Bueno gracias a una votación que hice en Facebook sobre cuál sería mi primer one-shot o historia de un capítulo del año. Gano mi pareja más popular y que tengo también más abandonada en mi página….EL NARUHINA. Una de mis más viejas OTP.

Así que espero disfruten.

Naruto no me pertenece.

HOSHI

Existe una antigua leyenda urbana, en el norte de Japón. Una donde los espíritus mágicos y sobrenaturales existen entre nosotros, pero solo pueden ser vistos por aquellos que logran sobrevivir a un encuentro sobrenatural.

Se conocen casos personas que pueden sobrevivir, pues su energía espiritual es muy grande. Cada ser humano posee energía de luz, mientras que los espíritus poseen diferentes energías dependiendo de su clase. El único problema con la energía de la luz, es que si esta se contamina, se convierte en energía oscura y puede provocar que un humano entre en la corrupción del espíritu.

Una persona con espíritu corrupto, debe ser asesinada. Pues si un ser sobrenatural la devora, este absorbe la energía de luz y la torna oscura, provocando que el ser se vuelva ridículamente poderoso alterando el equilibrio del mundo.

Por lo tanto los santos espíritus, quienes no podían con la corrupción del espíritu de las personas, eligieron a unos humanos con energía espiritual que sobrepasaba el límite, para dejarlos como vigilantes que mantengan la paz.

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Claro, eso son solo leyendas.

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Al menos para aquellos que no han vivido, la corrupción del espíritu.

En medio del bosque en Europa, se podía observar una enorme mansión de dos pisos, extensos terreno y una fuente frente la entrada de la casa. Todo estaba lleno de enormes ventanales, además que parecía ser todo de material lujoso. Donde generalmente se veían personas pasar en sus trabajos, cientos atendiendo una estructura tan grande, donde el jefe de la casa solía encargarse de los problemas con respecto a los cientos de hospitales ubicados en todo Japón.

Hoy solo se veía…caos.

Los hermosos ventanales que costaban tanto dinero como un edificio, estaban rotos y sus cristales parecían llover del cielo. La mansión estaba en llamas y muchos sirvientes ya habían muerto hace tiempo, el cielo del atardecer estaba pintado con un brillante tono naranja, que parecía solamente burlarse de la sangre derramada ese día.

Una enorme criatura parecida a un dragón rojo, pero con el cuerpo como un esqueleto y con trozos de carne sujetados a duras penas, con ojos brillantes de sangre. Era como si un Dragón hubiera muerto hace unos meses y hubiera vuelto a la vida en estado de descomposición.

Un zombi, uno de clase baja había comido a una persona con espíritu corrupto.

Había comido a la matriarca del clan Hyuga, Hana. La pobre mujer había sido devorada por la oscuridad, luego de que su preciado bebé hubiera muerto hace unos días, poco a poco había permitido a los pensamientos malos, consumirla por dentro hasta que…atrajo la atención de un mal espíritu del bosque.

No solo había comido a alguien con espíritu corrupto, si no que había sido un Hyuga.

Uno de los tres clanes a los que los santos espíritus, habían bendecido con el poder de sus ojos, pues estos humanos tenían el poder espiritual de la luz, más puro que cualquier otro humano. Un linaje milenario que nunca había sido manchado, hasta ese momento en que Hana Hyuga dejo a la oscuridad consumirla.

Una tremenda tragedia y vergüenza, que ahora estaban pagando.

La bestia de huesos, destruía a todos y los mataba a sangre fría.

Fue hasta entrada la media noche, cuando el líder del clan Hyuga regreso de una reunión, que logro sellar el poder del espíritu con sus ojos. El espíritu termino dentro de un pergamino, que debería entregar a los ancianos para poder ocultarlo.

El hombre camino con mirada impasible sobre los escombros de su hogar, hasta detenerse ante el sonido de un llanto. Si bien su rostro parecía no mostrar emoción, este corrió apresurado al escuchar el llanto de una niña. Detuvo sus pasos cuando encontró a la persona que lloraba.

Con una pierna clavada al suelo por una vara de metal, su mano izquierda en carne viva, su cabello quemado y sus ojos sangrando. Se encontraba Hinata Hyuga de ocho años, llorando con el cuerpo de su hermana Hanabi de cinco años, que parecía intacta, pero en el orificio de sus ojos, estos no estaban.

Hiashi noto como la sangre que salía en vez de lágrimas, era suficiente prueba para la niña. Una prueba que se pasaba hasta los 16 años, donde los ojos se abren al mundo de los espíritus y se convierte en guardiana de esa delgada línea.

Desde la copa de uno de los árboles, se veía la silueta de una joven con apariencia de catorce años, con su cabello blanco hasta sus tobillos y una extraña vestimenta, similar a las armaduras de los caballeros en los años de la inquisición, pero con diseños similares a las de la antigua Grecia, además de una armadura bastante ligera. Uno de sus ojos brillaba de color dorado, mientras el otro parecía ser como un cristal celeste claro. En una de su cintura tenía la empuñadura de una extraña espada con tonos dorados.

Miro a la niña que ahora lloraba al haber presenciado en primera persona la corrupción de su madre, de cómo fue devorada por el espíritu malvado, de cómo ahora pertenecía a esos pocos humanos que eran guardianes de la línea entre ambos mundos.

Otras dos sombras estaban detrás de ella, pero estaban con enormes capuchas, por lo cual no se sabía que eran o que forma tenían. Solo que eran muchos más altos que la joven.

-Ella va ser mi elegida-musito la chica con voz suave, algo musical.

