¡Hola chicxs!

Sé que ha pasado muchísimo tiempo pero es que se han juntado varias cosas. No estaba inspirado, tenía una infinidad de exámenes... Y por ello he tardado tantísimo en actualizar. De hecho estoy seguro de que esta es la pausa más grande que he tenido desde que estoy en Fanfiction. Realmente ha sido demasiado así que pido disculpas.

Aviso de que este capítulo es una pausa para hablar del pasado de Evil. Tenía dudas sobre si era mejor que se fuese sabiendo conforme avanzaba la historia, o contarlo directamente en un capítulo a modo de un enorme flashback. Al final opté por lo segundo, y de eso mismo irá este capítulo, el cual ya aviso es bastante crudo.

Ahora responderé las reviews de aquellos que no tienen cuenta, si me olvido de alguien mis disculpas.

Humberto Romero: Verás amigo, si te revelo acerca de eso estaría haciendo un enorme spoiler. Pero sólo diré que te acercas a la idea que tengo en mente ;) De verdad tienes buenas ideas y talento. ¿No has pensado en escribir una historia? ¡Un saludo amigo!

SUPER NELSITO: Me alegro mucho amigo ^^ Gracias por seguir apoyando la historia :)

obito uchiha: Muchas gracias amigo y perdón por la tardanza ´xD Espero que disfrutes este cap.

jun-kun: ¡Entonces logré lo que quería al poner esa canción! Que sintieséis el tremendo poder de Evil. Me alegro de que te gustase todo el cap amigo, y espero que este también sea de tu agrado ^^

black goku: Verás amigo, actualmente ando mucho más ocupado que el año pasado, y por ello me es casi imposible actualizar semanalmente, así que me disculpo y espero que disfrutes el capítulo :) ¡Muchas gracias por tu apoyo!

Mizuki: ¡Hola amiga! Me temo que cuando termines de leer este capítulo te sorprenderá tu propia review. ¿Tal vez porque no tiene nada que ver con lo que ocurre, o porque has acertado lo que ocurrirá? ¡Quién sabe! Bueno Mizuki, espero que disfrutes este capítulo y muchas gracias por tu apoyo ^^

Penny: ¡Me gusta mucho la idea como un posible capítulo puente entre la saga de Namek y la de los androides! ¡Me la apunto! Realmente sois geniales, y me encanta leer vuestras ideas, notar como gente con ideas tan frescas se involucra tanto con esta historia... Realmente me alegra mucho. Muchas gracias a ti y a todos los que aportáis ideas en cada capítulo, sois geniales ^^

Main: Te digo lo mismo que a Penny, muchas gracias por compartir tus ideas conmigo, ver que esta historia os gusta al punto de participéis en ella me hace muy feliz, de verdad. Y en cuanto a la idea, esta es realmente buena, y aunque tengo otra cosa pensada para la saga de los grandes juegos mágicos, tu idea también puede encajar, ¡así que me la apunto! ¡Muchas gracias querido lector!

Guest: Hola amigo lector, muchas gracias por pasarte por la historia y me alegro de que la estés disfrutando. Tranquilo, aunque me tarde no la pienso dejar pausada, ni mucho menos abandonarla. Un saludo y muchas gracias!^^

Kevin ssgb: Bueno amigo, todo llegará, no tengas prisa por eso. Y Goku ni siquiera sabe que es eso que va más allá de los besos, por lo realmente no sabemos si está preparado o no. Simplemente siente curiosidad, pues él es bastante curioso según qué cosas. Pero no te preocupes, ese momento llegará tarde o temprano ^^ Muchas gracias por pasarte amigo mío :)

Goku ssgb: Supongo que eres Kevin ssgb pero aún y así te vuelvo a responder y a agradecerte por la review. ¡Uf! ¡Dragon Ball Super! ¡Aún queda una barbaridad para eso, créeme! Y Goku y Erza tendrán una hija, a la cual ya he diseñado e incluso tiene nombre, pero aún queda muuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho para que aparezca. ¡Pero todo llegará! ¿Y cinco hijos? No hace falta, habrán más saiyajines en la historia ;) (cof cof VEGETA cof cof)

Dios blue: ¡Pues la verdad es que no tenía intención alguna de dar una connotación sexual/erótica a esa escena! Simplemente era Erza en toalla abriendo la puerta, además Goku no es muy vivo para estas cosas, ya lo sabes tú bien xD Pero bueno, todo llegará, por supuesto ;) ¡Un saludo amigo y gracias por pasarte!

