Bleach y sus personajes no me pertenecen, son creación de Tite kubo (al cual ya no quiero tanto T_T) yo solo tome a los personajes para hacer esta historia.

Hola! Gracias a todas (os) los que entran a leer el fic, a los que dejan review, y a los que lo ponen en fav o follow

Lo sé, lo sé, otra historia y aun no termino las otras dos que tengo, pero es que esta idea me llegó a la mente y tuve que hacerla, no podía esperar a terminar mis otras historia, además de que será corta, sólo dos capítulos, así que no tendrán que esperar tanto, aunque no sé si actualice el otro antes de que acabe al año, espero que sí, pero ahí veremos! Espero les guste, aunque debo advertir que será triste, pero ese es el estado de ánimo en el que estoy después del maldito final y sobre todo ahora con la novela que salió, solo quiero hacerme bolita y llorar en un rincón, pero nadie entendería si lo hiciera ., así que sólo me descargo escribiendo. Saluditos.

Frase: "La felicidad no se ve en las veces que te ríes, sino al encontrar la razón detrás de cada vez que lo haces."

Capitulo 1

Había terminado, la flecha había atravesado su corazón, dándome la oportunidad de usar mi espada, y así acabar con él. Finalmente la vida de nuestro enemigo había llegado a su fin, viendo como se deshacía en mil pedazos de reishi que se esparcieron por el seireitei, para volver a ser parte del mundo espiritual, manteniendo así el equilibrio en el mundo que él casi destruye.

Por un momento todos nos quedamos en silencio, nadie pronunció una palabra, ni hiso un movimiento, era como si la realidad fuera tan increíble, que necesitáramos unos minutos para asimilarla.

-¿ter…termino?-la palabra salió de mis labios sin que pudiera detenerla.

Pero eso pareció descongelar el tiempo, y todos los demás comenzaron a murmurar y moverse.

-eso creo-dijo Ishida a mi lado-ya no lo siento-llevó una mano a su pecho.

Entonces note que yo tampoco lo podía sentir, era como si un peso hubiera sido liberado de mi pecho ¿Sería esa la prueba de que Yhwach había muerto? Aunque todo indicaba que si, algo en mi interior me inquietaba, las palabras que pronunció antes de entrar en el portal aún resonaban en mi mente.

-Muy bien hijo-a mi lado apareció mi padre junto al padre de Ishida-ustedes dos hacen una gran dupla

-preferiría que no me asociaran con él.

-¿Quién te crees que eres? ¿Quién derroto a Yhwach?

Se acomodó sus lentes-todo gracias a mi flecha.

Eso me irritó-pues la hubieras sacado antes, así nos hubiéramos evitado tu ataque de emo.

-antes no la tenía, mi padre me la trajo

Sonreí satisfecho-entonces no era tu flecha, no te creas tanto.

-ya, tranquilos chicos-a nuestro lado llegó Kyoraku, apoyándose en su teniente, ambos estaban muy malheridos-los dos hicieron un excelente trabajo-se tambaleo

-capitán comandante-la tenientes intentó sostenerlo, pero se notaba que estaba haciendo un sobre esfuerzo, así que mi padre llegó hasta su lado para ayudarlo.

-hay que llevarlo a al cuarto escuadrón-los ojos se le había cerrado, al parecer Kyoraku estaba inconsciente-Nanao-san ¿puedes enviar mariposas infernales? –Ella asintió- Diles a todos que los que estén en buenas condiciones, ayuden a los heridos a llegar al cuarto escuadrón, si aún quedan batallas, los que puedan, vayan a luchar.

Se notaba el esfuerzo que hacía por sostenerse en pie, pero aún así hiso todo lo que le dijo me padre. En menos de un minuto todos los shinigamis se estaban movilizando, corriendo de un lugar a otro, algunos cargando a los heridos, otros librando las últimas batallas, y otros llevando a los amigos caídos, llorando por su perdida.

Yo acompañe a mi padre para dejar a Kyoraku al cuarto escuadrón, junto con los demás heridos. Quería volver para ayudar en las batallas, pero no me dejaron, en cuanto puse en pie allí, me arrastraron hasta una pieza para curar mis heridas, pero mi estado no era crítico, así que les dije que podía esperar. Cuando se convencieron de que no moriría, me dejaron por mi cuenta. No estaba seguro de cuánto tiempo habría pasado, pero no podía mantenerme quieto, así que salí al pasillo, y lo que vi me dejó asombrado.

El lugar era un completo caos, la gente iba de un lado para otro, corriendo con vendas, ungüentos, agua, medicinas, y otras cosas que no sabía que eran. Se podía sentir como la energía se concentraba allí. Todos lo shinigamis que sabían usar sus habilidades de kido para curar a los heridos estaban allí, muchos ni siquiera pertenecía a ese escuadrón, pero todos querían ayudar, así que ellos se encargaban de los que tenían heridas leves mientras que los más expertos curaban a los que se encontraban en estado crítico.

