LA TRAICION

CAPITULO 1

Nota: Los personajes aquí descritos pertenecen a escritora, Kyoko Mitzuki y a la mangaka, Yumiko Igarashi.

Espero les guste.

Agradezco de antemano a Ms. Poddle's Haven por permitirme usar como portada su trabajo tan bello.

Albert caminaba con nerviosismo de un lado a otro en la suite de un lujoso hotel en Chicago, hacía mas de 3 años que había dejado de ver a Candy desde que ella le pidiera que le quitara el apellido de los Andrew, el acepto gustoso, y hasta donde recordaba cuando le pregunto el porque de aquella decisión, ella había contestado que ya no quería que el siguiera siendo su tutor, ya que no quería que su familia pensara que estaba interesada en la fortuna de los Andrew, en aquel momento el comprendió su decisión y opto por no preguntar mas, así que de inmediato le pidió a George que se hiciera cargo de hacer el papeleo correspondiente.

Esa fue la última vez que la vio, porque después de aquella larga conversación él se vio obligado a viajar a Londres a hacerse cargo de algunos negocios, en un principio Candy y el chateaban o se llamaban para saber como iban sus vidas, sin embargo la comunicación entre ellos se fue espaciando cada vez más hasta que finalmente dejaron de hablarse y escribirse, Albert tenía que reconocer que no había sido culpa de Candy sino de él la falta de comunicación entre ellos, puesto que en tres ocasiones se negó a contestarle las llamadas ya que se encontraba demasiado abrumado por el trabajo, y ahora que Terry le hablara por teléfono emocionado y contándole que desde hacía algunos meses, él y Candy se habían comprometido, y que en unas semanas se iban a casar, se sintió profundamente molesto, y su molestia aumento más cuando Terry le pidió que fuera el padrino de bodas, haciendo uso de su muy acostumbrado autocontrol, lo felicito no sin antes decirle que aceptaba ser él padrino, así que en cuanto colgó, subió a su habitación y comenzó a empacar para viajar de inmediato a Chicago.

Mientras se terminaba de vestir, no comprendía el por qué de su malestar, el siempre pensó que Candy y Terry terminarían juntos, inclusive en muchas ocasiones había alentado a Terry a luchar por el amor de ella, le había insistido en que le hiciera comprender a Susana que una relación basada en el agradecimiento, y la lastima los haría muy infelices, y ahora que finalmente Candy y Terry iban a casarse, se sentía demasiado molesto, cuando termino de arreglarse, se dirigió a casa de los Grandschester, estaciono su lujoso auto, y alcanzó a ver que Candy y Terry estaban en el enorme jardín saludando a otros invitados, se acerco y se obligo a sonreír, cuando iba acercándose a la atractiva pareja, se quedo gratamente sorprendido al ver a Candy tan cambiada, estaba verdaderamente hermosa, actuando con la naturalidad de siempre, la saludo y al momento de hacer contacto con ella, una breve corriente eléctrica recorrió sus manos, entonces Candy sonriendo con nerviosismo dijo –

- Me diste un poco de electricidad, creo que traes algo de estática

- Pues yo puedo decir lo mismo, sentí como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, al parecer después de tanto tiempo nos estamos volviendo a conectar ¿no te parece?

Candy no pudo evitar sentirse un tanto incomoda con el comentario de Albert, y sonriendo con nerviosismo respondió -

- ¡Qué bueno que pudiste venir! no sabes el gusto que nos da que hayas venido, ¿verdad Terry?

- Bueno, no podía faltar a la boda de mis mejores amigos

- ¿Les parece si entramos a festejar? – menciono Terry sonriendo

- Desde luego que si Terry, vamos.

Albert miro como Terry tomaba por la cintura a Candy para guiarla hacia la casa, y eso lo hizo sentir molesto, sin embargo embozo una falsa sonrisa y los siguió, ya estando dentro, Candy se reunió en una mesa con Annie y Patty para conversar, mientras Albert la observaba discretamente en lo que tomaba un whisky, en dos ocasiones sus miradas se encontraron, y Albert se dio cuenta de que ella lo miraba diferente, luego de dar otro trago a su whisky pensó .- Cielos Candy, estas tan hermosa… si tan solo pudiera estar un momento a solas contigo…

Sus pensamientos fueron bruscamente interrumpidos por Terry quien palmeo amistoso la espalda de este mientras decía –

- Albert, no sabes el gusto que me da que hayas aceptado ser el padrino de nuestra boda, apenas y puedo creer que el ocupado magnate Willian Albert Andrew vaya ser nuestro padrino

- No seas exagerado, para ti y para Candy siempre seré solo Albert, además seré el padrino de uno de los mejores actores de Broadway, y una de las mejores enfermeras de Chicago

- Gracias Albert, pero Candy ya no podrá seguir trabajando como enfermera, se quedara en casa para recibir a su famoso esposo, o sea a mí, jajajajaja

- ¿Y Candy estuvo de acuerdo en eso?