Mikael 1997: Tienes razón, Acnologia no es nada al lado de Freezer, pero esta historia no seguirá el mismo curso que Fairy Tail respecto a Acnologia, y su cambio será drástico respecto a la historia original. Seguirá siendo más débil que Freezer, y aparecerá antes de que nuestros amigos se enfrenten al emperador del universo. Pero ten por seguro que Acnologia hará pasar un infierno a nuestro amigos ;) ¡Un saludo amigo y gracias por tu apoyo!


Génesis del apocalípsis

"La razón de mi ser, el motivo de mis actos… Siendo sincero, puedo entender que, sin conocerlo, duden de mí. Pero no son más que unos putos ignorantes"

Nibelheim, una pequeña aldea de campesinos cuyos habitantes viven del cultivo de frutas y hortalizas. Su población no supera las 300 personas y las infraestructuras son realmente escasas. Aún y así la gente últimamente parece feliz, pues las cosechas han sido generosas estos últimos meses y eso siempre es bien recibido.

Gracias a esta buena etapa, también es posible que uno de los edificios más importantes de la pequeña localidad siga con su labor, y es ni más ni menos que el Orfanato de Nibelheim. En él viven más de 50 niños de todo el país que han quedado completamente solos en el mundo, mas afortunadamente para ellos, ahora tienen una familia y un hogar en el que crecer.

Un nuevo día comenzaba en la aldea de Nibelheim, los rayos de sol entraban por las ventanas de los dormitorios del orfanato, despertando así a múltiples chiquillos somnolientos quienes trataban de rebelarse al poder del astro rey dándole la espalda. Parecía que la cosa funcionaba, pero por desgracia para ellos, había algo muy superior al inmenso resplandor del sol. La señora Thatcher.

— ¡Venga panda de vagos, ya es la hora de levantarse - Gritaba esa pequeña, delgada, pero a la vez imponente mujer. Al menos a ojos de los niños — ¡No creáis que porque hoy sea festivo podréis estar ahí tirados todo el día! ¡Espabilando!

Varios bostezos en cadena inundaron la habitación y poco después los niños comenzaron a bajar torpemente de sus literas y se vistieron con la ropa que cada uno tenía en sus respectivos cajones sin reparar en lo más mínimo en qué tan bien les sentaban las prendas. Eran chiquillos de entre seis y diez años, aún no estaban en la edad de dar importancia a esas cosas.

Los doce niños que dormían en esa habitación salieron del cuarto en dirección al comedor del orfanato para tomar el desayuno. Cuando finalmente llegaron allí, tomaron una bandeja con alimentos y cada uno de ellos comenzó a buscar asiento.

— ¡Ey Simon, chicos, aquí! — Gritó la voz de una chiquilla, dirigiéndose a un grupo de cuatro chavales que trataban de ubicarse en la sala — ¡Aquí, aquí!

— ¡Ah, Milianna! — Exclamó el llamado Simon a la vez que los otros tres jóvenes alzaban sus cabezas mirando a la mesa en la que se encontraba la mencionada Millianna, quien tenía unos rasgos faciales que recordaban en cierto modo a los de un felino. — ¡Chicos, vamos para allá con ellas!

Los jóvenes se acercaron a la mesa, donde se encontraba Millianna y con ella una chica pelirroja con coletas quien supongo que ya dais por hecho quién es. Exacto, hablo ni nada más ni nada menos que Erza.

— ¡Buenos días chicos! — Exclamó Erza alegremente, mientras todos tomaban asiento. Era una chiquilla encantadora — ¡Hoy podemos hacer lo que queramos! ¿¡No es genial!?

— ¡Ya ves, tengo ganas de pasarme todo el día dibujando! — Respondió entusiasmadamente un jovencito de dorados cabellos y tez morena

— ¡Pero si dibujas fatal, Sho! — Exclamó Millianna — ¡Mejor vamos a jugar con los perritos de la aldea!

— ¡Eso es porque apenas estoy comenzando! — Exclamó el chiquillo indignado — ¡Cuando sea mayor os dibujaré a todos y estará tan bien hecho que no sabrás si es una foto!

— ¡Así se habla Sho! — Dijo un niño con el cabello negro llamado Wally — ¡No te rindas! ¡Yo me pasaré el día gastando bromas a la gente de la aldea!

—Eres un maldito descerebrado…— Dijo un niño con un estrafalario, oscuro y puntiagudo cabello quien, además de todo eso, tenía una cola. Ya todos sabéis su identidad — ¡Pero bueno, mientras no te pillen pásalo bien!

