Los Jóvenes Titanes no son de mi pertenencia.


—Por favor, no te vayas. No te vayas. Por favor —murmuraba Raven mientras sus manos presionaban fuertemente el costado de su compañero de equipo.

Ella trataba de detener el sangrado abundante que chorreaba del abdomen de Chico Bestia, empapando su uniforme y extendiéndose por el suelo, manchando sus rodillas. La herida era tan profunda que, en cuestión de minutos, había teñido la orilla de la capa de la chica cuervo, dándole un desagradable color entre morado y café.

Chico Bestia ya había perdido la consciencia. Raven no estaba segura que su corazón todavía palpitara y no distinguía si su pecho aún subía y bajaba; sus manos temblaban demasiado para sentirlo y no veía nada a causa de las lágrimas que se juntaban en sus ojos. Se enfocaba en concentrar su energía en sus manos, tratando de sanar la herida mortal. Detener el sangrado habría servido. Incluso hubiera deseado que, al menos, no emanara tal cantidad de sangre.

—Raven... déjalo —escuchó que alguien decía, pero no pudo reconocer la voz, su cabeza palpitaba demasiado fuerte.

—Chico Bestia... No te vayas —continuó diciendo, esforzándose en sanarlo, dando todo de sí para salvarlo, ignorando completamente a quien sea que le hubiera hablado.

Sintió un par de brazos fríos que la rodearon por la cintura, levantándola del suelo lo suficiente para que ella no pudiera rozar el suelo. Cyborg. Raven forcejeó y pataleó, gritando que la soltara, si no seguía tratando, Chico Bestia moriría. El agarre del androide era demasiado para la fuerza de Raven. Después de unos instantes, la cara enmascarada de Robin apareció ante ella.

—¡Raven, basta! Debemos irnos.

—¡Chico Bestia! —Gritó Raven, esperando que su amigo se levantara y le sonriera como siempre lo había hecho, asegurándole que estaba bien.

—¡Despierta, Raven! ¡Está muerto! —luego se dirigió al chico detrás de ella.— Cyborg, vámonos.

Raven gritó, forcejeó y ordenó que la soltaran, pero no logró nada. Cada vez la alejaban más de la posibilidad de salvar a su amigo. Se desgarró la garganta gritando hasta que la metieron en el Auto-T, bloqueando a Chico Bestia de su vista. Mientras el auto arrancaba a toda velocidad, Raven trató de salir, pero no la dejaron. Entonces se recostó contra la puerta y lloró hasta quedarse dormida.


¿Alguien más siente que mi estilo de escritura es un poco raro últimamente? No sé, pero lo siento diferente y no estoy muy segura de que me guste.

¿Les agradó el capítulo? Considerando que volví a matar a alguien, quizá no, pero ya saben, me gustaría saber su opinión en general.

Nos leemos luego.