- Bueno, la verdad es que ni siquiera se lo he planteado, pero estoy seguro que aceptara, ella sabe que debido a mi profesión, tendremos que viajar mucho

- No creo que a Candy le haga mucha gracia lo que me estas diciendo, ella siempre ha sido una mujer muy decidida, libre, y le gusta trabajar, valerse por si misma

- Candy ha cambiado mucho Albert

- Si, me di cuenta en cuanto la vi nuevamente después de tanto tiempo, bueno cambiando de tema, ¿Qué es lo que festejamos esta noche?

- Es una convivencia previa a nuestra boda, veras ninguno de los dos quisimos despedida de solteros, y esto se nos hizo más sano

- Me da mucho gusto verte tan maduro, y veo que finalmente te has reconciliado con tu padre, y sobre todo ver que tanto Richard como Eleanor están juntos, debes de sentirte muy feliz

- Así es amigo, y ahora puedo decirte que en cuanto me case con Candy, mi dicha será completa

- ¿La amas mucho?

- Si Albert, no sabes cuanto sufrí cuando estuvimos alejados por lo del accidente de Susana, pero creo que esto no hubiera sucedido si tú no me hubieras convencido de hacerle entender a Susana que lo nuestro jamás iba a funcionar, y lo mejor de todo es que finalmente ella comprendió que un matrimonio por agradecimiento no podía funcionar

- Terry… ¿Ustedes ya han tenido intimidad?

- Desde luego que no, ¿Por qué piensas eso?

- Bueno, es que como ella se esta quedando aquí en tu casa yo pensé…

- No digas más, aunque te suene ridículo ambos quisimos esperar, Albert, veo que aun te cuesta trabajo dejar de ser el tutor de Candy, pero ya no lo eres más, ella ya es toda una mujer, y te aseguro que se sabe cuidar sola

- Tienes razón, debo parecerte ridículo

- Desde luego que no, por el contrario, me da gusto que sigas velando por la felicidad de la que antes fuera tu hija adoptiva.

Albert embozo una leve sonrisa para enseguida preguntar -

- Terry… ¿estas seguro de que si te casas con Candy serás plenamente feliz?

- No comprendo el porque de tu pregunta Albert, tú mejor que nadie sabes de mi amor por ella

- Bueno, es solo que me preocupa que ella no logre acostumbrarse a tu ritmo de vida, y la actuación es una de tus pasiones

- Agradezco mucho tu preocupación Albert, pero conozco perfectamente a Candy, y sé que aceptara dejar su profesión por mi

- Bueno, entonces te felicito, ¿te importa si salgo a tomar un poco de aire? Sabes que no me gusta estar rodeado de tanta gente, creo que nunca lograre acostumbrarme a este tipo de reuniones

- Adelante Albert, ya sabes que esta es tu casa, igual y encuentras alguien con quien retozar un poco

- Sabes bien que no soy así, aunque en el mundo de los negocios se diga otra cosa – menciono Albert dirigiéndose al jardín.

Cuando se encontró a solas, se paso una mano por el sedoso cabello mientras de su boca salía .–Estupido Terry, ¿Cómo puede pensar en pedirle a Candy que sacrifique su profesión por la de el? Yo sería incapaz de pedirle una cosa semejante, esta tan bella… me gustas Candy, y pude ver en tus ojos que también te gusto, si tan solo pudiera impedir esta estúpida boda…

Aquellas palabras sonaron como un eco en sus oídos y moviendo negativamente la cabeza dijo .- ¿Pero que demonios me esta pasando? Apenas y puedo creer lo que acabo de decir, no hace ni tres horas que la acabo de ver nuevamente y mi cabeza esta hecha un caos, será mejor que me despida, y mañana en cuanto termine todo esto me regrese de inmediato a Londres.