Las dos siluetas giraron a verla, con claras expresiones contrariadas bajo las capuchas.

-Es mi elección-dijo a una pregunta que no fue formulada al aire-esta niña no tiene el espíritu limpio, acaba de ver una corrupción…además, su línea con el Byakugan es de la primera familia-añadió con ojos brillantes por el interés.

Detrás de ellas las dos siluetas asintieron algo reticentes, antes que desaparecieran.

La joven en cambio vio con ojos codiciosos a la niña que lloraba sobre su padre, con su cuerpo lleno de sangre y herido.

Era la marioneta perfecta.

Este es el mundo que los ojos humanos no ven a simple vista, uno lleno de sangre y corrupción, que solo es protegido por unos cuantos elegidos.

Cada ser humano que logra cumplir el ritual, que sobrevive a una experiencia con lo sobrenatural, sus ojos se abren. Sus sentidos se agudizan lo suficiente para saber, que no están solos en la vida.

Pero aquellos elegidos por los espíritus, se convierten en los guardianes de este mundo.

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¿Dónde estaba ella?

Todo a su alrededor se veía negro, como si estuviera con los ojos fuertemente cerrados, pero no era ella, todo era oscuro. Un mal presentimiento reino su cuerpo, cuando una luz apareció frente a ella, luego…todo se hizo claro para sus ojos.

Nuevamente esa escena.

Frente a ella estaba una mujer de largos cabellos azules, con ojos tan blanco como las perlas. Estaba vestida con un hermoso kimono negro, con bordados dorados y un peinado elaborado por las damas de compañía. Ese rostro que parecía el de una modelo, que siempre sonreía con cariño.

Ese día tenía una mirada oscura, unas prominentes ojeras bajo sus ojos. Además no tenía esa usual aura maternal, en cambio al verla con esos ojos que parecían perturbados, tuvo ganas de correr.

Pero la vara de metal fue incrustada en su pierna, sacándole un grito de dolor.

Nuevamente lo mismo.

-Entra a la corrupción, deja a la oscuridad ganar tu corazón-dijo la voz distorsionada de su madre.

Negó con la cabeza, pero volvió a gritar cuando esta movió sin piedad la vara en su pierna.

Sus ojos se abrieron rápidamente con la respiración agitada, como de costumbre. Ese sueño lo tenía desde que poseía ocho años, él día en que su madre murió. Tomo asiento en la cama, para ver sus manos con preocupación, su mano derecha estaba en perfectas condiciones, excepto por pequeñas cicatrices que ya sanarían. En cambio su mano izquierda, si bien parecía estar en perfectas condiciones ahora, no siempre estuvo así…aun la podía recordar en carne viva, los injertos en operaciones y varios dermatólogos para dejarla como antes.

Pero la sensación aún estaba ahí.

Miro a su alrededor, antes de tirarse sobre la cama nuevamente, eran aun las tres de la mañana…faltaba para las clases.

Ella era Hinata Hyuga, la sucesora para el imperio de hospitales Hyuga en todo Japón, que ahora también tenía siete en Europa. Pero a pesar que su padre era uno de los hombres con más dinero en la parte oriente del mundo, ella estaba ahora viviendo en un pequeño departamento en el norte de Japón, en un pueblo llamado Konoha, bastante alejado para ser un pueblo agrícola, pero que últimamente se estaba modernizando un poco.

Su departamento estaba cerca del centro, en un conjunto de tres departamentos en un segundo piso, donde en el de abajo dos eran alquilados y uno era el dueño del lugar. No estaba mal, tenía una habitación, una sala con cocina, un baño decente, junto con una pequeña parte donde lavaba sus ropas. Sus muebles eran de segunda mano y su cama había sido un regalo de su tío, cuando le conto que dormía en un Futon.

Había sido su elección vivir sola después de los catorce años.

Su padre quien siempre estaba de viaje en el extranjero, no se opuso, dijo que desde que era niña no tenía control sobre ella. Que hiciera lo que quisiera, cada mes le mandaba una fuerte suma de dinero como mensualidad, pero ella prefería ahorrarla en un banco y usar solo lo necesario.

Intentar tener una vida normal.

Era algo imposible para ella, pero no por eso dejaría de intentarlo.

A las seis de la mañana Hinata se levantó totalmente.

Era una joven de pequeña estatura con su adorable metro sesenta, con 16 años tenía la esperanza de crecer algo más, pero sentía que era imposible. Su cabello era largo hasta por la cintura, de un color oscuro azulado, sus ojos eran blancos como todos los de su familia, pero los suyos eran un poco más tirando a un tono extraño de morado. Aunque intentaba siempre ocultarlo, su pecho era mucho más desarrollado que el resto de sus compañeras, además su cuerpo estaba extrañamente bien formado, tenía más musculo que grasa.

Tomo un poco de cereal que había comprado la semana pasada y lo desayuno con leche, mientras veía las noticias en un televisor mediano, en su sala. Tenía dos sillones pequeños, con una mesa de estar frente a este, con un arreglo floral.

Nuevamente en otra preparatoria, otro adolecente ha terminado con su vida, el incidente ocurrió después de clases, cuando los últimos alumnos vieron a un joven saltar desde la azotea. A pesar que es el décimo suicidio este mes, en los distritos del norte, las autoridades no encuentran una respuesta.

Dejaron de mostrar a la presentadora de noticias, para mostrar a un hombre de cabello oscuro y anteojos. Su nombre apareció abajo en la pantalla. Un psicólogo famoso llamado Aizen.