Sé que en estos momentos no era de ayuda, más bien sería un estorbo, así que intenté mantenerme al margen, aunque mis manos y piernas me pedían a gritos hacer algún movimiento para calmar mi ansiedad. Cuando no puede soportarlo más, comencé a recorrer las habitaciones, vi caras conocidas, y mi pecho dolió por saber las pérdidas que habían tenido. Algunas eran tan dolorosas que dejaban sin respiración, pero sé que yo no era el más afectado, si bien los conocía, y les tenía respeto, no había compartido una vida con ellos, sólo con una.

-Ya te dije que estoy bien, ve a ayudar a alguien más-su voz llegó claramente a mis oídos.

-pero Señorita Kuchiki, sus heridas no están del todo curadas.

-pero estoy estable ¿verdad? Puedo mantenerme en pie sin problemas, así que vete a ayudar a alguien más-que mujer más terca.

-pero…pero…Kuchiki-sama me dijo…

-yo que tu mejor me voy de aquí, no está del mejor humor-era una clara advertencia

Pude ver como el chico asentía casi temblando, y salía acorriendo de allí. Me acerqué hasta el cuarto y vi a Rukia sentada en una silla al lado de la camilla donde Renji estaba recostado. Debieron sentir mi presencia porque ambos giraron la cabeza en mi dirección. Al verlos no supe que decir. Miré directamente a Rukia, y por un momento pensé que iba a llorar, pero no lo hiso, así que supongo que sólo fue mi imaginación. El encargado de romper el silencio fue Renji.

-Ichigo ¿estás bien? ¿Ya te han curado?

Asentí, aún no encontraba las palabras, entonces Rukia soltó un largo suspiro, y con su mejor sonrisa fingida hablo.

-parece que el cerebro aún no se lo han arreglado.

Su comentario hiso hervir mi sangre-y a ti podrían haberte arreglado la personalidad-sentí mi ceño fruncirse.

-¿Qué dices? Mi personalidad no tiene nada de malo, tu por otro lado…

-chicos-en la puerta se asomó Isane-san-podrían bajar el volumen de voz, hay heridos descansando en las otras habitaciones-sonrió, pero por un momento me dio escalofríos, como cuando lo hacía Unohana-san.

Creo que no fui el único que pensó eso, porque vi cuando Rukia bajó la mirada a sus manos, las cuales se aferraban fuertemente a su kimono. Estoy seguro de que al pensar en Unohana, a su mente también acudió Ukitake-san. Sabía que ese había sido un golpe grande para ella, pero no había nada que pudiera hacer ni decir para que su dolor disminuyera, era algo que no se supera fácilmente, yo lo sabía, lo había vivido de primera fuente al perder a mi madre.

-¿Kurosaki-san?-un Shinigami se detuvo en la puerta-¿usted es Kurosaki Ichigo-san?

Asentí-soy yo, ¿Qué ocurre?-por un momento me asusté

-el capitán comandante se despertó y quiera hablar con usted.

Miré a las demás personas en la habitación-¿no puede esperar?

-¿pero quién te crees que eres?-Rukia había cambiado su mirada en un santiamén, ahora estaba enojada-nadie deja esperando al Capitán Comandante, si él te llama, vas de inmediato sin excusas.

No quería alejarme de allí, pero sus ojos me decía que si no me iba de inmediato, otra guerra se desataría, así que, sin ánimos, comencé a caminar.

-está bien, ya voy- y sólo para que no sintiera como si tuviera control sobre mí, agregué -pero no porque tú me lo digas-terminé señalándola con el dedo-voy por mí mismo.

-lo que digas, sólo vete.

Sabía que estaba siguiendo las normas, pero que me echara de su lado no me gustó para nada, menos cuando Renji apoyó una mano en su hombro.

-tranquilo, yo la cuido.

-No necesito niñera-dijo como toda una niña caprichosa.

Me fui de allí con una sensación extraña en el pecho, una inquietud estaba instalada, sentía como si algo fuera a cambiar drásticamente.

No se me ocurría ninguna razón por la cual Kyoraku-san me quisiera ver con tanta urgencia, pero si quería verme a penas se despertaba, no creía que fuera nada bueno.

La habitación en la que me recibió era más grande que la de Renji, supongo que a los Comandantes se les da un trato privilegiado. Demonios ¿Por qué pensaba lo peor? Tal vez sólo era porque su estado era más crítico.

-Hola Ichigo-chan

El sufijo hiso que mi ceño se profundizara-Buenas tardes Kyoraku-no le debía más respeto después de haber agregado el "chan" a mi nombre.

