Ichimatsu observa a través de la ventanilla con aire melancólico, viendo como todo lo que creyó conocer un día queda atrás tras el paso de la carretera. Evita decirlo pero extrañará su antiguo barrio. Nunca fue bueno haciendo amigos, de hecho podía decirse que era un chico solitario, sin embargo él nunca estaba solo.

Tenía a sus amigos, los gatos. Ellos siempre le acompañaban a donde quiera que iba. A veces era el blanco de Pompón el que se acurrucaba a su lado para comer de las sardinas secas que Ichi le daba con cuidado; otras era Kaiser, el gato negro de un solo ojo cuyo par perdió en una pelea callejera, el cual le acompañaba de regreso a casa cuando se le hacía muy tarde; otras simplemente se rodeaba de la pandilla completa de felinos en su lugar preferido: El callejón tras la escuela, mientras los gatos maullaban él acariciaba con cuidado sus suaves melenas y les daba todo el amor que sentía faltaba en su vida.

Porque Ichi siente que no debería haber nacido, cree que es basura y que nadie merece estar con alguien como él. Por eso se esfuerza silenciosamente en no hablar con nadie, por eso al caer la noche no puede evitar que pequeños destellos salados broten de sus orbes y se pierdan en la inmensidad de sus confidentes sábanas, por eso tiene pesadillas, por eso a veces sufre de "ataques".

Un día todo fue diferente. Él ya sabía que tenía algunos problemas de asma leves, nada que no pudiera controlar, pero con el tiempo pareció empeorar. Las clases de educación física se le hacían cada vez más difíciles y en más de una ocasión debieron de frenar la clase para llevarle a la enfermería porque la opresión en su pecho pudo más de lo que creía poder resistir, su inhalador se había vuelto su fiel compañero debiendo recurrir a el demasiadas veces para su gusto.

Ya ni siquiera podía estar bien con sus amigos los gatos, cada día parecía más y más agotado y sus padres comenzaron a notarlo.

-Ichimatsu- Le habló su padre con ese tono de voz autoritaria que a veces pone cuando quiere sonar importante e imponente; tras él, su madre le observaba cabizbaja- Con tu madre hemos estado hablando ...-

Así fue como volvemos a la situación actual. Sus padres se habían deshecho de él. Le habían dicho que hablaron con el director de la escuela y que lo mejor era reconsiderar un 'Cambio de aire' como se lo habían explicado. Que sus ataques de asma cada vez eran más frecuentes y que incomodaban al resto/dificultaban las actividades normales.

Así sus padres resolvieron que debían mandar a su único hijo al campo, donde el aire era más limpio y de seguro le haría bien a su salud. Ichimatsu quiso rehusarse más no tuvo el valor, simplemente miró a sus padres con furia y subió a su cuarto a hacer las maletas.

No supo cuanto tiempo pasó llorando en su ahora ex-habitación acurrucado de un peluche de gatito hasta sentirse tan vacío por falta de lágrimas como triste en su corazón.

Así dejó de ir a la escuela y se preparó para el cambio de hogar. La madrugada del día de su partida su madre le llenó de besos y abrazos que no hicieron más que apretar con mayor fuerza aquel nudo que se acumulaba en su garganta.

-Pórtate bien con tu tío Osomatsu, Ichimatsu - Hablaba su madre después de haberlo estado abrazando por prácticamente un minuto completo - Recuerda escribirnos - por un momento sujetó su mano y depositó una bolsa con un surtido de golosinas dulces y saladas dentro - Recuerda que con tu padre te amamos-

-S-sí...- No sabía muy bien que decir en situaciones como esta, por un lado se sentía triste y por otro incómodo. Dio media vuelta y caminó rumbo al bus donde le esperaba el acomodador, antes de subir volteó a ver a su madre por última vez - ...- quizo decir que los extrañaría mucho, que los amaba y que no quería partir, pero ninguna palabra salió de sus labios, solo una mirada vidriosa que fue devuelta por una igual de su madre, aquella mujer que siempre había visto tan fuerte e inquebrantable. Por un momento se sintió muy pequeño y perdido pero decidió no pensar más en ello y seguir adelante.

Se acurrucó en su respectivo asiento en el bus junto a la ventana, cogiendo una de las mantas que se ofrecían como parte del servicio para luego envolverse en ella elevando las piernas hasta hacerse un ovillo donde se hacía difícil distinguir el punto en que Ichimatsu pasaba a ser la suave prenda. El viaje era largo, y era aún muy temprano así que podría tomar una siesta si así lo quisiera. Buscó entre sus cosas y tomó su celular para poner algo de música, posteriormente se colocó los auriculares y se dedicó a observar por la ventana cómo todo iba quedando atrás.

Is your heart singing out of tuneAre your eyes just singing the bluesDirty records from another timeSome blood stains on your shoes.

Cerró sus ojos dejándose envolver por la melodía, e intentó convencerse de que todo iría para bien. De seguro habrían nuevos amigos allá con los cuales jugar en sus tiempos libres. Refiriéndose a los gatos

No one really knows about your soul
And I barely really know your name
Burning rhythms and posting lies
And a bunch of fools drown in shame.

Lo que más le atemorizaba era el tener que cambiarse a una escuela nueva; la simple idea hacía que se ahogara en un mar de pensamientos confusos: '¿Esta vez sería diferente?', ' ¿Llegaría a agradarles?', '¿Podría hacer un amigo?'. La calefacción encendida y su exhausta mente a causa de la falta de sueño hicieron que lentamente dejara esos pensamientos de lado, sumiéndose en la inconsciencia del sueño.