-Los adolescentes siempre están expuestos a diferentes problemas sociales, están intentando ubicarse en la sociedad y a tener que superar diferentes situaciones en su transformación a la adultez. Algunos de los jóvenes que se suicidaron, muestran patrones de abandono por sus padres y problemas en clases, sería bueno que los profesores tomen nota de esto, para evitar posibles suicidios-

Nuevamente la imagen cambio a la presentadora de noticias.

Según podemos entender, en los institutos de ahora en adelante la azotea estará prohibida, están buscando poner vigilantes para evitar que esto pase dentro de las instalaciones educativas.

Hinata apago el televisor, pues noto que ya se estaba haciendo algo tarde. Se puso su uniforme que consistía en una enagua tableada, con una camiseta blanca y un saco azulado. La mayoría de sus compañeras usaban la falda algo corta, pero ella solía usarla sobre sus rodillas, con medias altas que se perdían bajo su falda de color negro. Se peinó el pelo en dos trenzas y se puso unos anteojos cuadrados. En el espejo se vio como una nerd, se preguntó como hacían algunas chicas para usar ese estilo y verse geek, con buen gusto.

Ella se veía mal.

Se encogió de hombros.

Se puso unas tenis negras de caña alta, antes de salir apresurada por las calles vacías de la ciudad. Todo el paisaje era muy de campo, los arboles parecían ser diferentes al resto de árboles, como si ocultaran algo y te invitaran a perderte entre los bosques.

Llego al instituto antes que cualquier otra persona, excepto por el guarda, que la saludo con una agradable sonrisa.

-Buenos días, Oji-san-saludo antes de pasar el portón e ir a su salón.

Una Hyuga siempre debe llegar a tiempo, o estar antes en el lugar indicado. Su padre solía decirle eso, puesto que su infancia fue diferente al del resto de los niños, tenía costumbres que no podía quitar.

Tomo un libro que había estado leyendo, que se veía bastante viejo y con palabras en idioma inglés. Puesto que ella era procedente de Europa, prefería hablar su lengua madre, aunque sus padres habían sido dos japoneses. No le había costado mucho adaptarse al japonés, pues tenía algunas bases, pero igualmente el inglés le era más agradable.

-Ohayo Hinata-dijo una voz a su lado.

Volteo a ver a un joven de cabellera castaña alborotada, con ojos negros y en uniforme. Aunque claro, Kiba no era de usar el saco obligatorio, él prefería tener un toque rebelde y pasar algunos días en la dirección.

Tras de él estaba Shino, quien aparte del saco, tenía una sudadera que solía ocultar gran parte de su cara, el otro poco lo ocultaba con unos anteojos oscuros.

-Buen día-saludo de forma respetuosa.

Ellos dos eran los únicos amigos que había formado en sus dos años en Konoha, por algún motivo que no comprendía, Kiba le había agarrado cariño a ella como si de una hermana menor se tratara. Por otro lado Shino una vez menciono que ella era agradable, por lo que dado que no solía dar muchos halagos, lo tomo como que la veía como alguien agradable.

-Escucharon sobre los suicidios que han estado pasando, mi madre esta paranoica porque piensa que me tirare de un puente en cualquier momento-comento Kiba con expresión de fastidio.

Así que no solo ella había visto las noticias.

Dejo su libro dentro del escritorio, para poner atención a sus amigos.

-Escuche que esta vez fue una joven de quince años, de la preparatoria en Sunagakure-musito Shino quien había parecido indiferente hasta entonces.

¿Sunagakure?

Era un poco más al este que ese lugar, pero no era tan lejano. Solo estaban separados por un distrito. Era un lugar mucho más de campo que este, con temperaturas claramente más elevadas.

Hinata puso una mano en su mentón pensativa.

-Me pregunto que tendrán en común-murmuro por bajo viendo a la ventana.

De repente un estruendo los hizo voltear a la puerta del salón, faltando solo unos cuantos minutos para el inicio de clase, entraban por el salón Naruto Namikaze y Sasuke Uchiha, los dos tipos más populares del lugar. Uno de ellos era alto y rubio, con la piel algo bronceada y levemente musculoso, era más de contextura delgada, pero igualmente no estaba en los huesos. El otro en cambio era de cabello oscuro y con más estilo que el rubio, su piel era muy pálida como la suya, pero su aura era intimidante.

Ella se sonrojo levemente al ver al rubio, desde que había llegado a Konoha, poco tiempo después de había interesado en Naruto…es como si tuviera ese algo que ella tanto buscaba. Si bien al principio fue una admiración profunda, a estas alturas no podía negar el evidente sentimiento de amor que tenía.

Kiba giro a verla con una mirada burlona, lo que hizo que ella volteara nuevamente a la ventana.

Después de todo él era un imposible, si bien habían intercambiado alguna que otra frase, ni podía considerarse amiga del rubio. Todos sabían que él quería a Sakura Haruno, una inteligente peli rosa que estaba enamorada de Sasuke, mientras que este… ¿Se amaba a sí mismo?...él rompía el hecho de un triángulo amoroso.

Tal vez amaba a Naruto.

Eso era el sueño de las fujoshis del lugar.

Pero nada comprobado aun.

-Todo es un estúpido melodrama-dijo una voz desde su hombro.

Tan acostumbrada estaba que no volteo a ver, solamente suspiro algo soñadora.

Desde la ventana pudo ver un reflejo, era el de una criatura con contextura de gato, pero en lugar de pelo parecía tener escamas de dragón. Era totalmente plateado con un ojo color celeste claro como el cristal, en cambio el otro lo tenía tapado con un parche pequeño. Se veía de forma adorable, pero era la criatura más peligrosa que había conocido en su vida.