— ¿Y tú Goku? — Preguntó Erza con una feliz sonrisa mientras miraba fijamente a los ojos al Saiyajin — ¿Qué harás hoy?

Cierto era que ese grupo de chiquillos ya se conocía desde hacía algo más de tres años, pero la feliz mirada de la hermosa y alegre jovencita provocó que el pelinegro se pusiese algo tenso y enrojeciese.

— ¿¡Qué más da eso!? — Respondió Goku girando el rostro rápidamente forzando una expresión seria para evitar que se notase su nerviosismo —No es asunto tuyo…

—Jijiji… ¡A Goku le gusta Erza! — Dijo Millianna con voz cantarina mientras todos, menos la pelirroja y el Saiyajin, sonreían — ¡Le gusta, le gusta, le gusta!

— ¿Cómo sabes eso Millianna? — Preguntó Erza con una divertida cara de confusión

— ¡Porque se ha puesto rojo! — Exclamó Sho

—Eso son tonterías. — Dijo Goku con una confiada sonrisa, controlando ahora mejor sus emociones — ¿Acaso no conocéis el síndrome de Polnareff?

— ¿El síndrome de Polnaqué? — Preguntaron todos confusos

—Está asociado a mi cola. — Dijo Goku convencidísimo mientras tomaba el tazón de cereales que estaba comiendo y lo enseñaba a todos. Eran aros de colores —Cuando empiezo a comer cereales multicolor, al principio me pongo un poco rojo por una reacción que hace mi cuerpo. Pero luego me acostumbro y puedo seguir comiendo sin que me pase.

— ¡Ala, qué cosa más rara! — Exclamó Millianna sorprendida

—Te pasan unas cosas rarísimas, Goku. — Dijo Erza — ¡Pero es muy divertido!

"¿En serio se creen esa tontería?" Pensó Simon con cara de póker "Aunque con lo convincente que suena Goku al hablar es normal… ¡Es muy listo!"

—Bueno, creo que iré a entrenar para aprovechar el día… — Dijo Goku para después dirigir su mirada al desayuno — ¡Pero ahora a lo importante! ¡Me muero de hambre!

— ¡Buen provecho a todos! — Exclamó Erza felizmente a lo que todos comenzaron a desayunar mientras iban hablando de temas acorde a lo que ellos eran, unos meros chiquillos.

Y pasó el rato y finalmente todos se separaron para dedicarse a hacer sus cosas y aprovechar su día libre.

Decenas de niños correteaban por la normalmente aburrida aldea de Nibelheim haciendo que sus calles se llenasen de vida y alegría. En aquella localidad, salvo contadas excepciones tales como viejos cascarrabias, todos amaban los días en que los chiquillos invadían el pueblo. Tal vez alguna vez sus travesuras eran algo molestas, pero era un precio que los aldeanos veían justo pagar a cambio de ese clima tan simpático y desenfadado.

Pero cierto muchacho decidió alejarse del poblado pues, como dijo a sus amigos, aprovecharía el día para entrenar en los bosques cercanos.

La verdad es que él nunca sintió que fuese un niño como cualquier otro, por más que así lo tratasen todos. Y es que él sentía que simplemente su entorno prefería omitir la realidad sobre muchos de los aspectos del Saiyajin, los cuales eran algo incómodos de tratar. Y es que, si bien casi todos los huérfanos conocían detalles de sus orígenes, el joven Goku era un completo misterio, nadie en todo el orfanato sabía de donde podía haber salido ese niño.

Según le contaron, simplemente una adolescente se lo encontró tirado en mitad de un bosque mientras buscaba setas. Al momento de encontrarlo, el chiquillo debía tener no más de seis meses de vida, pero lo extraño es que este ya podía andar con una facilidad que ningún niño de esa edad podría siquiera soñar.

A la joven le sorprendió la tranquilidad que el pequeño mostraba a pesar de encontrarse en una clara situación de peligro e indefensión, sólo, en ese bosque, a merced de múltiples depredadores. Pero efectivamente, ni tenía heridas, ni parecía hambriento ni lloraba. Es más, se lo encontró jugueteando en una charca de barro, revolcándose como un haría un perrillo.

Pero de quiénes podían ser sus padres, ni de cómo había terminado allí, nadie tenía ni la menor idea, era un completo misterio. Simplemente apareció sin más.

A lo largo de su corta vida, el pequeño Goku siempre se había preguntado sobre su origen, obteniendo así, una y otra vez, la frustración de la búsqueda fracasada y el entendimiento de que hay cosas que, simplemente, no se pueden saber.