-ya puedes retirarte Kawasuma-san

El Shinigami que me había acompañado hiso una reverencia y salió de allí cerrando la puerta tras de él. Ahora no sabía qué hacer, así que me quedé parado justo en medio del cuarto.

-otra vez no has ayudado Ichigo-kun

Por lo menos ahora usaba el "kun"-era lo que tenía que hacer-me encogí de hombros-después de todo era parte de mi.

El rió por lo bajo, pero se notaba que eso requería un gran esfuerzo de su parte-¿siempre eres tan humilde? –iba a responder pero él siguió-sé que durante esta batalla se revelaron algunas verdades que te afectan personalmente, y lamento lo que has pasado-no quería que siguiera, aún no estaba seguro de haber procesado toda la información que había recibido-pero debo decirte que, en nombre de la Sociedad de Almas, estamos eternamente agradecidos por todo lo que has hecho por nosotros.

Sus palabras me dejaron estupefacto-no hay nada que agradecer, después de todo, fue mi propia sangre la que empezó todo esto-aunque no lo quisiera, una parte de mi era quincy, por lo tanto también me sentía responsable de lo ocurrido-así que me disculpo por todo-me incliné.

-levanta la cabeza chico, ni tú, ni nadie es responsable de lo que un hombre cegado por la ambición de poder es capaz de hacer.

-pero…

Aun sentía que tenía parte de la responsabilidad. Muchos habían muerto en esta batalla, y sentía el peso de esas pérdidas sobre mis hombros.

-No se puede cambiar lo que ha pasado-dijo con voz melancólica-mejor dejémoslo en que estamos a mano-soltó un suspiro cansado.

-está bien-dije a regañadientes.

-Pero hay otra cosa de la que quiero hablarte-tomó aire-cuando desperté, Nanao-chan me habló sobre algo que Abarai-kun le comentó, sobre algo que les dijo Yhwach ¿es cierto?-sabía a lo que se refería, así que asentí lentamente-vamos a tener que tener cuidado, si él dijo algo así, no creo que sea sólo por decirlo.

-yo también pienso lo mismo.

Hasta ese momento había evitado pensar en esas palabras, pero al ver la mirada que me dirigió, como si sintiera lástima por mí, fue que le comencé a toma el peso a la situación. La puerta se abrió.

-Nanao-chan, volviste para verme.

-Capitán comandante, se ve terrible, creo que debería descansar más-esa parecía ser la señal para que me fuera.

-entonces si eso es todo-me incline, dispuesto a retirarme.

-Kurosaki-kun, aún tenemos que analizar esa situación, así que me gustaría volver a hablar contigo.

Todo mi cuerpo se tensó, estaba seguro de que no me gustaría lo que iba a decirme, pero por ahora no discutiría, todos necesitábamos descansar, recomponer nuestra energía, y pensar la situación con calma, sólo así tal vez sería posible encontrar una solución favorable, aunque en el fondo ya sabía lo que tendría que hacer.

Los días pasaban, y las cosas poco a poco, lentamente, volvían a la normalidad. Había decidido quedarme unos días en la Sociedad de almas para esperar que mi reiatsu se estabilizara después de la batalla, además aún había asuntos pendientes. Aunque en este momento eso podía esperar, había alguien más importante de quién tenía que preocuparme, más que mi mismo.

-fue una bella ceremonia-me senté a su lado

-si, lo fue-no volteo a verme, tenía la mirada perdida en el horizonte.

-por lo que dijeron él sabía que este día llegaría, y vivió su vida al máximo-no era bueno en estas situaciones-creo que no tuvo arrepentimientos.

-lo sé-su voz salió más ahogada.

-Rukia, él te quería-llevó rápidamente una mano a sus ojos.

-lo sé-por lo visto eso era todo que saldría de su boca en este momento.

Quería que hablara conmigo, que me dijera que pasaba por su mente, pero no la presionaría, esperaría pacientemente a que estuviera lista para decir algo, así que me quede ahí, a su lado. Si no podía decir nada para hacerla sentir mejor, por lo menos quería ser su compañía, quería que supiera que no estaba sola, que yo siempre estaría a su lado. Siempre.

-aquí venía a entrenar junto a Kaien-dono, el anterior teniente, y mientras lo hacíamos el capitán Ukitake solía venir a vernos, casi todo el tiempo, aunque nunca daba concejos, sólo se quedaba observándonos y riéndose cuando alguno cometía algún error, pero eso era lo de menos, porque su sola presencia, por algún motivo, me relajaba-trago duro- él tenía ese poder-sus labios temblaron- no importaba la situación en que nos encontráramos, él parecía encontrar siempre las palabras adecuadas para decir, él es…-apretó sus puños-él fue un gran capitán, y ahora –entonces su voz salió ahogada-¿cómo seguiremos sin él?