Su nombre era Hoshi, aunque prefería que la llamaran Star. Mismo significado, diferentes idiomas.

Era un espíritu del bosque que la había elegido desde que tenía ocho años, para ser su acompañante. Generalmente los espíritus del bosque eligen a unos pocos, cuando a sus 16 años el humano pasa un ritual. Pero debido a los acontecimientos pasados en su niñez, ese espíritu llego a ser parte de su vida diaria, que la ayudaba cuando por alguna extraña casualidad, se topaba con un espíritu maligno.

A pesar de tener ocho años juntas, no sabía mucho sobre Star. Solo que su atributo era de la luz, como solo pocos espíritus lo tienen y todos los humanos poseen una parte en su cuerpo. Era una amante de las cosas dulces, le gustaba ver anime en las noches y pasaba horas metida en alguna consola de video juegos. También que le gustaba mucho dormir y tenía un conocimiento casi infinito sobre espíritus.

Esa no era su verdadera apariencia, pero desde que tenía memoria ella la había usado. Según le conto al principio, tenía casi mil años de vida, pero aún era un espíritu joven.

No se imaginaba cuantos milenios tendrían los espíritus más viejos.

-Tenías que enamorarte del cliché de chico popular que ya ama a otra popular, que patético-dijo sin ningún tipo de remordimiento Star, moviendo su lengua con suavidad.

Un aura oscura la rodeo ligeramente.

Había olvidado mencionar sobre su afilada lengua, pues no tenía temor a decir sus pensamientos, por más crueles e hirientes que estos fueran.

-Hinata Hyuga-dijo Kakashi.

Su profesor era un sexy albino que pasaba los treinta años, solía llegar a todas partes tarde y era el sueño de todas las estudiantes de la preparatoria. No es que ella pensara que no era atractivo, solamente que cuando estas interesado en otra persona, pues…ya saben.

-Hai-musito levantando una mano.

Las clases habían empezado.

A la hora del almuerzo, recordó que no había preparado nada, por lo cual se disculpó con Kiba y Shino diciendo que los alcanzaría luego de comprar algo en la soda del instituto. Mientras caminaba tranquilamente, era ignorada por todos como de costumbre, lo cual era lo mejor, de esa forma no destacaría.

-Eres bastante aburrida-musito Star sobre su cabeza.

Para el ojo humano normal, Star era invisible, incluso para los que habían tenido anteriormente encuentros con espíritus, Star no era capaz de ser vista o escuchada. Ella solía usar un hechizo protector, para no ser descubierta, de esa forma ella no quedaría al descubierto en su identidad.

-Ser invisible es mejor-murmuro por bajo para que nadie la tachara de loca, por hablar sola.

Llego al comedor, donde escucho un alboroto. Giro para ver como Naruto estaba en la usual mesa de populares. Este era como ver la luz del sol, siempre estaba brillante y con una sonrisa radiante, ayudaba a todos sin pedir nada a cambio, era amable y con actitud dinámica.

Era tan genial.

De pronto un escalofrió la rodeo a ella, giro a ver preocupada que sintiera esa clase de presencias en un lugar tan lleno de personas. Generalmente los espíritus buscaban lugares alejados, u horarios nocturnos para atacar. Pero el escalofrió en su espalda, era como un radar para indicar peligro.

Un grito a lo lejos, hizo que todos los del lugar, salieran confundidos, ella también los siguió entre el mar de gente, para saber que pasaba.

Los pasillos llevaran a la entrada principal, donde había un círculo rodeando la escena. Como ella era tan pequeña, tuvo que subirse en una de las bancas cercanas del exterior. Sus ojos se abrieron ligeramente con horror, al ver el cuerpo de una persona sobre el suelo, con sangre brotando por todas partes.

Giro a ver a la azotea, donde pudo distinguir una mancha negra…que probablemente el ser humano no vería.

Así que los suicidios, estaban detrás de algún espíritu maligno.

Las clases fueron suspendidas después del asunto. La chica fue identificada como Mei, una chica de último año, que era bastante popular y bonita. Según había logrado escuchar entre los rumores, sus padres se habían divorciado hace unas semanas, dejándola a ella sola con el cuidado de su abuela.

Al llegar a su casa, Star por fin dejo su cabeza para sentarse en un sillón sola.

-Eso significa que un espíritu estaba causando esos desastres-musito Star con tranquilidad, aparentemente ya lo suponía y ahora estaba reafirmado.

Hinata fue a la cocina por unas golosinas, que puso en la mesa de la sala. Star rápidamente se puso sobre la mesa, para meter algunos caramelos en su boca. Ella en cambio, miro detenidamente la ciudad.

Hace dos años que ella estaba en Konoha, pero no era su distrito.

Ella no tenía uno.

No era su deber el buscar espíritus malignos y acabarlos, ella solamente era otra persona normal…pero no había visto a los protectores del lugar durante varios días, exactamente los mismo que habían pasado desde el primer suicidio.

-No podemos esperar a que vengan, en esta situación es mejor enfrentarlo nosotras mismas-musito Star con una galleta de fresa en sus manos.

Le dio una mirada severa.

-No podemos hacerlo…si tomamos la ley por nuestras propias manos, podría ser peligroso-

-Eres una Hyuga, eso nos da ventaja, puedes tener mayor libertad-

-No quiero libertad, quiero una vida normal-

-Tu destino es diferente al de tus deseos, cuando antes lo comprendas va ser mejor-

Hinata solo se cruzó de brazos, sinceramente no tenía ganas de seguir hablando sobre destinos.

