. "Y voy a ser honesta contigo. Y abierta. Y le diré a todo el que me cruce por la calle que te amo."

La suave risa de él, le acarició el corazón. "Eres una mujercita muy extraña."

"Pero soy tuya, ¿verdad?"

Severus le acarició la mejilla.

Y había puro amor en sus ojos.

"Siempre."

N/T: Bueno, esto ha sido todo para esta historia. Espero que les haya gustado.

Muchas gracias a todos por leer, por dejar comentarios, por los alertas y un largo etc.

Y gracias a IShouldBeWritingSomethingElse, por permitirme traducir su historia.

Un gran abrazo para todos.

¡Hasta la próxima historia!