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Lore-chan


Chapter 8

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Yamato se sentía ridículo. Se miraba de reojo en todos los espejos y reflejos que encontraba en el camino. Trataba de taparse el rostro cada vez que alguna chica lo quedaba viendo más tiempo de lo que se debía.

¿En qué momento permitió a Hikari que le pusiese base de maquillaje a sus moretones?

Después del caos que se armó la tarde del domingo donde Hiroaki Ishida descubrió que sería abuelo, que Takeru fuese reprendido como nunca antes en su corta vida lo fue y que la pequeña Yagami se desplomase en los brazos de Yamato, todo pasó a ser calma. Una calma demasiado incómoda, pero calma al fin y al cabo.

El padre de los menores ya había dicho todo lo que pensaba, todo lo decepcionado que estaba y al ver a su futura nuera desmallada su enojo pasó a preocupación.

Finalmente, la pareja perdió el tren de vuelta a Kioto.

Hikari, más repuesta, durmió esa noche en la cama del rubio mayor como exigencia del señor Ishida y sus dos hijos fueron obligados a compartir el incómodo sillón del salón. Poco le importó a Hiroaki que Yamato tuviese una importante entrevista en el Conservatorio de Música y que se hubiese enterado ese mismo día que iba a ser tío. Ambos hermanos fueron castigados de la única forma que el hombre encontró.

Al día siguiente, su cuñada, no encontró mejor idea que tapar sus moretones – debido a sus peleas con el hermano de la misma– haciendo uso de sus productos de belleza y tras convencerlo por casi una hora, Yamato le dejó ponerle una de esas cremas color piel. Se sentía tan gay y su hermano partiéndose de la risa a su lado lo hacía sentirse así aún más.

Una vez finalizada su labor, el rubio mayor tuvo que admitir que Hikari había tapado todo con gran habilidad, pero desde que cerró la puerta del departamento vistiendo un traje de dos piezas sintió que todo el mundo lo miraba… era la primera y última vez que se dejaba maquillar. Y esperaba que la entrevista lo hiciera valer la pena.

Miró nuevamente su celular, quedaban menos de 10 minutos para que lo llamaran.

Desde que había llegado al edificio y la chica de la recepción le pidió que esperase que el director fuese por él, no lograba detener el movimiento de su pierna derecha. Tenía unas ganas enormes de enviarle un mensaje a Sora, después de todo ella era la única enterada, pero sabía que tras la discusión que tuvieron en el departamento de la pelirroja, no lo creía posible.

Tenía una mezcolanza de sentimientos dentro de él.

Había sido un fin de semana demasiado agitado, en todo el aspecto de la palabra. Sus sentimientos hacia Sora fueron rechazados. Sabía que eso podía pasar, demoró muchos años en ser sincero… tantos que hasta él mismo terminaba preguntándose si realmente sentía lo mismo que sintió por ella durante su adolescencia. Y luego, apareció Mimi… lo más inesperado de todo.

Llevaba meses llevándose bien con la Tachikawa, cantando juntos en el karaoke, compartiendo en un par de meses lo que no hicieron en años. Nunca había negado que ella fuese atractiva, porque sería un mentiroso, pero amanecer en su cama después de una noche de pasión era lo último que esperó. Y tocarla y sentirla disparó en él una extraña sensación dentro de sí, que lamentablemente, fuese lo que fuese… tenía que desecharla.

Había traicionado a su amigo y no iba a volver a hacerlo.

-¿Ishida Yamato? – preguntó una chica morena de ojos verdes y largo cabello trigueño.

La chica se parecía demasiado a Marion, sus mismos rasgos extranjeros, eso fue lo primero que pensó el rubio cuando la vio, pero su cabello era idéntico al de Mimi – antes de todos los cambios de color, por supuesto – pero la chica se notaba ser más joven que aquella muchacha con la que el Yagami pasó tres meses. Marion era 2 años mayor a Taichi… esta morena parecía tener la edad de la Tachikawa.