Sabía que esa pregunta tenía otro fondo, lo que de verdad quería saber era ¿cómo seguiría ella sin él como guía, mentor y amigo?

-creo que él te dejó muchas enseñanzas, si bien se fue antes de lo que se esperaría, él dejó un legado en ti Rukia, mientras tú no te olvides de lo que te enseñó, mientras tu traspases esa sabiduría a los demás, él nunca se irá.

Esta fue la primera vez que ella volteó a verme.

-¿soy yo digna de algo así?-la angustia estaba presente en sus ojos.

Tuve el impulso de tomar su mano, pero me detuve a medio camino, y en su lugar apreté con mis puños el pasto del suelo.

-creo que si él depositó su confianza en ti, fue por un motivo, si él creía en tus capacidades ¿Por qué no puedes hacerlo tú también?

Por un momento creí que me rebatiría y me diría que era un idiota por hablar de cosas de las que no podía estar seguro, pero entonces sus labios se curvaron hacia arriba en una tierna sonrisa.

-tienes razón, si ese gran hombre confiaba en mí, lo mínimo que puedo hacer es creer en que él no se equivocó.

Aun podía ver que sus ojos mantenía una profunda tristeza, pero también vi determinación en ellos, esperanza, y sobre todo vi confianza en si misma, y en el futuro que le deparaba, y ver eso era mil veces mejor.

Ambos volvimos la vista al frente, el paisaje era tranquilizador, y estar a su lado se sentía bien.

-supe que el capitán comandante te mando a llamar de nuevo hoy.

No quería hablar de ese tema-si, la verdad no sé qué querrá.

-a Renji también lo llamaron.

Estaba inquiero por lo que podrían decirme, pero no quería traspasarle esa preocupación a Rukia, ella ya tenía demasiados cosas con las que lidiar por su cuenta.

-tal vez nos den una condecoración o algo así.

Ella rio por lo bajo-como si te lo merecieras.

La miré indignado-¿Quién fue el que le dio el golpe final?

-sólo porque Ishida te ayudo. Prácticamente habías perdido toda esperanza cuando llegamos nosotros.

Quería decirle que se equivocaba, pero no era así. Por un momento de verdad había creído que no había forma de derrotarlo, creí que todo estaba perdido, que no habría forma de detenerlo, y fue en ese momento que todos llegaron para no permitirme decaer, cada uno fue importante de cierta forma, y por eso siempre les estaría agradecido, aunque nunca lo diría en voz alta.

-lo que cuenta es que todo termino.

Por un momento me miró de forma extraña, entonces hiso algo que me dejo helado, apoyó su cabeza en mi hombro.

-si, todo termino-repitió en un susurro.

No estaba seguro de que pasaba por su mente, y no tenía la suficiente valentía para preguntarle, porque si era parecido a lo que yo estaba pensando, eso solo haría que la inquietud que sentía creciera más.

Una mariposa negra de posó en su hombro, ella se enderezó, poniéndose rígida, por lo visto no eran buenas noticias.

-debemos volver-su voz fue dura, sus siguientes palabras me dijeron el por qué-te necesitan en el cuartel general.

Sentí que mi mundo se detenía.

La reunión había sido extensa, y el tema principal fueron las palabras de Yhwach. Se habían expuesto muchas posibilidades del significado de estas, algunas teorías eran muy descabelladas, y otras no tenía un buen final, pero también se dijeron algunas cosas coherentes, pero para mi, sentía que ninguna jugaba a mi favor.

Al terminar se me dio a elegir entre tres opciones: El capitán Mayuri podría convertirme en un alma por completo para quedarme a vivir en la sociedad de almas, así ellos podrían monitorearme constantemente para cerciorarse de que no hubiera algún cambio en el poder Quincy que mantenía de Yhwach, la segunda sería volver a mi vida en el mundo real, pero asegurarme de nunca tener una felicidad completa, y la tercera era vivir plenamente, ignorando sus palabras, como si sólo hubiera sido una amenaza sin fundamentos.

No sabía cuál de todas las opciones sonaba menos alentadora, de partida no quería saber en qué consistía el proceso para convertirme en un alma y quedarme como Shinigami para siempre, sobre todo si ese loco científico estaba detrás de eso, por otro lado no podría vivir ignorando su amenaza implícita, eso sería muy irresponsable, pero la otra opciones era simplemente desgarradora ¿asegurarme de nunca tener la felicidad completa? ¿Era eso siquiera posible? ¿Cómo podía asegurarme de eso, si hasta ahora no sabía qué era lo que me daba felicidad? En la vida uno tiene momentos felices, pero algo que te de felicidad constantemente ¿eso existía? Nos dieron un tiempo para pensarlo, pero no sabía que responder, esta situación era ilógica, absurda, pero era la realidad.

