Hola! Solo pasaba por aquí para dejar el final de este fic.

Como siempre, me embarga una sensación de inquietud, de satisfacción y de tristeza al mismo tiempo. Espero que sea de su agrado, pues lo hice de todo corazón, aunque me haya tardado, principalmente por el trabajo. Si tienen dudas o comentarios, háganmelo saber.

Si alguien quiere seguir al pendiente de mis futuros fics, esa info viene en las notas del final.

Y…por cierto, hoy es mi cumpleaños

Gracias.

Las canciones de hoy son: "Forgive me" de Evanescence y "Víveme" de Laura Pausinni.

Disc. RotG y The Guardians no son de mi propiedad, escribo esta historia sin fines de lucro, etc.

EN FIN.

Los invito a leer!

Stay with you

Capítulo 16: El sacrificio

North bajó el hacha que estaba sosteniendo en sus manos cuando creyó reconocer al hombre – más bien, al Pooka que estaba parado frente a él. A su alrededor, todo parecía estar cayéndose a pedazos, pero no veía tanta sangre como hubiera esperado ver, y también le parecía que poco a poco había menos ruido, y la gente estaba más dispersa.

El Pooka tenía las manos en alto, pero al observarlo bien, North se dio cuenta de que no se veía asustado, más bien parecía que se estaba esforzando por hacer que su interlocutor lo mirara con atención. Y eso fue lo que hizo entonces. Y si bien se había equivocado, pues este Pooka no era a quien él esperaba, había algo en él que le decía que estaba bien, que podía bajar la guardia un momento.

-Demonios, yo… ¿e…es usted un Bunnymund?

El Pooka asintió.

-Heath Bunnymund. Soy el hermano mayor de Aster.

North se relajó lo más que pudo. Había otra mujer, Pooka, cerca de ahí. La había visto luchar y se había sorprendido por la forma en que lo hacía, defensiva, pero sin ningún problema para dominar a quien tuviera en frente.

-Usted debe ser North-, siguió hablando el pooka, sin dejar bajar los brazos, quizás intnetando mostrarle que no iba a hacerle daño alguno. Un Pooka promedio podía ser más fuerte que cualquier humano-, Aster nos habló de todos ustedes y sabemos lo que significan en su vida. Venimos a ayudar.

North bajó el hacha del todo.

-Sí, soy North. Y…gracias. Puedo ver que lo han hecho.

A su alrededor, los últimos sujetos que habían venido a atacarlos se rendían y huían.

Las doncellas se habían atrincherado en la cocina, desde donde lanzaban pedazos de carbón y madera encendidos. Los mozos habían hecho lo posible por mantener a los atacantes a raya con ayuda de Sanderson. North y Tooth habían hecho lo posible por defender a Jack, hasta que lo habían perdido de vista.

En este momento, quitándose todo eso de la cabeza, North pudo por fin pensar otra vez en él.

-Si ustedes están aquí quiere decir que Aster también ha venido-, Heath asintió.

-Fue a ayudar a su esposo, nosotros decidimos venir a ayudarlos a ustedes.

A North le llamó la atención la serenidad solemne de este sujeto. Sin embargo, no le pareció extraña ni fuera de lugar. Suponía que todos los Pookas eran así en mayor o menos medida. Su presencia con ellos ahora – y la implícita presencia de Aster, lo ayudó a sentirse tranquilo, cuando menos un poco más de lo que estaba antes.

-Acompáñeme, por favor. Debemos terminar con esto.

.

.

.

Ya habían pasado dos, quizás tres horas desde que hubiera llegado y pasado la media noche.

A excepción de sus ocupantes originales y los dos Pookas, ya no había nadie más en la mansión. Algunos estaban heridos, por ejemplo Sanderson, que había terminado con una pierna lastimada, pero en general no hubo nada qué lamentar. Las pérdidas materiales eran reparables.

Lo que quedaba por resolver después de que todo se calmó, era dónde estaban Jack y Bunny. Y ahora que todos estaban al corriente de la situación que afectaba a Jack, se preguntaban qué era lo que podía haber sucedido con él.

¿Estaría bien? ¿Dónde estaba? ¿Cómo estaba?

A pesar de que las cosas estaban relativamente tranquilas ya, había una nube de pesar dando vueltas por la casa, incansable, e inextinguible. Los Pookas aprovecharon la quietud para presentarse adecuadamente como los hermanos mayores de Bunny, y le informaron al resto lo que Heath ya le había dicho a North, que Aster venía con ellos.

-Lamentamos no poder ofrecerles mucho en este momento-, dijo North de pronto, rompiendo un poco el incómodo silencio que se había formado-, la casa es un desastre y nos tomará días levantarla, además, debemos cuidar de los heridos.

-No hay ningún problema-, Camellia se sentó en el primer escalón que iba al segundo piso, y se estiró un poco-, no necesitamos comodidades. Pero creo que seria necesario que vayamos a buscar a nuestro hermano.

Esto último lo agregó volteando a ver a Heath, como preguntando su opinión.

North, Toothiana y Sanderson se miraron, sin estar seguros de que esto fuera una buena idea.

-Quizás sería mejor esperar- repuso Tooth- además, hay muchas cosas que hay que aclarar y explicar en caso de que…

-En caso de que el esposo de mi hermano no se encuentre bien-, completó Heath, antes de soltar un pequeño suspiro-. No se preocupen por nosotros. Si alguien necesita respuestas en este momento es Aster.

Hubo un nuevo silencio.

-Quizás sí deberíamos ir a buscarlos.

.

.

.

El cielo parecía haber cambiado por completo de aspecto desde la última vez que Aster había levantado la mirada para observarlo. Estaba más oscuro, no había estrellas ni luna.

El silencio era profundo, lleno de vacío, frío, y se clavaba como millones de agujas a su piel. Aster procuraba no poner más atención a este sentimiento de dolor que se sujetaba a todo su cuerpo con fuerza. Había más. Era otro tipo de dolor el que lo dominaba, uno grande profundo; resonaba en su interior, como una piedra dentro de un jarrón de barro; hueco y roto.

Aún sostenía a Jack en sus brazos. Había terminado por dejarse caer al suelo, aún manteniéndolo cerca, lo más cerca de él que le fuera posible tenerlo.

Su cerebro hacía un buen rato que había dejado de funcionar como debía. Solo tenía una cosa clara en este momento; Jack no estaba. Ya no. Ya no como él hubiera querido, ya no como cuando tuvo la oportunidad de detener todo esto y no lo había hecho.

Jack…su pequeño, etéreo y perfecto esposo.

Ahora solo le quedaba yacer ahí, a un lado de él, observando sus facciones dormidas- dormidas, sí, porque Aster se negaba a pensar de cualquier otra forma en este momento; su esposo estaba dormido, y quizás nunca despertaría, pero el sueño es algo mucho más soportable y agradable que todo lo otro que pudo haber pasado…que no se atrevía a pensar. Que no podía simplemente poner en su cabeza como si nada.

Así, si Jack solo dormía él tenía una oportunidad para engañarse a sí mismo e intentar ser feliz, aunque fuera por unos segundos.

Él…no quería ver la realidad. No quería caer en ella otra vez y llegar a la conclusión de que, por segunda vez en su vida, había perdido a la persona que más amaba, en circunstancias que bien pudieron haberse evitado.

Pero esto era aún peor; porque a Jack lo había amado de una forma mucho más natural y pura. A Jack lo había amado con tal intensidad que ahora su cuerpo resentía la fuerza de semejante sentimiento dentro de él. Se sentía inquieto, como si su cuerpo quisiera gastar toda la energía acumulada de este amor que pareció nunca haberse consumado por completo, pero no podía hacerlo. Lo único que quería, lo único que se sentía realmente capaz de hacer en este momento, era quedarse aquí, acostado, enroscado alrededor de su esposo esperando por cualquier cosa que pusiera fin a su sufrimiento.

Su mente intranquila y desgastada deliraba con él; con sus ojos abriéndose, mirándolo con una gran sornisa en sus labios. Con su voz pronunciando su nombre, con amor, con ternura. Sus brazos, suaves, delgados, agarrándose suavemente a su cuello, como pidiéndole que se quedara y que no lo dejara por nada del mundo.

Pero el dolor, a estas alturas Aster ya no estsaba seguro de poder resistir el dolor. Casi deseaba, hubiera sido algo mejor en su opinión, verlo deshacerse en el aire como la criatura mágica y etérea que siempre había imaginado, que esperar teniéndolo aquí en brazos, deseando escucharlo hablar, sentirlo moverse sin que su espera rindiera fruto alguno.

¿Qué se hace cuando la vida ha sido cortada así, de tajo, tan repentinamente?

¿Qué alternativa queda cuando la única razón por la que se vivía ya no está?

Ni vivir media vida podría compararse a esto. Esto era vivir el milésimo de una vida, solo aquí acostado a un lado de su esposo, esperando cualquier señal de vida por lo que a él le quedara de vida.

Se preguntó cuánto duraría. Con su mala suerte, podría ser mucho, mucho tiempo. Lamentó que la espada se hubiera quedado clavada con Pitch. Podría dar un mucho mejor uso ahora.

.

.

.

Pasaron horas antes de que se decidieran a buscarlo, y en realidad, North ya estaba más que resignado a lo que sucedería cuando Heath le ayudó con sus desarrollados sentidos a descifrar el recorrido al centro del laberinto.

Lo que no esperaba era que la escena ante sus ojos fuera tan desesperanzadora; no tanto por Jack, pues ya estaba prácticamente resignado a perderlo a él, pero ciertamente nada lo hubiera preparado para ver a Aster- a ese Pooka tan fuerte, resistente y orgulloso-, recostado en el suelo a lado de su amado, derrotado, entregado a la muerte y al destino por completo.

Sin embargo, tenía sentido, porque si alguien había vivido y disfrutado, y sufrido toda esta historia tanto como Jack, había sido, por supuesto, Bunny.

Nadie amaba tanto a Jack como él, y a nadie había amado tanto Jack como a él. Era natural que formaran parte de un todo y que ese todo ahora estuviera roto, deshecho y con pocas, escasas, prácticamente nulas posibilidades de ser reparado.

Fue Heath quien encontró el valor en su interior para ponerse en marcha y acercarse a su hermano cuidadosamente. Lo suficiente apenas, para poner una mano en su hombro y tratar de hacerlo reaccionar. Pero aunque, colocado de lado como estaba, podía ver sus ojos abiertos y percibir su respiración lenta y pesada, de algún modo esperaba que no respondiera de ninguna forma posible. De modo que él insistió.

-Aster…hermano, no arreglarás nada quedándote así. Vamos, levántate.

-No arreglará nada tampoco levantarme- repuso Aster, al fin. Su voz sonaba excesivamente baja, como si no saliera de su garganta sino apenas de la superficie de sus dientes; obscura, rasposa. Heath suspiró y echó una mirada al cuerpo que su hermano sostenía entre sus brazos; una bella criatura. Sintió muchas cosas en ese momento, entre otras cosas, tristeza, lástima, y por supuesto, un gran dolor compartido con lo que sabía que su hermano sentiría ahora.

-Lo sé, Aster-, Heath se hincó a su lado, esperando ya cualquier reacción de su parte, pero ninguna llegó. Aster solo se enroscó más sobre el cuerpo de Jack, reposando su mejilla contra la de su pequeño, protegiéndolo con todo lo que él era. Heath solo esperó.

-Aster…nosotros también tenemos derecho a ver a Jack, aunque sea por última vez-, interfirió North de pronto, de una manera ansiosa y hablando atropelladamente- piensa en Tooth, en Sandy y los chicos. Nosotros amábamos a Jack, quizás no del mismo modo que tú pero sí con todas nuestras fuerzas. No nos quites la oportunidad de decir adiós.