Naruto Namikaze era un chico bastante optimista, a pesar que había tenido una infancia dura por la muerte de sus padres en un accidente, estar en un orfanato y ser detestado por los niños a tu alrededor, él no se limitaba a eso solamente. Cuando su padrino fue a buscarlo al orfanato para ir a Konoha, las cosas cambiaron, tuvo nuevamente una figura paterna, se hizo amigo del teme de Sasuke, se enamoró e hizo amigo de Sakura…los momentos tristes de su vida pasaron a ser colores.

Su padrino decía que sus padres al morir lo protegieron para que no le pasara nada en aquel día, por lo tanto el amor de ellos sin duda había quedado en él. Lo que ocupa un recipiente para no entrar en odio, es ser llenado con amor.

Por eso a pesar de las dificultades pasadas en su vida, él intentaba siempre ver lo mejor de todo.

Pero ese día, había pasado algo raro…la pesadilla donde sus padres morían, había llegado con tanta fuerza, que se había sentido tan perdido como esa ocasión. Por lo que su despertar había sido algo incómodo.

Mientras se alistaba para ir a clases, sintió un extraño pesar sobre sus hombros.

Un presentimiento.

-Buenos días-dijo al llegar a la sala del departamento.

Vivía con su padrino Jiraiya en un conjunto de departamentos casi al lado del instituto. Era bastante grande, con dos habitaciones, una sala, una cocina con comedor y un pequeño parqueo para autos. No es como si estuviera siempre limpio, pues eran dos hombres bastante despreocupados los que vivían ahí, pero al menos él intentaba limpiar una vez al mes ese chiquero.

-Ero-sensei-llamo confundido de no ver a nadie.

Una nota en la mesa del comedor, lo hizo detenerse.

"Problemas con la editora, llego en la tarde"

Frunció el ceño algo molesto, en realidad le hubiera gustado ver a alguien en ese momento. Cada que soñaba con sus padres, si bien no lloraba como cuando era niño, le dejaba un sentimiento de extraña soledad en su interior.

Generalmente Jiraiya estaba con él.

Pero hoy…

-No sé de qué te extraña, siempre te deja solo-

La voz había llegado tan clara, que reboto en todo su cerebro. Jiraiya no hacía eso, siempre estaba intentando ayudarlo, aunque no era de la mejor manera.

Toco su cabeza con pesadez.

Se estaba sintiendo cansado, algo raro en él.

Hinata nuevamente llego temprano ese día a clases, seguía inmersa en su libro, uno sobre cosas sobrenaturales y diferentes formas malignas, dado por Star. No es como si ella fuera a luchar siempre con esos seres, pero estar informada le había ayudado en más de una ocasión. Estaba tan metida en la parte que hablaba sobre hombres con forma de lobo, que casi ignora cuando la puerta del salón se abrió, de no ser por un extraño escalofrió en su espalda.

Sus ojos se sorprendieron al ver entrar a Naruto Namikaze, ignorando por completo su anterior escalofrió.

Pero había algo raro, su usual sonrisa radiante y ojos brillantes, era sustituida por una vista algo perdida y con rostro algo duro. Este fue a su asiento, soltando un suspiro algo cansado. También faltaba el hecho de siempre llegar con Sasuke Uchiha.

-Eso es curioso-dijo Star sobre su hombro viendo también al rubio.

No es como si al espíritu le interesara el rubio, pero dado que Hinata siempre estaba atento de él y ella era su compañera, indirectamente ella también estaba acostumbrada a ciertas acciones de alguien tan destacable como este.

Hinata quiso hablarle, pero era demasiado tímida.

Durante los siguientes quince minutos todo fue silencio por parte de Hinata.

Pero en la cabeza del rubio…era otro asunto.

-Siempre estás solo, si tu no buscas a alguien, ellos no te buscan a ti-

-Que patético, aun esperas algo de tus "amigos", tu estas totalmente solo-

-Recuerdas cuando eras un niño huérfano…espera…aun lo eres-

-No importa cuanto lo intentes, todos te detestan-

-Patético niño, simplemente eres un estúpido-

-Recuerdas cuando tu madre te salvo, fue perforada por una vara de hierro en el vientre…tu no hiciste nada para salvarla…tenías miedo-

Su cabeza no dejaba de bombardearlo con frases que intentaba ignorar, pero cada que buscaba otra cosa en que pensar…una nueva frase lo taladraba en la cabeza. Quería dejar de escucharlas, pero lo peor de todo, es que todas le parecían tan ciertas.

-Hey-dijo Sasuke llegando a su lado.

Este vio como Naruto lucia algo ojeroso y un poco pálido, pero cuando este le dio una extraña mueca como sonrisa, supuso que algo malo le pasaba.

Pero no pregunto nada, solo entrecerró los ojos, antes de tomar asiento a su lado.

-Nunca le importamos a Sasuke, ni te considera tu amigo-

Naruto giro el rostro a la mesa, deseaba dejar de escuchar esas frases, pero en su lugar, estas parecían resaltar solo lo malo. Él conocía a Sasuke hace años, sabía que no era malo, en realidad lo había ayudado en muchos momentos, eran buenos amigos.

-Hoy no te ves muy bien Naruto-dijo la voz dulce de Sakura.

Cuando volteo a verla, le regalo una sonrisa algo reconfortarle, pues le alegraba que ella estuviera al pendiente de él. La voz en su cabeza disminuyo un poco de intensidad, lográndole ver que tal vez era posible apagarla, solo debía concentrarse en otra cosa.