A penas salimos de allí, vi que alguien estaba esperándonos-¿Qué les dijeron?

-la verdad un montón de tontería que no comprendí muy bien-Renji estaba intentando bajarle la complejidad al asunto.

-¿Ichigo?-me miraba interrogante.

No sabía que responderle, en este momento mi mente era un caos, necesitaba tiempo y espacio para pensar-lo siento, tengo que ir a ver a…alguien-la verdad no tenía a nadie aquí, así que eso sonaba mas sospecho, pero ahora necesitaba estar solo-con permiso

Usando shumpo me fui de allí. No estaba seguro de a dónde ir, no conocía muy bien este lugar, y aunque siempre que tenía un problema intentaba solucionarlo solo, casi siempre terminaba haciendo una estupidez, así que, en este momento, no sabía si confiar en mi instinto, pero tampoco sabía con quien hablar para poder aclarar mi mente.

Terminé por dirigirme a uno de los pocos lugares que me acordaba de cómo llegar, al lugar dónde estaba el Sōkyoku, el lugar dónde tiempo atrás estuvieron a punto de ejecutar a Rukia, que ahora, al no tener a nadie a quien juzgar, se encontraba totalmente desierto. Me senté en la orilla del acantilado, desde allí podía ver toda la sociedad de almas, el viento era agradable, era un buen lugar para reflexionar.

¿Qué era lo que me daba felicidad? Eso era una pregunta a la cual no sabía cómo responder, pero necesitaba descubrirlo para saber si podía sacrificarlo y vivir una vida sin eso. Sabía que mi familia me daba felicidad, compartir con ellos me alegraba los días, mis amigos también representaban una parte de mi felicidad, estar a su lado, saber que estarían allí para mí, en las buenas y en las malas, era algo que no todas las personas podía decir, también sabía que quería seguir estudiando, y me gustaba hacerlo, pero tampoco es que fuera algo de tanta importancia para mí, mis poderes también formaban parte de mi felicidad, eran algo que me había hecho sentir mejor conmigo mismo, estos me permitieron protegerlos a todos, siendo esa una forma de retribuirles todo lo que ellos habían hecho por mí, pero si todas estas cosas fuera mi felicidad, entonces Yhwach ya estaría a mi lado atravesando mi pecho, dándome el golpe final, entonces ¿Qué me faltaba para poder decir que mi felicidad estaba completa?

-si quieres estar solo, dímelo y me voy-ella apareció a mi lado-sólo quería asegurarme de que tu cerebro no se hubiera atrofiado-su estúpida broma me hiso enojar y querer reír al mismo tiempo.

-tranquila, aún no termino como tú.

-¿quieres empezar una pelea?

En otras circunstancias hubiera seguido la discusión, pero ahora mi cabeza no estaba del todo puesta en esto.

-La verdad es que no.

Sus ojos se contrajeron, y se sentó a mi lado-Renji me hiso un resumen de lo que pasó en el cuartel.

No estaba seguro de sí debía agradecerle al peli rojo por decir lo que yo había omitido, o debería ir y golpearlo por hacer que Rukia tuviera esa cara de preocupación.

-veo que te fue con el chisme

Se retorció sus manos-él ya tomó una decisión.

Era obvio que lo haría, para él era fácil, sólo tenía que someterse a controles con Mayuri periódicamente, y todo estaría bien.

-me lo suponía.

Por unos momentos el silencio nos rodeo, y sentí un deseo incontrolable de que el tiempo se detuviera y poder permanecer así, mi corazón estaba tranquilo a su lado.

-¿Qué piensas hacer?

La miré a los ojos, pude ver que estaba preocupada por lo que decidiría. Sabía que ella siempre había estado velando por mí, pero por sobre todo sabía que se culpaba por haberme dado sus poderes e involucrarme en este mundo, un mundo que no debería conocer, aunque ahora que sabía sobre mis raíces, estaba seguro de que tarde o temprano terminaría conociendo este mundo, porque sólo así la verdad habría salido a la luz.

-no lo sé.

Ella asintió-por lo que me dijeron tienes tres opciones-aquí vamos-sé que quieres demasiado a tu familia, y no podrías dejarlos solos para venir a vivir a la Sociedad de Almas-eso era cierto, aunque me gustaba ser Shinigami, si no podía estar cerca de mi familia para protegerlos ¿de qué serviría?-así que esa opción queda descartada.

-lo haces sonar como si fuera tan fácil

Ella me ignoró y siguió hablando-también sé que no podrías vivir tranquilamente sabiendo que en cualquier momento se podría desatar una tragedia, esa sería una carga con la que no podrías vivir, ya tienes suficientes en tus hombros para agregar otra más-ella me conocía muy bien, a veces mejor que yo mismo.

-así que sólo queda una alternativa.