Yamato se levantó un tanto confundido, quizás sí era ella…así que por más que trató de quedarse callado y con la duda, la pregunta salió de su boca sin que pudiera evitarlo.

-¿Marion? - La morena alzó sus cejas sorprendida. Y el Ishida trató de buscar en su memoria el apellido, Taichi se lo había mencionado en más de alguna ocasión - ¿Marion Tyler?

Finalmente, la chica al escuchar el nombre sonrió.

-Siempre nos confunden – rió - ¿conociste a mi hermana?

-¿Eres hermana de Marion?

-Sí… lo soy… ¡oh! – Exclamó olvidándose de donde estaba en ese momento - ¿Fuiste amigo de ella mientras estuvo acá?

-En realidad… - Yamato no creía correcto seguir con la conversación. De hecho, no sabía si debía contarle a Taichi que se había encontrado con la hermana de la mujer que lo dejó loco de amor durante 3 meses – disculpa, pero…

-oh sí, discúlpame a mí. Es tu turno. Ultima puerta al final del pasillo – explicó haciéndose a un lado – Mucha suerte, Yamato.

-Gracias… - el rubio se acomodó la corbata y antes de comenzar a caminar, ella habló.

-Por cierto… Soy Susan Tyler.

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Mimi abrió el armario de Taichi buscando algún suéter qué ocupar. El día había amanecido muy helado y ella no cargaba con nada que la abrigase.

Paseó sus manos por las prendas colgadas, todas muy ordenadas. Su ropa correctamente doblada, solo faltaba que estuviese separada por colores, pensó la pelinegra. Taichi había cambiado mucho, al menos en lo que en orden se refería, bueno también había cambiado en otras… aunque siempre conservando su esencia.

Cuando el moreno inauguró el departamento estaba todo patas para arriba, era una verdadera aventura llegar al baño saltando cajas y cosas desparramadas por el suelo. Ahora todo era muy distinto, su hogar siempre estaba ordenado y limpio. Mimi se asombró cuando en una de las reuniones que se organizaron en casa del Yagami éste hubiese cambiado el sillón y que el sillón combinara con las cortinas y con la alfombra.

Y todo muy masculino.

Su dormitorio era realmente acogedor. ¿Por qué había cambiado tanto en ese aspecto?

-¿encontraste algo? – preguntó el moreno entrando a su cuarto apremiando – Aki, me acaba de llamar y me dice que quiere que avancemos un trabajo…

-¿Estará bien? – Mimi sacó un polerón rojo de su amigo con cuidado para no desordenar nada y se lo colocó frente al espejo apreciando lo grande y suelto que le quedaba – ya sabes… por lo de Misa…

-No le pregunté, ¿debería? – miró a la Tachikawa confundido.

-Si eres su amigo deberías, Tai. No debe haber pasado un buen fin de semana sabiendo que la chica con la que se iba a casar lo estaba engañando hace años.

-No soy bueno en eso, Mimi – dijo cruzándose de brazos.

-Tampoco eras bueno en ser organizado, limpio y responsable – rio ella – Puedes aprender, como aprendiste a combinar tus muebles…

El moreno esbozó una sonrisa triste. Había sido Marion quien había ayudado en su cambio, fue ella que con paciencia le enseñó y, al irse, él continuó haciéndolo. Pero no se lo iba a decir a Mimi, se haría ver como un inútil que necesita que una mujer lo esté llevando de la mano a mejorar su vida.

-Bueno hay cosas que se pueden aprender más fácil que otras, además para dar consejos se tiene que tener experiencia en esos temas y yo… no soy experto.