Heath nunca sabría si había sido el poco razonamiento que quedaba en la cabeza de su hermano o si fue el dolor en la voz de North lo que hizo que Aster levantara al fin la cabeza y lo mirara, por un momento, como si lo viera por primera vez y apenas se estuviera haciendo consciente de su existencia.

North aguardó, y ninguno de ellos pudo creerlo por un momento, cuando Aster al fin se decidió a incorporarse y a levantar con él el cuerpo de Jack.

-¿Aster?

A pesar de que Aster no dijo más, Heath supuso que no podía pedirle continuar esforzándose. No podía pedirle más que lo que ya estaba dando; lo último de sus fuerzas, de sus ganas, de su vida.

North también lo notó y también se abstuvo de hablar o de hacer cualquier movimiento que hiciera que Aster saliera de ahí huyendo. Solo eso hubiera faltado. Ya las cosas estaban demasiado tensas de por sí. Si Aster fuera el Pooka perdido y descontrolado en que sus hermanos temían que se convirtiera, North supuso que ya se habrían dado cuenta, pues esta situación era suficiente para volver loco a cualquiera. Sin embargo, supuso que Aster había cambiado y se había tranquilizado lo suficiente como para seguir adelante, con lo que sea que fuera a hacer, sin dañar a nadie más. A los demás no, por supuesto. A sí mismo quién sabe. Esa era la única garantía que North no sentía que tuviera. El solo pensamiento le dio escalofríos.

.

.

.

Todos se la habían pasado trabajando con ahínco, tratando de lograr que la casa se mantuviera en un estado cuando menos aceptable. La habitación de Jack casi estaba lista; habían tenido que reponer los vidrios rotos, secar los muebles congelados y vueltos a descongelar, poner cortinas nuevas, secar y poner sábanas limpias en la cama, abrir las ventanas para que entrara el aire fresco.

Tooth jamás podría explicar cuál fue la fuerza que los obligó o que los impulsó a lograr esto. Quizás era el simple hecho de que todos estaban conscientes de lo que debió haber sucedido, y por lo tanto, habían decidido ayudar en lo que les fuera posible para hacer que esto no fuera un trago tan amargo. Qué peor que velar a una persona amada en un hogar destruido. El dolor sería igual, para todos. Sin embargo, querían sentirse útiles. Aunque sus esfuerzos solo tuvieran un impacto superficial sobre los ánimos de la situación, siempre era mejor tener la cabeza ocupada unos minutos y desfogar energías antes de que algo los hiciera explotar la cabeza.

Para cuando Aster entró al hogar, con Jack en brazos, y con Heath y North detrás de él, siguiéndolo, había un silencio profundo. No hubo lágrimas, al menos no mientras Aster estuviera presente, porque no querían empeorar la situación para él. Aunque quizás no hubiera sido mucha diferencia que las doncellas rompieran en llanto ahí mismo a lo que hicieron en realidad; solo se dejaron vencer cuando estuvieron encerradas en la cocina, mientras los mozos se fueron a distintos lugares de la casa a disipar el dolor.

Tooth se mantuvo serena todo el tiempo que le fue posible mientras Aster subía las escaleras con ellos siguiéndolo. Camellia, la hermana de Aster, le sujetó el brazo un momento, la miró, y compartieron una expresión llena de comprensión. Al sentir la empatía de esta mujer a la que apenas estaba conociendo, se sintió segura de dejar caer, apenas, una lágrima. Sandy se mantuvo sereno. De por sí le era sencillo camuflarse en el entorno dada su naturaleza pacífica y silenciosa, en esta ocasión si alguien se hubiera ocupado en ponerle atención se habrían dado cuenta de que estaba todavía más taciturno y tranquilo que de costumbre, sin esos chispazos de energía que podían darle un completo nuevo significado a su habitual silencio. También se hubieran dado cuenta de que, en algún momento, en su rostro hubo una pequeña iluminación, y esta no se desvaneció mientras él salía de ahí corriendo, claro, lo más que su pierna lastimada le permitía.

La parte más dolorosa de todo esto, fue ver a Aster entrando en la habitación de Jack y depositando su cuerpo en la cama. Después de arrodillarse a su lado, quedó inconsciente; la carga del largo e incansable viaje y la breve batalla solo fueron unas muy pequeñas cargas en comparación con lo que le estaba tocando vivir en el momento. Si había sido su mente, su cuerpo o ambos lo que había colapsado finalmente, nadie lo podía saber con exactitud, pero de algo estaban seguros, Aster necesitaba descansar.

.

.

.

Luego de depositar a Bunny también en una de las habitaciones, se reunieron todos en la planta baja, en la cocina. Y al decir todos, nos referimos a los que podían estar presentes, sin contar a los pocos heridos y a quienes estaban muy cansados o tristes para lidiar con todo lo que estaba pasando.

Hubo silencio, y solo entonces, la situación terminó de caer con su propio peso. Hasta el momento, era como si todos hubieran estado completamente ajenos a la situación, sin entender del todo lo que pasaba. Al detenerse un momento a considerar las cosas, comprendieron, primero, que la presencia de Aster no había sido suficiente, y segundo, que ahora, definitivamente, se había cumplido lo peor que cualquiera de ellos hubiera podido predecir; Jack ya no estaba, y nunca iba a estar, ya no.

.

.

.

Sandy tuvo que recurrir a la leyenda del Minotauro para no perderse en el laberinto, ahora de hielo, en el que Jack había pasado sus últimos momentos. Amarró un hilo a una planta cercana y lo fue desenredando conforme avanzaba, pues no conocía el camino y tenía mucha prisa como para permitirse perderse. Lo iba soltando mientras avanzaba y procuraba mantenerlo sin enredarse. Cuando finalmente llegó a su destino, se quedó parado mirando a Pitch, sin decir nada.

Pitch tenía todavía el cuerpo clavado al bloque de hielo, pero no parecía sangrar más. Sandy hubiera pensado que estaba muerto de no ser por la manera en que su cuerpo aún se movía, intentando mantenerse de pie para que la espada no lo siguiera lastimando.

Finalmente, él levantó la mirada y lo observó un momento antes de que sus labios se curvaran en una extraña y muy terrible sonrisa.

-¿Vienes a compadecerte de mí, Sanderson? Sinceramente, a estas alturas esperaba mucho más de ti.

Sandy se acercó y dio con un pie en el suelo, bastante fuerte. Pitch solo ensanchó su sonrisa, dejando caer un poco la cabeza. Parecía que pesaba sobre su cuello, o al menos, eso lo hubiera podido decir, al observarlo.

-Tú sabes perfectamente lo que pasó, Sandy, ni ese mocoso ni ustedes entendieron nunca el hechizo-, los ojos de Sandy se abrieron como platos, y se acercó todavía más a Pitch, lo tomó de los hombros e hizo el intento por sacudirlo. Su corta estatura no le permitió hacer mucho, pero aun así, su intento provocó dolor en él, o al menos eso creyó a juzgar por la expresión que apareció en su rostro. Él volvió a levantar la mirada, y lo observó.

-Tendría que estar muerto antes de explicártelo…- con esto, comenzó a reír. Sandy dio un paso hacia atrás, repentinamente asustado porque poco a poco, parecía que este sujeto había cambiado; de ser una persona, cada vez parecía más…un ente, algo sobrenatural-, ¿aún no lo entiendes, Sanderson? ¡Esas porquerías deben desaparecer de nuestro mundo! ¡Los Pookas y toda maldita criatura fuera de los humanos! Solo están contaminándolo todo, apropiándose de lo que no les corresponde… y yo no descansaré hasta que el último de ellos se convierta en polvo…

Sandy negó con la cabeza varias veces, horrorizado al comprender hasta qué punto había llegado el odio que sentía Pitch. Dejarse manejar y poseer de esa manera…no era algo propio de alguien como él. Lo habían subestimado, todo este tiempo. Había mucho más detrás de lo que él demostraba, de lo que había estado haciendo. Y ahora Sandy no estaba seguro de qué era lo que iba a pasar, con él o con quien fuera.

No sabía si era exactamente eso, pero estaba…asustado. Sí, quizás eso era, estaba asustado.

Pitch seguía sonriendo. A estas alturas, Sandy ni siquiera estaba seguro de que él mismo estuviera consciente de la forma en que estaba cambiando, y de la forma en que estos cambios se volvían cada vez más increíbles y terribles ante los ojos de Sanderson- y de cualquiera que lo hubiera visto, de hecho.

Sandy lo se sintió desesperado por un momento, víctima de toda esta confusión y de este miedo. Le preguntó por señas apenas comprensibles, qué era lo que había ganado con todo esto, pues no comprendía cómo alguien como él, que nunca hacía nada sin estar seguro de sus ganancias y de sus consecuencias, se había permitido llegar a sí mismo a este extremo del odio, de la manipulación, pero sobre todo, de el sacrificio de su propio bienestar con tal de lograr sus objetivos- y más aún, cuando esto implicaba cumplir con los objetivos de alguien más.

-Quizás no logré mi cometido principal esta vez…pero hice que la maldición se cumpliera- sonrió de nuevo, y esta vez, su expresión se extendía en una mueca que rayaba en lo enfermizo. Sanderson sintió un escalofrío que no sabría describir, y esperó, consciente de que no le gustaría lo siguiente-. Y solo para que lo sepas, Sanderson, no hice esto sin una ganancia; ahora tendré el poder que me permitirá acabar con esa raza maldita…no es la última vez que sabrás de mí, ni tú ni tu familia de estúpidos traidores…

Su voz se iba poco a poco haciendo más débil y difícil. Sanderson era incapaz de decidirse en ese momento si necesitaba ayudarle a liberarse o si eso solo sería peor para él. Por otro lado, había algo que lo alarmaba; si bien la piel de Pitch era habitualmente gris y sin vida, pronto comenzó a adquirir una tonalidad que lucía aún peor de lo que él hubiera esperado; comenzaba a tender al blanco, y lo blanco pronto se volvió cada vez más insipiente, como una telaraña que comienza poco a poco a deshacerse y desenmarañarse.

Sus ojos amarillentos también parecieron cambiar gradualmente, volviéndose lechosos, casi transparentes, y su cabello oscuro corrió con la misma suerte. Sandy contuvo el aire dentro de sus pulmones.

De pronto, el cuerpo de Pitch comenzó a sufrir pequeños espasmos. Junto con esto, Sandy comenzó a sentir un leve, apenas perceptible, temblor bajo sus pies. Sin embargo, éste fue aumentando al punto en que el hombrecillo apenas pudo mantenerse en pie por un momento más. El cuerpo de Pitch continuaba moviéndose como si algo por dentro lo estuviera jalando, moviendo, o golpeando.

Por un momento, Sandy pensó que estaba muriendo. Sin embargo, no era capaz de concentrarse en deshacerse o confirmar sus sospechas, pues el temblor del suelo lo hizo finalmente caer, sentado y apenas pudiendo comprender todo lo que sucedía a su alrededor.

De pronto, todo el color que se había perdido de su cuerpo, volvió a volverse intenso y sólido, fuerte y…y brillante. Una luz enceguecedora, pero sobre todo, terrible.

El hielo crujió. Pitch soltó un grito desgarrador, y Sandy tuvo que cubrirse los ojos con las manos cuando sintió miles de astillas de hielo clavándose sobre él. Un fuerte sonido, como si algo hubiera estallado, le tronó en los oídos, haciendo que no pudiera escuchar nada más.

El grito de Pitch se mezcló con el estallido, pero Sandy ni siquiera intentó comprender qué era lo que había ocurrido.

Cuando al fin pudo descubrirse el rostro y enderezarse… el bloque de hielo estaba partido en dos. La espada seguía clavada en él. Había manchas de sangre por todas partes.

