Anyone's Advice

Chapter 1

No sabía qué estaba haciendo mal. Miraba una y otra vez la receta en su celular, pero no lograba entender qué estaba haciendo mal.

Mimi siempre había sido buena con las recetas, en su mayoría (cuando no se le ocurría experimentar) le quedaban riquísimas, pero ésta, unas simples galletas para el cumpleaños de su amiga Sora, se había vuelto una expedición a Alaska y perdió las esperanzas cuando en su último intento las galletas se quemaron mientras tomaba una ducha.

-oug! – Bufò. – que me está pasando..! – se reclamó mientras abría las ventas de su departamento y el viento se llevaba el humo del horno. – esto me pasa por gastarme el dinero del trabajo en tinturas

Se cruzó de brazos mientras se miraba con tristeza frente al espejo su cabello rubio, no le quedaba mal… pero pronto volvería a su color: castaño. Su cabello había pasado por muchos colores… incluso meses atrás lo volvió a decolorar para poder quedar rosada, tal cual como cuando vivía en New York cuando era más pequeña.

Extrañaba esos días, solo las preocupaciones de pasar un examen, levantarse temprano para asistir a clases... y estar con Michael. Como extrañaba a Michael!.

-tan lejos que estás Michael… - se dijo la rubia mientras dejaba caer al suelo la toalla que la envolvía y se apreció desnuda en el espejo. Cerró los ojos mientras se abrazaba y recordaba todas las veces que estuvo en la cama del norteamericano, recordaba como la besaba, como la tocaba… como si cada vez fuese la última. Pensaba en que ya habían pasado 3 años en que se habían alejado y que desde hace 3 años no estaba con nadie en la intimidad. Tampoco era una mojigata, había tenido un pequeño romance con un chico de su facultad, pero nada serio... un par de besos y manos locas por aquí y por allá, pero nada comparado con Michael.

Abrió los ojos y fue a su armario a elegir qué ropa ocuparía hoy en la fiesta de cumpleaños número 21 de su amiga Sora Mientras lo hacia su mente repasó los 3 últimos años en Japón.

La ruptura de su relación con Michael había sido dolorosa, encontrarlo encamado con otra no era muy encantador de recordar, menos si era una persona a quien ella consideraba su amiga en ese entonces. Los norteamericanos eran tan distintos y, si bien, ella había adoptado algunas costumbres de ellos en los años que vivió allá, había cosas que no podía concebir. Quiso seguir todo como antes, pero no pudo. Apenas termino la secundaria volvió con su madre a Japón, vivió con ella un par de meses hasta que encontró trabajo en una cafetería en el centro de Odaiba y comenzó a estudiar Cocina Internacional, se cambió a un pequeño apartamento y desde hace 2 años que vivía sola… esa independencia occidental.

Llegar y volver a entablar las relaciones rotas por la distancia no fue tan difícil como pensó. Sora la recibió con los brazos abiertos y quiso empaparse de todas sus locas experiencias en EEUU, se reía cada vez que contaba su primera borrachera o cuando la pillaron fumando en la secundaria. Nada de eso la enorgullecía, pero eran recuerdos graciosos de momentos felices.

La relación con los demás también se dio muy bien, todos seguían siendo excelentes amigos. No se veían como cuando niños, pero si estaban juntos para los cumpleaños y se reunían una vez al mes como habían acordado para no alejarse.

Joe estudiaba medicina y como siempre era el más complicado para las reuniones, siempre tenía turno interino en emergencias, pero nunca faltaba, aunque tuviera que estar para decir" Hola" y "Adiós". Yamato era profesor de Música y trataba de impulsar carreras ajenas luego que el mismo dejara la suya por enseñar. Cada vez que nos juntábamos llevaba su guitarra y cantábamos una que otra canción, hacíamos un excelente dueto musical. Koushirou tenía su pequeña empresa de asistencia técnica en computación a empresas, la verdad le iba muy bien y como vivíamos relativamente cerca nos veíamos de manera constante ya que iba a la cafetería donde trabajo a estar en su computadora. Sora era una prominente diseñadora y su mejor amiga por lejos.

-Este es perfecto – se dijo Mimi para sì. Se había colocado un vestido verdeagua que dejaba ver sus largas piernas. Y el escote dejaba poco para la imaginación – Hoy no llego sola a casa… - se rio.