-No es necesario ser experto, simplemente debes tenerle aprecio a esa persona y decirle lo que es mejor para el – Mimi se había acercado a Taichi quedando a escasa distancia – Por ejemplo, yo quiero que tú seas feliz y que encuentres a una mujer que te haga inmensamente dichoso, porque a pesar de que eres muy impulsivo y te encanta andar golpeando a las cosas y a los demás – rió – tienes un corazón gigante Taichi, eres un excelente amigo… eres… - Mimi se detuvo a mirarlo y por momentos se quedó sin palabras. ¿Desde cuándo su color de piel era tan bonito? ¿Desde cuándo esos mechones rebeldes lo hacían ver tan atractivo? Ni que decir de sus ojos marrones – Eres… especial.

El moreno tragó con dificultad.

Se decía una y otra vez a si mismo que debía controlarse, no debía cometer los mismos errores una vez más. Iba a ir despacio… pero Mimi estaba, a su parecer, muy cerca. Además le decía todo aquello. ¿Se lo estaba diciendo para que él supiera qué debía hacer con su amigo Akihiro? O ¿se lo decía porque ella lo estaba sintiendo?

Optó por obviar y le colocó una de sus manos en su cabeza golpeándola un par de veces con delicadeza.

-Entendí – sonrió y nunca antes una sonrisa le había costado tanto – hablaré con él.

Taichi se separó de Mimi y salió del dormitorio en dirección al salón dejando a la pelinegra sola. A la ojimiel se le hizo un nudo en la garganta de la nada. ¿Quería que su amigo le respondiera de la misma forma?

¿Qué demonios le estaba pasando?

-¡Pasaron los cinco minutos! – Exclamó el moreno desde la otra habitación – No alcanzaremos a llegar si no salimos ahora.

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La miró detenidamente, una y otra vez, no aparentaba tener 18 años. Era demasiado delgada, demasiado menudita, pero ahí estaba, sentada en el comedor esperando que Takeru le llevase desayuno, pálida como el papel.

Hiroaki recordó a su ex mujer, había sufrido mucho en su primer embarazo cuando esperaba a Yamato y esa chica estaba pasando por lo mismo.

No lo podía creer… ¡era muy joven para ser abuelo!

El padre de Takeru se terminó de acomodar su corbata y fue a sentarse frente a la castaña.

-Entonces ¿tus padres aún no saben? – preguntó bebiendo su café. Ella negó - ¿Cuándo piensan contarles?

-Iba a venir el próximo fin de semana… - interrumpió su hijo menor mientras colocaba un bowl con fruta y leche frente a su novia para que comiera – iba a hablar contigo y con los señores Yagami.

-¿Ibas? ¿solo?

-Hikari no lo pasa bien en los viajes, muchas nauseas – explicó.

-¿Cómo vas a seguir estudiando?, ¿cómo vas a solventar los gastos de una familia TK?

Ambos jóvenes se quedaron en silencio. Se habían preguntado eso tantas veces, parecía tan fácil buscar un trabajo, buscar un lugar donde vivir y ser una familia feliz. Pero la realidad golpeaba sin piedad y desde que los dos supieron que serían padres habían decidido que lo mejor era congelar sus estudios por un tiempo. El Takaishi había estado buscando trabajo en Kioto, pero era muy difícil, más al ser tan joven y sin estudios.

Su padre notó la angustia en ambos.

-Estoy muy decepcionado de ti Takeru, pero al mismo tiempo no puedo hacerme el desentendido – torció la boca encontrando las palabras para continuar –… tienes que hablar con Yamato para comenzar, como ves el departamento tiene solo dos habitaciones y si a tu hermano le va bien en la entrevista lo más probable es que deba irse a Tokyo.

-¿Estás diciendo que podemos…vivir acá? – una lucecita de esperanza de prendió en el rubio.

-Primero debes hablar con tu hermano y en cuanto a ud – dijo mirando a la castaña – hoy llego temprano del trabajo… iremos hoy mismo a contarle a sus padres y yo como progenitor del irresponsable que eligió como padre de su hijo, voy a acompañarlos.

Hikari asintió con una sonrisa.

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Sora sabía que Yamato se había comportado como un verdadero imbécil, pero quería saber cómo le había ido en la entrevista, después de todo eran amigos.