Mas él y todos los que lo rodeaban sabían que, fuese cual fuese su origen, él era alguien especial, más allá de su peculiar aspecto y aquel rasgo tan particular como lo era su cola.

Y es que Goku, a su pronta edad, era un maldito genio en prácticamente todos los campos. Cuando se impartían clases en el orfanato, una de las estampas más frecuentes era la del Saiyajin tirado encima de la mesa completamente dormido. No dedicaba ni una miserable hora al estudio, pero, aún y así, siempre era el que así siempre era el que asimilaba conocimientos más rápidamente. Sus razonamientos muchas veces llegaban incluso a asustar a los adultos, quienes no podían hacer más que suponer que el niño simplemente era superdotado.

Pero a pesar de todo eso, él era muy querido en su entorno, pues a pesar de ser algo engreído, era muy bondadoso con todos.

Y a pesar de que Goku no podía estar más agradecido de ver como a pesar de ser tan distinto, era querido como uno más y de cómo todos se esforzaban al máximo para que se sintiese de ese mismo modo, él nunca terminaba de sentirse cómodo.

Y aunque él estaba completamente convencido de que nadie percibía esos sentimientos, no podía estar más equivocado…

Pero en ese momento él estaba centrado en su entrenamiento, con lo que su mente se despejaba de todos sus problemas e inseguridades.

Desde bien pequeño, siempre hubo algo en su mente que le pedía moverse, realizar ejercicio físico, pero, sobre todo, necesitaba pelear. Disfrutaba de la adrenalina que se liberaba en las peleas, amaba sobreponerse a sus rivales, dominarlos y derrotarlos. Siempre tuvo el deseo de hacerse más y más fuerte y el sentir su poder aumentar era algo como una droga, simplemente no podía parar, quería más, y más, y más…

Pero ese constante crecimiento en su fuerza terminó arrebatándole el placer de las peleas. Desde los nueve años dejó de tener rivales a su altura, ni siquiera peleando contra los más mayores del orfanato lograba sentir esa maravillosa sensación. Los superaba a todos con tanta facilidad que perdía toda la gracia.

En ese momento comenzó a sentir más rabia e impotencia. Por su propia condición natural no podía pelear con nadie que lo divirtiese, y si lo intentaba, ya nadie quería enfrentarse a él. Deseaba ser más débil, incluso llegó a estar meses sin entrenar, pero fue inútil. Seguía siendo infinitamente superior a todos.

Todos envidiaban esa misteriosa fuerza que tenía el saiyajin, pero él la despreciaba por completo.

Ahh… ¡Qué envidia! — Decía el pequeño Sho — ¡Lo que daría por ser tan fuerte como tú!

Sho…

¿Eh?

Si te soy sincero. — Dijo Goku con mirada seria y algo triste —No poder competir con nadie es muy aburrido.

Pero el pequeño saiyajin terminó entendiendo que por mucho que dejase de entrenar, nunca nadie lo alcanzaría, así que por esa razón decidió que aprovecharía su día libre entrenando.

Y así fue, habiendo llegado cerca del lago en el que siempre solía entrenar, comenzó a realizar ejercicios de calentamiento. A pesar de no haberse lesionado nunca, era de los que pensaba que más vale prevenir que curar. Tenía pensado quedarse hasta las tantas ejercitándose, pues al final se lo pasaba bien y de ese modo, estando cansado el sueño era mucho más placentero. Seguramente se ganaría alguna bronca por parte de la implacable señora Thatcher, pero tampoco es que le importase demasiado lo que le pudiese decir. Seguiría haciendo lo que quisiese, él era así.

El entrenamiento fue intenso y sufrido, pues si algo percibía el saiyajin, era que cuanto más sufrido era este, mejores resultados obtenía y más rápidamente crecía su fuerza. A veces se preguntaba si realmente su poder tenía límite alguno, y qué pasaría una vez este fuese alcanzado. Pero la cuestión es que por el momento no veía el menor atisbo de luz al final del túnel de su crecimiento, por lo que tampoco se preocupaba demasiado por ello.