Pero Pitch ya no estaba.

Sanderson no se quedó mucho tiempo a ver esta escena que por un momento no tuvo sentido. Ya lo resolvería después.

Por el momento, tenía que correr. Necesitaba apurarse.

.

.

.

Habían vuelto a la habitación de Aster, solo para ver cómo estaba. Ya era casi de noche otra vez. Los rayos del sol muriendo en el horizonte hacían que las cosas comenzaran a sentirse más reales, como si fuera la primera señal del paso del tiempo que hubieran visto en todo el día. En honor a la verdad, así era. Y dentro de unas horas más, pocas horas de hecho, se cumpliría un día completo sin Jack.

Nadie había querido pensar en hacer los preparativos para un funeral o un entierro, nadie estaba listo para tal cosa. Pero no podían dejar a Jack acostado toda la eternidad en su habitación y tampoco podían dejar que su alma no tuviera descanso.

Aster ya no estaba dormido, pero sus ojos abiertos no dejaban ver ningún tipo de vida. Estaban apuntando firmemente hacia el techo, sin moverse de ahí y sin dar una sola señal de que su propietario estuviera consciente de lo que pasaba a su alrededor.

Más importante que nada, parecía que había nubes tras esos ojos.

North, Toothiana, Camellia y Heath permanecieron sentados mirándolo en silencio, y luego mirándose entre ellos como esperando a que alguien se decidiera a hablar. Finalmente, Camellia desenredó sus brazos, que hasta ese momento había tenido cruzados sobre el pecho, y se dirigió a sus anfitriones.

-Si necesitan ayuda para cualquier cosa…nosotros…

Heath soltó un suspiro que parecía haber estado sosteniendo dentro de su pecho por demasiado tiempo. Luego, volteó a ver otra vez a su hermano menor, esperando por cualquier cosa que pudiera salir de él a continuación.

Aster se mantenía inmóvil mirando hacia el techo, como si no estuviera presente.

-Han hecho bastante, realmente no tenemos cómo agradecerles.

North se puso de pie luego de haber dicho esto, pero un sonido lejano y prácticamente imperceptible fue suficiente para que ambos Pookas se pusieran de pie en actitud defensiva, de una manera tan brusca y repentina que North se asustó un poco. Toothiana le sujetó un brazo, igualmente sorprendida por el movimiento repentino de ambos.

-Alguien viene-, dijo Heath entonces, y se quedaron mirando hacia la puerta.

Cuando ésta se abrió, Sanderson se precipitó al interior, cojeando y detrás de él, apareció Manny.

-¡Manny! ¿Qué haces aquí?- preguntó Camellia, y entonces North y Toothiana tuvieron que procesar cosas ocurridas meses atrás solo para recordar que en efecto, el mago conocía a la familia de Bunny. Era normal considerar que ellos hablaran con él con cierta libertad.

-Sanderson fue a buscarme-, se adelantó un par de pasos al interior de la habitación. Aguardó un momento, mirando a Bunny, como decidiendo si era seguro acercarse a él.

Finalmente, terminó con la distancia que lo separaba de su cama y le puso una mano en la frente. Los demás observaron en silencio, esperando a que dijera algo.

-Aster se encuentra fuera de nuestro alcance en este momento-, susurró, quitando su mano de ahí y volteando lentamente a ver a los demás-, Sanderson ya me contó todo lo ocurrido. Creo que lamentablemente no hay mucho que podamos hacer. Aun así, quisiera que me explicaran lo ocurrido, y si hubiera alguna alternativa, haré lo que sea necesario sin dudar un segundo.

El ambiente se relajó lo suficiente para que Heath y Camellia volvieran a sus asientos. Ahora Tooth sostenía firmemente la mano de North. Volteó a verlo, como si tuvieran que discutir algo antes de que cualquiera de los dos pudiera decir palabra alguna, y después de unos segundos, fue ella la que comenzó.

-Jack tenía una maldición-, susurró. Esto ya no era un secreto para nadie, pero por algo había que empezar-, cuando él tenía cinco años y su hermana dos…ella estaba enferma.

-Los padres de Jack hicieron todo lo posible por aliviarla. Buscaron a los mejores médicos, fueron a todos los lugares donde les dijeron que podían encontrar una solución para ella, pero no consiguieron nada-, North soltó un suspiro, pues esto era difícil de poner en palabras. Jamás lo había intentado con tanta presión sobre él como ahora. Esperaba que Aster lo estuviera escuchando, al menos para ayudarlo a comprender-. Un día, les hablaron sobre una bruja que habitaba en una montaña cercana. Les dijeron que ella podía hacer cualquier cosa, pero por supuesto, el precio sería alto. Ellos estaban dispuestos a lo que fuera y… suponemos que su error fue llevar con ellos a Jack.

-Siendo mayor él nos pudo explicar mejor lo que pasó, pero apenas-, dijo Tooth entonces tomando la palabra. Sanderson se había desplomado en un asiento, y ahora hacía un gesto de dolor. North se puso de pie para auxiliarlo y como no parecía grave, ella continuó-. Al parecer, la bruja accedió a curar a la niña, pero a cambio…a cambio quería a Jack. Quería su vida.

Hubo entonces un gesto de comprensión en el rostro de Manny. North había ayudado a Sanderson a ponerse de pie. Después de intercambiar una mirada con su esposa, como diciéndole que todo estaba bien, lo ayudó a salir de la habitación.

-Cuando sus padres se negaron a entregar a Jack, trataron de huir, o al menos eso es todo lo que él recuerda. No sabemos cómo es que regresó a casa, solo sabemos que venía solo, y nos costó mucho comprender lo que había pasado porque… su piel, sus ojos y su cabello habían cambiado por completo. Lo reconocimos por que sus facciones eran las mismas y su voz, y su forma de comportarse, pero… algo más había cambiado en él. Había algo en su…aura. Traía una especie de pergamino en la mano y nos costó mucho saber qué era lo que decía porque estaba escrito en un idioma extraño…más bien, eran dibujos, pero de alguna forma sabíamos que era un mensaje. North y Sandy tardaron días y días en descifrarlo, y fue entonces que comprendimos lo que había ocurrido.

Tooth se mostró pensativa un momento. Fue entonces que North volvió, solo.

-Querido, ¿tienes idea de dónde está el pergamino?

North negó con la cabeza.

-Jack lo tomó y lo guardó en un lugar que solo él sabía. Quizás se deshizo de él.

-¿Recuerdas lo que decía?

North suspiró.

-Jamás podría olvidarlo.

Luego levantó su mirada hacia Bunny, que aún yacía en su cama sin reaccionar a nada de lo que pasaba a su alrededor. Se preguntó si lo que diría a continuación conseguiría despertar su interés.

-Básicamente, decía que la bruja quería quedarse con su corazón. El corazón de un niño suele ser mucho más fuerte y puro que el de un adulto- Manny asintió pues esto lo tenía muy presente-, y ya que sus padres se habían negado a entregarlo, ella lo tomaría por su cuenta en cuanto tuviera oportunidad. A lo largo de los años, el corazón de Jack se debilitaría y se congelaría poco a poco, hasta que fuera tan frágil que ella pudiera tomarlo sin problemas. Solo ganando el corazón de alguien más, que pudiera proteger al suyo, Jack podría sobrevivir. Esa persona tendría que amarlo incondicionalmente, y entregar su corazón bajo su propia voluntad, aún sin recibir algo a cambio. Además, si Jack llegaba a mencionar algo sobre el hechizo, esa persona jamás podría protegerlo…y tampoco podría amarlo.

North volvió a mirar a Bunny, esperando que esto hubiera hecho algún efecto sobre él, pero no fue así. Bunny seguía con sus ojos abiertos, mirando hacia el techo y guardando completo silencio. North dejó de hablar por completo, respiró profundo y luego contuvo la respiración por unos segundos, como intentando tranquilizarse.

-Jack pasó todo este tiempo buscando a la persona que pudiera romper la maldición-, continuó Tooth, al ver que su esposo no continuaría hablando-, pero jamás encontró a nadie que él creyera que fuera la persona indicada hasta que…hasta que conoció a Aster.

Instintivamente, Camie volteó a ver a su hermano menor. Ella, al igual que North…o más bien, al igual que todas las personas en esa habitación, estaban revisando si algo de lo que se estaba diciendo tenía algún efecto, aunque fuera mínimo, en Aster. No se sorprendió al darse cuenta de que hasta ahora, nada había conseguido ni el más mínimo pestañeo de parte de él. Manny tenía razón…estaba demasiado lejos y traerlo de vuelta podría ser muy difícil.

No quería perderse nada de lo que estaban diciendo así que volvió su atención hacia Toothiana.

-Nosotros también creíamos que era él-, declaró la mujer entonces, mirando hacia su regazo en actitud derrotada. Costaba creerlo.

Manny se había mantenido en silencio en el tiempo en que tanto Tooth como North daban su parte de lo ocurrido. Parecía estar profundamente sumido en sus pensamientos, y a decir verdad, tardó bastante en dar una muestra de haber escuchado algo de lo dicho. Al igual que Bunny, parecía imperturbable.

Por un momento los presentes creyeron que no diría nada, o que se limitaría a lamentar lo ocurrido, pero en cambio, él levantó la mirada, sin observar a nadie en específico, más bien dirigiendo una pregunta hacia todos.

-La bruja que hechizó a Jack, ¿qué fue de ella? ¿Era la que vivía en las montañas nevadas, a unas horas de aquí?

-Era ella-, contestó North después de intercambiar una mirada con su esposa, como asegurándose con ella de que su información era correcta-, hace mucho recibimos noticias de que ella había sido derrotada, y creímos que Jack iba a estar bien pero nunca mejoró.

-No es tan fácil acabar a una bruja, créanme, ella está en alguna parte. Pero lo importante aquí es decidir qué hacer con Jack a continuación.

-¿Quieres decir que hay forma de arreglar esto?- preguntó Heath, casi levantándose por completo de su asiento. Manny lo miró fijamente unos segundos antes de suspirar y bajar la mirada. No se veía contento, aún si fuera una alternativa, las cosas no pintaban bien.

-Es solo una idea, pero… las brujas suelen utilizar un lenguaje pictórico para hacer sus maldiciones, ustedes mismos lo dijeron. El problema es la forma en que el contexto puede hacer que varíe la interpretación.

Hubo un asentimiento general de parte de los presentes, como pidiéndole en silencio a Manny que continuara.

- Es probable que alguna de las imágenes fuera sacada de su contexto. Si fue de manera intencional o si fue error de ustedes al traducir, no sabría decirlo. Pero creo que cuando el pergamino hablaba de "entregar" un corazón, lo decía de manera literal, no de una manera simbólica…

Siguiendo estas palabras por parte de Manny, hubo silencio y quietud. Pero aún dentro de esa calma, se podía sentir que había un estremecimiento, una especie de temblor bajo los pies de todos los presentes, como si algo fuera a ocurrir para lo que no estuvieran preparados.

-Existe un ritual que lo puede hacer posible, pero requiere completa entrega de parte de la persona que se ofrezca para hacerlo. Puede que aún estemos a tiempo… si Aster está dispuesto a efectuarlo.

Camellia volteó a ver a su hermano, y luego miró a Manny. Era evidente la preocupación en su rostro.

-¿Aster… morirá?

-Su vida dependerá cien por ciento del resultado del ritual…Si algo sale mal, sí, morirá. Si todo sale bien, sin embargo, su tiempo de vida será disminuido a lo que es normal en un humano, y además, estará limitada cien por ciento a que Jack también viva o muera.