-si-suspiró-¿Qué es lo que te da felicidad?

Esa era exactamente la pregunta que había rondado por mi cabeza durante las últimas horas, ¿era extraño que ella la dijera en voz alta? La verdad es que no, ella parecía tener línea directa con mi subconsciente, y aunque a veces me irritaba, y en otras me asustaba, en este momento, por algún extraño motivo, me tranquilizaba.

-eso es lo que estoy intentando descifrar.

Se quedo reflexionando-tiene que ser algo con lo que no podrías vivir, que tenga una incidencia tan grande dentro de tu vida, que te haya cambiado, pero para ser una mejor persona, que te haya hecho madurar, que sin eso tu vida estaría vacía, sin un propósito.

Sus palabras me trajeron un mal sabor, porque era como si estuviera describiendo nuestro primer encuentro, como si especificara los matices de su irrupción en mi vida. Pensé en sus palabras, e intenté imaginar un mundo en dónde no hubiera conocido a Rukia Kuchiki, y mi corazón se contrajo dolorosamente. No podía pensar en algo así, si bien ella había llegado a mi vida de una forma abrupta y estrepitosa, causando que mi mundo girara en 180°, todos esos grados me había hecho la persona que era hoy en día, si podía tener una mejor relación con mis amigos y familia, era porque ella, de forma inconsciente, me había ayudado a enfrentar mis más profundos miedos y comenzar a sanar heridas, era ella la razón por la cual me había adentrado en el mundo de las almas y había descubierto la verdad sobre mi familia, ella me había dado una nueva forma de ver la vida, me había abierto los ojos, y me había devuelto la sonrisa. ¿Qué haría ahora sin ella? La palabra salió antes de que pudiera detenerla

-tú.

Por un momento se quedó en shock, sus ojos se ampliaron y su boca fue una línea tensa. De inmediato quise tragarme esa palabra, borrar los cinco segundos en que la había dicho, y reemplazarla por otra cosa, pero no podía. Entonces sus labios se curvaron hacia arriba, en una sonrisa tensa.

-que gracioso-fingió una risa- este es un tema serio Ichigo.

Su infravaloración de mis palabras me irritó-no estoy bromeando-me puse de pie.

-no puedes hablar en serio.

-lo hago, tú…

-cállate-estaba sentada con su espalda recta, sus manos cerradas en un puño sobre la tierra, pude notar que estaba temblando levemente-tienes que estar confundido, yo sólo te traje sufrimiento, tienes que encontrar algo que haya traído luz a tu vida.

-Rukia-me hinque frente a ella, esperando que nuestros ojos se encontrara-tu eres…-decirlo era difícil, pero tenía que hacerlo, las palabras luchaban por salir, y no las quería retener-tu eres mi rayo de luz, Rukia.

Sus ojos temblaron, llenándose se lágrimas hasta el borde, creí que se pondría a llorar, pero entonces su semblante cambió, su mirada se ensombreció y puso su cara más seria, la que tenía cuando nos conocimos, fue como si se hubiera borrado todo el tiempo que habíamos compartido, y volviera a ser una desconocida.

-si lo que dices es cierto, entonces la solución está frente a ti, es fácil lo que tienes que hacer-no entendía lo que decía, o mejor dicho no quería hacerlo.

-¿cómo que es fácil? No entiendo.

-si dices que yo soy una parte importante de tu felicidad, para asegurarnos de que Yhwach no vuelva, sólo debemos que mantenernos alejados.

No hubo ninguna duda en sus palabras, en su voz o en sus ojos, hablaba totalmente en serio. Por un momento pensé en reírme, pero su seriedad me indicó que no era momento de hacerlo.

-tienes que esta bromeando-no respondió, manteniendo su rostro inalterable-Rukia, esto no es una jodida broma, estamos hablando de algo serio-no hubo ningún cambio, lo que me exaspero, haciendo que me pusiera en pie-¿estás jodidamente hablando en serio?

-te estoy dando la solución, si lo piensas detenidamente, es la conclusión más lógica.

Comencé a pasearme de un lado a otro-No bromees conmigo, esa no es una solución, ¿alejarme de ti? es ilógico, no puedes hablar en serio.

Se encogió de hombros-desde el principio hemos pertenecido a mundos diferentes, a épocas diferentes, no es un disparate que nos mantengamos alejados el uno de otro, la equivocación fue conocernos, habernos encontrado fue algo que altero tu destino y el mío, eso nunca debió ocurrir, y separarnos ahora sería como volver a encauzar nuestras vida.

Cada palabra que salía de su boca era como una daga que se clavaba en mi pecho, quería que sus palabras fueran mentira. Me detuve y la miré directo a los ojos-¿de verdad crees eso, que conocernos fue una equivocación?

