Los personajes de YOI no me pertenecen, hago este fic sin fines de lucro.
Parejas: Varias.
Advertencias: este fic contiene no solo drama, también algo de OoC y distintas parejas que no son yaoi. Si gustas continuar eres bienvenido.
Quid est amor?
Prologo: El error
Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él.
Mahatma Gandhi (1869-1948)
— Es mío.
El silencio se hizo presente. La mirada de Lilia y Yakov pasaron de sorpresa a indignación para después observarlo con desdén. ¡Tenía diecisiete años!
Los murmullos pronto se hicieron presente, todos sorprendidos porque jamás, ni en el más loco de sus sueños se imaginaron algo así. Algo entre ellos dos. Estos susurros fueron acallados cuando el sonido de un golpe se escuchó. El rostro de Yuri estaba hacia un lado y su mejilla comenzaba a enrojecer.
Víctor frente a él. Le observo lleno de indignación y coraje.
— No solo arruinaste tu futuro... También el de Mila... ¿En qué diablos estabas pensando Yurio?
— Tsk...— Yuri escupió hacia el suelo y sin dirigirle una sola mirada a nadie camino directo hacia la rusa. Tomo su mano y la llevo consigo.
Cuando paso al lado de Yuuri Katsuki solo pudo sentir como su corazón latía con rapidez. Decidió no ver los ojos ajenos. Porque de lo contrario no podría seguir.
Fueron unos cuantos minutos en silencio mientras caminaba hacia los vestidores. Sentía y escuchaba que Mila le decía algo pero ignoro estos alegatos hasta que finalmente llegaron al lugar y cerró la puerta.
— ¡Yuri!
—…
— ¡Yurochka!
Los ojos esmeraldas de Yuri por fin observaron a la pelirroja. Por un momento pudo notar que le miraba con enfado pero más allá de eso, con un leve toque de preocupación y más aun tristeza.
— No me llames así bruja…
Una pequeña sonrisa se asomó en los labios de la rusa para después acercar su diestra y tocar la mejilla roja del muchacho.
— No esta tan mal… Yuri… no debiste decir…
— Tsk… solo cállate… ya habíamos hablado de esto ¿No? Te dije mil veces que debías pensarlo bien, pero eres una bruja estúpida… así que tendré que ayudarte en esto.
La explicación en sí no fue para nada convincente e incluso Mila comenzaba a pensar que esto era una mala idea, más aun después de hacía dos noches cuando Yuri por fin se le había confesado al japonés. La pelirroja saco un pañuelo y se dirigió al rubio dejándolo con una mueca de duda, la cual fue respondida cuando sintió el tierno toque de la mujer sobre su labio, apenas si había sentido que estaba un poco dañado por el golpe de Víctor. Ese viejo ya se las pagaría.
— Es en serio… no creo que nadie lo crea, además… además tú tienes muchos planes y…
—Y nada… prepárate en la tarde… hablaremos con mi abuelo.
Un escalofrió se deslizo por la columna de ambos al pensar en lo que Nikolai Plisetsky diría ante todo esto.
— Eres… — Yuri no se enteró que era lo que Mila pensaba que era porque justo en ese momento sonó como tocaban con rudeza la puerta.
Ambos se observaron con dudas y un poco de temor, esperaban que fuera quien fuera no hubiera escuchado su intercambio de palabras, aunque en realidad no dijeran nada incriminatorio.
— Yurio… eh… ¿Están bien?
La voz del Katsudon hizo que las mejillas del rubio se ruborizaran de inmediato, Mila le observo y con una sonrisa triste entendió la situación en la que estaba Yuri.
— ¿Puedo pasar?
Nuevamente la voz de Katsuki y esta vez Yuri no supo cómo actuar. Su sorpresa fue tal cuando Mila simplemente abrió la puerta dejando entrar al japonés. Los ojos verdes rehuyeron de aquellos ojos castaños sin dudarlo un instante. El silencio les rodeo a los tres. La pelirroja intento salir para dejarles a solas, pero cuando dio un paso noto que su mano había sido capturada por Plisetsky.
—…
— …
Ninguno de los dos dijo nada y Mila francamente comenzaba a incomodarse, ¿Por qué los hombres tenían que ser tan orgullosos?
— Estoy bien Yurochka… — esbozo una sonrisa y se acercó para besar castamente los labios ajenos. En cuanto noto la turbación ajena le hizo un guiño cómplice y salió de ahí.
Apenas si escucho la voz de Yuri cuando le grito y negó con la cabeza. Tener dos meses de embarazo no quería decir que estaba inválida; aunque fallara en el entrenamiento y su medio hubiera hablado con Yakov. Tendría que ir a verlo para explicarle con más detalle todo, pero ahora que Yuri había confesado, debería esperarlo. Se quedó a unos metros de los vestidores y saco su móvil.
Mientras tanto ninguno de los dos patinadores había dicho nada. Ambos en silencio. Yuuri buscaba insistentemente la mirada de Yurio quien se negaba a verlo. Con nerviosismo y su torpeza habitual decidió hablar.
— M-Muchas felicidades… no tenía ni idea de lo de ustedes… aunque eres menor de edad… eso no haría que Mila la acusara la ONU — Yuuri mordió su lengua ante este desliz, se sorprendió de decir algo tan fuera de lugar y mucho más contra una persona que le caía bien.