En el estado en que se encontraba el pooka en ese momento, Tooth dudaba que pudiera ser capaz de tomar una decisión, fuera la que fuera. Mirando a los hermanos de Aster, se dio cuenta de que ellos pensaban lo mismo. A su lado, North respiró profundo, soltó la respiración, y presionó la mano de su esposa, que hasta este momento no había soltado para nada.

-No estoy seguro de que algo así valga la pena-, pronunció, con evidente pesar en su voz-, sabíamos que esto podía ocurrir con Jack. Estábamos preparados para lo peor, y lo peor ha ocurrido ya. Amábamos a Jack. No quisiera que la familia de Aster pasara por lo mismo que estamos pasando nosotros si es que algo sale mal.

Tooth se reclinó contra él, tratando en lo posible de hacerle sentir su presencia y su apoyo. Jack había sido como un hijo para ellos. Se preguntaba cómo era posible seguir de pie tras semejante pérdida.

-No podemos decidir por Aster-, replicó Heath de un momento a otro-. Sea cual sea su decisión cuando llegue el momento debemos apoyarla. Nosotros somos una raza guerrera, y al igual que ustedes, siempre estamos preparados para lo peor. No dudo que mi hermano esté dispuesto a lo que sea, si existe una esperanza.

-Pero es demasiado arriesgado-, intervino Camie, mirando a su hermano con una expresión de reproche-, Aster ya ha pasado por bastante. No creo que sea buena idea sobre todo si su vida corre tanto peligro, ¿qué garantía tenemos de que ambos vivan si funciona?

-Lo haré.

Camellia se tuvo que quedar callada cuando Aster se comenzó a incorporar lentamente. Lucía cansado y demacrado, y sus ojos se habían tornado rojizos. Estaba pálido, y cualquier brillo que pudiera haber tenido su piel o sus ojos había cambiado por un tono opaco y enfermizo.

Pero estaba despierto. Probablemente había escuchado todo lo demás y simplemente había decidido hacer notoria su presencia solo cuando hubo escuchado y procesado algo que le diera una mínima esperanza.

-Aster….

Aster no la miró a ella, ni a Heath, ni a nadie, a nadie más que a Manny, una vez que consiguió sentarse en la cama y mantenerse estable por unos segundos, sin que el mundo siguiera dando vueltas a su alrededor.

Man in the Moon pareció estar convencido por su determinación. Nada de lo que pudieran decir los demás iba a poder cambiar lo que él ya había decidido para sí mismo dentro de su mente.

-Dime qué es lo que tengo que hacer.

Manny guardó silencio unos momentos antes de acercar una silla para poder sentarse frente a él. Una vez que estuvieron a la misma altura, el hechicero lo miró detenidamente, analizando cada parte de su rostro, como asegurándose de que estaba haciendo lo correcto al darle la información que iba a proporcionarle. Debió decidir que estaba bien, porque no tardó demasiado en comenzar a hablar.

-Lo que tienes que hacer no es algo fácil, Bunnymund, ni siquiera de explicar. Puedo encargarme del ritual, pero tienes que tener en cuenta muchas cosas antes de poder llevarlo a cabo.

Aster lucía inconmovible. Al observarlo, Manny calculó que dijera lo que dijera a continuación él no se echaría para atrás. Sin embargo, como un buen hechicero, no podía hacer que alguien entrara en esto sin saber a qué se enfrentaba. De modo que, a pesar de estar completamente consciente de que no iba a cambiar su manera de pensar, pasó a enumerar todo lo que creía que debía tener presente.

-Para empezar, Aster, el ritual es difícil y será muy pesado para ti. Cualquier error que se cometa, puede costarte la vida.

Aster asintió como si esto fuera algo para lo que hubiera estado preparado toda su vida. A su alrededor, los demás guardaban silencio, poniendo especial atención a cualquier cosa que fuera a pasar ahora.

-Debes tener en cuenta también lo que esto implica. Sacaré… tu corazón de tu cuerpo, y lo pasaré al cuerpo de Jack- el Pooka levantó la mirada de golpe, pues de pronto todo se volvió demasiado real para él. Manny pensó en tranquilizarlo un poco, pero aún así, no quiso ser demasiado suave con sus palabras-. Resistirás, pues como una criatura mágica tienes el don de permanecer con vida si tu corazón vive. Sin embargo, tienes que tomar en cuenta también lo que decía la maldición de Jack; si no estás entregando tu corazón con la firme convicción de que le pertenece a tu esposo, de algo puedes estar seguro, Aster, ambos morirán.

Aster, de ser posible, pareció estar aún más rígido que antes. Su respiración se tornó pesada, pero la expresión de decisión no cambió para nada en su rostro.

-Por otro lado, si el ritual funciona, no todo será miel sobre hojuelas-, continuó, después de unos segundos de silencio y de intentar asegurarse de que sus palabras hubieran tocado fondo en la mente del Pooka. Aún entonces se preguntó si estaba haciendo lo correcto, si Aster estaba cien por ciento bien, seguro como para poder tomar a consciencia una decisión así-. A partir del momento en que tu corazón esté en el cuerpo de Jack, dependerás por completo de él. Al estar tu corazón físico en él, si tú mueres, él seguirá con vida. Pero en cambio, si él llegara a morir antes que tú, tú también morirás. No solo estás sacrificando tu larga vida como Pooka por la vida de un ser humano, estás sacrificando tu independencia, parte de tu identidad, e incluso tu libertad de morir por tu cuenta como cualquier otro pooka….y como cualquier otro ser viviente.

Lentamente, como si nada hubiera pasado, Aster asintió. Manny aún lo siguió observando.

-¿Estás dispuesto?

-Sí-, Aster no dejó de mirarlo a los ojos-, sin Jack, no me queda nada qué perder. Prefiero morir que quedarme sin hacer nada. Si existe una posibilidad…aún con ese riesgo, estoy dispuesto a hacerlo.

-Aster…- al notar que su hermana trataba de hablar, Heath la abrazó y le sujetó los hombros firmemente, impidiéndole, sin palabras, que se opusiera a esta decisión. Él seguía firme en su opinión, si Aster quería hacer esto, tenía qué hacerlo. Quizás era su destino. Ninguno de los dos podía interponerse e impedir que lo tomara en sus manos, como estaba seguro que Aster deseaba.

Man in the Moon se puso de pie y volteó a ver a Toothiana y a North, que seguían donde estaban sentados observando a Bunny, sin poder entender qué era lo que hacía que este hombre estuviera tan dispuesto a hacer semejante sacrificio. Entonces, a ellos no les podía caber duda alguna; él realmente amaba a Jack. Pero al parecer, Manny aún no estaba completamente convencido de que esto estuviera bien.

-Llévenos entonces a donde está Jack.

Ellos asintieron.

La habitación de Jack seguía estando fría, y la tristeza que manaba hacia el exterior era solo una pequeña parte de las razones por las cuales nadie se había acercado allí en todo el día.

Jack estaba justo como lo habían dejado unas horas antes, yaciendo en la cama como si durmiera profundamente, arropado hasta la mitad del pecho, con la cabeza perfectamente apoyada sobre la almohada y las manos descansando sobre la parte alta de su estómago. Al verlo, Aster sintió que se derrumbaba una vez más. Las piernas le temblaban, pero estaba dispuesto a hacer esto. Si el ritual conseguía que pudiera ver los ojos de Jack abrirse, si significaba que podría volver a escuchar su risa, escucharlo pronunciar su nombre, o simplemente el que acariciara su rostro una sola vez, para Aster habría valido la pena por completo.

No pudo evitar que sus pasos lo llevaran a atravesar la habitación hasta encontrarse de rodillas a lado de la cama, tomando una de las manos de su amor. Era un impulso de deseo, de necesidad, de miedo y de esperanza al mismo tiempo. Levantó la pequeña mano de Jack y la apoyó en su mejilla, sintiendo su suavidad y su frialdad. Pero él estaba consciente de que esta frialdad no era la misma que había sentido tantas veces antes y que era un frío gentil, que podía disfrutar y contrarrestar con su propio calor; este frío que sentía era un frío apenas comparable con otro que hubiera sentido antes; era el frío de la muerte.

A sus espaldas, Manny se acercó hasta llegar a él, y tocó su hombro con suavidad.

-¿Estás listo, Aster?

Sin soltar la mano de Jack, él asintió.

-Bien. Ustedes deben haber intercambiado algo el día que decidieron unirse. ¿Qué fue lo que compartieron?

Aster volteó y lo observó un momento como si le costara trabajo procesar sus palabras. Luego de unos segundos de darles forma dentro de su mente cansada, llevó su mano a su pecho y sacó de su camisa el dije que le había dado Jack. Luego de verlo un momento, levantó un poco más la mano de Jack, donde estaba el anillo que le había regalado, lo suficiente para que Manny la pudiera ver.

Él asintió.

-Nos servirán como un puente. Ahora, Aster, puedes quedarte donde estás. Acerca la mano de Jack a tu pecho.

Aster hizo lo que Manny le indicó.

-Los demás, si planean quedarse aquí, les recomiendo que se queden atrás. No sé exactamente cómo funcionará esto entre un Pooka y un humano, es mejor no arriesgarse.

Tooth, North, Camellia y Heath retrocedieron hasta la puerta. Pero ninguno de ellos quería dejar de ver lo que ocurriría a continuación.

Manny se puso de rodillas a un lado de Bunny. Una de sus manos tocó el brazo de Jack, y la otra se colocó donde la pequeña mano del joven se había posado sobre el pecho del Pooka. Se aseguró de que el collar y el anillo estuvieran juntos.

Aster sintió un cosquilleo, y un calor agradable subiendo desde su pecho hacia su cabeza y bajando por el resto de su cuerpo. Pero eso no duró demasiado.

-Aster, las palabras que pronunciaste al aceptar a Jack como tu esposo son el mejor contra-hechizo que podemos usar en este momento-, dijo Manny de pronto, volteándolo a ver. Aster tuvo la sensación de que su cara había tomado una especie de brillo extraño, como si tuviera una lámpara dentro de la piel-, si no las puedes pronunciar, al menos intenta pensarlas.

Aster no entendió porqué no las podría pronunciar, siendo perfectamente capaz de hablar en ese momento, sin embargo, pronto sintió algo tan extraño y tan doloroso que simplemente cedió al deseo de cerrar los ojos con fuerza y dejar salir un grito. Era como si millones de pequeñas agujas salieran de la mano de Jack, apoyada por la de Manny contra su pecho, y se clavaran en todas partes; piel, músculos, pulmones, corazón. Además de clavarse, quemaban, transmitiendo un calor que jamás pensó que algún día pudiera llegar a experimentar.

-Aster, concéntrate-, urgió el hechicero, y solo entonces Aster recordó la indicación que le había dado antes. Buscó en su memoria, bloqueando todo lo que fuera dolor, y se esforzó en encontrar dentro de ella todo lo que podía recordar de aquella noche. La forma en que Jack lo llevó al kiosko en completo secreto, cómo habían atravesado el bosque a toda velocidad, el hecho de que su pequeño esposo se había dedicado a replicar un altar de boda de su tribu…

Recordó el trabajo que les había costado dejar ir la timidez, y cómo Jack parecía tener problemas para pronunciar aquellas palabras, como si les tuviera miedo, pero aun así, diciéndolas con toda la convicción que podía recuperar en su pequeño cuerpo.