Apenas iba entrando a la casa cuando Candy tropezó con él, estuvo a tan solo unos centímetros de caerle encima, pero unos fuertes y poderosos brazos la sujetaron y evitaron el penoso accidente, sus rostros quedaron bastante cerca, fue como si el tiempo se hubiera detenido para ambos, los verdes ojos de Candy lo miraban fijamente, esta se permitió sentir sus anchos y fuertes hombros, admiro con descaro su cabello corto y sedoso, y por último su boca y los azules ojos que la miraban con insistencia, Albert pudo notar algo diferente en la mirada de Candy, algo que lo hizo sentir extrañamente excitado y a la vez nervioso, ella entreabrió los labios y el se estremeció con aquel ingenuo gesto, los labios de Albert se tensaron al igual que todo su cuerpo, y Candy al notarlo le dijo –

- Creo que ya me puedes soltar Albert, he sido una torpe por no fijarme, casi te caigo encima

- Perdona, he sido yo quien no ha tenido cuidado, ¿te has hecho daño?

- No, gracias a que me sujetaste a tiempo

- ¿A dónde se han ido todos? – interrogo Albert después de soltarla

- Al comedor, de hecho me dirigía para allá, ya están sirviendo la cena

- ¿Y tu prometido?

- Ya debe de estar allá, atendiendo a los invitados

- ¿Sabes Candy? si yo fuera tu prometido no te dejaría sola ni un solo instante, y mandaría a los invitados al demonio

- ¡Albert!

- Estoy bromeando Candy – mintió el

- Creo que solo faltamos nosotros dos en el comedor, así que vamos

- De hecho Candy… ya me iba

- No te vayas… por favor – menciono ella sintiendo arder sus mejillas

- ¿Por qué Candy?

- Bueno… la verdad es que a Terry y a mi nos gustaría que nos acompañaras a cenar con los demás invitados

- No tengo hambre, por favor despídeme de Terry, mañana aquí estaré puntual para la ceremonia, buenas noches Candy – menciono Albert dándole un beso muy cerca de los labios.

Albert salió abruptamente y en cuanto estuvo dentro del auto maldijo, ¿como era posible que ella no lo abofeteara después de que la besara cerca de los labios? Candy estaba a tan solo unas horas de casarse con Terry, con su mejor amigo y el había estado a punto de besarla en los labios, y ella no había hecho nada por intentar detenerlo, cuando tropezaron, sus rostros quedaron lo suficientemente cerca, y ella no hizo nada por apartarse, por el contrario lo miro con esos ojos de gata que parecían estar llenos de deseo, aquello lo tenía sumamente molesto y confundido, arranco el auto y se dirigió al hotel.

En cuanto llego al hotel, se dirigió al bar y pidió un whisky seco, mientras esperaba su trago pensaba .- ¿Por qué me miraste de esa forma Candy? pude ver que me deseas tanto como yo a ti, después de años de no verte, vengo a sentir esto por ti, maldita sea, quizá siempre lo sentí pero me negaba a admitirlo ¿y ahora que diantres hago para que desaparezca esto que estoy sintiendo? Mañana serás de Terry, y no puedo soportarlo, no quiero que el te toque, si tan solo pudiera robarte… ¡Por Dios! estoy pensando en traicionar a mi amigo, basta ya William Andrew, se tomo la bebida de un solo trago, y después de pagar se dirigió a su suite.

Decidió ducharse para ver si así lograba tranquilizarse, estaba molesto con él y con Candy, aunque no había tenido muchos romances, sabía perfectamente que ninguna mujer debería de mirar a otro hombre en la manera en que Candy lo había mirado, eso lo hacía sentir culpable, y no podía ir y decirle a Terry .- Oye Terry no te puedes casar con Candy, tu matrimonio no saldrá bien, pude ver que ella siente algo por mí, y la verdad es que yo también siento cosas por ella - Desde luego que Terry se reiría de él, claro no sin antes partirle la cara, para Terry Candy era la mujer perfecta, la mujer de sus sueños, al igual que ya lo era para él.