Pero cuando Sakura volteo a ver sonrojada y algo coqueta a Sasuke.

Algo en su cabeza lo golpeo con fuerza, como si la voz insoportable de antes hubiera sido una simple raspada.

-Patético el pensar que alguien te amaría, tu deberías morir ahora-

La voz fue como si alguien hubiera tomado su rostro y estampado con fuerza contra la mesa, de esa misma forma golpeo su escritorio llamando la atención de todos, junto la de Kurenai que iba entrando. La profesora de cabellera negra, ojos rojos y cuerpo de infarto, corrió para verlo. Una capa de sudor cubría su rostro, mientras su cabeza le impedía ver todo bien a su alrededor.

Fue Kiba junto a Sasuke, quien lo arrastraron a la enfermería.

Las clases pasaron sin ninguna otra alerta de algo anormal, según Kiba quien llevo al rubio, este solo había caído inconsciente en la cama de la enfermería. Su padrino estaba de viaje en otra parte del país, pero había dicho que llegaría antes de que cerraran el instituto para llevarlo al hogar. Aparentemente estaba algo enfermo, por lo cual intentarían con reposo para que se mejorara.

Hinata solo asintió algo confundida, era raro ver a Naruto enfermo.

Ella fue la encargada de limpiar el salón de clases ese día, su compañero Shikamaru le pidió que lo cubriera. No tenía una relación muy amplia con la gente de su salón, pero su compañero Nara quien era algo perezoso, solía tratarla bien desde su llegada y llamarla "la mujer menos problemática que conozco", con suerte en un futuro podrían ser amigos. Así que aun sabiendo que era como incentivar a un niño pequeño por algo que no merece, lo dejo marchar con un agradecimiento de su parte.

Debido a que estaba sola, le costó un poco más de trabajo terminar. Mientras estaba terminando y solo faltaba sacar la basura, se sorprendió al ver una cinta amarilla que evitaba el paso a la azotea.

Vio a las escaleras algo confundida.

-Sientes que el espíritu aún está ahí-informo Star sobre su cabeza.

Apretó los labios sintiéndose atrapada, entre su deseo de ayudar a otros y la cabeza que le advertía que no hiciera algo tonto.

-Si no hacemos algo, probablemente otro estudiante muera en estos días…pensé que el espíritu se iría luego de matar a una persona, pero al parecer encontró otro posible juguete-añadió Star jugando con el pelo de Hinata.

La muchacha miro a ambos lados, antes de pasar la cinta amarilla con precaución, subiendo lentamente las escaleras. Un escalofrió en su espalda le advirtió que efectivamente había algo en ese lugar, pero quiso ignorarlo de todos modos.

Solo echaría una ojeada, para asegurar que no había nadie en ese lugar.

Tal vez debería llamar a su primo…él podría hacer algo con los altos mandos.

Detuvo sus manos, las cosas en sus manos cayeron y se abalanzo contra la puerta, pero esta parecía tener una especie de escudo que le impedía abrirla. Miro aterrada como a través del cristal de la puerta, al otro lado, sobre el barandal estaba Naruto viendo al suelo. Este parecía no saber que frente a él, estaba una silueta similar a la de una mujer en la parte superior, pero en la inferior solo estaba una especie de tiras que se entrelazaban impidiendo ver que había en ese lugar. Su rostro era hermoso en una parte, pero la otra parecía quemada…junto un pelo que parecía hecho por llamas moradas.

Su rostro sonreía.

-Un escudo maligno, una espada santa podría destruirlo-dijo Star moviendo la cola.

Giro a verlo fastidiada, pero algo desesperada.

-Sabes que si aceptas usar mi espada de plata…tienes un deber conmigo…durante ocho años no has querido aceptarla, pero me pregunto si ahora pensaras lo mismo-dijo con cierta maldad.

No debía caer en la tentación.

Su familia era de un gran linaje sobre guardianes, cada uno de ellos había tenido a espíritus de fuego, agua y viento…algunos de ellos incluso habían dominado elementos imposibles por décadas. Pero solo ella había sido elegida por un espíritu del bosque, esos seres más poderosos que el resto, pero que de igual forma más engañosos que cualquiera.

Cuando Star la eligió a ella, claramente dejo en claro que pensaba usarla a su voluntad.

Buscaba algo de ella, algo que había descubierto y no le había revelado…por eso su padre le advirtió sobre no hacer un contrato con esta.

-Dame esa espada-dijo al ver el cuerpo de Naruto un instante.

Había pensado que algo malo saldría de amar al chico, pero no pensó que fuera tan pronto. Había esperado crecer y dejar ese sentimiento en el olvido, no caer como una completa tonta por él.

Los ojos de Star brillaron con maldad.

Un extraño círculo con una forma de una constelación se formó bajo ella, la osa mayor. De esta lentamente salido una espada con una extraña empuñadura. Recordaba vagamente alguno de los libros que le dio Star, sobre los nombres de las espadas y su utilidad. Las espadas de Plata eran bastante raras luego de la última guerra espiritual hace algunos milenios.

¿Por qué la tendría?

Ignorándolo tomo la espada y arremetió contra la puerta con cierta torpeza. Las clases de esgrima y kendo habían sido hace algunos años, debería retomarlas.

La puerta se rompió en miles de cristales y ella cayo de frente al suelo. Levanto la vista para ver como la mujer la veía algo molesta, en cambio Naruto no se había volteado, completamente en el mundo que el espíritu había logrado llevar a su cabeza.