Su teléfono comenzó a sonar cuando Mimi ya estaba casi lista

-Sora! Salgo en unos minutos – gritó la rubia. Había contestado por el altavoz.

-No te preocupes… yo aún estoy en casa – se escuchó la voz de Sora un poco agitada – Mimi.. te llamaba para preguntar si tienes tú los aretes de perla que me regaló Joe en mi cumpleaños pasado. No los encuentro por ningún lado. No recuerdo si te los presté a ti o a Hikari la vez pasada.

-los tengo puesto… - pensó la Tachikawa a medida que se los sacaba rápidamente - déjame revisar, creo que los tengo yo… deben estar por algún lado. Oh wait! Aquí están!, te los llevo – trató de responder lo más normal posible.

- gracias! – la voz de Sora se escuchaba muy contenta – Quiero que Joe me los vea puestos.

-Porqué no simplemente le dices que te gusta y así dejan de enviarse señales que solo tu entiendes? – Mimi no entendía esa manía de la pelirroja de enviarle "indirectas" a Joe. Usaba cosas que él le regalaba, siempre estaba a su lado, se reía de sus aburridos chistes.

Sora no respondió de inmediato, se la escuchó tratar de hilar una oración decente, pero no lo logró – No soy como tú - le dijo después de unos minutos dudando.

-¿Sería un excelente regalo tener a Joe, ne? ¡Si quieres puedo ayudarte – Mimi se encontraba animada con la idea – puedo prestarte mi departamento si quieres, bonita forma de celebrar los 21, perdiendo la virginidad!

Sora soltó una mala palabra al otro lado de la línea. Que mala decisión haberle contado eso a Mimi, tampoco era que Sora fuera una santa paloma que jamás haya hecho nada. Pero completar la "misión" era algo que no había logrado hacer, ni siquiera con Yamato años atrás en casa de él. Se habían juntado a estudiar para el último examen del año y Taichi a último momento no pudo ir.

Sora tenía apenas 16 años. No recordaba qué llevo una cosa a la otra, pero se halló en la cama del rubio a medio desvestir con el encima. En ese momento sintió que iba a explotar del calor, los besos incrementaban a cada segundo, las manos del Ishida se iban bajo la falda de la pelirroja salvajes, ella solo lograba gemir una par de palabras sueltas. Que sensación! Y minutos antes de lograr consumar Taichi enviaba un mensaje de voz indicando que iba subiendo al departamento de Yamato.

Trataron en varias otras oportunidades de terminar y lograr tener relaciones, pero con la cabeza fría, Sora, no estaba tan segura si quería que el fuera el primero.

-son bromas, no te pongas grave – rio Mimi al otro lado del teléfono – además deberías reírte también... es algo que debe suceder en algún momento. Digo, a menos que tengas pensado en hacer voto de castidad.

-es que no es algo que quiera conversar en este momento… mmm… nos vemos en un rato más donde Taichi.

Sora cortó sin darle tiempo a la Tachikawa de despedirse.

-era solo una broma. De todas formas, hoy quiero dormir en mi cama – pensó Mimi al momento que terminaba de acomodarse su vestido.

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Taichi ya no vivía con sus padres, iba a cumplir un año de independencia y había decidido que lo celebraría junto con el cumpleaños de su amiga. Antes de salir a bailar los había invitado a una pequeña "previa" de conversación y alcohol en su departamento.

-no me pienso cortar el cabello, no sería yo si lo hiciese – se dijo sonriendo al espejo mientras desordenaba aún más su cabello.

Taichi aún no terminaba Economía en la universidad, pero ya había encontrado un excelente trabajo en una consultora de asuntos financieros. Toda una suerte para quien sus amigos creyeron que terminaría barriendo calles, ni el aun creía que todo se hubiera dado tan bien. No llevaba una vida de millonario, pero alcanzaba para llevar una vida tranquila.

Se lanzó cansado sobre su sofá, hoy iba a ser una noche movida. Quería que todos ya llegaran y vieran que estaba todo ordenado "Vaya… tienes alguien que viene a hacer las cosas el hogar" imaginó la risa de Sora y sonrió alegre al techo blanco mientras tomaba un trago a su vaso. Ni su mejor amiga lograba entender como había cambiado tanto. Ya no era el chico desordenado y perezoso de antes.