— ¡HA! — Gritó el joven Goku mientras rompía una enorme roca con sus puños, finalizando así otro ejercicio más de su circuito de entrenamiento de diseño propio. Sus nudillos estaban algo enrojecidos debido a los duros golpes, pero tampoco era un dolor que lo molestase. Además, con cada entrenamiento que realizaba, esta práctica se volvía cada vez menos dolorosa, y eso era algo que gustaba al Saiyajin. —Bueno, parece que cada vez me hago menos daño…

Finalizado el ejercicio, se subió a un manzano, tomó uno de los rojos frutos, y se paró un rato a descansar. Con un pedazo de manzana en la boca, comenzó a olfatear sin apartar su vista del fruto que con ganas devoraba. Otro de sus rarezas era su olfato, tan agudo como el de un perro.

—Sé que estás ahí. — Dijo el niño antes de dar un enorme y último bocado a la manzana. — ¿Por qué te escondes si sabes que te huelo?

De detrás de unos arbustos salió Erza, quien se frotaba la cabeza y reía divertidamente por el hecho de haber sido descubierta.

— ¡Vaya, me has pillado! — Dijo ella animadamente.

— ¿A qué has venido? — Preguntó Goku mientras bajaba del árbol con una nueva manzana en su mano —Sabes que cuando entreno suelo lanzar cosas, podría haberte dado.

—Bueno… ¡Es que me aburría y no sabía qué hacer! — Respondió la pequeña pelirroja —No pasa nada porque esté aquí, ¿no?

—No, pero si después te haces daño no es mi problema. — Respondió él tratando de mostrarse despreocupado —Anda, toma.

Goku le lanzó una manzana a la pequeña Erza, quien la atrapó torpemente con sus manos.

— ¡Ah! ¡No sabía que en este lugar habían unas manzanas tan bonitas! — Exclamó ella con alegría — ¡Ahora entiendo porque vienes siempre aquí! ¡Tú lo que quieres es comer!

— ¡No! — Exclamó el Saiyajin —Si vengo aquí es porque es un sitio amplio y se puede entrenar cómodamente. Lo de las manzanas es secundario. Y ahora, si no te importa, voy a seguir a lo mío. ¿Y si mejor vuelves a la aldea?

—Mejor me quedo aquí, tengo curiosidad por verte entrenar. — Dijo la pequeña Erza mientras se sentaba encima de una roca al lado del lago. —Quiero saber qué haces para ser tan fuerte.

—¿Por qué? — Preguntó el Saiyajin

— ¡No te lo diré! ¡Es una sorpresa! — Respondió ella con una sonrisa burlona para después cerrar los ojos y sacarle la lengua en forma de burla.

—Claro... Lo que tú digas. — Dijo el pelinegro —Pero estate atenta, no vaya a ser que tengamos un accidente.

Y, aunque algo incómodo, el Saiyajin siguió entrenando, bajo la atenta mirada de la pelirroja. Y lo cierto es que le costó concentrarse en su entrenamiento, pues no podía evitar mirarla de reojo constantemente. Por mucho que tratase de centrarse ella estaba ahí, y eso alteraba su ritmo de entrenamiento. Y Erza lo notó.

— ¿Estás bien? — Preguntó la chiquilla. —No pareces muy concentrado.

—No estoy acostumbrado a que haya gente mirándome mientras entreno, eso es todo.

—Mentira.

— ¿Cómo que mentira? — Preguntó el Saiyajin con cierta molestia.

— ¡Sho viene muchas veces a entrenar contigo! — Exclamó la pequeña — ¡No es por eso que estás desconcentrado! ¿Qué te pasa? ¡Puedes decírmelo!

Y menos mal para Goku que, a pesar de que ella fuese inteligente, ella era de lo más inocente. Pensó que podría decirle lo que realmente le ocurría con ella, pero tampoco pasaba nada por esperar, al fin y al cabo, no tenía prisa alguna y, además, "sólo somos unos críos" pensaba el pelinegro, ya tendría tiempo para preocuparse de esas cosas cuando creciese.

O eso era lo que él creía…

Pero de todos modos él conocía a Erza, y sabía que no se detendría hasta recibir alguna respuesta mínimamente convincente o creíble.

Y por ello el Saiyajin aprovechó para contarle otro de sus problemas del día a día.

—Bueno, verás…— Dijo el pequeño Goku —Aunque no puedo parar, no sé bien bien porque sigo haciendo esto, es decir, porque sigo entrenando. Lo que más me gusta es pelear, pero con mi fuerza actual ya prácticamente no hay nadie que me divierta. Jugar sabiendo desde el principio que vas a ganar es… muy aburrido. Es por eso que siento que seguir haciéndome fuerte es una pérdida de tiempo. Y sé que suena raro porque por mucho que hablo sigo entrenando día a día.