Sus labios temblaron, pero su voz salió serena-si

De pronto mi pecho se sintió vacío ¿acaso todo lo que habíamos vivido hasta ahora había sido una mentira? Muchos momentos llegaron a mi mente, cuando me atravesó con su espada, la batalla contra el menos grande, la noche en que me enfrente al el Gran Fisher, cuando Byakuya la vino a buscar, nuestro encuentro en la torre de la penitencia, cuando detuve su ejecución, la despedida en la sociedad de almas, nuestro reencuentro en el mundo humano y me hiso darme cuenta de que debería ser yo quien controlara el hollow en mi interior, nuestro viaje a Hueco mundo, la despedida fuera de mi casa, la segunda vez que atravesó mi pecho, devolviéndome mis poderes. Su apoyo constante, tanto en las batallas como en la vida, no habían sido una mentira, entonces comprendí que sus palabras sólo nacían de su necesidad de hacer lo correcto. Aun cuando estábamos hablando de mi felicidad, estaba seguro que al separarnos, no sólo sería yo el que quedara devastado, ella también perdería algo importante, algo que ninguno de los dos podría volver a encontrar, porque conexiones así, cómo la que compartíamos nosotros, sólo se tiene una vez en la vida.

-no puedo aceptarlo

Rápidamente se puso de pie, habló un poco más alto y duro- Ichigo, tienes que pensar en todas las vidas que debemos proteger.

-¿y la mía? ¿Quién va a proteger la mía?

Sus ojos se veían cansados y llenos de dolor-Ichigo, tienes que pensar con la cabeza fría.

Por un momento me sentí desesperado, quería que existiera una cuarta opción, una dónde mi corazón estuviera tranquilo, pero no podía encontrar ninguna, bien sabía que no había otra alternativa, aunque quería que todo esto fue una mala broma, o una horrible pesadilla, esta situación no iba a cambiar, así eran las cosas, y no había forma de que hubiera una cuarta alternativa.

-¿Qué sientes por mi?-la pregunta salió antes de que pudiera pensar.

Ella no pudo ocultar su sorpresa-¿de qué hablas?

Me acerqué a ella, quedando a pocos centímetros el uno del otro-creo que es una pregunta fácil de responder ¿Qué sientes por mí? ¿Sólo sientes amistad o hay algo más? Dímelo Rukia.

Se había quedado sin palabras, miles de pensamientos cruzaron sus ojos, pero parecía no encontrar las palabras para expresarlos, y cuando parecía que se había decidido por una, su mirada se endureció.

-eso no importa-bajó la vista, pero no iba a permitir que huyera. Tomé su barbilla y la hice mirarme.

-a mi si me importa.

Sus ojos se contrajeron-¿por qué haces esto tan difícil? Sólo acepta la situación, no hay nada más que hacer.

Moví mi mano a su mejilla-no puedo simplemente aceptarlo, ni sin antes pelear.

Su mirada tembló-hay batallas que es mejor no librar.

Puse ambas manos en sus mejillas-esta es una que estoy dispuesto a enfrentar, si es contigo.

Su paredes se estaba resquebrajando, pero ¿sería eso suficiente? Un suspiró salió de sus labios, como si se hubiera rendido un poco.

-tú siempre te enfrentas al mundo, tienes una gran fuerza y un increíble corazón-apoyó sus manos en mi pecho-por eso yo no me perdonaría si lo peor llega a ocurrir-pude ver el interior de sus ojos, y estaban inundados de miedo-tu familia te necesita, tus amigos te necesitan, tú haces del mundo un mejor lugar, por eso no puedo arriesgarlo todo por un deseo egoísta, ya he perdido a muchas personas importantes, no podría soportar perderte a ti también.

Mi pecho se apretó. Aunque quería decirle que se equivocaba, que este vez podríamos enfrentarlo sin perder a nadie en el camino, no podía hacerlo, no podía asegurarle que eso no ocurriera, quisiera ser más fuerte para poder mantenerme a su lado y hacerla sentir segura, pero no podía, yo sólo soy un humano, que por casualidades de de la vida había adquirido poderes, y como tal debería quedarme en mi mundo, y ella en el suyo. Nunca creí que tuviera estos sentimientos hacia ella, y ahora que me daba cuenta de lo que sentía, tenía que renunciar a ellos. Odiaba esto. Odiaba no ser más fuerte, pero por sobre todo odiaba haberlos reprimido, y haber perdido tanto tiempo, el cual podría haber disfrutado a su lado. Con eso en mente una idea descabellada llegó a mi cabeza.

Puse un dedo frente a su rostro -un día.

Podía pensar en mil cosas para decirle, pero sabía que nada la haría cambiar de opinión, y aunque me dolía, tenía que reconocer que ella tenía razón

-¿qué?-se veía completamente confundida.