Había crecido y madurado. En realidad, los que creían que tenían "menos futuro" del grupo eran los únicos que vivían solos, tenían trabajo estable y estudiaban al mismo tiempo. Y en ese grupo de "menos futuro" estaba él y Mimi. Todo porque cuando niño no tenía las cosas claras, pero todo eso cambió. No era que ahora los demás no tuvieran un futuro claro, sino que el cambio era más notorio en él.

Se sentó de golpe cuando tocaron a la puerta, echó una mirada al reloj y se dio cuenta que ya era hora de que los chicos comenzaran a llegar. Tomó un largo trago a su licor mientras abría la puerta.

-Ya estamos con copas de más? – Koushirou lo saludó alegre – aún es temprano.

-Hola! Es el segundo recién – Taichi siempre bebía bastante en las reuniones, era su manera de relajarse con tantas responsabilidades en el día a día.

El pelirrojo pasó al departamento del Yagami con su computadora bajo el brazo. Tai no podía creer que siendo un día de distensión su amigo trajera trabajo. Era el cumpleaños de Sora y sería extraño que mientras todos la pasan bien Kou' estuviera revisando correos y dando asistencia remota a sus clientes.

-es para que tengamos buena música… no vengo a trabajar… Bueno lo último no te lo puedo asegurar… – suspirò el Izumi.

-habíamos quedado en que hoy no hablaríamos de trabajo, ni tampoco traeríamos… es la primera reunión con todos juntos hace varios meses. Hikari y Takeru vienen de Kioto a estar con nosotros.

- si lo sé, he tenido problemas con unos proveedores – Izzy parecía bastante molesto – está en juego un nuevo socio a la compañía... podríamos crecer más de un 100%.

Taichi entendía perfectamente qué significaba eso, ya no era el de antes. Números, rentabilidad, curvas de oferta y demanda…diariamente se enfrentaba a eso.

-cuéntame de qué se trata… te sirvo algo? – Taichi se sirvió un nuevo vaso rebosante de wiski.

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Yamato, sabía que llamaba la atención. Era alto, rubio y de ojos azules… nada común en la cultura japonesa. Las mujeres pasaban a su lado y lanzaban risitas nerviosas. Pero para ser tan guapo era, a su vez, bastante humilde, no bravuconeaba por ello, no se aprovechaba de su condición (bueno una que otra ve para conquistar a alguna chica que le agradaba).

No era una noche tan helada, pero aun así usaba una bufanda que combinaba con el resto de su tenida, caminaba con gracia mientras escribía mensajes a Sora. Le contaba que la semana entrante iría al conservatorio de música en Tokyo a postularse como profesor, le habían enviado una atractiva oferta laboral, pero aún estaba indeciso, sabía que si aceptaba no vería tan seguido a sus amigos. "te voy a extrañar… pero debes tomar la mejor decisión pensando en tu futuro" Yamato, aun sentía algo por Sora, le costaba admitirlo, porque habían pasado muchos años desde su seudorelacion y no tantos años desde que trataron tantas veces de tener sexo. Extrañaba sus besos, tocarla… pero era extraño ahora, porque habían crecido y todo había cambiado. Antes era para explorar su sexualidad, ahora si llegaba a suceder algo era porque iba por un camino más serio. Así debía ser o no?, eso hacían los adultos, no?.

" Y por qué no puede ser solo para pasar un buen rato y sacarte el estrés de ser un adulto responsable?" recordó las palabras de Mimi en la última reunión. "Esta sociedad a veces en muy cuadrada, en EEUU lo haces con cualquiera, cero amarras… no es necesario el amor". "Entonces hagámoslo sin amarras… porque estoy, estoy un poco…" la respuesta de Yamato había hecho sonrojar a la chica rosada en ese entonces, lo dijo sin pensar, pero cuando quiso explicarse no lo logró. Mimi rio "no seas tonto, Yama' somos amigos… venga vamos a cantar una canción que el karaoke esta aburrido" lo cogió del brazo llevándolo al escenario.