A la mañana siguiente se levanto muy temprano, miro con disgusto el elegante traje que estaba encima del sofá, odiaba ese día, y lo odiaba porque perdería para siempre a Candy, se ducho rápidamente y se puso el traje para luego dirigirse a casa de los Grandchester, ahí se iba celebrar la boda, cuando se estaciono se quedo por unos instantes dentro del auto, cuando trabajaba en el zoológico, y Terry iba a visitarlo siempre pensó que se alegraría cuando este se casara, sin embargo no era así, finalmente bajo del auto y uno de los mozos lo invito a pasar, le dijo que Terry estaba terminando de arreglarse, y que le había dicho que en cuanto Albert llegara lo hiciera pasar al despacho, Albert asintió y siguió al mozo, tomo asiento en un cómodo sofá mientras esperaba a Terry, no tuvo que esperar demasiado, ya que lo vio entrar elegantemente vestido con un pantalón gris a rayas y una chaqueta negra, entonces Terry dijo en tono amistoso –

- Me alegra verte de nuevo, pensé que no vendrías, anoche te fuiste sin despedirte de mi

- Disculpa Terry, pero la verdad estaba demasiado cansado

- Comprendo, no te preocupes, Albert… no sé porque me da la impresión de que no estas muy contento que digamos por mi boda

- ¿Por qué piensas eso?

- Bueno, no te veo muy entusiasmado

- Terry, el que se casa eres tú, no yo

- ¿Qué es exactamente lo que me quieres decir ¿Albert?

- Que el mas entusiasmado debes de ser tú, además yo creo que un matrimonio no es cualquier cosa

- ¿Es por eso que no te has casado? mujeres no te han de faltar

- Tal vez solo estoy esperando la correcta

- Si tú lo dices… - menciono Terry sirviéndose una copa de brandy

- Así es, yo lo digo, ¿Terry sigues bebiendo?

- Bueno, debo confesar que esta es mi cuarta copa

- Terry es el día de tu boda, no deberías estar bebiendo

- Oye, si tu fueras a casarte te aseguro que también lo estarías haciendo, además tengo que algo que confesarte

- ¿Qué cosa?

- Durante mi noviazgo con Candy, tuve una aventura con Karen Klays

- ¿Pero que estas diciendo? ¿porque?

- Albert, eres hombre al igual que yo, ¿Cómo crees que pude estar tanto tiempo sin tocar a Candy? yo necesitaba desahogarme, y bueno Karen…

- No sigas, eres un desgraciado, ¿Cómo pudiste engañar de esta manera a Candy?

- No lo sé, mira aquí la cuestión es que Karen amenazó con presentarse hoy e impedir mi boda con Candy, tengo miedo de que cumpla con su amenaza

- ¿Cuánto duro tu aventura con ella?

- Cerca de dos años

- Eso no es una simple aventura Terry, no seas estúpido

- Mira Albert, el mundo de la farándula es así

- ¿Y que va pasar si Candy se entera? ¿También le vas a decir que así es el mundo de la farándula? ¿Y ella como esposa abnegada y sumisa tiene que aguantar tus sinverguenzadas?

- Albert, se que hice mal en involucrarme con Karen, pero te aseguro que desde el día de hoy, no tendré ojos más que para Candy

- Maldita sea Terry, no has madurado nada .- Estallo finalmente Albert dando un puñetazo en el mueble

- No te confesé esto para que me regañaras, si no para que me comprendieras, así que por favor deja de comportarte como si fueras mi padre, mejor ayúdame con Karen en dado momento que se presente, no sé, entretenla sedúcela, que se yo

- Eres un imbécil, ¿pretendes que yo me haga cargo de tus amoríos? ¿por quién demonios me tomas?

- Eres mi amigo…

- Soy tú amigo, pero no tu alcahuete, así que si esa mujer se presenta, de una vez te digo que no cuentes conmigo, tendrás que asumir tu solo las consecuencias de tus actos

- Está bien, no tienes porque ponerte así, no sé porque pensé que me ayudarías, no quiero que estés molesto conmigo, sabes que te aprecio como si fueras mi hermano, por favor olvida lo que te dije

- Está bien Terry, pero no me involucres en tus estupideces

- Otra cosa Albert… ¿Podrías fingir estar feliz por mi boda?