— Soy independiente desde hace años Katsudon…— la irritación de Yuri era evidente.
— S-si… yo lo siento, no quise ofenderlos… Yurio… — soltó un suspiro, el japonés se había prometido no hablar de aquella noche, no darle falsas esperanzas al muchacho y sin embargo ahí estaba sintiendo un dolor en el pecho inexplicable. — ¿Por qué no me dijiste? Pude no sé… darle algún consejo o…o algo… ¿Qué harás ahora?
—Tsk… eso es algo que no te incumbe Katsuki…
— ¡Somos amigos! Claro que me incumbe.
— ¡Jamás te he visto como un amigo!
Por fin ambas miradas se conectaron, y fue como aquella noche que uno atesoro con su alma mientras el otro trataba de olvidar. Yuuri fue el primero en desviar la mirada.
— No puedo darte nada más Yurio… Amo a Víctor…
— Ya lo has dicho.
— Y-Yo… y tu… ¡Con la señorita Babicheva!
Aquello hizo que nuevamente se observaran, esta vez las mejillas de Katsuki levemente rosadas, para después simplemente cubrir su boca en un gesto un tanto infantil. Esas palabras habían sido tan innecesarias, habían sonado a un reclamo que no debería. Yuri sonrió internamente, aunque ya no importaba. Porque de todas formas Katsuki elegiría siempre a Víctor.
— Te casas en dos semanas… enfócate en eso perdedor…
Yuri paso al lado de Katsuki sintiendo que el corazón se le salía por la garganta, lo había hecho, le había puesto un punto final a aquella malsana obsesión con el japonés. Pero dolía tanto. Paso a su lado saliendo del lugar.
Él nunca fue una persona que se sacrificara por los demás, de niño siempre se había enfocado en ser el mejor, demostraría al mundo que él no era desechable. Que él podría dar lo mejor de sí, que podría con todo y todos. Su abuelo le había enseñado bien y sin embargo pese a que nunca había considerado a nadie más que Otabek su amigo, no podría dejar sola a Mila, era su error después de todo.
— ¿Todo bien?
El joven asintió a la mujer y pese a su explosivo carácter esbozo una de sus sonrisas falsas y mezquinas.
— ¿Por qué estaría mal? Vamos… noes espera un sermón de Yakov…— menciono irritado. — ¡Ahhh! Deberé conseguir una mejor fuente de beneficios… aunque el próximo Grand Prix está cerca… eso ayudaría bastante con los gastos.
— Yuri… ¿hablas en serio?
— Tsk… mujer… eres irritante preguntando lo mismo. Es mío, se acabó… ahora vamos. —tomo su mano arrastrándola una vez más esta vez hacia las oficinas. A su paso las personas les observaban y murmuraban.
Georgie fue el primero en acercarse y envolver en un abrazo demandante a ambos.
— ¡No me dijeron nada! ¿En que pensaron? Ah… como sea… ¿De cuánto tiempo estas? — pregunto una vez que los soltó, Mila se encontraba entre divertida y preocupada mientras que Yuri comenzaba a molestarse cada vez más.
— Unas semanas… ahora Popovich quítate de mi camino…— exigió Yuri de mal humor.
El ruso solo negó con la cabeza unas cuantas veces.
— Es guapo pero irritable… Oh Mila… deberás contarme todo después… —menciono con una emoción en cada poro de su piel, desde que salía con Aleksandra sentía que el amor se encontraba en todas partes.
La pelirroja solo asintió y siguió a Yuri quien miraba a todos con molestia para apartarlos. Una vez en la oficina de Yakov ambos se sentaron frente a este.
El hombre les observaba sin decir nada y Lilia solo veía desde la ventana el desempeño de los demás.
— Habla de una vez Yakov…
— … — el hombre soltó un bufido y antes de hablar los observo. Ambos eran brillantes, habían desarrollado el patinaje de una forma encantadora y ahora todo se iría a la basura. — ¿Están seguros de seguir con esto? Podrían deshacerse del problema fácilmente.
— ¡Ni hablar! No es un problema y no pienso terminar con su vida. — de inmediato Yuri enfatizo estas palabras, estás que le afectaban enormemente.
— Es el cuerpo de Mila después de todo. ¿Tú qué piensas niña? — Lilia dirigió estas palabras a la chica sin siquiera girarse.
— Es nuestro… no lo dejare…— susurro por lo bajo, se había hecho esa reflexión desde que lo supo y aun así no quería dejarlo de lado.
— Tendrás que dejar todo ¿eres estúpida o algo así?
— ¿Y usted que se mete vieja? — saltó Yuri nuevamente. — Es nuestra decisión y… no… ustedes… ¡Bien! Si quieren echarnos…
Mila alzo el rostro con miedo. No se le había pasado por la cabeza el que la echarían simplemente, ella en esta situación no podía permitirse perder su trabajo de años. Y menos cuando le dijera a su familia, estaba segura que no estarían de acuerdo, ella siempre confió en que Yakov le dejaría quedarse. No sabía que decir o como decirlo.
— No… pero tendremos que cambiar algunas cosas. He llamado a tu abuelo Yuri… aun eres menor de edad y…
— Tsk… mierda…
Yuri se volvió a sentar junto a Mila, ambos expectantes observaron a sus entrenadores. Este pequeño error les cambiaría la vida. Pero… ¿de verdad era un error?
Dedicado a legendary...
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