"Te lo dije en serio…" continuó Ishida cuando la canción aun no comenzaba "mejor que sea con una amiga así las cosas están claras desde un principio" Mimi se sonrojó al verse desnuda con Yamato. De hecho, lo había pensado una que otra vez, de lo guapo de que era de seguro cogía como ninguno. "Puedes acostarte con quien quieras Yama', hay muchas chicas que se irían hoy mismo contigo, pero no creo correcto que entre los dos salga algo bueno de todo eso"

Antes de responderle cualquier cosa, la canción comenzó.

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Cuando Mimi llegó al departamento de Taichi, este ya iba por el séptimo trago, estaban muy alegres junto a Koushirou que no se quedaba muy atrás, ambos ya estaban medio borrachos y reían fuerte mientras hablaban de trabajo. En cuanto entró Taichi le lanzó una mirada de pies a cabeza, pero no se atrevió a decirle nada, después de todo era su amiga y sería de muy mala intención andarle diciendo cosas indecorosas y antes que cerrara la puerta Sora apareció con una sonrisa.

-no cierres… no me quieres dejar afuera, cierto?

Taichi la acercó con un apretado abrazo que descolocó a la pelirroja, sin embargo, se dio cuenta que ya estaba bebido. Al oído le canto "Feliz cumpleaños" con su mejor voz, que no era la mejor.

Sora rio de las cosquillas que le producía el aire en su oreja izquierda, luego de unos minutos bastante incomodos, Koushirou también le dio un abrazo de cumpleaños (mucho más corto y menos apretado que el del Yagami).

-Vaya.. alcanzo un abrazo? – la voz que preguntaba venia de afuera del departamento. Jou venia llegando con un pequeño regalo en sus manos.

La Takenouchi se sonrojó de los nervios.

"Pero que lindas están nuestras amigas" … Jou le dio un abrazo a Sora mientras miraba a Mimi. Ambas se veian muy atractivas. Mimi en su vestido verdeagua y Sora en uno color amarillo.

-todo un galán, ne? – Taichi tomaba lo último de wiski que le quedaba en el vaso, miraba a Jou con una sonrisa. Se preguntaba en qué momento Jou dejó de ser tímido para volverse una persona segura de sí misma que era capaz de entregar cumplidos sin ponerse colorado. Él con toda su extrovertida personalidad aún no podía, las chicas eran un tanto difícil aún. De hecho, si no fuera por la chica norteamericana, libre de tapujos, que trabajó con él durante unos meses, seguiría virgen.

Marion, era una morena de ojos verdes que llegó de intercambio por 3 meses y Taichi fue el encargado de enseñarle el día a día. En un principio, se notaba tímida… pero con un par de tragos su loca personalidad salía a flote y no había nada ni nadie que la parase. "Vamos a tu casa" le dijo una noche después de compartir varias botellas de tequila. "está todo desordenado, apenas me he cambiado este fin de semana" respondió el moreno nervioso. "No te preocupes, que lo vamos a ir a desordenar más…"

Yamato llegó 20 minutos después. Sólo faltaban Hikari y Takeru que debían ir en camino aún.

Todos conversaban alegres, hacia casi un mes que no se veían. Sora estaba sentada entre Jou y Koushirou que a su vez conversaba con Matt. Mimi estaba buscando música en el laptop de Kou' Taichi se llenaba una vez más el vaso. Si tenía aguante con el alcohol era gracias a Marion, ella sí que ganaba por lejos, jamás había visto a una mujer beber tanto y seguir como si nada.

-cuantas llevas ya? – preguntó Mimi sin alzar la vista – recuerda que aún nos queda ir a bailar.

-no lo sé… no las he contado. ¿Te vas a poner como "mamá Sora"? , me queda bastante todavía, resisto mucho. ¿Quieres uno? – le guiñó el ojo tomando un vaso.

-Estoy tomando cerveza, no me gusta mezclar los tragos.

-No seas aburrida, es el cumpleaños de Sora. Anda… acompáñame con uno – dio vuelta la botella para llenar el vaso, pero nada salió. – espérame traeré más… - iba a salir corriendo a buscar más a su habitación, pero las piernas se le cruzaron y cayó de rodillas al sueño muerto de la risa.

-Tai, estas bien? – ¿Sora llegó a su lado en un segundo, mientras los demás chicos se reían – no crees que es suficiente por hoy?

-déjalo Sora, está en su casa... por ultimo hoy no salimos… lo podemos dejar para la próxima semana. Quedémonos compartiendo hoy acá – Dijo Kou' ayudando a Tai a levantarse.