Erza se sorprendió bastante al oír eso. No imaginaba que mejorar pudiese acabar siendo algo negativo para una persona. Era algo que nunca hubiese pensado que fuese posible. Pero al parecer así era, su querido amigo estaba tan por encima del resto que en cierto modo se sentía sólo, sin nadie con quien compartir su pasión.

— ¡Bueno, pues en ese caso entréname! — Dijo la pequeña Erza, sorprendiendo a un extrañado Goku.

— ¿Qué dices? — Preguntó él — ¿Pero a ti te gustan las peleas?

—No lo sé, ¡pero si entreno mucho te prometo que haré que te diviertas otra vez en las peleas! — Dijo ella con una sonrisa mientras daba torpes puñetazos al aire — ¡Ya lo verás!

—Erza, no sabes dar bien los golpes. — Dijo Goku mientras se acercaba a ella y daba unos cuantos golpes al aire —Mira, es así.

— ¡Entonces me vas a enseñar! — Exclamó ella alegremente —Espero que no te arrepientas cuando te gane…

—Eso habrá que verlo…— Respondió él con una sonrisa chulesca a lo que Erza le hizo una mueca burlona —Bueno lo primero es que corrijas tu postura antes del combate, así estás muy indefensa…

Y de ese modo los dos pequeños, entre risas y bromas, comenzaron a entrenar juntos. Goku no tenía claro si ese nuevo proyecto sería sólo una broma de un día por parte de la chica con tal de animarlo, o si por el contrario Erza realmente estaba dispuesta a hacerse fuerte, lo suficiente como para poder pelear con él. Pero tampoco no le importaba, estaba disfrutando muchísimo, hacía tiempo que no lo pasaba así de bien. No sólo era el hecho de reír junto a ella, sino que además, ver como esta mostraba interés en algo que a él le apasionaba tanto como las peleas era sencillamente genial. Poder compartir su pasión con una persona tan importante para él era un sueño hecho realidad.

Y pasaron las horas, y aunque fuese tan divertido, la pequeña Erza ya no podía más.

— ¡Uf! ¡No sabía que las peleas cansasen tanto! — Dijo la pelirroja entre soplidos de puro cansancio —Yo creo que por hoy ya es suficiente, ¿no…?

—Erza, este entrenamiento era de los más básicos…

— ¡Jejejeje! ¡Bueno, bueno, ya mejoraré! — Respondió ella con una divertida sonrisa. —Pero por hoy creo que me voy a casa… ¡Hoy dormiré como un tronco!

—Yo aún me quedaré un rato, y seguramente llegue tarde a casa. — Dijo Goku —Tú deberías irte ya si quieres llegar a tiempo, no querrás enfadar a la Thatcher.

— ¡Pero si llegas tarde a ti también te reñirá! — Exclamó la niña

—Ya ves tú, como si me importase. — Dijo el niño mientras daba la espalda a Erza para seguir entrenando —Anda, vuelve a casa y ve con cuida… ¿qué haces?

Y sin preguntar ni nada, Erza dio un rápido beso en la mejilla al Saiyajin, quien no pudo hacer otra cosa que enrojecer descontroladamente mientras su mente trataba de explicarle qué diablos era lo que había pasado y por qué había sucedido. Quiso responder, pero simplemente no le salían las palabras.

— ¡Esto es para darte las gracias por el entrenamiento! — Dijo ella sonriente — ¡Adiós, nos vemos luego!

Y finalmente la chiquilla salió corriendo en dirección al orfanato, dejando a un aturdido, desconcertado, pero también feliz, Goku. El pobre no entendía a cuento de qué Erza había tenido esa reacción.

El resto del entrenamiento, vulgarmente hablando, se fue a la mierda. El saiyajin simplemente se quedó sentado en la misma roca que Erza se había sentado previamente, tratando de entender qué diablos acababa de pasar, por qué ella había hecho eso. ¿Será que a ella también le gustaba él? ¿O simplemente fue un arrebato de cariño? Al fin y al cabo ella era una niña muy tierna, tampoco era tan extraño que hiciese esas muestras de afecto.

Y pasó casi una hora, y Goku seguía sin encontrar explicaciones…

— ¡Pues no me queda otra que volver a casa y preguntarle! — Dijo él, pensando en voz alta —¡Así aclararé mi mente, claro que sí!

Pero lo que no sabía era que en el momento en que llegase al orfanato, en lugar de aclarar su mente, bajaría el primer escalón en su descenso a la más absoluta desesperación.

Y es que era 3 de octubre.

El día que supuso el principio del fin de una era, que acabaría desatando a un demonio.