Yo, Aster…te acepto a ti, Jack como mi esposo…

De ser posible que fuera así, en ese momento el dolor se intensificó, de una forma tan abrupta, que consiguió arrancarle un gruñido a pesar de que se había obligado a si mismo no dejar salir sonido alguno de sus labios. En cambio, con el poco movimiento que podía darse a sí mismo, se forzó a inclinar la cabeza lo suficiente para ver el rostro de Jack, y al verlo e intentar recordar porqué estaba haciendo esto, darse valor para continuar.

prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida…

Lo siguiente que pudo sentir fue…mucho más extraño, y más doloroso que lo que había vivido hasta ahora. La piel de la mano de Jack pareció abrirse paso a través de su camisa, quemándola, y tocando la piel de su pecho. Bunny presionó fuerte los labios, sintió sus dientes rompiendo la piel del interior de su boca al sentir el dolor indescriptible de esa piel, fría e inofensiva, quemándose y fundiéndose contra él.

te entrego mi corazón y mi alma…

Sus pulmones se sentían rellenos de un aire caliente. Casi podría jurar que había una corriente de lava reemplazando el oxígeno de su sangre y llegando rápidamente hacia ellos, quemándolos por dentro y haciendo de la tarea de respirar algo prácticamente imposible. Estaba seguro de que de su nariz salía humo. Era la sensación más desesperante y…dolorosa. Pero no era un dolor agudo lo que sentía, al menos no como al principio. Era un dolor que se expandía, era profundo y adormecía por completo su cuerpo.

Y decido estar contigo a través de lo que resta de nuestras vidas… en lo bueno y en lo malo…

De pronto, ese dolor profundo que había sentido antes, pareció concentrarse y atacar directamente el lugar de su pecho donde estaba su corazón. Apenas entonces, se dio cuenta de que lo peor estaba comenzando.

No se había percatado de que Manny cerraba los ojos en total concentración, recitando en voz baja palabras que le eran difíciles de comprender. Los demás sí se dieron cuenta. También se dieron cuenta de que la piel de Bunny iba adquiriendo un brillo dorado, al principio apenas perceptible, que se iba expandiendo y luego concentrando en su pecho. Quizás era este mismo proceso en el que Aster iba sintiendo el dolor expandirse y luego acumularse en ese punto específico que lo dejaba sin aire y casi sin la capacidad de pensar.

Pero tal y como Manny le había dicho, Aster se esforzó en concentrarse exclusivamente en sus votos…en esas palabras que le había dicho a Jack aquella vez con la esperanza de poderlas cumplir. Con la estúpida inocencia de creer ser capaz perfectamente de cumplirlas.

Si es necesario, mataré por ti….

Las palabras de un Pooka eran su juramento. Y Bunny lo había cumplido a la perfección. Pero una cosa es matar a alguien para proteger a tu esposo, y otra muy diferente es volverse loco y dejar un carnaval de sangre y destrucción detrás de sí. Aster se había preguntado qué era lo que lo había detenido de hacer esto cuando había perdido a Jack y solo ahora, mientras estaba muriendo lentamente, esperando a que las ultimas muestras de vida abandonaran su cuerpo, se dijo que esto era por el simple hecho de que el amor que había sentido por Jack era verdadero. Y sin ese amor, estaría perdido para siempre…

Si es necesario, moriré por ti.

Y quién podría decir que no lo estaba haciendo. La vida se le estaba yendo por entre la sangre, la sentía pulsar por sus venas mientras abandonaba rápidamente su cuerpo. No podía detenerla, no podía evitar que en cada latido implicara perder un poco más de sí mismo y dejárselo todo a Jack.

Pero aún así, no quería detener esto. No. No se arrepentía ni por un segundo, solo tenía algo que pensar y qué hacer; hacer vivir a Jack. Aster no necesitaba que Manny sujetara la mano de Jack sobre su pecho; él mismo lo hizo ahora, con todas sus fuerzas.

Para darse valor, se tuvo que recordar una y mil veces lo mucho que lo amaba, lo mucho que necesitaba hacer esto, lo mucho que se arrepentiría si algo salía mal y si perdía del todo a Jack.

Y aun si no estoy a tu lado, mi alma siempre estará contigo.

A pesar de haber usado todas sus fuerzas para mantener sus labios cerrados, Aster no pudo impedir que un grito desgarrador saliera de su garganta de golpe, sacudiendo su cuerpo. Una descarga eléctrica se expandió por su piel, desde las puntas de sus orejas hasta sus pies; su pecho se hinchó y se contrajo de golpe haciendo que se doblara sobre la cama, recargando su frente sobre el estómago de Jack. No podía mantenerse callado ni podía mantenerse tranquilo como hacía apenas unos segundos.

Manny había retrocedido.

La respiración de Aster se volvió entrecortada y espástica, al grado que los demás intentaron avanzar a él para ayudarle; parecía que se asfixiaba; pero Manny los detuvo, pues nada que pudieran hacer podría cambiar lo que ya estaba escrito.

Y lo siguiente que el pooka pudo sentir fue algo que jamás en su vida pensó que pudiera llegar a sentir.

Su pecho se abrió. Dentro de él, sus pulmones quemaban aún, pero lo más importante, su corazón. Muchas cosas dentro de él parecieron romperse… ¿venas? ¿Nervios?

Su corazón comenzó a…a caer. A desprenderse…

Pesaba tanto…tanto…

Aster volvió a gritar, y quiso seguir gritando pero la falta de aire en los pulmones y la falta de fuerza en su cuerpo y el dolor desgarrador que sentía en todos lados, incluyendo su garganta, impedían que siquiera intentara que cualquier sonido pudiera salir de sus labios.

Todos los demás podían ver las lágrimas corriendo por su rostro, lo rojo que estaba éste, la manera en que se contorsionaba por el dolor. La manera en que su espalda se arqueaba de una forma sobrenatural.

La forma en que se estremeció de pies a cabeza cuando una nueva descarga de dolor agudo sacudió sus venas. La mano de Jack sobre su pecho parecía estarlo absorbiendo todo…aire, sangre, su piel, su vida…su corazón. La mano latió sobre su pecho y de pronto la ligereza que no se sentía bien pues no era una de alivio sino de vacío.

Finalmente, pudo gritar de nuevo, y la fuerza con que lo hizo y lo destruido y desgarrado que se sentía el grito en los oídos de todos, casi provocó un temblor en la tierra, y que las paredes se desprendieran de su sitio.

.

.

.

Jack se incorporó de golpe, tomando una bocanada de aire, fuerte, doloroso, sorprendiéndolo a todos antes de volver a caer sobre la cama.

Aster no se podía incorporar. El cuerpo le dolía de pies a cabeza, y comenzó a quejarse tan alstimosamente que los demás pronto se olvidaron del brusco movimiento que había hecho Jack y en cambio se fijaron en él, que ahora estaba en el suelo sin dejar de retorcerse del dolor.

-¡Rápido, súbanlo a la cama!- pidió Manny, precipitándose hacia Jack y haciéndolo a un lado mientras le quitaba de encima las sábanas. Heath y North lo levantaron del suelo y lo depositaron ahí, a lado de Jack. Al sentirse cerca de él, Aster no dudó en atraerlo a sus brazos y aferrarse a él con fuerza. Casi en seguida, se escuchó algo que costaba trabajo creer; Jack…estaba haciendo ruidos. Estába quejándose, en voz realmente baja, pero era él, era su voz. El agarre de Aster en su cuerpo se hizo más intenso, él también se quejaba sin cesar.

-¿Qué ocurre con ellos? Jack…¿Jack está…?

-Jack está con vida-, replicó Manny, observándolos detenidamente-, pero no sé si dure. Si se estabilizan, estarán bien. Jack necesita adaptarse a un corazón que no es el suyo y Aster tiene que acostumbrarse a no tener su corazón dentro de su propio cuerpo. No sabremos el resultado hasta dentro de unas horas.

Se dio la vuelta lentamente, y extendiendo sus brazos para señalar que los demás también debían apartarse, comenzó empujarlos suavemente hasta la salida de la habitación.

Tooth volteó, y cómo deseó que hubiera algo que pduiera hacer por ellos.

Algo dentro de su corazón le dijo que no había nada.

.

.

.

Jack recuperó la consciencia, y lo primero que hizo fue preguntarse si esto sería la muerte. Se encontraba en un espacio blanco y cálido donde no había sombras, luces, nada. En realidad, ni siquiera estaba seguro de que de hacer un ruido se escucharía.

Tenía la sensación vaga de que antes se hubiera sentido realmente inquieto de encotnrarse en un espacio así, pero ahora mismo se sentía bien. Estaba tranquilo, relajado. Estaba casi convencido de que debía estar en este lugar.

Hacía mucho que no sentía algo tan cálido. Si intentaba recordar, todo lo que había conocido en su vida era frío, salvo algunos pocos momentos cálidos; su misma piel era casi cien por ciento hielo o al menos eso pensaba. En semejante calidez y calma, supuso que no había nada de lo que pudiera quejarse.

Se recostó en el suelo blanco y caliente y utilizando los brazos como almohada, miró hacia arriba. Esperaba ver un poco de cielo, pero no lo había. No le sorprendió ni lo inquietó. Cerró los ojos y se dispuso a dormir.

De pronto, al intentar respirar, sintió una punzada en el pecho; algo caliente y pesado, mucho más caliente que todo lo cálido que había sentido hasta ahora, al grado que sentía que lo lastimaba. Al principio intentó incorporarse, pero no lo consiguió; el dolor era increíblemente intenso y no podía hacer nada para detenerlo.

Estaba cansado. De pronto, incluso si antes se había sentido bien, se sentía terriblemente agotado, adolorido de todo el cuerpo y, en cierta forma, se sentía también asustado.

Asustado porque de pronto lo asaltaron miles de preguntas, como si de pronto hubiera recordado de golpe quién era y lo que estaba haciendo aquí. ¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Qué había hecho para terminar aquí? ¿Estaba solo, tendría que lidiar él solo con este dolor?

¿Dónde estaba Aster?

¿Dónde…dónde estaba su esposo?

¿Lo había abandonado? ¿Se había atrevido Jack a dejar atrás a Aster a pesar de todo lo que había pasado?

-N…no…- comenzó a incorporarse dolorosamente, apenas pudiendo mover su cuerpo deshecho-…Aster…

Le costó mucho, pero cuando lo logró, se dijo a sí mismo que no dejaría que nada lo detuviera.

Tenía que verlo de nuevo, aunque fuera solamente para decirle que lo amaba y que jamás querría dejarlo solo, y que si lo hacía, era en contra de su propia voluntad. Quería que a su esposo le quedaba claro que él era la única cosa que motivaba su vida y que sin él, todo lo demás estaba vacío. Quería decirle que, aún si él no había sido capaz de acabar con la maldición, lo amaba. Demonios, cómo lo amaba.

Eso era lo único quele daba fuerzas ahora para caminar, aun a pesar de lo mucho que su pecho pesaba y dolía, y lo digicil que le era respirar.

Pero…¿porqué necesitaría respirar en ese estado?

Unos lamentos rompieron la quietud del lugar que hasta hace unos momentos le había parecido perfecto en su absurdo vacío. Jack se olvidó del dolor para comenzar a dar vueltas sobre sí mismo, buscando la fuente del sonido que ahora lo perturbaba sin poder encontrarlo. El sonido se repitió y él hizo lo posible por concentrarse, hasta que se dio cuenta… su corazón pesaba, pero si se concentraba en sentirlo, podía darse cuenta de que incluso dentro de su pecho parecía inclinarse en una dirección específica.

¿No era esto absurdo?

Pero aún así, se dejó guiar por él; por ese corazón que de alguna forma, se sentía extraño dentro de su pecho.

Comenzó a caminar cada vez un poco más rápido, pero solo en la medida que el dolor se lo permitía. Aún así, se esforzó y cada vez, un poco más rápido y más rápido, hasta que pudo permitirse a sí mismo correr.

Frente a él, lejos, pudo ver algo oscuro, al fin rompiendo la inmaculada blancura de aquél lugar. Fuera lo que fuera, bueno o malo, solo quería ir a cualquier lugar en donde las cosas no fueran como lo eran en ese momento. De pronto le cayó encima la idea de que todo aquello no podía ser tan perfecto y él no podía simplemente estar aquí.