-Si, es buena idea… - Yamato no estaba muy convencido ya que tenía la intención de estar con una chica.

Sora miró a Mimi y luego a Joe esperando que le dieran su opinión, pero ambos simplemente levantaron y bajaron los hombros en señal de conformidad. "Podemos ir el próximo mes a bailar" la Tachikawa no parecía molesta siendo que se había arreglado para salir. "De todas formas yo no iba a poder ir, en un par de horas tengo turno en la urgencia. Vine para compartir lo que más pudiese con ustedes. Además, la urgencia me queda cerca desde acá" Joe sonrió.

-decidido entonces! – exclamó Taichi – hoy nos quedamos y bebemos acá. ¡Feliz cumpleaños amiga! – el muchacho se llevó el vaso a la boca, pero estaba vacío – espérame voy a traer más.

Sora volvió al lado de Joe que la miró embelesado, no sabía si era el alcohol (que no iba a seguir tomando ya que tenía que ir a trabajar en unas horas más) pero se veía mucho más linda que cuando llegó. Dejó caer su mano sobre la pierna de la pelirroja mientras le contaba sobre los afectados de un accidente que tuvo que atender la semana pasada. Sora se puso tensa, pero al mismo tiempo nerviosa, pocas veces tenían tanto contacto físico entre los dos, Joe casi nunca tenia contacto con nadie. Kou' miró para otro lado y luego de unos segundos se fue a su computadora a ver si podía cambiar la música que había dejado Mimi.

Yamato se quedó un tanto incomodo sentado solo mientras al otro lado Joe coqueteaba con Sora. Era extraño verlos sabiendo que años atrás era él quien tenía ese tipo de contacto y, aún más íntimo, con Sora. Por un instante se le paso por la cabeza ir donde ellos y lanzar "Sora, ¿recuerdas cuando casi nos acostamos una vez en mi casa, pero llegó Tai y arruinó todo?" era bastante desubicado no?, se rio para sí. Iba a sacar un cigarro y pensar en otras cosas pero ya no lo quedaban. "Perfecto!"

Se acercó a la puerta de entrada y salió rápidamente diciendo rápido que iría a comprar.

El dormitorio de Taichi estaba ordenado, muy ordenado. Mimi hasta se sorprendió cuando entró.

-esperabas un chiquero, con ratones, comida tirada y ropa de meses? – Tai se rió por la expresión de la rubia.

-la verdad es que si… me sorprendes

-todos hemos cambiado, aprendí a ser muy ordenado. Encuentro todo más rápido – el moreno le mostró 2 botellas de vino mientras esbozaba una gran sonrisa – lo bueno de trabajar en la consultora son los regalos que me traen los socios. En especial alcohol.

-yo tengo café... mucho café – susurró ella recordando que en su trabajo siempre que quedaba poco de un tipo de café podía llevárselo a su casa.

Se acercó a un estante cerca de la cama del Yagami y se encontró con varias fotos de los chicos elegidos, fotos antiguas y más nuevas. Todos felices, todos sonriendo.

-extrañas las aventuras de antes? – Tai se acercó a ella y tomó una de las fotografías.

-no sé si las aventuras en si… se sufrió mucho cuando dejamos de ver a nuestros digimon. Extraño a Palmon, la última vez que la vi fue en New York hace 4 años.

-es una lástima que la puerta se haya cerrado para siempre.

-después de todo, de los digimon infectados, de las batallas en la ciudad. Creo que fue lo mejor – Mimi recordaba aquellos años con tristeza.

-Extraño no tener las obligaciones de hoy – devolvió la foto a su lugar y le echo una mirada fugaz a la Tachikawa. Se veía triste, se veía… wow!. O era el licor o sus atributos se veían mejor a esa distancia.

¿Hace cuánto que no estaba con una chica?, Marion se había ido hace 5 meses… 5 meses.

-tenemos que hacer nuevas aventuras, no crees? – Taichi se acercó más a ella y le llegó su perfume dulce.

-claro… las aventuras de los elegidos en el trabajo, en la facultad! – Ella rió. Tomó una de las botellas de vino que tenía el moreno y se disponía a salir de la habitación del muchacho – vamos a darle el bajo a estas botellas, ¿te parece?