Aunque Albert estaba sumamente molesto, no pudo evitar sentirse mal al escuchar a Terry pedirle que fingiera que se sentía feliz por su boda con Candy, así que palmeando la espalda de Terry le dijo –

- Desde luego que estoy feliz por ti y por Candy, pero por favor no la vayas a hacer sufrir, porque si no, te haré pagar por cada lágrima que ella derrame

- Gracias Albert, no sabes lo que valoro tus palabras, por cierto, no sabes la de llamadas que he recibido de mujeres preguntando por ti, así que prepárate, esta noche tendrás muchos prospectos, tal vez seas el próximo en casarte

- Quizá el próximo siglo jajajaja, bien te dejo solo para que disfrutes tu ultima hora de soltero, pero por favor ya no sigas bebiendo

- Esta bien, gracias Albert.

Albert cruzo la sala a grandes zancadas para dirigirse al pequeño salón donde se celebraría la ceremonia, docenas de rosas perfumaban ya el ambiente, y una suave música armonizaba el salón, todo parecía tan perfecto… vio un par de mujeres que le sonreían coquetas, y el cortésmente les devolvió la sonrisa, entonces decidió salir un rato al jardín, no tenía ganas de entablar conversación con ninguna mujer, pensó nuevamente en Candy, y sonrió melancólico, ahora ya todo estaba en manos del destino y ella sería la señora de Terrius Grandchester.

Mientras en el piso de arriba Candy se paseaba inquieta de un lado a otro, meses atrás había soñado con ese día, con que todo fuera perfecto, y en realidad lo era, el cielo lucia despejado y a lo lejos se podían admirar unas hermosas montañas, Annie y Patty la miraban divertidas, comprendían su nerviosismo, entonces Annie para tranquilizar a Candy le dijo –

- El destino te sonríe finalmente Candy, estas a tan solo unos minutos de convertirte en la señora Candy de Grandchester, suena maravilloso ¿no te parece?

- Si, así parece

- ¿Qué te pasa? no te ves muy entusiasmada que digamos – menciono Patty algo extrañada

- Me siento demasiado nerviosa, no todos los días se casa una

- Tienes razón, y menos con un galán de teatro, aún recuerdo cuando me case con Stear, estaba que moría de los nervios, Annie vamos por el ramo de Candy

- Es cierto por poco y se nos olvida, no tardaremos Candy, trata de estar tranquila por favor.

Candy asintió y luego de que estas salieron, se paro frente al espejo y luego de observar su delicada figura envuelta en aquel hermoso vestido de novia, recordó con cuanto esmero y dedicación habían seleccionado ella y Terry la música, las flores, y hasta las palabras que ese día se dirían frente al sacerdote, cerro los ojos y las pudo leer en su mente – Yo Candy White, prometo que te amare siempre a ti Terrius Grandchester, prometo serte fiel en lo prospero, en lo adverso, en la salud y en la enfermedad…

- De pronto sintió nauseas, se paso una mano por la frente, y luego tomo un poco de agua, estaba excesivamente nerviosa, desde la noche anterior en cuanto vio a Albert, sus sistema nervioso parecía haberse alterado, el solo recordar como la miraba desde que llego, aquella breve corriente eléctrica que la recorrió en cuanto sus manos entraron en contacto, el beso que le dio cuando se despidió de ella la tenían completamente confundida, luego recordó las palabras de Terry una noche antes de que llegara Albert .- Te quiero Candy, nunca lo olvides, siempre has sido, y serás la mujer mas importante de mi vida.

Ella también lo quería, Terry era un hombre bueno que de joven había sufrido mucho por ser hijo ilegitimo, y ella estuvo siempre ahí para el, hasta que finalmente su padre lo reconoció y se caso con Elanor, cuando paso lo del accidente de Susana, ella había comprendido el porque Terry la había elegido a ella, comprendía el compromiso tan grande que lo unía a esa relación, incluso se dijo a si misma que si alguna vez el lograba hacerle comprender a Susana que su relación era por agradecimiento, y Susana lo dejaba libre, ella lo recibiría con los brazos abiertos, se había prometido que lo esperaría toda la vida, y finalmente había sucedido, ahora estaban juntos y a punto de casarse.

Solo que en esos momentos no sabía porque, pero no estaba tan contenta como se suponía debería estarlo, miro molesta hacia la puerta tratando de distraerse y dijo .- ¿Dónde estarán Annie y Patty? no se porque tardan tanto en traer mi ramo, debí haber ido yo por el.

Se miro nuevamente al espejo, y se dio cuenta del ligero temblor que había en sus labios y en sus manos, luego dijo – Nervios, todas las novias los tienen.