Un poder inimaginable, controlado por una mente que, aunque brillante, no fue capaz de entender el mensaje más importante de su vida.

Y es que al abrir la puerta el pequeño Goku murió. Sí, dejó de ser quién hasta ahora había sido para convertirse en una persona distinta.

— ¿Ch-chicos…? — Dijo el saiyajin con voz temblorosa, asustado pero aún sin creer lo que tenía ante sus ojos. — ¿Qué pasa?, ¿qué hacéis?

Pero en el comedor nadie respondía, y la insensible realidad asestó un brutal golpe al pequeño pelinegro. Por muy fuerte que fuese, ese era un impacto que no pudo soportar.

Su mirada quedó clavada en el horizonte, y aunque escuchaba pasos en la planta superior del orfanato, estaba en estado de shock, no reaccionaba. No era capaz de articular palabra alguna, tampoco había quien pudiese oírle.

No había vida alguna en esa sala más allá de la suya.

Y el no entendía absolutamente nada.

Pero buscando un milagro, resignándose a aceptar la realidad, comenzó a inspeccionar primero si sus mejores amigos estaban vivos. Y cada revisión afirmaba más su desgracia

Simon no respondió.

Milianna no respondió.

Sho no respondió.

Wally no respondió.

Nadie respondía.

Lo único que obtuvo de ellos fue su sangre.

Sólo pudo oír un débil respiro. Y no dudo en acudir a él desesperadamente, intentando huir de esa realidad. Pero inocente de él, ya todo había terminado.

Era Erza. Y la mente del Saiyajin, totalmente desconcertada, al borde del colapso, creyó que el cabello de la chiquilla había crecido tanto que invadía todo el suelo a su alrededor.

Pero lo cierto es que este seguía estando a la altura de sus delicados hombros.

La luz de sus ojos era cada vez más tenue, y Goku la miraba, y gritaba desesperadamente, llamándola a ver si volvía.

—No chilles, vete o vendrán…— Dijo ella, aprovechando las pocas palabras que le quedaban.

Pero él simplemente la tomó en brazos, y salió disparado del comedor. Y en la puerta estaban ellos. Unas 15 armaduras plateadas.

— ¡Han quedado dos vivos! — Se oyó desde el fondo de uno de esos recipientes metálicos. —¡Este chaval quiere escapar con esa niña herida!

—Son ellos... ¡Tienes que huir...!

Pero la mente de Goku no aguantó más, era demasiado y colapsó.

Un estremecedor grito de puro dolor, rabia y algo de miedo desató a la bestia. Y las 15 armaduras de plata fueron aplastadas y torturadas, dándose cuenta de que su misión era acabar con el demonio, y que lo único que hicieron fue despertarlo.

Y que si nadie hacía nada sería imparable.

Y así fue.

Y terminada la masacre el niño se dispuso a volver a recoger a la pequeña, pero ella, con sus palabras, dejó claro que el tiempo ya había terminado.

—Goku, quédate aquí por favor…

Y él la abrazaba y lloraba, y ella estaba preocupada pensando en qué futuro le aguardaría al pelinegro.

—Erza, no quiero, por favor… — Decía mientras sus lágrimas caían sobre el rojo que invadía el cuerpo de la pequeña.

Pero ella decidió que simplemente le sonreiría, tal y cómo siempre hizo.

—Goku… ¿Sabes para que sirve tu fuerza? — Preguntó Erza, aprovechando sus últimas palabras.

—No hables por favor…

—Para que estas cosas no vuelvan a pasar…— Dijo la pequeña —Para que esos señores no le hagan daño a otros niños…

—Pero yo no he podido…

—Pero lo harás, hazlo por mí. — Dijo ella segundos antes de marchar. — ¿Me lo prometes?

— ¡T-te lo prometo! — Respondió el saiyajin entre lágrimas mientras la pequeña le dedicó una última sonrisa.

—Gracias, te quiero Gok…

Y finalmente, la vida abandonó el pequeño cuerpo de la pelirroja mientras el Saiyajin gritaba desesperado.

Y atado a una promesa que no comprendía, abandonó el orfanato, sin saber a dónde ir exactamente, totalmente sin rumbo. Tratando de comprender qué era lo que debía hacer. Intentando superar lo que vio ese día, mas ese golpe nunca sería capaz de cicatrizar. Esas imágenes seguirían visitando su mente hasta el fin de sus días. Atormentándolo, alimentando su rabia y su odio.