-podría ser otro tipo de aventuras… – Tai tomó con fuerza a Mimi y la colocó contra la puerta del dormitorio que se cerró de un golpe. Y sin decir nada más la besó.

Sora no notaba la ausencia de Yamato, tenía ojos solo para Joe. Le estaba contando acerca de un terrible accidente que había ocurrido la semana pasada, pero ella veía solo como su boca se abría y se cerraba. De vez en cuando le respondía con monosílabos y sonreía.

¿Se notaba demasiado que estaba loca por él?, no sabía cuándo había empezado todo, de un momento a otro Joe se transformó en otra persona, era intrigante, inteligente. Ya no pasaba todo el día tras unos libros, ahora compartía mucho más, se vestía muy bien.

-No sabes lo difícil que es tener que estar despierto durante las noches. A veces tienes que estar de pie todo el día atendiendo, pero me encanta mi profesión. Valieron la pena todos los años de estudio arduo – Joe la miró con cariño.

Joe no era tonto, sabía que había cambiado y para bien. Por los pasillos de emergencias las enfermeras de turno suspiraban cada vez que pasaba. Muchas veces sintió celos de Yamato y de ser irresistible para el sexo femenino. Ahora el entendía lo que el rubio sentía.

No negaba que le gustaba poder "elegir" con quien acostarse y/o tener un pequeño romance en el hospital. Y no era que tenía que andar buscando. Llegaban solas.

Había olvidado cuantas veces desocupó violentamente su escritorio para desnudar a la nueva enfermera que le coqueteaba. No era un donjuán pero tenía suerte, muchas suerte… había tenido bastantes mujeres. Muchas de ellas le hacían sexo oral detrás de las cortinas de emergencias o tenia sexo rápido en los baños.

Nadie en el hospital sabia, no era de andar ventilando sus conquistas. Al contrario, su vida privada era muy importante y de seguro sus amigos creían que aún era virgen. Uff si supieran.

Y Sora?, como será Sora?... la inspeccionaba cual enferma había llegado a su consulta. La miraba siempre y cuando ella mirara para otro lado no quería que ella pensara que era muy atrevido. Tenía esa impresión que la chica estaba interesado en él. Tenía muchas actitudes propias de las chicas de enfermería. Pero era Sora, ella era así… tierna, bella, preocupada.

Le había colocado la mano en sus piernas hace un rato porque quería comprobar si se ponía nerviosa. Como cuando una vez le cerró el camino a la nueva enfermera de turno, se puso tan nerviosa que no podía hilar una oración, la miró y ella quedó embobada. Ni siquiera tuvo que acercarse más… ella lo besó como si fuese el último beso que daría en su vida. Lo hicieron en la camilla alrededor de 3 veces durante el día. La última vez no fue necesario decirlo ella se desnudó y sin más lo atrajo hacia ella.

-cierto? … Jo'? – Sora lo miró expectante. Arqueó las cejas esperando una respuesta.

-lo siento… estaba pensando en tu regalo de cumpleaños

La muchacha se sonrojó: "asi?... cual sería?" – preguntó riendo.

-uno que no puedo darte enfrente de Kou'

Sora se sonrojo de pies a cabeza. El cuerpo le ardía en calor.

Taichi iba a besarla por segunda vez, pero Mimi se separó de él bruscamente.

-¿estás bien? – preguntó nerviosa - Porque lo que acabas de hacer no es correcto.

La rubia tenía una mirada de desaprobación. Tai dejó la botella de vino en el suelo y se pasó las manos por la cara refregándosela.

-no sé qué pasó. Lo siento. Quizás bebí demasiado, quizás tu escote fue demasiado.

-siempre me visto así cuando salimos a bailar. Lamento que mi escote sea demasiado – se tapó el escote con la botella de vino que tenía. – pero debe existir respeto, somos amigos.

-pues durante unos segundos no te vi como mi amiga de años, te vi como una mujer… bien atractiva he de decir. Te imaginé desnuda en mi cama… y

-okeeeii – interrumpió Mimi totalmente avergonzada. – creo que es suficiente por hoy. Volvamos con el resto. Estas pasado de copas.