Pero ahora que lo recordaba, ni Annie, ni Patty se veían tan nerviosas como ella, entonces ¿por qué ella se sentía entre nerviosa y molesta? y siendo honesta con ella misma, hasta había comenzado a dudar si realmente iba a hacer lo correcto, dos noches atrás, Patty y Annie le habían preguntado si tanto ella como Terry no habían tenido intimidad o algún tipo de tocamiento mas intimo, a lo que Candy contesto muy orgullosa que no, que su relación nunca había pasado de los besos, Annie un tanto desilusionada le dijo -

- No puedo creerlo, estamos en pleno siglo XXI y ustedes me parecen de lo más anticuados, dime una cosa Candy, ¿no deseas a Terry?

- Lo quiero mucho

- bueno si, pero no te pregunte si lo quieres o no, te pregunte que si lo deseas

- Me gusta que me bese

- Candy ¿Qué sientes cuando Terry te besa? – interrogo Patty curiosa

- Bueno, es una sensación linda, me hace sentir bien

- Te lo voy a poner de esta manera Candy . – menciono Annie un tanto desesperada .- cuando el te besa ¿no sientes como si una corriente eléctrica recorriera todo tu cuerpo? ¿O como si tus partes intimas se contrajeran? Algo así como si quisieras más que un beso, que el tocara tus pechos, que posara su lengua en…

- Basta Annie, por el momento me he conformado con sus besos y nada mas, dejemos el tema por favor

- Esta bien, perdona no quise incomodarte

Candy volvió a la realidad, y aspiro fuertemente al recordar que todo aquello que le había descrito Annie, Candy lo había sentido la noche anterior, pero no con el que iba ser su esposo, sino con Albert, y aquello la asustaba, de pronto dio unos pasos hacia atrás hasta que se topo con la cama y se sentó, ¿Cómo era posible que estuviera a tan solo media hora de su boda y ella se encontrara pensando en Albert? el no parecía ser un hombre que quisiera sentar cabeza, le gustaba viajar, desaparecer por largo tiempo, además siempre la había visto como una niña, tanto así que la última vez que lo llamo el no quiso contestarle, tal vez sus conversaciones ya no le eran tan atractivas como antes, ¿y de que podían hablar un importante hombre de negocios con una simple enfermera?

Solo que la contrariaba mucho la manera en que Albert la había mirado la noche anterior, tenía que reconocer que Albert siempre le pareció un hombre muy atractivo, inclusive mucho mas que Terry, pero el solo era su amigo, el amigo de Terry y de ella, y porque no decirlo, su amor platónico de niña, su príncipe de la colina, recordó cuando convivieron juntos en el magnolia, de vez en cuando se permitía admirarlo, y hasta abrazarlo sin sentirse culpable, pero ahora era diferente, un solo toque de su mano había logrado sacudirla completamente y eso había logrado disgustarla sobremanera.

En eso se levanto y comenzó a alisarse el vestido y a retocar un poco las pequeñas flores que adornaban su peinado, estaba decidida, necesitaba ir a ver a Terry, tocar su mano para estar segura de que iba a hacer lo correcto, en cuanto abrió la puerta se topo con Annie y Patty, quienes ya traían el ramo, Patty extrañada pregunto –

- ¿A dónde crees que vas?

- A ver a Terry

- ¿Acaso te has vuelto loca? Es de mala suerte que el novio vea a la novia antes de la boda – indico Annie

- Esas son supersticiones tontas

- Tal vez si, pero mejor son tientes a la suerte – menciono Patty

- Por favor Candy, trata de estar tranquila, solo falta media hora para la ceremonia y entonces podrás ver a Terry

- Esta bien, creo me tranquilizaría un poco salir al jardín a tomar un poco de aire, voy a salir un momento

- ¿Queeee? No inventes, te estoy diciendo que solo falta media hora para que comience la ceremonia y tu quieres salir a tomar un poco de aire al jardín

- Con ese tiempo me es suficiente, no tardare

- ¿Y si alguien te ve? – interrogo Patty

- Nadie me vera, se los aseguro, iré por las escaleras de atrás

- ¿Y si el vestido se ensucia?

- Seré cuidadosa no se preocupen

- Como siempre eres una necia – dijo Annie dándose por vencida.

CONTINUARA…