El ronroneo del motor que mecía a Ichimatsu cesó más pronto de lo que creyó. Agitado y confundido por haber despertado, durante unos segundos no pudo reconocer dónde se encontraba, hasta que la bolsa que descansaba en el mango de su asiento le hizo ver las golosinas de su madre y recordó. Algo hambriento decide abrir un paquete de galletas y saca tres con forma de animales las cuales come sin mucho ánimo. Un segundo más y se tensa de golpe, al darse cuenta de que el bus ya ha arribado y que debe de bajarse para encontrarse con su Tío Osomatsu del cual no tiene recuerdos de ningún tipo.

Se cuestiona como será su tío, piensa en diferentes escenarios, cada uno más intimidante que el anterior, pero fuera como se fuese el acomodador ya les está haciendo bajar del vehículo por lo que con sus cabellos erizados baja de este.

Una vez abajo, con su maleta sujeta ve en ambas direcciones en búsqueda de algún rostro familiar, o de algún cartel con su nombre o cualquier cosa que le diga que todo el viaje no fue en vano y que ahora no se encuentra abandonado en algún lugar en medio de la nada.

Suda frío y busca con más ahínco, pero rápidamente la idea anterior se apodera de él, y cabizbajo se dirige a una esquina de la estación de buses, se agacha y sienta abrazando sus rodillas, intentando aguantar el llanto que le hacía ver a su juicio bastante estúpido.

-..matsu-kun- Cree escuchar a lo lejos al cabo de una hora, y unas orejas con forma de gato se asoman por entre sus alborotados cabellos en posición de alerta - ¿Ichimatsu-kun? - Vuelven a repetir, y está seguro que se dirigen hacia él.

Una parte del de ojos violeta quiere pararse, correr hasta su 'salvador' y abrazarle por no haberlo dejado a su suerte; pero otra se muestra insegura, así que simplemente se queda quieto en aquel lugar, atento a las miradas ajenas.

-¿Ichimatsuuu, estás por aquí?- Vuelven a llamarle y su cuerpo se eriza nuevamente. Pero está vez alguien parece notarlo y puede ver como alguien se acerca hasta donde está. A medida que se acerca sus ojos se van abriendo más y más del asombro. hasta que aquel extraño yace junto a él- ¿Ichimatsu-kun? ¡Al fin te encuentro! Soy yo, tu tío Osomatsu - Le responde con una sonrisa despreocupada, pero Ichimatsu sigue en shock viéndole sin moverse de su lugar

"E-esta persona,¿¡ Qué es eso!? Se parece demasiado a mí!" Piensa para sus adentros entrando en pánico, hasta que siente como su tío le ve con extrañeza, claro si aun no ha dicho nada - H..hola- Saluda torpemente, producto de shock y a su falta de habilidades sociales- un gusto - hace un leve movimiento de cabeza, buscando alguna señal de aprobación.

-Heeee.. Vamos, no estés tan nervioso Ichimatsu-kun- Le responde Osomatsu hacercando su rostro al de Ichi, al punto que pudo ver claramente el iris carmesí del otro brillando con alegría - Ya vámonos, tenemos que llegar pronto a casa para que prepares tus cosas - Le sujeta del brazo y prácticamente se lo lleva a rastras del lugar hasta la salida, donde una pequeña moto adaptada les espera. Una vez allí, Osomatsu coloca el bolso de Ichi en un pequeño compartimiento de carga y luego lo cierra, acto seguido le arroja un casco negro con grabados rojos al de ojos violáceos - Ten, es para el viaje- Comenta divertido mientras Ichi simplemente se dedica a observar el artefacto con nerviosismo.

-¿N-nos iremos en eso? - Cuestiona el más jóven, refiriéndose a la moto, sus orejas de gato volvieron a hacerse visibles ¿En serio debía subirse a esa cosa? No parece muy segura.

-Da-haa ¡Por supuesto! De qué otra forma llegaríamos sino, ya ponte el casco y súbe- Habla su tío con un tono entre intantil y autoritario. Ichimatsu se coloca el casco aún nervioso y se acerca al asiento de la moto - Bien, súbete atrás de mi y no me sueltes ¿me entendiste? - Comenta con esa sonrisa que ya comenzaba sonar demasiado habitual.

Ichi cabecea afirmativamente y con torpeza se sube a la parte trasera de la moto. Duda unos segundos pero al final se sujeta con cuidado los hombros de Osomatsu.

-¡Baka! Así te caerás - Le reprende Osomatsu, ahora sujetando los brazos de Ichimatsu y llevándolos hasta su cintura - Debes sujetarte de aquí ¿Si? No quiero que mueras en tu primer paseo en moto haha- Ríe despreocupado, poniendo en marcha el aparato, acto que hace tragar saliva al menor.

-Bien, nos vamos, WAHUUUUUU- Suelta el freno y la moto comienza una carrera contra el viento que asusta a a Ichimatsu, quién se aferra fuertemente de la chaqueta de cuero de su tío, hundiendo su rostro tras la oscura prenda totalmente erizado.

Durante el camino el Ichi no dice nada, simplemente se dedica a controlarse a sí mismo y se enfoca en respirar lo más lento que puede, a modo de evitar hiperventilarse y eventualmente caer del aparato.

Osomatsu observa durante unos segundos a su sobrino a través del espejo retrovisor y le ve hecho un ovillo junto a él, cosa que se alguna forma le parece nostálgica y resulta en una sonrisa.

Aclarando algunos asuntos:

Ichimatsu tiene 17 y Osomatsu tiene 23