Pero Taichi se acercó nuevamente y aspiró profundamente el aroma de su cabello rubio. "¿hace cuánto no lo haces?, ¿lo has hecho alguna vez?" Tai la tomó por la cintura con fuerza y se acercó a su oreja "hagamos algo entretenido aquí… en mi cama, si lo hacemos rápido nadie se va a enterar. Puede ser nuestro secreto"

Y sin más le metió la mano bajo la falda. Mimi dio un respingo de aquellos, lo alejó de una vez y le pegó una fuerte bofetada.

-Esta vez te pasaste Tai… y te pasaste feo.

Le lanzó una mirada de odio y salió disparada al living. Tomó sus cosas y de despidió de todos. Kou' se quedó con su vaso de bebida a medio tragar. Sora y Joe se miraron el uno al otro sin entender.

-¿Qué pasó? – Joe se acercó a Taichi que venía dando tumbos desde su habitación.

-la llamaron, parece que pasó alguna urgencia – mintió el moreno. "Ahora si que la cagué, ¿en qué estaba pensando" . El Yagami se sirvió una copa de vino mientras pensaba en cómo iba a solucionar la estupidez que había hecho. Quería hacerse el galán y le salió como un total patán.

Sora iba a tomar su celular para llamar a su amiga, pero Joe le hizo una negación con la cabeza: "dame unos minutos" le pidió a la Takenouchi mientras arrastraba a Tai devuelta a su cuarto.

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Yamato estaba fumando su segundo cigarro afuera del edificio de Taichi cuando Mimi pasó a su lado. Iba molesta, enojada, pero aun así se le notaban los ojos un poco llorosos.

-Hey, Mimi… espera… ya te vas? – Matt camino a su lado extrañado.

-si - respondió de mala forma.

- ¿paso algo? – preguntó tomando una bocanada de tabaco.

La rubia se paró en seco, lo miró durante unos segundos y le plantó un beso.

-eso no me lo venía venir… - murmuró el Ishida una vez que se separaron – ¿estas molesta porque me desaparecí y querías besarme? – el joven trató de encontrar una respuesta a lo que acababa de pasar.

-¡no seas idiota! – Mimi se lanzó a llorar – ¿puedes creer que el tonto de Taichi me besó y me empezó a tocar en su habitación?... estaba borracho, como pueden ser tan idiotas algunos… si no tienen tragos encima no son capaces de hacer las cosas… y si las hacen, las hacen mal.

-…y me besaste porqueeee…¿? - Yamato no estaba tan sorprendido con lo que había pasado, Tai siempre le decía que si iba a cogerse a alguna de las chicas, seria a la rubia. No pensó en todo caso que lo iba a hacer de esa forma.

-¡no sé por qué lo hice!, ya sabes que hago cosas que ni yo misma me entiendo…

-quizás quieres que tu y yo… no se… puedo acompañarte a tu departamento – Yamato no encontraba que la proposición fuese mala, pero la mirada de Mimi le hizo cambiar de inmediato de opinión– o te acompaño, te dejo y me voy – dijo después.

-es increíble… tu y Tai son iguales…

-a ver me besas y te enojas… ¿que quieres que piense? ¿quieres que hagamos origami? Tenemos más de 20, si me hubieras besado a los 12 te creo. Nos pasan cosas, tenemos hormonas Mimi. De seguro a ti también. Tai se equivocó – lanzó un bufido, pero la miró con una sonrisa – pero no digas que tu tampoco, eh?... que también me besaste. También debería estar molesto.

-Pe..pero es distinto

-¿porque soy hombre? ¿Es por eso que debo dejar que cualquier mujer me bese y no me debo molestar?, debería estar furioso contigo.

Mimi lo miró confundida mientras Yamato fingía estar absolutamente enojado.

-Tai… el me debería haber preguntado…

-¿me preguntaste a mí? – interrumpió el rubio.

- Vamos la última vez en el karaoke me preguntaste si quería tener algo contigo… - Mimi se ofendió.

-solo un polvo y listo Mimi… ¿acaso no son tan liberales en EEUU?, ¿no me habías dicho eso?... que los japoneses con respecto al sexo éramos cuadrados de mentalidad.

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-Me gusta.

Joe quedó mirando a Taichi un largo rato esperando más palabras: "¿Mimi?" – preguntó al fin.

El moreno se quedó callado.