Y cuanto más viajaba, más asco le daba todo lo que veía, y más odiaba al ser humano, o más concretamente a los adultos. Pues veía como día a día inculcaban sus ideas podridas en las mentes inocentes de los niños.

"No te acerques a ese vagabundo."

"¿Un niño con cola? ¡Debe estar enfermo! ¡Seguro que lo ha castigado Dios!"

"Sal de aquí, monstruo."

Y el odio crecía y crecía. Y comenzó a olvidar su promesa, simplemente pensó que lo mejor era alejarse de todo.

Pero llegó aquel que haría que activaría el interruptor que apagaría la luz de ese mundo.

(Buscar tema en Youtube: BB's Theme A)

Era un día nublado, Goku se encontraba en un bosque cercano a la capital del reino de Edolas. La niebla era de lo más espera y el suelo estaba embarrado. Hacía frío, la hoguera no se encendía por más que el pelinegro lo intentaba. Qué remedio, le tocaría pasar frío.

Pero entonces una silueta se acercó entre la niebla.

—Ey niño, ¿por qué no vienes conmigo?

— ¿Quién eres tú? — Preguntó el Saiyajin.

—Eres del orfanato de Nibelheim, ¿verdad?

— ¿Y tú cómo sabes eso?

—Uno de mis hijos vivió allí. — Respondió el hombre, de elevada edad —Me hablaba mucho de ti, Goku.

— ¿Y se puede saber qué diablos hacía tu hijo en un orfanato teniendo un padre? — Preguntó él, mostrando signos de clara desconfianza

—Estaba en la cárcel por no ajustarme a los gustos de este gobierno. — Respondió el hombre de larga barba y desaliñado atuendo —El mismo que dio la orden de atacar al orfanato.

Y fueron esas últimas palabras las que se ganaron el interés del pequeño Goku, a quien la curiosidad por saber qué era lo que ese hombre le podía contar comenzaba a devorarlo.

— ¿Y qué es lo que quieres? — Preguntó él fingiendo desinterés.

—Darte una vida mejor, a ti y a este mundo. — Respondió el hombre ganándose la atención del joven Saiyajin — ¿Qué tal si vienes y hablamos con más calma?

—Está bien…

—Por cierto, todavía no me he presentado. — Dijo el hombre —Mi nombre es Arlés, encantado.

Y así, bajo la influencia de aquel hombre, que con los años se convertiría en su padre, el pequeño Goku finalmente encontró un sentido a aquellas palabras que inocente Erza le dijo antes de despedirse.

"Este mundo está podrido hijo, y llega una etapa en la vida en que no se puede cambiar a las personas."

"Una sociedad que acepta las locuras de un rey loco, que permite una matanza con tal de evitar el despertar del demonio… ¿Qué valor tiene?"

"Hay millones de inocentes niños contaminándose día a día de las ideas corruptas de sus padres. En algún momento hay que detener este ciclo…"

"Se puede crear un mundo alejado de esos errores, un mundo dónde no vuelva a ocurrir algo como lo que pasasteis en el orfanato. Un mundo dónde no hagan daño a criaturas inocentes, y dónde crecerán personas con los pensamientos correctos. ¿No crees que así cumplirías los deseos de Erza, hijo?"

"Sinceramente, al principio dudé sobre si realmente esa era la única salida posible. Pero por suerte mi padre Arlés logró hacerme entenderlo todo. Gracias a él pude comprender el mundo podrido en el que estuve viviendo, y por eso mismo acabé dándome cuenta de que este mundo sólo tiene una posible salida."

El plan RESET


Bueno chicxs

Sé que este capítulo ha sido algo corto y que se sale del guión que estábamos siguiendo en los últimos capítulos, pero quería que conocieseis la historia de Evil para ver cómo esto afecta vuestra visión del personaje de ahora en adelante. Aún hay cosas que se han de revelar en futuros episodios, pero con esto ya sabéis bastante sobre el Goku de Edolas, su pasado y sus razones de actuar como lo hace.

Si tenéis cualquier duda o no habéis entendido algo podéis preguntarme y os responderé ^^

Si os ha gustado (o no) el capítulo, os invito a que me lo hagáis saber en las reviews, realmente me encanta leeros ^^

De paso y para terminar, os recomiendo la historia de mi beta reader Amy Rivaille llamada El rey de los caballeros, seguro que os encantará, y también si os gusta Halo y Gears of War, la historia de mi amigo Troy35Games llamada First Contact (Gears of Halo)

Sin más que decir me despido.

¡Nos vemos amigxs!