No quería estar solo, no quería dejar a Aster solo. No quería estar solo.

Siguió corriendo hacia aquella mancha negra que a final de cuentas no le prometía nada más que romper esto que solo podía ser una aterradora visión.

Cuando la alcanzaba, se alejaba más. Cuando estaba a punto de tocarla con lso dedos,se hacía más pequeña, como burlándose de él.

De p´ronto Jack se preguntó qué era el suelo, y qué había arriba de él. Qué había alrededor, si esto tenía límites si había una orilla, una esquina qué alcanzar. Sus piernas adquirieron una velocidad que jamás hubiera pensado que pudiera alcanzar antes, y se convenció a sí mismo de simplemente acelerar. Y eso hizo.

Se concentró en lo que quería lograr; ver a Aster otra vez.

Aster, Aster, Aster.

Su nombre se repeptía dentro de su mente sin poderla detener.

Cuánto te amo, Aster.

Sus manos alcanzaron la mancha negra. Todo a su alrededor se rompió como un cristal estrellándose contra una pared, y él cayó.

Y cayó. Y no dejó de caer.

.

.

.

La siguiente vez ue sus ojos se abrieron, notó dos cosas; uno, calor, un calor tan grande cmo nunca había sentido en la vida, pero era diferente al que había sentido antes; éste calor era gentil, y no parecía que fuera a volverse malo e insoportable de un momento a otro. Su corazón aún pesaba, pero era soportable. Lo otro que notó, fue que su mano estaba aoyada contra una porción de piel que se le hacía demasiado conocida, y sus ojos captaron el brillo de una…más bien, de dos joyas, tan cerca que parecían haberse fundido. El anillo y el collar.

El aroma y el calor que lo envolvían eran tan familiares, pero sobretodo, tan amados para él, que por un momento sintió ganas de llorar por lo abrumador que era el sentimiento que lo embargaba, como si tuviera que salir en forma de lágrimas para al fin tener un poco de paz.

-Aster…-pudo dejar salir apenas, sobrepasado por todo lo que pensaba y lo que sentía; si estaba vivo, era porque Aster había conseguido hacerlo vivir. De algún modo lo había hecho, contra todo, lo hbaía logrado. Alejó un poco su mano y acercó los labios, y besó su pecho. Le costaba respirar el aire caliente que había entre ellos pero no importaba; era lo mejor que podía pasarle en este momento. Pero entonces, percibió algo más.

La camisa de Aster no estaba abierta, estaba quemada. Y ahí donde había besado, donde unos segundos antes había descansado la palma de su mano, había una mancha oscura... como algo quemado. Levantó la mirada y observó el rictus de dolor en el rostro de su amado esposo y se apresuró a sujetar sus mejillas entre sus manos, ponerse al nivel de su cara para besarlo, como si sus labios pudieran deshacer las arrugas en su frente, relajar sus ojos apretados y liberar su boca de la expresión que tenía en ese momento. De modo que baño su piel en besos, desde la frente hasta la barbilla y el cuello, intentando con todo su corazón que cada parte quedara impregnada del amor que sentía y que quería dalr, que quería demostrarle.

De pronto, tuvo que volver a recargarse en la cama, pues perdió la fuerza, además, el dolor regresó con mucha más intensidad de lo que él hubiera esperado. Por alguna razón cuando sintió esto, como una especie de flecha clavándose de lleno en su pecho, lo único que pudo hacer fue abrazar fuerte a Aster, aferrarse a él, refugiarse en su cuerpo.

Había alguien más en la habitaicón, podía sentirlo. Así que cuando habló, lo hizo para que esa persona lo escuchara. No estaba seguro de esperar una respuesta, pero si de algo estaba seguro era de que necesitaba hablar.

-Duele…-dijo, con el hilo de voz que le quedaba. La otra persona se removió un poco donde estaba antes de acercarse. Lo escuchó caminar.

-Es normal-, Jack levantó la mirada y vio a Manny, que lo observaba con una expresión de pesadez en el rsotro-, que tu cuerpo no resista del todo bien. El corazón de Bunny es bastante más pesado y grande que el tuyo. Te llevará un tiempo acostumbrarte.

-¿¡El corazón…!?- Jack intentó incorporarse, pero el dolor se lo impidió, y por ello, tuvo que volver a su posición anterior.

-No te preocupes, hasta el momento él aún vive-, lo calmó Manny antes de acercarse un poco más para poder observar al pooka-, Aster entregó su corazón a vluntad. Lo hizo por ti. No debe quedarte ahora duda alguna de que te ama.

-Yo nunca lo dudé…- replicó Jack apenas, levantando una mano al rostro de su esposo una vez más. Era él quien siempre había estado lleno de dudas. ¿Qué era lo que había llevado a que finalmente se enrtegara a él? Era lo peor pensar en esto. ¿Aster necesitó ver a Jack muriendo para convencerse de que lo amaba?

Dolía, dolía más de lo que él hubiera pensado.

-Jack…debes saber algo-, Jack levantó su mirada hacia Manny de nuevo, sin decir nada-, el hecho de que estés despierto quiere decir que el plan funcionó y el corazón de Aster podrá darles vida a ambos.

Jack asintió, comprendiendo a medias lo ocurrido. El corazón de Aster de algún modo ahora estaba dentro de él, y tal como Manny decía, les estaba dando vida. No entendía cómo ni porqé, pero al menos eso explicaría la sensación de extrañeza que no lo había abandonado desde que había abierto los ojos.

-Pero tardarán en estabilizarse. Y por lo que puedo ver, aún si lo hacen, ustedes…no lo tomé en cuenta antes, pero no solo sus vidas están ligadas ahora…al parecer, la lejanía corporal les hará daño.

Jack abrió sus ojos tan grandes que parecieron estirar su cara.

-No…no quiero decir que tengan que estar abrazados todo el tiempo- repuso Manny, comprendiendo su sorpresa-, en unas horas quizás puedas levantarte de la cama sin él si aún necesita descansar. Pero al principio les costará estar en dos habitaciones distintas. Poco a poco la distancia podrá ser un poco más grande y podrán por supuesto tener actividades independientes uno del otro…pero habrá límites. Llegará un momento donde el dolor no te dejará respirar y tendrás que regresar a él. Y a Aster le pasará igual.

-Quiere decir que… básicamente, jamás podremos separarnos…- Manny asintió. Jack sintió como si sus ojos se hicieran agua-, y si yo muero…

-Él morirá. En cambio, si él muere, tú vivirás.

-Pero…

-Tú tienes su corazón, y el corazón te protege. Él ya no tiene su corazón. Solo te tiene a ti.

Estas palabras se clavaron en el cerebro de Jack como cuchillos. En ese momento deseó…cómo deseó que fuera posible entregarse de un modo en que jamás antes lo hbuiera hecho. Deseó convertirse ne el corazón de Aster y acomodarse dentro de su pecho y nunca salir de ahí. Vivir y morir con él por el resto de su vida.

Era una idea…era una concepción enferma del amor, pero ¿cómo podría considerar que algo de todo esto fuera normal? Su relación con Aster desde un principio había estado construida bajo una idea tonta, perdida y extraña de lo que debía ser. Nunca hubiera esperado un final como éste, pero suponía que podía haber sido mucho peor.

Le dolía que Aster perdiera así su libertad por él.

Solo le quedaba hacer lo que pudiera para hacerlo feliz. No tenía otra alternativa.

-Los dejo solos. Quizás necesites hacer varios intentos antes de poder levantarte de ahí. Quizás será mejor que descanses y ahorres energía para cuando puedas hacerlo.

Jack no contestó de manera alguna. Escondió su rostro entre el cuello y el hombro de Aster y suspiró pesadamente, intentando entregarse al sueño, pero sin comprenderlo.

.

.

.

-Ah…-la humedad en su frente no era un alivio total, pero al menos ayudaba a hacer más ligero el dolor. Los besos en su rostro también estaban ayudando, solo un poco, pero lo hacían.

-Tranquilo, estarás bien- la voz calmaba el torbellino dentro de su mente-, relájate.

Aster cerró los ojos y se entregó a aquellos cuidados. Pronto, pudo dormir otra vez.

.

.

.

Jack suspiró la tercera vez que consiguió calmar el dolor de Aster y hacerlo dormir. Cada vez lo veía apenas un poco más tranquilo, pero era algo. Poco a poco comenzaban a estabilizarse, los dos. Cuando finalmente pudo ponerse de pie, fue una revelación para él.

Todo parecía haber cambiado; el peso de su cuerpo, cada cosa que había alrededor. Jack quería gritar y saltar. Era como si cada cosa se hubiera intensificado, los colores, los olores, los sonidos. Desbocado, salió corriendo escaleras abajo, ansioso por ver a su familia.

Entró en la cocina; hacía una mañana limpia y tranquila. Todos comían un desayuno tranquilo, y al ver a Jack, la comida quedó a medio camino de los platos a sus bocas. Jack iba a decir algo, iba a agradecerles con todas sus fuerzas, iba a pedirles perdón por tanta angustia, pero no pudo hacerlo; de pronto un malestar profundo se apoderó de su cuerpo, impidiéndole moverse.

Le faltaron las fuerzas. Debía volver.

No les dio tiempo de nada; prácticamente salió corriendo de ahí. No se dio cuenta de que lo siguieron, tampoco se hizo demasiado consciente de que lo llamaban, todo lo que quería era volver a ver a Aster y acostarse a su lado.

Se apresuró al interior de la cama y se refugió en su cuerpo solo para comprobar que Aster también se quejaba por el dolor que había sentido. Al lado de la cama, estaba el cubo de agua y los pañuelos que Manny había traído a petición suya la noche anterior. Jack tomó uno, lo humedeció y le limpió el rostro a su esposo antes de repetir la operación de abrazarlo con todas sus fuerzas, hablarle solo con palabras dulces y cubrirlo de besos hasta que los labios le dolieran.

Cuando los demás llegaron a la puerta, Manny les advirtió que no intervinieran. Todo este tiempo había estado en una habitación de huéspedes descansando luego de haber efectuado el ritual, pero yendo a verificar el progreso cada pocas horas. No había sido fácil y esperar tampoco lo era, pero confiaba en que las cosas iban a salir todo lo bien que podían salir, claro, considerando las circunstancias.

Jack respiró profundo antes de concluir sus atenciones y recargar la cabeza en el pecho de Aster para poder dormir un poco. Cada vez que el dolor agonizante regresaba, quedaba exhausto. Por lo menos confiaba en que las cosas iban a mejorar.

.

.

.

Jack abrió los ojos, y apenas pudo resistir el salto que sintió en el pecho cuando la mirada de ojos verdes clavados en los suyos le indicó que su esposo estaba al fin consciente.

Antes de dejarlo pronunciar palabra alguna, se precipitó a sus labios y los reclamó con la desesperación propia de quien perdido en el desierto por días busca agua. Aster no se negó un segundo a darle este placer, sobre todo porque él también lo necesitaba. Mientras los brazos de Jack se enredaban en su cuello él le abrazó la cintura y lo presionó contra sí, fuerte, hasta que sintió su propio corazón palpitar en su pecho. La sensación que le producía, pero sobre todo entender plenamente lo que pasaba, le dieron escalofríos.

Más importante aún, lo que compartían ahora no era un simple beso; era la convicción que ambos necesitaban para hacerse conscientes de que esto no era un sueño, que no estaban perdidos uno del otro, que jamás estarían separados otra vez.

Mientras se besaban, las orejas de Aster descansaron sobre la cabeza de Jack. Jack comenzó a reír con deleite, pensando en cómo cada parte de su cuerpo también deseaba estar en contacto con él. Los besos se fueron haciendo cada vez más profundos…el calor más insoportable.