Su corta pero intensa relación con Marion había sido increíble. Había hecho en 3 meses todo lo que debió hacer durante su adolescencia. Fumó marihuana como animal y empezó a beber todos los días. El sexo cuando estaba borracho y fumado era tocar las estrellas. Ella siempre estaba disponible para un polvo, siempre quería. Pero cuando todo terminó y ella volvió a EEUU, las cosas se volvieron aburridas, las mujeres japonesas eran muy tímidas… necesitaba una mujer que lo volviera loco, que hicieran y deshicieran con él en la cama, pero se encontró con chicas que después de una cita casi le estaban exigiendo matrimonio para abrirle las piernas.

Estuvo un tiempo de cita en cita, lo más lejos que llegaba era un beso apasionado y unas caricias locas sobre la ropa. Pero quería acción y no llegaba. Fue entonces cuando en el último karaoke escuchó a Mimi hablar con Yama'. Tenía mentalidad occidental, muy liberal… y la empezó a mirar distinto. A ella no le molestaba que Tai la abrazara constantemente o que se acercara demasiado.

"Si tuviera que elegir entre Sora y Mimi… sería Mimi. Debe saber cómo se hacen las cosas… su pasada por EEUU la cambió…" le dijo una vez a Yamato en un bar después del trabajo.

-¿Te gusta Mimi? – volvió a preguntar Joe.

-como no gustarme… mírala por favor! – Tai se levantó súbitamente y le puso en la cara una fotografía de la chica de hace un tiempo atrás mientras todos disfrutaban de la playa. – la viste hoy, también?, ¿viste como se estaba?

El Kido miró la fotografía, pero sus ojos se posaron en la pelirroja que abrazada a Mimi.

-Hoy la besé… - continuó el moreno – me equivoqué. Debí haberle dicho primero el cómo me siento, pero creí que con su mentalidad más occidental iba a ser distinto. Marion era distinta.

Joe lanzó un suspiro y se acercó nuevamente a su amigo: "Marion es nacida y criada en EEUU, Mimi vivió un par de años allá… no es lo mismo. Quizás haya cambiado un poco, pero sigue siendo la Mimi que conocemos"

Taichi iba a contestarle pero su celular comenzó a sonar. Era un mensaje de Yamato: "Voy a ir a dejarla a su casa… vuelvo en unos 20 minutos. Tenemos que conversar"

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-Pasa… no hay problema

Mimi dejó su bolso en el sofá y se dirigió a la cocina a servirse un vaso con agua. "¿quieres?" preguntó.

Yamato negó con la cabeza y fue a sentarse. Se quedó mirando por largos minutos el mensaje que le había enviado a Taichi. Ya habían pasado más de 30 minutos y aun no volvía a su departamento.

Mimi fue a su dormitorio, pasó al baño, volvió a la cocina, se devolvió al dormitorio. Estaba nerviosa. Caminaba de un lugar a otro. "Es momento de demostrar con acciones lo que digo" se dijo a si misma segura lanzando una última mirada al espejo.

-Yamato… - llamó la rubia desde su dormitorio. – ¿puedes venir por favor?

Sintió los pasos del Ishida acercarse. Bajó las luces del cuarto y se quitó lo último que cubría su cuerpo: un collar plateado. Ya estaba bueno de ser tan mojigata, habían pasado varios años… debía ser lo que decía. Era una mujer decidida.

Cuando Matt la vio quedó pegado al umbral de la puerta, se le cortó la respiración. Mimi estaba completamente desnuda frente a él. De pie junto a la cama.

-solo un polvo, ¿no? – dijo la Tachikawa acercándose.

Le tiró de la camisa y al tenerlo tan cerca su respiración le hacía cosquillas en la frente, era una respiración alborotada. Ella subió la mirada y ahí estaba él… sin palabras, nervioso. Había sido todo tan rápido.

Lo que Yamato alcanzaba a ver le encantaba, era perfecta. No se cansaba de contemplarla.

-¿te me vas a quedar viendo durante toda la noche o acaso…?

Pero no alcanzó a terminar el rubio la calló de un beso, la comenzó a besar por el cuello, por los pechos mientras se quitaba la ropa. La agarró en un abrazo y la llevó a la cama.

Después de varios minutos de besos y caricias y cuando ya no podía aguantar más la embistió sin preguntar una y otra vez escuchando los gemidos de la muchacha en su oreja.

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Continuará…