Lo que haya pasado antes entre él y ella, estaba enterrado en el pasado. Ahora ella estaba caminando sobre blancas nubes… ¿Así se sentía estar enamorada? ¡Porque era lo máximo!

-Ten – Joe le extendió un café – debes estar despierta para tu examen

El Kido no tenía que ir ya a la universidad, él estaba en etapa de entrega de tesis junto con su paso de interno en el hospital, pero de todas formas ese día se levantó temprano y fue a buscar a Sora a su departamento para luego traerla a su facultad.

-No tenías porqué traerme, Joe – dijo Sora con ambas manos en el vaso térmico de café – deberías haberte quedado descansando, después de todo debes estar a las 12 en el hospital para comenzar tu turno.

El chico de lentes se inclinó un poco y le robó un beso.

-Esto es mejor que estar descansando – aquello hizo sonrojar a la pelirroja. Se volvió a inclinar, ahora tomándola de las mejillas y el beso fue más largo.

Sora terminó rindiéndose y le pasó su brazo libre por el cuello para acercarlo más. Se sentía como una adolescente, con mil mariposas jugando y chocando en las paredes de su estómago.

Se separaron cuando ya necesitaban aire y la Takenouchi lo miró a los ojos extasiada mientras Joe jugaba con sus dedos contra el rostro de ella, formando círculos que le producían pequeñas cosquillas.

-Me gustas mucho… - susurró ella sin poder apartar la vista.

-Y tú a mi… - sonrió el peliazul con ternura – ahora debes ir por ese examen, van a dar las 9 y quiero una excelente nota – se acercó a su oído para susurrar – porque de ser así, voy a llevarte a un lugar muy especial luego de cenar este viernes.

Sora enrojeció y atinó a asentir nerviosa. Se dieron un último beso y ella comenzó a caminar hasta los salones de su facultad dejando a Joe Kido en medio del patio.

La observó alejarse, y no fue que hasta desapareció de su vista que él se movió. Dio me día vuelta y se encontró de frente con una chica de cabellos oscuros y ojos verdes.

La conocía muy bien, demasiado bien para su gusto. Era su compañera en el hospital con la que regularmente mantenían relaciones.

-¿Tienes novia? – preguntó enojada.

-Sarah…

-¡¿Tienes novia?! – exclamó provocando que algunas personas dieran vuelta a mirar a la ambos.

-Sarah… deja explicarte.

-¡Soy una idiota! – se dijo a si misma cerrando los puños – creí que… - miró al Kido que trataba por todos los medios de hacerla bajar su voz. No quería un escándalo allí, alguna compañera de Sora podría verlos e ir con el chisme - ¡Eres igual a todos!

Joe tuvo que tomarla del brazo con fuerza, mientras ella se resistía y le gritaba lo poco hombre que era, la llevó hasta la esquina de uno de los edificios que colindaba con la muralla que daba a la calle, habían un par de árboles que lo escondían un poco del resto. Había descubierto ese lugar gracias a una chica muy apasionada de Diseño que adoraba hacerlo al aire libre.

-¡Imbécil! – Le gritó empujándolo con sus manos contra el pecho - ¡Me mentiste!

-No te mentí… hasta ayer… en que nosotros… en que tu… - no sabía cómo explicarse.

-¿en que nosotros lo hicimos sobre la camilla? ¿o en que yo te la chupaba en el armario del aseo? – Preguntó con ironía – dijiste que te gustaba.

-Y me gustas – indicó incomodo – pero ella me gusta más.

-¿Te gusta más? – bufó – veamos quien te gusta más…

Lo agarró del cuello y lo acercó para comérselo en un beso.

El peliazul tenía que admitir que su compañera sabía lo que hacía, Sora era muy tímida en muchos aspectos y aunque ambas besaban muy bien, le gustaba que Sarah tomara la iniciativa.