Las manos de su esposo encontraron su piel y Jack soltó un suave sollozo de deseo y necesidad. La forma en que sus cuerpos se reclamaban era tan increíble y abrumadora que Jack supo que no había otra forma de aliviarla más que entregarse a ella por completo. Hacer el amor con su esposo era algo de lo que jamás se cansaría ni se arrepentiría y menos en una situación como ésta en la que el destino era tan terrorífico e incierto.

Y sobre todo sabiendo lo mucho que los aliviaba estar así de cerca. Permitir que los labios y las manos de Aster pintaran formas nunca antes vistas en su piel. Borrar con sus besos cada herida provocada a él en todo esto. Besar su espalda, su pecho, y llevarse con sus labios los restos del tatuaje y la quemadura sobre su corazón. Las marcas que había dejado en él y que jamás se irían.

Y cuando su esposo al fin se encontró dentro de él, haciéndolo lento, fuerte, profundo, justo como él necesitaba, Jack supo que estarían bien. Siempre que pudieran encontrar este alivio en ellos, uno en el otro, estarían bien. Siempre que no pudiera expresar su amor con palabras, lo haría con besos. Y siempre que no pudiera calmar el dolor con sus besos, lo haría con su cuerpo, como ahora.

Se acercaron al borde y retrocedieron. Esperaron y volvieron a empezar. Tal como su relación, la unión de sus cuerpos tenía su propia forma de definirse y consumarse. Y en lugar de dejarla ir y permitir que explotara, como habían permitido a su relación hacer, ambos se concentraron en que esto durara. Y mientras Aster se encontraba sobre él, y en su interior, Jack le habló al oído un millón de palabras hermosas que apenas podía formar en su mente. No las dejó morir en sus labios, a ninguna de ellas. Y en cambio, los besos en su cuello, en sus labios, en cada parte de su rostro, lo hacían pensar que su esposo le correspondía a cada una.

.

.

.

Jack no dejaba de mirar hacia arriba, desde donde Aster lo miraba pensativo. En un momento en que la timidez, curiosamente existente entre ellos, le ganó la batalla, se mordió los labios y sonrió.

-¿Qué ocurre?- preguntó, y la voz le salió en un susurro apenas, cansada de tanto usarse apenas unos minutos antes.

-¿Eres real?

Jack miró los ojos de Aster y vio en ellos tanta desesperación…tanto miedo, que sintió algo en su interior romperse. Él no había sido el único en sufrir en todo esto, y apenas ahora se hacía plenamente consciente de ello. No era que no lo supiera antes, simplemente, no se había detenido a pensar en eso hasta ahora.

-Lo soy…

-¿Estás seguro? ¿No estoy soñando? - Jack negó con la cabeza, y trató que su sonrisa fuera tranquilizadora-, quizás estoy muerto y este es el paraíso.

Jack soltó una carcajada cansada, y antes de que Bunny dijera otra cosa, se levantó lo suficiente para besarlo otra vez. Movió suavemente su cadera y esperó. Aster gruñó. Esto no era el cielo. Pero supuso que era lo más cerca que estarían de él de ahora en adelante.

-Estoy seguro- desesperándose un poco, lo atrapó con sus piernas y de ser posible lo obligó a moverse dentro de él aún más que antes-. Aster… otra vez. Por favor.

Los besos se reanudaron y él jamás se había sentido tan completo.

Por un rato, al fin, pudo olvidarse de lo demás.

.

.

.

Aster despertó solo. La incomodidad en su pecho era lo que lo había obligado a levantarse.

Recordaba una serie de explicaciones vagas acerca de cómo ahora que le había dado a Jack su corazón tenía que estar cerca de él físicamente o se volvería doloroso, pero también creía recordar que esto cambiaría con el paso del tiempo. Cuando pudo ponerse de pie sin sentir que el mundo se movía bajo su cuerpo, se dirigió a darse un baño. La quietud lo impresionó. Por un momento tuvo mucho miedo de todo lo que estaba pasando.

¿Y si realmente había sido todo un sueño?

De ser así…Jack…

¿Cómo podría vivir sin Jack?

Jack era su corazón y su vida. Simplemente una vida sin él no tenía sentido alguno, ni siquiera planteársela, en lo absoluto.

Al pensar en esto, su corazón latió con fuerza…y entonces recordó. Su corazón ya no estaba en él. Podía sentirlo dentro de su mente, pero no podía poner su mano sobre su pecho y sentirlo contra su piel.

Terminó el baño mucho antes de lo que planeaba y se vistió rápido.

Ignoró todas las palabras de felicidad a su alrededor, al verlo de pie y moviéndose por a casa; solo había una persona en el mundo a quien quería ver y algo le decía dónde podría encontrarlo.

El laberinto se había descongelado y las plantas, obviamente, habían muerto. Pero eso no evitaba que formaran un muro firme, lo suficiente para que en lugar de atravesarlo a patadas Aster tuviera que encontrar su camino de nuevo.

Tardó, equivocando el paso varias veces a pesar de haber sido él quien lo había construido, y finalmente encontró a Jack en el interior. Al verlo, no permitió que dijera nada; se precipitó hacia él, lo tomó en sus brazos y lo levantó, sin soltarlo nunca, manteniéndolo contra su pecho y deseando una vez más que todo esto fuera realidad.

-Jack…amor, perdóname, por favor, perdóname…

Jack no comprendió qué era lo que Aster quería decir con todo esto. Hizo que lo dejara en el suelo otra vez, y desde ahí posó su mano en su mejilla, mirándolo con atención.

-Aster…yo no tengo nada de qué perdonarte, yo…

-No quiero perderte.

-Pero ¿porqué? No entiendo, Aster. Yo solo…

Una mirada bastó para que ambos se dieran cuenta lo perdidos que estaban con respecto al pensamiento del otro. Y eso dolía.

Pero Aster sabía que esto era algo que no podía dejar dentro de su pecho. Tenía que explicarse. Tenía que pedir perdón otra vez.

-Yo… nunca confié del todo. Rompí todas mis promesas hacia ti. Y…te dije cosas tan horribles.

-Aster…

-No debí irme, no…no debí alejarme de tu lado sabiendo el daño que te hacía. Yo… me dejé llevar por un impulso estúpido y lo he lamentado tanto desde que comprendí. Yo…yo…

Jack no lo dejó continuar; lo abrazó fuerte, y la sensación de dolor y abandono que percibió de él lo hizo pedazos por un momento. Aster cayó de rodillas y escondió el rostro en su pecho, en su estómago. Jack lo abrazó más fuerte, sintiendo la humedad tibia de sus lágrimas colarse por entre su ropa hasta su piel.

-No. Yo soy quien debería pedir disculpas…-un sollozo, una respiración rápida y difícil, y ambos sintieron la punzada en el corazón-, yo te metí en esto. Yo te envolví para que no me dejaras, y por mí es que perdiste….tu vida. Aster…Aster, perdóname, perdóname, perdóname- lo tomó de la cara y lo obligó a mirarlo. Finalmente, no pudiendo resistir más el peso de la culpa, se dejó caer frente a él también.

Mientras se abrazaban y lo escuchaba llorar en voz baja, Aster se dio cuenta de que las lágrimas de ambos ya no eran de dolor, ahora solo eran miedo. Ya no era tiempo para pedir perdón ni para perdonar; solo había espacio para comenzar otra vez. Si hay pueblos que se vuelven a alzar luego de ser reducidos a cenizas, ¿porqué dos seres como ellos no podían simplemente entregarse, sin más miedos y sin más secretos?

La noche anterior habían hecho el amor entre sueños, pero Aster sabía que eso no definía lo que pasaría de ahora en adelante. Pudo bien haber sido una despedida, a pesar de la imposibilidad que tenían ahora de estar separados.

Y la posibilidad de seguir lastimando a Jack mataba poco a poco sus esperanzas. No quería más pasar por todo esto. Tenía que haber una manera de arreglarlo, aunque fuera un golpe tajante.

Jack por su parte se debatía en la penosa idea de que por él, Aster dejaría de ser la criatura libre que siempre había sido hasta su llegada a esta casa. Jamás quiso que esta historia llegara a tanto, pero el amor y el miedo habían sido tan poderosos en él que no pudo controlar ni a uno ni al otro cuando llegó el momento. Quizás no era del todo su responsabilidad, él no podía hablar de la maldición libremente. Pero quizás, si se hubiera enfocado más en construir la confianza con su esposo, nada de esto hubiera pasado.

Se dieron cuenta al mismo tiempo. Quizás hasta lo pensaron al mismo tiempo. Todo lo que les había faltado había sido confianza.

Jack cerró los puños contra la espalda de Aster cuando lo sintió respirar contra su cuello.

-Cuando era niño…-comenzó a hablar el pooka, inseguro, contra el oído de su pequeño esposo-, nunca me gustó la nieve. Cuando te conocí eso cambió por completo.

Jack hundió el rostro contra su hombro, y esperó. Le sorprendió descubrir que las siguientes palabras de su parte no tenían nada que ver con lo anterior.

-Mi madre solía contar una anécdota en la que…- se detuvo un momento, pues se le cortaba la voz-, yo les dije a todos que iba a ir yo solo a cazar al bosque. Tomé las armas de mi padre y me fui…los demás niños se organizaron para asustarme…y corrí, y caí por un acantilado. No caí muy abajo pero me golpeé la cabeza. No recuerdo nada de eso. Al parecer, cuando desperté, estaba convencido de que era un fantasma, y me asombraba de que todos pudieran verme.

Jack soltó una risa suave y se relajó contra su pecho.

-Camellia solía ponerme flores en el cabello cuando no me daba cuenta y…los otros niños se burlaban de mí… lo que nadie sabía…es que yo amo las flores…

La risa de Jack ahora sonaba mucho más pura y alegre que antes. Limpia, como agua cristalina. Aster se separó un poco y acarició su nariz contra su frente y sus mejillas, impregnándose no solo de su tacto, también de su aroma.

-¿Porqué me cuentas esas cosas?

Aster besó su frente.

-No quiero más secretos, aún si son las cosas más estúpidas. Te lo contaré todo, así me lleve toda la vida.

Ahora la carcajada de Jack tenía a partes iguales dulzura y diversión. Aster suspiró satisfecho de haber logrado esto en él.

-Te toca a ti.

-Bien...una vez dejé que los caballos se salieran al campo abierto y estuvieron perdidos por horas. Tooth estaba furiosa y…estaba convencida de que todo había sido culpa de North. Yo nunca la corregí…deberías haber visto su cara…

Bunny rio suavemente y abrazó a Jack con más fuerza.

-U…una vez, me quedé dormido jugando a las escondidillas con los mozos y las doncellas…me había metido en una cueva y no podían encontrarme. Cuando desperté, era media noche y ya habían movilizado a la guardia del rey para que me buscaran por todos los bosques…

La risa de Bunny ahora fue más fuerte, podía perfectamente imaginarse a Jack metido en algo así. Jack levantó un poco la cabeza y presionó su frente contra la sien de su amado.

-Cuando…cuando vine aquí, me tuve que detener porque era lo más lejos que pude llegar antes de que comenzara a doler. Quería alejarme más, pero no pude.

Y ahora Aster comprendió que no estaba hablando ya del pasado, sino del momento presente. Aún así, le pareció una ironía cruel.

-Eso podría definir mi estadía aquí desde que te conocí.

Las risas ahora fueron amargas. Jack bajó la mirada y apretó los ojos, deseando que no fueran lágrimas las que ahora salían de ellos.

-Jamás podremos volver a separarnos, Aster. Y por más que te ame, lo sé, no es un destino agradable para un pooka.

-No lo es tampoco para un humano.