-Sé que tienes razón-decirlo dolió más de lo que pensé- pero antes de que les comunique mi decisión definitiva, dame un día de tu vida.

Frunció el ceño, al parecer estaba pasando mucho tiempo conmigo-¿quieres que te dé un día de mi vida?-asentí-eso no se puede hacer, no existe ningún kido para eso, además ¿para qué quieres vivir un día más?

-¿de qué diablos estás hablando?

-¿tú de qué estás hablando? Me pides un día de mi vida como si nada.

-no es de forma literal enana-patada a la espinilla

-no me digas enana

-maldita enana agresiva-me sobaba la zona afectada-no me refería de forma literal, lo que quiero decir es que pasemos un día juntos.

-¿Qué?-todo su rostro cayó.

-eso, quiero que vengas conmigo al mundo humano durante todo un día.

-¿Cómo? ¿A tu mundo?

-si

-no entiendo

-es fácil-me paré derecho- tú me dices que debemos separarnos, y yo…

-es la única solución- me interrumpió.

-¡lo sé! Pero sólo creí…

Se cruzó de brazos-Ichigo, no alargues esto, no hay nada que hacer.

Me agarré el pelo, tirando un poco-¿sabes qué? Olvídalo, tienes razón, sólo debo mantenerme alejado de ti.

Usé shumpo para alejarme de allí, dejando a Rukia sola en una nube de tierra. Sabía que era de cobarde, pero no podía seguir a su lado, no con lo que ahora sabía. Ella era lo que me faltaba para tener una felicidad completa, y por el bien de todos debía dejarla atrás. Si fuera otra cosa lo haría sin dudarlo, pero ¿una vida sin Rukia?

Mi mente estaba en piloto automático. Me dirigí hasta el cuartel general y hable con Kyoraku. Le dije que volvería al mundo humano, por un momento pensé que me preguntaría por mi decisión, pero el sólo me miró con ojos llenos de disculpas, y empezó todos los preparativos para mi partida. En una hora todo estaba listo. Le dije que no le avisara a nadie, no quería una larga despedida.

-Ten un buen viaje Ichigo-kun, y de nuevo, gracias por todo lo que has hecho-hiso una leve reverencia.

-no tienes nada que agradecer, dijiste que estábamos a mano.

Sonrió ampliamente-tienes razón.

Entonces nos dimos la mano, y comencé a caminar hasta el portal, pero antes de que pusiera un pie dentro, una mariposa morada se posó en mi hombro.

"te daré un día de mi vida. Seremos sólo dos personas normales caminando por la ciudad. No hablaremos de sentimientos, ni de cosas dolorosas. Sólo un día normal. Promételo"

Sonreí como un idiota y susurré-lo prometo-y crucé el portal.

Las semanas pasaban, y de apoco perdía las esperanzas de que ella apareciera, pero cuando estaba a punto de ir a buscarla a la Sociedad de Almas, y obligarla a cumplir con su promesa, el timbre de mi casa sonó. En cuanto abrí la puerta me encontré con un sekaimon abierto, y de este salía la mujer que había estado esperando.

-Hola Ichigo.

Estuve tentado entre abrazarla y estrangularla con le bufanda que traía puesta, pero en vez de eso me paré firme y fruncí mi ceño

-llegas tarde.

Ella rodó los ojos-nunca dije el día ni la hora, así que no llego tarde, llego justo a tiempo.

Su lógica era estúpida, y eso casi me hiso sonreír, pero tenía que ser duro con ella, me había hecho estar en ascuas durante semanas, así que no la perdonaría tan fácil.

-bueno, debiste aviar, hoy estoy ocupado

-¿qué? -Sus cejas se elevaron hasta casi desaparecer de su cara-¿sabes todo lo que tuve que hacer para tener un día libre?-negué con la cabeza, esto se ponía interesante- como no tenemos capitán tuve que asumir nuevas responsabilidades, tuve que matarme trabajando por semanas, algunos días ni si quiera dormí, todo para tener un maldito día libre, el cual no creo que vuelva a tener en mucho tiempo, ¿y tú me dices que estas ocupado?

Asentí divertido-así es.

La ira teñía su cara de rojo, y estaba seguro que en cualquier momento se abalanzaría sobre mí con un puño o una patada, algo típico de ella, pero antes de que cometiera un crimen, me retracte.

-pero ya que te tomaste tantas molestias, creo que puedo hacer un poco de tiempo para ti.

Entonces un puño impactó en mi estómago-no te creas tanto, idiota.

Aunque el dolor era intenso, por algún motivo sólo quería reírme, la situación era tan ridícula, pero nada de eso importaba, porque ella estaba aquí, por fin estaba frente a mí, y ahora pasaríamos todo un día juntos, este sería el último día que compartiríamos como Ichigo y Rukia, este sería mi último día a su lado.