El beso se tornó demandante a un nivel en el que Joe comenzaba a necesitar un cuarto vacío, la de ojos verdes lo supo y sin que darle tiempo de reacción metió su mano dentro del pantalón buscando su objetivo.

-No… Sarah… aquí no – jadeó él cerrando los ojos al sentir la mano de ella cerrándose a su alrededor.

-No te voy a dejar ir tan fácilmente… te voy a gustar más…

Y su boca bajo de su cuello, pasó por su pecho… luego por su estómago y se quedó cerca de su entrepierna. El Kido miró para todos lados, respirando azorado.

Esto no iba a ser fácil.

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-¿Sabes que la consultora está buscando un analista de inversiones trainee?

Taichi estaba en la cafetería de la facultad de Economía y Negocios de la Todai junto a Akihiro tratando de terminar un informe que debías entregar en el segundo período.

El trigueño no había hablado mucho desde que se juntaron, se saludaron con un leve movimiento de cabeza y se sentaron de inmediato. Taichi podía notar que su compañero no había descansado en todo el fin de semana, sus profundas ojeras, sus ojos rojos y su rostro cansado lo delataban.

Al informe solo le quedaban agregarle algunos gráficos y descripciones y mientras Aki lo hacía en su laptop, el moreno aprovechó de leer su correo… fue allí que encontró en el correo de su empresa uno en el que buscaban un analista trainee y además una secretaria para recepeción del piso en el que el trabajaba medio tiempo.

Para el puesto de analista, pensó de inmediato en Akihiro y para el de secretaria… le envió un mensaje a Mimi. Después de que la despidieran, era obvio que iba a necesitar uno.

Ya se la imaginaba trabajando con él.

-No lo sé, Tai – respondió el trigueño escondido tras el computador – voy a terminar este semestre, me graduaré y me devolveré a Nara.

-¿A Nara?

-Mi familia es de allá… - le recordó.

-Lo sé, lo sé… pero ¿Por qué?... digo, sé por qué pero… - las palabras de Mimi vinieron a su mente, tenía que preocuparse por las personas que le importaban – Aki, no dejes que una chica te cague la existencia, tienes el mejor promedio del curso… si postulas es casi ciento por ciento seguro que quedes, puedes ir escalando. Es una excelente empresa… de hecho me asombra que se hubiesen fijado en mi – rio sintiéndose ridículo, pero retomó la seriedad al notar que el chico lo estaba mirando – tu ex prometida es una tonta, tu eres un excelente tipo… no te culpes bajo ninguna circunstancia o te romperé el rostro a golpes y, créeme que tuve un fin de semana de mierda donde practiqué bastante. ¡Al diablo con Misako! Al diablo con esa mujer infiel que no te valoró… y ¿sabes qué? ¡Qué bueno que la hayas descubierto y hayan terminado!… porque ahora te lo puedo decir: era la mujer más aburrida, insípida, desagradable y desabrida que jamás haya conocido. No era para ti, amigo… eras demasiado bueno para esa bruja.

-Taichi… - Aki le sonrió.

-¡Así que vas a postular! – Interrumpió – y de paso me ayudas con la compra y venta de bonos europeos que no logro entender.

-Eres un buen amigo, Tai – agradeció Aki – Solo déjame pensarlo… aún estoy muy confundido. No es fácil saber que la persona con la que estuviste tantos años, te engañaba. Yo en verdad quería estar siempre con ella.

-¿Siempre? – bufó el Yagami – tu vida habría sido una mierda al lado de esa mujer, prometo presentarte una que valga la pena… aunque… de las que conozco, una es mi mejor amiga, la otra es mi hermana y supe que está embarazada y la otra es una amiga de la cual me enamoré… no tengo muchas opciones para ti… lo siento.

Akihiro rió.

-Debo suponer entonces con tu resumen que Takenouchi es tu mejor amiga, te enteraste este fin de semana que serías tío, sino me lo habrías dicho la semana pasada y que te enamoraste de Mimi…

-Eres una maldita versión trigueña de Yamato… - masculló Taichi al verse descubierto tan fácilmente.