-Pensar que me toparía con un guardián…asegure que no me molestarían al estar encargándose de la emergencia en el sur-musito aquel espíritu maligno.

De pronto mientras se incorporaba, Star se puso sobre el techo del pasadizo por donde estaban las escaleras.

-Ella es mi compañera, así que ahora es una guardiana del bosque-dijo la criatura algo orgullosa.

El ser maligno chasqueo la lengua, antes de invocar una gran bola de luz que golpeo a Hinata de lleno en el estómago, antes de hacerla rodar de dolor sobre su cuerpo. Su cabello se desato ante el movimiento, mientras sus lentes caían rotos al suelo. Intento recuperar el aliento, pero unos lazos la azotaron en dirección contraria con gran velocidad.

-Es una niña sin entrenamiento, es una pérdida de tiempo-musito ese ser, pasando sus brazos por el torso del rubio en un abrazo.

Hinata gruño mientras se ponía de pie.

-Mira este pequeño niño, es un tonto que se dejó engañar fácilmente…a pesar de todo no quiso entrar en la corrupción…hubiera sido tan buen alimento-dijo esa mujer con diversión.

Dejo de hablar cuando Hinata corrió con velocidad alarmante, y con agilidad corto uno de sus brazos, sin llegar a tocar a Naruto. Esta gruño de indignación, al ver como su brazo se desintegraba lentamente.

Sus ojos fueron rojo fuego al verla.

Pero se sorprendió de los ojos vacíos y llenos de ira silenciosa en Hinata.

Tan oscuros para alguien de su edad.

-Me pregunto cuanto lloraras cuando veas tu más grandes temores-dijo con burla alzando sus manos a Hinata.

Pero cuando estas tocaron el rostro de ella, cuando los peores recuerdos inundaron toda su mente, esta simplemente atravesó con una estocada el vientre de la mujer. Había sido tonto de su parte el pensar que algo pasaría, después de tantos años viendo una y otra vez como su madre era llevada a la corrupción, como esta intentaba herirla, como le sacaba los ojos a su hermana. Una simple ilusión de esa mujer, no era suficiente para hacerla sufrir.

Noto la incredulidad en los ojos del espíritu.

Pero con frialdad y algo de sadismo, hizo la espada para arriba cortándola en dos. Todo el cuerpo de esta comenzó a disolverse en una especie de líquido negro con morado, que cayó al suelo de forma asquerosa.

Respiro con dificultad, aun sintiendo el dolor en su vientre.

Cosa que olvido por completo al ver como Naruto daba un paso al frente, estúpida al pensar que con matar al espíritu esto acabaría. Corrió velozmente al tiempo que sujetaba la mano del rubio, pero igualmente ya estaba más en el aire.

Lo cual provoco que este cayera y ella intentara detenerlo.

Ambas fuerzas en lados opuestos, hicieron que el tendón del rubio o una parte de su hombro izquierdo sonara grotescamente. Se había desmontado el brazo, provocando un grito de dolor de su parte y que despertara en la ilusión en la que estaba.

Hinata se estaba apoyando con la fuerza de sus pies, pero sentía que cedería en cualquier momento.

-¿Pero qué?-musito Naruto confundido y con un dolor terrible en su brazo.

Alzo la vista para ver solamente una gran cantidad de pelo azulado, que intentaba evitar que cayera al suelo. El rubio solo recordaba cómo había estado pensando en sus padres, la vergüenza que debió haber sido para ellos su vida, como nadie sentía importancia por él…como debía morir…por eso había saltado al vacío, para terminar con su patética vida.

Fue el dolor de su brazo que lo hizo reaccionar.

Giro a ver enojado a la chica.

-Suéltame…déjame morir-se quejó con ojos enojados.

Pero la chica solo lo sujeto con más fuerza, intentando levantarlo de forma inútil. No era tan fuerte, además, el contrato realizado con Star de forma apresurada, había consumido más de la mitad de su espíritu de luz, ocuparía varios días para recuperarse.

Tenía sueño.

Solo que ahora era imposible intentar dormir.

-¡DEJAME MORIR!-le grito al ver como pasaban los segundos y esta parecía comenzar a resbalarse con él.

No sabía quién era esa chica, pero igualmente no ocupaba arrastrar a nadie con él. Solo debía morir, todo el dolor, sufrimiento, rencor...todo desaparecería.

-¡NO!-grito Hinata con dificultad, pues sentía que sus pies estaban dejando de tocar el suelo.

Ella podría caer también.

-No pienso dejar morir a Namikaze-san-gruño con poco aire.

Su vientre estaba siendo aplastado contra la pared, se preguntó cuánto pesaría el chico, porque sentía que estaba alzando una tonelada.

Bajo la vista con cierto dolor, notando la mirada incrédula del rubio sobre ella. Parecía no comprender por qué alguien se empeñaba tanto en no dejarlo morir, sin saber que en otra ocasión, probablemente él haría lo mismo. Al menos el horrible dolor había desaparecido de su mirada y la oscuridad parecía apaciguar un poco.

Estaba a punto de haber entrado a ser un espíritu corrupto.

-No sé qué pudo haberlo hecho querer saltar…pero…te aseguro que nadie quiere que mueras-

-No lo entiendes, nadie me quiere…mis padres murieron por mi causa…siempre estoy solo-

-CLARO QUE NO-

-DEJAME-

-NO PIENSO SOLTARLO-

-¿POR QUÉ?-

Los ojos de él buscaban una respuesta, ella solo intentaba levantarlo, peros sus brazos estaban cediendo.

