PLUMAS Y CORTEJOS
Descargo de responsabilidad. Arslan Senkei no me pertenece
...
Ya no era raro ver al príncipe Arslan en la compañía del joven soldado lusitanio Etoile. Bueno, tal vez es más preciso decir, ver a la joven Estelle tratando de huir de la compañía del príncipe de Pars. Lo que sí era muy extraño de ver era al esquivo y siempre fiel compañero de Arslan, Azrael, en el hombro o el brazo de Etoile, ya que el hosco halcón no era particularmente amistoso con nadie que no fuera Arslan a quien parecía tener en alta estima, más alta incluso que la de su "dueño" Kishward a quien no volteaba ni a mirar.
Por eso ver al imponente animal colgado del hombro de la chica soldado lusitania no dejaba de ser el tema de conversación en el campamento del ejército de Pars ni en el de refugiados lusitanios.
Etoile acarició el plumaje de Azrael. Uno de esos raros momentos donde se permitía bajar la guardia. El pájaro era un buen oyente. Ve a Arslan acercarse a ellos con una sonrisa alegre y siente una vena palpitar en su frente, en serio, alguien debería enseñarle cómo debe comportarse un príncipe y recordarle que uno no confraterniza con los soldados del ejército enemigo.
—Allí estás. Te estaba buscando.
—No veo por qué me necesitarías teniendo a todo un ejército a tu disposición.
—Oh, es bueno ver que ya me hablas —dijo con esa sonrisa que causaba cosquillas en su estómago—, pero en realidad hablaba con Azrael.
—Oooooh —dijo y luego retomando la compostura agregó—, los pájaros no hablan.
Arslan rió.
—Por supuesto que no, pero entienden, además te he visto hablando con él.
—No, yo no hablo con Azrael, es solo que no deja de seguirme.
—Eso es porque le gustas.
Sintió el calor ascender por todo su rostro.
—Eso es estúpido, ¿por qué dirías una mentira como esa?
—¿Acaso lo ves cerca de alguien más?
—Bueno, no.
—Solo se acerca a ti porque le gustas.
Farangis los ve continuar con su 'discusión'. A pesar de ser un soldado de las tropas enemigas, Etoile tenía un alma valiente que peleaba por lo que creía, con un corazón compasivo y de mente abierta, dispuesta a ver las cosas desde la perspectiva de otros y dispuesta a aceptar los cambios. Era la contraparte perfecta para su joven príncipe. Un día sería una magnifica reina.
—¡Oh!, otra vez están coqueteando —menciona el juglar.
Farangis lo ignora y es Narsus el que responde con otra pregunta.
—Me pregunto si su alteza se da cuenta que a Azrael le gusta Etoile porque él está extrañamente apegado a ella.
—Te refieres a que le gusta.
—Se dará cuenta a su tiempo —interviene Farangis, dándole una mirada de advertencia al juglar.
Gieve pasa suavemente las manos sobre las cuerdas de su instrumento y con gesto pensativo se dirige a sus compañeros.
—¿Entonces la avecilla está jugando a cupido?
En definitiva algunas cosas nunca cambiaban.