Akihiro comenzó a reír e internamente le agradeció a su compañero que al menos por un par de minutos le hubiese levantado el ánimo. Ahora que había dado por finalizada su relación con su novia de años, estaba definitivamente solo en Tokyo y saber que al menos contaba con alguien como Taichi para apoyarse cuando estuviese mal, era muy importante para él.

-Disculpen – interrumpió un chico con un mapa entre sus manos – pero esta universidad es gigante.

Tanto Taichi como Akihiro lo quedaron mirando, era un chico muy rubio de ojos verdes con rasgos occidentales.

-Estoy buscando el salón A-567.

-¿Econometría? – preguntó Taichi alzando una de sus cejas. Había sufrido tanto con ese ramo que estuvo noches y noches soñando que quemaba ese salón.

-Eso creo…– sonrió – no es para mí, es para mi novia… tuvo que ir a otro lugar y comienza las clases en dos horas más. Le voy a mandar una guía de cómo llegar más rápido.

-Oh!, es cierto… hoy llegan los de intercambio – recordó Aki – no es muy lejos en todo caso… está en el tercer piso del segundo edificio antes del labotario de computación. Es el edificio con ladrillos caoba.

-muchas gracias.

-¿También eres de intercambio? – preguntó Taichi curioso.

-No, yo… vine siguiéndola… - respondió un poco sonrojado.

-Otro enamorado empedernido… - susurró el moreno.

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Mimi había tenido que aprender a no meterse en vidas ajenas. Tenía que admitir que le costaba bastante, pero con el tiempo se dio cuenta que si no podía siquiera superar el término de su relación con Michael, no debía inmiscuirse en la de los demás.

Pero lo que acababa de ver, le competía en demasía.

Había visto a Joe y a Sora besarse en medio del campus como una normal pareja, de hecho, estuvo a punto de gritar de emoción al ver que al fin su amiga estaba con la persona que quería, también estuvo a punto de gritar de enojo ¡¿Cuándo, cómo y por qué?! Que ella no sabía nada, ¡Qué mala amiga era Sora que se guardaba tamaña noticia!

Era rebozaba de felicidad por la pelirroja, hasta que, después de que sus amiga se alejara, se acercó una chica de piel clara y cabellos oscuros a reclamarle algo a Joe.

¡¿Tienes Novia?!

Había gritado a todos pulmón.

Mimi no creía capaz al Kido de jugar a dos bandos, menos si estaba en medio una de sus amigas, ¡Menos si era Sora!

Vio como tomó a la muchacha del brazo y los siguió a una distancia prudente.

Toda la figura de hombre intachable que ella creía que Jou Kido era, se fue al suelo cuando lo vio besándose contra uno de los edificios con esa chica de ojos verdes, peor fue cuando después los vio tocándose de manera muy descarada a plena luz del día y tan temprano.

Mimi no iba a dejar que su amigo le viese la cara a Sora, menos sabiendo lo enamorada que estaba la pelirroja de él.

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Tengo que pedir disculpas…

Ando con falta de inspiración para mis historias antiguas. Por ello he estado escribiendo otras, para despejarme y la verdad el maldito kamisama de la inspiración me abandonó. No se si será el trabajo o que mierda… pero no me deja escribir!

Es horrible!

Lamento si el cap no fue de su completo gusto, pero voy avanzando hacia mi objetivo leeeento, pero seguro.

Os quiero, Os adoro

Nos leemos

PD: vieron el OVA 4? Yo lo encontré malísimo. Rescato la parte mas tierna de todo el ova cuando Gabumon llama todo sonrojado a Yamato-KUN … cosa mas rica! Mori de amor. Lo demás NEXTTT esperando al 5to que sale A FIN DE AÑO! No será too much digo shooo?

Ni un respeto con el digifan