Un sollozo volvió a sacudir a su pequeño esposo, y Aster solo atinó a abrazarlo con más fuerza.

-Pero a mí eso no me importa, Aster, yo…te seguiré a donde sea, cueste lo que cueste…pero tú…

-¿Crees que no siento lo mismo? ¿Qué no te seguiría a donde sea yo también?

Se separaron y se miraron a los ojos un segundo. Una cosa más que nadie había tomado en cuenta; la forma en que subestimaban la capacidad del otro de hacer sacrificios por este amor. Jack se sintió fascinado al darse cuenta de esto.

-Me uní a un humano siendo yo un pooka, me sometí a todos y cada uno de los deseos de ese humano, lo protegí, le entregué mi corazón en todos los sentidos de la palabra ¿y crees que no deseo estar con él? ¿Crees que no pensé en mí mismo al tomar esas decisiones? ¿Crees que no lo hice también por mí?

-¡No debiste hacerlo! -Jack lo empujó, haciendo que se alejara abruptamente de él y cayera de espaldas- ¿No sabías lo que me harías sentir? ¡Jamás hubiera querido que hicieras esto por mí! ¡Ya no quiero retenerte a mi lado sin que sientas lo mismo por mí, que lo que yo siento por ti! ¡Quiero que te vayas en cuanto puedas, quiero que seas libre, quiero verte lejos y que jamás regreses!

Aster se incorporó rápidamente y Jack también, arrodillado como estaba, se puso de pie, mirándolo con el ceño fruncido y con las lágrimas escapando de sus ojos.

-¡Escúchate! ¿¡De verdad quieres eso?!

-¡Sí, eso quiero, lárgate!

Aster le sostuvo la mirada por un buen rato, antes de darse la vuelta y comenzar a caminar. Más rápido de lo que esperaba, sintió el peso de su esposo contra su espalda y sus brazos rodeándole la cintura en un silencioso ruego porque no diera un paso más.

Igual sabía que no podía ir lejos; lo haría por matarse a sí mismo tal vez, pero jamás le haría eso a Jack. El resultado de esta extraña plática estaba siendo doloroso y gracioso-de una manera retorcida- a partes iguales.

-Decídete, ángel. No puedo cumplir todos tus caprichos al mismo tiempo.

-Q…quédate. Por favor. No me dejes, no de nuevo. No…no resistiría.

Aster se dio la vuelta, pero impidió que lo abrazara otra vez. Lo miró a los ojos y bajó la mirada apenas unos segundos después.

-Di que me amas.

-Te amo.

Negó con la cabeza pesadamente. Miró sus manos, ahora entrelazadas con las de él.

-No. Haz que te crea. Haz que confíe en ti.

Jack presionó sus dedos contra los de él y ahora no lo dejó impedir que lo abrazara.

-Te amo-, un beso en el cuello, otro en la barbilla, otro en la comisura de los labios-, te amo-, ahora en las mejillas, en la nariz y en la frente-, te amo…-, las piernas enroscadas en su cintura, las lágrimas mojando su piel, los dedos enredándose en su cabello.

Aster sujetó a Jack con cuidado, lo depositó en la yerba y se acomodó encima de él, apenas permitiéndole respirar.

-Yo también te amo. Yo…también…

.

.

.

EPILOGO

Han pasado dos años desde que esto sucedió y Jack y su esposo Aster pudieron estabilizar su unión, así como conciliar la idea de que jamás estarán separados otra vez.

Jack conoció a la madre de Aster y al resto de sus hermanos en un viaje que hicieron para visitar a su tribu. Dahlia está más que complacida con su nuevo "hijo" y cada vez que manda cartas los urge a que la visiten más seguido. A veces insinúa que tendían hijos muy bellos si fuera posible y que quizás Manny podría ayudar en eso, pero Aster siempre se pone tan nervioso cuando tocan ese tema que Jack tiene que salir a su rescate guiando la conversación a otras cosas.

Tooth intercambia correspondencia con los hermanos de Aster hablando de asuntos cotidianos, recetas de cocina, consejos de jardinería y del arreglo de la casa entre otras cosas. North pone un poco de texto en las misivas y las lleva a ser enviadas a donde sea que se encuentre la tribu Bunnymund en ese momento. Siguen siendo un matrimonio sólido y básicamente el pilar que mantiene firme y unida a la casa Overland.

Desde aquellos sucesos, Jack notó un cambio en Sanderson; a pesar de que seguía siendo un sujeto en general alegre y de apariencia despreocupada, a veces, cuando sentía que nadie lo miraba, una nube oscura se asomaba por su rostro. De pronto anunció que haría un viaje, que estaría un par de meses fuera y que se comunicaría cada semana por correspondencia. Y hasta el momento de este texto, ha cumplido, pero en la última carta que escribió exclusivamente para Aster, puso una nota inquietante.

Cuida mucho a todos, en especial a Jack. Mantente alerta, y si es necesario, pídele ayuda a tus hermanos. No te quedes solo con lo que puede llegar a pasar.

Aster no le comentó el contenido de la nota a nadie más que a Jack, habiendo jurado que no le guardaría secretos. Jack se siente inquieto por esta información, pero está agradecido porque se lo haya dicho. Ambos decidieron no hacer un escándalo de estas palabas, pero por si acaso, Aster mandó una carta a Heath, previniéndolo por cualquier cosa.

Aster jamás dejaría solo o en peligro a Jack. No solo porque no quería que saliera lastimado, sino por el simple hecho de que lo amaba con todas sus fuerzas. A pesar de la pérdida de su libertad, a pesar de tener que depender de él para conservar su vida, a pesar de que a veces sus personalidades chocan y gritan y pelean y ninguno sale ganador.

Aster ama a Jack y Jack ama a Aster.

Jack ama descansar en los brazos de su esposo, ama sus besos, sus caricias, ama verlo trabajar con ahínco con el sudor brillando su piel; ama verlo preocupado cuando algo le pasa, y ama las formas instintivas que tiene de demostrar su cariño, como cuando busca el aroma de su cuello con ansiedad como si fuera necesario para vivir, o cuando se envuelve alrededor de él al dormir como si tuviera que protegerlo todo el tiempo.

Aster ama los abrazos tiernos de Jack, su sonrisa limpia y cómo su cuerpo parece tan perfecto para hacerle el amor todas las noches y sostenerlo contra él todas las mañanas. No podía haber un pecho más bello y puro para resguardar su corazón. Aster ama la forma en que lo deja usar su estómago plano y suave como almohada, y la manera en que le habla al oído cuando se abrazan.

A veces les da miedo no amarse más, pero en secreto uno del otro, aunque al mismo tiempo, como si su corazón compartido fuera un puente, han pensado que esto ya no sería posible, pues son una persona en dos cuerpos; dos partes, quizás no iguales pero sí de un mismo espíritu, y el amarse ya no es una opción, es parte de su naturaleza misma.

Mientras ellos se cuidan y se aman en la seguridad de su hogar, una sombra va tomando forma en el exterior.

Pero ellos no le temen.

Mientras Jack duerme esta noche, Aster vigila, con sus sentidos, sobre todo con sus oídos, listo para enfrentar cualquier cosa que pueda intentar hacerle daño.

Y mientras Aster resguarda con todo su ser a Jack, Jack cuida con todas sus fuerzas de su corazón.

Fin

Y…bien.

Como siempre, ese sentimiento pesado en el pecho…

Esto me costó tanto trabajo que me sorprende lo mucho que me tardé. En realidad, hubo muchas cosas que quería pensar bien antes de escribir. Como por ejemplo, el hecho de que quería un final agridulce o por lo menos que dejara en evidencia que no iba a ser todo perfecto a partir de que se resolvieran los problemas, y al mismo tiempo, tener en mente que si alguien puede enfrentar cualquier cosa, son ellos, mi amada parejita :)

.

.

.

Y como amo esta pareja, hago un anuncio: tengo dos fics largos en mente, pero no sé cuál publicar primero, así que si quieren pueden darme su opinión. A continuación, hablaré a grandes rasgos de las tramas:

Opcion uno: Jack es un esclavo en una "casa de gladiadores". Bunny es gladiador. Va a haber de todo lo que me gusta poner en los fics, pero sobre todo mucho más lemon que lo "normal" en mi escritura, ¿porqué?... pues por el romance, más que nada. Simplemente quiero verlos "felices" ewe un poco más de tiempo.

Opción dos: otra distopía, no muy parecida a Before it's too late pero más o menos por esos rumbos. Aster sin memoria, Jack experto en sobrevivir. Va a haber romance y lemon y todo lo que me gusta, pero va a ser muy slow burn así que va a haber que tener paciencia.

Por mi deseo de escribir mucho romance e intimidad, me iría por el uno. Por el deseo de una trama más compleja, me iría por el dos.

¿Ideas?

So…aquí van las respuestas para quienes no tienen cuenta en FF. A los demás les mandaré un PM o por Facebook. Seré breve, porque ya se me ha hecho algo tarde. Discúlpenme por favor.

Nelson: Hola querido, ¿cómo estás? Espero que se solucione lo de tu Facebook, ¿has pensado en hacerte otro perfil o algo? Por otro lado, podrías hacerte una cuenta aquí en FF, así sería más fácil que mandaras mensajes, que en este caso serían más directos que dejar un review en una historia, lo digo porque muchas veces no llega la notificación y no tengo idea de que me dijiste algo hasta que entro directamente a revisar. Como viste un poco más arriba, ya tengo dos opciones para un futuro fic largo, solo me queda decidir cuál. Y la fecha de publicación podría variar entre dos semanas y un mes, dependiendo de mi tiempo, ya sabes, por el trabajo. Por otro lado, qué mal que tus planes para septiembre hayan tenido que aplazarse, pero yo sé que saldrá todo bien porque es algo que tú te mereces más que muchas otras personas. Espero de todo corazón que te encuentres bien y que no haya ningun problema con lo de tu fb. Si decides hacerte una cuenta aquí o en alguna red social házmelo saber para seguir en contacto. Te quiero! Besos y abrazos!

Sora Heartless: no te preocupes por mí, normalmente cuando tardo en aparecer es porque se me fue la onda y terminé escribiendo muy poco o no traigo mucha inspiración. Te hice caso con lo de las notas (las puse en el summary), pero como soy muy torpe para ser constante, no pude publicar cuando Tenía planeado. El que me hagas saber todo lo que sientes y opinas acerca de mis capítulos es como siemrpe un gran placer. A veces, te lo confieso, cuando leo tus reviews pienso; wow, si pude provocar esto, puedo continuar. Sobre todo cuando no tengo mucha inspiración para escribir. Es como si necesitara recordarme que para alguien vale la pena lo que hago. Insisto en que escribas y escribas y escribas todo lo que quieras; con la capacidad que tienes para expresarte lo deberías hacer. Y eso de que no se te entienda por poner cosas tan complejas pues lánzate, porque una vez que las vas desenredando y encuentras lo valioso que hay debajo, te das cuenta de que ha valido la pena. Y aún si no todas las personas tienen la paciencia de descifrarlo, los que la tienen serán aquellos que valgan la pena :) Solo me queda esperar de todo corazón que mi actualización te guste con el final de esta historia. Eres perfectamente bienvenida de agregarme a FB cuando quieras, me encuentras tal cual como Aoshika October y suelo estar ahí bastante tiempo del día. Si tienes cualquier cosa de qué platicar, yo escucho con todo gusto. Una vez más, te agradezco muchísimo tus palabras y espero tener noticias tuyas, por aquí o por Facebook, muy pronto. Besos y abrazos!

Y muchas gracias a todos aquellos que le dieron favs o follows a este fic, a quienes leyeron aún si no comentaron, etc. Muchos besos y abrazos para todos!

Aoshika