-Por qué Namikaze-san es una persona brillante…es como un sol que alegra el día a los demás, una persona que el mundo necesita…además…una persona que aún debe aprender amar y que es ser amado-

Su cuerpo cedió, antes de darse cuenta se había resbalado para caer al vacío junto a Naruto. A su mente le llegaron todas las imágenes de su vida, como si fuera un álbum fotográfico.

Los recuerdos de cuando ella era una niña y su madre le sonreía con cariño.

Cuando nació Hanabi.

La primera vez que vio a su primo, como no se llevaron bien hasta el accidente con su madre.

La mansión en el bosque, como en el patio había un hermoso jardín que su madre cuidaba con cariño. Esa imagen se transformó en llamas recordando los últimos momentos de su madre.

Su funeral.

La llegada de Star a su vida.

Como sus ojos ahora veían espíritus sobrenaturales en todos lados.

Sus lecciones de Kendo y esgrima.

Viejos amigos de su infancia, quienes estaban aprendiendo para la inquisición a este mundo. La sonrisa de una niña rubia de ojos chocolate, junto con otro de cabello azul oscuro y ojos casi negros.

Algunas imágenes de su primo.

Hanabi quien vivía en una mansión a las afueras de Konoha, pero que pasaba mucho más tiempo en un hospital por su leucemia, con una venda en sus ojos, pues ya no había nada en ellos.

Todas las desventuras con Star.

El rostro sonriente de Naruto.

En el aire aun cayendo, pues esas imágenes llegaron en un instante de golpe, sujeto la mano del chico para arrastrarlo a ella. Este totalmente sorprendido y en shock, solo se dejó abrazar por ella, quien estaba de espaldas al suelo. Comprendió como esta pensaba en sacrificarse por él.

El impacto llego.

Hinata miro incrédula como el chico en el último segundo se había dado vuelta, pero en vez de caer al suelo, estaban levemente sostenidos en el aire. La diferencia es que Naruto estaba inconsciente. Alzo la vista para ver como Star estaba viéndolos ahora desde un árbol, con su cola moviendo en forma juguetona.

-Espero mi compañera paga bien este favor-musito de forma divertida.

Debía estar de buen humor por haberla ayudado.

El aire que los sostenía desapareció dejándolos en el suelo, volteo a ver a Naruto…suspiro aliviada de verlo en perfecto estado, luego recordó el hombro dislocado del joven. También sus manos le dolían mucho, debería tratarlas esa noche.

Fue bien entrada la noche, cuando cierto rubio se despertó en medio de un hospital. No tenía ni la menor idea que había pasado, solo recordaba vagamente la azotea del instituto. Todas las imágenes llegaron después de ese recuerdo, como él había querido saltar, como aquella chica lo había salvado. Recordó detalladamente el cabello de la chica moviéndose por el aire mientras lo sujetaba, como esos ojos perla mostraban determinación en salvarlo.

Luego la caída.

Ella sujetándolo con fuerza.

-Veo que ya despertaste-dijo una voz a su lado.

Giro para ver a un hombre mayor, de larga cabellera blanca y mirada cálida. Sus ojos parecían algo preocupados. Estaba con la mitad de un traje formal, pues el saco estaba en una silla del cuarto y su camisa blanca estaba algo desacomodada con las mangas hasta los codos.

-Ero-senin… ¿Qué paso?-pregunto algo confundido.

La idea de que la chica le hubiera pasado algo por protegerlo en la caída, le hizo sentirse terriblemente mal y culpable.

-Eso quiero saber yo, al llegar solo me topé con una muchachita que había estado a tu lado…menciono que por intentar ayudarla te dislocaste el hombro-musito rascando su cabeza, claramente sin creer la historia.

Naruto bajo la cabeza confundido, esa chica…no había dicho la verdad, que él había intentado saltar de la azotea para suicidarse. No es la primera vez en su vida que había pensado en el suicidio, pero con sus 16 años, este era la vez más cercana…desde los doce años había dejado de pensar en eso.

¿Qué le había pasado?

-A pesar de tener tu edad, no estaba nada mal…su cabello era azulado y sus ojos eran preciosos…como extraño ser joven-musito Jiraiya con pesar.

Se preguntó si el haberle dicho que era preciosa, fue lo que hizo a la chica salir huyendo de la habitación.

-¿Cuándo se fue?-pregunto confundido.

-Estuvo hasta que llegue, fue toda una sorpresa, fui al instituto como a las seis y me dijeron que habías salido en ambulancia al hospital…al final tuve que hacer el papeleo y llegue a tu cuarto como a las…¿ocho?...la chica se fue poco después de llegar-

-Ya veo-

-¿Es tu novia?-

-No-

-Vaya ahijado me tengo, deberías aprender a ser todo un semental como tu padrino-

Jiraiya se detuvo al ver a Naruto reír levemente, con mirada algo cansada pero una sonrisa algo cálida y sincera. Se preocupó un poco cuando los ojos azules que le recordaban tanto a Minato, lo vieron como solía hacerlo su antiguo alumno.

-Gracias por cuidarme padrino-musito Naruto con calidez.

Algo malo había pasado para que le dijera padrino y no con un nombre insultante como generalmente, pero no se quejó, solamente le revolvió el pelo antes de bromear con las vendas de su brazo. Ya cuando él estuviera listo le hablaría de lo sucedido.

Sin saber cómo ambos…ahora habían comenzado una historia atada al otro.

Fin

Espero les haya gustado.

Nota:

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Sayonara sexys lectores.